La SGAE y Pro-Musicae lanzan una supuesta Guía informativa para el uso legal de internet que en realidad es una publicidad encubierta de sitios web de pago que gestionan estas mismas entidades.
Recientemente, el colectivo Hacktivistas ha lanzado una respuesta en forma de "contraguía" a la manipulación que SGAE y Pro-musicae han elaborado en su documento supuestamente informativo, destinado a padres y profesores, que en realidad lo que hace es promover los sitios web de pago que gestionan ellos mismos. La Guía para madres y profesoras es el instrumento que ha lanzado este colectivo, con licencia Creative Commons, como contraposición a la Guía para padres y profesores promovida por la ONG Childnet con la colaboración de SGAE, Pro-Musicae y la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual (FAP).
En la Guía para padres y profesores se han introducido algunas consignas ya conocidas por parte de estas asociaciones que supuestamente defienden los derechos de los autores. Para tratar de justificar su campaña en contra de las P2P, programas de intercambio de archivos hoy por hoy completamente legales en España, introducen elementos amenazadores para los usuarios: "Los programas de intercambio ilegal de archivos exponen a los usuarios a peligrosos contenidos no deseados, como virus, pornografía o imágenes violentas. El software de intercambio de archivos también puede comprometer tu seguridad y privacidad, al abrir el ordenador al mundo exterior y compartir lo que tienes almacenado en él". Al margen de ese empeño obsesivo por llamar ilegal a algo que no lo es según la legislación española, lo cierto es que, por las recientes polémicas surgidas en torno al uso que determinadas multinacionales hacen de las descargas "legales", parecen más peligrosas éstas que las supuestamente "ilegales".
Como se afirma en la Guía para madres y profesoras, se ha venido demostrando desde hace años que la propia industria del entretenimiento viene introduciendo falsos contenidos y virus en las p2p, aunque con escasos resultados. También se demostró que la discográfica Sony instalaba en los ordenador aplicaciones que les permitían acceder a datos sobre los comportamientos de los usuarios.
No es muy tranquilizador que empresas como Apple hayan tenido que dar explicaciones recientemente sobre una aplicación que permitía conocer datos de ubicación de los usuarios del iPhone. El propio Steve Jacobs afirmaba: "Cualquier persona que tenga acceso a este archivo único probablemente podría determinar la ubicación del usuario, el hogar, los negocios que frecuenta, los médicos que visita , las escuelas a las que sus hijos asisten, y los viajes que ha tomado en los últimos meses o incluso años." ¿Cuáles son entonces las herramientas verdaderamente peligrosas?
La debilidad de los sistemas cerrados frente al software libre se ha puesto de manifiesto estos días atrás con el ataque que ha sufrido Sony y su sistema Playstation 3, pirateado de forma masiva, obligando a su clausura durante varios días, mientras Sony finalmente ha tenido que admitir que los datos personales de millones de usuarios (datos bancarios, historiales de compras...) han podido ser robados. Sorprende, eso sí, dos cosas: que una multinacional como Sony no tenga los datos que proporcionan los usuarios de forma encriptada para evitar este tipo de actos; y que ante un hecho tan grave que afecta a más de 70 millones de usuarios hayan tardado una semana en lanzar una señal de peligro. El colectivo Anonymous, que ya había amenazado con acceder a los sistemas de Sony en represalia por la demanda que interpuso la multinacional contra el hacker George Hotz por haber bloqueado la Playstation 3 hace unos meses, se ha apresurado a afirmar que ellos no tienen nada que ver con esta intrusión pero, ¿alguien realmente lidera este colectivo como para afirmar taxativamente que no tiene que ver con sus amenazas? Y lo principal: ¿son realmente seguros entonces los sistemas "legales", especialmente cuando parece que no cumplen con las mínimas medidas de seguridad?
Pero lo más flagrante de la Guía para padres y profesores es la promoción publicitaria que se realiza en un documento supuestamente informativo (recordemos, elaborado por una ONG, es decir, sin ánimo de lucro aparentemente), de webs de descargas que gestionan las propias entidades colaboradoras. En la Guía se afirma: "También es muy interesante La Central Digital, distribuidora digital que agrega música, películas, videoclips, cortos, etc. y los "coloca" en las principales tiendas digitales de internet y móviles" (La Central Digital es una empresa del Grupo SGAE); "otra iniciativa es la web Filmotech, donde están disponibles miles de películas para su visionado en línea mediante un sistema de videoclub" (Filmotech es una iniciativa de EGEDA). Curioso que no se haga ninguna referencia, por ejemplo, a Filmin.com, un portal creado por productoras y distribuidoras independientes españolas que viene haciendo sombra desde hace meses a Filmotech. Otras que curiosamente tampoco se nombran en la Guía, o se les hace una mención residual a pesar de su gran relevancia, son Spotify, Grooveshark, Jamendo, Coda.fm, liberateca.net, etc.
Hace unas semanas, el documental con licencia Creative Commons Copiad malditos, de Stéphane M. Grueso ya puso de manifiesto cierta manipulación de la SGAE a través de su programa "educativo" Educar para crear, en el que se promovía información interesada respecto a los derechos de autor en centros de escolares, con la complicidad del Ministerio de Cultura y el Ministerio de Educación.
No parece que utilizar una Guía supuestamente informativa para promocionar empresas con ánimo de lucro gestionadas por las mismas entidades que la elaboran, sea la mejor forma de difundir los valores éticos de los derechos de autor, especialmente cuando tiene como destinatarios a los gestores de la educación. ¿O sí?