28 abril, 2023

Visions du Réel 2023 - Parte 3: Lazos familiares 2

Visions du Réel aborda su recta final, pero nosotros seguiremos ofreciendo crónicas sobre las películas presentadas en su programación. Ayer se entregaron los Industry Awards a proyectos de documentales que seguramente acabarán formando parte del festival en los próximos años, como la producción italiana Rebibbia 310 (Francesca Mazzoleni), Premio al Mejor Pitching o la taiwanesa-norteamericana Florence from Ohio (Stephanie Wang-Breal), Mención Especial del Jurado. También han recibido premios la coproducción entre México, Colombia, Francia y Suiza Simon l'absurd (Felipe Monroy), que explora el mito de Simón Bolívar como una representación de los mecanismos de la represión blanca en Latinoamérica, y la producción chilena Pirópolis (Nicolás Molina), en el apartado de Work in Progress. A continuación, volvemos a los lazos familiares a través de tres documentales que hablan directamente de familias pero también de un documental español presentado en el VdR-Film Market que se refiere a una comunidad que también funciona en cierta manera como una unidad familiar. 

Los Bilbao

Pedro Speroni, 2023 | Competición Internacional | ★★★☆☆

Si se tratara de una serie de televisión, se podría calificar a Los Bilbao (Pedro Speroni, 2023) como un spin-off del documental Rancho (Pedro Speroni, 2021), que compitió en Sheffield Doc Fest y Valladolid. Porque uno de los personajes principales de aquél se convierte ahora en el único protagonista de este nuevo trabajo del director. Cuenta Pedro Speroni (1987, Argentina) que hubo un momento crucial durante el rodaje en la cárcel de máxima seguridad de Buenos Aires, cuando se produjo una pelea entre los presos, e Iván le agarró y le introdujo en una celda para protegerlo de la trifulca. Descubrir ese sentimiento de humanidad en un momento en el que se descargaba la violencia acabó perfilando la decisión de convertir Rancho en una película, pero también de seguir con mayor atención la trayectoria de Iván Bilbao. Además, de los reclusos que estaban en esa prisión durante el rodaje, él fue el único que cumplió su condena de cinco años, de forma que el director tenía la posibilidad de continuar la historia a través del regreso a la sociedad de uno de sus personajes. Los Bilbao comienza en el momento en que Iván se despide del resto de presos en la cárcel, y se convierte en un retrato familiar que acaba desviando su atención del protagonista para centrarse en su mujer, Yamila. Ella, que tiene una hija de una relación anterior que sin embargo Iván trata como si fuera su padre biológico, estaba embarazada del primer hijo de ambos, y el rodaje dura exactamente hasta el momento del parto. 

El mundo retratado en Rancho era básicamente un ambiente masculino en el que la violencia se convertía en el instrumento principal para no ser sometido, y en cierta manera Los Bilbao aporta una perspectiva diferente al incorporar al personaje de Yamila, que se va haciendo más importante conforme se desarrolla el relato. Ellos se dedican a prestar dinero a los vecinos de Chascomús, una ciudad al este de Buenos Aires, que en muchas ocasiones no son capaces de devolverlo en los plazos acordados. No hay firmas ni contratos de por medio, solo la palabra y una pequeña libreta donde controlan, más mal que bien, las fechas en las que se cumplen los préstamos. Iván ofrece una imagen ruda, reforzada por sus entrenamientos como boxeador aunque nunca ejerza como tal, y también por una relación a veces complicada con sus padres y con la propia Yamila. Hay momentos de tensión que, como ocurría en la cárcel, él acaba descargando a través del entrenamiento, y algunas discusiones dibujan un ambiente familiar hostil que no solo está impulsado por el carácter de Iván, sino que también parece provocado por determinadas actitudes de sus padres. Pero el director muestra momentos más acogedores, especialmente a través de la relación de Iván con Luz, la hija de Yamila, que revela un afecto que parece contradecir la imagen violenta que transmite. 

"Soy Iván Bilbao, el rey del barrio", dice a un grupo de policías que han acudido a la zona donde vive. Esta especie de chulería tóxica que destila parece tener su origen, según comenta su madre, en el acoso escolar que sufrió cuando era un niño regordete debido a una enfermedad. La madre recuerda que un día le dijo que iba a vengarse de todos los que le habían hecho bullying, pero en vez de tratarse de una promesa incumplida como se podía esperar, Iván se involucraba cada vez más en peleas que tenían como destinatarios a aquellos que, efectivamente, le habían acosado en el colegio. Estrenada también en BAFICI, el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires que se celebra hasta el 1 de mayo, Los Bilbao se beneficia del retrato familiar, porque amplía la mirada al margen del protagonista, una propuesta realizada por el montador Miguel Colombo, que también trabajó en Rancho. La amistad forjada durante los últimos años entre el director y el protagonista permite un acercamiento a la familia que incluso refleja sus flaquezas y sus momentos de tensión, pero también da la impresión de que el retrato es demasiado complaciente con Iván (no sabemos exactamente cuáles son las consecuencias de no pagar las deudas, excepto en alguna escena que muestra algunas amenazas), lo que acaba transmitiendo una sensación de retrato incompleto. Pedro Speroni prepara su nuevo documental, que de nuevo le llevará a una cárcel de máxima seguridad, pero esta vez en el módulo de mujeres. 

Al Djanat - The original paradise

Chloé Aïcha Boro, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆

El regreso de la directora Chloé Aïcha Boro (1978, Burkina Faso) al pueblo de Dégoudou donde nació después de más doce años en Francia, coincide con la muerte de su tío Ousmane Coulibaly, un conocido líder religioso de la comunidad, que falleció en una estampida producida durante su peregrinación a La Meca. La intención de la directora era dedicar su cuarto largometraje a la relevancia de su figura en el entorno, pero se produjo un acontecimiento que cambió completamente la perspectiva de Al Djanat - The original paradise (Chloé Aïcha Boro, 2023), cuando se produjo una disputa familiar sobre el legado de Ousmane, especialmente el destino de un patio que se encuentra flanqueado por varias casas, se han practicado numerosas ceremonias religiosas y, sobre todo, se encuentran enterrados los cordones umbilicales de los bebés nacidos allí, entre ellos el de la propia directora. Una costumbre arraigada no solo en África sino también en pueblos indígenas de Latinoamérica, el enterramiento del cordón umbilical después del parto simboliza el acto de plantar las raíces en la tierra, una conexión cultural del bebé con el lugar donde ha nacido. A través de sus reflexiones en off, Chloé Aïcha Boro cuenta que cuando uno de sus hijos nació en Francia, preguntó dónde estaba el cordón umbilical, a lo que una enfermera le respondió sorprendida: "Lo hemos tirado", lo que supone para la tradición mandinga una falta de arraigo en el lugar donde se ha nacido. 

La disputa familiar se divide entre quienes piensan que el patio debe seguir perteneciendo a la familia, como indica la tradición oral, y quienes prefieren que se venda para repartir los beneficios, lo cual además se agrava por los 19 hijos y numerosos hermanos que tuvo Ousmane. Quienes prefieren la venta se amparan en las leyes modernas, las que se regulan por escrito provenientes de la época colonial, y pretenden llevar la disputa a los tribunales, que se rigen por la justicia occidental. La película pone de manifiesto la compleja convivencia entre las tradiciones antiguas y las imposiciones que provocó la colonización francesa y que derivaron en una doble manera de impartir justicia. Parte de la familia de la directora no quiso aparecer en el documental y de hecho algunos acusaron a la presencia de las cámaras de haber sido el detonante del conflicto familiar. La propia directora Chloé Aïcha Boro se mantiene en una posición de observación, incluso cuando las reuniones entre los miembros masculinos de su propia familia se refieren a las mujeres como malas influencias para el entorno familiar. Aunque pueda parecer exagerado culpar a la filmación de la película, que se produjo durante los cinco años que duró el conflicto, parece claro que hay una cierta influencia de las cámaras en el comportamiento de algunos de los protagonistas. Pero esto no es necesariamente negativo, sino que de alguna manera también contribuye a remarcar la posición de Chloé Aïcha con una mirada de desapego frente a la comunidad familiar. Ella es la que se marchó y la que regresa mirando a través del objetivo de una cámara. 

