La curiosa circunstancia de que cinco de las series que forman parte del Top 10 español que publica cada semana la plataforma Netflix sean producciones locales, pero que la mayor parte de ellas provengan de las cadenas lineales, es un dato significativo de cómo ha cambiado el enfoque de la compañía, que apuesta principalmente por producciones que tengan resonancia local. Pero lo más sorprendente es que aparezcan en este listado proporcionado por Netflix series que están todas disponibles de forma gratuita con publicidad en Mitele o gratuita sin anuncios en la plataforma de RTVE, como La caza: Monteperdido (RTVE Play, 2019). Su tercera temporada, La caza: Guadiana (RTVE Play, 2023) comenzó en su estreno en lineal con un mínimo histórico de 6,2% de share (910.000 espectadores), debido a la pésima estrategia de programación de la cadena pública, que lo hizo coincidir con un especial del concurso Pasapalabra (Antena 3tv, 2000-) y la emisión del reality Supervivientes (Telecinco, 2006-), algo que fue criticado por el actor Francis Lorenzo, cuyo hermano José Manuel Lorenzo ejerce como productor. La serie está sufriendo el habitual caos de programación de TVE, primero anunciándose dos episodios semanales, después estrenándose un solo episodio y posteriormente regresando a la estrategia de estrenar dos capítulos cada jueves, de forma que sus emisiones acabarán la próxima semana. Y aunque ha ido aumentando la audiencia en las últimas semanas, una de las apuestas de ficción más relevantes de la cadena pública, que llegó a superar los 2 millones de espectadores en la primera temporada, vuelve a ser maltratada, mientras que en la plataforma Netflix se encuentra en la mitad del Top 10 en España, compartiendo lista con las dos temporadas de El príncipe (Telecinco, 2014-2016), la segunda parte de Entrevías (Telecinco, 2022-) y Hasta el cielo: La serie (Netflix, 2023), la única producción española de la propia plataforma (semana del 27 de marzo al 2 de abril). Pero también el Top 10 que publica Prime Video esta semana incluye tres series españolas de las que dos provienen de su acuerdo con Telecinco, encabezando la lista la temporada 13 de La que se avecina (Telecinco, 2007-) y en el tercer puesto la miniserie Escándalo. Relato de una obsesión (Telecinco, 2023), mientras que en segunda posición se encuentra Sin huellas (Prime Video, 2023).
A continuación, repasamos las series españolas que han completado sus temporadas en las últimas semanas, aunque alguna de ellas como la segunda y última temporada de Express (Lionsgate+, 2023-) solo está disponible en territorio latinoamericano.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos en esta crónica y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Cardo. Parte 2Ficción | ATRESplayer Premium | ★★★★★Creada por Ana Rujas, Claudia Costafreda | Dirigida por Claudia Costafreda |
El riesgo que asumen las creadoras de la serie Cardo (Atresmedia, 2021) desde su primera temporada es el de tener como protagonista a un personaje que no necesariamente busca la empatía con el espectador. María (Ana Rujas) toma decisiones equivocadas, busca el placer inmediato a través de sus salidas nocturnas y sus encuentros fugaces, pero al mismo tiempo está marcada por la religiosidad que nace de una familia profundamente devota. Cardo. Parte 2 (Atresmedia, 2023) refuerza ese carácter mesiánico que asume María a partir de un encargo que recibe de una compañera de celda en La misión (T2E1) para iniciar su camino a la reinserción que es al mismo tiempo una búsqueda de la redención. Cada uno de los episodios de esta temporada comienza con una frase del Libro de la vida (1588) escrito por Santa Teresa de Jesús, que se convierte en una especie de guía doctrinal para el camino que emprende la protagonista una vez sale de prisión, aunque con la obligación de regresar todas las noches a un centro de internamiento. Hay una necesidad de renunciar a su vida anterior remarcando su religiosidad y su devoción hacia Santa Teresa, y proponiéndose reconectar a una amiga de la cárcel (Nur Olabarria) con su hija adolescente Yasmin (Arrieta Villa), un objetivo improvisado que no tiene en cuenta las circunstancias personales de la hija con su madre. Esa actitud impulsiva que lleva a María a cometer errores, sigue siendo uno de sus principales defectos. La primera temporada de Cardo fue muy bien recibida por la crítica, obteniendo los premios Feroz como Mejor Serie y Mejor Actriz, y siendo seleccionada por la revista Variety como una de las 10 Mejores Series Internacionales de 2021. Logros que se refuerzan en una segunda temporada que tiene una deriva más dramática, aunque manteniendo esa mirada incisiva hacia una sociedad incapaz de aceptar a los inadaptados.
