30 junio, 2025

Raindance '25 - Parte 4: Memoria

Nuestra última crónica del festival de cine independiente de Raindance que se ha celebrado hasta el 27 de junio en Londres, extendido hasta el 29 de junio en el formato de Raindance Immersive, un festival paralelo dedicado a proyectos de Realidad Virtual que ha llegado a su décima edición en 2025. En este repaso final nos centramos en algunas películas de su programación que tienen relación con la memoria, en un sentido amplio que está relacionado con el pasado y cómo lo interpretamos, pero también como un elemento fundamental para construir el presente y sobrevivir al futuro.

Immortals

Maja Tschumi

Suiza, Irak 2024 | Competición Documental | 

CPH:DOX '24: Sección DOX:AWARD

Raindance '25: Mejor Documental


Tras la invasión de Irak en 2003 por parte de Estados Unidos, se estableció un sistema político y económico llamado Muhasasa que establecía una división del poder teniendo en cuenta el peso demográfico de cada grupo confesional. Pero sus detractores afirman que este sistema refuerza las divisiones etnosectarias porque define a los actores políticos a través del prisma de la identidad confesional. La Revolución de Octubre de 2017 se rebeló contra un sistema que ningún gobierno iraquí ha abandonado desde 2005, y desembocó años después en una acampada protagonizada por jóvenes iraquíes en la plaza Tahrir de Bagdad, que fue violentamente reprimida por la policía, provocando la muerte de más de 700 jóvenes y unos 23.000 heridos. Dos de los participantes en estas protestas fueron Milo y Khalili, los ejes centrales de Immortals (Maja Tschumi, 2024), en la que se refleja la continuación de una reconstrucción identitaria de un país que está protagonizada por los jóvenes. Durante las protestas de 2019, Milo se escapaba de su casa vestida con la ropa de su hermano para poder participar en ellas, pero su familia conservadora acabó encerrándola y quemando toda su documentación y su pasaporte. Ella protagoniza la primera de las tres partes en las que está dividida la película, Hidden battles (Batallas ocultas), y en la actualidad sigue vistiendo ropa de hombre porque se siente más segura y se ha convertido en parte de una identidad que le fue robada. Tratando de volver a conseguir un pasaporte, Milo, que en realidad se llama Melak Mahdi, a veces se escapa a casa de su amiga Avin, con la que tiene conversaciones sobre el futuro que les espera, aunque tienen distintas percepciones de Irak: "Yo creo que Bagdad es la ciudad más bonita del mundo. Quiero quedarme siempre aquí", dice Avin, mientras que para Milo el país es un entorno cada vez más asfixiante.

Confrontations (Enfrentamientos) utiliza muchas de las imágenes tomadas por Mohammed Al Khalili con su cámara Go-Pro durante las protestas de 2019 y otros conflictos posteriores. Siempre introduciéndose hasta el centro de las manifestaciones incluso, durante el ataque al parlamento iraquí en 2022, por parte de seguidores del clérigo chiíta Muqtada al-Sadr, que en realidad ponían de manifiesto las constantes corruptelas del sistema político de Irak. La directora Maja Tschumi (1983, Suiza) mezcla imágenes de Khalili con la actualidad, mostrando que el país sigue sumido en un caos político y económico, aunque esté menos presente en los medios de comunicación internacionales. Pero Milo y Khalili representan la resistencia a ser utilizados y engañados, en una especie de espiral en la que el tiempo parece repetirse, 2023 se refleja en 2019, las revoluciones son constantes y sus logros, como la renuncia del gobierno en noviembre de aquel año, acaban en nuevos gobernantes igualmente corruptos. Al comienzo del documental se advierte que hay escenas que han sido recreadas debido a que no se han podido captar de la realidad por el peligro que suponen para sus protagonistas, pero nunca se siente como una película donde lo ficticio sobresalga respecto a lo verdadero. La historia está rodada y editada con un sentido del suspense que mantiene una atención constante, y a veces parece detenerse el tiempo alrededor de los dos protagonistas, en un plano medio de rostros reflexivos e indecisos, que reflejan el caos que les rodea. En Decisions (Decisiones), la última parte de la película, cada uno se enfrenta a una decisión importante. Milo quiere salir de Irak, lo que provoca una fuerte discusión con Avin, en una de las escenas que han sido recreadas (ambas salieron del país). Khalil decide casarse, pero siempre se ve impulsado por la necesidad de tomar de nuevo su cámara y captar la realidad de las calles de Baghdad. El título Immortals se refiere a esos personajes de los videojuegos que suelen ocupar el tiempo de los jóvenes pero que en este caso se representan en las vidas cotidianas de una generación acostumbrada a la muerte, pero persistente en su rebeldía. Es una potente celebración de la resistencia y la esperanza nunca perdida de un país reconstruido. 

Srishti

Paul Antar

India 2025 | Competición Primera Película | 

Raindance '25: Premio Discovery


A través de una atmósfera inquietante y una persistente banda sonora, el director Paul Antar consigue crear un entorno esotérico al mismo tiempo que elabora comentarios sociales sobre la pornografía de la pobreza, pero sin conseguir que ambos elementos encuentren la forma de coexistir dentro de una narrativa equilibrada. Es cierto que la película pretende ofrecer una experiencia atmosférica, pero esta pretensión nubla a veces una mirada que quiere tener más resonancia y ser más relevante. La historia comienza con un prólogo en el que tres niños que sobreviven en los alrededores de un vertedero se sienten fascinados por las proyecciones de películas que les prepara un anciano. Neerav (Orko) está especialmente interesado en la fotografía, pero recibe una respuesta lacónica por parte del fotógrafo: "Ahorra para comprarte una cámara de fotos y entonces hablamos". Esta pretensión es imposible para un niño de casta inferior como él, así que decide robarle la cámara junto a la joven Kamli (Nazia), de la que su hermano mayor Mugda (Kaustab) le ha advertido que se aleje. Neerav acaba huyendo solo del vertedero hasta que años después se ha convertido en un fotoperiodista que desprecia el tipo de fotografías que tratan de aprovecharse de la pobreza, lo que él llama "propaganda". Rechaza la oferta de Martin (Surjyakar), el dueño de un vertedero, para que haga fotos en el "underside" (el lado inferior) con el objetivo de recaudar fondos, y prefiere las fotografías artísticas y la exploración de sucesos misteriosos que encuentra en los foros de Sub-Reddit. Como el llamado Sector-K, en los bosques prohibidos al pie del Himalaya, donde se dice que se escucha un extraño rumor y un periodista ha regresado con desequilibrio mental y ceguera. Neerav Uprati (Sumeet Thakur) decide introducirse en este lugar junto a un grupo de exploradores, donde acaba teniendo una experiencia mística. A pesar del apoyo de su esposa Anvi (Chitrangada Satarupa), Neerav comienza a comportarse de forma extraña y parece atrapado en una atmósfera oscura, mientras las noticias hablan de Rajiv Batra, un hombre que ha matado a toda su familia después de regresar del Sector-K. Shrishti (Paul Antar, 2025) utiliza distorsiones de la imagen para describir este viaje onírico que experimenta Neerav, mientras trata de sobrevivir como fotógrafo y finalmente acepta la propuesta de tomar fotos de la vida en el vertedero. Allí encuentra de nuevo a sus amigos de infancia Mugda (Deb Deep) y Kamli (Indira Tiwari), a los que abandonó cuando era niño. 