Ella confiesa verse reflejada en Sanaa, una de las hijas de Ousmane, en la que se ve a sí misma como la mujer que habría sido si se hubiera quedado en Dégoudou, y que refleja también la posición secundaria de los miembros femeninos de la familia. Sanaa ni siquiera tiene permitido administrar su propio dinero: es uno de sus hermanos el que paga las facturas y el que le da una cantidad determinada para poder comprar comida. La relevancia de su tío en la comunidad convierte incluso la disputa familiar en una noticia que se transmite por la radio, pero algunos acontecimientos acabarán cambiando también el desarrollo del conflicto. A través de una cuestión de herencia familiar, Al Djanat dibuja una mirada incisiva hacia la convivencia entre la tradición y la modernidad que también es heredada del colonialismo en Burkina Faso, pero sobre todo construye una descripción precisa sobre el sentido de pertenencia y la fortaleza de las mujeres, a pesar de no tener voz en las decisiones familiares. Pero sus voces resuenan desde las canciones de la tradición mandinga que funcionan como una estructura narrativa del documental, que conducen la historia hacia elementos cercanos a la poesía y mantienen vivo el testimonio oral de los ancestros, muchas veces en contradicción con una evolución necesaria en un mundo globalizado. 

The mountains

Christian Einshøj, 2023 | Grand Angle | ★★★★☆

El pasado se establece como el único camino para el reencuentro entre los miembros de la familia del director Christian Einshøj (1985, Dinamarca), una especie de recorrido inverso que se revela como la manera de afrontar el futuro. En su caso, cuenta con la ventaja de las miles de horas grabadas y las 75.000 fotografías hechas por su padre, obsesionado con filmar a los miembros de su familia, algo que acabará heredando Christian Einshøj como director de documentales, entre ellos el ganador del premio al Mejor Cortometraje en Hot Docs, Hjemsøgelsen (2018). Este viaje al pasado a través de las grabaciones caseras refleja una familia escasamente comunicativa en parte por la interiorización de una tragedia: la muerte de Kristoffer, uno de los hermanos, que se convierte en la ausencia/presencia más significativa de la película. Diagnosticado con una enfermedad rara, los médicos le dieron pocos meses de vida, pero finalmente pudo sobrevivir varios años, después de que la familia se trasladara desde Dinamarca a un pequeño pueblo de Noruega en una estancia que iba a ser momentánea por cuestiones de trabajo pero que se convirtió en permanente. De hecho, el ímpetu de Søren, el padre, por grabar constantemente a su familia nació como la necesidad de atrapar el mayor número de imágenes posibles de Kristoffer ante la inevitabilidad de una muerte temprana. 

The mountains (Christian Einshøj, 2023), que ganó una Mención Especial del POLITIKEN: DOX Award en la pasada edición de CPH:DOX, es una película que habla sobre el dolor, la pérdida y las consecuencias de la incomunicación dentro de una familia. Siendo el hermano mayor, el director y Fred son los únicos que tienen recuerdos claros de Kristoffer mientras que Alex, nacido después de la muerte de aquel, parece mantener sin embargo un peso inevitable marcado por la sombra constante de un hermano ausente y solo conocido a través de las imágenes familiares. Aunque la narración hace un trabajo notable a la hora de proponer un diálogo que mantiene presente cierto sentido del humor, está impregnada de melancolía y de frustración. Quizás la consecuencia más importante es la incomunicación, el aislamiento progresivo del padre, la necesidad de huir de todos los hijos una vez que tienen la oportunidad de salir de esa casa familiar que parece que les oprime con los recuerdos y la tristeza que ha acumulado a lo largo de los años. En una de las escenas de la película Eva, la madre, reprocha a Christian que solo sea capaz de hablar con ella a través del visor de una cámara, como si estableciera una barrera que mantiene distante el vínculo personal. 

La imagen comercial del documental es la de los tres hermanos, de izquierda a derecha Alex, Christian y Fred, vestidos con trajes de superhéroes, una representación que puede hacer pensar que The mountains es una de esa narraciones de escandinavos haciendo locuras en medio de las montañas. Pero esta imagen es mucho más significativa sobre el verdadero sentido de la película, la recuperación de un pasado, el de los juegos infantiles disfrazados de superhéroes, que resulta imprescindible para reconstruir los lazos familiares. Es una escena rodada en el Círculo Polar Ártico, un viaje en carretera a través de 3.500 kilómetros que obliga a los hermanos a expresar de forma íntima sus preocupaciones, aunque a veces ellos mismos coloquen sus propias barreras. En una visita que hace Christian a Fred en Dinamarca, éste comienza a confesar los sentimientos reales que tenía cuando era niño, pero es Christian quien parece incapaz de expresar la necesaria afectividad que necesita ese momento de exteriorización emocional. Y el propio viaje se convierte en una especie de recurso de urgencia para salvar a Alex, el hermano menor, de la depresión. Este ensayo elaborado con honestidad parece querer salvar la distancia y la incomunicación, y acaba teniendo un valor testimonial sobre las relaciones familiares y los obstáculos impuestos por la disgregación emocional. 

Domingo Domingo

Laura García Andreu, 2023 | VdR-Film Market | ★★★☆☆

Aunque no están en la programación del festival, el Film Market de Visions du Réel también es una oportunidad de descubrir destacadas producciones españolas, como el documental híbrido Domingo Domingo (Laura García Andreu, 2023), seleccionado en la sección Newcomers del Festival de Tesalónica, y que inaugurará el festival Docs València, que se desarrolla entre el 5 y el 13 de mayo. La película está producida por Suica Films, una de las productoras más activas y exitosas en los últimos años, que presenta dentro de las proyecciones especiales de Visions Du Réel El agua (Elena López Riera, 2022) y consiguió una notable repercusión internacional con el documental Lobster soup (Rafa Molés, Pepe Andreu, 2020). Domingo Domingo no se puede considerar exactamente como un falso documental, pero se acerca en algunos aspectos, construyendo una ficción que revela sin embargo una realidad preocupante en torno a las implicaciones de la incorporación de las grandes multinacionales a la agricultura tradicional. La historia se desarrolla en Les Alqueries, también conocida como Alquerías del Niño Perdido, una pequeña población de la Comunidad de Valencia en la provincia de Castellón, que se dedica principalmente al cultivo de naranjas. El protagonista, cuyo nombre y apellido dan título a la película, vive ayudando en la recolección y realizando trabajos puntuales, pero comienza a divagar en torno a una idea brillante: crear una variedad de naranjas que pueda patentar y hacerse rico con los royalties, y que llevará su nombre, pero en inglés, que suena mejor: Sunday Sunday. 