Ana Rujas y Claudia Costafreda deciden tomar el camino más complicado, elaborando una cierta transformación del personaje principal hacia una positividad que parece forzada por las circunstancias, más que por el propio carácter de María. Como cuando en Tu salud es nuestra paz (T2E2), asiste a una entrevista de trabajo como asistenta de un hombre mayor, y a pesar de las evidentes señales de que no es bien recibida, se mantiene firme en la esperanza. Incluso de alguna forma esos subtítulos característicos de la serie en los que se nos muestra lo que realmente piensa María son cada vez menos necesarios en esta segunda parte, porque la interpretación de Ana Rujas se ha hecho más precisa en las expresiones, más transparente en la exteriorización de las turbulencias interiores de la protagonista, las dudas y las inseguridades que forman parte de su personalidad. Cardo es una serie que, a pesar de su brevedad, ha ido dejando marca, e incluso se refleja en series como Autodefensa (Filmin, 2022-), sobre todo en la construcción de personajes complejos. El episodio La aparición del arcángel (T2E3), que se desarrolla en una fiesta a la que asiste un importante director de cine internacional, se muestra como uno de esos melodramas en blanco y negro que presenta a María como "La repudiada de la fiesta" y a Santa Teresa de Jesús como la directora. De forma que la serie mantiene ese carácter humorístico aun tratando temas complejos y dramáticos, que convierten cada episodio en un relato impredecible.
El único trabajo que consigue María (y que no le durará mucho tiempo) es el de una zombi en una Mansión del Terror, en Noche oscura del alma (T1E4), un personaje dentro de su propio personaje, un reflejo de la oscuridad en la que se ha visto envuelta su vida y de la incapacidad para adaptarse a un grupo de amigos que desprecian sus regalos o que solo buscan sexo fácil con ella. María tiene la carga de su culpabilidad, pero también asume otras cargas emocionales que tienen que ver con su paso por la cárcel y por sus experiencias anteriores. Los personajes que la rodean la miran como la excarcelada, la culpable, la chica sexualmente activa... La vida de María se consume en esos reflejos de personalidades que predominan en la forma en que es reconocida, y el paralelismo con Santa Teresa de Jesús se revela como una apuesta inteligente dada la atención que dedicaba la monja a hablar sobre su propio sentimiento de culpa, cuando decía "Hice mi culpa como muy culpada, y así lo parecía a quien no conocía todas las causas". En el último episodio hay un agradecido breve cameo del actor Carlos González, lo único realmente interesante de la serie Todas las veces que nos enamoramos (Netflix, 2023), quien debutó en la serie Veneno (Atresmedia, 2020). La productora de Cardo es Suma Content, fundada por Javier Calvo y Javier Ambrossi en 2021 para desarrollar sus propios proyectos: Vestidas de azul (Atresmedia, 2023), una especie de continuación de Veneno, y La Mesías (Movistar+, 2023).
SelftapeFicción | Filmin | ★★★★☆Creada por Joana Vilapuig, Mireia Vilapuig | Dirigida por Bàrbara Farré |
Comentaba Juan José Ballesta en una reciente entrevista en el programa Lo de Évole (La Sexta, 2020-) que hay actores que se quejan por todo y a los que les molesta todo, admitiendo que su profesión es un privilegio. Y al comienzo de Selftape (Filmin, 2023-) da la impresión de que estamos ante un retrato de dos personajes que convierten la desaparición del éxito repentino, cuando todo era fácil, en una frustración por no lograr este mismo reconocimiento cuando tratan de tener el control de sus vidas. Joana Vilapuig y Mireia Vilapuig construyen en la serie una autoficción que también es un vehículo de promoción cuando las oportunidades escasean, lo cual es legítimo y al mismo tiempo consiguen reordenarla como una especie de reconocimiento del fracaso en una industria demasiado cruel. Cuando se reivindican en el último episodio lo hacen deslegitimando los resortes de su profesión a través de momentos perversos, como el rodaje de una escena de sexo en el último momento y sin previo aviso, o una entrevista de trabajo en la que se abordan aspectos insultantemente personales. La idea de la serie surgió cuando las dos comenzaron a recibir peticiones de self tapes, cintas de video grabadas por los propios actores para la primera selección antes de un casting, que estaban enfocadas a los mismos personajes, de forma que tenían que ayudarse para en realidad competir por el mismo papel. Hay algún apunte de esto cuando Mireia regresa de una temporada en Oslo, donde partió casi sin despedirse, dejando atrás todo y a todos, incluidos su novio y su hermana. Pero ella consigue ser seleccionada para un personaje para el que Joana ha sido rechazada, lo que provocará uno de los muchos conflictos entre ambas.
