24 febrero, 2017

Directores españoles en Hollywood: Un camino difícil

En los últimos años el número de directores españoles que han cruzado el Atlántico para desarrollar su carrera cinematográfica en Hollywood ha sido notable. En parte debido a la crisis que provocó una disminución de rodajes en nuestro país, pero sobre todo por un perfil de realizadores jóvenes que en cuanto han visto la oportunidad han decidido iniciar una trayectoria en el circuito norteamericano, más motivados que otros realizadores españoles que también tuvieron la posibilidad de trabajar en Hollywood como Pedro Almodóvar o Fernando Trueba. Los resultados son dispares, pero en general la aventura americana de los directores españoles se ha desarrollado con no pocos problemas para sus protagonistas y con proyectos que no han alcanzado las expectativas que estos realizadores habían despertado. ¿Merece la pena apostar por Hollywood?

Podemos decir que la mayor parte de los directores españoles que se han trasladado a la "Meca del cine" tienen serios problemas para desarrollar proyectos más personales, si éstos no están producidos desde España. Y en general han acabado siendo directores con oficio solo aptos para proyectos de encargo o secuelas más o menos exitosas, pero que han tenido que renunciar a esa personalidad que les dio precisamente la posibilidad de llegar al cine norteamericano. Incluso directores que han logrado una visibilidad mayor como Juan Antonio Bayona acaban sometidos al síndrome de la "secuelitis". Los dos únicos proyectos en los que ha trabajado de producción plenamente norteamericana son secuelas de películas de éxito. El camino para los directores españoles en Hollywood es difícil y con resultados mediocres.   


Juan Carlos Fresnadillo

El director canario pisó muy pronto la alfombra de Hollywood con la nominación al Oscar por su cortometraje Esposados (1997), y de hecho fue uno de los primeros directores que decidieron afincarse en Los Angeles para desarrollar su carrera. Antes de esto, nos ofreció una interesante muestra de thriller con su primer largometraje, Intacto (2001) y dio un paso adelante con la dirección de 28 semanas después (2007), que parecía afianzarle en el género dentro del mercado anglosajón. Pero posteriormente sus proyectos han ido cayendo en el vacío, como aquella colaboración con la productora de Steven Spielberg, Dreamworks, para un proyecto de terror, Haunted, del que finalmente fue despedido, según la productora por llevar a cabo decisiones unilaterales que causaron sobrecostes en la preproducción. Los proyectos estrenados de Juan Carlos Fresnadillo no han tenido buenos resultados, como el mediocre thriller Intruders (2011), que protagonizó Clive Owen, o la irregular serie de televisión Falling water (USA Network, 2016-), que ha tenido críticas negativas y una audiencia estable pero pequeña. Aunque se estrenó en la cadena USA Network, la renovación para una segunda temporada pasa por un acuerdo con Amazon que le permita continuar en una plataforma streaming, que busca más la estabilidad que la cantidad de espectadores. 

Paco Cabezas

Precisamente la televisión parece ser uno de los refugios de los directores españoles. Es el caso del sevillano Paco Cabezas que, tras el contundente thriller cañí Carne de neón (2010), inició una carrera irregular en Hollywood con el thriller de acción Tokarev (2014), protagonizado por un Nicolas Cage en horas bajas, y la extraña comedia Mr. Right (2015), escrita por Max Landis. Posteriormente se ha embarcado en la dirección de diferentes episodios de series como la última temporada de Penny Dreadful (Showtime, 2014-2016), Dirk Gently Holistic Detective Agency (BBC America, 2016-), también escrita por Max Landis, e Into the Badlands (ABC, 2015-) en su segunda temporada. Mientras tanto, espera poner en marcha su proyecto personal Men with no fear, que no tiene fecha de producción.


J.A. Bayona

Precisamente la serie producida por Sam Mendes Penny Dreadful (Showtime, 2014-2016) fue la tarjeta de presentación de J.A. Bayona en Hollywood. Tras la buena repercusión de su película Lo imposible (2012), producción española con vocación internacional, que incluso le valió una nominación al Oscar a Naomi Watts, el director catalán ha ido desarrollando una carrera lenta pero segura, optando más por producciones nacidas en España que por embarcarse directamente en películas de Hollywood. También es cierto que su primera gran producción, la secuela de Guerra Mundial Z (2013), finalmente cayó en saco roto. El director pedía más tiempo para desarrollar el proyecto y un guión más avanzado, ya que se encontraba trabajando en su siguiente película, Un monstruo viene a verme (2016). Finalmente, llegó a un acuerdo con la productora, que pretendía estrenar la secuela este próximo verano, para cancelar su colaboración. Esto además le ha facilitado poder embarcarse en otro de los encargos que le habían ofrecido, la nueva entrega de Jurassic World (2015), que puede ser su primera película producida en Hollywood. Mientras tanto, Un monstruo viene a verme (2016), una producción española con los ojos puestos en el mercado norteamericano, no ha terminado de ser el empujón definitivo del director en Hollywood. En parte porque la distribuidora norteamericana Focus Pictures no ha confiado suficientemente en la película, primero retrasando su estreno de octubre a diciembre (lo que le quitó posibilidades de cara a alguna nominación al Oscar), y ciertamente porque al final los resultados en taquilla han estado bastante por debajo de lo que se esperaba. Mientras las predicciones le daban en el circuito norteamericano unos 10$ millones de recaudación, la cifra conseguida fue de unos escasos 3$ millones. Al final, Un monstruo viene a verme ha funcionado mejor como película española, con sus nueve Goyas, que como proyecto internacional.

Álex y David Pastor

Los hermanos Pastor se iniciaron en el largometraje con una interesante incursión en el género de terror apocalíptico en Infectados (2009), cuya buena repercusión en el mercado norteamericano les permitió ir incorporándose a los sistemas de producción de Hollywood. Antes de ello, desarrollaron otro proyecto también de ciencia ficción y terror, Los últimos días (2013), que se desarrollaba en su Barcelona natal. Como ha ocurrido en otros casos, la televisión les ha permitido introducirse en Hollywood gracias al proyecto Incorporated (Syfy, 2016-), un thriller futurista que cuenta con la producción de Pearl Street Films, la productora de Matt Damon y Ben Affleck, que recientemente vio la cancelación definitiva de su serie documental Project Greenlight (HBO, 2001-2015). La serie de los hermanos Pastor, que aún no tiene confirmada su continuidad, ha recibido críticas dispares, y aunque desarrolla una trama que funciona en su condición de thriller, parece más un pastiche de referencias fantásticas que una propuesta realmente original.

Gonzalo López Gallego

Al madrileño Gonzalo López-Gallego le ha costado incorporarse al mercado norteamericano. Aunque debutó con la espléndida El rey de la montaña (2007), después ha dirigido dos proyectos de terror con resultados mediocres, como Apollo 18 (2011) y Open grave (2013). A pesar de ello, la productora de ambas películas, Atlas Independent, también ofreció al director una nueva película de terror, Sanctuary, cuyo rodaje finalmente se ha pospuesto. En vez de ésta, la productora y el realizador estrenaron el año pasado un thriller fronterizo protagonizado por Patrick Wilson e Ian McShane, The Hollow Point (2016), que no ha podido evitar las malas críticas con un guión pobre y una trabajo de dirección tan anodino que resulta sorprendente para un director que había demostrado un buen pulso en su primer largometraje. El próximo proyecto de Gonzalo López-Gallego no tiene mejor pinta: se trata de otro thriller, Fracture, escrito por Alan B. McElroy, guionista de Halloween 4: El regreso de Mike Myers (Dwgith H. Little, 1988).