Esta ficción construida alrededor de un personaje carismático muestra una realidad que ha cambiado completamente la distribución de naranjas en España, que a pesar de ser el país que más cítricos exporta a nivel internacional, está sometido a una dinámica perversa provocada por las multinacionales y los grandes supermercados. La creación de nuevas variedades en laboratorios mediante injertos no aportan grandes diferencias ni mejor sabor a las variedades naturales, pero permiten crear patentes cuyos royalties deben ser pagados por los agricultores para aprovechar la demanda que realizan las grandes superficies. Como la variedad Nadorcott, patentada por una familia marroquí, que lleva años en litigio en los tribunales. La imposición de precios bajos por parte de grandes grupos también ha empobrecido al sector del cultivo: "Los grandes supermercados como Carrefour, Aldi o Lidl imponen los precios. Ellos compran la variedad Tango a 70 céntimos  y las venden a tres euros", dice Domingo: "Yo creo que está bien tener beneficios, pero no aprovecharse de los agricultores". Con un tono irónico demasiado marcado por la música constante de Alberto R. Lucendo, quien anteriormente compuso la banda sonora de Lobster soup, Laura García Andreu aborda temas preocupantes sobre el presente y el futuro de la agricultura en España, y la proliferación de una estructuración del proceso de producción y distribución que en parte ha sido permitida por los propios agricultores. 

La historia de Domingo es la de una especie de Quijote que pretende jugar con las mismas reglas que las grandes multinacionales, una lucha casi imposible debido a la inversión y tiempo que requiere patentar una nueva variedad. Pero él permanece incansable, como un David que quiere derrotar a Goliat cuando Goliat ya se ha apoderado del campo de batalla. Investiga, consulta a abogados, contrata a un colaborador, busca inversores e incluso acude a Fruit Logistic, el mayor Mercado frutícola anual, que se celebra en Berlín, con una bolsa de plástico conteniendo una muestra de naranjas mandarinas. Pero si la trama protagonizada por Domingo es ficticia e irónica, la realidad se revela principalmente en las conversaciones de un grupo de agricultores jubilados en un bar en la que recuerdan el pasado, se preocupan por el presente y casi se diría que son incapaces de vislumbrar un futuro para el cultivo de naranjas. Hace unos años el documental griego Los tomates escuchan a Wagner (Marianna Economou, 2019) conseguía el Premio FIPRESCI en el festival de Tesalónica, creando también una narrativa humorística para reflejar la combativa actitud de dos primos griegos que trataban de contrarrestar el mercado global con sus tomates ecológicos, a los que ayudaban a crecer poniéndoles música de Wagner. Domingo Domingo explora este mismo planteamiento, en el que parece inspirarse claramente, para componer una divertida y al mismo tiempo melancólica mirada hacia la transformación del trabajo en el campo. 

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Películas mencionadas: 

Domingo Domingo se estrena próximamente en Filmin

El agua y Lobster soup se pueden ver en Filmin.
Los tomates escuchan a Wagner se puede ver en Filmin y Prime Video. 


26 abril, 2023

Visions du Réel 2023 - Parte 2: Lazos familiares

Nuestra segunda crónica del Festival Visions du Réel 2023 nos acerca a historias que tienen que ver con la familia y el sentido de permanencia, bien sean reales o comunidades convertidas en lazos cercanos al sentido familiar. Abordamos las otras dos representaciones españolas en el festival en la sección de competición internacional y en una de las secciones paralelas, también a competición, y nos acercamos a películas que han iniciado una fructífera trayectoria en festivales y que también estarán presentes en Hot Docs, el festival de documentales de Canadá que se inicia este fin de semana. 

O auto das ánimas

Pablo Lago Dantas, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆

Nacido como proyecto dentro del Máster de Creación Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, este regreso del director Pablo Lago Dantas (1980, Pontevedra) a la casa familiar de la que salió cuando tenía 18 años, intenta bucear en la esencia del legado familiar en esa Galicia rural a la que confiesa no haberse sentido apegado nunca pero a la que ahora vuelve con sentido de la curiosidad y de pertenencia. Titulado inicialmente Una misa para las almas difuntas, el proyecto ha recogido diversos premios a lo largo de su desarrollo hasta que finalmente se ha convertido en el debut de un cineasta que se ha consolidado como un reconocido director de fotografía. O auto das ánimas (Pablo Lago Dantas, 2023) se plantea como un viaje interior en el que se representa la antigua casa familiar entre las brumas, el tono grisáceo del cementerio y la convivencia de la vida con la muerte. El propio director propone reflexiones en off sobre las imágenes de su pueblo pontevedrés, y manifiesta la admiración por su abuela, Alicia, una mujer que está "preparada para morir", que apenas sale de la casa y tiene la sensación de haber hecho todo lo que tenía que hacer en la vida. Este contraste entre el nieto que necesitó salir de su entorno para encontrarse a sí mismo, y la anciana que se siente plena en su vida sin necesidad de conocer mundo, se representa como un choque generacional con dos concepciones completamente distintas sobre el papel que se desempeña en la sociedad. Cuando Pablo Lago Dantas le pregunta a su abuela qué le queda por hacer, ella responde: "Nada. Ya lo he hecho todo. Crié a cinco hijos, cuidé a cuatro viejos". Lo que lamenta es haber perdido demasiado pronto "a lo que más quería", su esposo, pero su esperanza es reunirse de nuevo en otro mundo: "Yo tengo dos casas, la de arriba y la de abajo, la del cementerio. La de abajo es eterna".

Componiendo imágenes que tienen una tonalidad pictórica, con un formato panorámico que resulta cada vez más insólito en el género de no ficción, la fotografía de Pablo Lago Dantas presenta cuadros de su familia, de su pueblo, de su abuela esperando la muerte en la cama y de él mismo en una composición parecida. Y captura la Galicia de las ánimas, la que convive con las almas errantes que caminan entre la bruma de los bosques, la del pasado que se refleja en el presente. Da la sensación de que el director intenta establecer una comunicación con su familia que nunca ha tenido, tratando de recomponer la unidad que nunca ha existido. Su madre Rosa confiesa que ellos siempre han sido muy habladores pero muy poco comunicativos, que sus sentimientos se han quedado casi siempre en el interior. En una conversación con su padre, Manuel, el director trata de hacerle reconocer su responsabilidad en no haberse ocupado de sus hijos, incluso a pesar de justificarse afirmando que trabajaba siete meses en alta mar. A veces estos diálogos se sienten algo forzados, como si se quisiera establecer una comunicación que en realidad no existe, como si se tratara de recuperar lo irrecuperable. El único momento en el que Alicia parece sentir una cierta vitalidad es cuando los aguardenteiros se establecen durante un mes cada año en su casa para elaborar el aguardente para los vecinos y las familias. 

Esta elaboración se convierte en el eje principal de la película, un proceso artesanal que proviene del siglo XVII en el que se utilizan aparatos tradicionales como el alambique y la alquitara, y que representa la transmutación de los elementos, el intenso aroma de la Galicia profunda y rural. Algunos de los aguardenteiros se quedan a dormir en la casa familiar, y devuelven los recuerdos del pasado, la tradición de las reuniones alrededor de la queimada, los cantos tradicionales al final de la destilación. Los vapores del aguardiente se mezclan con la niebla que rodea al pueblo, dándole un aspecto fantasmal. Y de alguna manera Pablo Lago se identifica con Santi, uno de los aguardenteiros, que tiene inquietudes artísticas en la pintura, como si fuera una vía de escape al trabajo diario, y en el que se refleja como él mismo si se hubiera quedado en el pueblo: "Aflora una rabia, una rabia que recuerdo bien. La de huir". O auto das ánimas parece a veces una manera de pedir perdón por esa huida, por la ausencia del entierro de su abuelo, por la sensación de no pertenencia. Es curioso cómo en los últimos años, y especialmente en el género documental, hay una reivindicación de lo terrenal, de lo rural, que proviene precisamente de directores que abandonaron sus hogares. Un acercamiento a un mundo que "vive desapareciendo", que parece esperar el final inevitable como lo hace la abuela Alicia. Y en cierta manera, esta película es una mirada de admiración hacia ese mundo, pero que también está teñida de remordimientos.