Joana y Mireia están al principio separadas, no solo físicamente por la distancia que separa España de Noruega, sino sobre todo emocionalmente, marcadas por el rencor y también cierto sentimiento de envidia, por verse obligadas a competir después de haber compartido el éxito cuando eran unas adolescentes gracias a la serie Pulseras rojas (TV3, 2011-2013). Recientemente confesaban en el festival Crossover Series que comenzaron escribiendo la historia como una comedia, tratando de esconderse dentro de un disfraz emocional, pero cuando dieron a sus personajes sus propios nombres entendieron que solo podían contar esta historia desde una mirada personal y honesta. Y efectivamente lo consiguen, estableciendo límites invisibles entre la ficción y la realidad, o jugando con el uso de las imágenes de archivo que las muestran a ellas mismas ensayando o siendo entrevistadas cuando eran estrellas de la televisión. De forma que este diálogo entre realidad y ficción, que la directora Bàrbara Farré consigue manejar con habilidad, es uno de los elementos más sobresalientes de la serie. Y también plantea algunas reflexiones sobre la manera en que los medios gestionan el éxito adolescente a través de entrevistas que sexualizan a las jóvenes actrices, con preguntas sobre si tienen novio o si su primer beso ha sido durante el rodaje. Selftape aborda de forma constante este empleo de la imagen personal sin ningún control, como cuando en el tercer episodio, que es uno de los mejores de la serie, Mireia descubre que algunas escenas de sexo de películas que ha rodado se encuentran alojadas en una página porno, extraído de una experiencia real que tuvieron ambas.
Incluso hay un trasfondo en la experiencia de Mireia en Oslo que apunta hacia una realidad que contrasta la superficie con el fondo, como cuando el glamour de una celebración por haber conseguido un premio se desvanece en cuanto sale de la fiesta. Este prólogo es también una referencia clara a una de las series cuya huella está marcada en los primeros episodios, la producción noruega Young and promising (Filmin, 2015-2019), con la que comparte el tono de comedia dramática con personajes imperfectos y la mirada crítica hacia el mundo artístico. Pero este recorrido paralelo de las dos hermanas a veces cae en lugares comunes, como en el episodio 5 que se desarrolla en la fiesta de cumpleaños del padre de ambas que, desde que comienza, ya sabemos cómo va a terminar. El trayecto de Mireia y Joana es un viaje desde la oscuridad hasta la luz, lo que está perfectamente reflejado en la gradación de la fotografía de Lucas Casanovas, que colaboró con la directora Bàrbara Farré en su cortometraje La última virgen (2017). Aunque no resulta demasiado convincente la ruptura con la que termina la serie, un recurso innecesario y demasiado condescendiente, como si el espectador necesitara un apunte de realidad para reencontrarse con Joana y Mireia. Selftape está producida por Iván Mercadé y Pau Freixas, guionista y director de Pulseras rojas (TV3, 2011-2013), Sé quien eres (Telecinco, 2017), Benvinguts a la família (TV3, 2018-2019) y Todos mienten (Movistar+, 2022), para la productora Filmax, que próximamente presentará la tercera temporada de la serie Citas (Prime Video, 2015-), dirigida por el mismo Pau Freixas, que se estrenará simultáneamente en TV3 y Prime Video.
Sentimos las molestias. Temporada 2Ficción | Movistar+ | ★★★☆☆Creada y Dirigida por Juan Cavestany, Álvaro Fernández-Armero |
Aunque una de las principales características promocionadas de esta segunda temporada de Sentimos las molestias (Movistar+, 2022-) era que los personajes acabarían compartiendo una excursión del Imserso a Torremolinos, lo cierto es que este viaje se produce solo en el penúltimo episodio, y acaba siendo el más divertido de la segunda temporada, porque sitúa a los dos protagonistas, Rafael Müller (Antonio Resines) y Rafael Jiménez (Miguel Rellán), de frente con esa vejez de la que no quieren formar parte a pesar de los achaques, los ataques de ansiedad y las enfermedades. Y ese es uno de los elementos más interesantes de una serie que precisamente reflexiona en tono de humor sobre cuál es el espacio que ocupamos dentro de la sociedad cuando nos hacemos mayores y dejamos de ser una fuerza productiva. Cada uno a su manera, los dos personajes rechazan ser sustituidos por otros, y se enfrentan con desgana a una situación inevitable que les fuerza a dejar paso a generaciones que no entienden la profesión y la vida de la misma forma que ellos. Pero al mismo tiempo son el reflejo de esa tercera edad que en los últimos años ha cambiado en cuanto a su percepción dentro de la sociedad, demostrando que su dimensión está más allá del retrato tradicional de la discapacidad para reivindicarse como creadores y pensadores por encima de los años que marcan sus vidas. Hay un planteamiento interesante en una serie que en su primera temporada a veces parecía quedarse a medio camino y que en algunos aspectos profundiza más y consigue mejorar en la segunda temporada.
