Durante los primeros meses del año las productoras norteamericanas aligeran los estrenos de sus series más emblemáticas para poder cumplir los plazos que establecen los premios Emmy, que además no solo exige que las series deben haberse estrenado antes del 31 de mayo sino que más de la mitad de la temporada ya se haya emitido. De ahí que la cantidad de estrenos entre febrero y mayo sea exagerada, y aunque en España no existe esa presión, lo cierto es que también parece contagiarse de las fechas en las que buena parte de la ficción se presenta de cara a los espectadores, impulsada sobre todo por la celebración de los grandes eventos de series que se celebran estos meses, como Berlinale Series, Séries Mania o Canneseries, que hemos cubierto ampliamente. Nuestro tercer repaso a las producciones españolas del año incluye seis de los últimos estrenos recientes y también una serie inédita, aunque de producción española, que solo se ha podido ver en los países latinoamericanos.
Pollos sin cabezaFicción, 7x30' | HBO Max | ★☆☆☆☆Creada por Jorge Valdano SáenzDirigida por Adolfo Martínez Pérez, Secun de la Rosa, Rodrigo Ruiz Gallardón |
Desde el éxito de Ted Lasso (Apple tv+, 2020), el interés por las comedias situadas en el entorno futbolístico ha crecido. Quizás la que mejor ha logrado el tono de ironía y sarcasmo sobre las complejidades de los entresijos del fútbol ha sido la producción chilena El presidente (Prime Video, 2020-) centrada en la corrupción de la FIFA, mientras que otras han tratado acercamientos más serios con resultados irregulares como la italiana Il grande gioco (SkyShowtime, 2022), que es la que tiene más paralelismos con Pollos sin cabeza (HBO Max, 2023) por situarse en el mundo de los representantes de jugadores. Pero la propuesta española se define como una comedia agridulce que en realidad podría transcurrir en cualquier otro entorno, porque a partir del episodio cuatro se olvida en buena medida del ambiente futbolístico. Se trata de la primera serie creada por Jorge Valdano Sáenz (1980, Zaragoza), escritor forjado en las mesas de guionistas de series como Los Serrano (Telecinco, 2003-2008) o Tierra de lobos (Telecinco, 2010-2014). Hijo del conocido ex-futbolista y empresario Jorge Valdano, sus primeros trabajos los firmaba con el apellido de su madre, pero a partir del guión del documental Messi (Álex de la Iglesia, 2014), comenzó a utilizar también el de su padre, escribiendo series para Daniel Écija como La valla (Antena 3, 2020) y Deudas (Antena 3, 2021). Precisamente Álex de la Iglesia es el productor de esta primera serie como creador, y seguramente le ha permitido la posibilidad de involucrar a HBO Max, en una apuesta que se supone que aporta un cierto conocimiento de las interioridades del fútbol. Hay que reconocerle su intención de ser mucho más incisiva que otras propuestas más naif como Ted Lasso, pero el tono caricaturesco de los personajes, especialmente los futbolistas Nardinho (Diogo Sales) y Willy (un Óscar Casas que parece incapaz de interpretar un personaje normal), no ayuda a que la ironía se perciba con demasiada claridad.
Pollos sin cabeza es una serie insuficiente como reflejo del mundo futbolístico y escasamente inspirada como comedia, aunque construye un personaje central, Beto Martín (Hugo Silva) que a veces tiene cierta consistencia. Pero en general aporta un sentido del humor algo desfasado, que comienza con un sketch sobre Willy empalmado después de tomarse demasiada viagra, ese tipo de bromas que seguramente pueden tener gracia en reuniones de aficionados al fútbol antes de un partido pero que trasladadas a una serie acaba dándole un tono infantil y un poco machista. Se puede aceptar que quizás la intención es precisamente la de describir este mundo de virilidad y masculinidad exagerada, pero da la impresión de que buena parte de la trama se sostiene sobre este tipo de humor. Funciona mejor el enfrentamiento entre Beto y el veterano representante Martinelli (Miguel Ángel Solá), un personaje que está especialmente bien elaborado por el actor argentino, que le aporta un toque de sadismo y estupidez al mismo tiempo que lo convierten en el más interesante y divertido de la serie. Quizás tampoco ayuda la escasa experiencia de los directores elegidos, con Adolfo Martínez Pérez encargado de los primeros cuatro episodios, que ha trabajado sobre todo como artista de storyboard en películas como El libro de la selva (Jon Favreau, 2016), y Rodrigo Ruiz Gallardón en los dos últimos, que suponen su debut en la dirección tras colaborar con Álex de la Iglesia como director de segunda unidad. Por eso el episodio que mejor funciona es Beto, Sonia y las zapatillas mágicas (T1E5), dirigido por el también debutante Secun de la Rosa, que sin embargo como actor cómico y director teatral conoce perfectamente el ritmo interno de la comedia.
