29 junio, 2022

Sheffield DocFest 2022 - Parte 2: Miradas femeninas

Nuestra segunda crónica del Sheffield Doc Fest 2022 está dedicada a protagonistas y directoras femeninas, retratos de mujeres que ofrecen una visión compleja de nuestra sociedad, pero aportando también una prospectiva optimista, que aporta soluciones y alternativas. Sheffield Doc Fest concluyó sus proyecciones presenciales el martes 28 de junio, con la entrega de los principales premios, pero continuaremos ofreciendo crónicas de las que películas que han formado parte de su programación. 

Alis

Clare Weiskopf, Nicolás van Hemelryck, 2022 | People & Community Premio Jurado Joven | ★★★☆☆

El internado La Arcadia, en Bogotá, es una institución para adolescentes cuyas familias no pueden hacerse cargo de ellas, y tiene el aspecto de una cárcel, con grandes vallas rodeando toda su extensión. De hecho, las jóvenes residentes solo pueden salir una vez al mes para visitar a sus familias. Pero conforme se desarrolla el documental se hace cada vez más presente que son jóvenes que necesitan un apoyo emocional y psicológico fuerte, muchas de ellas víctimas de abusos y violencia doméstica. Los directores Clare Weiskopf y Nicolás van Hemelryck, que han realizado anteriormente la película Amazona (2016), llevan a cabo desde hace cinco años unos talleres de cine, de cuyo trabajo ha surgido Alis (Clare Weiskopf, Nicolás van Hemelryck, 2022), que consiguió el Crystal Bear en el Festival de Berlín y ha recibido el Premio del Jurado Joven en Sheffield Doc Fest. El ejercicio es sencillo, pero al mismo tiempo muy efectivo. Clare les propone a diez adolescentes que se imaginen a una amiga llamada Alis, y que describan cómo es físicamente y como compañera de clase. Se les pide que cuenten la primera vez que la conocieron, qué les gusta más de ella o cómo se suele comportar. Pero conforme asistimos a este juego de imaginación vamos siendo cada vez más conscientes de que algunas de las niñas hablan de su amiga refiriéndose a realidades que seguramente son exposiciones de las suyas propias. 

Lo que tiene un trasfondo emocional importante, cuando hablan de la madre de Alis como una persona que ha sufrido una violación, o cuando se refieren a la violencia doméstica en el hogar de Alis. Una de las jóvenes que participan en este ejercicio se emociona cuando menciona que Alis también fue violada cuando tenía 11 años, lo que expresa una cercanía terrorífica a la propia realidad de la adolescente. Ahí también radica uno de los problemas del documental, en cuanto a cuál es el grado de manipulación que ejercen los directores con las niñas, conduciendo sus relatos, y con el espectador, editando los fragmentos que se ajustan más al discurso que se quiere transmitir. Esta percepción de que hay una cierta dirección en el sentido de reconducción de las narrativas que expresan las niñas ofrece una perspectiva algo inquietante sobre la honestidad del documental. Pero hay también algunos momentos que desprenden verdad, como cuando se pide a las jóvenes que describan la mirada de Alis mientras ellas mismas se miran en un espejo. "Veo dolor. Porque ella está sola y le ha tocado difícil la vida", dice una de ellas. 

Uno de los elementos visuales recurrentes de la película, que alterna la entrevistas con imágenes de la cotidianidad de las jóvenes en el internado, es el de un muñeco de peluche en una lavadora, como una representación de la inocencia que se recupera, del color de vida que transgrede la podredumbre de unas familias rotas por el abuso y la violencia. Y en este sentido es interesante la búsqueda de una fórmula para retratar la realidad de la adolescencia sin caer en el relato tradicional de las historias personales. Una descripción significativa en un país como Colombia, considerado uno de los más avanzados de Latinoamérica en la igualdad de género, que ha ratificado todos los convenios internacionales de derechos humanos y derechos de las mujeres en las últimas décadas. Pero la posición política y legal no es necesariamente un reflejo de la realidad social, lo que se manifiesta en datos como el de 500 mujeres muertas cada año por problemas con el embarazo y el parto. Cuando las adolescentes que se colocan delante de la cámara hablan de prostitución, abusos sexuales, violencia doméstica y suicidio en relación con Alis, están realizando una descripción brutal y aterradora de una juventud que no parece encontrar beneficio o consuelo en los esfuerzos institucionales. El momento más emocionante del documental, y el más revelador, es cuando la directora les hace la pregunta clave: "¿Alis existe?". 

The business of birth control

Abby Epstein, 2021 | Debates | ★★★☆☆

Cuando se anunciaron las vacunas contra el coronavirus, se habló mucho de sus posibles efectos secundarios, pero muchos medicamentos que actualmente se comercializan de una forma habitual están marcados por una larga lista de problemas de salud. Los anticonceptivos para mujeres, la conocida como píldora, incluye hasta tres páginas de efectos secundarios. Esto es lo que se analiza en el documental The business of birth control (Abby Epstein, 2021), que casi podríamos considerar como una precuela de la película The business of being born (Abby Epstein, 2008), que reunió por primera vez a la directora con la productora Ricki Lake. El planteamiento de esta incursión en los métodos anticonceptivos es que la industria farmacéutica ha creado en las mujeres una necesidad de consumir pastillas cuyas contraindicaciones son especialmente graves. El profesor de la Universidad de Copenhague Øjvind Lidegaard vinculó en 2016 el uso de la contracepción hormonal a un aumento de la depresión. Reveló que entre las mujeres de 15 a 19 años, existía un 80% de riesgo de problemas psicológicos que estaban directamente derivados del uso de estos anticonceptivos. El principal problema es que estas vinculaciones con enfermedades graves han sido ocultadas o no lo suficientemente advertidas dentro de la letra pequeña de los prospectos, con la complicidad, manifiestan algunos de los entrevistados de la película, de los organismos de control gubernamentales, como la FDA en los Estados Unidos. 

Con un estilo más bien convencional, Abby Epstein estructura el documental en varios bloques, entre ellos una retrospectiva de los orígenes de los medicamentos anticonceptivos, con especial atención en Margaret Sanger, que apeló al movimiento eugenésico, la llamada "ciencia del buen nacer", para dar los primeros pasos en la planificación familiar a principios del siglo XX. Pero esta idea de mantener un control de la población derivó en una excusa para la práctica de la esterilización y el control de las razas consideradas "indeseables", que se ha mantenido hasta muy recientemente. En los años 80 y 90 el gobierno norteamericano utilizó la dependencia de las mujeres con pocos recursos para realizar experimentaciones con medidas anticonceptivas. Hay, por tanto, de nuevo una inquietante utilización de la anticoncepción como una forma de control del crecimiento de determinadas comunidades raciales. Aunque en los años 60 la distribución de los medicamentos anticonceptivos fue considerada como una revolución para que las mujeres tuvieran un control sobre su fertilidad, una década después la periodista Barbara Seaman advertía del peligro en el libro The Doctor's case against the pill (1970), que provocó el inicio de una serie de audiencias en el Senado norteamericano a las que, sin embargo no se invitó a ninguna mujer. Las imágenes de archivo muestran una protesta contundente, en el propio Senado, protagonizada por grupos de mujeres que manifestaban su cansancio por no ser nunca consultadas cuando se hablaba de temas que las afectaban directamente. 

Es uno de los bloques más interesantes del documental, centrado específicamente en los Estados Unidos, que solo abandona en ocasiones puntuales, como cuando entrevista al profesor danés Øjvind Lidegaard. Y describe a través de las declaraciones de los padres, algunos casos flagrantes de muertes relacionadas con la píldora anticonceptiva como las de Erika Langhart o Michelle Malone, quienes colapsaron debido a constantes trombosis. Dos de los medicamentos que se mencionan tienen datos especialmente preocupantes: NuvaRing, el primer sistema de anticoncepción hormonal de su clase, que vendió más de 5 millones de recetas entre 2012 y 2013, provoca un riesgo de trombosis del 56%. Tras las negociaciones con la FDA, el organismo gubernamental de control de los medicamentos en Estados Unidos, la advertencia quedó sepultada en la letra pequeña del prospecto. En el caso de Yaz, que la compañía farmacéutica Bayer publicitó como una píldora milagrosa que también "prevenía" otras enfermedades, el riesgo de trombosis era del 71%. La complicidad de la FDA en la ocultación de estos riesgos es evidente, incluso sabiendo que algunos de los miembros de sus comisiones de control acaban formando parte de los comités asesores de las farmacéuticas a las que han "ayudado". La lucha de los padres de las víctimas por conseguir que estos medicamentos se etiqueten, igual que el tabaco, con una advertencia de riesgo alto de muerte, sigue sin obtener el respaldo de los políticos. 