Miguel Rellán parece también más cómodo, o al menos refleja para el espectador una mejor adaptación a su personaje, quizás porque el actor acaba resultando especialmente divertido cuando expresa el drama de una forma irónica. Y al comienzo de esta temporada, Rafael Jiménez es un personaje deprimido y suicida, que es precisamente el tipo de caracteres en los que Rellán consigue la perfección, extrayendo la sonrisa de situaciones que objetivamente son muy dramáticas. Curiosamente, Antonio Resines, que estuvo al borde de la muerte debido a una infección por Covid-19, resalta cierta vitalidad en su personaje, aunque mantenga ese tono de presuntuosidad que le caracteriza. Los creadores de la serie, Juan Cavestany (1967, Madrid) y Álvaro Fernández Armero (1969, Madrid), que ya consiguieron retratar algunos aspectos ridículos de nuestra sociedad en Vergüenza (Movistar+, 2017-2020), profundizan en la descripción de esta desafección provocada por el paso del tiempo, pero al mismo tiempo introducen nuevos personajes como Alejandro (Manuel Galiana) que de alguna manera sirve como guía para los dos protagonistas hacia la aceptación de su propia vejez. Quizás la conclusión al final de la temporada puede resultar más convencional de lo que se plantea al principio, con Rafael Müller tratando de arreglar cuestiones del pasado y renunciando a uno de sus mayores retos profesionales, y con Rafael Jiménez aceptando el devenir de sus circunstancias personales. Resulta decepcionante que no se haya introducido algo más de rebeldía en los personajes, porque la impresión final es que la aceptación es el destino inevitable de la vejez, lo que se contradice con el mensaje de la canción "Morir con las botas puestas" que han compuesto Bernardo Fuster y Luis Mendo, del grupo Suburbano, para esta nueva temporada.
Express T2Ficción | Lionsgate+ | ★★☆☆☆Creada por Iván Escobar | Dirigida por Iñaki Peñafiel, Anaïs Pareto Onghena |
Se podría decir que esta serie ha vivido todas las etapas de Starz en España, desde su desembarco hasta su hundimiento. Comenzó siendo la primera producción española de Starzplay, a través de The Mediapro Studio, que se estrenó en enero de 2022, posteriormente vivió durante el rodaje de la segunda temporada en septiembre la transformación de Starzplay en Lionsgate+ y unos meses después se estrenaba solo en Latinoamérica porque Starz tomó la decisión de replegar su expansión internacional dejando de emitir como plataforma en países como España desde este pasado 31 de marzo. En principio, el catálogo de Lionsgate+ pasa a formar parte de MGM+, como canal de Prime Video, pero aún no está claro qué ocurrirá con sus estrenos pendientes, entre ellos el de la temporada final de Express (Lionsgate+, 2022-2023). Algunas de sus producciones sin embargo han sido adquiridas por otros servicios de streaming, como ha ocurrido con Nacho (ATRESplayer, 2023), que está emitiendo Atresmedia desde su plataforma. La serie creada por Iván Escobar tiene elementos en común con sus anteriores propuestas Vis a vis (Fox, 2015-2019) y su continuación Vis a vis: El Oasis (Fox, 2020), no solo porque cuenta como protagonista con la actriz Maggie Civantos, sino por el tono de un género de acción cercano al cómic y la estructura narrativa que utiliza la voz en off como elemento de conexión entre el pasado y el presente. Iván Escobar se formó en Globomedia de la mano de Daniel Écija y Álex Pina, con los que trabajó como guionista en Los hombres de Paco (ATRESPlayer, 2005-2009), formando así una especie de triunvirato de éxitos de la ficción española en la última década, ya cada uno trabajando desde diferentes productoras.
