27 diciembre, 2022

Top 10 2022: Las mejores series del año

Como suele ser habitual, los últimos días del año suelen dedicarse a hacer un balance de resultados, quizás tratando de encontrar un equilibrio entre los beneficios y los perjuicios obtenidos. En realidad, es un ejercicio que no tiene mucho sentido, entre otras cosas porque los propósitos que se estimularon al final del año anterior seguramente no se han cumplido. Pero también puede ser motivador de cara al desarrollo personal. Mucha motivación necesitarán los ejecutivos de las plataformas de streaming para dejar atrás un annus horribilis en el que hemos visto fusiones, desapariciones, cancelaciones y transformaciones sorprendentes que finalmente han acercado al anunciado como innovador formato de visualización de contenidos audiovisuales al formato tradicional de televisión. La introducción de planes con anuncios, el interés por los derechos deportivos o la proliferación de realities han acabado convirtiendo a las plataformas en sucedáneos de lo que ya conocíamos. Se trata de un equilibrio después del auge que han tenido las plataformas, pero también de la constatación de que el modelo de negocio no es tan rentable como parecía y deben encontrarse fórmulas diferentes. Por el momento, a Netflix el plan básico con publicidad no le está dando resultados, entre otras cosas por las numerosas limitaciones que ofrece y la escasa diferencia de precio respecto al plan sin anuncios más barato. 

Nuestra lista de las diez mejores series del año se detiene en aquellas que han aportado formatos diferentes, narrativas innovadoras y sobre todo historias sobresalientes. Este repaso se complementa la próxima semana con una lista de las diez mejores series que hemos visto en 2022 pero que aún permanecen inéditas en España, algunas de las cuales llegarán a lo largo de 2023. 

Pachinko

Miniserie | Apple tv+

Creada por Soo Hugh | Dirigida por Kogonada, Justin Chon


Aunque finalmente ha sido poco reconocida entre los premios norteamericanos, con una sorprendente nominación al Emmy al Mejor Diseño de Títulos de Crédito, y ausencia en las listas de nominaciones por parte de la crítica, Pachinko (Apple tv+, 2022) es una de las apuestas más interesantes de la plataforma de Apple, en un mes de marzo de auténtico lujo, coincidiendo con Slow horses (Apple tv+, 2022-) y Severance (Apple tv+, 2022-). La serie tiene la virtud de construir una saga familiar eminentemente oriental con los elementos de la narrativa occidental, adaptando la novela de Min Jin Lee Pachinko (2017, Ed. Quaterni), pero mezclando la historia original con la propia experiencia familiar de la showrunner Soo Hugh, que comparte con la escritora su condición de estadounidense con raíces coreanas y la compleja relación experimentada por sus propias familias entre Corea del Sur y Japón. La combinación de líneas temporales entre los años diez, los treinta y los ochenta conforma una estructura poliédrica que aporta interés, con algunos de los pasajes más emotivos que hemos visto este año, apuntados por la extraordinaria banda sonora de Nico Muhly, también ausente en los premios. Hasta que llegó Shantaram (Apple tv+, 2022), Pachinko era la serie más cara producida por la plataforma, no solo por su rodaje en diversos países y la reconstrucción de varias décadas, sino por la intervención de algunas de las estrellas más notables del cine coreano, entre ellas la ganadora del Oscar Youn Yuh-Jung. 

El momento más destacado: El espléndido Capítulo 7 incorpora un trasfondo no incluido en el libro que resulta revelador en cuanto a la forma en que Japón trataba a los coreanos, con especial predominancia del devastador terremoto de Kantō ocurrido en 1923 que arrasó la ciudad de Yokohama y otros distritos. Un episodio que rompe con la intro habitual de la serie y utiliza el formato 4:3 para enmarcar el momento histórico sin embellecerlo y al mismo tiempo acentuar la sensación claustrofóbica. 

La ciudad es nuestra

Miniserie | HBO Max

Creada por David Simon, George Pelecanos | Dirigida por Reinaldo Marcus Green


El regreso de David Simon a las calles de Baltimore recogía el testigo de su clásico The wire (HBO, 2002-2008) como una excelente recreación de un caso real que implicó a un departamento completo de la policía, y que uno de los mandos describe, en una de las imágenes reales que componen los créditos iniciales, afirmando que "estos policías se comportaban como los gángsters de los años treinta". Aunque se consideró un aspecto negativo, el relato fragmentado ayuda a crear un complejo entramado en el que la corrupción se manifiesta como resultado de un sistema que establece marcas cuantitativas para dar una imagen superficial sin profundizar en el problema real. La ciudad es nuestra es un ejemplo de drama policial perfectamente construido, que se sostiene en diálogos profundos y en trabajos interpretativos notables. Uno de los guionistas, D. Watkins, la definía como la "mejor ficción no ficción que se puede hacer", por su fidelidad a los hechos reales. David Simon y George Pelecanos ofrecen maestría en los diálogos y en la construcción de personajes, siendo fieles a un estilo personal que la incorporación del director Reinaldo Marcus Green, tras haber renovado la visión de otra serie sobresaliente como Top boy (Netflix, 2011-2023), contribuye a actualizar. 

El momento más destacado: Uno de los aspectos más interesantes de la serie es el trabajo de Jon Bernthal, que este año también ha participado en The bear (FX, 2022-) y la secuela de American Gigolo (SkyShowtime, 2022). Su personaje es una auténtica delicia para cualquier intérprete, con un sentido del honor particular y una justificación de la corrupción que se refleja sobre todo en el espléndido monólogo con el que termina la serie, en el que se define con claridad un punto de vista que sirve como base para establecer una interpretación muy significativa del trabajo policial. El problema no son los policías corruptos, sino un sistema que por definición ha tergiversado su cometido, y donde la seguridad ciudadana ha pasado a un segundo plano. 