El director usa la transformación de Neerav desde un cierto idealismo hasta la búsqueda de imágenes impactantes que alimenten el paternalismo de las castas superiores, para reflejar la forma de vida de los niños que se enfrentan cada día a montañas de desperdicios plásticos y la atmósfera insalubre del aire contaminado: "Todo el mundo necesita un hospital aquí. ¿Pero hay alguien a quien le importemos?", le dice Kamli, que ahora trabaja como enfermera. Mientras Neerav está cada vez más carcomido por la culpa de haber renunciado a su propia ética, la película se adentra en un tercer acto más esotérico, estableciendo la maldición que parece haber recibido el joven fotógrafo como una metáfora de la codicia de una sociedad que envuelve la representación explotadora de la pobreza como una forma de arte. Mientras la vida del protagonista se desmorona, la película adquiere un tono simbólico a través de distorsiones de la realidad y ensoñaciones, mientras los habitantes del vertedero se rebelan tras la muerte de un niño que no ha sido atendido en un hospital cercano. La ceguera que provoca el encuentro espiritual en el Sector-K es una representación de la ceguera moral de la sociedad, pero el comentario social se difumina en una retórica demasiado convencional. Hay un concepto visual creativo y original, y una interesante elaboración de atmósferas inquietantes que son subrayadas por la permanente música de Ravi Nidamarthy, creada a través de distorsiones sonoras e improvisaciones de tres instrumentos de cuerda: el violín, la viola y el violonchelo, interpretados por Carol George. Pero la presencia de la música es demasiado persistente, como si las imágenes tuvieran que apoyarse constantemente en estas alteraciones sonoras para transmitir desasosiego. El título Srishti hace referencia al término que designa en la India al acto divino de la creación del universo, adquiriendo dentro del contexto de la película una forma de representación de las debilidades de un mundo desigual. La película tiene conceptos interesantes que no terminan de cohesionar, pero propone un trasfondo sobrenatural para denunciar realidades auténticas. 

Tape

Bizhan M. Tong

Reino Unido, Hong-Kong 2024 | Competición Película Internacional | 


La película Tape (La cinta) (Richard Linklater, 2001) fue uno de los primeros trabajos del director norteamericano, pero ha quedado ensombrecido por la repercusión que consiguió Despertando a la vida (2001), su primera película de animación, estrenada el mismo año. La historia adaptaba la obra teatral Tape (1999), del dramaturgo Stephen Belber (1967, Washington), quien también se encargó del guión, asumiendo su origen teatral al mantener a los tres protagonistas en una pequeña habitación de hotel donde han vuelto a reunirse tras quince años separados, y recordando una noche cuando eran amigos en el instituto, pero de la que cada uno tiene una impresión diferente. La historia transcurre en tiempo real a lo largo de esta reunión en la que se producen confesiones y traiciones, y se enfoca principalmente en las diferencias entre los puntos de vista masculino y femenino respecto a los sucesos ocurridos durante la fiesta de graduación. Tape (Bizhan M. Tong, 2024) se presenta como una adaptación de la obra y de la película, aunque no está claro qué elementos toma de cada una, porque en realidad es una traslación bastante exacta de la historia tal como la contó Richard Linklater (1960, Texas), aunque en este caso transcurre en el apartamento de Wing (Kenny Kwan), que ahora es narcotraficante, cuando recibe la visita de Jon (Adam Pak), quien se dedica a dirigir documentales. El director ha afirmado que la intención de trasladar esta historia a Hong-Kong surge del contexto actual a partir de la explosión del Movimiento MeToo en los países occidentales, que sin embargo no se ha reproducido todavía en los países asiáticos, de manera que esta historia adquiere una cierta resonancia en Hong-Kong parecida a la que pudo tener la película original en Estados Unidos, cuando todavía no se hablaba de la perspectiva femenina respecto a situaciones que pudieran ser polémicas. "En Estados Unidos tienen el Movimiento MeToo. Las mujeres han tenido el coraje de salir y contar la verdad. ¡Es algo común estos días! Pero supongo que Hong Kong es todavía demasiado conservador", le dice Wing a Amy (Selena Lee) en una conversación añadida a esta nueva versión. Bizhan M. Tong también incluye flashbacks que hacen algo más explicativa la historia, aunque trata de mantener la ambigüedad de la obra original, lo que hace que estos flashbacks resulten innecesarios. 

A pesar de que el personaje de Amy no aparece hasta bien desarrollada la película, estableciéndose primero una confrontación de masculinidad entre Wing y Jon, que parece querer reproducir el punto de vista de los hombres, ella es el verdadero impulso de la historia. Y si Uma Thurman proporcionaba una fortaleza destacada a su personaje, Selena Lee consigue también transmite ambigüedad a una mujer cuyo recuerdo de aquella noche es muy diferente del que tienen sus amigos. Desgraciadamente, no ocurre los mismo con los actores Kenny Kwan y ​​Adam Pak, que no terminan de elaborar la complejidad y la profundidad que necesitan sus personajes, especialmente en comparación con el trabajo de Ethan Hawke y Robert Sean Leonard en la versión de 2001. Aunque Richard Linklater y Stephen Belber aparecen como productores ejecutivos de Tape (y éste último como co-guionista), no sabemos exactamente si han tenido alguna intervención en la adaptación, pero ésta no introduce grandes cambios en una dinámica de relaciones que siempre se encuentra influida por los secretos y las medias verdades. Frente a los dos hombres, Amy siempre es la que acaba siendo juzgada, incluso cuando se la reconoce como víctima, pero el hecho de que ella trabaje como fiscal proporciona un elemento de ironía en la historia que esta versión no consigue aprovechar. Aunque Bizhan M. Tong desarrolla la tensión progresiva con acierto, el trabajo de dirección en un espacio cerrado como el pequeño apartamento de Wing resulta más estático que el de Richard Linklater en la película original. Usa el plano contraplano como recurso predominante, así como la disposición de los tres personajes en el espacio para expresar sus diferentes posicionamientos en el desarrollo de sus relaciones, lo que provoca que se sienta incluso más teatral. Tape termina perdiendo la oportunidad de ofrecer una nueva perspectiva sobre la historia original porque parece demasiado entregada a reproducirla con excesivo respeto.