La historia terminó con un final abierto en la primera temporada que se retoma exactamente en el punto en el que había quedado, obligando a Bárbara Vázquez (Maggie Civantos) a enfrentarse de nuevo al trauma de su propio secuestro que marcó la deriva del personaje, desde ejercer como psicóloga criminal hasta acabar liderando un grupo de frikis como negociadora para la empresa privada Central Risk, de la que es propietaria la Sra. Ortega (Kiti Mánver). Pero en esta segunda temporada se refuerza la atención en una trama principal en la que parece que todos tienen una doble cara, con secretos y traiciones que acaban en una explosión de violencia. Lo mejor de esta temporada es que, al plantearse como el final del camino, tiene una mayor centralidad que de alguna manera consigue solventar ese batiburrillo de referencias, ritmos y tramas que acaba siendo desordenado, como apuntábamos en nuestro comentario sobre la primera temporada. Pero eso no quiere decir que consiga ser menos caótica en esta ocasión, porque, al mismo tiempo que recupera su eje principal, se amplía hacia algunas subtramas que resultan poco sólidas, por no decir inútiles, como la que se desarrolla entre el trío formado por Gus (Alba Planas), la hija de Bárbara, su novia Triana (Carmen Daza) y Leo Malasangre (Bernardo Flores), uno de los componentes del grupo que nunca hemos sabido realmente qué función tenía dentro del mismo. Funciona mejor la ambivalencia de Santiago Roldán (Vicente Romero), aunque finalmente no terminan de estar demasiado justificadas algunas de sus decisiones, solventadas sin embargo por un certero trabajo del actor sevillano.
También se introducen en esta temporada algunos personajes nuevos como el de Asia, la hija de la Sra. Ortega, interpretada por la actriz argentina Laura Laprida, a la que hemos visto en series españolas como Paraíso (Movistar+, 2021-2022) y Sagrada Familia (Netflix, 2022) que se une al también argentino Esteban Meloni como Santa Varela, el ex-marido de Bárbara. Su incorporación no se entiende demasiado excepto como sustitución de uno de los personajes, pero su relevancia en la trama parece demasiado fugaz hasta el final, en el que adquiere una relevancia más destacada de cara a una teórica continuación. De forma que en cierta manera acaba siendo un elemento exclusivamente instrumental que finalmente no se integra bien con el resto del grupo. En el trabajo de dirección repite Iñaki Peñafiel y se incorpora Anaïs Pareto Onghena, que el año pasado dirigió el drama familiar Santa Bárbara (2022). La temporada final de Express consigue evitar el desorden de la primera, centrándose más en la trama principal, pero sigue siendo tan superficial y desigual como aquella.
El grito de las mariposasFicción | Disney+ | ★★☆☆☆Creada por Juan Pablo Buscarini | Dirigida por Mariano Hueter, Leandro Ipiña, Inés París |
Walt Disney Company se está tomando en serio la ficción original internacional, aunque habrá que ver dónde queda cuando se pongan en marcha los recortes que ya ha anunciado el CEO Bob Iger, que supondrá el despido de 7.000 empleados, lo que supone un 3% de su fuerza laboral global, y muy posiblemente la venta del canal Hulu. Por el momento, una de sus producciones de habla hispana más publicitadas ha sido la miniserie El grito de las mariposas (Disney+, 2023), creada por Juan Pablo Buscarini (1962, Argentina), quien hasta el momento se había centrado en largometrajes destinados a un público infantil, como Pérez, el ratoncito de tus sueños (2006) o La gran aventura de los Lunnis y el libro mágico (2019), aunque como productor ha puesto en marcha proyectos más adultos como Capitán Kóblic (Sebastián Borensztein, 2016) o Un crimen argentino (Lucas Combina, 2022). En este mismo registro dramático se desarrolla una serie que pone en escena la historia real del asesinato de la joven abogada dominicana Minerva Mirabal en 1960, llevado a cabo por miembros del Servicio de Inteligencia Militar por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Este crimen, cometido contra Minerva y sus hermanas Patria y María Teresa cuando se dirigían a visitar a sus maridos, dirigentes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, que se encontraban presos, tuvo tanta resonancia que las Naciones Unidas decidieron convertir la fecha del asesinato, el 25 de noviembre, en la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Para desarrollar la historia, el equipo de guionistas entre los que se encuentran los argentinos Pablo Bossi, Ricardo Rodríguez, Juan Matías Carballo y Gabriel Nicoli, y la española Azucena Rodríguez, se centra en los acontecimientos reales que llevaron a Minerva Mirabal (Sandy Hernández) a enfrentarse a Leónidas Trujillo (Luis Alberto García), que acabó siendo el único dictador que permaneció en Latinoamérica hasta su asesinato en 1961. En un pequeño país como la República Dominicana, el desprecio que tuvo Minerva hacia el líder militar en una fiesta provocó una animadversión que fue creciendo con el paso de los años, y que se muestra a través de la representación de la mujer en un entorno sexista y abusivo por parte de los estamentos gubernamentales. Pero también se construye una historia ficticia en torno a una aspirante a bailarina española, Arantxa Oyamburu (Susana Abaitua), que es amiga personal de Minerva pero al mismo tiempo trata de ascender profesionalmente aceptando la seducción del dictador. Esta ficción trata de representar la sumisión femenina, incluso por parte de una extranjera, para reforzar la rebeldía de Minerva. Pero la trama tiene problemas para encajar en la historia principal y, lo que es más grave, termina desplazándola para convertirse en buena parte de sus trece episodios en el eje central, de forma que el personaje de Minerva Mirabal se acaba convirtiendo en secundaria de su propia historia. Esta trama se expande hasta el presente, cuando la periodista Pilar Macías (Belén Rueda) consigue encontrar a Arantxa (Mercedes Sampietro) en Madrid, y quiere entrevistarla para escribir un artículo sobre Minerva.
