17 julio, 2025

Fantasia '25 - Parte 2: Luchas internas

Fantasia Festival se ha consolidado en sus 29 ediciones como el festival de género fantástico más grande de Norteamérica, y en cierto modo, de la misma forma que el Toronto Film Festival se ha convertido en la puerta de entrada en el mercado americano de las producciones internacionales más esperadas, también esta muestra cinematográfica que se alarga durante dos semanas juega un papel importante en la incorporación de títulos relevantes que provienen de otro países y que dan sus primeros pasos comerciales dentro del continente a través de su programación. Con un enfoque muy permeable a las producciones asiáticas, Fantasia Festival dedicó parte de su primera edición en 1996 a la Segunda Ola del cine de acción de Hong-Kong que había sido encabezada por John Woo, mientras otros festivales como el Montreal International Film Festival parecían no estar interesados. Aunque se promociona como un festival de cine fantástico, la programación es tan heterogénea que permite incluir comedias asiaticas, cine independiente y propuestas de autor que solo rozan el género, pero eso les permite conseguir unas cifras importantes, formadas este año por una amplia selección de 125 largometrajes y 200 cortometrajes que también recogen la cosecha de festivales como Cannes, Annecy, SXSW, Fantastic Fest y Fantasporto, y con una audiencia que en algunas ediciones ha llegado a superar los 100.000 espectadores que se dan cita en la ciudad de Montreal. Fantasia Festival también se puede ver beneficiada desde este año por las políticas de inmigración de Estados Unidos que, unido a la falta de festivales de género fantástico relevantes norteamericanos, puede atraer a más espectadores a un país como Canadá. El aumento de los costos para conseguir una visa, la incertidumbre sobre los controles de aduana y el efecto Trump están llevando a los turistas a sustituir Estados Unidos por su vecino del norte, lo que convierte a Canadá en una destacada alternativa, mucho más acogedora.

Hemos hecho ya una introducción anterior sobre algunos de los títulos relevantes de esta edición del Fantasia Festival, al que vamos a dedicar varias crónicas hasta principios de agosto, con una selección de títulos que forman parte de su programación, y que habitualmente también acabarán incorporándose a la programación de Festival de Sitges en octubre.

Hold the fort

William Bagley

Estados Unidos 2025 | Sección Oficial | 


Es inevitable pensar en el cine de Sam Raimi en algunos momentos de esta película, una mezcla de géneros que pasa de la comedia negra a la astracanada sangrienta con bastante habilidad, al mismo tiempo que aborda una de las grandes preocupaciones del ser humano: las comunidades de propietarios. Cuando una pareja de treintañeros formada por Lucas (Chris Mayers) y Jenny (Haley Leary) reciben las llaves de su casa en el barrio residencial de Gruber Hills a las afueras de una gran ciudad, se muestran lógicamente ilusionados. Recién instalados, reciben una invitación del presidente de la asociación de vecinos, Jerry (Julian Smith) para asistir a una fiesta del Equinoccio esa misma noche, que describe como una "fiesta para morirse", y los protagonistas todavía no saben lo literal que puede llegar a ser esa descripción. Hay una divertida referencia a Terroríficamente muertos (Sam Raimi, 1987) cuando no pasa ni la mitad del primer acto y Lucas ya tiene la cara llena de sangre, pero durante la película se irá ensangrentando cada vez más. El director de Hold the fort (William Bagley, 2025) invita a los espectadores a pasar un rato divertido, y su intención es no dar tregua desde los primeros minutos. Uno de los vecinos, Ted (Levi Burdick), que acabará siendo uno de los mejores personajes, les cuenta que el Equinoccio es el momento en el que se abre un portal infernal sobre el que se construyó el barrio residencial y del que salen todo tipo de criaturas que hay que combatir, advirtiendo que ésto se indicaba en la letra pequeña del contrato de propiedad. El cartel de la película, que tiene un aire a la Serie B de terror de los años ochenta, ofrece la suficiente información como para no revelar nada especialmente importante. Porque Hold the fort es básicamente una comedia de acción que tiene una cierta tonalidad de slapstick mientras los propietarios se enfrentan a brujas que lanzan bolas de fuego, espíritus que practican artes marciales, murciélagos kamikaze y un "hombre palo", que es el líder del Ejército de las Tinieblas. El guión de William Bagley a partir de una historia escrita junto a Scott Hawkins, mantiene el tono de comedia de acción sangrienta que también tenía su anterior película The murder podcast (2021), pero utilizando el formato de un grupo de personajes encerrados en una casa esperando el ataque de los monstruos. Y es lo suficientemente imaginativo como para que se puedan perdonar algunos efectos visuales pobres, aunque quiera mantener en todo momento ese espíritu de Serie B. De hecho, la película está producida por algunos de los actores principales, entre ellos el comediante y youtuber Julian Smith, y el montaje también está realizado por el propio director William Bagley.

Hay un cierto desequilibrio en la construcción de los personajes, esforzándose en ser más imaginativo con algunos secundarios como el héroe McScruffy (Hamid-Reza Benjamin Thompson), una leyenda de las celebraciones del Equinoccio, que acaba siendo menos eficaz de lo que se esperaba, o la cocainómana señora Leslie (Tordy Clark), mientras otros como Jenny parecen desaprovechados sin demasiadas funciones dentro de la historia, más que ser rescatada en situaciones de peligro. Hold the fort ofrece una mirada satírica al mundo de las comunidades de vecinos y las problemáticas que enfrentan, y si quisiéramos hacer una lectura más profunda podríamos ver el enfrentamiento con las fuerzas del mal como una representación de las dinámicas de poder que se establecen dentro de las comunidades vecinales de una clase media que ha ido perdiendo espacio en la sociedad norteamericana frente al crecimiento de las desigualdades. En este sentido, los personajes principales son una especie de reflejo de los arquetipos que fácilmente se pueden encontrar en estas comunidades: los más osados, los más retraídos, los que se quejan por todo... mientras Lucas tiene que hacer un esfuerzo por encajar dentro de esa nueva colectividad adaptándose a ella, al mismo tiempo que trata de convertirse en el protector de su familia como respuesta a la culpabilidad que siente por haber convencido a Jenny de la mudanza a Gruber Hills. Esta mirada se sitúa en la línea de otras incursiones en barrios residenciales con habitantes amenazadores, desde el horror de Poltergeist (Tobe Hooper, 1982) al humor de No matarás... al vecino (Joe Dante, 1989), y toma ese espíritu con acierto. Pero la película al final es una comedia que sobre todo pretende entretener, y lo consigue usando los elementos más tradicionales de las comedias de terror: demonios, artefactos imaginativos y mucha sangre. 

