Nuestra primera entrega estaba dedicada a las series que más nos han impactado en 2011. Pero también ha habido notables decepciones. Hacemos un repaso de algunas de ellas.
Lo peor:
Camelot (Starz). Michael Hirst (Los Tudor) nos ha dado este año una de cal y otra de arena. Por un lado, como productor, la magnífica Los Borgia, que ya comentamos en nuestro post anterior. Por otro, como creador, esta penosa revisión de las aventuras artúricas. Decepcionante es poco para esta producción en la que el rey Arturo es un niñato imberbe al que nunca nos creemos, y el mago Merlín es un Joseph Fiennes al que no se le ha quitado la cara de disgusto cuando Flashforward se fue al garete. Tan solo Eva Green parecía disfrutar incorporando a la malvada Morgana.
Person of interest (CBS). Lo tenía todo para convertirse en una buena historia. Jonathan Nolan, hermano de Cristopher y co-guionista de las dos entregas de Batman; JJ Abrams como productor; el inmenso Michael Emerson (Perdidos) como co-protagonista... Pero al final la trama ha acabado siendo una insulsa revisitación de lugares comunes que a nosotros no nos ha cautivado. Eso sí, CBS ha obtenido buenos resultados y, al igual que el otro thriller que ha estrenado este año, Unforgettable, la ha renovado por una segunda temporada.
Person of interest (CBS). Lo tenía todo para convertirse en una buena historia. Jonathan Nolan, hermano de Cristopher y co-guionista de las dos entregas de Batman; JJ Abrams como productor; el inmenso Michael Emerson (Perdidos) como co-protagonista... Pero al final la trama ha acabado siendo una insulsa revisitación de lugares comunes que a nosotros no nos ha cautivado. Eso sí, CBS ha obtenido buenos resultados y, al igual que el otro thriller que ha estrenado este año, Unforgettable, la ha renovado por una segunda temporada.
Fringe (Fox). Aunque JJ Abrams ya se desligó en cierto modo de la serie, continúa como productor. Fringe es uno de esos casos en los que, o te acabas enganchado y tragándote todo lo que te echen, o terminas cansado de tanta tontería. Como thriller de ciencia-ficción funcionaba bien las primeras temporadas. A partir de la tercera, con el cambio de enfoque, a nosotros nos ha resultado un coñazo, incluidos capítulos de vergüenza ajena. La cuarta temporada sigue por el mismo camino, pero ya nos hemos bajado del tren.
Terra Nova (Fox). La serie producida por Steven Spielberg prometía devolvernos la magia de los dinosaurios de Parque Jurásico. Craso error. El episodio piloto ya marcaba lo que iba a ser: una historia familiar de aventuras, ñoña, con efectos visuales de barraca de feria, que ha ido bajando de audiencia a pesar de algunos aficionados incombustibles. Ha sido el gran fiasco de la temporada y Fox ha pospuesto hasta enero la decisión de renovarla por una nueva temporada.
Hell on wheels (AMC). La nueva apuesta de la cadena especialista en series de calidad como Breaking bad o Mad men ha sido esta producción ambientada en el Oeste. Ciertamente es un poco arriesgado incluirla en esta lista, porque tiene auténticos incondicionales. Personalmente, sin embargo, preferimos Justified como representación de un auténtico western, porque Hell on wheels quiere ser tan alternativa que acaba resultando aburrida.
Dexter (Showtime). Nunca hubiéramos podido imaginar que la serie más impactante de los últimos años pudiera acabar ofreciendo una temporada tan insulsa como la que hemos visto este año. Personajes nuevos que no llegaban a ninguna parte, antagonistas de risa, subtramas imposibles (Debra Morgan yendo al psicoanalista) y desperdicio absoluto de personajes antológicos (Masuka, Batista, LaGuerta). Miedo nos dan las dos próximas temporadas ya anunciadas, aunque el hecho de que, en teoría, sean las últimas, puede dar a los guionistas una oportunidad de recuperar una serie que parece haber tocado fondo.
Misfits (E4/Channel Four). Quizás sea una de las series más gamberras que hemos visto en mucho tiempo. La capacidad del humor británico por retorcer los argumentos más previsibles ha dado lugar a películas y series antológicas (ahí está la divertida Attack the block). Y dar superpoderes a una pandilla de inadaptados adolescentes tenía su gracia. Pero ya en la segunda entrega, cuando comenzaron a incorporar regresos al futuro y otras chorradas daba la impresión de perder fuelle. La tercera temporada ha intentado recuperar el espíritu de la primera, pero la desaparición de Nathan (auténtico destroyer verbal), por mucho que lo hayan querido sustituir por un personaje semejante (pero con menos encanto), ha terminado de rematar la faena.