Dali

Mickey Angelov

Reino Unido 2025 | Competición Película Británica | 


Aunque su nombre real es Dimitar Ognyanov, el protagonista de esta historia ha adoptado el nombre artístico de Dali From the Valley, lo que le enfrenta en algún momento de la película a cuestiones relacionadas con la identidad. Dali (Mickey Angelov) acaba de morir en medio de su carrera exitosa como cantante de rap y se enfrenta a una entrevista que se asemeja a la de un agente de aduanas, pero en realidad se trata de su primer contacto con el más allá. La Guardiana (Lucrezia Galeone), de la que solo escuchamos su voz, le hace preguntas sobre su vida antes de que él mismo elija adónde quiere ir, un recorrido por su pasado para tomar la decisión personal sobre si pertenece a Arriba o Abajo. Esta entrevista se muestra en una pantalla en negro sobre la que se reproducen las frases que dicen los personajes, una manera original de plantear este limbo sobrenatural en el que se encuentra el protagonista. Nacido en Bulgaria, Dali se ha criado desde pequeño en Estados Unidos, donde ha forjado una carrera como rapero que le ha convertido en una estrella de la música, lo que le ha permitido disfrutar del lujo y el exceso de la vida privilegiada que se ha construido él mismo. Pero el interés de la entrevistadora es determinar cuestiones relacionadas con su existencia y sus sentimientos reales, como si finalmente todo ese lujo le ha permitido alcanzar la felicidad. Algunas veces inquisitiva y reprochadora, cuestiona el egoísmo de su profesión: "Dicen que los músicos son arrogantes y egocéntricos, y es un poco difícil trabajar con ellos. Pero yo creo que es por el cuidado que le dedican a su trabajo", dice ella. Dali (Mickey Angelov, 2025) parece mirar de reojo a la figura de Salvador Dalí y su cuadro La persistencia de la memoria (1931), conocido por la representación de los relojes que se derriten como quesos camembert, según describía el propio artista, y que él también definía como un cuadro inspirado en la teoría de la relatividad de Albert Einstein. El tiempo también es relativo a lo largo de esta película, en la que el protagonista repasa, dando saltos dentro de su propio pasado, diferentes momentos que de alguna manera marcaron su existencia. Este recurso de la memoria le traslada a su relación con Samara (Nina Singh), que ha podido ser demasiado egoísta y poco cuidadosa, prefiriendo su carrera profesional a su vida sentimental. Las relaciones que le han definido a lo largo de su vida, con su novia, sus amigos o su padre, se representan en secuencias breves que establecen su grado de infelicidad, en una especie de auto-análisis de su propia existencia antes de acceder a la eternidad. 

Dali plantea algunas cuestiones existenciales y filosóficas sobre el sentido de la vida, pero sin ser demasiado pretenciosa, lo que siempre hay que agradecer. También sobre la identidad, especialmente para un joven de origen búlgaro que se ha educado en Estados Unidos y de alguna manera ha podido elegir los atributos que le definen como búlgaro o como americano a través de su música. "Naciste en Bulgaria, tu familia es búlgara, cantas sobre Bulgaria, llevas el símbolo de tangra en tu cuello. Pero te criaste en Estados Unidos, hablas como un americano, piensas como un americano, actúas como un americano, votas en América", le recuerda la Guardiana. Pero son finalmente las relaciones con otras personas las que han definido su personalidad: sus amigos Mr. Eye Candy (Axel Milliam), Beluga (Nickcolia King-N'Da) y Boris Nenkov (Boyan petrov), la primera chica a la que conoció en Estados Unidos cuando acababa de llegar, Riley (Ebony Aboagye), que le introduce en ese universo de la música rap, o con el padre (Phillip Avramov) que le abandonó. Si bien es cierto que a veces puede ser algo repetitiva y quizás no todas las escenas sirvan realmente para definir al personaje, Dali ofrece una reflexiva mirada en torno a cómo construimos nuestras vidas a través de la manera en que nos relacionamos y hace preguntas relevantes sobre si es posible el perdón, definiendo a un protagonista que se envuelve en una especie de coraza de prepotencia para no enfrentarse a sus emociones, lo que también le ha separado de algunas personas importantes. Hay una secuencia hermosa en la que la Guardiana permite a Dali mirar hacia la vida de ella, que está representada en un formato de pantalla cuadrada que va aumentando de tamaño, sin diálogos, en la que Lucrezia Galeone ofrece una interpretación muda que contrasta con la voz que escuchamos el resto de la película. Es un ejemplo de las capacidades emocionales que ofrecen algunas secuencias planteadas con creatividad y talento. La pregunta existencial sobre si se elige subir o bajar acaba siendo una retórica sobre la irrealidad que define a la muerte: "No puedo decirte cómo son arriba o abajo porque nunca he estado en ninguno de ellos. Pero imagino que tienes razón, que realmente no existen". 