Tenemos que hablar de Cosby

Miniserie | Movistar+

Escrita y dirigida por W. Kamau Bell


Este año se han estrenado excelentes series documentales que no han cabido en nuestra lista de las diez mejores, como las muy recomendables Los diarios de Andy Warhol (Netflix, 2022) o Las últimas estrellas de Hollywood (HBO Max, 2022), trabajos que toman como base una visión personal de las biografías de sus protagonistas para construir narrativas diferentes a las habituales. Tenemos que hablar de Cosby (Movistar+, 2022) puede parecer la típica producción de cabezas parlantes, pero lo que consigue W. Kamau Bell es crear una especie de ensayo en el que él mismo reflexiona sobre el modo en el que Bill Cosby ha sido para su generación una figura primordial como referente de la presencia de cómicos de raza negra en una televisión eminentemente blanca, y al mismo tiempo cómo la revelación de su condición de depredador sexual establece una difícil coexistencia con su relevancia social y cultural. Esta reflexión, apoyada con entrevistados que no han sido seleccionados por su popularidad aunque no tengan nada que decir, sino que ofrecen discursos inteligentes, logra uno de los mejores documentales #metoo que se han realizado hasta la fecha, evitando la tentación de demonizar para establecer un análisis más profundo. 

El momento más destacado: Una de las reflexiones más interesantes que hace el documental tiene que ver con la impunidad de las actividades abusivas de Bill Cosby, y aunque resulta conocido, entre los momentos más impactantes se encuentra la famosa entrevista con el reputado periodista Larry King en 1991, en la que Bill Cosby bromeaba sobre la llamada "Spanish fly", un afrodisíaco soluble que, según afirmaba, permitía que las mujeres estuvieran especialmente receptivas para los hombres. Esta complicidad de los periodistas y de una sociedad que no se escandalizaba ante el exhibicionismo de la depredación sexual hecha en horario de máxima audiencia, propone una advertencia profunda sobre el silencio como impulsor de la criminalidad. 

Separación

Temporada 1 | Apple tv+

Creada por Dan Erickson | Dirigida por Ben Stiller


Un sorprendente debut de Erick Dickinson en el audiovisual que rápidamente le ha consolidado como uno de los creadores más interesantes del panorama norteamericano. Severance (Apple tv+, 2022-) tiene, en su condición de thriller distópico perfectamente estructurado, un potencial que no se puede negar, consiguiendo esa conjunción de elementos brillantes que conforman una gran obra artística. Ha logrado un equilibrio perfecto entre los elementos técnicos y los artísticos, desde un guión espléndido y sutil en su dosificación de la información, hasta la concepción visual de Ben Stiller, que se ha confirmado como un excelente director en esta faceta de su carrera, sin olvidar una sobresaliente banda sonora de Theodore Shapiro. Al margen de la propia historia, la serie está llena de detalles que la alimentan, y que generaron debates en las redes sociales: la visión cenital del complejo de Lumon tiene la forma de un cerebro, el propio aspecto retrofuturista de las oficinas, el uso de una secuencia de videojuego que también hace referencia a juegos clásicos como King's Quest V (1990, Sierra Online)... llenan la pantalla de relaciones con el mundo cibernético que la hacen más atractiva en su desarrollo.

El momento más destacado: Se ha convertido por derecho propio en el mejor episodio que hemos visto este año. The we we are (T1E9), el trepidante final de temporada, está dotado de un ritmo y de un suspense espléndidos que, curiosamente, revela menos información de la que en principio se podría esperar, después de los episodios anteriores, lo que queda solventado con el excelente ejercicio de thriller que construye Ben Stiller como director, quien demuestra un control del timing y la planificación que aporta ese especial aspecto distópico en una trama que se revela cada vez más compleja.

Exterior noche

Miniserie | Filmin

Creada y dirigida por Marco Bellocchio


La primera serie de ficción creada por el veterano cineasta italiano Marco Bellocchio es un complemento a su película Buenos días, noche (Marco Bellocchio, 2003) en la que abordaba el secuestro y asesinato del político Aldo Moro por parte de las Brigadas Rojas. Como su propio título indica, Exterior noche (Filmin, 2022) es una nueva incursión en uno de los acontecimientos políticos más importantes de la reciente historia de Italia, que se desarrolla fuera de la habitación en la que estuvo secuestrado, que era el escenario principal de la película, para construir una mirada más amplia desde el punto de vista de distintos personajes que fueron influidos por estos hechos. Marco Bellocchio demuestra que está en forma a sus 82 años, ofreciendo una propuesta reflexiva en la que plantea la pasividad de los estamentos religiosos y políticos en el asesinato del líder de Democracia Cristiana, e incluso la posible complicidad de los servicios secretos contra un pacto de gobierno que parecía no interesar realmente a nadie. 

El momento más destacado: Cada uno de los episodios está contado desde el punto de vista de un personaje, mezclando los acontecimientos, y cuenta con algunos de los más brillantes actores del cine italiano, desde Toni Servillo, quien da vida al Papa Pablo VI hasta Fabrizio Gifuni, que interpreta a Aldo Moro, pero es el episodio Eleonora (T1E5), dedicado a la esposa del político, interpretada con fuerza por la gran Margherita Buy, el que desprende una mayor dosis de humanidad, presentando la impotencia de una familia que comprueba cómo la posibilidad de que el secuestrado pueda sobrevivir está cada vez más lejos frente a las buenas palabras pero la falta de acción por parte de sus propios compañeros de partido. 

The bear

Temporada 1 | Disney+

Creada por Christopher Storer | Dirigida por Christopher Storer, Joanna Calo


Desde su estreno en los Estados Unidos hasta su tardía emisión en Disney+, The bear (Disney+, 2022-) se ha ido consolidando como una de las grandes series del año, gracias a su perfecta construcción de personajes en duelo constante por la ausencia del hermano/amigo que tomó el camino más fácil frente a un estado de depresión. En su formato de comedia de 30 minutos de duración, es una serie que sin embargo tiene más elementos de drama, aunque consiga momentos de humor seco bien estructurados. Hay un trabajo de actores sobresaliente que componen personajes complejos que siempre aportan riqueza a la historia principal. Al final, se trata de una serie en la que no son tan importantes los aspectos culinarios como el propio desarrollo de unos estados emocionales que están representados por la magnífica interpretación de Jeremy Allen White. 