Titulada provisionalmente Monos sin pistola durante su rodaje, Pollos sin cabeza es una producción de Pokeepsie Films, la productora fundada por Álex de la Iglesia y Carolina Bang en 2009 que el año pasado estableció una alianza con la multinacional Banijay Iberia, que ha estado adquiriendo o colaborando con una amplia nómina de productoras españolas para reforzar su apuesta por el desarrollo de ficciones en nuestro país. En la pasada edición de Berlinale Series, HBO Max anunció el desarrollo de una segunda temporada, por lo que parece que el resultado les ha satisfecho lo suficiente. Pero Pollos sin cabeza necesitaría repensar algunos de sus planteamientos como comedia para lograr ser mucho más atractiva de lo que es su primera temporada.
NachoFicción, 8x50' | ATRESplayer | ★★☆☆☆Creada por Teresa Fernández-Valdés, Gema R. Neira, Diego SoteloDirigida por David Pinillos, Beatriz Sanchís, Eduardo Casanova |
A lo largo de sus ocho episodios, da la impresión de que esta serie no tiene muchas cosas que contar sobre la vida de Nacho Vidal, al menos no sobre aquellos aspectos menos controvertidos. Se trata de una de las producciones españolas que se vieron afectadas por la salida de Lionsgate+, pero también una de las primeras que consiguió un nuevo emplazamiento a través de la plataforma premium de Atresmedia. Si bien Nacho (ATRESplayer, 2023) comienza con dos episodios que aportan frescura y una tonalidad irónica a las primeras incursiones de Nacho Vidal (Martiño Rivas) en el mundo del porno, a través de sus comienzos en la sala Bagdad de Barcelona, la serie acaba agotando por saturación, como si no se tomara nada en serio, ni siquiera el retrato de una industria del porno machista y abusadora, que cuando quiere abordar con mayor seriedad, lo hace de una forma melodramática e hipócrita. David Pinillos, director de series como Las chicas del cable (Netflix, 2017-2020) y la entretenida Un asunto privado (Prime Video, 2022-) dirige los dos primeros y los dos últimos episodios, inspirándose notablemente en el estilo de Boogie nights (Paul Thomas Anderson, 1997), pero es el que mejor captura la socarronería de Nacho y su relación con Sara Bernat (María de Nati), que en la serie se retrata como el amor de su vida. Construyendo a Nacho Vidal (T1E1) y Ser un héroe, esa es la cuestión (T1E2) son los dos mejores episodios de la serie, que progresivamente va perdiendo ímpetu aunque se mantenga la intención de proponer un concepto visual diferente y en algunas ocasiones extravagante. Como ocurre en otras propuestas biográficas que hemos visto recientemente, a la serie le perjudica la bendición y colaboración del propio Nacho Vidal (el primer plano de la polla con la que termina el primer episodio es la suya), de forma que su retrato es demasiado amable, el de una especie de gamberro simpático, que es la imagen que ha cultivado el actor desde sus apariciones en el programa Crónicas Marcianas (Telecinco, 1997-2005), que fueron las que realmente le hicieron popular.