The last Grail hunter

Mark Christopher Lee

Reino Unido 2024 | Competición Interpretación Británica | 


Las producciones realizadas con más empeño que presupuesto tienen un cierto encanto, y el año pasado comentamos algunos de estos títulos que se pudieron ver en el festival Fantasia, como la portuguesa O velho e a espada (Fábio Powers, 2024), que remitía a las historias clásicas medievales mezclándolas con el género de terror de serie Z, pero que acababa resultando simpática porque era consciente de sus limitaciones sin tomárselas en serio. The last Grail hunter (Mark Christopher Lee, 2025) tiene algo de ese espíritu impulsivo que lo apuesta todo a una jornada de grabación con un iPhone y la presencia de un actor conocido como John Altman, quien interpretó a uno de los personajes recurrentes de la longeva telenovela británica EastEnders (Gente de barrio) (1985-), entre 1985 y 2015. La historia se sitúa en el año 2031 en un lugar llamado Arcadia, seis años después del fin del mundo, con la vida convertida en un juego místico controlado por una sociedad secreta. Sometido a una especie de sesión de Realidad Virtual en el Priorato de Sión, Johnny Calvi (John Altman) maneja un alter ego en el Londres de 2024 en el que su propia vida depende de lo que le ocurra a su personaje, mientras la sesión está controlada por un niño llamado Johnny (Johnny Raven), que parece someterle a situaciones cada vez más peligrosas (y de vez en cuando se ríe con una carcajada maliciosa bastante falsa). En el juego, que ocupa la mayor parte de la película, Johnny Calvi recorre las calles de Londres en busca de un Grial dentro de lo que está representado como una especie de ensoñación. De hecho, el director Mark Christopher Lee ha afirmado que la idea para la película surgió una noche que tuvo un sueño en el que se le apareció Roger Corman pidiéndole que dirigiera esta historia. Como Roger Corman no puede corroborar o negar esta afirmación, tendremos que darle un voto de confianza. En realidad, The last Grail hunter surge de un laboratorio de ideas que organiza Raindance llamado Raw Talent Lab que está liderado por su fundador Eliot Grove y que busca proyectos poco convencionales o provocadores para impulsar su producción, del que también ha surgido The King of UFO's (Mark Christopher Lee, 2024), un documental sobre el interés de la familia británica por los ovnis, que da credibilidad a un testigo que afirmaba haber visto al actual rey Carlos de Inglaterra como uno de los pilotos de un ovni en 1975, y que también se ha proyectado en esta edición del Festival de Raindance. 

Volviendo a la película que nos ocupa, en realidad ocurren pocas cosas al margen de los recorridos por las calles de Londres por parte de Johnny Calvi, que al menos pasan por lugares reconocibles, como Cecil Ct. junto a Leicester Square, donde el protagonista se introduce en la centenaria librería Watkins Books especializada en libros y objetos esotéricos y religiosos, surgida durante el auge del interés por los temas esotéricos que se produjo en Inglaterra a finales del siglo XIX. Perdiendo la oportunidad de usar estos elementos históricos, el director prefiere seguir a Johnny, a veces agarrado a una botella mostrando propensión etílica, por diferentes lugares de Londres en busca del Grial, pero sin mucha prisa. Hasta que se traslada a las afueras y se introduce en un bosque que parece embrujado por fuerzas demoníacas. Aunque The last Grail hunter se propone como una historia de terror, lo más terrorífico que tiene es el nombre del director, mientras parece crear una textura semi-experimental con distorsiones de la imagen y una atmósfera inquietante que nunca llegar a serlo del todo. El viaje de Johnny tiene menos sentido que la propia película, pero esta especie de cine de guerrilla que se sostiene en los mínimos elementos indispensables, también encuentra la creación de una especie de ciencia-ficción abstracta. La biografía del director Mark Christopher Lee es casi más interesante que la propia película: amante de los fenómenos paranormales y fundador de la banda The Pocket Gods en 1998, él mismo afirma ha publicado 75 álbumes y más de 5.000 canciones. Entre ellos el disco 1000x30 Nobody makes money anymore (2022, Nub) está compuesto por 1.000 composiciones de unos 30 segundos creadas para cada uno de los días del confinamiento. También es el compositor de la banda sonora, con temas como "Glass dreaming" que aportan más inquietud que la propia historia. El problema de The last Grail hunter es que se toma demasiado en serio a sí misma, pero sobre todo que se sostiene en un guión poco elaborado que tampoco sabemos si pretende contar algo. Hay problemas de sonido que se disculpan, pero incorpora elementos en torno al esoterismo que nunca aprovecha porque no parece importarle, como una baraja de Tarot que en realidad parece que nadie sabe cómo se utiliza realmente. Lo que hace que la película transmita más falta de interés que falta de presupuesto. 

28 junio, 2025

Sheffield '25 - Parte 4: Reivindicar identidades

A pesar de la narrativa habitual conservadora en torno a la excesiva representación de la diversidad sexual en las películas y series, se trata de una sensación que quizás proviene de que nunca habían estado lo suficientemente representadas en el cine y la televisión. Pero la realidad es muy distinta si se consultan los estudios que se publican cada año por parte de organizaciones como GLAAD, que ha estado monitoreando durante más de tres décadas la representación de la comunidad queer en el cine y la televisión. Los resultados de su último Índice de Responsabilidad de Estudio (SRI), que examina las películas estrenadas en 2024, centrándose en las 10 distribuidoras de Hollywood más importantes, incluidos sus servicios de streaming, son desalentadores. Las películas inclusivas LGBTIQ+ cayeron hasta un 23,6% frente al 27,3% del año 2023, entre las que sólo un 1% (dos películas), presentaron personajes transgéneros, pero según el estudio ambas incluyeron estereotipos dañinos o repartos no auténticos. Por su parte, los personajes LGBTIQ+ de raza negra representaron solo el 36% de todos los personajes LGBTIQ+, lo que supone el nivel más bajo desde 2019. Otra de las conclusiones que destaca el informe se refiere a una narrativa que se ha extendido: la ausencia del VIH en la representación queer en las películas, lo que establece una invisibilidad crítica de salud e identidad. Asimismo, solo dos películas infantiles y familiares representaron a personajes LGBTIQ+, pero éstos tenían escasa importancia narrativa. La presencia de la bisexualidad también se ha reducido a un 10%, a pesar de que las personas bisexuales+ son mayoría dentro de la comunidad LGBTIQ+, y solo se encontraron cuatro personajes no binarios, ninguno de ellos con más de 10 minutos de presencia en pantalla. Estudios como éste demuestran que, no solamente la comunidad LGBTIQ+ está subrepresentada en el cine y la televisión, sino que su presencia está disminuyendo cada vez más entre las producciones de los grandes estudios. Entre los diez analizados para este estudio, todos recibieron calificaciones malas o justas, y solo la productora independiente A24 recibió una calificación de "Buena" porque nueve de sus dieciséis películas estrenadas en 2024 se pueden considerar inclusivas. Amazon y NBCUniversal obtuvieron calificaciones "regulares", mientras que Warner Bros. Discovery, Apple TV+, Sony y Paramount Global obtuvieron calificaciones "insuficientes" y Netflix, Lionsgate y The Walt Disney Company obtuvieron calificaciones "malas" en inclusividad de la comunidad LGBTIQ+, lo que sorprende en el caso de Netflix, porque suele transmitir una imagen más inclusiva. En nuestra crónica del Sheffield Doc Fest nos centramos en documentales que abordan temáticas de la comunidad queer. 