F. Javier Gutiérrez

El director cordobés que sorprendió con el interesante film apocalíptico 3 días (2008), pronto tuvo ofertas en Hollywood para diversos proyectos de género fantástico. Y no dudó en afincarse en Los Angeles, sin saber que tardaría casi diez años en estrenar un nuevo largometraje. Su trayectoria se ha desarrollado de proyecto inacabado en proyecto inacabado: primero trabajó con Wes Craven en un remake de 3 días (2008) y en una nueva versión de El sótano del miedo (Wes Craven, 1991); después desarrolló con James Wan el film de terror Demonic (Will Canon, 2015), en el que finalmente no participó; y por último dedicó más de dos años al remake de El cuervo (Alex Proyas, 1994). Pero la productora, Relativity Media, tras numerosos retrasos, decidió sustituirle por otro director, Colin Hardy, aunque F. Javier Gutiérrez sigue vinculado al proyecto como productor ejecutivo (una fórmula que utilizan las productoras para evitarse gastos). Finalmente, el realizador ha podido concluir Rings (2017), una nueva secuela de The ring (La señal) (Gore Verbinski, 2012), que no ha recibido buenas críticas en su reciente estreno.

Jaume Collet-Serra

El caso del barcelonés Jaume Collet-Serra no es exactamente el de un director que decide desarrollar su carrera en Hollywood tras conseguir repercusión en España. A los 18 años decidió establecerse en Estados Unidos sin experiencia previa en el cine, y a partir de ahí comenzó a trabajar en videoclips y spots publicitarios que poco a poco le acercaron a la industria. Hasta que el productor Joel Silver le escogió para dirigir La casa de cera (2005), una irregular incursión en el cine de terror sangriento. Aunque regresó a España para embarcarse en la coproducción europea ¡Goool 2! Viviendo el sueño (2007), su carrera se ha desarrollado sobre todo en Estados Unidos, en el género de terror como La huérfana (2009) o en el de acción junto al actor Liam Neeson, con el que ha rodado tres películas, Sin identidad (2011), Non-stop (Sin escalas) (2014) y Una noche para sobrevivir (2015), y prepara ahora The commuter (2017), todas ellas muestras artesanales de un género sin grandes riesgos. Jaume Collet-Serra es un director que ha conseguido cierto oficio para resolver sus películas con acierto comercial, aunque resultados irregulares. Su última película, Infierno azul (2016), incursión en el cine de supervivencia con tiburones, es una muestra de esa solvencia, pero al mismo tiempo de la poca trascendencia artística de sus títulos.

Rodrigo Cortés

El gallego Rodrigo Cortés ha iniciado una trayectoria de películas internacionales, pero con base en España. Películas como Buried (2010), protagonizada por Ryan Reynolds, o Luces rojas (2012), con Robert DeNiro y Sigourney Weaver, son muestras de thrillers más o menos solventes, pero que han tenido un consumo principalmente local, sin trascender especialmente al mercado anglosajón, a pesar de sus protagonistas. En este sentido, Rodrigo Cortés prefiere seguir asentado en España, pero desarrollando producciones que de alguna manera intentan encontrar un perfil hollywoodiense. También en Barcelona y Canarias se ha rodado su última película, una coproducción hispano-norteamericana en la que participa Stephenie Meyer, la guionista de la saga Crepúsculo (Catherine Hardwicke, 2008). Se trata de una historia de terror gótico basada en la novela Down on dark hall, de la escritora Lois Duncan, que protagonizan Uma Thurman e Isabelle Fuhrman.

Nacho Vigalondo

La trayectoria del cántabro Nacho Vigalondo es muy particular. Tras conseguir una nominación al Oscar con su cortometraje 7:35 de la mañana (2003) y lograr que su primer largometraje, Los cronocrímenes (2007) tuviera incluso repercusión internacional, tuvo que ver cómo su siguiente film, Extraterrestre (2011) se convirtió en un fracaso tanto de público como de crítica en España. Estuvo a punto de incorporarse a Hollywood con el proyecto Gangland, una comedia de acción que negoció con Sony, pero que finalmente cayó en saco roto. A pesar de ello consiguió poner en marcha una película con capital español pero vocación internacional, la irregular Open windows (2014), protagonizada por Elijah Wood y Sasha Grey. Y está a punto de estrenar en Estados Unidos su primer film que cuenta con producción netamente norteamericana, Colossal (2017), que tiene como principal reclamo a la actriz Anne Hathaway.

Luis Berdejo

El director nacido en San Sebastián, guionista de Rec (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007), dio el salto a Hollywood como director en 2009, poniendo en marcha el thriller La otra hija (2009), protagonizado por Kevin Costner, que no fue especialmente bien recibida por crítica y público. Con ciertas dificultades para levantar otros proyectos personales, dirigió a actores españoles afincados en Los Angeles como Leticia Dolera en el drama fantástico Violet (2013), que tuvo una escasa repercusión y de hecho permanece inédita en nuestro país.

Alexis Morante

El realizador algecireño tiene una productora a caballo entre su ciudad natal y Los Angeles, pero es en Estados Unidos donde principalmente se ha hecho un hueco en la producción y dirección de spots publicitarios. Allí dirigió Voltereta (2010), un cortometraje que consiguió numerosos premios en festivales internacionales. Pero su carrera está sobre todo ligada al cantante Enrique Bunbury, para el que ha dirigido algunos de sus videoclips, y el largometraje documental El camino más largo (2016), una espléndida incursión en el tour de conciertos que dio el cantante a través de los Estados Unidos. Este año estuvo nominado al Goya por el cortometraje Bla bla bla (2015), rodado en España, pero lleva tiempo intentando poner en marcha su primer largometraje de ficción en Los Angeles.



17 febrero, 2017

La música nominada al Oscar explicada por sus autores (2ª parte)

Cinco trabajos destacados están nominados este año al Oscar en la categoría de Mejor Música Original. La poética incursión de Nicholas Britell en el descubrimiento sexual de un joven en el Miami de los años ochenta; las sonoridades jazzísticas de Justin Hurwitz en la entonación musical de dos artistas que tratan de encontrar su lugar; la psicológica descripción de Mica Levi en torno a una mujer que captó la atención del mundo; la emocionantes tonalidades del trabajo conjunto de Dustin O'Halloran y Hauschka en un viaje personal y físico de un joven que trata de encontrarse con sus orígenes; y las electrónicas elaboraciones de Thomas Newman en torno a una historia de amor futurista. Bandas sonoras que, en su mayor o menor acierto, nos muestran la inspiración de seis autores que elaboran sus discursos con ideas sobresalientes desarrolladas con resultados notables. A través de diferentes entrevistas que han concedido estos compositores en las últimas semanas, nos acercamos a ese proceso de creación de las bandas sonoras nominadas este año al Oscar.