El interés en las destrezas sexuales de Nacho Vidal hace que se pierda el foco en lo que resulta más interesante: el resurgir de la industria pornográfica en España, principalmente impulsado gracias a personajes como José M. Ponce (Juan Carlos Vellido) que está retratado como un secundario sin demasiada consistencia. Y aunque hay apuntes del Festival de Cine Erótico de Barcelona, que dirigió durante sus primeras seis ediciones, en el episodio El precio de ser el mejor (T1E3), dirigido por Beatriz Sanchís, directora de la película The Gigantes (2021), sirve únicamente como un telón de fondo en el que se profundiza poco, cuando lo más destacado de la trayectoria de Nacho Vidal es que está ligada al desarrollo de una industria pornográfica en España, desde que participó en películas como Perras callejeras (José María Ponce, 1997), un tributo al cine quinqui y a la película del mismo título Perras callejeras (José Antonio de la Loma, 1985) que estableció un relevo generacional con estrellas del primer cine porno en video junto a nuevos nombres como Nacho Vidal o Toni Ribas. Pero la comparación entre la industria internacional más despiadada con la española más artesanal y respetuosa resulta demasiado simplista y manipuladora. Los dos episodios dirigidos por Eduardo Casanova, el actor últimamente centrado en la dirección con películas como Pieles (2017) y La Piedad (2022), utilizan una tonalidad saturada, reforzando la influencia del cine de los años ochenta de directores como John Waters, describe la trayectoria de Nacho Vidal en el mercado internacional de la mano de Rocco Siffredi (Mauro Cardinali), pero este tono precisamente impide que la pretendida denuncia de la violencia sexual a las actrices acabe resultando adecuadamente efectiva.
Se podría discutir la supuesta mirada feminista que puede aportar una serie protagonizada por un actor cuyo principal mérito es tener una buena polla, pero es evidente el interés de la showrunner y productora Teresa Fernández-Valdés en incidir en estos aspectos. En realidad, si lo que se pretende es proponer una mirada femenina sobre el porno lo más sensato hubiera sido hacer una serie basada en la vida de alguna actriz relevante como María Bianco. Pero el problema principal se plantea cuando los personajes femeninos de la serie que establecen cierta rebeldía, como Sara Bernat o la actriz Bellísima (Miriam Giovanelli), sucumben finalmente a los encantos del protagonista masculino, expuesto desde un punto de vista emocional en contraposición con la industria devoradora y maltratadora. Plantear la serie como una historia de amor que no termina de completarse es un flaco favor a esa reivindicación de la dignidad dentro del mundo del porno.
El hijo zurdoFicción, 6x22' | Movistar+ | ★★☆☆☆Escrita por Rafael Cobos | Dirigida por Rafael Cobos, Paco R. BañosCanneseries '23: Mejor Serie Formatos Cortos |
Habitual colaborador de Alberto Rodríguez, junto al que ha diseccionado diferentes períodos de un país marcado por distintos tipos de crisis, el guionista Rafael Cobos (1973, Sevilla) ha elegido para su primera incursión en solitario en el formato serie, aunque ya la segunda temporada de La peste (Movistar+, 2018-2019) prácticamente la desarrolló por cuenta propia, la novela El hijo zurdo (2019, Ed. Comba), escrita por Rosario Izquierdo, socióloga y autora onubense que reside en Dos Hermanas (Sevilla). En su libro aborda la maternidad indecisa cuando una mujer, una exitosa escritora escondida bajo un seudónimo que le permite mantenerse al margen de las entrevistas, se enfrenta a las tendencias extremistas de su hijo Lorenzo después de recogerle en una comisaría por haberse involucrado en una pelea neonazi. La novela es una reflexión, a veces tediosa y desordenada, sobre la incertidumbre de ser madre a partir de las inquietudes de ser hija, recuperando momentos del pasado que pueden haber influido en la sensación que Lola tiene de haber cometido los mismos errores con Lorenzo que cometieron sus padres y sus educadores con ella. En la serie El hijo zurdo (Movistar+, 2023), que se presenta como inspirada en la novela, Rafael Cobos simplifica notablemente la reflexión sobre la maternidad para centrarse en una Lola (María León) que parece en un estado constante de ensimismamiento, introduciendo también algunos flashbacks que sin embargo no contribuyen demasiado a entender al personaje.
De alguna forma, parece que el elemento emocional predomina en la adaptación, pero éste acaba resultando demasiado artificial y poco expresivo, provocando una interpretación repetitiva a través de gestos y miradas persistentes. En su traslación a la pantalla a través de un punto de vista masculino, el personaje principal pierde firmeza, siendo ahora una especie de ama de casa con algunas inquietudes literarias, como si el sufrimiento maternal necesitara una existencia monótona. De hecho, igual que ocurría con el guión de Las gentiles (Santi Amodeo, 2021), la mirada masculina que quiere ser feminista acaba resultando demasiado condescendiente, construyendo un personaje tan estereotipado como Rodrigo (Alberto Ruano), el marido en proceso de separación de Lola, un aspirante a la alcaldía de Sevilla que protagoniza una innecesaria subtrama política que cae en todos los tópicos del retrato costumbrista de una ciudad "que se mueve por el fervor", asimismo presente en el demasiado obvio paralelismo de la experiencia de Lola con una especie de calvario con marchas procesionales (un recurso que está mucho mejor utilizado con la protagonista de Cardo (ATRESplayer, 2021-)). Hay, sin embargo, algunas ideas interesantes (el avión suspendido en el aire) que sin embargo acaban siendo demasiado explicativas, como si no hubiera confianza en la inteligencia del espectador. Igual que el alcoholismo de Lola, bien apuntado en los primeros episodios para acabar haciéndolo explícito en los últimos. Esta desconfianza sobre la capacidad del espectador para entender los elementos más metafóricos acaba perjudicando a la solidez de la narración.
