07 noviembre, 2022

Las series más destacadas de 2022: Septiembre-Octubre

Los resultados del tercer trimestre de 2022 han sido tan desastrosos para los servicios de streaming que han terminado de confirmar lo que ya se intuía: el grado de improvisación que los gestores están ejecutando en un mercado que evidentemente resulta muy desconocido como para hacer planes a largo plazo. Pero de alguna forma estas pérdidas se asumen como un peaje necesario en un medio audiovisual que se está transformando radicalmente, lo cual no significa que no tenga consecuencias. El caso más significativo es el de Lionsgate+ que a mediados de octubre mostraba su intención de expandirse de forma directa, con una inversión importante en un cambio de imagen y de nombre, pero cuyas pérdidas de 1.750 millones de dólares en el tercer trimestre han provocado un cambio radical de estrategia, reduciendo los mercados en los que opera directamente, lo que afecta a siete zonas principales, entre ellas España, e incluso barajando la posibilidad de vender Starz, que Lionsgate compró hace unos años. El resumen podría ser que Lionsgate sigue reportando beneficios como productora, pero que su aventura de streaming, con 37,8 millones de usuarios directos entre Lionsgate+, Starz y Starzplay Arabia, ha sido poco rentable. La solución es limitarse a tres mercados internacionales como Gran Bretaña, Canadá y América Latina, que son los que les están reportando beneficios. La salida de España se producirá antes de abril de 2023, manteniendo sus estrenos previstos excepto las dos series españolas que estaban pendientes de estreno: Nacho (Lionsgate+, 2022), que ya tenía fecha asignada para el 11 de diciembre, y la segunda temporada de Express (Lionsgate+, 2021-). Ambas se estrenarán tal como estaba previsto en Latinoamérica, pero no llegarán a España hasta más adelante, una vez que se encuentre una plataforma a través de la cual Lionsgate ofrezca sus contenidos, tanto los propios com los de terceros, entre los que se encuentran la reciente adaptación de Las amistades peligrosas (Lionsgate+, 2022), y la esperada segunda temporada de Gangs of London (Lionsgate+, 2020-). 

Los resultados de Warner Bros. Discovery en el tercer trimestre han sido peores, con una pérdida neta de 2.300 millones, pero se trata de una compañía más robusta en pleno período de reajuste hacia la nueva plataforma HBO Discovery, aunque quizás una de sus primeras consecuencias haya sido la cancelación de la serie Westworld (HBO, 2016-2022), que estaba planeada para seis temporadas y se ha quedado en cuatro, pero cuyo coste de producción frente a su rendimiento no parece encajar con el momento actual. El hecho de que sus creadores, el matrimonio formado por Lisa Joy y Jonathan Nolan, hubieran firmado un acuerdo de exclusividad con Prime Video cuyos primeros resultados es su trabajo como productores de la serie Peripheral (Prime Video, 2022-), tampoco debe haber ayudado demasiado. Paramount+ también registró pérdidas en el tercer trimestre que provocaron una caída del 10% en Bolsa, pero ha aumentado en 4.6 millones su número de suscriptores, alcanzando los 46 millones. Hay que tener en cuenta que ya perdió 1.9 millones de usuarios que se cuentan ahora como suscriptores de SkyShowtime, ya que ésta sustituyó a Paramount+ en algunos mercados como los países escandinavos. La plataforma que se está lanzando en 22 mercados europeos, ya tiene asegurados los permisos para casi todos los países, aunque a España no llegará finalmente hasta marzo de 2023. En la parte aparentemente positiva, Netflix aumentó sus suscriptores por primera vez este año durante el tercer trimestre, pero conseguir 200.000 nuevos usuarios después de haber perdido casi un millón en el segundo trimestre no es precisamente una buena noticia. Todo ello a las puertas de la introducción del llamado "Basic Plan with ads", el plan que incluye anuncios, aquello que la plataforma de Ted Sarandos dijo que nunca haría, porque ellos ofrecían un espacio "para relajarse sin ser explotado". Bueno, pues ahora los usuarios de Netflix también pueden ser explotados. Estos últimos días ha sido inteligente la reciente campaña de Atresmedia en la que de forma irónica se refiere a las plataformas Netflix, Prime Video, HBO Max y Disney+ dándoles la bienvenida a las emisiones con publicidad con el lema "a todos los que aseguraban que no emitirían nunca publicidad", y tiene su punto de mala idea saludable, mientras Jaume Ripoll, responsable de los contenidos de Filmin, se alegraba en las redes sociales de que su plataforma no estuviera en esa lista de streaming con anuncios. Aunque nunca se puede decir "de este agua no beberé". 

A continuación repasamos algunas de las series más destacadas de las que hemos podido ver entre los meses de septiembre y octubre, algunas de ellas todavía inéditas en España. También incluimos dos series de reciente estreno esta misma semana de noviembre que nos parecen especialmente relevantes como para hacer referencia a ellas en esta crónica.

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series mencionadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.   

Reservation dogs - Temp. 2
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FX, 5 de agosto-28 de septiembre
Creada por Sterlin Harjo, Taika Waititi
Dirigida por Sterlin Harjo, Erica Tremblay, Danis Goulet, Tazbah Chávez, Blackhorse Lowe

Hay algunos apuntes en el final de su segunda temporada que indican de qué manera una serie como Reservation dogs (Disney+, 2021-) puede encontrar el camino adecuado para seguir retando al espectador con ideas creativas. El Mapa Indígena de América con el que se cierra el último episodio representa los lugares a los que han sido relegadas las poblaciones indias, y es al mismo tiempo un reflejo del orgullo de un pueblo diverso pero también la constatación de una comunidad desplazada a espacios cerrados donde pueden convivir entre ellos, pero sin formar una parte activa de la sociedad que les rodea. De alguna forma, la serie que crearon Sterlin Harjo, que había dirigido anteriormente algunas películas con mejores intenciones que resultados como Barking water (2009) y Taika Waititi, aunque su participación es más como mentor que de implicación en el proyecto, se ha convertido en la representante de un resurgir de la relevancia de la comunidad nativa americana que han tenido que protagonizar ellos mismos porque, al contrario que con las comunidades negras o asiáticas, nadie se ha preocupado en saber por qué los nativos no estaban adecuadamente representados en la cultura audiovisual norteamericana, cuando son realmente los habitantes autóctonos del país. Series como Rutherford Halls (Peacock, 2021-2022), que ha sido cancelada tras dos temporadas, o Dark winds (AMC+ 2022-) han seguido un camino que es importante, no solo porque se enfocan en las problemáticas de la comunidad indígena sino porque están escritas, dirigidas y protagonizadas por representantes de esa comunidad.