La última parte del documental The business of birth control, que ofrece datos muy reveladores, está dedicada a otras alternativas a los medicamentos anticonceptivos, como el llamado Método del Conocimiento de la Fertilidad, que devuelve a las mujeres la observación del propio cuerpo, a través de mediciones diarias de la orina y un cuadrante de seguimiento, para conocer los períodos de fertilidad. Se menciona el medidor de fertilidad Lady-Comp, que fabricó el médico alemán Hubertus Rechberg después de que su esposa sufriera los efectos secundarios de la píldora, pero también existen actualmente startups que han desarrollado aplicaciones de móvil que permiten un control de la fertilidad sin necesidad de acceder a unos medicamentos que ponen en riesgo incluso la propia vida. Es quizás la parte más frágil de la película, que no profundiza demasiado sino que ofrece una lista de productos alternativos que parece necesaria en un documental que denuncia las malas prácticas de una industria en torno a la planificación familiar que tuvo, desde su origen, una agenda controvertida. 

Midwives

Snow Hnin Ei Hlaing, 2022 | People & Community | ★★★☆☆

Una de las entrevistadas en el documental anterior es una comadrona, al igual que la protagonista de la película Midwives (Snow Hnin Ei Hlaing, 2022), que consiguió el Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance 2022, y también fue seleccionado en CHP:DOX y DOK.fest. En el estado de Rakhine, en la parte occidental de Birmania, donde los enfrentamientos entre budistas y musulmanes provocaron la huída de estos últimos, la matrona Hla, budista Bamar, gestiona junto a su marido una clínica donde también atiende a mujeres musulmanas, lo que ya de por sí supone una situación de peligro. Para poder comunicarse con sus pacientes, enseña el oficio a la aprendiz Nyo Nyo, musulmana rohingyá, perteneciente a una etnia que fue objeto en 2017 de una limpieza étnica en Birmania. Hla tiene una personalidad fuerte, se enfrenta a los comentarios e insultos que a veces recibe por parte de sus vecinos, pero al mismo tiempo utiliza insultos raciales cuando se refiere a Nyo Nyo, de la que espera que en un futuro próximo pueda tener su propia clínica. Hay una percepción en la película de querer mostrar la relación entre las diferentes etnias de una forma menos politizada que lo que suele aparecer en los medios de comunicación, estableciendo las contradicciones pero también los vínculos. No se explica claramente por qué Hla decide ayudar a las mujeres musulmanas, pero hay un compromiso de servicio que parece estar por encima de las diferencias religiosas. 

Aunque el documental comenzó rodándose con pocos medios, su desarrollo ha durado unos cinco años y finalmente consiguió la participación de una productora de Montreal, lo que ha permitido la incorporación del compositor francés Olivier Alary, responsable de la banda sonora de la película La noche de los reyes (Philippe Lâcote, 2020), y Johannes Malfatti, que ya habían colaborado juntos en el álbum autónomo u,i (2020, FatCat Records), aportando una banda sonora a veces demasiado preciosista sobre unas imágenes realmente espectaculares de la neblina que cubre la región de Rakhine. Es una representación muy lúcida de las amenazas que siempre están acosando a los habitantes de esta región, desde la guerra hasta el racismo. Pero consigue establecer un paralelismo con la relación entre Hla y Nyo Nyo, y a su vez con la que mantiene la primera con su madre, que redondea el tema central de la película sobre esa herencia generacional entre mujeres. El hecho de que esta transposición del conocimiento se produzca en un espacio en el que se da la vida, cuando hay tanta muerte alrededor, es un elemento de esperanza que resulta singularmente acertado. A lo largo de la historia se produce el golpe de estado de 2021 que devolvió el país a una estratocracia y la llegada del COVID, que fue utilizado por el ejército como arma, dejando que se atendiera solamente a sus partidarios y negando la atención médica a parte de la población. Con algunas flaquezas, Midwives construye un relato sobre el conflicto desde una mirada personal sobre la convivencia. 

Beba

Rebeca Huntt, 2021 | Journeys | ★★★☆☆

La artista, guionista, directora y protagonista de Beba (Rebeca Hunt, 2021), se define al final de la película como "narcisista, en ocasiones cruel". En realidad, es la descripción de un personaje que ha creado como representación de una juventud de padres emigrantes, afrolatina en este caso, que se hace preguntas sobre su identidad en un momento en el que Estados Unidos ha sufrido un repunte de la violencia racial. Pero Beba, que es el nombre que le puso su madre cuando nació, forma parte también de la propia personalidad de Rebeca Huntt, de su propio cuestionamiento como mujer de raza negra, en medio de una familia que no parece comunicarse bien, pero que se expresa tratando de evitar las cuestiones problemáticas. Hija de un dominicano y de una venezolana que emigraron a los Estados Unidos, su relación con su madre parece más conflictiva que con su padre, a pesar de cierta actitud egoísta cuando éste ha preferido vivir en un apartamento de una sola habitación con tres hijos antes que mudarse a otro más amplio y más barato en un barrio periférico, solo porque tenía la ilusión de vivir cerca de Central Park, en Upper East Side, justificándolo con una reflexión: "Podría haber elegido un apartamento más asequible en otra zona que tuviera dos o tres habitaciones, pero estoy seguro de que en otro barrio alguno de mis hijos no estaría vivo ahora mismo". 

Beba, documental seleccionado en el Festival de Toronto 2021 y el Festival de Berlín 2022, propone una reflexión sobre "el trauma histórico, social y generacional que ha heredado", y lo hace reconstruyendo, más que construyendo, una narrativa propia que surge de la realidad pero que utiliza resortes artificiales o en algunos casos manipulados. Como en la conversación que mantiene con su madre, llena de "microagresiones", en la que Rebeca Huntt le pide una reflexión sobre cómo ha sido ser madre de hijos negros en Estados Unidos, a lo que su madre responde: "Yo no sé nada de blancos ni de negros, yo sé que tengo un origen latino proveniente de Venezuela, pero el resto no me interesa". La insistencia de la hija parece buscar una confrontación espúrea. Es una entrevistadora tratando de "domar" a la entrevistada, y cuando Beba expresa su sentimiento de que está recibiendo muestras de microagresividad por parte de su madre, ésta zanja la discusión diciendo: "Cariño, estás actuando para la cámara". 

En cierto modo, la madre consigue captar el principal problema de la película, su búsqueda de la honestidad desde la artificialidad. Cuando Rebeca Huntt quiere plantear una reflexión sobre la falta de empatía entre razas, construye una escena improvisada en la que un grupo de jóvenes blancos discuten sobre el racismo desde una perspectiva externa, pero resulta menos efectivo de lo que pretende. El aspecto más interesante de la propuesta, al margen de algunas reflexiones poéticas que parecen demasiado amateurs, es el concepto visual en el que Rebeca Huntt propone una mezcla de conceptos, desde la experimentación que quiere expresarse a través de la influencia de Chris Marker, hasta el rodaje en 16 mm. que trata de ofrecer una cercanía que provoca mayor intimidad con el espectador. Las mezclas de sonido, a cargo de Carlos Cortés Navarrete, que ganó un Oscar por Sound of metal (Darius Marder, 2019) y es habitual colaborador de Carlos Reygadas, encuentra un cauce para expresar los cuestionamientos a través de una relación íntima entre las palabras y la música. Pero el conjunto del documental se siente como un ejercicio ambivalente, contradictorio a veces, que cuestiona a las generaciones anteriores como culpables de las inquietudes de las generaciones posteriores, y que no encuentra un camino lo suficientemente sólido como para expresarse con claridad. 