INDAGANDO EN EL DOLOR

La primera nominación para la compositora británica Mica Levi le ha llegado con su segunda banda sonora, el retrato de los días posteriores al asesinato de John F. Kennedy mostrados a través de la personalidad de su esposa, Jackie Kennedy. La película, producida por Darren Aronofsky y dirigida por el chileno Pablo Larraín, permite a Mica Levi desarrollar un trabajo eminentemente psicológico, que se desarrolla principalmente a través de la descripción musical de la transformación de la protagonista tras la muerte de su marido. En la banda sonora, Mica Levi utiliza recursos que ya ha practicado en otras ocasiones, como las distorsiones sonoras que le permiten crear una ambientación única y particular, utilizando para esta ocasión una pequeña orquesta de cuerdas y vientos que ella misma describe como si se tratara de una formación de jazz. 


Mica Levi se dio a conocer con su grupo Micachu and the Shapes, con el que desarrolló este juego de distorsiones sonoras en algunos discos como Chopped and Screwed (Rough Trade, 2011), y ella misma confiesa que es un recurso que ha estado explorando, también en su reciente trabajo con el violonchelista Oliver Coates para el álbum Remain calm (Slipdisc, 2016). El proceso de composición de Mica Levi se diferencia del habitual trabajo de los músicos para el cine. La artista británica escribió antes de ver la película una gran cantidad de piezas musicales que se inspiraban en el carácter y la personalidad de Jackie Kennedy, y posteriormente seleccionó junto al director aquellos pasajes que encajaban mejor con el tono que Pablo Larraín había dado a la historia. Mica Levi se basó en ese tipo de música que ella imaginaba que la primera dama pudiera haber escuchado, especialmente composiciones clásicas y neoclásicas como las del compositor estonio Arvo Pärt.


Mica Levi no se define como compositora de música de cine, sino como creadora de piezas musicales que terminan encajando con la idea que tiene el director de una película. Su debut en el cine se produjo con la película de terror psicológico Under the skin (Jonathan Glazer, 2013), que sorprendió por ese sonido particular de cuerdas distorsionadas y fue recibido con excelentes críticas. Ahora, con su segunda incursión, ha conseguido su primera nominación al Oscar. Entre los trabajos que tiene pendientes se encuentra una comedia, género que tenía ganas de explorar, y que prepara ya para la película Marjorie Prime (Michael Almereyda, 2017). 



CONVIRTIENDO LOS SUEÑOS EN REALIDAD

La ciudad de las estrellas (Damien Chazell, 2016), película favorita para ganar los Oscar principales, y por supuesto los de Mejor Música Original y Canción, habla de los sueños de dos jóvenes artistas, una actriz y un músico, cuyas vidas se cruzan para convertirse en una historia de amor. Pero no solo se trata de romanticismo, sino también de amor por la esencia clásica tanto del cine como de la música. Justin Hurwitz, colaborador del director también en sus primeras películas, Guy and Madeline on a Park Bench (Damien Chazelle, 2009) y Whiplash (Damien Chazelle, 2014), dedicó tres años de trabajo continuo a la banda sonora de La La Land, preparando hasta 1900 demos de piano con nuevas melodías y variaciones posibles, y realizando las orquestaciones él mismo. Para Hurwitz, lo principal era encontrar la música que definiera a cada uno de los personajes, y de hecho todos los temas nacieron como composiciones instrumentales, siendo las últimas convertidas en las canciones que marcaban el sonido de la película como musical. 

Tanto el director como el músico coinciden en las influencias que tiene la película, por un lado los musicales clásicos protagonizados por Fred Astaire y Ginger Rogers, Cantando bajo la lluvia (Stanley Donen, Gene Kelly, 1952) y por otro las comedias musicales que compuso Michel Legrand, especialmente Las señoritas de Rochefort (Jacques Demy, 1967), continuación del clásico Los paraguas de Cherburgo (Jacques Demy, 1964). De hecho, la primera se abre con un número musical en el que se inspira el comienzo de La ciudad de las estrellas, y que nos transmite, a modo de prólogo, el espíritu positivo que se mantiene a lo largo de toda la película. Se trata de la canción "Another Day of Sun", uno de los números más espectaculares, interpretado por una orquesta de 95 músicos, rodado durante dos días en tres tomas, luego editadas para dar la sensación de una sola toma de 6 minutos, y con la participación de 60 coches, 30 bailarines y 100 extras. 




Tras entrevistarse con numerosos letristas, Justin Hurwitz finalmente decidió trabajar las canciones de La La Land con los escritores Benj Pasek y Justin Paul, conocidos como Pasek and Paul en Broadway y creadores de los temas musicales en la segunda temporada de la serie Smash (NBC, 2012-2013), que el año pasado estrenaron en Broadway el musical Dear Evan Hansen, uno de los que tienen más posibilidades en los próximos premios Tony. Con sus letras, las composiciones de Justin Hurwitz se convirtieron en las canciones principales de la película, y de hecho temas como el popular "City of stars", nominado al Oscar, adoptó una dimensión completamente distinta cuando Benj Pasek y Justin Paul crearon la letra. Hurwitz confiesa que ni él ni el director sabían en un principio cuál iba a ser el tema de esta canción, una de las primeras melodías compuestas por el músico, que en principio solo había creado un tema con cierto aire melancólico. Hasta que, después de intentarlo con numerosos letristas, Pasek and Paul le dieron ese contenido de ensoñación que finalmente tiene.


La otra canción nominada al Oscar, "Audition (The fools who dream)", es el último número musical de la película, y el tema preferido de Justin Hurwitz. Mientras que para otras canciones, el compositor escuchó como inspiración diferentes temas de películas de Fred Astaire y Ginger Rogers, en este caso decidió escribir desde cero, sin tener ningún tema de referencia. Desde el principio el tema de la acción estaba claro que giraría en torno a los sueños, a todos aquellos que tienen aspiraciones, como los protagonistas de esta historia. Se trataba de encontrar un tono adecuado para un final que tiene también cierto aire de melancolía y que es uno de los que tienen una presencia más clásica a lo largo de la banda sonora. 



La lista de nominados al Oscar este año solo incluye a un compositor ya nominado anteriormente, Thomas Newman, con catorce nominaciones. El resto de ellos son debutantes en la carrera hacia el Oscar, por lo que Justin Hurwitz parece ser el gran favorito. Sin duda, lo es gracias también a un trabajo intenso y de resultados emocionantes. Las seis canciones que conforman la banda sonora, al margen de un background musical que acompaña a las más de dos horas de película, que no solo incluye las composiciones originales (exceptuando alguna aportación del cantante John Legend, que interpreta un personaje secundario y que será quien interprete los dos temas nominados en la ceremonia de los Oscar), sino también todos los arreglos musicales de temas populares del jazz y la música estándar norteamericana, le hacen merecedor de un Oscar en un año en el que el género musical parece haber resucitado, aunque solo sea a través de un título aislado. 

UNA MIRADA A LAS CANCIONES

Aparte de las dos canciones nominadas de la película La ciudad de las estrellas, otras tres composiciones originales forman parte del quinteto finalista para el Oscar.