Come see me in the good light

Ryan White

Estados Unidos 2025 | Journeys | 

Sundance '25: Favorite Award

Hot Docs '25: Premio del Público


Si podemos definir a uno de los documentales del año por los premios obtenidos en festivales, éste es uno de los más destacados de esta temporada, adquirido por Apple tv+ para su estreno en otoño después de haber cosechado una decena de galardones en los certámenes cinematográficos más importantes de Estados Unidos y Canadá. Y realmente merece este reconocimiento porque se trata de una historia de amor y poesía absolutamente conmovedora, que mezcla la mirada íntima y la reivindicación política sobre la identidad con la misma fortaleza con la que lo hacen los poemas de Andrea Gibson (1975, Maine), una popular poetisa que ha publicados libros, pero sobre todo consiguió hacerse popular como artista de lo que en Estados Unidos llaman "spoken word", una variante artística que consiste en la interpretación oral de los poemas sobre un escenario. La escritora consiguió destacar por el uso de un lenguaje sencillo y por sus temas relacionados con las normas de género, la justicia social y la comunidad LGBTIQ+. Aquejada de una enfermedad crónica, en 2022 Andrea Gibson canceló la gira de actuaciones que estaba llevando a cabo por el diagnóstico de un cáncer de ovario, y llevó su tratamiento recluida en la casa que comparte con su pareja, Megan Falley, en una zona aislada en Colorado. El director Ryan White ha dirigido algunas biografías documentales como Pamela: Una historia de amor (2023), por la que tuvo una de sus nominaciones al Emmy, también conseguidas por la miniserie The keepers (Netflix, 2017) y el documental The case against 8 (2013). Pero posiblemente esta es su película en la que consigue un mayor grado de intimidad, en parte por el compromiso y la generosidad de la pareja protagonista, que le permite tener acceso a los momentos más personales, como cuando revisan en el móvil cada tres semanas el nivel de células cancerosas, lo que en cierto modo marcará el estado de ánimo que predominará hasta la siguiente consulta. No hay en Come see me in the good light (Ryan White, 2025), demasiada recreación en los efectos físicos de la enfermedad y de la quimioterapia, mostrados principalmente a través de videos caseros, sino que se enfoca en la forma en que la pareja comparte las inseguridades y los altibajos de un viaje personal que a veces ofrece resultados positivos y otras parece predestinar un desenlace inevitable. 

Buena parte de la película se involucra en las cenas con algunas amigas, que son muy divertidas, y en los momentos íntimos de la pareja, cuando reflexionan sobre si sería posible que Andrea Gibson llevara a cabo una gira de actuaciones. "No quiero defraudar otra vez a mis seguidores y tener que cancelar", dice Andrea a la cámara. De manera que decide que, dado el proceso complejo del tratamiento del cáncer, al menos quiere tener la posibilidad de ofrecer una especie de actuación de despedida a la que pueda invitar a la mayor parte de sus amigos. Pero al mismo tiempo describe el descubrimiento de su identidad queer, en la que no se reconoce exactamente como una persona no binaria, definiendo el género como un espectro en el que se sitúa en un término medio que no está en ninguno de los extremos. Megan Falley, que también se ha dedicado a la palabra hablada con la ayuda de su pareja, sin embargo ofrece el apoyo incondicional de una relación que surgió desde la admiración y se desarrolló hacia el enamoramiento. Pero Andrea, criada en una familia religiosa baptista, ha ido incorporando también a otras parejas anteriores como parte de su particular familia escogida, manteniendo una amistad constante. De alguna forma, lo que hace la película es describir la cotidianidad de una pareja que se enfrenta a una enfermedad grave, desde las visitas al hospital hasta los momentos de reflexión. En sus poemas, Andrea Gibson ha hablado de cómo afrontar la certeza de la muerte que provoca un diagnóstico de cáncer, y en Come see me in the good light hay una exploración muy sutil de ese camino que se sabe que terminará antes que el de su pareja. En algún encuentro con el público Andrea Gibson describía su asombro cuando vio la película y ésta no se enfocaba en su poesía sino en su vida cotidiana con Megan, pero ese es el valor principal de una historia que apuesta por la intimidad y la cercanía, gracias a un excelente trabajo del cámara y director de fotografía Brandon Somerhalder, y a un delicado montaje de Berenice Chávez en el que predomina la mirada al vínculo de la pareja frente a sus individualidades. 

Rock out

Dustin Lance Black

Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda 2025 | Memories | 


El cometido que se propone el director Dustin Lance Black (1974, California), ganador del Oscar por el guión de Mi nombre es Harvey Milk (Gus Van Sant, 2008) y creador de la miniserie Por mandato del cielo (Disney+, 2022), es tan ambicioso como reivindicativo: reflejar la influencia de la comunidad queer en el mundo del rock, el punk y el heavy metal de las últimas décadas, mostrando lo que él mismo describe en la película como una historia ocultada de la relevancia que ha tenido la comunidad LGBTIQ+ en la industria musical. Aunque en realidad dedica poco tiempo al punk y el heavy metal, y casi una hora de metraje a la figura de Brian Epstein, al que define como una especie de pionero, aunque mantuvo oculta su homosexualidad en una época en la que todavía eran delito las relaciones gays en Inglaterra. Producida por la conocida empresa multinacional dedicada a la organización de conciertos Live Nation, la película Rock out (Dustin Lance Black, 2025) puede ser algo decepcionante en su repaso aleatorio y disperso a la historia del rock desde los años 60, y parte de de una premisa discutible: considerar que ser gay proporciona un grado especial de sensibilidad y gusto. Se llega a decir que "si Brian Epstein no hubiera sido gay, The Beatles habrían sido muy diferentes", y se menciona el supuesto encuentro amoroso que pudieron tener John Lennon y Brian Epstein en un viaje a Barcelona en 1963, un rumor que circuló durante algún tiempo pero que Lennon siempre negó, y que fue imaginado en la película Las horas y los tiempos (Christopher Munch, 1991). Parte de la dedicación que ofrece el documental a la figura de Brian Epstein se debe a las numerosas intervenciones de su socio y amigo Peter Brown. Y ciertamente no le falta razón a la propuesta del documental por la que se podría decir que la historia oficial del rock ha mantenido en un plano oculto la influencia de numerosos personajes gays, muchos de ellos dentro del armario, como Billy Gaff, manager de Bee Gees, o Tony Zanetta, muy importante en la etapa de David Bowie como Ziggy Stardust. Incluso cuando directamente se han expuesto en las épocas más complicadas, recordándose a Little Richard y su homosexualidad abierta en la década de los cincuenta, en la que él mismo decía: "Si Elvis es el rey del rock, yo soy la reina". Pero Rock out tiende a caminar sin rumbo como vemos a Dustin Lance Black caminando por algunos lugares emblemáticos de la historia del rock. Pasamos de los noventa a los cincuenta, de los sesenta a los ochenta, e incluso hay tiempo para detenerse en The Stonewall Inn, el bar de Nueva York que se convirtió en icono del movimiento LGBTIQ+ y cuyos altercados con la policía el 28 de junio de 1969 marcaron la celebración del Día del Orgullo. 