Otra de las señales que indican que Reservation dogs está construida con inteligencia es que se permite el lujo de dar una conclusión más o menos cerrada a la trama horizontal que ha acompañado a la serie durante las dos temporadas. De forma que el episodio I still believe (T1E10) escrito por Tommy Pico y dirigido por Sterlin Harjo, se siente como un perfecto desenlace de la serie que sin embargo se coloca en el final de esta temporada, aunque antes de su conclusión se anunció que FX había encargado una tercera que se estrenará el próximo año. Pero cuando un programa se siente lo suficientemente confiado en que tiene material para seguir construyendo a sus personajes, se puede permitir el lujo de ir cerrando arcos narrativos que en otros casos se podrían estirar varias temporadas. La habilidad de la sala de guionistas de Reservation dogs es la de encontrar el equilibrio adecuado entre una comedia con algunos tintes de realismo mágico que de alguna forma representan a un pueblo que se sostiene en la presencia de los ausentes, y una cierta mirada desoladora hacia una generación de jóvenes que cada vez se sienten más desarraigados de su propia comunidad. Pero también es una serie sobre la pérdida, que se materializa a través de episodios muy emocionantes como Mabel (T2E4), escrito por Sterlin Harjo y Devery Jacobs, la actriz que interpreta al personaje de Elora, que esta temporada se ha incorporado como guionista. El episodio se adentra en la ceremonia de la muerte para la comunidad indígena, pero no como un final, sino como el traspaso de la sabiduría de los mayores a las generaciones jóvenes. 

Cuando comienza esta nueva aventura, el grupo de amigos que forman los protagonistas de alguna manera se encuentran cada vez más alejados, pero aunque se pierde el sentido de camaradería esta situación permite a los creadores desarrollar varios episodios centrados en cada uno de los personajes, y se convierten en grandes propuestas narrativas que funcionan por sí mismas pero al mismo tiempo alimentan su propio desarrollo. Uno de los más brillantes es Roofing (T2E3), escrito por Sterlin Harjo y Chad Charlie, que se centra en el primer día de trabajo de Bear (D'Pharaoh Woon-A-Tai) reparando tejados. Siendo una divertida representación de la masculinidad, resulta significativo que esté dirigido por una mujer, Erica Trembley, quien también ha participado como guionista en Dark winds, pero sobre todo aborda un proceso de autodescubrimiento a través del duelo compartido entre el joven Bear y Danny (Michael Spears), el padre de su amigo Daniel (Dalton Cramer), cuyo suicidio es el arco horizontal de la serie. Otro momento de brillantez es Say gold cheesey boy (T2E7), escrito por Bobby Wilson y dirigido por Blackhorse Lowe, que tiene a Cheese (Lane Factor) como protagonista cuando es recluido en un centro de menores, con la participación del excelente Marc Maron como actor invitado.

También es cierto que hay algunos lugares comunes en esta temporada, como This is where the plot thickens (T2E8), que es el típico episodio alucinatorio que hemos visto en otras series como Atlanta (Disney+, 2016-2022), protagonizado por el policía indígena Big (Zahn McClarnon), a quien esta temporada se le ha visto poco; o Wide net (T2E5), escrito y dirigido por Tazbah Chavez, que es algo así como el Resacón en Las Vegas (Todd Phillips, 2009) de las matriarcas de la comunidad. Pero quizás la mejor representación de cómo Reservation dogs consigue celebrar las tradiciones indias tomándolas con humor es el divertido Decolonativization (T2E6), escrito por Erica Trembley y dirigido por Tazbah Chavez, sobre una sesión de educación tribal que tiene momentos espléndidos pero que sirve sobre todo para reconectar a los protagonistas y lanzarlos hacia los dos espléndidos episodios finales. Porque Offerings (T2E9), escrito por Migizi Pensoneau, y I still believe (T2E10), ambos dirigidos por Sterlin Harjo, contienen los momentos más surrealistas, divertidos y emocionantes que hemos visto este año, y confirman sin ninguna duda a Reservation dogs como una de las grandes series del momento.    

La casa del dragón
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HBO Max, 22 de agosto-23 de octubre
Creada por Ryan J. Condal, George R.R. Martin
Dirigida por Miguel Sapochnik, Greg Yaitanes, Clare Kilner, Gaet Vasant Patel

A lo largo de dos meses, la esperada serie que recoge el testigo de Juego de tronos (HBO, 2011-2019) como el gran formato de fantasía para adultos, ha conseguido ser una producción notable a pesar de las muchas controversias que indican que efectivamente es una serie que recupera la resonancia de su antecesora. Se ha hablado mucho de los saltos en el tiempo que han construido una narrativa desequilibrada, de la salida de algunos nombres destacados en la etapa final de Juego de tronos y el desarrollo de La casa del dragón, como Miguel Sapochnik, y también de la oscuridad que rodeaba, no en sentido figurado sino literal, al episodio Driftmark (T1E7) Aunque las explicaciones dadas en cuanto a la alta resolución de las pantallas de edición que convirtieron el rodaje durante el día en una "noche americana" son poco creíbles, ya que es difícil imaginar que un director no tenga en cuenta la diferencia de resoluciones de las pantallas donde se va a ver, y parezca más plausible otro tipo de justificaciones como el hecho de "ocultar" la calidad de algunos efectos visuales, uno de los principales problemas que ha abordado La casa del dragón, cuyos efectos CGI no han estado a la altura del resto de la producción. Pero es un mal endémico de los últimos años, el empeño de los grandes estudios por querer calidad y rapidez al mismo tiempo, como ya han demostrado las protestas de las empresas de efectos visuales por las presiones a las que son sometidas. 