Lyra

Alison Millar, 2021 | Rebellions Premio Tim Hetherington | ★★★★☆

La mirada de la joven periodista irlandesa Lyra McKee estaba marcada por un futuro prometedor que se sostenía en una necesidad de entender el pasado de Irlanda del Norte. "Siempre nos hemos considerado la generación post-conflicto", escribía en referencia a las cicatrices emocionales y psicológicas que aún permanecen incluso en los jóvenes que no conocieron los acontecimientos que rodearon a The Troubles, el enfrentamiento armado entre unionistas protestantes y católicos republicanos. La película Lyra (Alison Millar, 2022), ha conseguido el Premio Tim Hetherington, que lleva el nombre del fotoperiodista que dirigió el documental Restrepo (2010), y murió por bombas mortero en Libia en 2011 , el mismo año en el que fue nominado al Oscar. Lyra McKee tenía 29 años cuando también fue asesinada en 2019, el mismo día que se celebraban 21 años del Good Friday Agreement (Acuerdo del Viernes Santo) que en 1998 firmó la paz entre los gobiernos británico e irlandés. Cuando se encontraba observando los disturbios que se iniciaron en la ciudad norirlandesa de Londonderry, un hombre enmascarado, captado por el teléfono móvil de un ciudadano, se acercó a Lyra McKee y le disparó en la cabeza. Aunque aún no se ha condenado a los responsables, el Nuevo IRA reivindicó el asesinato unos días después, y la periodista se convirtió en la víctima 160 desde que se firmó el acuerdo de paz. 

La directora el documental Alison Millar tenía una estrecha relación con Lyra, y en un momento de la película afirma que la consideraba como su hija, por lo que su acercamiento a la familia es lo suficientemente estrecho como para transmitir escenas de intimidad emocionalmente profunda, especialmente cuando habla con la madre y la abuela de Lyra. Pero, aunque comienza relatando la muerte de la joven periodista, transmite el optimismo que caracterizaba a una personalidad alegre y cercana que sin embargo era muy consciente de las heridas abiertas en su país. Nacida en uno de los barrios más conflictivos de los enfrentamientos, escribió que "Irlanda del Norte es un lugar lleno de oscuridad y de misterios. Pero también es mi hogar", y se refería al carácter irlandés que impedía que se afrontara de una forma directa el conflicto armado. El documental acude al pasado y regresa al presente en diferentes momentos, mezclando las declaraciones de Lyra McKee con algunas de las reflexiones que escribió. Admiradora de J.K. Rowlings desde que su abuela le regaló los libros de Harry Potter, quería ser poeta pero se dio cuenta de que no había futuro en la poesía, tomando el camino del periodismo para indagar en las problemáticas de su país. 

Desde 1998 hasta 2017 el crecimiento de suicidios en el Norte de Irlanda ha sido espectacular, lo que indica que existe un problema grave que Lyra McKee investigó. También dedicó otra parte de sus artículos a investigar los asesinatos de Ballymurphy, ocurridos en agosto de 1971 cuando un batallón del ejército británico mató a once civiles en esta zona de Belfast, justificando las muertes por el hecho de que pertenecían al IRA. Pero hasta 2018 no se abrió una investigación oficial sobre esta masacre, que fue denunciada en el documental The Ballymurphy precedent (Callum Macrae, 2018). El interés periodístico de Lyra McKee sirve para que la película amplíe su perspectiva de una forma apasionante hacia el retrato de un país en cuyo seno continúa el conflicto, oculto por el silencio. Cuando murió, acababa de firmar un acuerdo con una importante editorial para la publicación de dos libros, uno de ellos dedicado a lo que ella denominaba "The lost boys", un término "con el que describo a ocho niños que desaparecieron entre 1969 y 1975", y que son el reflejo de una terrible realidad. Durante The Troubles numerosos niños se "desvanecieron" en el camino a la escuela, posiblemente víctimas de secuestros que la policía nunca investigó del todo porque tenía otras prioridades. 

Lyra consigue ser optimista a pesar del dolor que transmite, pero sobre todo logra, desde el propio trabajo de la protagonista, reflejar una profunda y perturbadora sensación de que ha habido un cierre en falso del conflicto norirlandés. El nacimiento del Nuevo IRA en 2011, que está vinculado a cuatro asesinatos, demuestra que la paz es algo difusa en un país en el que hay muchos conflictos que resolver. Como el de la opresiva influencia de la religión, que llevó a Lyra McKee a publicar una carta abierta a sí misma cuando decidió salir del armario a los veinte años, acusando a la iglesia católica de haberla hecho pensar en su adolescencia que su identidad homsoexual era un signo de pecado. La carta convirtió a Lyra en un icono de la aceptación LGBTIQ+ en Irlanda del Norte frente a la condena religiosa. El documental termina con la canción "Trouble of the world", un homenaje de Sinéad O'Connor a la cantante Mahalia Jackson, que popularizó este tradicional espiritual en la película Imitación a la vida (Douglas Sirk, 2959). La versión, producida por David Holmes, que es el autor de la banda sonora del documental, se publicó en 2020 para recaudar fondos para el movimiento Black Lives Matter, y habla sobre ese paraíso que el ser humano está destinado a alcanzar.

Nothing compares

Kathryn Ferguson, 2022 | Rebellions Rhythm | ★★★★☆

Los documentales sobre figuras de la música tienen que enfrentarse a la problemática de una narrativa que abrace o huya de la cronología, pero en el caso de Nothing compares (Kathryn Ferguson, 2022) la directora consigue hacer las dos cosas. Tiene una estructura cronológicamente tradicional, pero al mismo tiempo elimina las habituales cabezas parlantes y desarrolla una especie de creación poética en torno a la trayectoria personal y profesional de Sinéad O'Connor (1968, Irlanda). Pero la decisión más importante es la de enfocarse en el período que comprende el lanzamiento de sus tres primeros álbumes, entre 1987 y 1992. La vida de la cantante ha estado rodeada de unas convicciones fuertes que la llevaron a enfrentarse con la industria discográfica y a decisiones impulsivas, como cuando el año pasado anunció su retirada para, dos días después, retractarse diciendo que había sido un impulso después de tomarse unos whiskies. En enero de este año ella misma anunció el suicidio de su hijo adolescente Shane, acusando a Tusla, la Agencia de Protección del Menor del gobierno irlandés, de no haberle protegido, después de que se escapara del hospital en el que estaba internado. Pocos días después, Nothing compares se presentó en el Festival de Sundance, y de alguna forma ese tono de tragedia y dolor que acompaña a las imágenes se trasladó también al entorno de la propia película. 

En esta incursión en la vida de Sinéad O'Connor se habla de temas de los que ella misma pocas veces ha querido hablar en las entrevistas, aunque lo hizo en su autobiografía Remembranzas. Escenas de una vida complicada (2021, Ed. Libros del Kultrun). Sobre todo en torno a la relación con su madre y el abuso doméstico: "Mi madre era una bestia, y yo utilizaba mi voz para hacer dormir a los demonios". Cuando fue internada en un colegio de monjas, su interés por la religión fue desapareciendo: "Me encantaba la iglesia católica. Fui muy religiosa, ridículamente religiosa". Pero la experiencia también estuvo impregnada de una presión punitiva que la hizo desdeñar todo lo que tenía que ver con la religión, y que años más tarde se representaría en esa imagen del Papa Juan Pablo II rota en directo durante una actuación en el programa Saturday Night Live o en su conversión reciente al Islam. La directora utiliza imágenes de archivo para mostrar la educación rígida y abusiva que tuvo la cantante, y realiza una inteligente trasposición hacia una Irlanda en la que el catolicismo ejerció una fuerza opresiva, especialmente sobre las mujeres. 

Hay también algunas omisiones que hacen discutible el punto de vista del documental. Como cuando se hace mención a que Nigel Grainge, un ejecutivo de la discográfica Ensign Records, le aconsejó que abortara cuando se quedó embarazada de su primer hijo, a lo que ella se negó, pero no se hace mención al aborto que ella decidió tener en 1991, a pesar de que su activismo por el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo es una de las partes centrales del documental, como cuando participó como actriz en la película Hush-a-Bye Baby (Margo Harkin, 1990). No es de extrañar que la portada de su primer disco, The lion and the cobra (1987, Chrysalis Records) fuera una fotografía de ella gritando, portada que en su lanzamiento en los Estados Unidos se cambió porque resultaba "demasiado agresiva". La misma decisión de afeitarse la cabeza era incomprendida y en cierta manera se convirtió también en una reivindicación de la libertad, significativa viniendo de una mujer irlandesa que vivió en una sociedad donde las mujeres eran, según ella misma afirma, "obligadas a decir que sí cuando en realidad querían decir que no". La participación de los entrevistados y de la protagonista en el documental son siempre en off, solo a través de sus voces, lo que aporta una cadencia casi de cuento. Y de estas voces surge el relato del éxito masivo con la canción "Nothing compares to u", una versión de un tema de Prince que, curiosamente, no se ha podido utilizar en la película. Prince Estate, envuelto en una batalla legal para repartir el legado del cantante que falleció en 2016 sin dejar testamento, no otorgó los derechos de reproducción. Pero solo hasta enero de este año Prince Estate no ha terminado de realizar una valoración total de la herencia de Prince, que ahora se tendrá que repartir. El director John Maybury relata cómo se enfocó en el rostro de Sinéad O'Connor para el videoclip rodado en el Parc de Saint-Cloud de París, y la cantante cuenta cómo las lágrimas surgieron desde el recuerdo de su madre fallecida en 1985.  