El momento más destacado: Por su complejidad técnica al servicio de la construcción de sus personajes, el episodio Review (T1E7) es  uno de los mejores de una serie en la que brillan casi todos los capítulos. No se trata solo de que esté rodado en un solo plano secuencia de 20 minutos, bajo la dirección del propio creador de la serie, Christopher Storer, sino que a través de este estado de ebullición en las relaciones personales que se establecen dentro de la cocina se va construyendo un camino hacia el desenlace que sirve como puente entre lo que hemos visto y lo que está por revelarse. 

Better call Saul

Temporada 6 Final | Movistar+

Creada por Vince Gilligan, Peter Gould 

Dirigida por Vince Gilligan, Michael Morris, Michelle MacLaren, Thomas Schnauz, Peter Gould


En unos años llenos de incertidumbres sobre la continuidad de las series y las cancelaciones imprevistas incluso en etapa de producción o ya terminado el rodaje, Vince Gilligan y Peter Gould han conseguido el privilegio de poder concluir una de las mejores series de las últimas décadas tal y como tenían previsto. Seis temporadas y 63 episodios más tarde desde que Better call Saul (AMC, 2015-2022) comenzara a emitirse como un spin-off en el que había curiosidad por saber hasta qué punto tendría la misma repercusión que Breaking bad (AMC, 2008-2013). Y en cierto sentido podríamos decir que la ha superado, en la construcción de personajes, en la ambientación y el estilo de dirección más arriesgado, y en los arcos narrativos perfectamente diseñados. Desde luego, no ha sido el caso del final de The walking dead (AMC, 2010-2022), otro acontecimiento importante lastrado por la agonía narrativa de la serie y porque no es un final realmente, sino el comienzo de una serie de spin-offs que no le interesan a nadie. Este año también hemos asistido al final de otras series relevantes como Better things (HBO Max, 2016-2022), This is us (Disney+, 2016-2022), Atlanta (Disney+, 2016-2022) o The good fight (Netflix, 2017-2022), que parecen cerrar una época en la televisión previa a la proliferación de las plataformas de streaming, porque todas nacieron casi al mismo tiempo. 

El momento más destacado: La forma de medir la resonancia de algunas series a veces se encuentra en la elaboración de los habituales listados de "los mejores episodios" de todas las temporadas. Algo que se suele hacer con clásicos como Los Soprano (HBO, 1999-2007), y que en el caso de Better call Saul también ha comenzado a elaborarse después de su conclusión. En ellas se incluyen algunos episodios de esta última temporada, satisfactoria en líneas generales para los seguidores, con un desarrollo de la historia que ha permitido episodios de ejecución sobresaliente como Plan and execution (T6E7). Pero sobre todo, los creadores han sabido aportar las dosis necesarias de fan service con cameos esperados, y ofrecer en Saul gone (T6E13) una conclusión coherente y conveniente tanto a Kim Wexler como a un Jimmy McGill definitivamente transformado en Saul Goodman. 

Los ensayos

Temporada 1 | HBO Max

Creada por Nathan Fielder | Dirigida por Christopher Storer, Joanna Calo


Es una de las propuestas más extrañas que se han estrenado este año, aunque viniendo de alguien como Nathan Fielder no resulta sorprendente. Los ensayos (HBO Max, 2022-)Una especie de experimento sociológico que al mismo tiempo es un documental pero que se intuye que tiene elementos de ficción, y en el que el propio creador y director se convierte en protagonista, acaba siendo una de las series más fascinantes de los últimos años. La propuesta es la de permitir a personas seleccionadas poder ensayar previamente momentos decisivos en su interacción con otras personas, pero la serie va derivando poco a poco hacia un trabajo de experimentación sobre las relaciones entre padres e hijos y sobre la dificultad de separar realidad y ficción en la creación artística. Algo así como Bardo: Falsa crónica de unas cuantas verdades (Alejandro González Iñárritu, 2022) pero menos soporífera. 

El momento más destacado: Perfectamente estructurada, los primeros episodios introducen algunos ejemplos del experimento que está realizando Nathan Fielder, pero a mitad de temporada se plantea la que se revela como trama principal, cuando a una cristiana ortodoxa que quiere tener hijos se le ofrece la oportunidad de "ensayar" una vida familiar con hijos ficticios en un hogar ideal construido para ella. Pero es cuando Nathan Fielder decide introducirse él mismo en el experimento cuando la serie adquiere un tono diferente y sorprendente, reflejando aspectos insólitos sobre la paternidad, como cuando en el episodio Apocalypto (T1E5) él decide adoctrinar en secreto a su hijo en la fe judía a espaldas de la ortodoxia cristiana de la "madre". 

The Kingdom: Exodus

Temporada 3 Final | Filmin

Creada por Lars von Trier, Nils Vørsel | Dirigida por Lars von Trier


Una de las series más esperadas de este año ha sido el regreso de Lars von Trier (1956, Dinamarca) al Rigshospitalet en el que se desarrollaron las dos temporadas de El reino (DR, 1994-1997), una de las propuestas más rompedoras de los años noventa que se ha calificado como una especie de Twin Peaks (ABC, 1990-1991) escandinavo. Sea o no acertada esta comparación, lo cierto es que ambas tienen en común una capacidad para romper los esquemas de la televisión tradicional, e incluso en la actualidad The Kingdom. Exodus (Filmin, 2022) es también un producto irreverente, lo que se refleja en ese comienzo de formato estandarizado a lo Netflix que sin embargo se transforma en el formato 4:3 de colores ocres que caracterizaba a la serie original. Un guiño malévolo del siempre iconoclasta Lars von Trier que, a pesar de la enfermedad que padece, se ha encargado de la dirección de una historia que funciona menos como continuidad y más como reinterpretación de la historia principal. 