Dexter (Showtime). Nunca hubiéramos podido imaginar que la serie más impactante de los últimos años pudiera acabar ofreciendo una temporada tan insulsa como la que hemos visto este año. Personajes nuevos que no llegaban a ninguna parte, antagonistas de risa, subtramas imposibles (Debra Morgan yendo al psicoanalista) y desperdicio absoluto de personajes antológicos (Masuka, Batista, LaGuerta). Miedo nos dan las dos próximas temporadas ya anunciadas, aunque el hecho de que, en teoría, sean las últimas, puede dar a los guionistas una oportunidad de recuperar una serie que parece haber tocado fondo.
Misfits (E4/Channel Four). Quizás sea una de las series más gamberras que hemos visto en mucho tiempo. La capacidad del humor británico por retorcer los argumentos más previsibles ha dado lugar a películas y series antológicas (ahí está la divertida Attack the block). Y dar superpoderes a una pandilla de inadaptados adolescentes tenía su gracia. Pero ya en la segunda entrega, cuando comenzaron a incorporar regresos al futuro y otras chorradas daba la impresión de perder fuelle. La tercera temporada ha intentado recuperar el espíritu de la primera, pero la desaparición de Nathan (auténtico destroyer verbal), por mucho que lo hayan querido sustituir por un personaje semejante (pero con menos encanto), ha terminado de rematar la faena.
The Playboy Club (NBC). Mad men ha sentado precedentes y este año hemos visto dos series que parecían seguir su estela. Por un lado, Pan Am que, a pesar de conseguir transmitir cierto "enjoy of life" a través de sus azafatas de vuelo, tenía un aire de Vacaciones en el mar que al final ha acabado sepultándola a una única temporada. Lo mismo ha pasado con The Playboy Club, pero en el peor sentido. Cuando no se puede, no se puede. Y si se es incapaz de generar una historia medianamente solvente, es mejor abandonar cuanto antes. Cutre hasta decir basta, la serie ha obtenido las peores críticas de la temporada.
Free agents (NBC). Este no ha sido el año de la cadena, desde luego. Anunciada como una comedia elegante, esta serie protagonizada por Hank Azaria y basada en una producción británica se ha convertido en otro de los fracasos del año, sin renovación posible. La sosería de sus episodios no ha podido contrarrestar el empeño de sus protagonistas. Tan es así que tan solo se han llegado a emitir cuatro de los seis producidos.
Cheers (Telecinco). No es por hacer leña del árbol caído, pero a Antonio Resines le pudo su ego y proclamó a los cuatro vientos que la adaptación española de la mítica Cheers iba a ser todo un éxito. Resultado: cancelación ipso facto después de los bajos índices de audiencia de los siete primeros capítulos (los otros seis rodados están guardados en un cajón). Aparte de la productora y Antonio Resines pocos creíamos que tuviera algún sentido adaptar una serie clásica de la televisión norteamericana a la España cañí de Los Serrano. La crítica la destrozó y la respuesta del actor y productor fue estúpida. No sabemos qué hay sobre el papel de determinadas producciones para que nadie se dé cuenta de que se trata de un despropósito.
¿Decepciones futuras?
Luck (HBO). Ni más ni menos que una serie dirigida por Michael Mann (episodio piloto) y protagonizada por Dustin Hoffman y Nick Nolte. Ambientada en el mundo de las carreras de caballos, la cadena filtró el piloto para empezar a ambientar a la audiencia. Sin duda, es difícil calificar una serie por el primer episodio, y más cuando estamos ante un cadnal que tiene como estandartes a producciones como The wire o Boardwalk Empire que, si fuera por sus primeros capítulos, no habríamos imaginado que acabarían sido obras maestras. Pero lo que hemos visto de Luck nos ha parecido más insípido de lo que esperábamos.
Alcatraz (Fox). Si osado resulta dar una opinión tomando como referencia un episodio, aún lo es más hacerlo basándose en el trailer. Pero, ¿no parece el avance de la nueva serie de JJ Abrams una nueva Fringe? Quizás pensábamos que iba por otro lado, pero lo cierto es que esto de investigar desapariciones misteriosas del pasado está más que visto. Como volvamos otra vez a los mundos paralelos, vamos a renunciar definitivamente a todo lo que lleve la firma de JJ Abrams. La respuesta: el 16 de enero.