Rewrite

Daigo Matsui

Japón 2025 | Sección Oficial | 


Más de una historia de bucles temporales se van a poder ver en Fantasia Festival este año, como la película china de animación The girl who stole time (Yu Ao, Zhou Tienan, 2025), aunque en este caso viene de la mano del director Daigo Matsui (1985, Japón), cuya trayectoria le ha llevado a festivales como el IFFR de Rotterdam, con películas como Hand (2022) y Japanese girls never die (2017), que también pasó por Fantasia junto con otros títulos suyos. En esta ocasión ha colaborado con el guionista Makoto Ueda, que se ha especializado en escribir películas sobre bucles temporales como Más allá de los dos minutos infinitos (Junta Yamaguchi, 2020) y Atrapados en un bucle infinito (Junta Yamaguchi, 2023), para elaborar un homenaje al director Nobuhiko Ôbayashi y su clásico The girl who leapt through time (1983), que estaba protagonizada por una joven estudiante que tenía la capacidad de regresar en el tiempo y volver a vivir el mismo día en un bucle temporal. De hecho, esta película está rodada en Onomichi, la ciudad natal de Nobuhiko Ôbayashi, que ha servido como escenario para títulos reconocidos como Cuentos de Tokio (Yasujirō Ozu, 1953) y La isla desnuda (Kaneto Shindô, 1960), y donde él mismo también rodó algunas de sus historias. Con el trasfondo de esta localidad turística situada en la prefectura de Hiroshima, Rewrite (Daigo Matsui, 2025) cuando la protagonista  Miyuki (Elaiza Ikeda) conoce en el instituto a un nuevo alumno, Yasuhiko (Kei Adachi), un estudiante de intercambio que proviene del futuro, 300 años adelante en el tiempo. Ella comienza a enseñarle conceptos y elementos de nuestro presente que ya no existen en su época, y establecen una relación de amistad que parece ir más allá, hasta que el 21 de julio, veinte días después de su llegada, él le comunica que tiene que despedirse y volver a su tiempo. Yasuhiko le proporciona una pastilla que permitirá a Miyuki viajar diez años adelante, donde se encuentra con su yo madura, convertida en escritora. El libro que ella escribirá será el que inspire a Yasuhiko a viajar 300 años atrás para conocer Onomichi y todos los lugares que Miyuki ha descrito. Basada en una novela de Haruka Hôjô, esta historia se complica progresivamente, y va desgranando diferentes niveles conforme se ofrece giros de guión que desestabilizan a los personajes, como cuando la Miyuki escritora espera diez años después a su yo estudiante, pero ésta nunca aparece, demostrando que algo ha cambiado en el pasado que ha cambiado el transcurso de los acontecimientos. 

El director sin embargo no aborda esta película como una historia de ciencia-ficción, sino que está más interesado en las relaciones personales, utilizando los conceptos tradicionales que se exploran en las narrativas de bucles temporales, como el destino y la naturaleza del tiempo, para abordar cómo éstos afectan a los personajes, más que para elaborar intrincadas tramas que se entrecruzan. En Rewrite las hay, y a veces da la impresión de que se enredan demasiado y no siempre encajan entre sí, de forma que como espectadores tenemos que aceptar determinados planteamientos que se siembran y recogen sin mucha lógica, pero este uso de las paradojas temporales sirve para abordar el tiempo desde una perspectiva mucho más cercana. La segunda parte de la historia, que transcurre diez años después cuando Miyuki está a punto de publicar su  libro, también se desarrolla durante una reunión de antiguos alumnos que manifiesta cómo han cambiado sus vidas desde que eran estudiantes. Allí se reencuentra con su antigua amiga Ai Hashimoto (Tomoe Amamiya), con la que compartía su afición a la literatura, pero de la que se ha distanciado a lo largo de los años, a pesar de que ambas se marcharon a Tokio. Tiene que ser en la ciudad de Onomichi, que también era una parte importante de la película A girl in my room (Natsuki Takahashi, 2022), en la que se reencuentren, solo para descubrir un secreto que ha cambiado su relación. Hay algunos problemas para que Rewrite termine de funcionar como una historia romántica y también consolide su condición de historia de fantasía sobre los viajes en el tiempo. Pero el interés de Daigo Matsui por las relaciones personales hace que el resultado sea una curiosa mezcla entre drama romántico e historia de ciencia-ficción, que termina funcionando mejor en el primer concepto que en el segundo, creando una tonalidad nostálgica que se hace preguntas sobre los acontecimientos de nuestra vidas: "Si pudiéramos cambiar el pasado, ¿qué ocurriría?", se pregunta Miyako, para concluir que lo importante es el recuerdo de "las historias que el estudiante de intercambio del futuro nos hizo vivir".

Fragment

Kim Sung-yoon

Corea del Sur 2024 | Sección Oficial | 

Festival de Busan '24: Premio CGV | Premio Chorokbaem Media (ex-aequo)


El título de esta película hace referencia a lo que queda después de un asesinato, los fragmentos que permanecen más allá de la escena del crimen, relacionados con la culpa y la impotencia, pero también con la dificultad de volver a tener una vida normal. Pero Fragment (Kim Sung-yoon, 2024) no habla del asesino y sus víctimas, sino de sus hijos. El adolescente Jun-gang (Oh Ja-hun) carga con el peso de tener un padre en prisión como culpable de la muerte de una pareja, y sobrevive como puede sin poder afrontar los gastos de la casa mientras cuida de su hermana menor, Kim Jun-hui (Kim Kyu-na), tratando de que no sea consciente de la verdadera situación en la que se encuentran. En el nuevo instituto, donde el asesinato es conocido pero casi nadie sabe quiénes son ellos, un profesor trata de ayudar a Jung-gang a mantenerse firme, sin conocer realmente el dilema interior que enfrenta mientras trata de resolver los problemas económicos, representados en el acoso constante de una casera que le amenaza con el desahucio si no paga los meses atrasados. En el mismo entorno, Gi-su (Moon Sung-hyun) es el hijo de las víctimas, un joven que ha perdido a sus padres de una forma violenta y que alimenta la impotencia de una venganza imposible. No acepta la ayuda de sus tíos, quienes quieren vender el negocio de sus padres para iniciar una nueva vida, y decide permanecer en la casa familiar, hasta que averigua que los hijos del asesino han sido trasladados a un instituto cercano. Esta circunstancia conducirá a un encuentro inevitable entre ambos, pero Fragment se construye como un drama más que como un thriller, y mantiene el suspense sobre todo en la imprevisibilidad del comportamiento de Gi-su. Sin embargo, presta más atención a las consecuencias que tiene ser hijo del culpable de un crimen, y cómo la culpa del padre es transmitida a su familia por parte de la sociedad. Conforme la verdadera identidad de Jung-gang se revela, éste comienza a sufrir el acoso de sus compañeros de clase y del entorno que le define como "hijo de un asesino", convirtiendo su vida en una pesadilla. En este sentido, se podría decir que la personalidad de Gi-su está menos desarrollada y su lucha interior se limita a los conceptos de ira y represalia, perdiendo la oportunidad de elaborar una reflexión más profunda sobre la forma de enfrentarse a las consecuencias emocionales del crimen que ha afectado a su familia. 