También el relato de la rebelión de Sinéad O'Connor establece un paralelismo con la identidad activista de los músicos irlandeses, como cuando apareció en los premios Grammy de 1989 llevando dibujado en su cabeza el logo del grupo Public Enemy, solidarizándose con la protesta contra los Grammy por no permitir que el rap y el hip hop tuvieran sus propias categorías. Y posteriormente con su condena a la Guerra del Golfo negándose a cantar en un concierto en Estados Unidos porque se tocó el himno nacional. Y de ahí surgieron los primeros boicots y se desataron las diatribas misóginas. Después de aparecer en el programa Saturday Night Live rompiendo la fotografía del Papa, el actor Joe Pesci decía en un monólogo en televisión: "Si lo hubiera hecho en programa, le hubiera dado una bofetada". Resulta todavía impactante la reacción de Sinéad O'Connor en un homenaje a Bob Dylan que se hizo famoso por los abucheos que recibió la cantante en el Madison Square Garden, al que respondió una vez más con su voz llena de ira para contrarrestar la falta de respeto de los espectadores. Puede ser exagerado el montaje final de la película en el que se relaciona la legalización del aborto en Irlanda con la trayectoria de Sinéad O'Connor, pero está claro que ella fue una de las caras visibles de estas reivindicaciones. Pero hay un brusco y decepcionante final que transmite la sensación de que la directora se hubiera quedado sin tiempo para seguir contando la historia de una cantante que ha sido siempre fiel a sus principios, con las consecuencias que eso haya podido tener. 



Amazona se puede ver en Filmin.
Sound of metal se puede ver en Prime Video. 
Imitación a la vida se puede ver en Filmin y Prime Video. 

27 junio, 2022

Sheffield DocFest 2022 - Parte 1: Miradas trans-versales

Entre el 23 y el 28 de junio se celebra una nueva edición de Sheffield DocFest, que propone cada año un panorama del cine documental, logrando ser uno de los mercados cinematográficos más influyentes que tienen lugar cada año. La amplitud de las propuestas que propone el festival, que no solo se limita a películas en su formato tradicional, sino que también ofrece una aproximació al documental en forma de series, art-work y experiencias inmersivas, lo convierte en una cita imprescindible para conocer cuáles son los movimientos más destacados en la evolución del género. Fue además uno de los festivales que mejor se adaptó a las restricciones de la pandemia del coronavirus, utilizándola para experimentar con diferentes formatos de exhibición online, y ampliando incluso su programación, en vez de restringirse al convencional formato presencial. La continuidad de su apuesta online le sitúa a la cabeza de una reconsideración del concepto de festival como una experiencia multidisciplinar. Coincidiendo con la celebración del Día del Orgullo el 28 de junio, que se ha convertido en muchas ciudades en una plataforma para los derechos LGTBIQA+ durante todo el mes, hablamos de algunas de las películas programadas en Sheffield DocFest y en otros espacios que ofrecen esas miradas transversales en torno a la identidad de género y la transexualidad. 

Nos corps sont vos champs de bataille

Isabelle Solas, 2021 | Rebellions | MUBI | ★★★★☆


Coincidiendo con la presentación de esta película en el Sheffield DocFest con la presencia de su directora, la plataforma MUBI también la ha estrenado esta semana como parte de su programa Visor, que presenta una serie de perspectivas esenciales sobre el mundo. Ganadora del Premio Maguey a la Mejor Película en el Festival de Cine de Guadalajara 2021, Nuestros cuerpos son sus campos de batalla (Isabelle Solas, 2021) es una mirada al colectivo transexual en Argentina desde la corporeidad. El título reinterpreta la obra de la artista Barbara Kruger (1945, Estados Unidos) Sin título (1989), un grabado que solo incluía el lema "Your body is a battleground" (Tu cuerpo es un campo de batalla), reivindicando el derecho de la mujer sobre su propio cuerpo, en referencia al aborto. La directora francesa se interesó por las reivindicaciones de la comunidad transexual cuando se acababa de aprobar en 2012 la Ley de Identidad de Género en Argentina, que reconoce el derecho a modificar el género mediante un simple trámite administrativo, sin necesidad de acreditar pericias médicas o tratamientos hormonales, lo que evitaba la patologización de la identidad trans. En Francia por aquel entonces surgió el movimiento Marriage pour tous, que acabó con la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero de alguna forma la revolución de la identidad de género estaba más desarrollada al otro lado del Atlántico que en la vieja Europa. En España, hasta junio del año pasado no se aprobó el anteproyecto de la denominada Ley Trans, que permite la autodeterminación de género y la modificación administrativa sin diagnóstico de disforia, con una fuerte oposición de algunas asociaciones feministas por considerarla discriminatoria (El País, 22/6/2021). 

Pero el documental de Isabelle Solas no se centra en los derechos de las personas transexuales sino en la forma en que éstos son defendidos. De esta forma, acompaña a dos activistas cuya lucha es complementaria pero radicalmente distinta: la de Claudia Vásquez Haro, más impetuosa y activa, implicada en las manifestaciones de la calle y en muchos casos enfrentada a la transfobia de algunas representantes del activismo feminista: "Esta es una reunión para mujeres, no para hombres", comenta que le dijeron en una ocasión. Ella reivindica el cuerpo como un instrumento de visibilización y de reivindicación: "Nosotras no tenemos "closet". Estamos siempre fuera del armario. No podemos escondernos durante el día", afirma. Por otro lado, Violeta Alegre es una antropóloga que se mueve más en el terreno de la educación y del pensamiento, manifestando una actitud reformista que pasa por cambiar la percepción de la sociedad. Habla ante un grupo de mujeres y hombres sobre cuál es el significado de la identidad de género, respondiendo a las cuestiones básicas ante comentarios sobre la creación del hombre y la mujer: "La genitalidad con la que nace una persona no determina su identidad". Isabelle Solas divide su mirada entre la colectividad a la que representan sus protagonistas y la intimidad de cada una de ellas. Y en este recorrido surgen los conflictos con movimientos feministas y las manifestaciones por los derechos igualitarios, pero también breves pinceladas de experiencias personales. Violeta habla con su hermano recordándole que su padre aún no es capaz de llamarla Violeta: "Me sigue llamando por el otro nombre". 

La directora consigue transmitir una naturalidad que parte del trabajo conjunto con las protagonistas, una puesta en escena colectiva y colaborativa en la que sus acciones surgen de una forma espontánea, lo cual permite un acercamiento más personal a las protagonistas. Pero también es una mirada claramente ilustrativa de los aspectos más comprometidos. El documental comienza con la sentencia del juicio contra David Gabriel Marino, condenado a cadena perpetua por el asesinato de la activista transexual Amancaya Diana Sacayán en 2015. Aunque en Argentina hubo otras condenas por asesinatos de mujeres trans anteriormente, este juicio público que concluyó en 2018, fue el primero que introdujo el agravante de "travesticidio", un homicidio que tiene como causa el odio a la identidad de género, aportando una perspectiva diferente. Aunque la película no contextualiza ni explica el caso, hay una percepción clara de la peligrosidad que supone ser transexual incluso en sociedades aparentemente avanzadas. Una de las compañeras de Violeta cuenta en un viaje a Montevideo que hacía treinta años que no había salido de Argentina, desde antes de su transición de género: "En Buenos Aires sabemos a qué barrios no ir, a qué hora pasar, qué lugares debemos evitar. Viajar a otro país es hermoso, pero hemos pasado tantas violencias que yo no me acostumbro". Aunque su familia tenía recursos económicos, fue repudiada después de manifestar su identidad y llegó a vivir en la calle. En otro momento, una activista que ha ejercido la prostitución, confirma una realidad terrible ante un grupo de estudiantes: "Soy parte de una comunidad cuyo promedio de vida, al menos en Argentina, es de treinta y dos años. Yo tengo cincuenta, así que me considero una superviviente". 