Pero el personaje que más pierde en la adaptación es Lorenzo (Hugo Welzel), convertido en un retrato solo perfilado, una especie de sombra inexplicable e inexplicada que solo se materializa realmente al final, desaprovechando un recorrido de cinco episodios que ha preferido el ensimismamiento de Lola y el retrato estereotipado de Rodrigo. Lo que mejor funciona, sin embargo, es la relación entre ésta y Maru (Tamara Casellas), otra madre con un hijo de tendencias violentas, que se convierte en una especie de tabla de salvación para la incertidumbre de Lola. Y aunque el intento por encontrar una cierta sororidad supone una incursión demasiado evidente en la ciudad más áspera y displicente (los barrios periféricos de Sevilla han sido constantemente retratados por los directores de la generación de Rafael Cobos), los diálogos entre Lola y Maru son los que están mejor escritos, aunque no se perciba demasiado la diferencia de lenguaje entre la clase media alta y la clase trabajadora, como si el guión estuviera más interesado en las frases ingeniosas que en dar una voz diferente a dos personas de clases sociales distintas. Es más interesante, por el contrario, el trabajo sutil de Julio de la Rosa en la composición musical, perjudicado por la insistencia en usar las canciones para subrayar los estados de ánimo, una idea que ya utilizaba la novela. Pero mientras en aquella las canciones dialogaban con los personajes ("We don't need another hero", me respondió Tina Turner desde la radio"), en la adaptación éstas enfatizan lo que ya estamos viendo ("Por más que te busco no te encuentro"). El hijo zurdo pierde la oportunidad que le ofrece una novela con propuestas sólidas para acabar ofreciendo un retrato algo superficial sobre una maternidad que parece no entenderse en su complejidad y su incertidumbre. La serie está producida por Atípica Films, que José Antonio Félez y Cristina Sutherland fundaron en 2009 y que ha acompañado a Alberto Rodríguez y Daniel Sánchez Arévalo en buena parte de sus filmografías.
Noche de chicasFicción, 6x30' | ViX | ★☆☆☆☆Escrita por Javier Naya, Sara Alquézar, Carolina Daza LeónDirigida por Sergio Cánovas Rivas, Roberto Girault, Antonio Díaz Huerta |
Como ha ocurrido en otros casos, esta producción española se ha estrenado por el momento solo en los países latinoamericanos en los que opera la plataforma de streaming ViX+, que pertenece a la empresa mexicana TelevisaUnivision, y que también es la productora de la recientemente estrenada Montecristo (Movistar+, 2023). La serie está escrita por Javier Naya, guionista de El barco (Atresmedia, 20112013), Rabia (Cuatro, 2015) y Las pelotaris, 1936 (ViX, 2022), y tiene como protagonistas a cinco mujeres que se ven envueltas en una trama de suspense cuando una de ellas, Lola (María León) decide secuestrar a los tres componentes de una manada que ha violado a una joven durante las fiestas del pueblo. Cuando Laura (Silvia Alonso), Kira (Paula Usero), Elena (Leticia Dolera) y Tess (Aislinn Derbez) descubren a los tres hombres amordazados, se plantean la incertidumbre de qué hacer con ellos, viendo que Lola ha decidido tomarse la justicia por su mano ante la falta de contundencia de los tribunales. El problema es que tampoco está claro cuál es la intención de ella. Construida como un thriller en el que algunas cosas no son lo que parecen, Noche de chicas (ViX, 2023) hace referencia a los abusos sexuales de grupos incontrolados de jóvenes y utiliza la frustración por determinadas decisiones judiciales para plantear una trama que tiene dosis de acción pero también algunas reflexiones sobre el machismo y la impotencia de las víctimas de abusos.