Pero La casa del dragón, sin embargo, se ha revelado como la precuela que tenía que ser, ambientada en la casa Targaryen 200 años antes, y elaborando una narrativa de intrigas palaciegas que ha funcionado especialmente bien en algunos episodios, sobre todo en la segunda parte de la temporada. De alguna forma, La casa del dragón recupera aquellos comienzos algo titubeantes de Juego de tronos, cuya primera temporada trataba de encontrar el equilibrio que finalmente alcanzó y que la convirtió en una de las series más importantes de las últimas décadas. Los saltos en el tiempo de 10 años en el episodio The princess and the queen (T1E6) y de 6 años más en The lord of the tides (T1E7), establecen dos etapas diferentes en la historia (en las que curiosamente solo cambiaban las actrices mientras que los personajes masculinos seguían interpretados por los mismos actores), y en cierta manera convertía los primeros cinco episodios en una especie de prólogo para desarrollar finalmente una historia de traiciones e intrigas digna de un escenario shakesperiano. Al fin y al cabo, lo que ha estado haciendo George R.R. Martin en sus novelas ha sido retratar a las inestables y maquiavélicas familias de la realeza medieval a través de una historia de fantasía. Pero, con sus altibajos y decisiones creativas discutibles, La casa del dragón ha ido encaminándose hacia el enfrentamiento entre Alicent (Olivia Cooke) y Rhaenyra (Emma D'Arcy), y para ello hemos tenido que conocer los altibajos de su relación. Al final de la temporada Rhaenyra se ha convertido en una Black Queen (T1E10) que ha perdido a padres y a hijos, que ha construido su personalidad aferrándose a su destino hereditario, que reivindica el trono para un hijo bastardo. Y a pesar de las reticencias de Daemon (Matt Smith) ha recogido el testigo de la necesidad de evitar una guerra que defendía su padre Viserys (un magnífico Paddy Considine) para que las casas reales no se vieran envueltas en una confrontación sangrienta. 

La casa del dragón a veces se ha visto perjudicada por sus propias ambiciones, pero luce absolutamente fastuosa en sus rodajes en espacios naturales, entre ellos España, y en el espectacular diseño de vestuario de Jany Temime y la dirección artística de Philip Elton, responsable también de Juego de tronos. Mientras que los efectos CGI de los dragones, especialmente en los dos últimos episodios, han resultado decepcionantes, el resto de los aspectos de producción y diseños visuales han sido sobresalientes. Y la historia se ha ido consolidando gracias especialmente a algunos de los episodios dirigidos por Greg Yaitanes, que consigue escenas de tensión notables en la parte que mejor funciona, la de las intrigas palaciegas. La primera temporada establece los cimientos para una historia que aborda el comienzo de la llamada Danza de los dragones, la guerra de sucesión por el trono, con especial énfasis en la sed de venganza del príncipe Aemond Targaryen (Ewan Mitchell). Y establece, a pesar de su narrativa irregular, un punto de partida cuyo desarrollo apunta a la consolidación de una serie con prometedoras temporadas. 

The serpent Queen
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Lionsgate+, 11 de septiembre-30 de octubre
Escrita por Justin Haythe
Dirigida por Stacie Passon, Ingrid Jungermann, Justin Haythe

Lo que antes se llamaba Starzplay encontró un camino en la producción de dramas históricos protagonizados principalmente por personajes femeninos relevantes en la trayectoria de las monarquías europeas. Así surgió la trilogía formada por La reina blanca (Lionsgate+, 2013), centrada en tres mujeres relevantes en la Inglaterra del siglo XV: Elizabeth Woodville, Margaret Beaufort y Anne Neville; su secuela La princesa blanca (Lionsgate+, 2017), sobre Isabel de York; y La princesa de España (Lionsgate+, 2019), que se enfocaba en la relación de Catalina de Aragón con la monarquía inglesa, todas ellas adaptaciones de novelas escritas por Philippa Gregory, pero que trataban de actualizar a los personajes creando una ficción que se desviaba de los hechos históricos para acoplarse al retrato de mujeres fuertes desde una perspectiva presentista. Recientemente la plataforma anunció que no renovaría la serie Becoming Elizabeth (Lionsgate+, 2022), sobre una Isabel Tudor adolescente, pero entre todas ellas la más interesante es The serpent Queen (Lionsgate+, 2022), que tiene confirmada la segunda temporada, y cuyo planteamiento se acercar más a la espléndida The Great (HBO Max, 2020-), una producción australiana de Hulu que distribuye internacionalmente HBO Max, que ofrecía una versión irónica sobre el ascenso de Catalina la Grande hasta convertirse en Emperatriz de Rusia. En este caso, la historia de Catalina de Médici (Samantha Morton) es contada en forma de flashback cuando ya es reina consorte de Francia, pero evita las actualizaciones innecesarias. Cada episodio comienza y termina con un tema contemporáneo, sobre todo la canción rock de los créditos iniciales "The serpent Queen", interpretada por la cantante sudafricana Esjay Jones, que sirven para colocar entre paréntesis lo que se cuenta, adquiriendo un formato más tradicional, apoyado por una buena banda sonora orquestal de Bear McCreary que sorprendentemente ofrece un trabajo musical notable a pesar de haber coincidido con su ambiciosa dedicación a El señor de los anillos. Los anillos de poder (Prime Video, 2022-). 

Catalina de Médici tuvo una biografía sorprendente, siendo en su niñez una joven plebeya que estuvo recluida en varios conventos tras la derrota de los Médici en Florencia, pero consiguió salir de ellos con el apoyo del cardenal Clemente VII (Charles Dance), quien le buscó un matrimonio de conveniencia que finalmente la acabaría situándose en la cabeza de la monarquía junto a su esposo Enrique II de Francia (Lee Ingleby). La historia creada por Justin Haythe, guionista de películas como Revolutionary Road (Sam Mendes, 2008) y La cura del bienestar (Gore Verbinski, 2016), evita el presentismo para ser principalmente fiel a los hechos históricos, y utiliza la ruptura de la cuarta pared de la forma más justificada que hemos visto en mucho tiempo, al tratarse de una historia que está narrada principalmente por la propia reina, por lo que sus frases dirigidas al espectador funcionan en realidad como los "apartes" de las obras teatrales, momentos en los que el personaje hace comentarios personales. Basada en el libro de Leonie Freida Catherine de Medici: Renaissance Queen of France (2003), la serie establece la relevancia de una figura femenina que supo abrirse paso en una monarquía principalmente controlada por hombres pero, al contrario que Becoming Elizabeth, por ejemplo, no tiene miedo de exponer la personalidad maquiavélica de la protagonista, que utilizó incluso algunas prácticas ocultistas, ni necesita presentar a los personajes masculinos como estúpidos o manipuladores. Al contrario, muestra una telaraña de intrigas y pactos interesados de todos, desde los consejeros protestantes hasta los católicos, y especialmente a través del enfrentamiento entre Catalina y la que fuera amante del rey Enrique II, Diana de Poitiers (una espléndida Ludivine Sagnier). 