Una buena decisión del director es no mostrar este crimen, aunque se hace referencia a él cuando Jung-gang y su hermana visitan a su padre en prisión. Conocemos algunos detalles de cómo ocurrió el asesinato pero no el contexto completo, y eso permite que la presentación psicológica de los personajes se pueda desarrollar sin interferencias. Por eso se siente innecesaria la introducción de un elemento que en cierta manera trata de disculpar a Jung-gang frente a Gi-su por haber sido el único testigo del asesinato. El director Kim Sung-yoon debuta con personalidad en el largometraje después de haber tenido una carrera como ayudante de dirección en películas como The vanished (Chang-hee Lee, 2018), que fue el remake coreano de la película española El cuerpo (Oriol Paulo, 2012), y en otros títulos como Llévame a casa (Seung-woo Kim, 2019) y Kim Ji-young: Born 1982 (Kim Do-Young, 2019). Consigue elaborar un drama contundente que se sostiene en la mirada cercana a los protagonistas, a través de una planificación de primeros planos psicológicos para encuadrar a los personajes y una tonalidad fría y melancólica que refleja sus dilemas interiores. Y plantea una interesante reflexión sobre cómo la sombra de un acto violento se extiende más allá de sus protagonistas, provocando daños colaterales a uno y otro lado, en personas cercanas que se enfrentan de formas diferentes a la carga de un trauma que es igual de doloroso para los familiares del culpable que para los que han sobrevivido a las víctimas. Incluso cuando Jung-gang se deja convencer por su hermana pequeña Kim Jun-hui para ir a visitar a su padre, reciben la indiferencia y la falta de arrepentimiento. El sentimiento de culpa está más presente en el hijo que se debe enfrentar a las consecuencias de los actos de su padre frente a la sociedad y a una especie de justicia moral que le transmite su acusación. El desenlace de Fragment puede resultar inverosímil pero funciona como una forma de redención para los protagonistas, como una manera más simbólica que realista de expresar que el perdón es posible, aunque no haya nada que perdonar.

The bearded girl

Jody Williams

Canadá 2025 | Septentrion Shadows | 


Las referencias de esta película también están muy claras, desarrollada en el entorno de una comunidad circense que está liderada por Lady Andre (Jessica Paré), una mujer barbuda que pretende traspasar sus habilidades como artista a Cleo (Anwen O'Driscoll), la única de sus dos hijas que ha heredado el pelo facial que la define frente a los demás. Dentro de esa burbuja del circo, ser una mujer barbuda es motivo de orgullo, siendo la joven la generación 88 dentro de una larga familia de matriarcas orgullosas que se remonta a la antigüedad. Pero lo que no resulta extraño en ese entorno cerrado, sí lo es fuera de los límites de la propiedad donde se encuentra, ahora amenazada por un especulador empresario local, Dick Sutherland (Jeff Gladstone), que pretende aprovechar el posible vacío de un traspaso de la propiedad para convertir ese terreno en el aparcamiento de un gran complejo de casinos y hoteles. Es la trama más convencional de la historia y sus personajes son caricaturescos, introduciendo un toque de humor que tampoco era necesario. Cleo no acepta con agrado su condición de heredera de la tradición, especialmente cuando su hermana Josephine (Skylar Radzion) no es una chica barbuda y puede relacionarse con los jóvenes del pueblo sin tener que disimular ni afeitarse. Con una estética que se reconoce deudora de la serie Carnivàle (HBO Max, 2003-2005), una de las joyas menos conocidas de HBO, el debut en la dirección de Jody Williams, que trabajó como consultora de efectos visuales en la primera temporada de The last of us (HBO Max, 2023-), es una interesante historia sobre el inconformismo de una joven que renuncia a adoptar la posición que se la ha adjudicado, como la transmisora de la tradición familiar, y decide tomar un autobús y marcharse a conocer la gran ciudad, como la protagonista de Pobres criaturas (Yorgos Lanthimos, 2023). Solo que en este caso no llega muy lejos, porque de alguna manera termina conformándose con tener una vida normal y una relación sentimental con el joven Jay (Austin Trapp), aunque se ve obligada a ocultarle su secreto. La complicada relación entre Lady Andre y su hija se trata en un primer acto en el que la madre intenta encarrilar dentro de la tradición familiar a una joven cuyo nombre Cleopatra ya es significativo de hasta dónde llegan sus raíces: "Hay cosas que son tan sagradas. Cosas que te definen como eres. Hay reglas establecidas. Un código seguido por generaciones de mujeres con barba antes que nosotras".

La directora afirma que The bearded girl (Jody Williams, 2025) es una historia personal que tiene relación con su propia juventud en medio de un crecimiento de cierta rebeldía en la zona rural de Alberta (Canadá). Y, de hecho, la película introduce algunos elementos secundarios que hablan precisamente sobre no ser aceptado como uno mismo, abordando temas relacionados con la comunidad queer, como el personaje de Madame Tilly (Kenneth Wyse, conocida artista drag canadiense), una tarotista que sufrió las consecuencias de la personalidad estricta e impulsiva de Lady Andre, pero que se convierte en un refugio de Cleo para decidir qué camino tomar: "Tienes que averiguar lo que hay debajo de tu máscara. Una vez que hagas eso, cualquier sueño que tengas lo encontrarás en la palma de tu mano. Todo está en tu interior". Más allá de una historia más o menos sencilla de descubrimiento personal y aceptación, The bearded girl consigue crear una atmósfera mágica que tiene algo de nostálgica, elaborando un mundo particular de fantasía que al mismo tiempo trata de encontrar un equilibrio en cierta naturalidad, contrastando la comunidad circense con la representación de una pequeña localidad rural del Oeste de Canadá que también tiene matices de cuento de hadas, en el uso de los colores en la solitaria parada del autobús en medio del campo que sacará a Cleo de su mundo, o en el aspecto kitsch de las paredes empapeladas de la habitación que le proporciona Harold (Toby Hargrave), un hombre que se ha resignado a vivir en soledad cuidando de la granja de vacas que heredó de su madre. Harold advierte a Cleo que la gran ciudad no es tan evocadora como ella piensa: "Parece que hoy en día, en todas partes, todo el mundo está perdiendo la cabeza". La película mezcla de forma equilibrada un aspecto de "cringe core", ese tono de descripción de incomodidad, con una cierta ambigüedad absurda que consigue que la historia evoque fantasías al mismo tiempo que habla de temas contemporáneos.

______________________________________
Películas mencionadas:

Poltergeist, No matarás... al vecino, Más allá de los dos minutos infinitos y La isla desnuda se pueden ver en Filmin.
Atrapados en un bucle infinito se puede ver en Movistar Plus+.
Cuentos de Tokio se puede ver en Acontra+, Movistar Plus+, Plex y Tivify.
Pobres criaturas se puede ver en Disney+, HBO Max y Movistar Plus+.
El cuerpo se puede ver en HBO Max, Movistar Plus+ y SkyShowtime.
Kim Ji-young: Born 1982 se puede ver en Kocowa+.