Lin-Manuel Miranda es el compositor en música y letra del tema How far I'll go, que supone la primera de varias colaboraciones que desarrollará con la productora de animación Walt Disney, que continuará con la secuela de Mary Poppins (Robert Stevenson, 1964) que se estrenará próximamente con el título de Mary Poppins returns (Rob Marshall, 2018). 

Su trabajo con Disney se firmó cuando aún se encontraba preparando el musical de Broadway Hamilton (2015), convertido posteriormente en uno de los mayores éxitos de la escena neoyorquina, logrando el año pasado once premios Tony. De esta forma, parte del trabajo tuvo que realizarlo entre Nueva York y viajes a Nueva Zelanda para reunirse con el equipo de producción de la película, pero tras el estreno del musical, que él mismo protagoniza, muchas de las reuniones tuvo que realizarlas vía Skype mientras preparaba cada función de la obra. 

La canción nominada, How far I'll go, es una de las preferidas de Lin-Manuel Miranda, por primera vez nominado al Oscar, que trabajó en otros temas de la banda sonora junto al músico de Samoa, Opetaia Foa'i y el autor de la parte sinfónica, Mark Mancina. Se trata de un tema habitual en las películas de Disney, en el que la protagonista expresa sus aspiraciones vitales a través de una voz interior, y que Lin-Manuel Miranda confiesa que decidió escribir encerrado en la habitación que tenía en casa de sus padres cuando era niño, para tratar de revivir los sueños que tenía él mismo cuando era joven.



La canción The empty chair del documental Jim: The James Foley story (Brian Oakes, 2016) es la cuarta nominación al Oscar para el músico británico Sting, que ya fue candidato por las canciones de la película de animación de Disney El emperador y sus locuras (Mark Dindall, 2000), la comedia Kate and Leopold (James Mangold, 2001) y el drama histórico Cold Mountain (Anthony Minghella, 2003). Por su parte, J. Ralph, autor de la música, ha sido nominado también en dos ocasiones, por temas incluidos en los documentales Chasing ice (Jeff Orlowski, 2012) y Racing extinction (Louis Psihoyos, 2015).

Sting ha explicado que, tras ver una primera versión de este documental producido por HBO sobre el periodista James Foley, asesinado por el Isis en 2014 en Siria, se sentía tan conmovido por la historia que no encontraba la forma de crear una canción que pudiera reflejar de alguna forma las sensaciones que le transmitió. Finalmente, la idea principal de esta "silla vacía" surgió tras imaginar qué haría si uno de los miembros de su familia estuviera secuestrado o fuera asesinado.

Aunque la versión original para la película fue interpretada por J. Ralph al piano, Sting realizó una versión del tema para incluirlo en su último álbum, "57th and 9th" (AM Records, 2016) en el que sustituyó el piano por la guitarra. Y decidió que fuera la última canción del concierto que ofreció en la re-inauguración de la sala Bataclan de París el 13 de noviembre de 2016, un año después del ataque terrorista que tuvo lugar en esta mítica sala parisina.  


Aunque en la revista Times fue elegida como la peor canción de 2016, Justin Timberlake tiene mucho que agradecer a la película Trolls (Walt Dohrn, Mike Mitchell, 2016), para la que escribió el tema que le ha valido un premio Grammy y su primera nominación al Oscar, Can't stop the feeling

La canción supuso el regreso de Justin Timberlake a la escena musical tras tres años dedicado mayormente a algunos trabajos como actor y al nacimiento de su primera hija, Silas, con la actriz Jessica Biel. Esta circunstancia fue una de las que le animaron a participar en una película de animación, invitado por el CEO de Dreamworks, Jeffrey Katzenberg, en la que no solo ha compuesto el tema sino que también pone voz a uno de los protagonistas y ejerce como productor musical. 


La canción continúa el planteamiento sonoro de la película, que pretende acercarse a los sonidos disco de los años setenta y ochenta, y pretende tener un sonido cercano al que sonaba en las discotecas de aquella época, complementando los covers que se interpretan en la película de canciones de éxito de los ochenta, popularizadas por cantantes como Cyndi Lauper, Lionel Richie o Simon y Garfunkel, como True colors, Hello o The sound of silence




La Academia de Hollywood ya ha confirmado los nombres de los intérpretes de las canciones nominadas y en el orden en el que se verán sobre el escenario en la próxima ceremonia de los Oscar:

How far I'll go - Auli'i Cravalho / Lin-Manuel Miranda

The empty chair - Sting
I can't stop the feeling - Justin Timberlake
Audition (The fools who dream) / City of stars - John Legend


14 febrero, 2017

Premios musicales: Grammy / BAFTA

Este pasado fin de semana se han entregado los premios Grammy de la industria discográfica norteamericana y los Premios BAFTA de la Academia de Cine de Gran Bretaña. Repasamos a continuación los premios relacionados con la música de cine entre la larga lista de galardonados que han recogido estatuillas en dos de las citas más importantes del cine y la música, previas a los Oscar de Hollywood. 

GRAMMY AWARDS

Para sorpresa de muchos, la británica Adele ha conseguido todos los premios Grammy a los que estaba nominada: Mejor Disco, Mejor Album, Mejor Canción, Mejor Album Pop Vocal y Mejor Solista Pop por su último lanzamiento, 25 (XL Recordings/Columbia Records, 2016) por encima de la gran favorita, Beyoncé, cuyo Lemonade (Parkwood Entertainment/Columbia Records, 2016), se encontraba en las listas de los mejores álbumes del año en muchas publicaciones, pero que se ha tenido que conformar con los Grammy a Mejor Videoclip y Mejor Album Contemporáneo. 



Adele y Beyoncé fueron también las protagonistas sobre el escenario. La primera por esa interrupción que realizó en el número homenaje a George Michael, cuando no se sentía suficientemente afinada interpretándola; y la segunda gracias a un número musical, como de costumbre, sobresaliente y grandioso (Beyoncé fue la única de la noche que ofreció un número a la altura de lo que tiene que ser un espectáculo como los Premios de la Música). 

En los apartados relacionados con el cine y el teatro musical, no ha habido grandes sorpresas. John Williams se ha alzado con el Grammy número veintitrés de su carrera por la banda sonora de la película Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza (J.J. Abrams, 2015), aunque la categoría de Música para Audiovisual, por cuestiones de calendario, suele incluir títulos "atrasados", y de hecho las nominaciones de este año incluían bandas sonoras ya finalistas en los Oscar del año pasado. 

El que sí ha conseguido colarse en los Grammy de este año ha sido Justin Timberlake, cuya canción I Can't stop the feeling para la película Trolls (Walt Dohrn, Mike Mitchell, 2016) gana enteros entre las favoritas al Oscar, aunque hay que decir que en los Grammy no ha competido con las canciones de Justin Hurwitz para La ciudad de las estrellas (Damien Chazelle, 2016), por lo que éstas siguen siendo las probables ganadoras del Oscar.

Como Mejor Recopilatorio ha ganado la banda sonora del biopic dedicado a Miles Davis, Miles Ahead (Don Cheadle, 2015), mientras que el documental The Beatles: Eight days and a week. The touring years (Ron Howard, 2016), que no pudo llevarse el BAFTA a Mejor Documental, al menos ha conseguido el premio a Mejor Película Musical.