Cantando en las azoteas

Enric Ribes, 2021 | International Competition | People & Community | ★★★★☆


Una de las películas españolas que compite en el Sheffield DocFest 2022 es Cantando en las azoteas (Enric Ribes, 2021), una docuficción presentada en el D'A Film Festival y en DocumentaMadrid que tiene como protagonista a Gilda Love, considerado como el último transformista del barrio de El Raval de Barcelona. A sus 95 años, continúa trabajando en algunos de los bares que permanecen resistiendo la embestida de los fondos de inversión y los apartamentos turísticos, en un barrio que, al contrario que otros muchos en los centros de las grandes ciudades, conserva todavía la esencia de la tradición, una personalidad propia que no necesita ser maquillada. Quizás por la constante renovación de la población inmigrante que siempre ha caracterizado a esta zona, también marcada por la violencia y por los narcopisos, El Raval representa la resistencia, y se convierte en otro de los "personajes" de esta historia. Porque Gilda Love forma parte de la fisonomía del barrio, de esa convivencia vecinal que establece comunicación a través de los balcones. Nacida como Eduardo, cuenta que tuvo una hermana gemela que murió ahogada por el cordón umbilical de su madre, y que de ella heredó su "lado femenino", lo que en realidad esconde un sentimiento de culpabilidad por ser la superviviente. Pero la forma natural con la que Gilda narra esta tragedia representa también la prestancia con la que ha llevado una vida difícil, aunque rica en experiencias. Fue monaguillo para huir del acoso de sus hermanos falangistas y soldado en el desierto del Sáhara, para volver a una España gris que le llevó a huir de nuevo, en este caso a París, donde trabajó como sirviente en la casa de Jean Cocteau y "valet de chambre" para la escritora François Sagan mientras actuaba como transformista en el barrio de Pigalle. Cuando volvió a España en los años 70 se estableció en El Raval para no salir nunca más. Gilda fue una superviviente y lo sigue siendo, obligada a buscar, casi mendigar, alguna actuación que le permita llegar a fin de mes debido a la escasa pensión que cobra ("te llamaba a ver si tenías algún rinconcito para poder trabajar")

La película surge de la relación de amistad que se estableció entre el director Enric Ribes (1989, Barcelona), y Gilda Love, cuando el primero encontró al segundo haciendo una investigación sobre transformismo en Barcelona, y que desembocó en el cortometraje Cantando en las azoteas (Enric Ribes, Oriol Martínez, 2017), un retrato rodado en 16 mm. que ahora se ha desarrollado en forma de largometraje. Sin embargo, el documental no es una crónica de la vida de Gilda Love, sino que construye a su alrededor, en una decisión sabia y valiente del director, una especie de historia de ficción que relaciona al protagonista con la niña Chloe, a la que debe cuidar durante varios días mientras su madre Hannah trabaja en la calle y su padre Daniel está detenido. Esta relación, que tiene ecos de El chico (Charles Chaplin, 1921) cuando pasean por las calles de El Raval, o cuando la inicial desconfianza se va transformando en un acercamiento más cálido, establece una realidad ficcionada que de alguna manera funciona como esa otra representación sobre los escenarios que se sostiene sobre un personaje, pero al mismo tiempo muestra la verdadera identidad de su intérprete. A Chloe y Gilda les separan más de noventa años de diferencia, una distancia casi planetaria, una mirada marcada por las cicatrices del pasado y otra aún pendiente de un futuro que seguramente tampoco será fácil. Y esta convivencia sirve al director para incorporar la idiosincrasia del denominado "Barrio chino" de Barcelona.

Lo de Barrio Chino es un apodo que no tiene nada que ver con los chinos, y que acuñó un periódico en 1925 cuando publicó una serie de relatos titulados "Los bajos fondos de Barcelona", escritos por el dramaturgo Francisco Madrid, en los que establecía una comparación con el Chinatown de Nueva York, que se le ha quedado durante más de setenta años. Esta representación literaria luego continuaría con la presencia de Jean Genet, quien vivió allí en los años treinta, o las andanzas del personaje de Pepe Carvalho que creó Manuel Vázquez Montalbán, quien nació precisamente en El Raval. También se habla de las juergas de Pablo Picasso y las borracheras de Ernest Hemingway. Gilda Love los ha sobrevivido a todos. Ella retiene en su rostro las cicatrices de un barrio resistente. Y conserva también una cierta mentalidad antigua, en la que no se hablaba de identidad de género. En este sentido, parece sentirse más cómoda como ese personaje que describía Federico García Lorca en su "Canción del mariquita", de donde surge el título de la película: "¡Los mariquitas del Sur / cantan en las azoteas!". Enric Ribes consigue componer una hermosa y emocional representación de lo que ahora se denomina resiliencia, desde la intimidad del apartamento de Eduardo/Gilda hasta la mirada amplificada a un barrio que se acepta desde su propia definición.  

Some women

Quen Wong, 2021 | International First Feature Competition | Rebellions | ★★★☆☆


Lo que propone el documental biográfico Some women (Quen Wong, 2021), es la visibilización de la transexualidad en un país en el que es invisible. Nacida y residiendo en Singapur, la directora, guionista y protagonista de la película, Quen Wong, utiliza la cámara para contar su propia historia de transición de género. Cuenta que en las escuelas ya se dan clases de educación sexual, pero que en ellas no se hace ninguna referencia a la comunidad queer o la transexualidad, como si no existieran. De hecho, la homosexualidad sigue estando considerada como una práctica ilegal, aunque en 2007 se revocó del Código Penal la sección que imponía penas de prisión de dos años. Recientemente se ha intentado eliminar la homosexualidad del Código Penal, pero el Tribunal Superior de Justicia de Singapur rechazó la propuesta en 2019 alegando que la Ley pretendía "preservar la moralidad pública". La directora planteó la película como un documental de observación, hasta que se dio cuenta de que no era posible hablar de la visibilización de la transexualidad si ella misma no era visible. De forma que se convirtió en un relato confesional, que se sostiene en la voz en off de Quen Wong mientras cuenta su experiencia tras la reasignación de sexo. 

Perteneciente a una familia de clase media, Quen Wong describe el momento en el que se vistió de niña por primera vez y su padre le gritó: "¡Por encima de mi cadáver!". Una actitud de rechazo que finalmente se ha transformado en respeto, y en la memoria de una madre que ofreció mayor apoyo a su hija. A lo largo del documental, que se planifica desde una posición de cámara principalmente fija, reforzando esta idea de observación, la protagonista se reafirma en su identidad, pero también inicia un proceso que para muchas transexuales es complicado. Cuando rescata unas viejas cajas de fotografías de un trastero, se enfrenta a su identidad anterior, a las imágenes de sí misma como una persona masculina, a las fotografías del ejército en el que se alistó. También se reconoce a sí misma en una hermosa secuencia en la que, acompañada por su marido, repasa cada una de las cicatrices que le han quedado de la operación de reasignación de sexo, como una asimilación de su propia trayectoria como persona. En mandarín, la palabra "rényão" es la que describe a una persona travestida, pero la traducción literal es "monstruo humano", un ejemplo que Quen Wong describe como muestra de cuál es la percepción oriental en torno a la transexualidad. Esta actitud también se representa en algunas imágenes difundidas en redes sociales, como aquella en la que un hombre tira al suelo una bandera LGBT en un restaurante gritando: "Vosotros sois los que estáis destruyendo Singapur". 

Hay también algunos retratos laterales que refuerzan la historia personal de la directora, como el de Sanisa, a la que conocían como Anita en el antiguo Bugis Street, una zona de Singapur que era el centro de la comunidad queer en la ciudad, muy visitado por los extranjeros entre los años 50 y 80, donde muchas transexuales ejercían la prostitución. La película de ficción Bugis Street (Yonfan, 1995) ofreció un retrato explícito de esta calle, siendo calificada como pornográfica en su momento. Sanisa pertenece a una generación que encontraba en la prostitución la única salida para mantener la identidad, y aunque Bugis Street sigue siendo un lugar conocido, ahora está ocupado principalmente por centros comerciales y comida callejera. En el lado contrario se encuentra la joven Lune Loh, que rompe con los estereotipos para mostrarse a través de un grupo universitario que ofrece conferencias sobre transexualidad. Lo que convierte a Some women en algo más que un retrato personal, ampliándose hacia una representación generacional sobre cómo la auto-aceptación ha ido cambiando a lo largo de los años, con la propia Quen Wong situada en un término medio entre la generación de Sanisa y la de Lune Loh. Aunque hay algunas deficiencias de sonido, con una mezcla que a veces absorbe la voz en off bajo la música, demasiado cursi a veces, este documental es una interesante visión de la transición de género desde la mirada de una sociedad que solo ha cambiado con pasos lentos. Y esta transformación se manifiesta en el hecho de que la película consiguió el Premio del Público precisamente en el Festival de Cine de Singapur 2021. 