La reina madre Catalina convierte a la joven sirvienta Rahima (Sennia Nanua) en una especie de confidente, pero sobre todo en una alumna a la que enseñará las cualidades que debe tener una mujer para establecer su espacio en un mundo de hombres groseros y violentos, utilizando la astucia para conseguir sus objetivos. Pero Catalina no solo tiene enemigos masculinos, sino que también necesita enfrentarse a mujeres como Diana de Poitiers o su nuera María I de Escocia (Antonia Clarke). Cuando Rahima le pregunta a Catalina en el episodio A Queen is made (T1E8) si el sacrificio de la mayor parte de los que la rodeaban fue por conseguir poder, ella le responde: "No, fue por conseguir la libertad". Samantha Morton logra construir un personaje que es al mismo tiempo oscuro, principalmente vestida con espléndida indumentaria negra, un excelente trabajo de la diseñadora de vestuario Karen Muller Serreau, pero también muestra algunas características de fragilidad, y aunque la serie brilla especialmente cuando vemos su presencia en la pantalla, también es destacable la interpretación de Liv Hill como una adolescente Catalina en los tres primeros episodios. The serpent Queen consigue lo que apenas la trilogía de las reinas han logrado, demasiado empeñadas en ofrecer una visión actualizada de sus personajes principales. Por el contrario, estamos ante una serie que no le teme a la ambigüedad, y que logra establecer un ritmo adecuado gracias sobre todo a los episodios dirigidos por Stacie Passon, directora de Dickinson (Apple tv+, 2019-2021) y el propio Justin Haythe. 

Interview with the Vampire
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AMC+, 2 de octubre-6 de noviembre
Creada por Rolin Jones
Dirigida por Alan Taylor, Keith Powell, Levan Akin, Alexis Ostrander

Cuando en 2016 la escritora estadounidense Anne Rice confirmó que las doce novelas que forman parte de la saga Las crónicas vampíricas (1976-2018, Ed. B de Bolsillo) iban a ser adaptados como serie, se sintió como un paso lógico y adecuado, porque el universo vampírico que ha venido desarrollando a lo largo de los años, con mayor o menor acierto, se quedaba corto incluso para una película tan absorbente como Entrevista con el vampiro (Neil Jordan, 1994) y su malograda continuación La reina de los condenados (Michael Rymer, 2002). Sobre todo en la primera, la capacidad de la propia Anne Rice para condensar en poco más de dos horas la historia principal fue notable, pero ciertamente una serie permite mucha mayor amplitud en la descripción de los personajes y del desarrollo de los acontecimientos. Ahora con la participación de Christopher Rice, el hijo de la escritora, en la producción, y el propio asesoramiento de Anne Rice, que falleció en diciembre del año pasado antes de ver terminada la serie, la adaptación de Rolin Jones, el creador de Perry Mason (HBO, 2020) es una exuberante puesta en escena que es nueva y al mismo tiempo fiel y que puede abordar directamente la violencia y el homoerotismo de la obra original. En su momento, la propia Anne Rice se planteó convertir a Louis en un personaje femenino para la adaptación cinematográfica tratando de evitar las implicaciones homsoexuales de los protagonistas. La serie además forma parte de una apuesta decidida de AMC por el universo literario de la escritora, con la que llegó a un acuerdo de adquisición de derechos de buena parte de su obra en 2020 para desarrollar diferentes producciones. 

Entre las diferentes versiones en formato serie de películas de éxito como American gigolo (SkyShowtime, 2022-) o Las amistades peligrosas (Lionsgate+, 2022-), fracasadas en su intento de actualizar a sus protagonistas, Interview with the vampire (AMC, 2022-) es la que consigue mejor sus objetivos, aunque Let the right one in (SkyShowtime, 2022) a veces logra mantener la inquietud de la película original. La historia comienza 50 años después de la primera entrevista, con el reencuentro entre Louis (Jacob Anderson) y el periodista Daniel Molloy (Eric Bogosian) en un rascacielos de Dubái, donde el vampiro puede permanecer despierto durante el día pero sigue enclaustrado en una especie de encierro de lujo y alta tecnología, mientras en el exterior el mundo está confinado debido a una pandemia. El periodista, ahora afectado por la enfermedad de Parkinson, es mucho más cínico frente a la propuesta de Louis de acabar con su padecimiento ofreciéndole la eternidad. Pero también le ofrece un nuevo relato de su vida desde otra perspectiva. Los flashbacks no se desarrollan en el San Francisco del siglo XVIII, sino en el Nueva Orleans de 1900, y Louis de Pointe du Lac no es el dueño de una plantación sino que es un hombre de negocios negro propietario de un burdel, cuyos inversores blancos nunca le verán como un igual. Los cambios en la puesta en escena y el entorno de diferentes épocas son los más alejados de la historia original pero también los más acertados en su reescritura de los acontecimientos. En el episodio Como el ángel puesto en el infierno por Dios (T1E6), por ejemplo, la creciente tensión familiar entre los personajes de Louis, Lestat y Claudia se produce con el trasfondo del comienzo de la 2ª Guerra Mundial, narrada a través de la radio, lo que tiene un punto irónico pero al mismo tiempo significativamente preciso. 