La cantante transexual Jayne County recuerda que estuvo ese día en el bar y que "la gente se sorprendió de nuestra respuesta porque no pensaban que las maricas pudiéramos reaccionar de esa forma ante la policía". Pero aunque The Stonewall Inn acabó siendo el nombre más conocido, el lugar en el que realmente se reunían las figuras más destacadas de la comunidad queer artística de Nueva York era Max's Kansas City, un legendario club nocturno que tenía más relevancia en las noches neoyorquinas de los sesenta y setenta, con habituales visitantes como Andy Warhol, Lou Reed o David Bowie. El crítico musical Jim Farber, que ha escrito en The New York Times y The Guardian, comenta: "De la misma manera que se dice que la cultura pop americana se ha apropiado de parte de la cultura musical negra, la cultura británica se apropió de la cultura gay". Arthur Brown, líder del grupo británico The Crazy World of Arthur Brown, recuerda que durante una grabación decidieron saturar los altavoces para transmitir una sensación más fantasmal, y así surgió su único gran éxito, "Fire" (1968), que influyó en representantes del shock rock como Marilyn Manson o Kiss. Uno de los aspectos interesantes del documental es la conexión que establece Dustin Lance Black con la relación que tuvo con su hermano Marcus, fallecido en 2012. Aficionado al rock y el punk, su imagen y su forma de vestir coincidían con el estilo masculino que representaba ese tipo de música, pero durante toda su vida mantuvo en secreto su orientación sexual. El director describe que la idea de la película surgió para responder a la pregunta que le hizo Marcus poco antes de morir: "¿Hay gente como yo?", mostrando que efectivamente la música está marcada por la influencia de la comunidad queer. Como una de las bandas preferidas de su hermano, The Dead Milkmen, y su líder Joe Genaro, que en el documental parece sorprender a Dustin Lance Black cuando le dice que él también es gay, aunque el cantante ha mostrado abiertamente su sexualidad desde hace varios años. Una de las conclusiones del irregular documental Rock out es descrita por el cantante Peter Asher: "Los gays han sido increíblemente influyentes en la forma del Rock 'n' Roll, el sonido del Rock 'n' Roll y el ama del Rock 'n' Roll". 

Tomorrow's too late

Terry Loane

Reino Unido 2025 | Rhythms | 


Después de pasar por el complicado proceso de transición de género, el cantante Dustin Holloway, conocido en Gran Bretaña por ser una estrella emergente tras participar como concursante en el programa musical X Factor, decidió reaparecer en las redes sociales para mostrarse con su verdadera identidad después de una larga ausencia. Estaba latente el temor de que sus seguidores le rechazaran, sobre todo aquellos que le conocieron como una chica lesbiana llamada Lots Holloway y se encontraban ahora con un hombre trans que adopta el nombre artístico de Dylan and The Moon. Sin embargo, una de las particularidades del cantante de estilo indie romántico es que no reniega de su identidad anterior, e incluso la acabó incorporando a su actual repertorio, incluyendo canciones que interpretaba como Lots Holloway y cantándolas ahora en una especie de dueto con su yo anterior Así surgen hermosas canciones como "Off my brain" (2024) que interpreta Dylan and The Moon junto a su identidad anterior como Lots Holloway. Al margen de la curiosidad que pueda suponer, es una representación muy conmovedora de la forma en que Dylan acepta su transición sin renunciar a su pasado, algo que para muchas personas transexuales puede llegar a ser muy traumático psicológicamente. Él mismo cuenta en el emocionante documental Tomorrow's too late (Terry Loane, 2025) que también pasó por esa fase de negación, de no querer mirar las fotos de sí mismo en el pasado, pero que finalmente encontró un camino para reconciliarse consigo mismo, especialmente a través de la música. Aunque siempre tuvo esta sensación de identidad falsa, recuerda que en X Factor trataban de resaltar con el maquillaje y el vestuario la feminidad que para él era una parte que no quería mostrar, de manera que se enfrentaba constantemente a una lucha entre lo que otros veían y lo que él sentía. Pero esta una historia esperanzadora, que refleja cómo la búsqueda para encontrarse a sí mismo le llevó a tomar riesgos incluso para su carrera musical.

Tomorrow's too late se siente a veces como uno de esos documentales que se hacían durante la pandemia del coronavirus, y en esa época surgió también el deseo de Dylan de abrazar su identidad real. Está formado principalmente por grabaciones que hizo él mismo durante su transición para mostrar la progresiva transformación, pero puede resultar menos efectivo en el intento de ampliar la mirada a otros miembros de su familia o sus amigos, porque parecen entrevistas para apoyar más que para profundizar en cómo afecta la decisión de llevar a cabo esta transición de género en el entorno del protagonista. Una de las dificultades de este proceso es el tratamiento de testosterona que Dylan necesitaba para sentir verdaderamente que su transición era completa. Pero este tratamiento tenía un efecto complicado para su carrera musical: el cambio de su voz, pasando de una tesitura más aguda a una tesitura mucho más grave. Dylan se grababa cada día saludando a la cámara para mostrar cómo iba cambiando su tono de voz, pero sin saber si esta transformación podría suponer el final de su carrera. Este riesgo, que se manifiesta cuando no es capaz de cantar las canciones que interpretaba antes, acaba siendo asumido como necesario: "Es muy difícil de explicar para quienes no han experimentado esto. Pero es tan importante para mí", dice Dylan. Lo que hace bien el documental es reflejar el vértigo que supone lanzarse al vacío arriesgando al artista para reconocer a la persona, y los complicados equilibrios psicológicos que requiere tomar decisiones tan importantes. Quizás hubiera sido más interesante que la película no se limitara tanto a ofrecer grabaciones de webcam y tratara de ampliar su perspectiva, pero al menos Tomorrow's too late ofrece un testimonio emotivo y valiente de los riesgos que se asumen en un proceso de transición que es vital para muchas personas. Y posiblemente la conciliación entre las identidades del pasado y el presente que ha conseguido Dylan Holloway en sus dúos consigo mismo, pueda ser la versión más optimista de los procesos de transición de género que para muchos resulta más complicado y traumático. Pero supone un mensaje positivo sobre cómo encontrarse consigo mismo sin renunciar a quién había sido en el pasado.  