Las secuencias en Madrid protagonizadas por las dos actrices españolas han sido rodadas por la directora Inés París (1962, Madrid), responsable de películas como A mi madre le gustan las mujeres (2002), Manzanas, pollos y quimeras (2013) o La noche que mi madre mató a mi padre (2016), y se sostienen sobre todo en unas interpretaciones que le dan resonancia internacional a la serie. El grito de las mariposas, tiene un nivel de producción destacado que utiliza los escenarios con habilidad, sobre todo porque se ha rodado en Colombia, y no en la República Dominicana, ya que el país colombiano dispone de una mayor estructura cinematográfica que permite más facilidades en cuanto a equipos técnicos. Pero desde el punto de vista narrativo se alarga en unos trece episodios innecesarios, sintiéndose como una propuesta que infravalora el interés de la historia principal para crear una ficción que acaba devorándola, y cuando vuelve a centrarse principalmente en Minerva, pierde la perspectiva de sus intenciones para tratar de crear un thriller político sin demasiada consistencia.
Sin huellasFicción | Prime Video | ★★☆☆☆Creada por Sara Antuña, Carlos de Pando. Héctor Beltrán Gimeno, Gabriel OchoaDirigida por Paco Caballero, Koldo Serra, Samantha López Speranza, Gemma Ferraté |
A los responsables de Prime Video les gustan las comedias españolas, según apuntaba James Farrell, editor jefe de sus contenidos internacionales, en Séries Mania: "Creo que en España están haciendo un buen trabajo, son capaces de producir interesantes comedias para toda la familia" (Séries Mania, 23/02/2023). Y precisamente la última apuesta de la plataforma es lo que se autodenomina como una "paella western", aunque en realidad es una versión inclusiva de las buddy movies con escaso acierto. Las protagonistas de Sin huellas (Prime Video, 2023) son Desi (Carolina Yuste) y Cata (Camila Sodi), dos limpiadoras que descubren un cadáver en una mansión y toman algunas decisiones poco acertadas, siendo perseguidas, como no podía ser menos, por mafiosos y corruptos. Y aunque resulta acertado incluir a las dos protagonistas en dos minorías perfectamente coherentes con un trabajo de subsistencia, lo que focaliza su forma de actuar alrededor de su identidad como gitana y como latina, el dibujo de los personajes acaba jugando al estereotipo sin plantear ninguna propuesta que se salga de él, lo que al final establece unos perfiles que se circunscriben a un retrato convencional, reforzado aún más en el personaje de Mariana (Pastora Vega), la madre de Desi. En realidad, la serie creada por Sara Antuña y Carlos de Pando, responsables también de la fallida ¡García! (HBO Max, 2022), aporta pocas novedades al subgénero de las buddy movies, aunque de alguna manera intenta mezclar elementos de diferentes géneros que consigan mantener una trama que se alarga en exceso, lo que provoca que comience como una especie de road movie y acabe siendo algo parecido a una comedia negra de enredos, ninguna de las dos especialmente inspiradas en su tonalidad.
Sin huellas tampoco tiene a su favor la química entre las dos protagonistas, con una Carolina Yuste algo extralimitada en su acento calé y una Camila Sodi poco acertada en las escenas de comedia, lo que parece más responsabilidad de una dirección plana que del demérito de las actrices. De hecho, la serie alcanza mejores resultados cuando se centraliza en el enredo de acción, que corresponde principalmente a los tres episodios dirigidos por Koldo Serra, un realizador experimentado en series como El Ministerio del tiempo (TVE, 2015-2020) y La casa de papel (Netflix, 2017-2021) que también es el responsable de Reina roja (Prime Video, 2023), y se hace más dubitativa en los que se centran en la comedia, los que dirige Paco Caballero, últimamente muy prolífico en el género, con propuestas poco apetecibles como Donde caben dos (2021), Amor de madre (2022) y Reyes contra Santa (2022). El tono de western que aporta casi todo el tiempo la música de J.J. Luna, miembro del grupo Sexy Zebras, es un anticipo del desenlace que sitúa a las protagonistas en el Fun West, una antigua atracción que recrea un pueblo de películas del Oeste que actualmente se utiliza sobre todo como escenario para filmaciones, y que aporta una cualidad visual diferente en la soleada Costa Blanca, aunque el encuentro final parezca poco justificado. De forma que Sin huellas acaba adoptando su propia definición de "paella western", concluyendo como un homenaje a los antiguos rodajes en el Sur de España. Hay algunas ideas interesantes en esta propuesta, pero finalmente se queda en una mezcla inconexa de referencias cinematográficas.