La seducción de Lestat de Lioncourt (Sam Reid) es ahora directamente erótica, despertando el deseo escondido de Louis, y los primeros episodios desarrollan esta relación con una violencia y una sexualidad que no se habían visto en las anteriores adaptaciones. A lo que contribuye un casting muy acertado en el que Jacob Anderson mejora al personaje de Brad Pitt brillando en sus diferentes representaciones de Louis, el atormentado joven de acento sureño en Nueva Orleans y el más refinado en Dubái, pero también en su perfecta dicción cuando narra los acontecimientos en off. Mientras que Sam Reid, menos vodevilesco que Tom Cruise, aporta la personalidad compleja de un Lestat que puede ser tan arrebatadoramente seductor como brutalmente despiadado, y que puede convertir una escena de amor en un acto de violencia extrema como en el romántico y destructivo desenlace del episodio Un hambre vil por tu corazón martilleante (T1E5), a lo que contribuye por cierto una dramática y oscura partitura del compositor Daniel Hart. Interview with the vampire confirma que la historia tiene su mejor espacio en el formato de serie, porque permite respirar a los personajes, desarrollarlos con suficiente credibilidad. Hasta mitad de temporada no aparece el personaje de Claudia (Bailey Bass), y especialmente ...La búsqueda despiadada de la sangre con todas las exigencias de una niña (T1E4), es una espléndida representación, no exenta de humor negro, de la pesadilla que puede ser una adolescente febril convertida en vampira. Bailey Bass está tan acertada como teenager hambrienta como en su evolución hacia una madurez que la hace, sin embargo, más calculadora. Que el veterano Alan Taylor, director habitual de Juego de tronos (HBO, 2011-2019) y del primer episodio de La casa del dragón (HBO, 2022-) sea el que ponga las bases del concepto visual de la serie es toda una garantía, porque ofrece una puesta en escena muy estilizada, espléndidamente continuada por Keith Powell y el sueco Levan Akin, director de la estupenda película Solo nos queda bailar (2019) y creador de la serie Masa (Filmin, 2021). La directora Alexis Ostrander, que ha realizado episodios de Servant (Apple tv+, 2019-), es la encargada de cerrar la Parte I de la historia con el episodio La criatura queda quieta (T1E7). Pero lo mejor que aporta esta versión de Entrevista con el vampiro es su compromiso con la historia original aportando al mismo tiempo una mirada nueva, y consiguiendo un éxito notable en su representación de un universo vampírico que merece su confirmada continuidad. 

Candy: Asesinato en Texas
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Disney+, 12 de octubre
Escrita por Nick Antosca, Robin Veith
Dirigida por Michael Uppendahl, Jennifer Getzinger, Benjamin Semanoff, Tara Nicole Weyr

El mismo viernes 13 de junio de 1980 que se estrenaba la película El resplandor (Stanley Kubrick, 1980) un acontecimiento real y sangriento que también implicaba a un hacha como arma letal ocurría en la localidad de Wylie, Texas. Si se quiere insistir en los paralelismos cinematográficos, apenas un mes antes, el 9 de mayo, se había estrenado Viernes 13 (Sean S. Cunningham, 1980) en las salas de cine norteamericanas, lo que rodea a la historia de una cierta reminiscencia cinéfila. Pero es importante la primera coincidencia porque el director Michael Uppendahl, responsable del primer y el último episodio de la miniserie Candy (Disney+,  2022), utiliza algunos recursos visuales en los que hace referencia a la película de Kubrick, aprovechando que la muerte de Bety Gore (Melanie Lynskey) se produjo debido a 41 heridas de hacha, de los que 40 se produjeron cuando su corazón aún latía. La autora del ataque fue su vecina Candy Montgomery (Jessica Biel), protagonista de un hecho insólito cuya crueldad resultaba sorprendente. Esta sutilezas de referencias cinematográficas están presentes a lo largo de una serie que consigue calibrar los tiempos para elaborar una escalada emocional que acabó conduciendo al brutal asesinato. El relato de los hechos reales está espléndidamente narrado por los periodistas Jim Atkinson y John Bloom en el reportaje en dos partes Amor y muerte en Silicon Prairie (Texas Monthly, Enero 1984), que dio lugar a un libro en el que se ha basado la otra serie que se dedica a este true crime, Love and death (HBO Max, 2022), protagonizada por Elisabeth Olsen, Lily Rabe, Jesse Plemons y Patrick Fugit, aún sin fecha de estreno.

A lo largo de sus cinco episodios, la historia creada por Nick Antosca, responsable de los guiones de las series The act (Starzplay, 2019) y Nuevo sabor a cereza (Netflix, 2021), y Robin Veith, que formó parte del equipo de guionistas de la serie Mad men (AMC, 2007-2015) y escribió el guión de la película Adam (Michael Uppendahl, 2020), establece un entorno de monotonía en las vidas de las esposas que forman parte de una comunidad religiosa en Texas, que la puesta en escena refuerza con continuas referencias visuales de la época. Es curioso que en los últimos años se hayan estrenado varios proyectos que tienen como protagonistas a mujeres profundamente insatisfechas en los años ochenta, lo que las lleva a tomar decisiones controvertidas, como en Physical (Apple tv+, 2021-). Candy Montgomery tiene muchos elementos en común con Rose Byrne (Sheila Rubin), pero mientras la segunda enfoca sus frustraciones en el aeróbic, la salida de la primera es mucho más violenta, aunque ambas cometen el mismo error de intentar sofocar la asfixia que les produce sus matrimonios sustituyendo a un marido por un amante. Algo así como tratar de no ahogarse nadando cada vez más profundo. En realidad, casi nada se sabe de las razones que llevaron a Candy a asesinar a Betty, dejando a su bebé en la otra habitación, y la serie tampoco ofrece ninguna respuesta, lo que acaba jugando en su contra, porque al no dirigirse realmente a un objetivo claro, da la impresión de que se dispersa y ralentiza para tratar de dar un contexto a la protagonista, aunque sin conseguirlo del todo. 