La historia se desarrolla en el año 2010, coincidiendo con la celebración del Mundial de Sudáfrica que ganó España, pero también cuenta acontecimientos que tuvieron lugar en 1998, cuando el grupo de amigas eran igual de jóvenes que las víctimas del asalto sexual. Y de alguna manera estos flashbacks tratan de explicar algunas de las decisiones que toman a lo largo de la historia. El guión retrata a las protagonistas ofreciendo una variada aunque convencional diversidad de caracteres: desde la más sosegada y lógica Laura, interpretada por una convincente Silvia Alonso, hasta la más histriónica Elena, a la que Leticia Dolera le da un tono divertido y locuaz. Pero es María León quien asume buena parte de la parte dramática de la historia, aunque sin resultar demasiado creíble a pesar de que en sus últimos trabajos parece estar encasillada en este tipo de personajes de mujeres sufridoras. El deficiente enfoque de dirección imposibilita la cohesión de un reparto de actrices que en otros trabajos han ofrecido buenas actuaciones, y da la impresión de que cada una ha abordado su personaje de una forma independiente, con casos especialmente fallidos como el de la actriz mexicana Aislinn Derbez, que parece la más perdida de todas. Noche de chicas apuesta por el suspense a lo largo de los seis episodios de unos treinta minutos que conforman la temporada, pero al final acaba siendo demasiado deudora de su propia narración, se enrosca en situaciones que resultan inverosímiles y proporciona un retrato de los hombres tan toscamente estereotipado que solo un guionista masculino podría describirlos así, aunque el argumento cuenta con la perspectiva femenina de Carolina Daza León y Sara Alquézar, que ha sido guionista de Días mejores (Prime Video, 2022-). Hay una mirada hacia la sororidad y las consecuencias de los abusos silenciados, pero parecen simplemente herramientas para elaborar una historia que se mantiene en pie solo por algunos momentos de compenetración en el trabajo de las actrices.
Tú también lo haríasFicción, 8x30' | Disney+ | ★★☆☆☆Creada por Jordi Vallejo, David VictoriDirigida por David Victori, Víctor Cuadrado |
Estrenada sin demasiada promoción previa, esta propuesta creada y dirigida por David Victori y Jordi Vallejo requiere de una complicidad absoluta por parte del espectador, primero para aceptar la escasa verosimilitud de algunas situaciones y sobre todo para dejarse llevar por un thriller adrenalínico que, una vez se acepta que no todo tiene que tener sentido, se disfruta como una serie que plantea cuestionamientos interesantes sobre la doble moral y las decisiones personales en una sociedad que busca soluciones rápidas. En cierta manera Tú también lo harías (Disney+, 2023), con su fórmula americanizada de tratamiento de la justicia, intenta aportar un enfoque más internacional aunque la plataforma solo la ha estrenado en el mercado hispano, pero el ritmo frenético y la pesadilla persecutoria tiene algunos elementos comunes con el anterior proyecto de ambos guionistas, la película No matarás (David Victori, 2020). Entre ambas, Victori ha dirigido episodios de Sky rojo (Netflix, 2021-2023) y Vallejo ha adaptado la novela de Harlan Coben El inocente (Netflix, 2021). La serie plantea la posibilidad de que un grupo de ocupantes de un autobús que ha sido secuestrado y a los que han robado sus teléfonos móviles para acceder a sus cuentas y su información personal, se conviertan en cómplices del hombre que ha matado a algunos de los atracadores, tratando de impedir que la policía le encuentre. El dilema que esta idea plantea es interesante, aunque el comportamiento de los investigadores Fran (Pablo Molinero) y Rebeca (Ana Polvorosa) resulte poco creíble. Pero Tú también lo harías apuesta sobre todo por el giro de guión y la sorpresa, y para conseguirlo no tiene ningún problema en romper algunas reglas narrativas, lo cual es legítimo.