Hasta el cielo: La serieFicción | Netflix | ★☆☆☆☆Creada por Daniel Calparsoro, Jorge Guerricaechevarría | Dirigida por Daniel Calparsoro |
A la espera de la llegada de su spin-off Berlín (Netflix, 2023), la plataforma sigue buscando dentro de la ficción española algún título que ocupe el espacio dejado por La casa de papel (Netflix, 2017-2021) como una de sus propuestas, dentro del género thriller, más populares. En cierta manera, Hasta el cielo: La serie (Netflix, 2023) tiene algunos ingredientes cercanos, pero no consigue resolver con la suficiente habilidad su condición de innecesaria continuación de la película Hasta el cielo (Daniel Calparsoro, 2020), una producción distribuida por Universal en las salas de cine pero a nivel internacional por la plataforma que ahora acoge su secuela en formato serie. Cualquiera que haya visto el final de la película podría preguntarse si, para una vez que se concluye una historia sin tramas abiertas, tiene algún sentido continuarla, pero lo cierto es que los siete episodios de que consta ofrecen una respuesta negativa más que contundente. Sin Miguel Herrán ni Carolina Yuste, la historia se centra en el personaje de Sole (Asia Ortega) para intentar convertirla en una especie de Madame del narcotráfico internacional, sustituyendo el retrato de una banda de delincuentes en el entorno del boom inmobiliario por un thriller internacional que se desarrolla entre Madrid, París y Lagos, con una ambición de producción que no termina de encontrar su adecuado reflejo en una trama coherente.
Con el guionista Jorge Guerricaechevarría, habitual colaborador de Álex de la Iglesia y autor del guión de la película, en piloto automático, la elaboración de los atracos resulta demasiado perezosa y poco creíble, cayendo en el ridículo cuando intenta ser un poco más La casa de papel de lo que debería. La banda de la Sole incluso elabora un plan en el episodio Caballo de Troya (T1E4) para robar una pieza de coleccionista que la mafia china quiere recuperar en el Château de Vaux-le-Vicomte, en la región francesa de Loira, que está inspirado en la planificación de un robo real en el Château de Fontainebleau, que finalmente acabó con los ladrones detenidos antes de llevarlo a cabo. Está bien que los creadores de la serie insistan en las entrevistas en que casi todos los robos se basan en atracos reales sacados de los periódicos, pero cuando al comienzo del episodio Padres e hijos (T1E6) introducen un coche Smart por los pasillos del palacio para robar la pieza, el resultado no es especialmente cinematográfico. De alguna manera, la serie acaba demostrando la premisa de que no todo lo que es real funciona en la ficción. En general, Hasta el cielo transmite la sensación de que los personajes no terminan de encajar en esta trama de intrigas internacionales, especialmente en los últimos episodios que se desarrollan en la ciudad nigeriana de Lagos, como si quisiera ser más ambiciosa de lo que los protagonistas pueden sostener para no terminar siendo ridículos.
Escándalo, relato de una obsesiónFicción | Telecinco/Prime Video | ★★☆☆☆Creada por Aurora Guerra | Dirigida por Jorge Saavedra, Ana Vázquez |
El primer estreno español del año en la televisión lineal ha sido Escándalo, relato de una obsesión (Tele 5, 2023), un drama que, aunque no ha conseguido sobrepasar el millón de espectadores, ha mantenido una cierta estabilidad en las audiencias, beneficiadas por un cambio de horario a partir del episodio La polémica está servida (T1E5), que adelantaba su emisión a las 22:00 h. en vez de llevarla al late night como solía suceder cuando una ficción no conseguía buenos índices. Se podría decir que la serie producida por Aitor Gabilondo y Aurora Guerra ha sido un fracaso relativo, que en su emisión a través de la plataforma Prime Video desde el 10 de marzo podría mejorar en su exposición a los espectadores. Pero también es cierto que otras series que también se quedan por debajo del millón, como La promesa (RTVE, 2023) son consideradas un éxito, aunque su franja horaria es diferente. En todo caso, la estabilidad ha beneficiado a una producción que planteaba al comienzo una historia con cierta controversia sobre la relación entre una mujer madura y un adolescente menor de edad, pero que progresivamente se ha ido decantando por convertirse en una telenovela melodramática sin sentido, llena de giros de guión absurdos. Inés (Alexandra Jiménez) es una mujer que descubriremos que tiene una cierta obsesión con el cariño, fruto de un trauma de la infancia, y que vemos al principio como esposa abusada psicológicamente tanto por su marido Antonio (Victor Duplá) como por su hija Ainara (Eve Ryan). Pero el encuentro con el adolescente Hugo (Fernando Lindez) será no solo una liberación a su estado de depresión sino el comienzo de una relación prohibida que acabará teniendo consecuencias demasiado dramáticas.