Pianoforte

Jakub Piątek, 2023 | Grand Angle | ★★★★☆


Se podría decir que la carrera en festivales de este documental le coloca en una posición privilegiada como uno de los más relevantes del año. Después de estrenarse en el Festival de Sundance, se ha proyectado en CPH:DOX, ha competido en el Festival de Miami, participa en Visions du Réel así como en otras muestras cinematográficas, y tiene asegurado su estreno gracias a la participación en la producción de HBO Max. El director Jakub Piątek (1985, Polonia) ya fue seleccionado en Sundance con la película de ficción Horario estelar (2021), pero en esta ocasión se acerca a otro ejercicio que tiene también ciertos resortes de suspense, al centrarse en uno de los concursos de música más prestigiosos del mundo: la XVIII International Chopin Piano Competition, que se celebró en 2021 tras posponerse en 2020 debido a la pandemia del coronavirus. Este concurso nació en 1927 y se celebra cada cinco años desde 1955 en Varsovia (Polonia), convirtiéndose en una de las competiciones de mayor tradición cuyos ganadores han visto cómo sus carreras se benefician de numerosos contratos para conciertos y grabaciones. Pero también en una de las más exigentes, en la que durante 21 días los participantes seleccionados, 87 en 2021 de los que solo quedaron 12 finalistas, no solo deben someterse a una notable tensión durante el concurso, sino también a ensayos constantes que requieren un gran esfuerzo mental y físico. En la edición que centra la atención del documental, consiguió el tercer premio el pianista español Martín García García (1996, Gijón), aunque él no es uno de los concursantes en los que se concentra la película. 

Pianoforte (Jakub Piątek, 2023) presenta a un grupo de competidores que podrían alcanzar  posiciones avanzadas en el concurso, pero sin tener la seguridad de hasta dónde llegarían. De forma que la atención del director se concentra no solo en su participación sino sobre todo en los momentos más personales durante los ensayos o sus reuniones en el poco tiempo libre del que disponen. Durante la competición se eliminan aspirantes a lo largo de diferentes fases, lo que aporta cierto suspense al desarrollo de la película, especialmente para los espectadores menos conocedores del concurso. Pero el interés se concentra sobre todo en las diferentes personalidades de los concursantes y los procesos que cada uno de ellos desarrolla para convertirse en grandes pianistas. Hay una exigencia férrea en la profesora de la joven ruso-armenia Eva Gevorgyan y una relación casi maternal de la maestra del concursante chino Hao Rao, que le ha enseñado desde que era un niño. El documental se dispersa en la primera parte al dedicarse a diferentes aspirantes, y se beneficia en la segunda parte de una atención más concreta a los que han pasado las primeras rondas del concurso. El polaco Marcin Wieczorek comenta casi en broma que también es importante el aspecto físico: "Los concursantes que se parecen más a Chopin son los que tienen más posibilidades de ganar, como Krystian Zimerman". 

Conforme se desarrolla, Pianoforte va dando muestras de una mayor implicación en las trayectorias de sus protagonistas, reflejando el exigente entrenamiento al que deben someterse, que es un auténtico suplicio para las articulaciones de los dedos, especialmente en un compositor como Frédérick Chopin, que tiene algunas de las obras más difíciles de interpretar. Cuando el cansancio se apodera de Eva Gevorgyan, el director abandona su posición de observador para describir, a través del sonido distorsionado de una conversación que mantiene su profesora con uno de los organizadores del concurso, la falta de concentración que provoca este cansancio. Es uno de los momentos en los que Jakub Piątek se implica más en la descripción de un estado de ánimo, pero también atendiendo a las largas esperas sobre las decisiones del jurado, que en algunos casos llegan hasta la madrugada. De alguna forma, convierte una competición de piano en un reflejo de la tensión y el suspense propios de los documentales sobre competiciones deportivas. Pero al mismo tiempo muestra los esfuerzos y también los sacrificios de muchos de estos jóvenes, y la exigencia excesiva a la que son sometidos por este tipo de concursos, como comenta uno de los participantes: "Todos quieren ganar y la mayoría no tiene un plan B. Ni siquiera se plantean qué harían si no quedaran entre los finalistas". Quizás por eso al final no se enfoca tanto en los ganadores como en la frustración de los perdedores, que incluso siguen sometidos a la presión de la atención mediática: "Puedes llorar, pero no lo hagas delante de las cámaras", aconsejan a uno de ellos. 

Un volcán habitado

David Pantaleón, José Víctor Fuentes, 2023 | Burning Lights | ★★★☆☆

Cuenta uno de los directores en las notas de producción de la película que su familia ha habitado desde hace tres siglos la falda de Cumbre Vieja, rodeada de volcanes que hacen erupción cada cuarenta años aproximadamente. Para los ancestros awara que habitaban la isla, estas erupciones son en realidad la manifestación telúrica del ser maligno llamado Iruene, un demonio personificado como un perro lanudo, negro y salvaje que vivía en lugares subterráneos. Esta convivencia con la tradición oral pervive todavía en la zona, y persisten algunas creencias sobre la manifestación de una fuerza natural que devuelve a los habitantes su sitio frente a la grandeza de los movimientos volcánicos. En realidad, en Un volcán habitado (David Pantaleón, José Víctor Fuentes, 2023), hay un tono mucho más realista y menos mágico, que narra la erupción del volcán Tajogaite en septiembre de 2021 a través de los mensajes que se intercambia un grupo de amigos por WhatsApp desde que se inició hasta que permaneció la lava cayendo durante 85 días, convirtiéndose en la erupción de mayor duración de toda la historia (el 13 de diciembre se dio por finalizada la actividad del volcán). La película muestra imágenes de medios de comunicación y grabaciones de los directores en la zona mientras el relato se produce a través de los audios que se intercambian los amigos. Es una crónica cronológica que muestra la incertidumbre del comienzo, la tensión por el destino de los interlocutores que dejan de enviar mensajes, el caos de la comunicación oficial y también el desapego sobre el enfoque de los medios de comunicación. 

Algunos mensajes muestran malestar por la forma en que los medios convirtieron la erupción del volcán en un espectáculo televisivo durante semanas, hasta que la noticia dejó de tener interés, y las dudas sobre cómo recuperar aquello que se ha perdido (uno de los amigos parece haber sido especialmente afectado por la erupción). La pérdida de casas, plantaciones de plataneros, negocios completos, surgen como trasfondo comentadas por los amigos, pero también la solidaridad y el esfuerzo colectivo. Las imágenes más impactantes no son las de la lava cayendo, sino las de la convivencia cercana de los habitantes con la grandiosidad de la montaña, como cuando una anciana recuerda haber sido testigo de las erupciones del San Juan y el Teneguía mientras nuestra mirada, en realidad, se enfoca en la ventana que deja ver al fondo el volcán humeante. Sorprende esta tranquilidad de reconocerse diminutos frente a la fuerza enérgica de la naturaleza, pero también se reflejan en los audios las molestias por ser juzgados por quienes critican la habitabilidad de las zonas volcánicas. Un volcán habitado también es un relato de la amistad y de la solidaridad, y por eso concluye con una reunión, un reencuentro de este grupo de amigos. Aunque la película no termina de construir este relato de una forma totalmente equilibrada, deambulando por temas e ideas que se sienten como un abanico de propuestas débiles e incompletas. O quizás es que hemos acabado viendo tantas veces la erupción del volcán de La Palma que incluso cuando se intenta adoptar otro punto de vista nos suena a una repetición de lo mismo. 