De la terreur, mes sœurs!

Alexis Langlois, 2019 | Brillantina sangrante: El cine queer de Alexis Langlois | MUBI | ★★★☆☆


La programación de la plataforma MUBI dedicada al mes del Orgullo, incluye una selección de películas que se engloban dentro del programa "Orgullo sin prejuicio", entre las que destaca el estreno, bajo el epígrafe "Brillantina sangrante", de los dos últimos cortometrajes del director Alexis Langlois (1989, Francia). Seleccionado en Clermont-Ferrand 2020, De la terreur, mes sœurs! (2019) es un corto militante, en el que a partir de una reunión entre cuatro amigas surge la idea de practicar el terrorismo contra la sociedad binaria, la transfobia combatida a través de la cisfobia, y surge una expresión vitalista y extravagante de la diferencia. Lo más característico de estas primeras incursiones en el cine de Alexis Langlois es que no trata de adaptarse a los convencionalismos, sino que reivindica una forma diferente de construir una comedia que esconde mucho drama interior. La violencia transfóbica que impone una sociedad heteronormativa se convierte en un ejercicio de cine camp, gore y disparatado que lucha contra el odio desestimando la pasividad, "ni víctimas ni espectadoras, abrazaremos nuestras transiciones", dice uno de los personajes. Pero al mismo tiempo no deja de ser una mirada irónica hacia una sociedad que permite un tipo de discriminación que es más sutil, que se transmite por las miradas, los comentarios susurrados y las sonrisas cínicas, y que se manifiesta también en el cine. "No somos Melvil Poupaud", dicen en referencia al actor que interpretó a una mujer transexual en Laurence anyways (Xavier Dolan, 2012), mientras hacen un gesto de desprecio: "¿Por qué no actuó una chica trans? Siempre le dan nuestros papeles a los actores cis". 

Frente a ella, se celebra la diversidad, la posibilidad de ser contradictorios, como la camiseta de una de las protagonistas: "Virgin prostitute", poder ser virgen y puta al mismo tiempo. También se plantea la necesidad de una reconstrucción social, la idea de destruir para volver a construir: "Quemaremos todo rastro de nuestras identidades anteriores y crearemos otras nuevas", dicen mientras arden los documentos de "identidad" impuestos por la République Française. De la terreur, mes sœurs! son 28 minutos de cine militante, de expresión de la diferencia como una reivindicación que propone el activismo frente a la pasividad. 

Les démons de Dorothy

Alexis Langlois, 2021 | Brillantina sangrante: El cine queer de Alexis Langlois | MUBI | ★★★★☆


Su siguiente cortometraje, Les démons de Dorothy (2021) se presentó en la pasada edición del MyFrench Film Festival, después de obtener el premio internacional en la sección Leopards of Tomorrow del Festival de Locarno 2021. La historia surge como una respuesta a las reacciones que tuvo la anterior, que por supuesto también estuvieron en algunos casos cargadas de odio y transfobia. Así que Alexis Langlois crea una especie de avatar de sí mismo en la figura de Dorothy, una joven directora de cine cuyo nombre coincide con el de la protagonista de El mago de Oz (Victor Fleming, 1939) no por casualidad, cuyo guión es rechazado: "Una comedia grotesca, con lesbianas terroristas y revolucionarias que despedazan a hombres heterosexuales no es aceptable. Los espectadores no se sienten identificados", le dice su productora. Dentro de la habitual extravagancia, se trata de un cortometraje más reflexivo, que habla de las dificultades de hacer un cine diferente, siempre juzgado por ciertos convencionalismos más o menos impuestos. Mientras la estrella de la película está envuelta en una representación de la superficialidad con grandes tetas artificiales, la productora se presenta como un personaje escondido bajo una máscara ("creo que soy alérgica al látex"). 

Con referencias a Buffy, cazavampiros (Disney+, 1997-2003), la historia extrae esos demonios interiores de la protagonista en un viaje que es físico y psicológico, que la atrae hacia un mundo convencional en el que también hay algún dardo hacia la falta de valentía de algunos festivales de cine de máxima categoría, como el Festival de Cannes. Dorothy (Justine Langlois, la hermana del director) lucha contra la imposición creativa, incluso contra los propios personajes creados por ella misma, como la gran estrella Xena Lodan (Dustin Muchuvitz). Alexis Langlois mira hacia su entorno, a la industria del cine que es un reflejo de una sociedad que no quiere ser alterada por representaciones de queer horror movies. Pero curiosamente consigue crear su película más compleja, en la que la reivindicación no necesita gritarse sino solo murmurarse. 

 

Cantando en las azoteas se estrena en cines el 1 de julio. 

Nos corps sont vos champs de batailleDe la terreur, mes sœurs! y Les démons de Dorothy se pueden ver en MUBI. 
El chico se puede ver en Filmin.
El mago de Oz se puede ver en HBO Max. 



25 junio, 2022

Ataque homófobo en Noruega: Una sociedad que no asume sus problemas de radicalismo

El ataque homófobo que tuvo lugar el pasado viernes no es un hecho aislado en Noruega. En los últimos años se han producido diversos actos de violencia extrema protagonizados habitualmente por ciudadanos noruegos con ideología de extrema derecha. Noruega en particular, y los países nórdicos en general, tienen un grave problema con los extremistas de derechas, un problema que ni los políticos ni la sociedad afrontan con la contundencia que hace falta. El tiroteo tuvo lugar en el centro de Oslo, cerca de dos locales de ambiente homosexual, provocando dos muertos y veintiún heridos un día antes de la celebración del desfile del Orgullo. Noruega se ha enorgullecido durante mucho tiempo de ser un país abierto e inclusivo, y suele ocupar posiciones altas en el mapa Rainbow Europe que elabora cada año la Asociación ILGA Europe, en el que se establece una clasificación entre 49 países que marca de qué forma las leyes y las políticas impactan en la comunidad LGBTIQ+. Actualmente Noruega es el cuarto país donde hay políticas más positivas para la comunidad homosexual, por debajo de Malta, Dinamarca y Bélgica. El pasado mes de abril el gobierno noruego presentó unas disculpas oficiales por la penalización de las prácticas homosexuales entre 1902 y 1950, que según sus datos llevó a prisión a 119 hombres. Pero este mismo año ha aumentado el debate sobre la colocación o no de la bandera arcoiris en escuelas y Ayuntamientos. Se trata de una práctica habitual que los partidos conservadores suelen poner en duda. de hecho, este ataque no hace más que consolidar una relación algo ambigua con los extremismos que tiene antecedentes muy problemáticos. Aunque Oslo Pride decidió posponer el desfile por recomendación de la policía, se ha celebrado una manifestación organizada a través de las redes sociales contra la violencia homófoba. 

Manifestación del Orgullo espontánea en Oslo.

El pasado mes de febrero, los políticos noruegos condenaban la retransmisión en directo de la audiencia por la libertad condicional de Anders Breivik, el terrorista noruego responsable de la muerte de 77 personas en el atentado más grave de la historia de Noruega, ocurrido el 22 de julio de 2011. El pasado mes febrero, en el gimnasio de la prisión en la que Anders Breivik cumple los 21 años de condena que recibió en 2012, se celebraba una audiencia a la que tiene derecho por cumplir diez años en la cárcel, para tratar de convencer a un juez de que ya no es un peligro para la sociedad y merece la libertad condicional. Casi nadie en Noruega creía que Breivik, responsable del coche bomba que destrozó los edificios ministeriales y de la matanza que posteriormente perpetró en la isla de Utøya en el mayor atentado que ha sufrido el país, pudiera llegar a conseguir esta libertad condicional ahora ni en los años posteriores en los que puede solicitar audiencias de este tipo. Por eso hay quienes piensan que esta presentación pública le sirvió solo como excusa para transmitir sus ideas nacionalsocialistas, que según él ya no están marcadas por la violencia. Y de ahí proviene la polémica protagonizada por miembros destacados de la política noruega en relación con la retransmisión en directo de la audiencia por parte de medios de comunicación como Dagbladet o el canal de televisión TV2. Otros medios como VG optaron por retransmitirla eliminando el sonido cuando Anders Breivik tomaba la palabra. 