El momento más destacado: Una de las mejores virtudes de este regreso autoconclusivo son las referencias a las dos temporadas anteriores, jugando con el metalenguaje en el que el propio hospital se convierte en espacio turístico después de haber sido el escenario de la serie. Aunque no están dos de los intérpretes principales porque fallecieron poco tiempo después del final de la segunda temporada, el director coloca a algunos de los mejores actores suecos y daneses para desarrollar personajes igualmente desquiciados. Y destaca la sustitución de la presencia de Stellan Skarsgård como abogado sueco en la segunda temporada, por la de su hijo en la vida real Alexander Skarsgård en el episodio Las danzas del Congreso (T3E2) interpretando un papel parecido. Una muestra de humor negro que destila Lars von Trier en uno de sus mejores trabajos recientes. 

Ollie está perdido

Temporada 1 | Netflix

Creada por Shannon Tindle | Dirigida por Peter Ramsey


La mejor propuesta de animación de este año, junto al cortometraje español Jíbaro (Alberto Mielgo, 2022) de la serie Love, death + robots (Netflix, 2019-), pero también una de las que ha pasado más desapercibida. Esta miniserie de solo cuatro episodios, apenas promocionada por Netflix, es una obra sobresaliente no solo en sus aspectos técnicos sino también en los narrativos, que quizás no ha encontrado su público porque tiene un tono demasiado oscuro. La historia sobre el conejo de trapo perdido Ollie (Jonathan Groff) que comienza una aventura para encontrar a su amigo Billy (Kesler Talbot) recuerda a Toy story (John Lasseter, 1985), pero explora la niñez enfrentada a una grave enfermedad, el difícil proceso de madurez y el poder de la amistad con un guión sólido y entretenido, adaptado por Shannon Tindle, quien ha trabajado en algunas de las mejores películas de animación de los últimos años, y con la participación de Joanna Calo, guionista de The bear (Disney+, 2022-). En Ollie está perdido (Netflix, 2022) hay una perfecta integración de la animación CGI con las imágenes reales, apoyada en marionetas creadas por la factoría de Jim Henson, lo que consigue el mejor resultado de efectos visuales que hemos visto este año. 

El momento más destacado: La construcción de personajes es una de las grandes virtudes de esta serie, no solo en el caso del conejo Ollie sino especialmente en el de sus dos acompañantes: el payaso Zozo (Tim Blake Nelson) y la osa de peluche Rosy (Mary J. Blige), que tienen su propia agenda oculta. Pero adquieren mayor profundidad en el espléndido episodio Bali Hai (T1E3), escrito por Marc Haimes, guionista de Kubo y las dos cuerdas mágicas (Travis Knight, 2016), que en la primera mitad nos traslada a 1965 para contarnos la transformación del propio Zozo ante la frustración por no encontrar a su amada bailarina Nina, una narración en parte sin diálogos que es uno de los momentos más emocionantes de la serie.  

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Otras series que recomendamos:

La edad de la ira (ATRESplayer)
Esto te va a doler (Movistar+)
Slow horses (Aple tv+)
In my skin (Filmin)
Hacks (HBO Max)
Oussekine (Disney+)
Trom (AMC+)
Irma Vep (HBO Max)
Bluey (Disney+)
Primal (HBO Max)
La lección (Filmin)
Reservation dogs (Disney+)
Industry (HBO Max)
Belascoarán (Netflix)
Autodefensa (Filmin)
Andor (Disney+)
The English (HBO Max)
Smiley (Netflix)
La ruta (ATRESplayer)


20 diciembre, 2022

IDFA 2022 - Parte 5: Memoria

A través de la memoria nos introducimos en la última crónica dedicada al Festival Internacional de Cine Documental de Ámsterdam. IDFA 2022, comentando algunas de las producciones más interesantes que han formado parte de su programación. La memoria es uno de los temas recurrentes en el género documental, y en esta recopilación de historias que se proyectaron en el festival sirve para establecer conexiones entre padres e hijas y madres e hijos, como un punto de partida para hablar de temas actuales como la crisis de los refugiados o para construir un diálogo con imágenes de archivo que se convierten en objetos personales de los documentalistas. Pero también hay películas que muestran la fragilidad de la memoria, a través de exploraciones sobre la forma en que se puede transformar una noticia o directamente de representaciones del trauma y la ansiedad que conducen a los recuerdos de la infancia. Seis documentales que conforman una reconstrucción del pasado para entender el presente. 

Mi país perdido

Ishtar Yasin Gutiérrez, 2022 | Envision Competition - Mejor Contribución Artística | ★★★

En su última película, la directora Ishtar Yasin Gutiérrez (1968, Moscú) reflexiona sobre la conexión con sus raíces iraquíes a través de un poema audiovisual, un collage de referencias y recuerdos que tiene como principal receptor a su padre, el reconocido director teatral iraquí Mohsen Sadoon Yasin (1932, Baghdad-2014, Londres). En su vivienda de Londres, donde residió los últimos años de su vida, las paredes están llenas de fotografías que son pinceladas de su vida. Y en cierta manera Mi país perdido (My lost country) (Ishtar Yasin Gutiérrez, 2022) se construye también a partir de fragmentos que se revelan para componer una biografía del exilio que es, en el caso de la directora, una autobiografía de la miscelánea cultural. Ella misma nació en Moscú cuando las becas para estudiar en las escuelas de cine y teatro llevaron a miles de estudiantes latinoamericanos y árabes a la antigua Unión Soviética. Su padre se formó en el Instituto Ruso de Arte Teatral (GITIS) y su madre, la bailarina y coreógrafa chileno-costarricense Elena Gutiérrez estudió en el Ballet Bolshoi. Pero el mismo año que nació, en 1968, sus padres decidieron trasladarse a Chile, desde donde tuvieron que marcharse debido a las amenazas de círculos cercanos a la dictadura militar. Desde Costa Rica, donde pasó su infancia y adolescencia y sufrió brotes de acoso escolar, donde por su aspecto "algunos niños la llamaban bruja", Ishtar regresó a Moscú en 1986 para estudiar en el entonces llamado Instituto Pansoviético de Cinematografía (VGIK), de donde extrae unas imágenes de archivo en las que, a los dieciocho años habla sobre sus orígenes. El relato familiar, en el que la madre permanece ausente, está construido alrededor de la figura del padre, como primera parte de una trilogía que, nos confiesa la propia directora Ishtar Yasin Gutiérrez, "es como un rizoma, una parte de una trilogía que quiero realizar. La segunda película está dedicada a mi madre. La tercera se desarrolla cuando estudiaba en Moscú durante la Perestroika". 