Caiti blues

Justine Harbonnier, 2023 | Burning Lights | ★★★★☆

También está consiguiendo especial resonancia esta película que, tras su paso por Visions du Réel, tendrá su presentación norteamericana en Hot Docs y ha sido uno de los largometrajes seleccionados por la asociación ACID dentro del marco del próximo Festival de Cannes, junto a otros documentales como After work - The end of labor (Erik Gandini, 2023), que se estrenó en CPH:DOX. La directora nacida en Francia pero formada en Canadá Justine Harbonnier se centra en su primer largometraje en Caiti Lord, una joven que siempre ha contado con una espléndida voz y aspiraba a convertirse en cantante de musicales. Pero diversas circunstancias la llevaron a dejar atrás las aspiraciones en Nueva York para acabar trabajando como camarera y locutora de radio en Madrid (Nuevo México), un pueblo minero que dependió del carbón y el ferrocarril durante el siglo XIX y toma su nombre del español Francisco de Madrid, quien llegó a la zona en 1603. Hay una representación especialmente singular en esta zona en la que la disminución de la demanda de carbón después de la II Guerra Mundial, provocó que se pusiera a la venta todo el pueblo por 250.000 dólares en 1954, pero no tuvo ningún comprador. Hoy en día cuenta con poco más de 200 habitantes, aunque un cierto renacimiento dentro de su comunidad de artistas. 

Caiti blues (Justine Harbonnier, 2023) ofrece una mirada hacia los sueños rotos a través del retrato de esta joven que sin embargo no se rinde en sus aspiraciones. Mientras trabaja en The Mine Shaft Tavern, donde el mayor acontecimiento es una partida de bingo nocturna, y por el que pasan visitantes que nunca permanecen demasiado tiempo, la única manera de exponer sus frustraciones es a través de la emisora de radio local KMRD, donde presenta un programa bajo el seudónimo de DJ Barnacle, pero en realidad parece más una especie de psicoanálisis público en el que habla sobre cómo su decisión de ir a la Escuela de Arte en Nueva York le ha dejado unas deudas que aumentan en vez de disminuir debido a los intereses. La cámara se enfoca en el paisaje desértico que se ve desde la ventana del estudio de radio, como una expresión de un futuro incierto, que parece reflejar uno de los enunciados de las partes en las que se estructura la narrativa: "Solo con verlo se convierte en polvo". Las aspiraciones de Caiti se muestran a través de flashbacks en los que de niña participó en diversos musicales escolares, consiguiendo en muchos de ellos personajes protagonistas, representaciones de obras clásicas como Cats (1981) que parecían vaticinar un futuro prometedor. 

Pero en realidad la historia de Caiti también es el reflejo de cierta decadencia de unos Estados Unidos cada vez más divididos, cada vez más enfrentados y cada vez más frustrados. La infancia de Caiti está marcada por la influencia del ataque a las torres gemelas de Nueva York en 2001. Aunque la familia vivía a las afueras, los acontecimientos posteriores se convirtieron en tema central de las conversaciones: "Recuerdo haber crecido escuchando las noticias, preguntando si algún conocido había muerto, hasta que mi madre decidió desenchufar todos los televisores y guardarlos en un armario", comenta. Caiti blues es una película que tiene la cadencia melancólica de la música espiritual afroamericana y también habla de la inclusión y de la incertidumbre de tiempos marcados por el odio. Hay algunos momentos de liberación y exaltación de sus aspiraciones, como cuando participa en la fiesta anual que organiza un grupo de transexuales y travestis, pero al mismo tiempo hay noticias sobre el odio a los colectivos LGTBI+. La mañana siguiente es una resaca de melancolía que deja expandir de nuevo las frustraciones: "Mi ego no es capaz de manejar ese continuo juicio de valor sobre que solo soy una camarera que no tiene nada que hacer en la vida más que ser camarera, porque eso es lo único que sabe hacer". Sin embargo, Caiti blues quiere transmitir una mirada positiva, que se revela en algunos guiños que hace la protagonista a la cámara, manejada por Léna Mill-Reuillard, que ha trabajado en documentales como City dreamers (Joseph Hillel, 2018). El último vistazo al desierto desde la ventana de la KMRD es una mirada de esperanza. 

Knit's island

Ekiem Barbier, Guilhem Causse, Quentin L'Helgouac'h, 2023 | Burning Lights | ★★★☆☆

Premio del Jurado Burning Lights, Premio FIPRESCI

Estas frustraciones sobre una realidad que no parece cumplir las expectativas también está presente en Knit's island (Ekiem Barbier, Guilhem Causse, Quentin L'Helgouac'h, 2023), una película rodada dentro de uno de esos mundos virtuales en los que cualquiera puede ser lo que desee, una realidad construida a medida, que casi nunca acabará frustrando las expectativas. Siguiendo con su anterior incursión en este tipo de mundos virtuales, que les llevó a dirigir el mediometraje Marlowe Drive (Ekiem Barbier, Guilhem Causse, Quentin L'Helgouac'h, 2018), seleccionado también en Visions du Réel, ahora se introducen en el videojuego DayZ (2018, Bohemia Interactive), una experiencia multijugador que se desarrolla en la república post-soviética de Chernarus, y que consiste en intentar sobrevivir en un mundo que ha sufrido una misteriosa plaga que ha convertido en zombis a la mayor parte de sus habitantes. Las estrategias de supervivencia son diversas, pero una de las que principalmente interesa explorar a estos cineastas franceses son las comunidades que se organizan entre jugadores para cooperar en su supervivencia. Ellos decidieron pasar exactamente 963 horas dentro del juego, dividiendo sus cometidos: Ekiem Barbier es el periodista que entrevista a los otros jugadores, mientras que Guilhem Causse y Quentin L'Helgouac'h actuaban como cámaras y directores de escena. 

Ataviados con chalecos antibalas que están marcados con la palabra "Press", ejercían su labor de prensa presentando a los jugadores sus intenciones de rodar un documental. La llegada de la pandemia y el confinamiento les llevó a decidir aislarse en una casa de campo, de forma que pudieran seguir rodando la película juntos. Y lo que van descubriendo al espectador es un mundo en el que se establecen comunidades fuertes con líderes principales que ejercen su hegemonía dentro de cada grupo, una representación de lo que podría llegar a proponer el ser humano en un planeta apocalíptico. Lo cual no está exento de peligros. Uno de los grupos defiende la violencia y todo tipo de atrocidades, sembrando el caos a su paso, e incluso tiene fama en algunos foros de jugadores de practicar el canibalismo. De alguna forma, se trata de jugadores que en su anonimato despliegan una absoluta falta de empatía con los demás, lo cual lleva a una pregunta que no siempre es contestada en la película: ¿Son los jugadores conscientes de que se trata solo de un juego, o acaban tan involucrados en este mundo virtual que dependen de él para exponer sus frustraciones a través de la violencia? Otra de las comunidades que encuentran en su recorrido está liderada por el sacerdote Stone, y se basa en las enseñanzas de un dios inventado, pero en realidad el líder parece tener más claro que está desempeñando un papel solo para pasar el tiempo. 

La realidad también hace acto de presencia dentro de este mundo virtual, como cuando entrevistan a una jugadora y ésta tiene que interrumpir la conversación porque de fondo se escucha el llanto de su hijo, que parece haberse caído. Y algunas experiencias acaban siendo inquietantes, como cuando deciden correr junto a un grupo de jugadores hacia el infinito sin alcanzar ningún destino aparente, una especie de carrera hacia un final inexistente marcado por paisajes desérticos, hasta que en un punto concreto algunos de los jugadores deciden suicidarse. ¿Está quizás programado un suicidio colectivo una vez se llega a un horizonte determinado en el juego? Knit's island no siempre encuentra cosas interesantes que decir, a veces se enreda en conversaciones banales, y aunque pretende mostrar el fuerte lazo comunal que se construye en este tipo de mundos, en realidad acaba transmitiendo una cierta desazón por una humanidad que parece liberarse en mundos ficticios frente a la realidad diaria. 