En el apartado de teatro musical, destaca el Grammy para el remake del musical The color purple (Broadway Records, 2016), que ya se alzó con los premios Tony 2016 a Mejor Reposición y Mejor Actriz (Cynthia Erivo), mientras que Willie Nelson consigue un Grammy por su espléndida incursión en el universo musical de George Gershwin en el disco Summertime: Willie Nelson sings Gershwin (Legacy Records, 2016). 


Mejor Banda sonora

Star Wars. The Force Awakens
John Williams
Walt Disney Records

Mejor Canción para Audiovisual 

Can't stop the feeling!
Max Martin, Shellback y Justin Timberlake
Trolls
Villa40/RCA Records

Mejor Disco Recopilatorio para Audiovisual

Miles Ahead
Miles Davis / Varios
Columbia/Legacy

Mejor Película Musical

The Beatles: Eight days and a week. The touring Years
Ron Howard

Mejor Album de Teatro Musical

The color purple
Broadway Records

Mejor Album Vocal de Pop Tradicional

Summertime: Willie Nelson sings Gershwin
Legacy Recordings


BAFTA AWARDS

La Academia de Cine de Gran Bretaña entregó también este fin de semana sus premios anuales, asegurando aún más a La ciudad de las estrellas (Damien Chazelle, 2016), como la gran favorita para los Oscar. Hay que tener que en cuenta que la fecha límite para que los académicos de Hollywood emitan sus votos es el 21 de febrero, por lo que todos los galardones anteriores que consigan las películas nominadas pueden influir notablemente. En este sentido, no solo destacan los premios BAFTA a Mejor Película y Director, sino también los de Mejor Fotografía, Música y Actriz Principal para Emma Stone, aunque no el de Mejor Actor para Ryan Gosling, que finalmente recayó en Casey Affleck por Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan, 2016), que también consiguió el de Mejor Guión Original. 

Entre los secundarios, quizás el BAFTA a Dev Patel por Lion (Garth Davis, 2016), que también logró el premio a Mejor Guión Adaptado, no sea tan clarificador, porque Patel es londinense y eso puede haber influido en las votaciones de los académicos británicos. Más clara parece Viola Davis como favorita a Mejor Actor de reparto por Fences (Denzel Washington, 2016). 

De las ausencias en los premios destaca Moonlight (Barry Jenkins, 2016), que de sus cuatro nominaciones no ha conseguido ninguno. Lo que pone en evidencia el principal problema que se puede encontrar en los Oscar. Dado que sus principales nominaciones son en las categorías principales, si éstas acaban siendo acaparadas por La ciudad de las estrellas, su principal competidora, puede ser también la película que se lleve las mayores decepciones.  

Entre los documentales, The Beatles: Eight days in a week. The touring years (Ron Howard, 2016), parecía jugar en casa como favorito, pero finalmente el BAFTA ha sido para la producción de Netflix Enmienda XIII (Ava DuVernay, 2016). Pero hay que tener en cuenta que la Academia británica no consideró O.J.: Made in America (Ezra Edelman, 2016) como un largometraje documental, por tratarse en realidad de una serie, y en los Oscar éste suena como el favorito en la categoría documental. 

Resultan interesantes los Premios BAFTA a Kubo y las dos cuerdas mágicas (Travis Knight, 2016) como Mejor Película de Animación, sin duda merecedor también de recibir el Oscar, y el de Mejor Película Novel para el drama de terror situado en Irán Bajo la sombra (Babak Anvari, 2016), mientras que es mucho más conservador el premio a la Mejor Película Británica al enésimo drama obrero de Paul Laverty y Ken Loach, Yo, Daniel Blake (Ken Loach, 2016). 


Mejor Película

La ciudad de las estrellas
Damien Chazelle

Mejor Película Británica

Yo, Daniel Blake
Ken Loach

Mejor Director

Damien Chazelle
La ciudad de las estrellas

Mejor Actriz Principal

Emma Stone
La ciudad de las estrellas

Mejor Actor Principal

Casey Affleck
Manchester frente al mar

Mejor Actor Secundario

Dev Patel
Lion

Mejor Actriz Secundaria

Viola Davis
Fences

Mejor Guión Adaptado

Luke Davies
Lion

Mejor Fotografía

Linus Sandgren
La ciudad de las estrellas

Mejor Música Original

Justin Hurwitz
La ciudad de las estrellas

Mejor Montaje

John Gilbert
Hasta el último hombre

Mejor Maquillaje 

Nicola Matthews
Florence Foster Jenkins

Mejor Diseño de Vestuario

Madeline Fontaine
Jackie

Mejor Diseño de Producción

Stuart Craig, Anna Pinnock
Animales fantásticos y dónde encontrarlos

Mejores Efectos visuales

Robert Legato, Adam Valdez, Andrew R. Jones, Dan Lemmon
El libro de la selva

Mejor Sonido

Sylvain Bellemare
La llegada

Mejor Película Novel

Bajo la sombra
Babak Anvari

Mejor Documental

Enmienda XIII
Ava DuVernay

Mejor Película de Animación

Kubo y las dos cuerdas mágicas
Travis Knight

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10 febrero, 2017

La música nominada al Oscar explicada por sus autores (1ª parte)

Cinco trabajos destacados están nominados este año al Oscar en la categoría de Mejor Música Original. La poética incursión de Nicholas Britell en el descubrimiento sexual de un joven en el Miami de los años ochenta; las sonoridades jazzísticas de Justin Hurwitz en la entonación musical de dos artistas que tratan de encontrar su lugar; la psicológica descripción de Mica Levi en torno a una mujer que captó la atención del mundo; la emocionantes tonalidades del trabajo conjunto de Dustin O'Halloran y Hauschka en un viaje personal y físico de un joven que trata de encontrarse con sus orígenes; y las electrónicas elaboraciones de Thomas Newman en torno a una historia de amor futurista. Bandas sonoras que, en su mayor o menor acierto, nos muestran la inspiración de seis autores que elaboran sus discursos con ideas sobresalientes desarrolladas con resultados notables. A través de diferentes entrevistas que han concedido estos compositores en las últimas semanas, nos acercamos a ese proceso de creación de las bandas sonoras nominadas este año al Oscar.

LA POESÍA DISTORSIONADA

Para subrayar musicalmente la historia de un joven que vive en un entorno relacionado con las drogas y los conflictos raciales en el Miami de los años ochenta, quizás la primera opción hubiera sido adentrarse en el entorno de la música negra de la época. Y en cierto sentido Nicholas Britell lo hace, pero elaborando una banda sonora que circula más por terrenos musicales clásicos. Desde el primer visionado de la película en su versión en bruto, el músico captó inmediatamente el sentido poético que el director Barry Jenkins quiso dar a esta historia, y decidió elaborar un "Poema para piano y violín" sobre el que se desarrollaría toda la banda sonora. Así surgió el cuerpo principal, que podemos escuchar en su desarrollo completo en la suite con la que concluye la película durante sus créditos finales.