El episodio más elaborado es el quinto, rodado en un falso plano secuencia de 25 minutos bajo la dirección de David Victori, en el que aparentemente se resuelven muchas de las incógnitas de lo que realmente ocurrió la noche del atraco. Combina bien los elementos técnicos con el suspense, pero al final acaba resultando un episodio tan fake como el propio plano secuencia, sobre todo a partir de los acontecimientos posteriores, lo que representa una de las principales flaquezas de la serie: estar demasiado enfocada en el impacto narrativo aunque eso suponga engañar a los espectadores. La serie se revela de esta forma como una especie de juego de prestidigitación que, cuando desvela su truco, acaba resultando no solo decepcionante sino también incoherente. Tampoco ayuda la elección de un reparto que, aunque incluye algunos intérpretes notables como Elena Irureta, Paco Tous y una encasillada Ana Wagener, se apoya sobre todo en otros componentes menos convincentes como Michelle Jenner, que ocupa un papel secundario en los primeros episodios. Hay dos partes en la estructura de la historia que funcionan con diferente efectividad: una primera propuesta que plantea ideas interesantes sobre la manipulación, la moral y las mentiras, y una segunda que se enfoca principalmente en crear líneas argumentales que confundan lo suficiente como para desviar la atención, como la subtrama protagonizada por José Manuel Poga. De forma que la historia apunta hacia temas relevantes en torno a una sociedad que vive de una percepción falsa de la realidad, construida a partir de la manipulación informativa, pero sin desarrollarlos lo suficiente como para que al final transmita la sensación de que la serie tiene algo que decir sobre ello.
MontecristoFicción, 6x55' | Movistar+ | ★☆☆☆☆Escrita por Lidia Fraga, Jacobo Díaz, Alberto GuntínDirigida por Alberto Ruiz Rojo |
Secuoya Studios se ha lanzado a la producción de varias producciones de alto presupuesto que actualizan grandes relatos de la literatura, protagonizados por actores masculinos más o menos populares, entre las que se encuentra Zorro (Prime Video, 2024), que se rueda con Miguel Bernardeau como Diego de la Vega, y Montecristo (Movistar+, 2023), protagonizada por un William Levy recién salido del éxito innegable de Café con aroma de mujer (Netflix, 2021-). La estrategia es ofrecer una versión de la historia original pero trasladándola a la actualidad convirtiendo a los caballeros en hombres de negocio sin escrúpulos, e introduciendo elementos relacionados con la corrupción política. Uno de los aspectos más curiosos, y también uno de los más chirriantes es que los personajes mantienen los nombres originales, lo que a veces transmite una sensación anacrónica. Edmundo Dantès (William Levy) se enfrenta a Fernando Mondego (Roberto Enríquez), como en la novela, pero ambos tienen cómplices creados para la serie, como la hacker Haydée Hernández (Esmeralda Pimentel) o el manipulador Cristóbal Herrera (Juan Fernández). Pero actualizar la historia escrita por Alejandro Dumas El Conde de Montecristo (1844, Ed. Anaya) a los ambientes lujosos de los negocios solo aporta escenarios llamativos sin que en realidad el relato se acabe beneficiando especialmente. Incluso en algunos momentos como el episodio Por amor (T1E4), centrado en la la visita a un posible inversor en una isla privada, parece más que inspirado en el episodio Lion in the meadow (T3E4) de Succession (HBO Max, 2018-2023)
William Levy tampoco termina de encajar del todo con Edmundo Dantès, principalmente porque se convierte una historia de amor en una propuesta de lujo y seducción para aprovechar en la medida de lo posible, camisas ajustadisimas incluidas, las virtudes físicas del actor cubano. ¿Para qué hablar de una relación fiel con Mercedes si se pueden abordar escenas eróticas con diferentes mujeres? Lo cual nos lleva directamente al personaje que peor parado sale de esta adaptación: Mercedes Herrera (Silvia Abascal), reducido a una simple comparsa a la que se intenta dar un carácter ambiguo en los últimos episodios, que parece más una forma de justificar la escasa atracción que parece sentir Edmundo por ella. La serie, co-producida y distribuida en Latinoamérica por ViX, tiene ese aire de culebrón de producción esforzada para suplir las carencias de su narrativa, la falta de desarrollo de sus personajes y el escaso interés de los acontecimientos, no solo por ser conocidos, sino por no encontrar una manera correcta de llevarlos a un entorno que les aporte credibilidad. Adaptada por Lidia Fraga, Jacobo Díaz y Alberto Guntín, responsables de la comedia negra gallega sobre el narcotráfico Método criminal (TVG, 2021-), esta producción está dirigida con poco brío en todos sus episodios por Alberto Ruiz Rojo, ganador del premio Goya por su cortometraje Diez minutos (2004) y director de series históricas como El Cid (Prime Video, 2020-2021) o La templanza (Prime Video, 2021), y de varios episodios de Entrevías (Netflix, 2022-).