La directora de películas como El camino (2008) y Dos Fridas (2018), en la que ella misma daba el contrapunto a Maria de Medeiros, ha conseguido el Premio a la Mejor Contribución Artística en la sección Envision del IDFA 2022. Recogiendo el estilo visual de El espejo (Andrei Tarkovsky, 1975), especialmente a partir de su narrativa poética, Ishtar Yasin Gutiérrez se desplaza entre fechas significativas para componer una textura de la memoria que reconstruye la realidad desde la emoción y la reflexión, más que desde la cronología. A partir de la resonancia de los orígenes de Mohsen Sadoon Yasin, hay una exploración de la cultura mesopotámica, desde las referencias históricas sobre el Imperio Otomano hasta las poéticas, como el poema dedicado a la princesa y sacerdotisa Inanna de Enheduanna, hija de Sargón el Grande y considerada como la primera persona en la historia en crear una obra literaria propia. Este reencuentro con los orígenes se representa a través de una visita de la directora y su padre al Museo Británico, donde existe una sala dedicada a Mesopotamia. El disco de alabastro con el nombre de Enheduanna fue descubierto precisamente por el arqueólogo británico Sir Leonard Wooley en 1927. Pero cuando Ishtar pregunta a su padre si volvería a Irak, él afirma que no: "Yo creo que mi país está perdido". Entre fragmentos de grabaciones en Chile en 2008, Londres en 2014 y en un reencuentro familiar en Dinamarca en 1991, fragmentos de cartas que se enviaron padre e hija, poemas y referencias literarias, Mi país perdido absorbe la multiculturalidad para acabar mirando hacia las raíces. 

La directora pasea entre las ruinas de edificios heridos por las guerras que ha sufrido Irak portando una máscara basada en esculturas sumerias creada por la artista mexicana Alicia Martínez Álvarez, fundadora del Laboratorio de la Máscara. Este paseo entre las ruinas parece un regreso de incógnito a las raíces, pero también un reflejo de la influencia cultural de uno de los primeros grandes imperios del mundo. "En el idioma árabe hay más de 100 palabras para decir amor", una frase que resuena como contrapunto a la imagen distorsionada de la cultura árabe que se ha ido construyendo en Occidente. "¿Dónde está mi país perdido?", se pregunta Ishtar Yasin Gutiérrez. Creando una estructura poética que nos atrapa y nos conmueve, aunque no captemos todas las referencias culturales y sociales que representan las imágenes, y gravitando alrededor de la figura del padre ausente pero muy presente, Mi país perdido habla de la memoria, de las raíces culturales y también de un cierto desarraigo que marca la trayectoria de una familia que ha absorbido influencias dispares entre Latinoamérica, Europa y el Oriente Próximo. Es una película sobre la pérdida pero también sobre una forma de reencuentro. 

Mamá

Xun Sero, 2022 | Luminous | ★★★

Si Mi país perdido habla de la relación entre la directora y su padre, en Mamá (Xun Sero, 2022), el joven realizador chiapaneco dibuja un retrato de su madre y de alguna manera utiliza la película como una confesión íntima para decir cosas que, según afirma, nunca ha podido decir a su madre de frente. Sobre todo el desprecio que durante su infancia sintió por Hilda, quien educó a sus dos hijos sin el padre, dentro de una pequeña comunidad tzotzil en Mitontic (México). Al recibir constantes burlas por el hecho de no tener padre, Xun y su hermano crecieron culpando a su madre de ser la responsable de su propio abandono, pero a lo largo del documental en el que se establece un diálogo que recupera la memoria de las mujeres y el maltrato que sufren en sus comunidades, descubrimos aspectos dramáticos de su vida. La cámara del director, que comenzó a rodar la película hace seis años sin tener ningún conocimiento cinematográfico, solo a través de diversos talleres, se acerca muchas veces al rostro de su madre, como un reconocimiento tardío de la resiliencia femenina en un entorno hostil. Confiesa el director que al principio se resistió a mostrar a su madre en la cocina, porque quería evitar la típica imagen de la mujer en ese espacio concreto, pero que poco a poco se dio cuenta de que la cocina no solo era un lugar en el que ella sentía seguridad, sino que también era una conexión con el pasado, con la tradición de las recetas familiares y la convivencia con su abuela. 

Y es en estas reuniones en las que Hilda prepara tortillas junto a un grupo de familiares cuando surgen las confesiones más escondidas, a veces contadas con cierto desenfado, a pesar de su dramatismo. En uno de estos encuentros ella comenta que fue víctima del robo de mujeres, una tradición practicada por los hombres en determinadas comunidades que ha sido reflejada en documentales recientes como Children of the mist (Ha Le Diem, 2021). "Mi papá estaba casado y tenía tres hijas, pero buscaba tener varones. Mi padre simplemente abusó de mi mamá hasta concebir a su primer hijo varón. Es doloroso saber que él tomó a mi madre a la fuerza y así nací yo", decía Xun Sero en una entrevista para Los Angeles Times (22/11/2022). La película se propone así como un efecto de sanación que construye un camino de reencuentro entre el hijo y su madre, en el que la mirada ya es totalmente diferente a la que tenía en su infancia, mucho más admirativa, que se refleja simbólicamente a través de las escenas en las que se muestra algo tan cotidiano como Hilda conduciendo su coche, pero que resulta tan significativo en una sociedad en la que no es habitual que las mujeres conduzcan y al mismo tiempo tan simbólico respecto a una mujer que ha podido ser dueña de su propia vida. A pesar de los escasos medios con los que se rodó la película hasta que se incorporó la productora Terra Nostra, de la mexicana Daniela Contreras y el francés Nicolas Défossé, Mamá consigue algunos efectos sobresalientes, como la utilización de los sonidos naturales como una especie de banda sonora constante que sustituye a la ausencia de música. Desde su participación en Hot Docs, la película se ha visto en festivales como Guadalajara y ha competido en IDFA para el premio a Mejor Ópera Prima. 