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Películas mencionadas: 

Pianoforte se estrena próximamente en HBO Max
Horario estelar se puede ver en Netflix.

24 abril, 2023

Visions du Réel 2023 - Parte 1: Faunas y humanos

La cita anual con uno de los festivales de documentales más relevantes de Europa ha comenzado este fin de semana con una programación formada por 163 películas de 42 países que convierten a la localidad suiza de Nyon en el foco principal de este género cinematográfico. Visions du Réel (VdR) llega a su 54 edición con la fortaleza de una selección que incluye más de ochenta estrenos mundiales, entre los que este año hay una importante presencia española con tres películas en la sección competitiva: Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023), Fauna (Pau Faus, 2023) y O auto das ánimas (Pablo Lago Dantas, 2o23), además de la presencia en la sección Burning Lights de Un volcán habitado (David Pantaleón, José Víctor Fuentes, 2023) y de Ruinas futuras (Carolina Sánchez, Elvira Arbós, Francisco Armenteros Sánchez, Ran Chen, 2023) en la sección Opening Scenes. El festival dedica este año sus premios honoríficos a tres cineastas, que ofrecerán Masterclasses a lo largo de estos diez días: la cineasta argentina Lucrecia Martel, la directora italiana Alice Rohrwacher, que estuvo nominada al Oscar este año por su cortometraje Le pupille (2022) y el realizador suizo Jean-Stéphane Bron.

Visions du Réel nació en 1969 como el Festival de Cine Documental de Nyon, una continuación de la labor de los cineclubes que se convirtió en la única muestra de cine documental que se celebraba en Suiza. Sus fundadores fueron el matrimonio formado por Erika de Hadeln y Moritz de Hadeln, quien posteriormente sería director de los festivales de Locarno, Berlín y Venecia. La particularidad de este encuentro cinematográfico, que cambió su nombre a Visions du Réel en 1995, es que acogió el estreno de producciones de países del Este y Rusia, gracias a un acuerdo con las autoridades de los diferentes países, lo que le convirtió en un vehículo para dar a conocer a cineastas desconocidos. El festival se ha consolidado a lo largo de más de cincuenta años con una selección en la que prevalece el interés por el descubrimiento de nuevos directores. 

Veilleurs de nuit (Nightwatchers)

Juliette de Marcillac, 2023 | Inauguración | Grand Angle | ★★★★☆

Una de las principales preocupaciones de Visions du Réel se refleja en la película de inauguración, una de las óperas primas que forman el 30% de la programación del festival. Veilleurs de nuit (Juliette de Marcillac, 2023) nos traslada a las montañas de Montgenèvre, una zona fronteriza que utilizan muchos refugiados, principalmente provenientes de Afganistán, para cruzar de Italia a Francia. Es una pequeña localidad en la que se produce el evidente contraste entre los extranjeros que son deseados, los turistas que llegan a sus pistas de esquí, y los que no son queridos, los refugiados que buscan asilo. Y también pone de manifiesto la doble moral de las leyes de acogida francesas, como se indica al comienzo de la película: "Sobre el papel, las leyes permiten a los refugiados solicitar asilo en Francia. La realidad es que la policía obliga a muchos de ellos a regresar a Italia sin darles siquiera la posibilidad de solicitarlo".  La cámara cercana de Juliette de Marcillac se centra en un grupo de voluntarios que, bajo el amparo de la ONG Médicos del Mundo, patrullan las montañas para ayudar a los que han cruzado la frontera a llegar al refugio o el hospital, y así darles la oportunidad de pedir asilo. La mayor parte son mujeres y trabajan como enfermeras, por lo que su labor también pretende verificar el estado de salud de los refugiados.

La película comienza y termina dando forma a las personas que llegan a Francia después de un recorrido largo y particularmente duro. A lo largo del documental conocemos algunas de sus historias y sus recorridos por diferentes países, donde se pone de manifiesto la diferencia de trato entre unas fronteras y otras. En Croacia, por ejemplo, denuncian las palizas a las que son sometidos por parte de la policía. La impresión que transmiten estos relatos es la de una lucha constante en la que las víctimas de guerras y desplazamientos obligados se vuelven doblemente víctimas a lo largo de su travesía con un destino incierto. Los vigilantes nocturnos a los que hace referencia el título también se convierten en cierta manera en la contraposición de la policía, con los que el trato a veces es amable y en otras ocasiones más complicado. En conversaciones que capta la cámara de Florian Berthellot, casi todas ellas en susurros nocturnos, algunas de las voluntarias relatan momentos de tensión con miembros de la policía o ciudadanos con actitudes racistas. Los voluntarios deben convertirse en guías de los grupos de refugiados escondiéndose de las patrullas hasta conseguir que lleguen desde las montañas hasta el refugio. "No es normal dejar a la gente perdida en las montañas", responde una de ellas cuando se le pregunta por qué se ha hecho voluntaria. 

Nightwatchers se desarrolla durante una noche de patrulla en medio de un frío invierno, y lo que la diferencia de una crónica más o menos común sobre la problemática de las fronteras es la atención que presta al silencio de una montaña que se convierte en un escenario peligroso para las personas que llegan caminando. En algunos momentos se detiene en las huellas que han dejado a su paso, enfocando objetos que quedan en la nieve como reflejo de una realidad convertida en dramas personales que arrastran experiencias terribles. La película termina significativamente con la canción "L'Estaca" (1968), que el músico catalán Lluís Llach compuso como unidad de acción contra la dictadura, usando la metáfora de una estaca para reflejar la lucha por la libertad. La versión francesa utilizada, que adaptó el cantautor Jacques-Émile Deschamps en 1974 tiene un mensaje más sutil, pero la decisión de incluirla en los créditos finales establece un singular paralelismo entre la libertad anhelada de un pueblo oprimido y la búsqueda de libertad que conduce a los desplazamientos humanos. 

She chef

Melanie Liebheit, Gereon Wetzel, 2022 | Grand Angle | ★★★☆☆

El anunciado cierre del restaurante Noma (Dinamarca) para 2025, que se transformará en un laboratorio de cocina, en una estrategia parecida a la que realizó elBulli (España) en 2014, ha evidenciado una crisis en la alta cocina que la pandemia del coronavirus no hizo más que profundizar. Algunos chefs con estrellas Michelin como Magnus Nilsson, Marco Pierre White, Carme Ruscalleda o Dani García, han abandonado el estatus más exigente, como hizo el cocinero francés Alain Senderes, el primero que devolvió las tres estrellas de su restaurante en 2013 porque no podía cobrar a sus clientes un precio asequible manteniendo los estándares que requería Michelin. Recientemente, la película El menú (Mark Mylod, 2022) ofrecía una visión sarcástica de los restaurantes de alta cocina, el ambiente en el que la protagonista de She chef (Melanie Liebheit, Gereon Wetzel, 2022) se introduce a lo largo de tres etapas de entrenamiento en locales de Austria, España e Islas Feroe. La película sigue a Agnes Karrasch, una joven que aspira a tener su propio restaurante y cuya participación en el equipo austríaco que ganó un prestigioso premio internacional le permite iniciar una etapa de entrenamiento con algunos chefs reconocidos internacionalmente. 