14 julio, 2025

Las series españolas de 2025: Parte 5

Aunque sea porque las necesitan para cubrir la cuota de producción propia que exige la Unión Europea y a pesar de que la obligación de incluir el 6% de lenguas cooficiales en sus catálogos solo afecta a las plataformas que tienen sede social en España, dejando fuera a Netflix, Disney+, HBO Max o Prime Video, éstas comienzan a fijarse en series de producción autonómica para sus catálogos, ya que también hay subvenciones del Estado para la diversidad lingüística. En 2024, la Consejería de Cultura de la Generalitat de Cataluña destinó 6,9 millones de euros a la variedad lingüística, subvencionando la presencia de subtítulos y doblajes en catalán, de los cuales 4,4 millones fueron para plataformas de streaming. A pesar de este apoyo financiero del que se benefician todas las plataformas, la presencia del catalán, por poner un ejemplo de la lengua más subvencionada, es de un 2,2% en Apple tv+, un 3,1% en Disney+ y un 3,4% en Netflix, subiendo a un 6,7% en Prime Video y HBO Max, y ascendiendo a niveles más altos en las plataformas de origen español como Rakuten (7,8%), Movistar Plus+ (13,1%), Acontra+ (20,5%), Filmin (24,5%) y AnimeBox (33,9%). Es decir, la ley que obliga a incluir al menos un 6% de lenguas cooficiales en realidad no tiene uso práctico puesto que solo afecta a las plataformas que ya tenían un porcentaje mucho mayor. Otra cosa es el predominio del catalán frente a otras lenguas como el gallego o el euskera, cuya presencia en comparación resulta anecdótica, lo que también es significativo. El estudio Monitoring language diversity and accessibility of streaming platforms in the EU, elaborado por el Parlamento Europeo en 2023, analizaba la diversidad lingüística en Netflix, Prime Video y Disney+, llegando a conclusiones decepcionantes: De las lenguas minorizadas europeas, solo cinco tienen presencia en estas plataformas: catalán, gallego, euskera, luxemburgués y galés, y éstas generalmente están restringidas por geobloqueo, olvidando que en Francia, por ejemplo, hay comunidades amplias que hablan catalán y euskera. Esto ocurre también con los subtítulos, que en plataformas como HBO Max solo incluyen los de los países nórdicos en esos territorios. El inglés es lógicamente el idioma predominante con mucha diferencia, quedando sepultadas las lenguas locales excepto en países con idiomas fuertes como Francia, Alemania, Bélgica, Italia o España, donde incluso su presencia llega a superar al inglés. La conclusión es que las plataformas de streaming no entienden la diversidad lingüística de los países en los que operan y hacen pocos esfuerzos por adaptarse a ella, imponiendo la presencia del inglés. Por lo tanto, son cada vez más necesarias las medidas de apoyo lingüístico para que un solo idioma no devore al resto. En este repaso de los últimos estrenos de series españolas hablamos de algunas producciones autonómicas recientes. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Delta

Miniserie | Ficción, 6x45' | À Punt/3Cat |  

Creada por David Gonzàlez, Laia Foguet

Dirigida por David Gonzàlez

Serielizados Fest '24: Mención Especial Interpretación (Raquel Ferri)


Cuando es tan habitual que los thrillers se apoyen en giros de guión y narraciones efectistas, encontrar una serie que desarrolla una investigación de una manera sosegada, sin ser tediosa, supone una experiencia especialmente satisfactoria. Como otras que comentamos en esta crónica, Delta (À Punt/3Cat, 2024) se puede incluir en la categoría de eco-thriller, pero no trata obsesivamente de sorprender al espectador, sino que se enfoca más en el desarrollo de unos personajes que finalmente resultan tan cercanos que incluso un desenlace más o menos previsible termina reforzando el suspense. Estrenada el pasado mes de octubre en el canal lineal de la televisión valenciana À Punt, después de pasar por el Serielizados Fest, esta miniserie ha tardado varios meses en estrenarse en la plataforma 3Cat de Cataluña, que es coproductora, un retraso injustificado para una producción que debería tener una mayor repercusión nacional. Saliendo del habitual thriller urbano que suele producir la televisión catalana, Delta se abre a un paisaje tan singular como el Delta del Ebro, uno de los humedales más importantes de Europa en cuanto a biodiversidad, que se enfrenta a un peligro de desaparición. La falta de sedimentos provocada por la construcción de presas hidráulicas ha venido impidiendo que el humedal pueda hacer frente al cada vez más rápido anegamiento de la zona debido al crecimiento del nivel del mar, que también está provocado por el cambio climático. Y éste es uno de los temas que aborda la historia creada por David Gonzàlez, director de 2ª unidad en Merlí. Sapere Aude (Movistar Plus+, 2019-2021), que actualmente trabaja en su primera película como director, Napalm. La historia comienza con la llegada de Júlia (Meritxell Calvo) investigando la desaparición de Bianca Esposito (Judit Beltri), una ecologista de una ONG que estaba analizando las transformaciones que están sufriendo los humedales, y cuyo informe podría tener repercusiones para empresas salinas y propietarios de la zona. Su investigación se cruza con el interés personal que tiene Meri (Raquel Ferri), una pescadora que trabaja en el sector turístico, y ambas forman un dúo de mujeres que representan diferentes caracteres entre lo rural y lo urbano, pero que se enfrentan a un entorno tradicional manejado desde una perspectiva masculina. La dirección de David Gonzàlez refuerza el paisaje a través de planos cenitales que muestran un humedal que resulta laberíntico, y en este sentido la serie puede recordar a La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014), en la forma en que incorpora el entorno a la construcción de una atmósfera singular alrededor del thriller. Hay un costumbrismo realista que está forjado a partir de la incorporación de actores valencianos y de una mezcla de lenguas en catalán y valenciano que refleja la diversidad lingüística de esta zona fronteriza sin tratar de maquillarla.