Se nota que Xun Sero (1988, México) ha querido ofrecer una mirada estrictamente femenina, en la que las figuras masculinas están ausentes o mostradas fuera de cámara para reivindicar a la mujer como el centro de la película. Aunque ellos, y especialmente sus borracheras, sus maltratos y sus abusos, están marcados a fuego en la memoria. Incluso la propia imagen que el director tiene de sí mismo respecto a su madre es de violencia: "Recuerdo la imagen de un niño lanzando un chayote a la cara de su madre", dice en una de sus reflexiones como narrador. También está la memoria de la ausencia, que en la infancia fue interpretada como abandono, pero que con el paso del tiempo se entiende como necesaria. "De niños mi hermano y yo estábamos siempre solos. ¿Adónde irías, mamá?", una pregunta que se responde también en la propia esencia del documental, que no quiere caer en el estereotipo del sufrimiento y del victimismo, sino celebrar a Hilda como representante de las mujeres que, a pesar de todo y de todos, han conseguido construir su propia vida. Después de trabajar como asistenta para una familia en San Cristóbal, acabó trabajando para una ONG como  representante para diversas localidades de la zona de Chiapas visitando a las mujeres y realizando consultas médicas donde las necesitan. Mamá es una confesión que se convierte en un reconocimiento, que habla del abuso hacia las mujeres pero también de la posibilidad de forjarse su propio destino. 

Notes on displacement

Khaled Jarrar, 2022 | Envision Competition | ★★★

La trayectoria del director Khaled Jarrar (1976, Palestina) es singular. Tras completar sus estudios como diseñador de interiores, pasó a trabajar de forma ilegal en Nazaret, viviendo como trabajador clandestino hasta que en 1998 se alistó en un entrenamiento militar intensivo que le llevó a trabajar como guardaespaldas personal del líder palestino Yasir Arafat hasta su muerte en 2004. Tratando de labrarse una trayectoria al margen del ejército, Khaled Jarrar se graduó en Fotografía en la Academia  Internacional de las Artes de Palestina en 2011, que completó con un Master de Bellas Artes en la Universidad de Arizona en 2019. Al mismo tiempo, ha desarrollado una exitosa carrera como artista multidisciplinario, en la que mezcla la expresión artística con la política. Su proyecto State of Palestine (2012) consistió en crear un sello de pasaporte del inexistente Estado de Palestina, realizando una campaña de estampación en la Estación Central de Ramallah, y fue seleccionado para la 7a Berlin Biennale. Por su parte, When we lost our shadows (2019), es una colaboración con la compositora ganadora del Premio Pulitzer Dun Yi que consiste en una pieza para orquesta, video y solista que se estrenó en The Kennedy Center de Chicago. 

Notes on displacement (Khaled Jarrar, 2022), que tuvo su estreno mundial en IDFA, tiene algunas similitudes con su primer largometraje, Infiltrators (Khaled Jarrar, 2012), una road movie documental en la que mostraba las rutas de desplazamiento de los palestinos para realizar trabajos ilegales, que él mismo experimentó como trabajador clandestino. En este caso, de nuevo construye una especie de road movie en la que acompaña a una familia de refugiados sirios en su desplazamiento desde la isla griega de Lesbos hasta su destino en Alemania, atravesando Europa Central, un recorrido que se representa en los últimos minutos del documental a través del dibujo de una niña, que muestra los lugares por los que han pasado. El origen en Latakia, una ciudad costera de Siria, y su recorrido por Líbano, Turquía, Grecia, Macedonia, Serbia, Hungría, Austria y Alemania. El origen del documental surge también de la memoria personal del director: "Mi abuela Shafiqa fue obligada a abandonar su hogar en Haifa, su árbol de jazmines, su taza de té en el balcón y su vista del mar. Heredé esta huella de dolor a través de recuerdos embrujados, al mismo tiempo dolorosos y hermosos", comenta Khaled Jarrar en las notas del director. Parece especialmente necesaria esta reivindicación de la emigración como el abandono de una vida que pudiera ser feliz pero que es invadida por guerras y persecuciones, para dejar claro que abandonar el hogar no es un capricho ni una aventura, sino una necesidad y una obligación. 

La mejor representación de una vida continuamente violentada es la de la anciana Nadira, una de las protagonistas de este viaje. Nacida en Nazaret en 1936, fue obligada a abandonar Palestina en 1948 y posteriormente fue forzada a abandonar Siria en 2014. Su hija Mona nació en el campo de refugiados de Yarmuk, que llegó a acoger a 160.000 refugiados palestinos al Sur de Damasco y trabajó durante 18 años como profesora en la capital siria. Junto a ellas, obligadas a abandonar el país debido a la guerra en 2014, el director grabó su recorrido durante la llamada "crisis de los refugiados" de 2015, convirtiéndose él mismo en protagonista de las vicisitudes que deben sufrir a lo largo del mismo. El viaje del director comienza en la isla griega de Lesbos, en un puerto en el que se acumulan cientos de personas que recuerda a las películas apocalípticas que muestran las tensiones entre personas que quieren abandonar un lugar amenazado. Khaled Jarrar utiliza su cámara como salvoconducto pero, a pesar de que insiste en tener todos los papeles en regla, a veces es despreciado por los responsables de seguridad que manejan a los seres humanos como rebaños. Notes on displacement refleja con contundencia el horror de este tipo de desplazamientos, el hacinamiento, la falta de solidaridad en países como Serbia y Hungría, la arrogancia de las autoridades y las malas condiciones de vida en los centros de refugiados. Pero también una cierta sumisión por parte de los desplazados, cuyo objetivo de alcanzar una Alemania o una Suecia idílicas para ellos, les permite soportar todo tipo de humillaciones. Khaled Jarrar, quizás desde una posición más privilegiada, llega a iniciar una protesta en un campo de refugiados cuando descubre hay gusanos que en las latas de comida que se reparten. 