Alma del desierto

Mónica Taboada-Tapia

Colombia, Brasil 2024 | Journeys | 

Mostra de Venecia '24: Premio Queer Lion

Toulouse '24: Mejor Documental

LesGaiCineMad '24: Mención Especial del Jurado


Resulta significativo que la misma pregunta que mencionábamos antes que hizo el hermano de Dustin Lance Black acabe resonando de igual forma en una película completamente distinta con una protagonista indígena en el desierto colombiano: "¿Hay otras como yo?", pregunta Georgina, dejando un eco que permanece al final de esta bella, austera y conmovedora representación de la transexualidad en un entorno tan hostil que se convierte, literal y figuradamente, en una travesía por el desierto. El documental Alma del desierto (Mónica Taboada-Tapia 2024) se apoya en estas dobles lecturas, como el reflejo de la identidad en dos sentidos: el de la identidad de género y el de la identidad real, que está representada por el documento que proporciona estatus de ciudadano. A Georgina Epiayu la encontramos por primera vez tratando de cambiar su documento de identidad para poder votar, frente a la burocracia de unas instituciones públicas que no tienen tiempo para ser amables. Hace cincuenta años, ella decidió solicitar el cambio de cédula para modificar su nombre masculino por el de Georgina, pero nunca regresó a recogerlo, por lo que ha permanecido con un documento provisional que no le permite realizar algunos de los trámites básicos. Ella se muestra como un personaje solitario y silencioso, que recuerda a aquella protagonista, también indígena, de la película documental mexicana La mujer de estrellas y montañas (Santiago Esteinou, 2023). Como mujer transgénero wayúu, viviendo en los áridos paisajes de La Guajira, Colombia, cuentan sus vecinas que tuvo que huir porque otros vecinos la quisieron matar cuando se vestía como mujer. Hay un encuentro entre Georgina y sus hermanos, que parece impulsado por la película, que está rodeado de un silencio tenso que refleja una relación complicada de no aceptación. La mirada del documental se detiene precisamente más en estos silencios que en las palabras, observando a Georgina caminar por el desierto y acompañándola en un viaje que, nuevamente, es tanto físico como espiritual. Que la directora cartagenera Mónica Taboada-Tapia haya tenido como profesor al cineasta iraní Abbas Kiarostami puede explicar ciertos enfoques y cierta cadencia de un documental que es una especie de extensión del cortometraje Two-Spirit (2021), que también estaba protagonizado por Georgina. 

Los encuadres centrados en el rostro marcado por las arrugas y las manos heridas por el trabajo resaltan el paso del tiempo, pero también la experiencia de una auténtica superviviente (se calcula que la esperanza de vida media de las personas transexuales en Colombia es de 35 años). Mientras que la relación personal de la directora con Georgina, con la que sigue manteniendo el contacto, se refleja en la introducción de su propia voz al final: "Hemos terminado el rodaje", como una despedida que no recibe una respuesta emocional porque el camino que ha recorrido parece haberla curtido en el silencio y la dureza. Georgina es transexual, indígena y pobre, y además no habla apenas español, cuatro características que al final la sitúan dentro de esos márgenes excluyentes de la sociedad colombiana que la hacen aún más vulnerable. Es inevitable encontrar en esta road movie áspera y polvorienta los ecos del género western, no solo por la presencia del desierto que recorre Georgina, sino por el propio carácter taciturno de la protagonista, que contrasta con su empeño en conseguir alcanzar su derecho a tener una identidad propia inscrita en un documento oficial. Sus acciones y sus palabras no son reivindicaciones englobadas dentro de la comunidad queer colombiana, ni reflejan el activismo de una mujer que lucha por sus derechos, pero su perseverancia resulta casi más política que su propia rebeldía silenciosa (dicen que cuando finalmente pudo votar, Georgina votó en blanco). Hermosa, emocionante y poderosa mirada en torno a la búsqueda de un verdadero sentido de pertenencia, Alma del desierto hace que confluyan al mismo tiempo un punto de vista observador con una profunda empatía emocional con su protagonista.   

I was born this way

Daniel Junge, Sam Pollard

Estados Unidos 2025 | Rhythms | 

Tribeca '25: Spotlight Documentary


Fallecido en 2021, el cantante Carl Bean (1944, Baltimore-2021 Los Angeles) fue elegido por el productor Berry Gordy, fundador de Motown, para que interpretara una canción que acabaría convirtiéndose en un himno para la comunidad LGBTIQ+, cuya letra reivindicaba la homosexualidad de su protagonista. Compuesta por la letrista Bunny Jones y el músico Chris Spierer, "I was born this way" (1975)  fue creada de hecho como un himno de reivindicación gay. Aunque Bunny Jones no era lesbiana, se sentía como una especie de madre para la comunidad queer y quiso regalarles esta muestra de orgullo identitario: "Soy feliz, soy despreocupado y soy gay, nací de esta manera", decía el estribillo, y tuvo como primer intérprete al cantante Valentino, en una versión que cuenta con la batería interpretada por Stevie Wonder. Pero unos años después, los derechos fueron vendidos a Motown aunque la discográfica no tenía claro qué hacer con la canción porque "su mensaje no encajaba con la filosofía de la empresa". Hasta que llegó el éxito de la música disco tras el estreno de Fiebre del sábado noche (John Badham, 1977), y de alguna forma la compañía decidió que podría funcionar una versión disco del tema, que finalmente fue lanzada en 1977, convirtiéndose en un referente musical cuando todavía no habían surgido bandas de reivindicación queer como The Village People. I was born this way (Daniel Junge, Sam Pollard, 2025) es un documental sobre la influencia de la canción, pero también un biopic de Carl Bean y un reflejo de cómo cambió la comunidad queer en las décadas de los setenta y ochenta, especialmente tras la pandemia del Sida. Billy Porter aparece al principio de la película tratando de encontrar una grabación que sería la cara B de "I was born this way", titulada "Liberation", pero que Motown nunca llegó a publicar, sin que esté clara la razón. En una entrevista que sirve como eje central de la película, Carl Bean comenta que Berry Gordy quería convertirle en una especie de cantante gay para un nicho de oyentes gays, pero él se negó a ser encasillado. Y de hecho, regresó a la iglesia de donde provenía como cantante de gospel, y se acabó convirtiendo en un arzobispo de iglesias LGBT. La música disco también sufrió un rechazo importante por parte de los aficionados a la música rock, que participaron en la llamada Disco Demolition Night en 1979, una iniciativa de marketing para llenar el estadio de béisbol Comiskey Park de Chicago que acabó en disturbios con la policía.   