El discurso del terrorista de extrema derecha no ha cambiado desde hace años, no ha mostrado arrepentimiento por los atentados y ha seguido escribiendo y estudiando en prisión, aunque sin acceso a internet. Incluso se presentó en la audiencia del pasado mes de febrero haciendo el saludo nazi y con una denuncia del "genocidio contra las naciones blancas". Fue durante 13 años simpatizante del Partido del Progreso (FrP) que representa el sentimiento nacionalista y populista de Noruega, aunque se sintió decepcionado por la debilidad de sus discursos. En las elecciones municipales de 2011, después de los atentados, el Partido del Progreso redujo a la mitad sus representantes, pero solo dos años después se convirtió en un socio indispensable del Partido Conservador (Høyre) que arrebató el gobierno del país al Partido Laborista (Ap) que fue el principal objetivo de los atentados cometidos por Anders Breivik. En el artículo Anders Behring Breivik y FrP (Dagsavisen, 17/10/2018), el periodista Hans Ebbing comentaba que "ni en el período comprendido entre el 22 de julio de 2011 y la victoria electoral de 2013 la prensa libre mostró interés en si podría haber una superposición parcial entre los pensamientos de Anders Behring Breivik y Frp. El terror y la ideología detrás de él fueron encapsulados para que no interrumpiera la larga campaña electoral de 2013". 

Anders Breivik "arrepentido" © AFP

Incluso sentó muy mal en los círculos políticos noruegos un artículo escrito por el sociólogo de la Universidad de Bergen Alf Gunvald Nilsen bajo el título El inquietante bandazo hacia la derecha de Noruega, (The Guardian, 10/09/2013) en el que afirmaba que era "inquietante que un partido político cuya ideología está marcada por una ferviente agenda antiinmigración sea capaz de hacer tales avances poco más de dos años después de que el neofascista Anders Breivik llevara a cabo sus atroces ataques terroristas". Es un artículo que incide en el mayor problema que ha tenido Noruega en la cicatrización de la herida emocional que sufrió con el ataque terrorista, y que parece haber resurgido este año en las protestas de políticos como Raymond Johansen (Ap), gobernador de Oslo, cuando afirmaba en su cuenta de Facebook que es "aterrador que Dagbladet haga una retransmisión en directo de la audiencia en la prisión de Skien. Esto es peligroso. Los neonazis locos tienen a esta persona como modelo a seguir. (...) ¿Cuánto acceso le vamos a dar a este asesino fascista?". 

En su artículo, Alf Gunvald Nilsen afirmaba: "Las acciones y la ideología de Breivik se patologizaron rápidamente y se convirtieron en una aberración; de hecho, los procedimientos judiciales en su contra fueron notables por su cuidadosa evitación de preguntas relacionadas con el contexto más amplio en el que Breivik había florecido". El peligro que plantean algunos políticos es el del contagio de las ideas de Breivik a sectores de la población noruega o internacional que puedan provocar actos violentos. Brenton Tarrant, uno de los asesinos que disparó en una mezquita de la localidad australiana de Christchurch en marzo de 2019, causando 49 muertos, afirmó que se había inspirado en Anders Breivik para cometer este acto terrorista antimusulmán. Algunos meses después, en agosto de 2019, el noruego Philip Manshaus quiso imitar a Brenton Torrant transmitiendo en vivo a través de Facebook un ataque terrorista que pretendía perpetrar en la mezquita de Bærum, cerca de Oslo. La única víctima de este ataque fue la hermana de Manshaus, a la que asesinó en su casa antes de dirigirse a la mezquita. La serie documental Philips vei til terror (NRK, 2021), reflexiona sobre qué había fallado en la sociedad noruega, y especialmente en la PST (Servicio de Seguridad Policial), el organismo encargado de vigilar las posibles acciones terroristas, para no haber podido evitar la radicalización de un joven al que ya sus amigos veían actitudes racistas y peligrosas, incluso alertando a la PST. 

Philips vei til terror (NRK, 2021)

Las ideas sobre la islamización de Occidente son compartidas por algunos de los terroristas que han cometido los actos más violentos en Noruega, y precisamente cuando el FrP ha lanzado propuestas más extremistas es cuando ha conseguido un mayor número de votos. El periodista noruego Aslak Sira Myhre hacía un disección del resultado del juicio contra Anders Breivik en el artículo Ahora Noruega debe preguntarse cómo creó un asesino (The Guardian, 24/08/2012): "Si Breivik hubiera sido de Afganistán, Irak o Nigeria, nos habríamos preguntado qué era lo que lo había convertido en terrorista dentro de estos países y culturas. Pero durante este juicio, muy pocos han preguntado si hay algo dentro de Noruega y su clase alta blanca que produjo a Breivik. Noruega tiene una imagen de sí misma como un lugar sin maldad. Esta es la razón por la que ha sido tan difícil hacer frente a los aspectos políticos del terror de Breivik. La culpa se ha desviado a la psicología de un individuo, a la policía y, al final, al gobierno noruego, pero aparentemente menos a la ola política de la que se alimentan las ideas de Breivik." Por entonces, algunos de los periódicos más destacados de Noruega, como VG o Aftenposten (que pertenecen al mismo grupo editorial), pedían la renuncia del primer ministro laborista, y algunos meses más tarde, el Partido Conservador (Høyre) abrazaba como socio de gobierno al Partido del Progreso (FrP) con el que Anders Breivik compartió sus ideas de extrema derecha. 

Leyendo este análisis al mismo tiempo que se leen las declaraciones de la policía en torno al ataque terrorista del 24 de junio, da la impresión de que se ha aprendido poco. Se afirma que el atacante que disparó indiscriminadamente provocando dos muertos, diez heridos graves y once leves, es un hombre de 42 años ciudadano noruego, aunque se puntualiza que de origen iraní, lo que nos hace reflexionar sobre las palabras de Aslak Sira Myhre que mencionábamos antes. Zeniar Matapour llegó a Noruega como refugiado cuando era un niño, por lo que su educación y crecimiento se ha producido dentro de la sociedad noruega, aunque desde los 19 años ha tenido problemas con la policía y desde 2015 se le vincula como simpatizante del Estado Islámico. Su radicalismo ha ido creciendo y, según PST, en mayo de este año le tomaron declaración junto a un conocido líder islamista, Arfan Bhatti, en relación con una manifestación de Stop the Islamization of Norway (SIAN) en el mes de abril, una organización de extrema derecha que suele quemar el Corán en sus actividades públicas. Zeniar Matapour fue detenido entonces por portar un cuchillo en contra de los manifestantes. Pero no encontraron indicios para pensar que pudiera protagonizar algún acto de violencia extrema, un error que ya ha sido reconocido por el jefe del PST, Roger Berg. La policía trabaja especialmente en esta hipótesis islamista, pero el abogado del detenido ha declarado que no existen pruebas de que ésta fuera la motivación del atentado. 

La idea de la integración y de la solidaridad está, como afirmaba Aslak Sira Myhre, muy impregnada en la visión que Noruega tiene de sí misma, y quizás esto le impide afrontar una problemática sobre los extremismos y el racismo que está más claramente expuesta en otros países nórdicos como Dinamarca o Suecia. El libro más vendido de 2021 en Noruega fue Min Skyld (Mi culpa) (2021, Cappelem Damm), una autobiografía del abogado Abid Raja, que fue Ministro de Cultura durante el anterior gobierno conservador de Erna Soldberg, aunque él milita en el Venstre (V). Raja representa el ideal de integración a la que Noruega aspira, nacido en Oslo de padres paquistaníes, sufrió violencia doméstica durante su niñez hasta que los servicios sociales noruegos le apartaron de su familia a los quince años y vivió en una casa de acogida en la que se introdujo en las drogas. Después de ver a Kevin Costner en la película JFK: Caso abierto (Oliver Stone, 1991), decidió que quería ser abogado, y comenzó una carrera exitosa que le llevó hasta el gobierno. En los últimos meses ha protagonizado un debate público sobre la identidad noruega de los ciudadanos multiculturales con el periodista Ahmed Fawad Ashraf, del periódico Avisa Oslo, en el que éste planteaba una renuncia a representarse como noruego en una sociedad en la que el color de su piel establece límites sobre su identidad, a raíz de una anécdota con un policía del aeropuerto de Oslo que bromeó sobre su pasaporte noruego. 