Cerca del cine de guerrillas, Notes on displacement es una película visceral que quiere denunciar desde la experiencia propia, más allá de las informaciones que aparecen en los informativos a través de periodistas cuyas credenciales solo les permiten transmitir una realidad tergiversada, maquillada por las autoridades cuando la cámara se enciende. Frente a esta imagen distorsionada con la que los medios de comunicación se conforman sin profundizar, este documental nos introduce en otro tipo de mirada mucho más dura y compleja. Después de casi toda su vida sufriendo desplazamientos forzosos, Nadira solo pudo disfrutar de dos años de cierta tranquilidad en Warstein (Alemania), donde fue enterrada como refugiada el 1 de febrero de 2017.

Journal d'Amérique

Arnaud des Pallières, 2022 | Masters | ★★★☆☆

En su último diálogo con las imágenes de archivo que el director Arnaud des Pallières (1961, Francia) ha ido recopilando del Archivo Prelinger, una filmoteca online especializada en grabaciones caseras libres de derechos de autor, las imágenes se revelan entre intertextos que cuentan una historia, según el realizador, improvisadas pero contadas en un formato cronológico, como si se tratara de un diario personal. La memoria forma parte del planteamiento cinematográfico de Arnaud des Pallières, tanto en películas de ficción como Michael Kohlhaas (2013) o Huérfana (2016) como en sus incursiones en el cine-ensayo. Journal d'Amérique (2022), seleccionada para el Festival de Berlín, conecta con otras dos películas que también utilizaban el archivo cinematográfico para establecer un diálogo con la memoria: el cortometraje Diane Wellington (2010) y el largometraje Poussières d'Amérique (2011). El primero reconstruye la historia de una joven adolescente desaparecida en Dakota del Sur en 1938, mientras que el segundo ofrece una narración en off que reflexiona sobre la infancia y las imágenes cinematográficas. Pero en este caso se propone una especie de regreso al cine mudo, descartando la narración para introducir intertítulos que invitan a un viaje por los recuerdos del supuesto autor del diario, mayormente inspirados en textos e historias de autores norteamericanos como Mark Twain o Stephen Crane y de otros países como Arthur Schopenhauer o Jorge Luis Borges. 

No hay una definición clara de quién es el narrador de estos fragmentos de la infancia que hacen referencia al sueño de una jornada de pesca entre un padre y un hijo, un viaje en tren o una fábula sobre los peces pequeños y los tiburones. No se define si es un texto personal o encontrado, como han sido encontradas las imágenes que componen, primero de una forma menos conectada y después con una mayor coherencia narrativa, la estructura visual de una película que casi alcanza las dos horas. Pero sí hay dos partes diferenciadas: una primera más cercana al ensayo, a la reflexión sobre el posible diálogo entre lo que se cuenta y lo que se muestra, pero sin yuxtaponerse sino manteniéndose en un plano paralelo, y una segunda en la que parece haber una simbiosis más cercana entre ambos. Todas ellas reflejan una cierta idea de la sociedad norteamericana, de sus edificios y sus ciudades, a través de las grabaciones caseros que se podrían circunscribir desde los años 30 hasta los años 60. Hay un momento en el que se plantea la propia creación ficticia de los textos frente a las imágenes, cuando se hace referencia al propio carácter de reinterpretación: "Es mi infancia pero no es mi infancia, igual que esta película es mía pero no es mía". Lo que también desarrolla una propia idea sobre la memoria: "Un recuerdo no es la imagen original sino la imagen de mi recuerdo", siguiendo la teoría de que solo recordamos nuestros propios recuerdos, de forma que la realidad se desvanece con cada evocación. 

Los archivos que muestran a los niños en los años 30 conducen de forma lógica hacia la guerra, especialmente la 2ª Guerra Mundial, que se hace presente a través de una carta que escribe una madre a su hijo, y del relato del alistamiento en el ejército. La sociedad idealizada de personas y espacios en desarrollo se convierte en una representación de soldados, bombas nucleares y barcos de guerra. Las armas hacen su aparición a través de un grupo de hombres que se reúnen para cazar faisanes, lo que revela la mirada estrictamente masculina que tienen estos archivos. Es el hombre el que habitualmente sostiene la cámara, el que graba a sus hijos o a sus esposas, casi siempre realizando labores del hogar. Es el que también muestra la guerra desde el interior, el que habla de la muerte en primera persona: "Cuando un hombre muere no piensa que está muerto porque todo a su alrededor permanece igual". Hay una referencia directa a Poussières d'Amérique (2011) cuando en la última parte de la película se incluye el montaje de una historia que habla de una conversación entre padre e hijo al final del día. Sobre imágenes de paisajes montañosos cubiertos de nubes, suena el Andante del Concierto para piano nº 2 (1957) de Dmitri Shostakovich, una obra-diálogo intergeneracional compuesta para el 19 cumpleaños de su hijo Maxim, un habilidoso pianista que estrenó la pieza junto a su padre. "Mi vida se desvanece como la vida de un personaje cuya historia podría haber visto de niño en una vieja película del siglo XX".

Passe-parole

Manuel Valero, 2022 | Envision Competition | ★★★☆☆

El director español Mario Valero debuta en el largometraje con una película libre que se encuentra cómoda entre la ficción y el documental, una historia rodada entre 2019 y 2021 junto a un grupo de amigos que interpretan a personajes de ficción pero que tienen muchos elementos en común con ellos mismos. En Passe-parole (Crucigramas) (Mario Valero, 2022), que fue seleccionado en el Festival de Marsella, se desarrolla una historia basada en el juego del teléfono árabe, en el que un jugador susurra un mensaje a otro jugador, éste a otro y así sucesivamente hasta que el último debe decir en voz alta el mensaje que ha escuchado, que en muchas ocasiones difiere del original. Esta idea del cambio a través de la interpretación de unos hechos, es también el reflejo de una transformación que no solo afecta a las personas sino también a su entorno a lo largo de dos años en los que diversos acontecimientos colisionan con la vida de un grupo de jóvenes treintañeros que comparten vida en Marsella. La noticia que sirve de trasfondo es la del descubrimiento de dos cuerpos en el estanque de un parque, cuya aparición en el periódico se convierte en rumorología entre estos amigos, asiduos a visitar la zona del pequeño lago.