La historia se cuenta mezclando los tiempos, estableciendo la relación, no especialmente amistosa, entre las dos protagonistas de la historia. Pero hay elementos de interés en esta reconstrucción de un sinsentido, como el retrato de los maridos, dos trabajos espléndidos de los actores Timothy Simons, al que conocemos de la serie Veep (HBO, 2012-2019), y Pablo Schreiber, que ha protagonizado la decepcionante adaptación del videojuego Halo (Paramount+, 2022-). Pat Montgomery es básicamente un tipo amable pero profundamente tedioso, mientras que Allan Gore parece no entender bien los problemas de su esposa. De hecho, el personaje más frustrado no sería Candy sino Betty, que tampoco encaja demasiado en las reuniones de madres, quienes la apodan como "Santa Betty de la angustia perpetua". Uno de los problemas de equilibrio que encuentra la serie quizás proviene de la variedad de directores, cuatro para cinco episodios. Porque, aunque hay algunos nombres destacados como Jennifer Getzinger, que también proviene de Mad men, o Tara Nicole Weyr, que ha dirigido algunos episodios de la última temporada de Billions (Showtime, 2016-), falta cohesión en el relato, que parece desenfocado en algunos momentos, provocando que la miniserie se sienta alargada. Michael Uppendahl, director de Fargo (FX, 2014-) y American Crime Story: Impeachment (FX, 2021), dirige el primer y el último episodio con un trabajo impecable, marcando la tonalidad retro y oscura que caracteriza a la serie, y centrándose en The fight (T1E5) en el juicio y la secuencia del asesinato, contada desde el punto de vista de Candy Montgomery. Su versión era que había actuado en defensa propia, lo cual es sorprendente dada la crueldad del crimen. Aunque desequilibrada en su narración, Candy. Asesinato en Texas es una propuesta que trata de encontrar un camino menos convencional en el relato de un true crime, y parece injusta la única nominación a los premios Emmy que ha conseguido, para el diseño de los títulos de crédito. Aunque hay que decir que es un trabajo notable, realizado por Imaginary Forces, que se basa en los manuales de instrucciones Perfect Housewife (Perfecta ama de casa) que se publicaban en los años ochenta, pero que tiene un diseño que recuerda a los trabajos de Saul Bass para películas como Anatomía de un asesinato (Otto Preminger, 1959). 

Belascoarán
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Netflix, 12 de octubre
Escrita por Augusto Mendoza, Aura García-Junco, Jesús Demar
Dirigida por Ernesto Contreras, Hiromi Kamata, Gonzalo Amat

La obra del escritor español Paco Ignacio Tobar II (1946, Gijón) ha sido llevada al cine en varias ocasiones especialmente la serie de novelas protagonizadas por el "detective independiente" Héctor Belascoarán Shayne, un homenaje de su autor a las historias policíacas clásicas, pero en un México DF de los años setenta y con mucho sentido del humor. Paco Ignacio Tobar II fue, de hecho, uno de los fundadores de la prestigiosa Semana Negra de Gijón que se celebra desde 1988, aunque desde que tenía 10 años se trasladó con su familia a la ciudad de México y allí ha desarrollado buena parte de su trabajo como escritor. Las primeras novelas de la serie fueron adaptadas en las películas Días de combate (Alfredo Gurrola, 1982) y Cosa fácil (Alfredo Gurrola, 1982), con Pedro Armendáriz, jr. como el particular detective. Algunos años después, la tercera novela fue llevada al cine en Algunas nubes (Carlos García Agraz, 1997), con Sergio Goyri como protagonista. En cierto modo, el formato elegido para la miniserie Belascoarán (Netflix, 2022) homenajea a aquellas producciones, en forma de tres episodios de más de una hora, casi como si se tratara de tres largometrajes, que adaptan cada uno de ellos una novela. Pero también acerca a esta producción a un formato habitual en la televisión británica, con series como Ridley (ITV, 2022), que son prácticamente cuatro películas. El cada vez más solicitado Luis Gerardo Méndez (1982, México), que alterna producciones latinoamericanas como Los enviados (Paramount+, 2021-) con su participación en series de Hollywood como The resort (Peacock, 2022-), produce y protagoniza esta nueva versión del personaje, en la que es una de las inversiones más caras de Netflix en Latinoamérica. 

Desarrollada principalmente por Ernesto Contreras (1969, México), director de El Chapo (Netflix, 2017-2018) y de la interesante Falco (Prime Video, 2018), cada episodio está escrito y dirigido por diferentes responsables. Contreras se encarga de la adaptación de la primera novela, Días de combate (T1E1), una presentación de Belascoarán y de sus acompañantes, característicos de su entorno narrativo. La acción se sitúa en 1978 y presenta al personaje en el momento en que toma la decisión de cambiar su estabilidad laboral como ingeniero por su auténtica pasión, después de pedir por correo un curso de detective que incluye todos los elementos que se necesitan para iniciar una investigación. Con la característica voz en off de la narrativa negra, que sin embargo ofrece una versión del lenguaje chilango que se hablaba en México hace cinco décadas, el protagonista narra sus intentos por cumplir con sus clientes y al mismo tiempo mantenerse en guardia frente a la corrupción policial. E incluye algunas de esas frases características de la novela, extraídas del lenguaje coloquial de México. El episodio Cosa fácil (T1E2), que adapta la segunda novela, está dirigido por Hiromi Kamata (1982, México), directora de Selena: La serie (Netflix, 2020-20221) y de algunos episodios de Los enviados (Paramount+, 2021-) y Let the right one in (SkyShowtime, 2022-), y aporta una mirada femenina para una historia que tiene como protagonista a una famosa actriz. Pero Belascoarán se siente superado por tener que investigar dos casos al mismo tiempo: "Con un ojo al gato y otro al garabato, me estaba quedando bizco", comenta. 