En su reciente EP Omar sheriff (2021, A & KAS) el dúo de rap Karpe, formado por 
Magdi Omar Ytreeide Abdelmaguid (1984, Oslo), de padre egipcio y madre noruega, y Chirag Rashmikant Patel (1984, Lørenskog), de padre ugandés y madre india, vuelven a plantear reflexiones sobre la identidad, pero lo hacen desde una generación que ya no intenta encontrar su propio espacio en la sociedad noruega, porque nacieron en ella, sino que establecen su propia definición de lo que es ser noruego, sin renunciar a sus orígenes y estableciendo demandas a una sociedad para que asuma la multiculturalidad que la define. Pero no se trata tanto de un problema de identidad multicultural lo que provoca la violencia, sino de un aumento de las radicalizaciones de extrema derecha y nacionalistas en algunos sectores de la población noruega, especialmente entre los más jóvenes. Una reflexión que hacen algunas series recientes como Todo lo que amas (Discovery+, 2021), en la que una joven debe decidir si continuar con la relación que mantiene con su novio después de averiguar que éste tiene contactos con movimientos de ideología nazi.  

Este año también se ha estrenado la serie documental Omgitt av fiender (Rodeado de enemigos) (Viaplay,  2022), en la que el periodista sueco Henrik Evertsson se adentra en los grupos de extrema derecha de los países nórdicos. El trabajo de investigación se centra en los movimientos de extrema derecha que proliferan en Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia. Y Henrik Evertsson pone la cámara delante de algunos de los principales líderes de estos grupos radicales, que no apoyan públicamente, pero tampoco condenan, los actos terroristas cometidos por algunos de sus seguidores. Entre ellos, Simon Lindberg, líder del Movimiento de Resistencia Nórdica (DNM), con mensajes nacionalsocialistas y antisemitas cercanos a Hitler, que tiene su sede en Suecia, o Lars Thorsen, que lidera Stop the Islamization of Norway (SIAN), una organización anti islamista que ha tenido incluso espacio en debates en la televisión pública de Noruega (NRK), y cuyas actividades públicas han provocado altercados violentos en las calles de Oslo. Cuando a Simon Lindberg se le muestra una fotografía sacada de la página web del DNM en la que se ve un símbolo de su Movimiento en el arma que usó Brenton Torrant en la masacre de Christchurch, el líder trata de desmarcarse, pero termina formulando una frase muy reveladora sobre su posición frente a la violencia: "Lo que pasó en Christchurch o en Utøya, si lo comparas con la aniquilación de nuestra gente, no es nada". 

Esta tendencia nacionalsocialista en Noruega y otros países nórdicos no es reciente. Durante la ocupación nazi, Dinamarca se rindió, Suecia colaboró y Noruega se resistió, pero muchos jóvenes abrazaron las ideas nacionalsocialistas, y militaron en una especie de versión noruega de las SS, como se pone de manifiesto en la controvertida serie documental Frontkjempere (NRK, 2021), en la que se entrevistaba a algunos de aquellos soldados, que trataban de justificar su participación en el bando nazi como un impulso juvenil, negando la realidad histórica de un caldo de cultivo antisemita en la sociedad noruega. Lo que plantea la serie documental Omgitt av fiender es una mirada reflexiva hacia las argumentaciones de los líderes de grupos extremistas, pero también hacia la respuesta que la sociedad propone frente a estos movimientos racistas. En Finlandia, después de que uno de los miembros del Movimiento de Resistencia Nórdica (DNM) asesinara a un transeúnte que se enfrentó a ellos durante un acto público en 2016, el Tribunal Supremo prohibió cualquier actividad del DNM por incitación a la violencia, al racismo y al antisemitismo. Mientras tanto, en Suecia se creó la denominada Policía del Diálogo para mediar entre manifestantes extremistas y contramanifestantes durante sus actividades públicas, aunque la medida no parece haber tenido demasiado éxito. Los miembros de grupos radicales muy minoritarios como SIAN, en Noruega, utilizan la victimización para reforzar sus argumentos, llevando a cabo concentraciones en las principales plazas en las que lanzan arengas provocativas, esperando encontrar una respuesta violenta y por tanto afianzar sus creencias. La libertad de expresión se usa como instrumento de provocación.

Omgitt av fiender (Viaplay, 2022)

Sin embargo, no está claro si la prohibición de estas organizaciones consigue su objetivo, o provoca una mayor radicalización de sus miembros. El profesor de la Universidad de Gotemburgo, Christer Mattsson, afirma en la serie que "La cuestión es que las organizaciones existen porque las personas tienen estos pensamientos. La gente no empieza a pensar así porque existan estas organizaciones". En la serie Omgitt av fiender los líderes de las organizaciones extremistas transmiten cierta comodidad en esa condición de víctimas en las que sus propias actividades les han convertido. En Dinamarca, Rasmus Paludan, cabecilla del partido anti-islámico Stram Kurs que en las últimas elecciones consiguió el 1,8% de los votos, y estuvo a punto de tener un diputado en el Parlamento, se hizo popular por los actos públicos en los que prendía fuego al Corán, lo que provocó amenazas de muerte, y actualmente vive rodeado de guardaespaldas y con medidas de seguridad estrictas. Pero esta situación de peligro refuerza sus convicciones y su argumentación sobre la invasión musulmana de Europa, aunque ésta se base en una cuestión de "matemáticas": "Los musulmanes en Dinamarca, Suecia, Alemania y otros países europeos tienen muchos más hijos y los tienen más jóvenes.", afirma Rasmus Paludan. "No hay que ser un experto en matemáticas para saber que serán mayoría". Esta teoría, que no tiene en cuenta aspectos culturales ni de integración, ha conseguido incorporarse a la percepción de los ciudadanos europeos, aunque no tenga un fundamento real. En el libro La búsqueda de Europa: Visiones en contraste (2016, Ed. OpenMind BBVA), el profesor de la Universidad de Lovaina (Bélgica), Bichara Khader, escribe: "Según una encuesta realizada en 2014 por el Social Research Institute, los franceses creyeron que el porcentaje de musulmanes en Francia era un 31%, cuando la proporción real no supera el 6%. En Alemania, estas cifras son respectivamente del 19% frente al 4%".

Stram Kurs aumentó su popularidad en 2019, después de un incidente que se produjo cuando Rasmus Paludan realizó un acto público en Blågårds Plads en Copenhague, en el que lanzaba el Corán al aire. Una actividad provocativa realizada en uno de los barrios con mayor presencia de emigración musulmana, y que acabó con disturbios durante varios días, pero también consiguió para Stram Kurs el suficiente número de firmas para poder presentarse a las elecciones generales. Con tan solo 63.000 votos no consiguió ningún escaño en el Parlamento, que preside la Primera Ministra socialdemócrata Mette Frederiksen, cuyas políticas antiinmigración también han sido muy cuestionadas. La mayor parte de estos movimientos de extrema derecha no tienen demasiado apoyo cuando se trata de participar en las elecciones, por lo que han adoptado en el último año el discurso de la conspiración en torno a la epidemia del coronavirus, principalmente como un instrumento para ganar seguidores. En las manifestaciones antivacunas que se celebraron en Noruega durante 2021 participaron tanto los líderes de la organización minoritaria SIAN como del partido nacionalista Alianza Alternativa por Noruega, que en las elecciones de 2021 consiguió solamente 2.489 votos. La pandemia se ha convertido en un caldo de cultivo para que la extrema derecha nacionalista y xenófoba adopte las teorías de la conspiración como un nuevo argumento que les ayude a captar apoyos.

Una de las supervivientes de la masacre provocada por Anders Breivik en la isla de Utøya, entre los jóvenes que participaban en un encuentro del Partido Laborista (Ap), que en las últimas elecciones generales ha recuperado el gobierno, comenta en la serie que Noruega sigue viviendo en su particular burbuja, sin asumir del todo que el peligro no está solo fuera de sus fronteras, sino principalmente dentro de ellas, y que los causantes de la violencia no son extranjeros, sino ciudadanos noruegos: "El ataque terrorista se describe como accidental, como si hubiera sido un desastre natural.", afirma Eirin Kjær. "Pero el odio existe. Debemos decidir si dejarlo crecer en nuestra sociedad. No hemos cumplido nuestra promesa de luchar contra él".


Todo lo que amas se estrena el 28 de junio en Filmin.