Delta utiliza el género para ofrecer en realidad un retrato de una zona que tiene características muy concretas: los arrozales, las mejilloneras o el puerto conforman una dinámica social que subraya el aislamiento en el que se encuentra Júlia, que es una forastera en medio de un pueblo en el que su forma directa de afrontar las entrevistas comienza a sembrar conflictos, un poco a la manera de un western en el que una figura externa remueve el avispero de las relaciones personales entre unos habitantes que mantienen un equilibrio basado en el silencio. Mientras Meri descubre la existencia de la pesca ilegal de angulas, un negocio millonario (en 2022 se devolvieron al Delta del Ebro 98.000 ejemplares tras una operación del Seprona). En Sediments (T1E3), Júlia pone en duda la descripción de una empresa salinera que defiende que está contribuyendo a mantener la biodiversidad, pero que ella considera solo una estrategia de "greenwashing (ecoimpostura)" que pretende ocultar el verdadero impacto medioambiental que ha provocado en la zona. Meritxell Calvo, a la que hemos visto en El cuerpo en llamas (Netflix, 2023) y Beguinas (atresplayer, 2024) aporta profundidad a un personaje que quizás es más convencional en el tratamiento de su soledad frente a una relación sentimental rota, pero es Raquel Ferri, actriz valenciana que ha tenido pequeños papeles en películas como Los renglones torcidos de Dios (Oriol Paulo, 2022) la que se revela como una intérprete de recursos que sabe manejar un personaje complejo marcado por un trauma familiar y enfrentada a la posibilidad de que su padre Ricardo (Pep Tosar) tenga alguna implicación en la desaparición de Bianca. La red de relaciones dependientes que va desvelando la investigación está bien construida, pero Delta no abunda tanto en los descubrimientos sorprendentes, sino en la construcción de una amenaza que proviene del hombre, tratando de sobrevivir a una transformación natural que él mismo ha provocado, cuando los propietarios de tierras se enfrentan a una desaparición segura: "Este pueblo está condenado a desaparecer, créame", dice uno de ellos en el episodio Río amunt (Río arriba) (T1E6). Manteniendo un ritmo pausado, la historia sin embargo controla la tensión, y en ese tono recuerda a series como Top of the Lake (Sundance Channel, 2013-2017). Las revelaciones no sirven solamente para hacer avanzar la investigación, sino que proporcionan nuevas capas de información para reflejar la complejidad de las problemáticas a las que se enfrentan los habitantes del Delta del Ebro. Un destino trágico que pasa por la difícil decisión entre perder las tierras debido a la creciente inundación o marcharse para permitir la construcción de una presa que destruirá la zona. 

Favàritx

Miniserie | Ficción, 5x45' | IB3/HBO Max |  

Creada por Lluís Illescas, Luis E. Pérez

Dirigida por Adán Aliaga, Rafa Montesinos


Una de las escasas series autonómicas que se han estrenado en HBO Max, a pesar de que la plataforma inició su andadura en España en 2021, este thriller balear más o menos convencional, no parece esforzarse demasiado en explorar caminos nuevos. Y eso que el planteamiento inicial es interesante, con la inspectora de policía Marta Serra (Paz García) trasladada desde Madrid a Menorca tras un incidente en un caso, y envuelta en una investigación sobre unos aparentes suicidios que sin embargo resultan sospechosos. Su compañero asignado es Álex Crespo (Abdelatif Hwidar), un policía poco confiable, con tendencia a beber más de la cuenta debido a problemas familiares durante la separación de su esposa. Cuando se encuentra el cadáver de Laura Vidal (Queralt Albinyana), Consejera de Urbanismo del Consell Insular, aparentemente también a causa de un suicidio, la investigación comienza a abrirse a la posibilidad de que estas muertes sean en realidad asesinatos en serie. Pero la historia se envuelve también en una trama de intereses políticos y empresariales que están relacionados con la introducción de una red de narcotráfico que quiere utilizar la isla de Menorca como un paso para el contrabando hacia Europa, a través del mafioso brasileño Simão Tavares (Pêpê Rapazote), y la implicación de un matrimonio formado por Eva Guardia (Eva Pérez) y Sebastià Balaguer (Nacho Fresneda), cuyos negocios serían una tapadera para el lavado de dinero. Al igual que Sicília sense morts (Filmin/IB3, 2022) la corrupción política forma parte del entramado principal de la historia, estableciendo en este caso una conexión directa entre el narcotráfico y los sectores empresarial y político como soportes necesarios para el desarrollo de una red criminal. El entorno de la ciudad de Mahón y el Parque Natural de S´Albufera des Grau tienen una importancia destacada para conformar la atmósfera que necesita la historia, sin que parezca que el paisaje se introduce como un reclamo turístico, como ocurre en otras series como Weiss y Morales (RTVE Play, 2025). Y resulta interesante la utilización del Faro de Favàritx, construido en 1922, y sus alrededores de punta rocosa de pizarra negra, no solo como un espacio primordial en unos acontecimientos sucedidos en 1998 que se reflejan en el presente, sino como una metáfora de las necesidades emocionales de los personajes principales, cuyas vidas parecen ir a la deriva. 

Pero estos apuntes interesantes se pierden en un guión que se va dispersando conforme se desarrolla la historia, y que no termina de adaptarse a una producción autonómica que cuenta inevitablemente con un mayor ajuste presupuestario. Lo que perjudica a Favàritx (IB3/HBO Max, 2025) es que trata de mirarse en el espejo de otros thrillers convencionales sin conseguir nunca estar a su altura, porque la escritura de guión no tiene la habilidad para resituarse con un planteamiento menos tradicional. También se ve perjudicada por un trabajo de dirección rutinario de Adán Aliaga (1969, Valencia), nominado dos veces al Goya a Mejor Cortometraje Documental por The Fourth Kingdom (Adán Aliaga, Álex Lora, 2017), que posteriormente se convirtió en el largometraje El cuarto reino. El reino de los plásticos (2019), y La Gàbia (2021), y productor de la película de animación Rock bottom (María Trénor, 2024). Aunque esté acompañado por Rafa Montesinos, un prolífico director habituado a thrillers como La Caza (Movistar Plus+, 2021-), Rapa (Movistar Plus+, 2022-2024) o El inmortal (Movistar Plus+, 2022-2024), pero da la impresión de que su aportación no ha sido muy profunda, dada la medianía con la que se resuelven precisamente las escenas de acción. La serie ha sido coproducida con Portugal a través del canal público RTP, que también la ha estrenado, con más repercusión que en España, aunque la aportación de los actores portugueses se limita a personajes estereotipados como el narcotraficante Simão Tavares. Resulta curioso que esta sea la segunda ocasión en la que el actor portugués Pêpê Rapazote interpreta a un narcotraficante en una co-producción hispano-portuguesa, después de las dos últimas temporadas de Operación Marea Negra (Prime Video, 2022-2024). Favàritx decepciona porque tenía posibilidades de ser un relato relevante que hace referencia a problemáticas actuales pero, conforme confluyen la investigación criminal con la trama de narcotráfico, se toman decisiones de guión (que ha contado con la participación de siete escritores) que resultan cada vez menos creíbles, haciendo naufragar una historia que ni siquiera el faro de Favàritx puede conseguir que recupere el rumbo.