La noticia se va transformando a lo largo de la película conforme adquiere distintas versiones, entre ellas la de Boris (Marius Loris), que afirma haber estado en el parque cuando se descubrieron los cadáveres. Pero esta afirmación no es tomada demasiado en serio por sus amigos, para los que él es un fantasioso que a veces inventa historias. Pierre (Hugues Perrot) y Mila (Elise Vilain-Gosselin) por su parte se enfrentan a una separación a pesar de tener teóricamente una relación estable, pero es él quien peor asume la imposibilidad del regreso, mientras tiene algunas sospechas: "Creo que Boris se inventó esa historia para contarme algo con rodeos". La anécdota que sobrevuela la película sirve para reflejar también los cambios en las relaciones de un grupo de amigos que mantiene una cohesión en Marsella pero que conforme inician sus propios caminos de madurez también se van dispersando, unos de regreso a España, otros asentándose en Bruselas. Con una clara vocación narrativa y formal que evoca a la Nouvelle Vague, Passe-parole propone un relato fragmentado en el que también el uso de la cámara y el montaje ofrecen una visión recortada de los rostros o las figuras, en planos cortos que se detienen sin embargo en las calles de Marsella como transmisoras de mensajes revolucionarios en forma de pintadas en las paredes: "La República está muerta" o "Vivir sin poemas". En uno de los textos que Pierre ensaya más tarde se afirma que "Una ciudad su revolucionarios es una ciudad muerta".  

Rodada con cámaras miniDV, mezclando aportaciones de los propios miembros del reparto como una especie de propuesta colectiva, la película construye una ficción con una mirada documental, y al mismo tiempo convierte el documental en una ficción, introduciendo grabaciones realizadas entre 2019 y 2020 durante la pandemia, tomadas desde un balcón que contempla una ciudad semivacía en la que la policía pide la identificación a los pocos transeúntes. En su representación de la transformación inevitable que a su vez cambia a los personajes al mismo tiempo que su propio entorno, Passe-parole también es una película que se transforma, lo que tiene su reflejo en el uso del lenguaje: el francés da paso a una mezcla heterogénea de español, catalán y francés. Y en la utilización de un tema recurrente del grupo Cocanha, una formación polifónica que lidera un movimiento de recuperación de la cultura occitana, la lengua romance del Sur de Francia. 

The spiral

María Silvia esteve, 2022 | Best of Fests | ★★★★☆

La propuesta del cortometraje The Spiral (María Silvia Esteve, 2022) comienza como una bienvenida a un viaje que, más que hacia el exterior, se bifurca hacia el interior, cuestionando la representación de las imágenes tal como son percibidas de la misma forma que se cuestiona la percepción del propio cuerpo. A partir de una conversación de WhatsApp que surge de una discusión en la vida real entre la directora y una amiga, se construye un proceso de involución emocional que trata de captar las inquietudes y la indefensión de un estado de ansiedad que se convierte en una espiral constante que comienza con la idea de hipocondría, una especie de sensación de ser continuamente traicionado por el propio cuerpo, el interior e invisible. El cortometraje de la directora argentina María Silvia Esteve (1987, Guatemala) fue seleccionado para la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes después de una trayectoria que la ha llevado a conseguir el Pardino d'Oro en Locarno por Criatura (2021) o ser seleccionada en la SEMINCI por su largometraje documental Silvia (2018). Hay una mirada abierta a la representación del trauma y de la percepción de la memoria que está presente en esos dos trabajos anteriores y que también se visualizan en The Spiral.  

Este viaje psicodélico a través de la ansiedad ofrece al comienzo un cuestionamiento sobre la propia imagen, cuando vemos fragmentos de archivo de una niña que se mira a un espejo en el que su reflejo se niega a seguir sus movimientos. Se discute así la credibilidad de las imágenes cuando se produce una disociación de lo que uno ve y lo que sucede a su alrededor, hay una separación provocada en el interior que al mismo tiempo separa del exterior. Con un proceso de producción principalmente artesanal, en el que la directora modificó las secuencias frame a frame editando en su propio ordenador, sorprende la yuxtaposición de imágenes y el tratamiento del color en esta visualización en forma poliédrica de los estados de ansiedad e hipocondría, que se manifiestan a través de una voz en off que transmite de forma personal estas inquietudes. Pero esa espiral en la que inevitablemente parece envolverse acaba siendo una inmersión en el corazón de la memoria que conecta con la propia infancia, el dolor y la huida del hogar. No solo la voz en off funciona como un elemento de enlace sino también el uso repetitivo de motivos como los ojos, un poco a la manera de Salvador Dalí, de ciervos que huyen infinitamente, y asimismo de la aportación musical de temas como "Legend of the snake" que The Bollock Brothers incluyó en su álbum de significativo título The 4 horsemen of the Apocalypse (1985, Charly Records) o del famoso vals escrito por Aram Khachaturian para la obra "Masquerade", estrenada en Moscú en 1941. Una obra cuya intrahistoria está envuelta en la tragedia, ya que sus representaciones fueron interrumpidas cuando Alemania invadió la URSS y el Teatro Vakhtangov donde se representaba fue destruido en un bombardeo que provocó la muerte de numerosos actores y técnicos, un mes después del estreno de la obra. La sinuosidad del vals que parece recrear en sí misma una espiral apoyan la construcción de elementos simbólicos y una estética visual que ahondan en la introspección que se manifiesta a través de la memoria en un cortometraje que demuestra la madurez estilística de su directora. 

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Películas mencionadas: 

El espejo se puede ver en Filmin y Filmbox+.