Mientras se desarrolla en el Miami de los años ochenta, la historia de este joven contada en tres momentos cruciales de su vida tiene como elemento central el océano, que se convierte en el elemento liberador del protagonista: la primera experiencia sexual de Chiron se produce en la playa; el encuentro final de Black con su antiguo amigo también tiene lugar en una casa situada junto al mar; y, sobre todo, esa especie de bautismo que protagoniza Little junto a su protector, se convierten en elementos esenciales en su historia personal. Y en esta última escena, se despliega especialmente ese carácter de poema sinfónico que desarrolla Nicholas Britell a lo largo de toda la banda sonora, aquí representado en esos violines intensos del tema "The middle of the world" que se encuentran con la imagen zozobrante que nos propone Barry Jenkins.


Aunque Nicholas Britell no utiliza estrictamente sonoridades de música negra en su desarrollo, la banda sonora de Moonlight (Barry Jenkins, 2016) contiene elementos que la acercan a ésta. Especialmente tomando como idea principal el llamado chopped and screwed, una técnica utilizada principalmente en la música rap de los años noventa que consiste en ralentizar el tempo de la música hasta los 60-70 BPM. Britell decidió usar esta técnica para sus propio "poema para piano y violín", de forma que el tema del protagonista, "Little's Theme", se va transformando, igual que en el personaje, a lo largo de la banda sonora, y lo encontramos más melancólico en "Chiron's Theme", hasta que el tempo de la música se ralentiza aún más para el último segmento de la película, en el que los violines acaban sonando casi como si fueran violonchelos en "Black's Theme". Pero es en una de las escenas del colegio, cuando Chiron es adolescente, cuando la técnica del chopped and screwed se desarrolla de forma más intensa, en "Chiron's Theme chopped and screwed (Knock down stay down)", plasmando la desolación del protagonista.

Nicholas Britell ya había colaborado con uno de los productores de la película, Jeremy Klein, aportando parte de los temas de gospel del film 12 años de esclavitud (Steve McQueen, 2013), y fue éste el que le propuso para colaborar con Barry Jenkins. El año pasado también nos ofreció un trabajo destacado con su participación en la película Los hombres libres de Jones (Gary Ross, 2016), que también contiene una construcción eminentemente clásica. Su carrera está ligada a a actriz Natalie Portman (nominada al Oscar este año por Jackie (Pablo Larraín, 2016), para la que escribió la música del cortometraje que dirigió para la película colectiva New York, I love you (2008), colaborando también con su marido, el coreógrafo Benjamin Millepied, en la obra Bacchanale. Como curiosidad, Nicholas Britell escribió junto a Justin Hurwitz uno de los temas que forman parte de la banda sonora de Whiplash (Damien Chazell, 2015), la anterior película del director de La ciudad de las estrellas (Damien Chazell, 2016). 

EXPLORANDO EL ESPACIO EXTERIOR

La catorce nominación al Oscar para Thomas Newman, en un año en el que parece tener pocas posibilidades de conseguir el merecido premio de la Academia de Hollywood (pero de hecho ya ha sido una sorpresa su nominación, que nadie esperaba), nos acerca a una composición que ha pasado algo desapercibida, pero que contiene algunos de los elementos que caracterizan ese sonido específico que le ha dado una personalidad propia. Esta es la segunda incursión de Thomas Newman en el género de ciencia ficción, aunque la primera fue para una película de animación, WALL-E (Andrew Stanton, 2008). El compositor norteamericano se planteó crear una música que describiera este viaje espacial a través de un tema central en el que existe esa idea de un recorrido interminable a través de unas sonoridades electrónicas que dan la impresión de ser reiterativos, y con la introducción, en el tema principal, "The Starship Avalon", de los sonidos orquestales que definen la profundidad del espacio exterior.


Las posibilidades que ofrece la película dirigida por Morten Tyldum se encuentra en ese concepto de historia romántica que se desarrolla entre los dos protagonistas, lo cual permite a Thomas Newman desarrollar un acercamiento nada convencional para el género de ciencia ficción. En este sentido, como en WALL-E, el compositor utiliza elementos electrónicos como base, con el piano como instrumento predominante, para ir desplegando una música que se aleja del habitual sonido "espacial" para contarnos una historia más "terrenal", introduciendo en algunas ocasiones una voz solista que define la soledad del protagonista en el primer acto.

Pero la película contiene también esos elementos predominantes de la ciencia-ficción que Thomas Newman introduce a través de orquestaciones más tradicionales, utilizando una formación de sesenta cuerdas y trece metales, que confieren ese sonido más envolvente con el que describe la grandiosidad del espacio. Comenta Thomas Newman que parte de la música está inspirada en fotografías de las galaxias que estuvo visitando durante el trabajo de composición. De esta forma, mientras los elementos electrónicos los encontramos en el interior de la nave espacial, aquellos más orquestales definen las escenas que tienen lugar en el exterior, así como determinadas secuencias de acción, especialmente al final de la película. La música evoluciona desde los sonidos futuristas hasta la envoltura más clásica, al mismo tiempo que la historia se desarrolla desde la trama romántica hasta el drama espacial.


Thomas Newman proviene de una larga tradición familiar de músicos de cine: hijo del mítico Alfred Newman; sobrino de Lionel Newman y Emile Newman; hermano de David Newman y primo de Randy Newman y Joey Newman. Su carrera ha pasado por diferentes etapas, siendo reconocido por sus bandas sonoras para películas de corte dramático, en un primer momento, y más tarde ligado a producciones de Pixar y Disney. A pesar de sus catorce nominaciones por trabajos tan destacados como American Beauty (Sam Mendes, 1999) o WALL-E (Andrew Stanton, 2008), el Oscar se le resiste a este compositor que, aun introduciendo elementos electrónicos, mantiene en esencia la estructura musical de la música de cine tradicional, y ha demostrado en los últimos años una especial inspiración en sus acercamientos a géneros en los que no le habíamos escuchando con anterioridad, para películas como Skyfall (Sam Mendes, 2012) o El puente de los espías (Steven Spielberg, 2015).   

MÚSICA SOBRE EL ALMA HUMANA 

Garth Davis, director debutante de la película que ha conseguido seis nominaciones al Oscar, entre ellas la de Mejor Película, pero la de Mejor Dirección, tuvo en mente desde el principio a dos compositores para esta historia de descubrimiento personal. Para la primera parte, que tiene lugar durante la infancia del protagonista, un niño perdido en medio de la vasta pobreza de la India, quería una base más melódica, especialidad del norteamericano Dustin O'Halloran, mientras que para la segunda parte, en la que el protagonista es interpretado por Dev Patel, ya asentado en una familia australiana, necesitaba una propuesta más experimental, que aportaría el músico alemán Volker Bertelmann, conocido en los circuitos electrónicos como Hauschka. Con O'Halloran en Los Angeles y Hauschka en Berlín, comenzó la colaboración musical, pero una semana después los compositores concluyeron que era mejor desarrollar toda la banda sonora juntos, proponiendo ideas diversas que unificarían para toda la película. De esta forma, encontramos en el tema principal esa especial capacidad melódica de Dustin O'Halloran, pero en secuencias como la del niño perdido en la estación de tren se introducen elementos electrónicos y experimentales más propios de Hauschka.