Lume

Miniserie | Ficción, 6x45' | TVG/HBO Max |  

Creada por Irene Pin

Dirigida por Sérgio Graciano, Giselle Llanio

International Series Fest Ría de Vigo '25: Premio del Público


La convocatoria de apoyo a las Coproducciones de Series que organiza el Consejo de Europa a través del Programa Eurimages ha cerrado este mes de junio su tercera edición, alcanzando la participación de 21 países, con la incorporación en 2025 de los organismos audiovisuales de Bulgaria, Bosnia y Herzegovina, Letonia, Noruega y Polonia. Una de las nueve coproducciones elegidas en 2024 fue Lume (TVG/HBO Max, 2025), la única española, que logró 250.000 € destinados a la fase final de la producción. Estrenada en el canal lineal de Televisión de Galicia al mismo tiempo que en la plataforma HBO Max y en el canal portugués RTP, la serie se incorpora a la lista de colaboraciones entre Portugal y Galicia, que está representada por títulos como El sabor de las margaritas (Netflix, 2018-2020), Auga seca (HBO Max, 2020-2021) o Sequía (RTVE Play, 2022), tras cuya emisión la televisión pública recibió quejas de los espectadores porque parte de la serie estaba hablada en portugués, aunque ocupaba menos del 25% de los diálogos. La historia tiene como protagonista a Lucía (Cristina Castaño), una periodista española afincada en Lisboa que regresa a su pueblo natal de Seara, situado en la frontera hispano-portuguesa, donde se ha producido un grave incendio que afecta a ambos países. Durante su investigación, debe enfrentarse a las miradas de unos vecinos que han proyectado en ella la supuesta culpabilidad de su padre fallecido Alfonso, conocido como "O Abaneiro" y condenado por otro incendio que fue provocado en la zona dos décadas atrás, que podría tener alguna relación con el actual. De manera que la búsqueda periodística de Lucía se convierte también en una búsqueda personal, sobre todo cuando comienza una relación con un cabo de la gendarmería portuguesa (GNR) llamado Júlio (Albano Jerónimo), que también está investigando el incendio y es el inquilino de la casa familiar de Lucía. De esta forma la serie abraza sin miedo el subgénero del eco-thriller para reflejar diferentes problemáticas sociales a través de las interrelaciones del personaje de Lucía. Está la supervivencia de un pueblo pequeño, la amenaza de los incendios y la especulación en torno a las propiedades de las tierras, así como la personalidad de una localidad fronteriza en la que se mezclan el gallego y el portugués sin ningún esfuerzo, en una de las decisiones creativas más interesantes de la serie, sin artificios que subrayen barreras lingüísticas, para lo que es recomendable verla en versión original. 

Conforme Lucía continúa su investigación, surge una conexión con un proyecto de construcción de un parque eólico por parte de la empresa española NordesProm, pero del que pocos tienen noticias, como Martim (João Estima), un biólogo que se opone al proyecto. La necesidad de convertir todas las historias en un thriller para encontrar una proyección internacional acaba perjudicando a Lume porque no consigue construir un misterio demasiado sólido, usando los recursos tradicionales del género sin mucha eficacia. Funciona mejor el drama de una hija que se enfrenta a secretos que se han mantenido ocultos en su familia durante años, desde que huyeran del pueblo constantemente acusados por la muerte de una niña a causa del incendio. Cuando en Terra queimada (T1E4), su tío Ramiro (Alfonso Agra), con el que ha estado distanciada mucho tiempo, le revela algunos de estos secretos, la percepción que tenía sobre su familia cambia radicalmente. Cristina Castaño, muy vinculada últimamente a la producción autonómica gallega en series como Na Gloria (A Galega, 2024), hace un esfuerzo importante por dar profundidad a un personaje que sin embargo no termina de estar bien desarrollado, y cuyas decisiones parecen muchas veces más convenientes para el guión que realmente verosímiles. Lume se queda casi siempre a medio camino entre el drama familiar sin la contundencia necesaria y el eco-thriller sin la fuerza que lo impulsaría hacia una investigación más sólida. La producción está dirigida entre Sérgio Graciano (1975, Portugal), director de la película Salgueiro Maia - O Implicado (2022) y de algunas telenovelas, y Giselle Llanio (1973, Cuba), realizadora de la serie diaria gallega Pazo de familia (TVG, 2014-2018). Asumiendo su nivel de producción más modesto, no intenta reproducir demasiadas escenas en el interior de incendios, y posiblemente juzgar los niveles técnicos de la serie como si se estuviera hablando de una producción como Smoke (Apple tv+, 2025) puede resultar injusto. A pesar de todo, Lume consigue mantener el interés en sus personajes, aunque no termina de funcionar como thriller, demasiado pendiente de contentar a todo tipo de espectadores, lo que quizás se revela como uno de los graves problemas de un tipo de coproducciones que quieren conciliar las idiosincrasias de todos los países implicados. 

El gran salto

Miniserie | Ficción, 5x45' | Atresplayer |  

Creada por José Rodríguez

Dirigida por Roger Gual


Atresmedia es el grupo audiovisual que más producción de series desarrolla en España, por encima de plataformas como Netflix o Prime Video. Con estrenos regulares a lo largo del año, entre los que hay productos de mediana calidad, tiene un enfoque que trata de equilibrar una mirada más contemporánea con planteamientos de drama tradicional que se ajusten a una segunda ventana en la televisión lineal, consiguiendo a veces éxitos tangenciales, como el que está logrando la miniserie Ángela (atresplayer, 2024) en su paso por Netflix tras haberse estrenado en atresplayer y Antena 3. En el Festival de San Sebastián presentará dos de sus series más ambiciosas para esta temporada: la secuela La Ruta. Vol. 2: Ibiza (atresplayer, 2025) y el thriller Los 33 (atresplayer, 2025). Y precisamente en este mismo festival se presentó el año pasado El gran salto (atresplayer, 2024), una de sus grandes apuestas, cuyo estreno previsto en noviembre se vio empañado por una acusación contra Gervasio Deferr por abuso sexual durante su etapa en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès. Según la acusación, se habría producido una violación a una joven menor de edad, y habría otras dos víctimas, pero los hechos no se han denunciado al haber prescrito el supuesto delito. El estreno se aplazó sin fecha, pero ante la falta de avances en el caso, Atresmedia ha decidido emitir esta miniserie sin ningún tipo de promoción. Escrita por José Rodríguez (1979, Sevilla), guionista de la película Adiós (Paco Cabezas, 2019) y de La novia gitana (atresplayer, 2022-), la serie está basada en el libro El gran salto (2022, Ed. Península), en el que el propio Gervasio Deferr se sinceraba en torno a la gestión de su éxito deportivo y sus adicciones. Siguiendo una estructura más o menos tradicional de narración en dos tiempos, la etapa en la que consiguió los mayores logros que un deportista español ha tenido, y la más reciente cuando trata de salir del círculo de adicciones en el que se ha metido, más que un biopic sobre un deportista la miniserie es un relato de redención que no evita abordar las cuestiones más dolorosas, como cuando retrasa la visita a su madre que había sufrido un infarto, y las más surrealistas, como los extraños sucesos que involucraron a proxenetas brasileños en los Juegos Olímpicos de Río, de donde la delegación española le sacó volando, en el sentido literal de la palabra. Lo mejor que consigue la serie es retratar la compleja personalidad de un joven deportista que se exigía a sí mismo más de lo que le exigían los demás, convencido de ser el mejor gimnasta de su generación, con una mente que estaba en constante ebullición y una mala gestión del fracaso. Gervasio Deferr (Óscar Casas) era hijo de una pareja de emigrantes argentinos, Patricia (Carolina Román) y José Luis (Joaquín Daniel), que se afincaron en Barcelona, aunque la serie se centra más en la relación con su madre.