Sin embargo, la serie no pretende explorar la naturaleza de una relación compleja y socialmente reprobable, como hemos visto en películas como A teacher (Hannah Fiedel, 2013), sino que prefiere justificar el comportamiento de la protagonista construyendo una psicología esquizoide que acerca la segunda mitad de la temporada a una especie de Atracción fatal (Adrian Lyne, 1987). La creadora de la serie Aurora Guerra (1968, Madrid), que el año pasado estrenó el thriller militar Fuerza de paz (RTVE, 2022), maltratado por las emisiones de la cadena pública, ha afirmado que no pretendía hacer una versión de Lolita (Stanley Kubrick, 1962), pero entonces tampoco se entiende bien por qué se ha elegido a un adolescente de 15 años a punto de cumplir la edad que en España se considera legal para el consentimiento de relaciones sexuales. Porque la relación entre Inés y Hugo, tal como se desarrolla finalmente la historia, hubiera sido igualmente reprobable para el resto de personajes que les rodean. Lo que se echa en falta es precisamente la valentía de abordar una atracción entre una mujer madura y un joven sin tener que rodearla de elementos de perturbación psicológica. Pero una vez aceptado que estamos ante una telenovela, con diálogos infames como el interrogatorio de la policía, que juega al thriller obsesivo con cierto empaque técnico, la serie mantiene cierto interés a través de giros de guión de los que ya asumimos su falta de verosimilitud.
De hecho, aunque el personaje de Antonio, el marido de la protagonista, aparece retratado al principio como una especie de catalizador de la depresión de Inés, un maltratador psicológico que se regocija en la actitud pasiva de su esposa, finalmente es uno de los más interesantes. Porque a lo largo de la serie no solo se muestra su perfil de abusador con Inés, sino también su faceta como padre cómplice con Ainara. Resulta interesante, aunque no lo suficientemente desarrollada, la idea de retratar a un personaje que puede ser amable y cariñoso en un contexto, y agresivo y abusivo en otro. Lo que termina aportando una complejidad que no vemos en otros personajes, especialmente en Hugo, quizás el peor perfilado de todos, porque el guión se empeña tanto en querer explicar por qué Inés se obsesiona con Hugo que se olvida de explicarnos por qué Hugo se obsesiona con Inés. Hay que destacar el trabajo de Alexandra Jiménez aportando matices que a veces se pierden en su interacción con el debutante Fernando Lindez, pero por momentos resulta frustrante la deriva de su personaje. La serie está producida por Alea Media, fundada junto a Mediaset por Aitor Gabilondo (1972, San Sebastián), productora de series como Vivir sin permiso (Telecinco/Netflix, 2018-2020) y Entrevías (Telecinco/Netflix, 2021-). De hecho, Aurora Guerra era una de las principales colaboradoras de la productora hasta que la serie diaria que encargó Mediaset el año pasado, Mía es la venganza (Telecinco, 2023-) ha acabado en una especie de desastre de producción que ha desembocado en el cambio de los protagonistas y la salida de Aurora Guerra tanto de la serie como de Alea Media, tras numerosas discrepancias.
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Películas mencionadas:
Pérez, el ratoncito de tus sueños y La noche que mi madre mató a mi padre se pueden ver en Filmin.
La gran aventura de los Lunnis y el libro mágico se puede ver en RTVE Play.
Capitán Kóblic y Reyes contra Santa se pueden ver en Prime Video.
Manzanas, pollos y quimeras se puede ver en FlixOlé.
Donde caben dos y Amor de madre se pueden ver en Netflix.
Hasta el cielo se puede ver en Movistar+ y Netflix.
A teacher se puede ver en MUBI.
Atracción fatal se puede ver en SkyShowtime.
Lolita se puede ver en HBO Max.
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