Dustin O'Halloran comenta que el planteamiento de la banda sonora es totalmente subjetivo, las composiciones siempre se posicionan desde el punto de vista del protagonista, sin ningún tipo de mirada externa. Y su propuesta principal es la de ofrecer una disección del ser humano, sin importar la raza o la procedencia; se trata de mostrar una experiencia netamente humana. De hecho, la banda sonora rehuye la representación localista de los escenarios en los que se desarrolla (esos dos mundos diferentes, la India y Australia). Y en cierto modo también se mantiene esa propuesta diferenciadora entre el trabajo de Volver Bertelmann y Dustin O'Halloran: para Saroon niño, una base de piano principalmente, mientras que con Saroon adulto se despliega los instrumentos de cuerda como representación de la madurez y la apertura en su vida.




En una película que trata precisamente sobre la esencia del ser humano en su búsqueda personal, resulta difícil no caer en la emoción fácil y, en este sentido, la música compuesta por Dustin O'Halloran y Hauschka contribuyen a liberar esas emociones, pero desde una mirada casi minimalista, utilizando pocos instrumentos pero dotándolos de gran fuerza emocional, pero sin caer en el sentimentalismo. Si el director consigue tocar la fibra del espectador en determinados momentos es gracias, en buena parte, al trabajo musical de estos dos compositores, y por tanto resulta de justicia esta primera nominación al Oscar para ambos.

Dustin O'Halloran nació en Phoenix, Arizona, y debutó en el cine con la película María Antonieta (Sofia Coppola, 2006) para posteriormente desarrollar una carrera repleta de trabajos interesantes en los que despliega su faceta melódica en An American affair (William Olsson, 2008), Como locos (Drake Doremus, 2011) o, más recientemente, Equals (Drake Doremus, 2015). Fue nominado a un Emmy y a un Globo de Oro por su trabajo para la serie de televisión Transparent (Amazon, 2015-).

El alemán Volker Bertelmann, nacido en Kreuztal, también ha desarrollado junto a su faceta personal una carrera en el mundo del cine, trabajando en producciones alemanas como Glück (Doris Dorrie, 2012), pero sobre todo compuso una excelente banda sonora de sonoridades experimentales para el film de terror The boy (Craig William Macneill, 2015).

El sello discográfico 1631 Recordings ha publicado recientemente un LP que incluye tres piezas autónomas de Dustin O'Halloran junto a cinco piezas autónomas de Hauschka, completando un álbum en el que podemos descifrar la personalidad propia de cada uno de los compositores.

03 febrero, 2017

Las series que nos trae el frío nórdico

Cada año prácticamente nos acercamos a parte de la producción más interesante que nos llega desde los países nórdicos. Y ésta, aprovechando la ola de frío que nos ha acompañado estas semanas, es una buena ocasión para volver nuestra mirada a las series producidas en países en los que, sobre todo, se manejan perfectamente con las tramas policíacas y de misterio, especialmente aquellas que conectan con tradiciones ancestrales que, de una forma u otra, se introducen en la vida diaria de los protagonistas. El regreso de nuevas temporadas de series que ya cosecharon el año pasado un importante éxito también forma de este nuevo repaso a las producciones realizadas en los países escandinavos.

Frikjent (Absuelto) (2015-)
Anna Bache-Wiig, Siv Rajendram Eliassen para TV2
Noruega

Esta exitosa producción noruega llegaba en su segunda temporada en el mes de octubre de 2016, y se emitía hasta diciembre. La historia, que había dejado abiertas las posibilidades nuevamente en cuanto a la identidad del asesino por cuya culpa fue encarcelado un joven, se centra ahora más en los entramados familiares de la localidad de Sogn og Fjordane, un paraje espectacular rodeado de fiordos que se convierte en un auténtico protagonista de este acoso psicológico que sufre el protagonista. La primera temporada tenía interés, además de por su propia trama de investigación en torno a un falso culpable, una subtrama que nos acercaba a los oscuros negocios empresariales relacionados con las nuevas tecnologías. En este sentido, la segunda temporada pierde esta subtrama y se centra más en la historia principal, y ahí pierde algo de interés, porque acaba siendo una especie de melodrama en torno a las relaciones entre los habitantes de un pequeño pueblo que, si bien mantiene su eficacia (especialmente con un final espectacular y abierto a una tercera temporada), resulta algo decepcionante en su desarrollo. En todo caso, se trata de una serie realizada con esa profesionalidad a la que nos tiene acostumbrados la televisión noruega, y con paisajes de gran belleza.



Bedrag (2016-)
Jeppe Gjervig Gram, Jannik Tai Mosholt, Anders August para DR
Dinamarca

También se ha estrenado recientemente la segunda temporada de esta producción de la televisión pública danesa que se centra en una interesante trama en torno a los oscuros negocios para hacerse con el control de las energías renovables. Aunque la primera se cerró con consistencia, en esta segunda temporada que también se estreno en octubre, regresan algunos de los personajes principales para introducirnos ahora en los vericuetos bancarios que provocan la crisis en empresas pequeñas para su propio beneficio. La serie mantiene el vigor de la primera parte, y aquí si cabe resulta aún más clara y concisa, lo cual se agradece cuando se está hablando de argumentos económicos. Junto a Billions (Showtime, 2016), es uno de los más inteligentes acercamientos al mundo financiero que se es estrenó en televisión durante el año pasado. Sin duda alguna, la calidad de la serie está marcada por sus buenos guiones, de los que son autores, entre otros, Jeppe Gjervig Gram, uno de los guionistas de la mítica serie política Borgen (DR, 2010-2013) y Anders August, hijo del director Bille August y nominado a un Oscar por su cortometraje The pig (Anders August, 2009).



Nobel (2016)
Per-Olav Sørensen para NRK
Noruega

Para muchos, La batalla del agua pesada (NRK, 2015) es una de las mejores series bélicas que se han realizado en la televisión mundial, a la altura de grandes producciones norteamericanas como Hermanos de sangre (HBO, 2001) o The Pacific (HBO, 2010), Tras el éxito de aquella, su creador y director, Per-Olav Sørensen, se embarcó en la producción de una de las producciones más esperadas del año, estrenada en su país en el mes de octubre. Nobel nos acerca ahora a la participación de Noruega en la guerra de Afganistán para contarnos una trama que mezcla la política y el crimen de estado y que, aunque no ha terminado de gustar a todos, construye una espléndida historia de traiciones e hipocresía en una sociedad aparentemente estática que se presenta como la parte más interesante. Es cierto que quizás, en su intento de plantear una producción ambiciosa (el éxito de su anterior serie sin duda ha supuesto una presión añadida), la historia se difumina a veces en subtramas que ralentizándose el desarrollo de la historia principal. Pero cuando la serie encuentra su sitio y se centra, nos encontramos ante una soberbia construcción argumental dirigida con talento. En cierto modo, nos recuerda a las mejores temporadas de series como Homeland (Showtime, 2011), en ese preciso, y nada complaciente, acercamiento a las sórdidas maniobras de política internacional que acaban desembocando en intervenciones militares cuyas verdaderas razones son más que dudosas.