El enfoque en una aspirante en vez de un jefe de cocina permite mostrar la evolución de Agnes y está expresamente remarcado en algunos encuadres, como cuando en el restaurante Vendôme (Alemania), con dos estrellas Michelin, la cámara se enfoca en ella mientras el reconocido chef Joachim Wessler permanece al fondo en segundo plano. Este cambio de enfoque respecto a los documentales que se centran en las figuras de los jefes de cocina mientras el resto de los cocineros tienen papeles secundarios, dinamiza la propuesta. De hecho, el co-director Gereon Witzel (1972, Alemania) ya había rodado anteriormente el documental El Bulli: Cooking in progress (2011), antes del cierre anunciado por Ferrán Adrià. Pero también aporta una mirada diferente que la protagonista sea una cocinera mujer, escasamente representada en la alta cocina, lo que se pone de manifiesto en la jerarquía de la cocina de Vendôme. Algunas actitudes condescendientes son encajadas por Agnes de una forma tan habilidosa que parecen inofensivas, pero también surgen las conversaciones sobre la exigencia que supone trabajar en la alta cocina, como manifiesta ella misma: "Tienes que decidir entre trabajar en un restaurante normal, lo cual es frustrante en cuanto a tu desarrollo como cocinera, o hacerlo en uno de alta cocina y renunciar a tener una vida normal". Posiblemente She chef plantea cuestiones que parecen demasiado obvias, como el estrés, el nivel de exigencia o el difícil equilibrio entre la vida personal y el trabajo, que quizás están sobredimensionadas en algunos aspectos, pero el trayecto de Agnes permite reconocerlas de una forma fluida. 

En sus prácticas en el restaurante Disfrutar (España) es donde se encuentran más mujeres en la cocina. Este local del equipo formado por Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas permite a la protagonista conocer otro tipo de elaboraciones, pero también es el que está peor representado en la película, por dos dificultades principales: aunque habla algo de español, la barrera del idioma se convierte en una complicación para la integración de Agnes, acrecentada por el hecho de que en la cocina solo se habla español y catalán. Y por otro lado, la pandemia del coronavirus provocó que el restaurante barcelonés tuviera que cerrar dos veces durante la filmación. La pandemia también redujo el planteamiento más ambicioso del documental, que tenía previsto grabar en más restaurantes e incluso viajar a Perú. El siguiente destino en las Islas Feroe se convierte en una liberación para Agnes, a quien los cineastas graban en algunas conversaciones privadas que muestran mejor su personalidad, así como en las conexiones con un sous chef de Vendôme con el que ha mantenido contacto y que la invita a participar en un proyecto que quiere iniciar en Berlín. El restaurante KOKS (Islas Feroe), con dos estrellas Michelin, se encuentra en una zona natural de las Islas Feroe, formado varias casas de piedra, con solo 22 comensales y gestionado por el cocinero Paul Andrias Ziska. Se podría decir que los ritmos de las cocinas más tradicionales se ralentizan en un espacio más reducido pero que también se beneficia del ambiente natural y de la autogestión utilizando los productos de la granja y del entorno. Y también es el momento en el que Agnes parece menos consciente de estar siendo grabada por una cámara, mucho más cómoda y relajada. El restaurante, que se ha trasladado a la costa de Ilimanaq (Groenlandia), mientras se construye una nueva casa más amplia en su localización habitual, se convierte en el destino definitivo de una cocinera que intenta encontrar un espacio reservado casi exclusivamente al género masculino.  

Sconosciuti puri (Pure unknown)

Valentina Cicogna, Mattia Colombo, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆

Premio Interreligioso

La identificación de cadáveres sin identidad se ha convertido en el principal cometido de la forense italiana Cristina Cattaneo. Son los llamados "sconosciuti puri", personas encontradas en las calles de las grandes ciudades que no portan ningún documento y parecen haber fallecido en soledad. La forense indica a sus alumnos de la Universidad de Milán cuáles son los elementos principales por los que se pueden detectar la edad y la raza de los cadáveres, en escenas en las que la cámara siempre adopta una posición respetuosa con los puros desconocidos. La dentadura o los rasgos característicos como tatuajes o manchas en la piel, son detalles cuidadosamente analizados como si se tratara de una investigación policial, e incluso a uno de ellos se le recorta la yema del dedo para intentar extraer su huella dactilar. Pero estas prácticas de investigación lo que demuestran, como se irá viendo a lo largo del documental Sconosciuti puri (Valentina Cicogna, Mattia Colombo, 2023), es el problema principal del trabajo forense: la falta de presupuesto. En realidad, una prueba de ADN podría reducir considerablemente los esfuerzos pero, como afirma Cristina Cattaneo, una sola prueba puede costar unos 250 €, y hay pocas administraciones que realmente se preocupen en presupuestar el reconocimiento de cadáveres de personas desconocidas. Mattia Colombo regresa a Visions du Réel tras presentar el año pasado su película Il posto (Gianluca Matarrese, Mattia Colombo, 2022), a través de una crónica de los esfuerzos de Cristina Cattaneo por dar reconocimiento y dignidad a esas personas fallecidas. Curiosamente una de sus fuentes de información son programas de televisión sobre desaparecidos, que le pueden aportar algunas pistas que la lleven a una identificación positiva, como el caso de una joven albanesa que había desaparecido en 1996, posiblemente captada por las mafias de la prostitución, y cuyos restos decide exhumar veinticinco años después a raíz de una entrevista a su hermana. 

Los directores realizan un retrato amplio de las actividades de la forense, también con la restauración del rostro de San Ambrosio cuyo cuerpo incorrupto se encuentra en una basílica de Milán, pero el centro principal de la película se revela pronto hacia un acontecimiento que tuvo lugar hace algunos años. En 2015, una barcaza con casi 1000 inmigrantes se hundió en el Mediterráneo, cerca de la costa italiana. De ellos, solo 28 sobrevivieron, y más de 200 fueron sometidos a autopsias en las que trabajó el equipo del Instituto de Medicina Legal encabezado por Cristina Cattaneo. Años después, ella sigue intentando que la Unión Europea cambie los protocolos con la creación de una red que permita cruzar los datos de inmigrantes, lo que facilitaría la identificación de cadáveres encontrados en este tipo de naufragios. El documental #Numéro 387 (Madeleine Leroyer, 2019), que compitió en IDFA, ya abordó los esfuerzos de la forense italiana por dar voz a estos cuerpos sin identificar, aunque la mirada es más amplia en Sconosciuti puri, que también compite en la Sección Oficial de Hot Docs, que comienza la próxima semana. La dificultad principal es conseguir los fondos necesarios para poder practicar pruebas de ADN a todos los restos encontrados, cuya cifra total, unos 80.000 euros, no es demasiado alta, pero necesita el compromiso de las autoridades no solo italianas sino europeas. Uno de sus principales aliados ha sido Pierfrancesco Majorino, que en el momento de la filmación era miembro del Parlamento Europeo. El documental no solo se convierte en una forma de visibilizar el trabajo de Cristina Cattaneo, sino sobre todo de reclamar una mayor implicación por la dignidad de personas fallecidas cuyos rostros a veces se pierden, borrosos, en los restos de fotografías humedecidas por el mar. "Solo es una cuestión de voluntad", se indica al final de la película. 

Antier noche

Alberto Martín Menacho, 2023 | Competición Internacional | ★★★☆☆

La primera de las aportaciones españolas en la sección competitiva de Visions du Réel es el debut del director Alberto Martín Menacho (1986, Madrid), cuyo cortometraje Mi amado, las montañas (2017), fue seleccionado en el Festival de Cine de Rotterdam (IFFR). Inspirado en la pequeña población extremeña de la que eran sus abuelos, su primer largometraje recurre a temas que ya estaban presentes en aquel corto, como la coexistencia entre tradiciones que perduran o el ritmo lento de la vida en el campo. Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023) toma su título de una expresión característica de su abuela, cuyo significado es más comprensible para los espectadores españoles, manteniendo la esencia de sus raíces extremeñas, aunque el director ha estudiado en Ginebra y ha producido sus dos títulos en coproducción con Suiza. La película comienza con un casting, planteando de forma honesta que no se trata de un documental de observación, sino que la realidad se irá mezclando con elementos de ficción. O si acaso que incluso dentro del género documental hay una línea narrativa marcada por la selección de sus protagonistas, en este caso el joven Juan Francisco, el miembro más pequeño de la familia a la que sigue la cámara durante el desarrollo de la historia. Pero la entrevista no solo sirve para plantear el camino que va a seguir la película, sino para ofrecer algunos datos introductorios esenciales, como la descripción del pueblo de Salvaleón, una pequeña localidad de la provincia de Badajoz que ha ido perdiendo población desde los años sesenta y en el que solo quedan unos 1500 habitantes, o para homenajear a quienes dieron origen a la historia: "Los abuelos no deberían morirse nunca".