El director Daniel Junge (1969, Wyoming) ha ganado un Oscar por su cortometraje Saving face (Daniel Junge, Sharmeen Obaid-Chinoy, 2011), mientras que Sam Pollard fue nominado al Oscar como productor del documental Cuatro niñas (Spike Lee, 1998), y ha dirigido otros documentales como Soul! (Melissa Haizlip, Sam Pollard, 2018). I was born this way funciona a través de dos narrativas: la repercusión de la canción y la descripción de la trayectoria de Carl Bean, que se describe a través de animaciones con la técnica de rotoscopia (dibujo sobre imagen real), especialmente en el caso de su juventud y sus primeros años en la música. Él confiesa que sufrió abusos sexuales por parte de un tío suyo cuando era un niño y al ser acusado por unos padres de haber realizado tocamientos a su hijo, llegó a intentar suicidarse tomando pastillas, lo que le llevó a un hospital psiquiátrico. "No creo haber escuchado la palabra homosexual ni una sola vez en Baltimore", dice refiriéndose a la ausencia de referentes que un joven que se sentía atraído por otros chicos podía tener en los años sesenta. Posteriormente llegaría su éxito como cantante de gospel, el contrato con Motown y la pandemia del Sida, que afectó a numerosos amigos cercanos. Carl Bean decidió ser voluntario para acompañar a enfermos que habían desarrollado la enfermedad, y fundó Minority Aids Project en 1985, la primera organización comunitaria centrada en la propagación del Sida en la comunidad negra, en una época en la que se utilizaba la enfermedad para atacar a la comunidad gay. Entre las entrevistadas del documental se encuentran Dionne Warwick y Lady Gaga, que en 2011 lanzó el álbum Born this way (2011, Interscope Records), inspirado en la canción "I was born this way", aunque aportan poco a la historia. Más interesante es la breve aparición de Questlove, que ejerce como productor de la película y fue el director del excelente documental ganador del Oscar Summer of soul (Questlove, Hal Tulchin, 2022), o la intervención del actor y cantante Billy Porter grabando una versión de "Liberation" que aparecerá publicada cuando se estrene comercialmente este documental. 

Beyond Eden

Al Johnstone

Reino Unido, Estados Unidos 2025 | Competición Cortometrajes | 


A mediados de los años setenta, fruto del Movimiento de Liberación de la Mujer (WLM) que resonó desde la gran protesta contra el concurso de Miss America en 1968, pero también debido a una cierta sensación de fracaso de los movimientos sociales tras las consecuencias de la guerra del Vietnam, la crisis económica y la amenaza nuclear, grupos de mujeres de Estados Unidos decidieron establecerse en comunidades sin la presencia de los hombres, siguiendo lo que consideraban una continuación necesaria de esos movimientos: "El próximo paso de nuestra liberación será hacernos lesbianas, porque así no necesitaremos a los hombres, ni siquiera para el sexo", decía una de sus líderes. Estos grupos de mujeres se asentaron sobre todo en Oregón, California y Nuevo México para ocupar una comunidad lesbiana, feminista y ambientalista. Esta comunidad se convirtió en el Fideicomiso de Tierras de Mujeres de Oregón (OWL), una organización sin fines de lucro que ayudaría a poner tierras a disposición de todas las mujeres, sin importar su situación económica. Beyond Eden (Al Johnstone, 2025) acompaña a una reunión de mujeres ancianas que regresan a Women's Land, donde durante un tiempo se comprometieron con la convivencia sin la presencia masculina, de manera radical. Una de ellas comenta que "estaba muy comprometida con mi tiempo aquí. Mi hermano se casó y tuvos dos hijas. Su esposa y mis sobrinas me visitaron, pero él no vino. Fue muy duro, pero me comprometí a que no vendrían hombres, y no quise violar ese compromiso". En su mayor parte, las comunidades de mujeres que se denominaron Land Dykes (Lesbianas de la tierra) han sobrevivido con dificultades, porque muchas de ellas se han ido y solo permanecen unas pocas que mantienen todavía ese espíritu. En su concepto original, recogían una necesidad de reivindicación después de décadas de ocultación: "En los 40, 50 y 60 no había ninguna alternativa para personas que estaban en relaciones que no seguían las normas dictadas por la sociedad". Beyond Eden es un cortometraje que nace como un paso previo a un largometraje futuro en el que trabaja la directora Al Johnstone, y por eso se siente que pasa sin demasiada profundidad por algunos aspectos importantes. El propio movimiento de liberación estaba formado sobre todo por mujeres blancas cisgénero, heterosexuales y de clase media-alta que ignoraban a las mujeres racializadas, transgénero, queer y de menores recursos económicos, y el separatismo lésbico también fue llevado a cabo principalmente por grupos de mujeres blancas, generalmente excluyente de las personas transgénero, aunque nunca se estableció una norma que impidiera la presencia de ellas. El cortometraje aborda cómo este grupo de mujeres que vuelven a reunirse se plantean la continuidad de esta comunidad, algunas refiriéndose a la necesidad de abrirse a nuevas generaciones de jóvenes que también quieran abrazar este separatismo lésbico. Pero también se habla en las reuniones de cómo afrontar la vejez: "Necesitamos practicar para adaptarnos", dice una de ellas, mientras otra habla de sueños en los que "las mujeres que han formado parte de mi vida vienen, me acarician y me tocan, sintiéndome y dejándome ser quien soy".  


Come see me in the good light se estrena en otoño en Apple tv+.
______________________________________
Películas mencionadas:

Pamela: Una historia de amor se puede ver en Netflix.
The case against 8 se puede ver en Filmin. 
Mi nombre es Harvey Milk se puede ver en Movistar Plus+.
La mujer de estrellas y montañas se puede ver en GuideDoc y Filmin.