Midnattsol (2016)
Måns Mårlind, Björn Stein para SVT/Canal + 
Suecia-Francia

La televisión pública sueca y el canal privado francés Canal + se han unido para producir este thriller de ocho episodios que se estrenó también en el mes de octubre. Creada por los responsables del éxito policial Bron (El puente) (SVT, 2011-) y su versión norteamericana, The bridge (FX, 2013-2014), Midnight Sun plantea una investigación en torno a varios asesinatos que se producen en el idílico paisaje de la ciudad de Kiruna, en Suecia, tomando como base los hechos reales que llevaron a desplazar literalmente una ciudad entera unos 3 kilómetros para poder seguir explotando los recursos mineros del subsuelo. Planteada como una buddy movie entre un fiscal sueco y una investigadora francesa, se desarrolla con interés a lo largo de sus episodios, usando también como interesante trasfondo las tradiciones del pueblo indígena Sami, que habitan en algunas regiones de Noruega, Finlandia y Suecia. De esta forma, nos encontramos ante un thriller que está a la altura de Bron en cuanto a su concepto argumental, y que cuenta además con intervenciones especiales de destacados actores como el francés Olivier Gourmet o el sueco Peter Stormare que, aunque mantiene su carrera en Hollywood, ha regresado a su país natal para intervenir en series como Black widows (TV3, 2016-) o la decepcionante comedia Swedish dicks (Viaplay, 2016-).



Skam (2015-)
Julie Andem para NRK
Noruega

Que una televisión pública tenga proponga una serie de adolescentes en la que se habla de forma tan clara sobre las preocupaciones de los jóvenes noruegos, sin escatimar referencias al sexo y las drogas, resulta sorprendente y posiblemente sería difícil de encontrar en nuestro país. Creada por Julie Andem, estamos ante uno de los mejores retratos que se han escrito en muchos años sobre la vida de unos adolescentes en un instituto público. A lo largo de las tres temporadas que se viene emitiendo, Sam se acerca a temáticas tan complejas como el abuso sexual, las drogas o la homosexualidad para ofrecernos un retrato certero y sin tapujos de la juventud actual (el trailer de la tercera temporada no puede ser más provocativo). La serie es todo un fenómeno en su país, Noruega, y plantea además una interesante realidad paralela en internet a lo largo de cada semana, en la que las diferentes escenas se pueden ver en tiempo real; es decir, si dos personajes están hablando un martes a las 9:30 h. de la mañana, la escena se emite en internet el martes a las 9:30 h. Al final de la semana, todas las escenas se juntan en un solo episodio que se emite completo tanto en internet como en televisión. Aunque los protagonistas siempre son los mismos, uno de los personajes toma protagonismo cada temporada, planteando una temática diferente relacionada con su historia personal. Tal éxito ha tenido la serie que incluso ha sido récord de visionados en las emisiones en streaming de la cadena de televisión, y aunque hubo numerosas peticiones para que se emitieran los episodios con subtítulos en inglés, NRK se negó por un problema de derechos de autor de las canciones que suenan en la serie (muchas de ellas éxitos internacionales). La cuarta temporada de Skam se estrena esta primavera, aunque la estrategia de NRK es no anunciar la fecha hasta que la primera escena no se emita en internet.



Valkyrien (2017-)
Erik Richter Strand para NRK
Noruega

También producida por NRK, este thriller de trasfondo conspiratorio ha sido una de las series que ha obtenido ayuda del Nordisk Film Fund. Centrada en una trama que tiene como protagonista a un médico que construye un centro médico ilegal en una estación abandonada del metro de Oslo, para tratar de encontrar la cura a una extraña enfermedad que sufre su esposa, la serie se desarrolla con elementos de conspiración, thriller y misterio que avanza con interés, aunque hasta la mitad de la temporada no encuentra realmente su tono. Estrenada en Noruega el 1 de enero, ha sido un éxito destacado, con más de 800.000 espectadores, pero conforme se ha ido desarrollando la temporada ha perdido el interés de la audiencia, llegando a estar hasta 300.000 espectadores por debajo de su primer episodio. Entre sus guionistas se encuentra Lars Gudmestad, responsable del éxito internacional Headhunters (Morten Tyldum, 2011), y Erik Richter, director de otro de los éxitos recientes de la televisión noruega, la serie Okkupert (TV2, 2015).



Svartsjön
Ulf Kvensler, Jonathan Sjöberg, David Berron para Viaplay y TV3
Suecia

La principal plataforma digital en Suecia es Viaplay que, como la mayor parte de las plataformas de este típico, se ha pasado a la producción en los últimos años, especialmente en la creación de series de televisión. Compitiendo directamente en los países nórdicos con Netflix y HBO Nordic, estando en número de suscriptores por debajo de la primera y por encima de la segunda, Viaplay lanzó en 2016 su primera producción televisiva, la serie Swedish dicks (Viaplay, 2016-), una comedia poco lograda en torno a dos investigadores suecos en Los Angeles. Svartsjön, conocida en el mercado internacional como Black Lake, es su nueva incursión en la producción, y se enfoca ahora en el género del thriller de misterio en torno a extraños sucesos que tienen lugar en un centro de esquí abandonado que quiere reabrir el protagonista. La historia no es original, con un grupo de amigos sometidos a violentos ataques relacionados con hechos que tuvieron lugar en el pasado, y recuerda en algunos momentos al gélido planteamiento terrorífico de La cosa (John Carpenter, 1982), pero sin llegar a encontrar esa sensación claustrofóbica necesaria ara atraparnos en la trama. La serie se estrenó el pasado mes de octubre en Viaplay, y cuenta entre sus protagonistas con el popular actor sueco Filip Berg, al que hemos visto en la película nominada al Oscar Un hombre llamado Ove (Hannes Holm, 2015) y al joven Odin Waage, uno de los protagonistas de la miniserie Eyewitness (NRK, 2016).



Saknad
Colin Nutley para SVT
Suecia

El británico Colin Nutley es un veterano realizador que viene trabajando en Suecia desde los años ochenta. De hecho, este thriller policial es su última incursión en la televisión después de un largo período de ausencia dedicado al cine, con películas de éxito principalmente local, pero que le han permitido tener un nombre destacado en la producción cinematográfica del país. Su regreso, sin embargo, no ha sido especialmente bien recibido por la crítica, y ciertamente la serie, que tiene momentos de interés, se confunde desde el primer episodio en una serie de tramas paralelas que no terminan de ajustarse bien con la historia principal, ya de por sí algo confusa. Entre los puntos de interés se encuentra la participación de la conocida actriz sueca Helena Bergström, toda una institución en el cine y el teatro de Suecia, que aquí incorpora a una veterana investigadora que regresa a un pequeño pueblo para tratar de resolver el misterioso suicidio de una joven y la desaparición de otra. Con cierta tendencia a la improvisación en la construcción de las escenas, tampoco ayuda especialmente la constante superposición de diálogos entre diferentes personajes, lo que acaba por provocar escenas confusas y "sucias" desde el punto de vista narrativo. Ha sido uno de los estrenos principales de la cadena de televisión SVT, que emitió el primero de sus cinco episodios el 1 de enero, pero no ha cosechado el éxito de audiencia que se esperaba.






Frikjent (Absuelto) se puede ver en Movistar+