A través de este particular lenguaje de un personaje adicto a la Kelicola, la serie consigue ofrecer una versión particular de las historias de detectives pero con un ritmo constante y un sentido del humor que aporta frescura y cotidianeidad, especialmente en la relación entre el protagonista y su compañero de oficina Gilberto (Silverio Palacios). El estilo visual tiene una estética que a veces se acerca al cómic y que recuerda a la serie argentina Entre hombres (HBO Max, 2021), pero si en aquella todos los personajes tenían oscuridad, en este caso hay una mirada más optimista que trata de mostrar también a las buenas personas, en un entorno que conforma la personalidad del protagonista. Hay un diseño de producción sobresaliente a cargo de Sandra Cabriada, en el que están presentes algunos de los barrios de México DF que conservan la estética de finales de los setenta, mientras la utilización de canciones de la época a cargo de Javier Nuño y Joe Rodríguez, responsables de la banda sonora de Los Spookys (HBO Max, 2018-) también aporta la ambientación necesaria. Pero funcionan sobre todo las referencias a las clásicas películas de cine negro, en especial algunas producidas en México como Llámenme Mike (Alfredo Gurrola, 1979), uno de los directores que marcó el género en las décadas de los setenta y ochenta. El último episodio, No habrá final feliz (T1E3), que adapta la cuarta novela, conforma definitivamente al personaje principal y es el que contiene más escenas de acción, dirigido por Gonzalo Amat (1974, México), director de fotografía de series como El hombre en el castillo (Prime Video, 2015-2018) y Por mandato del cielo (Disney+, 2022). Belascoarán se enfrenta a un caso que le implica personalmente cuando parece que un cadáver ha sido colocado en su edificio para involucrarle, y resulta algo más oscuro que los otros dos. Belascoarán es una de las gratas sorpresas de este mes, una entretenida muestra de policíaco que adquiere personalidad propia mientras se refleja en los clásicos. El estreno de la serie ha coincidido en España con la edición del primer volumen de Belascoarán Shayne, detective (2022, Ed. Reino de Cordelia), que reedita las primeras cuatro novelas protagonizadas por el personaje. 

That dirty black bag
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AMC España, 13 de octubre
Creada por Mauro Aragoni, 
Dirigida por Mauro Aragoni, Brian O'Malley

Sepultada entre los numerosos estrenos semanales, hay que destacar esta serie inspirada en la estética de los spaghetti westerns que recupera el género para el formato serial con indudables aciertos, y que supone una representación actual con una mirada referencial que tiene muy presente a algunos de los maestros del western italiano como Sergio Leone o Sergio Corbucci. That dirty black bag (AMC+, 2022-) nace de una idea del joven director Mauro Aragoni (1988, Italia), quien ya había homenajeado al género en su película Quella porca sacca nera (2015), que ha desarrollado alternando la dirección con el irlandés Brian O'Malley, conocido por sus irregulares incursiones en el terror con películas como Let us prey (2014) y Los inquilinos (2017). De hecho, esta impronta terrorífica, conectada con el ocultismo, es una de las características que diferencia a la serie de las películas a las que homenajea, especialmente en episodios como Prisoner (T1E2), en el que tiene una breve aparición el actor Aidan Gillen, al que recordamos de series como Juego de tronos (HBO, 2011-2017). Otra de las conexiones con el drama de HBO es el director de fotografía P.J. Dillon, que ha trabajado en varias de sus temporadas, y que realiza un trabajo especialmente notable en la presentación visual de los paisajes de los desiertos de Almería y Marruecos. El título That dirty black bag hace referencia a una bolsa negra en la que el cazarrecompensas Red Bill (Douglas Booth), cuyo personaje se presenta en una referencia directa con el de Clint Eastwood en los westerns de Sergio Leone, guarda las cabezas de los delincuentes muertos porque, según dice, "una cabeza pesa menos que un cuerpo". Pero también porque Red Bill es más certero con el tomahawk, un hacha de origen indio, que con las pistolas, lo cual aporta a la serie una especial truculencia en la representación de la violencia.  

Su principal antagonista es McCoy (Dominic Cooper), el sheriff del pueblo de Greenvale donde se desarrolla parte de la trama,  que acabará convirtiéndose en su perseguidor. También hay una subtrama que está relacionada con la dueña del saloon y madame de un grupo de prostitutas, Eve (Niv Sultan, que ha protagonizado la serie Teherán (Apple tv+, 2020-)), y la llegada de la joven Symone, a la que interpreta Rose Williams, en un papel muy diferente de la inocente protagonista de Sanditon (Filmin, 2019-2023), pero que tiene un arco muy interesante. El trabajo de dirección es notable y visualmente potente, sabe compensar bien el tributo a los spaghetti western con una mirada más actualizada, pero el principal problema de la serie, sin embargo, es que no consigue establecer una conexión real entre las diferentes tramas, y algunas de ellas parecen algo desconectadas. Se logra que los personajes estén relacionados, pero no que haya un engranaje sólido entre las historias. Cuando That dirty black bag se enfoca en la trama principal, la que tiene que ver con los personajes protagonistas que se desarrolla en el desierto y que conecta con la búsqueda de Red Bill del hombre que mató a su madre, es cuando la serie logra sus mejores momentos. Y en este sentido hay algunos homenajes muy logrados como la referencia en el episodio The great duel (T1E8) a la escena final de La muerte tenía un precio (Sergio Leone, 1965). También funcionan bien los flashbacks en los que aparece un misterioso personaje protector, Anderson, al que interpreta Travis Fimmel, al que recordamos de Vikingos (History Channel, 2013-2020) y Raised by wolves (HBO Max, 2020-2022), que también ejerce como productor. La serie se rodó en parte en España, aunque debido al confinamiento, tuvo que trasladar su rodaje a Marruecos. El pueblo de Greenvale es el conocido decorado Fort Bravo, en Tabernas (Almería), construido en 1966 para la película El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966), y que desde entonces ha servido como decorado para muchas películas y series, y también se ha rodado en localidades como Mazarrón, en Murcia. Como curiosidad, la interesante partitura de la serie está compuesta por Mick Giacchino, hijo del compositor Michael Giacchino. 

The playlist
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Netflix, 13 de octubre
Creada por Per Olav-Sørensen, Christian Spurrier
Dirigida por Per Olav-Sørensen, Hallgrim Haug

En los últimos años ha crecido el interés de las producciones audiovisuales por contar historias de nacimiento de algunas de las startups que han marcado las últimas décadas. Wecrashed (Apple tv+, 2022), Super pumped: La batalla por Uber (Movistar+, 2022) o incluso The dropout (Disney+, 2022) abordan el desarrollo de grandes estafas amparadas por el crecimiento de Silicon Valley que se han convertido en algunos casos en negocios lucrativos. Los países nórdicos también abordan a su manera algunos de estos negocios que marcaron el presente del desarrollo tecnológico, como la finlandesa Mobile 101 (MTV3, 2022), centrada en Nokia, o la sueca The playlist (Netflix, 2022), que cuenta el nacimiento de la plataforma de streaming musical Spotify. Sin embargo, mientras en general las producciones norteamericanas estimulan la parte más controvertida de estas empresas, hay un enfoque más realista en las producciones escandinavas. La propuesta de Per Olav-Sørensen (1963, Noruega), responsable de series excelentes como Operación Telemark (Filmin, 2015) y Nobel (Filmin, 2016), pero también de películas mediocres como Royalteen: El heredero (Netflix, 2022), se sostiene en ofrecer diferentes puntos de vista respecto a cómo surgió Spotify, centrándose en un personaje que representa en cada episodio un sector diferente del desarrollo de la plataforma que cambió la manera de escuchar música. 