La historia sigue la estructura tradicional de los biopics, pero aborda algunos aspectos interesantes, como la incorporación de Gervasio Deferr cuando era un niño al Centro de Alto Rendimiento en el episodio Mamá (T1E2), que le obliga a abandonar los estudios: "Con nueve horas de entrenamiento no hay tiempo para estudiar. Para alguien competitivo como intuyo que es vuestro hijo, los años son esenciales. Y justo en este momento cuando ustedes están dudando, él pierde esos años", dice a sus padres el entrenador Lev (Beka Lemonjava). Esta falta de formación es el sacrificio del deportista de élite que sin embargo no encuentra una salida profesional cuando se retira, generalmente muy joven, de la competición. Con dos oros olímpicos en Sidney 2000 y Atenas 2004 en la modalidad de salto de potro, una medalla de plata en Pekín 2008 en la disciplina de suelo y una medalla mundial que le quitaron por dar positivo en consumo de cannabis, el deportista Gervasio Deferr crece mientras el joven Gervi se pierde en alcohol, drogas y fiestas. Óscar Casas se ha sometido a una de esas transformaciones físicas que tanto gustan a los actores, desde un cuerpo musculado para la etapa de deportista de su personaje hasta una delgadez notable después de retirarse. Pero al margen del parecido físico y la exposición exterior del protagonista, hay un elemento que sobresale en un trabajo de interpretación profundo: la capacidad de transmitir, tanto en sus éxitos deportivos como en sus fracasos personales, la sensación de vulnerabilidad y la absoluta soledad del personaje. Y el director Roger Gual (1973, Barcelona) lo subraya con primeros planos del actor en silencio, mientras se dirige al centro de desintoxicación en el episodio Redención (T1E4). Entre sus trabajos más alimenticios, el realizador catalán ha profundizado en la soledad del éxito en otras series como Maradona: Sueño bendito (Prime Video, 2021) y Fanático (Netflix, 2022). La gimnasta Simone Biles expuso a nivel mundial la salud mental de los deportistas cuando renunció a la final en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, y en España otros deprotistas como Yago Lamela y Blanca Fernández Ochoa han mostrado las consecuencias de la falta de apoyo psicológico. El gran salto aborda esta cuestión pero prefiere enfocarse en el proceso de redención del personaje, lo que provoca una cierta tendencia al melodrama demasiado expositivo y a un episodio final, La Mina (T1E5), en el que se machaca demasiado el mensaje que pretende transmitir. Pero esta miniserie es una propuesta solvente y eficaz que se apoya en una interpretación absolutamente descarnada y conmovedora de Óscar Casas.

Ladrones: La tiara de Santa Águeda

Miniserie | Ficción, 6x45' | Disney+ |  

Creada por Verónica Marzá, Pablo Roa, Fernando Sancristóbal

Dirigida por Inma Torrente, Alejandro Bazzano


Si suele haber géneros que en España se manejan con soltura, hay otros que no terminan de cuajar, quizás porque no tengamos a los actores más carismáticos para el tipo de personajes que requieren, o porque los directores de casting se empeñan en seleccionar a aquellos que carecen realmente de gracia y de simpatía. Las comedias de robos de guante blanco no funcionan bien por lo general, con raras excepciones como Un asunto privado (Prime Video, 2022), pero ni Maxi Iglesias en Los Artistas, primeros trazos (Prime Video, 2023) ni spin-offs de series de éxito como Berlín (Netflix, 2023-) encuentran el tono y el ritmo adecuados para este tipo de historias. Un nuevo intento es Ladrones: La tiara de Santa Águeda (Disney+, 2025), cuyo título parece suplicar una continuación, que tiene más elementos de imitación de las comedias de acción de Álex Pina que de las películas de robos planificados como El caso Thomas Crown (Norman Jewison, 1968) o La cuadrilla de los 11 (Lewis Milestone, 1960), lo que es un desperdicio, porque éstas tienen una estructura narrativa mucho más solvente que la mezcla de canción de éxito/escena de acción que suelen incluir las producciones de Álex Pina. Y viniendo de un productor tan veterano como César Benítez, no parecía necesario replicar las series superficiales de Netflix para construir una comedia efectiva. El episodio La tiara de Santa Águeda (T1E1) comienza con la canción "Suspicious Mind" (1969) de Elvis Presley que se utiliza como título internacional de la serie, y enseguida surgen los elementos que nos recuerdan a otras producciones como Sky rojo (Netflix, 2021-2023): la voz en off de la narradora, que a veces se desdobla, la sucesión de canciones para darle ritmo a las escenas y hasta Asier Etxeandía como antagonista. De manera que se suceden los lugares comunes en este enfrentamiento amoroso entre los protagonistas Rui (Álex González) y Amber (Silvia Alonso), entre traiciones y atracción sexual ya resuelta. La temporada transcurre en un complejo de una isla del Pacífico donde se prepara la boda de la hija del empresario Emilio Villegas (Asier Etxeandía), y el objetivo de Amber y de Rui es conseguir robar la tiara de Santa Águeda, una joya valorada en 240 millones de dólares. Los elementos están dispuestos para crear una comedia de acción que sin embargo no funciona ni en el terreno de la comedia ni en las escenas de acción. 

Como en Berlín, los protagonistas se rodean de un equipo de ladrones que colaboran con ellos y que tienen sus propias problemáticas, aunque nunca se desarrollan más allá de lo convenientes que necesitan ser para hacer avanzar el guión sin la presencia constante de los dos personajes principales. Básicamente, solo se usan si hace falta crear alguna subtrama de suspense o si es necesario que alguno de ellos sea rehén de Judith Milenkovic (Milena Radulovic), la despiadada jefa de seguridad de Emilio Villegas, que aparece en el episodio ¿Os unís a nuestra banda? (T1E2). A partir de ese momento hay ciertas escenas repetitivas sobre la forma de atrapar a los sospechosos más evidentes, en una estructura de seis episodios que podrían haber sido cuatro sin perder agilidad. Se entienden algunos de los referentes de los creadores Verónica Marzá, Pablo Roa y Fernando Sancristóbal, que provienen de la escuela de Álex Pina trabajando en La casa de papel (Netflix, 2017-2021), y posteriormente han colaborado juntos en series irregulares como Toy boy (atresplayer, 2019-2021), Una vida menos en Canarias (atresplayer, 2024) y Cicatriz (Prime Video, 2024). Aunque resulte justificable que se pretenda crear una historia solo como entretenimiento, parece decepcionante que se apunten algunos temas sin acabar de desarrollarlos. Hay un tratamiento sobre la línea sutil entre la falsedad y la realidad en la que hubiera sido interesante ahondar, más que a través de la exposición de una isla paradisíaca tan superficial como el cartón piedra, la representación de los disfraces que adoptan los protagonistas o la propia relación entre Amber y Rui que se debate constantemente en un equilibrio entre el deseo emocional y la traición necesaria para conseguir sus objetivos. Ladrones: La tiara de Santa Águeda no es tan divertida para que funcione como un mero entretenimiento, suena a fotocopia de otras historias y tiene escasa credibilidad para justificar las proezas de los protagonistas. De manera que, lo que podría haber sido un pasatiempo sólido acaba resultando una propuesta intrascendente que se olvida tan rápidamente como se consume. 