La caza: GuadianaFicción, 8x70' | RTVE Play | ★★★☆☆Creada por Agustín MartínezDirigida por Rafa Montesinos, Mar Olid, Javier Pulido |
Este thriller ha vivido sus mejores y sus peores momentos con el estreno de su tercera temporada. Por un lado, el caos de programación de TVE, utilizando recursos como la contraprogramación a los que una televisión pública no debería recurrir, ha convertido esta temporada en un vaivén de horarios que no ha jugado a su favor. La caza: Guadiana (RTVE Play, 2019-) comenzó con muy bajos índices de audiencia debido a una mala decisión de estrenarla con una competencia demasiado fuerte, lo que provocó críticas de alguno de los actores como Francis Lorenzo, hermano del productor de la serie José Manuel Lorenzo. Pero por otro lado la incorporación de las dos primeras temporadas a la plataforma Netflix se acabó convirtiendo en un éxito nacional, con Monteperdido y Tramuntana entre las más vistas en España durante varias semanas, a pesar de que en RTVE Play estaban disponibles de forma gratuita y sin anuncios. Pero la repercusión de la plataforma privada ha despertado incluso el interés por la temporada actual, aumentando los índices de audiencia en los últimos episodios. En general, Guadiana ha funcionado mejor que Tramuntana, alcanzando picos del 9,4% de share (1.015.000 espectadores) en el episodio cuatro y el 8% (1.074.000 espectadores) en el capítulo final, pero se ha mantenido de una forma más irregular.
La ficción está creada por Agustín Martínez, uno de los tres escritores que utilizó el seudónimo de Carmen Mola para escribir las novelas protagonizadas por Elena Blanco, de las que ya se ha llevado a la pantalla La novia gitana (ATRESPlayer, 2022). Esta producción mantiene su solidez como un thriller bien construido que intenta evitar algunos recursos comunes de este tipo de series, como descargar las sospechas sobre diferentes personajes a lo largo de la temporada o centrarse solo en la culpabilidad. Por el contrario, su estructura se ha mantenido más o menos fiel construyendo diferentes subtramas que se superponen y resolviendo una de las tramas principales relativamente pronto, en Al otro lado del río (T3E5), de forma que tiene tiempo para dedicar más espacio al desarrollo de otros personajes en los siguientes capítulos. También es de agradecer que no caiga en la sorpresa final, sino que el último episodio funcione como una especie de epílogo emocional para los personajes (dentro de su estructura narrativa, el episodio siete suele ser el más impactante). Visto el irregular tratamiento que le ha dado TVE, no se podría descartar que La caza concluya con esta temporada, porque tiene un final lo suficientemente cerrado como para que sea un desenlace definitivo. La construcción de un personaje principal como Sara Campos (Megan Montaner) permite a la serie explorar aspectos relacionados con la salud mental, que en esta temporada se convierte en el tema central, a través de la historia de Mario (Kevin Medina).
Trasladada en esta ocasión al pueblo onubense de Ayamonte, limítrofe con el río Guadiana en la frontera con Portugal, a la serie le falta un mayor acierto en el casting de los personajes episódicos, aunque algunos actores como Pepe Viyuela consiguen dar consistencia a sus personajes, a pesar de algunos acentos andaluces un poco forzados. También resulta algo forzada la intervención en la investigación de una Sara Campos que ya no forma parte de la Guardia Civil, pero su conexión con Víctor (Alain Hernández) y Ernesto (Félix Gómez) justifica algunas de sus actuaciones. La dirección se alterna entre Rafa Montesinos, que ya dirigió algunos episodios de La caza: Tramuntana (RTVE Play, 2021), y las nuevas incorporaciones de Mar Olid, que se encarga del episodio La estela (T3E7), el que tiene el final más relevante para la continuidad de la serie, y Javier Pulido, que es habitual en la dirección de La promesa (RTVE Play, 2023-). Hay mayor verosimilitud en la investigación que en otras propuestas recientes, pero también una complejidad que es más aparente que consistente, mejorando en la segunda mitad de temporada frente a una primera parte algo lánguida que intenta establecer tantos vínculos entre pasado y presente que a veces resulta tediosa. Pero La caza: Guadiana puede sentirse satisfecha de ser una serie policíaca que evita muchos lugares comunes.
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