Al parecer, la película tenía un planteamiento más centrado en dos de los personajes principales, dos jóvenes que debían tomar una decisión sobre su relación cuando ella decide que quiere abandonar el pueblo, según la sinopsis del proyecto que se presentó en la sección Ikusmira Berriak del Festival de San Sebastián 2019, e incluso la representación del mundo de la caza tenía un planteamiento más crudo mostrando el destino fatal de algunos galgos utilizados para esta forma tradicional de caza que se sigue manteniendo en algunas poblaciones pero que están prohibidas por ley. Pero el desarrollo del proyecto ha acabado ampliando la mirada hacia un planteamiento más coral y en el que hay menor violencia en torno al mundo de la caza, aunque siguen presentes las referencias a las costumbres tradicionales. De forma que Antier noche ofrece una perspectiva más poliédrica de la vida en el campo, en la que están presentes la inestabilidad laboral a través del trabajo por temporada en un matadero de Pepa, la madre de la familia, los incendios forestales que amenazan constantemente a las comunidades rurales o la creencia en la quiromancia, mientras la juventud se divide entre los que siguen manteniendo los trabajos tradicionales, aquellos que desean escapar de la monotonía del campo y los que lo hicieron y regresan como visitantes ocasionales. 

Hay algunas secuencias que están planificadas como una ficción, sobre todo en la relación que se establece dentro de la familia, especialmente entre Juan Francisco y su hermana Diana, una niña diabética que debe mantener controlados sus niveles de glucosa. En cierto modo, estas escenas construyen una interacción entre los personajes que quiere aportar naturalidad pero que a veces sufren esa cierta falta de centralidad que tiene la película en general, planteando temas a los que les falta un desarrollo más profundo. Incluso la relación entre los dos jóvenes se acaba convirtiendo en una conversación de terceros durante un baño de verano en el río. Antier noche es un retrato diverso de la vida en el campo, de una España campestre que mantiene y pierde sus tradiciones en la misma medida en que pierde sus poblaciones, y desde su narración entretejida entre ficciones y realidades, al final acaba siendo un reflejo de la supervivencia. 

Fauna

Pau Faus, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆

Hay algunas coincidencias en las temáticas de Antier noche y esta otra representación española en la competición de Visions du Réel, la nueva película del director Pau Faus (1974, Barcelona) tras sus largometrajes Sí se puede. Siete días con PAH Barcelona (2014) y Alcaldesa (2016), que le valió el Premio Gaudí al Mejor Documental. En Fauna (Pau Faus, 2023), que también ha sido seleccionado en Hot Docs y Docsbarcelona, el principal elemento es el contraste, que se va desarrollando a lo largo de sus imágenes, con cierto aire de ensoñación de ciencia-ficción, mientras muestra la vida tranquila de Valeriano, un pastor que convive en el bosque con las instalaciones de un laboratorio en el que se desarrolla una vacuna contra el Covid-19. La primera intención era la de hacer un documental sobre el Covid desde el punto de la investigación, pero la confrontación de la tecnología con el paisaje que se puede ver desde las ventanas del laboratorio, el bosque en el que pastorea Valeriano, acabó decantando la historia hacia una reflexión sobre la convivencia entre lo tradicional y lo moderno, el ritmo pausado y el ritmo a contrarreloj de la investigación contra una pandemia, aportando además otros elementos de discusión en torno a la utilización de animales en los laboratorios, un tema controvertido que el director plantea con una imagen que se repite a lo largo de la película, cuando los trabajadores guían a cabras, ovejas, cerdos o pollos dentro de las instalaciones a una sala donde su destino ya ha sido marcado. 

Hay numerosas ideas plasmadas a lo largo del documental, que siempre funcionan en este sentido de contraposición que sirve como eje de la narración. Frente al sacrificio de animales en virtud de la investigación para conseguir vacunas, en una exposición ante un grupo de alumnos, una investigadora reconoce que por el momento no existe una alternativa cercana a la sustitución de la experimentación animal, mientras en otra subtrama se investiga cuál ha podido ser la causa de que se haya encontrado una larva dentro de una de las salas del laboratorio. "Hay que intentar separarse de la naturaleza", dice uno de los técnicos que busca alguna hendidura por la que un organismo externo ha podido invadir el espacio científico. Esta invasión puede recordar a películas de terror como La cosa (John Carpenter, 1982), y de hecho hay una tonalidad de género de ciencia-ficción en todo lo que rodea al laboratorio, un recurso visual interesante que profundiza los contrastes. La primera vez que aparecen en pantalla los científicos que trabajan en la vacuna, lo hacen también como elementos "invasores" de una imagen idílica del paisaje del bosque. En algunos aspectos Fauna nos recuerda a la película seleccionada en CPH:DOX !AITSA (Dane Dodds, 2023), en la que un territorio del desierto africano es utilizado como una base científica, contrastando la tecnología más avanzada de observación del espacio exterior con las tradiciones tribales de conexión con la tierra.  

Pau Faus trata asimismo de ofrecer una imagen más humana de los trabajadores del laboratorio, especialmente a través de dos mujeres que se dedican a la limpieza y que tienen conversaciones triviales sobre el yoga y la afición al baile, aunque su trabajo también nos introduce en maquinarias como el digestor, un contenedor hermético que sirve para el proceso de digestión anaerobia de los restos de los residuos orgánicos de los animales, lo que provoca un efecto perturbador cuando se repite la imagen de cabras y ovejas entrando en el laboratorio. En el campo, la vida es más tranquila para Valeriano, paseando a su rebaño y conversando con otro pastor sobre la forma en que ha cambiado una profesión que ya no es atractiva para las generaciones jóvenes, hasta el punto que el 90% de los pastores en España tiene más de 70 años. "Pero ahora han surgido escuelas de pastores", comenta. Valeriano comienza a padecer las consecuencias del pastoreo en sus huesos, y acaba sometido a pruebas como la resonancia magnética que introduce el elemento tecnológico en su vida tradicional, lo que de alguna forma conecta con la compleja controversia en torno a la experimentación con animales, que es la que ha permitido que se hayan desarrollado tratamientos contra el cáncer. Fauna saca partido constantemente de estos contrastes, los utiliza y los elabora a través de elementos como la música, en la que también se contraponen la guitarra de Quim Ramos y el diseño musical creado por Sergi Cameron y Pau Faus con las composiciones de Israel Marco, que aportan esa tonalidad de ciencia-ficción. Pero al final, regresa a ese paisaje que se asoma desde las ventanas del laboratorio, volviendo a la esencia de un ser humano que necesita equilibrar su relación con la naturaleza. 

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Películas mencionadas: 

Fauna se estrena próximamente en Filmin. 

Le pupille y El menú se pueden ver en Disney+.
El Bulli: Cooking in progres se puede ver en acontra+, Filmin y Prime Video. 
Mi amado, las montañas se puede ver en dafilms.com
Alcaldesa se puede ver en Filmin. 
La cosa (El enigma de otro mundo) se puede ver en Filmin y SkyShowtime.