Matices

Miniserie | Ficción, 8x30' | SkyShowtime |  

Creada por Javier Naya, Sergio Cánovas, Alejandro Merino

Dirigida por Sergio Cánovas, Carmen Vidal

Premios Seriemanía '25: Mejor Actor (Hovik Keuchkerian)


No suele tener mucha fortuna SkyShowtime con las producciones españolas que estrena, con alguna honrosa excepción, o quizás es que no hay demasiado tino a la hora de encontrar historias que puedan trascender más allá del fondo de catálogo. A diferencia de otras, sin embargo, en Matices (SkyShowtime, 2025) se transmite cierta ambición, presente en la localización principal, en la Hacienda Zorita de Fermoselle (Zamora), un complejo vinícola que incluye hotel y varios restaurantes, y que contiene en sus interiores ese cierto lujo que pretende reflejar el retiro terapéutico dirigido por el Dr. Tomás Marlow (Eusebio Poncela) y su hija, la también Dra. Eviana (Elsa Pataky), una inspiración poco sutil del personaje de Masha Dmitrichenko (Nicole Kidman) en la serie Nine perfect strangers (Prime Video, 2021-2025). Allí se reúnen varios pacientes que están marcados por diferentes traumas psicológicos, tratados en una terapia de grupo a través de la hipnosis regresiva que tiene relación con distintos tipos de vinos, en lo que parece más bien una excusa de guión para justificar la decisión de situar este retiro en un complejo vinícola. Con un reparto de nombres conocidos, la serie quiere establecerse como un drama psicológico que utiliza la estructura de otras historias ya conocidas, dedicando un episodio a cada personaje, en el que se describen sus problemáticas personales: los abusos homófobos en Cecilio (Maxi Iglesias), los secretos del matrimonio formado por Enrique Polan (Enrique Arce) y Teresa Polan (Miriam Giovanelli), la infancia robada de Norman Graf (Hovik Keuchkerian) o la carrera profesional rota de la cirujana Fariba Sayyid (Fariba Sheikhan) conforman un estudio sobre el ser humano que quiere ser profundo pero se queda en solo superficial. Una decisión extraña es la elección del formato de 30 minutos por episodio para un drama que parecía pedir más tiempo para desarrollar a los personajes, lo que se nota especialmente en episodios como Norman (T1E7) con una aparición de Luis Tosar como César Graf que solo sirve para establecer una relación de abuso parental demasiado simple. La investigación del inspector Héctor Castro (Raúl Prieto), cuando ocurre un hecho trágico, sirve para dar un protagonista a cada episodio, pero de esta forma se pierde eficacia cuando se trata de amplificar el trasfondo de cada uno de ellos, y en vez de un relato colectivo acaba siendo una antología de dramas psicológicos diversos. Hay también un homenaje a Ana Orantes, la mujer asesinada por su exmarido en 1997 tras denunciar en televisión el maltrato que había sufrido durante 40 años. El personaje de Ana Morantes (Juana Acosta) hace referencia a la cotidianidad en la que se puede convertir la violencia de género dentro de un matrimonio, cuando se transforma en un círculo vicioso de difícil escapatoria, pero una vez más acaba estando poco desarrollado. 

Creada por Javier Naya y Sergio Cánovas, con la participación en el guión de Alejandro Merino, responsables de la irregular Noche de chicas (Disney+, 2023), esta serie ha sido producida por Secuoya Studios y es en realidad el segundo encargo de producción española de SkyShowtime, después de Mamen Mayo (SkyShowtime, 2024-) porque, si bien ha presentado otros títulos como Originales, se trataba de adquisiciones de otras compañías. Rodada en parte en Canarias, Matices se presenta con cierta grandilocuencia, con una banda sonora excesiva de Maxime Rodríguez que sigue las referencias de la música de Bernard Herrmann, y un trabajo de dirección que quiere establecer una atmósfera intrigante de cierta elegancia, pero que cae en lugares comunes, creando una tensión que resulta artificial. Como en Noche de chicas, Sergio Cánovas se encarga de la dirección, un profesional formado sobre todo en la producción de eventos deportivos y musicales en Estados Unidos, que cuenta con la colaboración de Carmen Vidal, otra reconocida productora española de programas de entretenimiento en Nueva York, que participó en el documental El cuarto reino (Adán Aliaga, Álex Lora, 2019), del director de Favàritx (IB3/HBO Max, 2025). Pero da la impresión de que los actores, muchos de ellos solventes en otras historias, parecen poco dirigidos, como si cada uno estuviera en diferentes niveles de interpretación, abandonados a la suerte de elaborar personajes mal desarrollados. Cuando se deja que un actor se enfrente solo a su personaje, puede dar como resultado un trabajo pasable como en Luis Tosar, pero también equivocado como en Maxi Iglesias o Hovik Keuchkerian, que rozan la caricatura, la máscara superficial sin transmitir ningún tipo de trasfondo emocional. El guión juega la baza del giro sorprendente en algunos de los relatos, pero la construcción narrativa para llegar a la sorpresa es demasiado endeble como para que impacte lo suficiente. Matices quiere ser constantemente lo que no logra, un drama en forma de thriller que explora las psicologías de sus personajes al mismo tiempo que establece una estructura de whodunit deudor de las novelas de Agatha Christie, con referencia directa a Asesinato en el Orient Express (1934, Ed. Booket) y un tono de suspense que se mira en el cine de Alfred Hitchcock. Aunque no se ha anunciado una segunda temporada, los responsables de la serie están trabajando en otro proyecto para SkyShowtime que volvería a reunir a algunas de las actrices de ésta.  

______________________________________
Películas mencionadas:

La isla mínima se puede ver en HBO Max y SyShowtime.
Los renglones torcidos de Dios y Adiós se pueden ver en Netflix. 
El cuarto reino. El reino de los plásticos se puede ver en Filmin.
Rock bottom se puede ver en 3Cat y Movistar Plus+.
El caso Thomas Crown se puede ver en Filmin y Prime Video. 
La cuadrilla de los once se puede ver en Filmin y Movistar Plus+.