Un documental ha revolucionado internet. Difundido gratuitamente a través de la red, se trata de una de las obras más provocadoras de los últimos años.
Las nuevas formas de comunicación pasan por internet, desde luego, y ésta es quizás la vía que nos permite acceder a propuestas que difícilmente pasarían por los canales habituales. Mientras la Junta Militar de Birmania parece haber perdido su particular batalla censora contra internet (se ha visto obligada a restablecer las comunicaciones, al comprobar que fotografías e imágenes tomadas por ciudadanos seguían traspasando su represión), internet se presenta como una posibilidad, si no del todo libre (siempre hay formas de restringir la información) sí menos supeditada al poder de los medios de comunicación.
Seguramente, un documental como Zeitgeist habría encontrado serias dificultades para acceder a las salas de cine o los circuitos de DVD por los cauces tradicionales. Sin duda, porque es una película, dirigida por Rob McCann, que no hace concesiones y plantea, con una firmeza sorprendente, conclusiones que pocos medios de comunicación suscribirían. Zeitgeist se ha convertido en un fenómeno de internet, único medio de distribución de esta película que, en contra de la industria, se ha realizado para poder ser vista gratuitamente por cualquier internauta y poder ser compartida sin requerimientos judiciales. Su difusión desde Google Video la han colocado entre las proyecciones online más vistas de los últimos años.
El propio director afirmaba que se había realizado un nuevo montaje de la película (que llegaba a las 2 horas y media), para dejarla en dos horas eliminando todos aquellos planteamientos que no tenían una base demostrable. No obstante, todo el documental propone una serie de ideas que sin duda abrirán el debate entre sus espectadores. Pero esa es la mayor virtud de Zeitgeist. Podrás compartir o no sus planteamientos, podrás creer o no sus explicaciones (muy detalladas, muy lógicas), pero principalmente lo que le convierte en una película distinta es su poder provocador. Dice lo que dice y punto. Y su difusión a través de internet, su recepción directa con los espectadores sin intermediarios, le permite plantear lo que quiere sin cortapisas, sin censuras, sin mordazas.
Dividido en tres capítulos, Zeitgeist pone en duda muchos acontecimientos históricos. En la primera parte, The greatest story ever told (La historia más grande jamás contada), repasa los hechos que provocaron la fundación del cristianismo y explica sus similitudes con religiones egipcias, estableciendo paralelismos entre Jesucristo y el dios egipcio Horus. El segundo capítulo, All at the world’s is a stage (Todo el mundo es un escenario) analiza el ataque terrorista del 11-S y establece teorías de conspiración gubernamental en torno a él. En el tercer y último capítulo, Don’t mind the men behind the curtain (No prestes atención a los hombres tras la cortina), presenta un recorrido histórico por hechos recientes que provocaron cambios bruscos en la política económica y bélica de los Estados Unidos, concluyendo que todos ellos fueron manipulados por el gobierno: la crisis de 1929, Pearl Harbour... y pone en duda la constitucionalidad de la Reserva Federal.
Sin duda, se trata de uno de los documentales más provocadores que se han realizado en los últimos años, difundido a través de internet (podéis encontrar en enlace en nuestra sección de Links) con la libertad que la red ofrece. Dinámico, impactante y firme en sus convicciones, pretende sobre todo despertar las conciencias de los ciudadanos que parecen (parecemos) dormidos ante la cada vez mayor falta de libertades individuales. Ciudadanos traicionados y manipulados por los gobiernos que ellos mismos eligieron.