Spotify nació como una idea del joven sueco Daniel Ek (Edvin Endre) con el apoyo financiero del empresario Martin Lorentzon (Christian Hillborg), quien acabaría siendo una de las primeras víctimas del éxito. La idea se inspiraba, por no decir que copiaba, el planteamiento de The Pirate Bay, una herramienta P2P de descarga ilegal de música contra la que las grandes compañías discográficas descargaron su indignación, convirtiéndolo en el enemigo perfecto para justificar la pérdida gradual de su modelo de negocio basado en la venta de soportes físicos como los CD y DVD. The Pirate Bay se constituyó como un Think Tank que cuestionaba el predominante modelo de gestión de derechos de autor (que posteriormente se ha demostrado que escondía una profunda filosofía de corrupción, como en el caso de la SGAE española), y Daniel Ek convirtió esta herramienta de intercambio de archivos en un modelo de negocio con el que ganar dinero. Si Spotify nació, según la versión de su creador en el episodio La visión (T1E1), como una opción pensada para que los usuarios pudieran escuchar música de forma gratuita, para conseguir incorporar a la industria musical acabó formando parte del modelo de explotación contra el que aparentemente había nacido. Las controversias sobre las regalías a los artistas o la mayor competencia de otras plataformas no ha afectado al liderazgo de Spotify, y las protestas de algunos artistas como Taylor Swift, que retiró toda su música en 2014, o Kanye West, que ha decidido publicar su último album Donda 2 (2022, Ye) a través de su propio reproductor de música parecen rabietas de marketing más que protestas serias. Taylor Swift volvió a Spotify después de un acuerdo millonario y de hecho el lanzamiento de su último album Midnight (2022, Taylor Swift) llegó a colapsar Spotify hace unos días, y Kanye West sigue manteniendo en las plataformas sus anteriores álbumes como Donda (2021, Def Jam Recordings). Pero el artista acaba siendo el eslabón más débil de esta historia. 

La serie aporta el punto de vista de La industria (T1E2), un episodio del que es protagonista el directivo Per Sundin (Ulf Stenberg) que fue quien desde Sony Music apoyó más directamente a Daniel Ek. La idea utópica del principio está representada sobre todo en el episodio El programador (T1E4), centrado en Andreas Ehn (Joel Lützow), el encargado de conseguir que la música se reproduzca en el momento, pero que se enfrenta a las estrategias de negocio que acabarán por traicionar el modelo original. En general hay un buen trabajo en la representación de la sociedad de principios de 2000, especialmente en el episodio dedicado a El socio (T1E5), que protagoniza el inversor Martin Lorentzon, cofundador de la compañía, con sus referencias al establishment financiero tomadas de El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013). Aunque está basada en el libro Spotify (2021, Ed. Penguin), escrito por Jonas Leijonhufvud y Sven Carlsson, la serie se desvía del tema central del libro, que es la batalla por la introducción de la plataforma en el mercado norteamericano. Aunque es en Estados Unidos donde se desarrolla el episodio más controvertido, El artista (T1E6), que se centra en la visión de los músicos. Aunque imagina un futuro próximo situándose en unas hipotéticas protestas de artistas contra Spotify en 2025, se basa en una de las más polémicas herramientas desarrolladas por la plataforma. La opción Discovery, que sugiere canciones a los usuarios según sus gustos personales mediante algoritmos, es en realidad una herramienta de marketing de la que solo se benefician los artistas que aceptan renunciar a una parte de las regalías que distribuye Spotify, por lo que ha sido considerado como una especie de soborno basado en dar visibilidad a cambio de menor rentabilidad. Este episodio se siente algo aislado del resto de la serie, como si los creadores no tuvieran claro la perspectiva ofrecida anteriormente y decidieran dar espacio al sector más crítico con el modelo impulsado por Spotify. Pero el último plano, en el que se descubre el artificio de la propia serie, sin embargo es una buena representación de lo artificioso que ha sido el desarrollo del streaming, una pantalla elegante que sin embargo esconde un paisaje embarrado.

Las mariposas negras
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Netflix, 14 de octubre
Creada por Olivier Abbou, Bruno Merle
Dirigida por Olivier Abbou

Coproducida por el Canal Arte, este thriller inquietante y complejo es una de las propuestas más estimulantes de los últimos meses, creada por el cineasta Olivier Abbou, que escribió para el mismo canal la serie Maroni (Arte, 2016), inédita en España, y ha dirigido algunas películas de serie B como Territories (2010) y Furia (2019), y por Bruno Merle, director de la muy interesante película Felicidad (2020). La historia bucea en ideas como los recuerdos y la memoria a través de un extraño personaje llamado Albert (Niels Arestrup) que encarga a Adrien (Nicolas Duvauchelle), un escritor en plena crisis creativa, la publicación de sus memorias como si se tratara de una historia de ficción. Para ello, ambos se reúnen a lo largo de varias semanas en las que Albert cuenta los recuerdos de su juventud y especialmente de su relación con Solange (Alyzée Costes), que tiene implicaciones de romanticismo sangriento. Porque su historia, contada a través de flashbacks como si se tratara de un rompecabezas en una estructura narrativa que recuerda a la serie La serpiente (Netflix, 2021), es básicamente la crónica de un paseo salvaje por una Francia de postal en los años setenta y ochenta. Albert joven está interpretado por el actor Alex Granberger, quien recibió el premio de interpretación en la competición francesa de SeriesMania 2022. La fotografía colorista de Antoine Sanier para el pasado contrasta con los tonos oscuros del presente, pero también está impregnada de la viscosidad de la sangre, mientras que la extraordinaria banda sonora de Clément Tery juega con las referencias a la música de Ennio Morricone. 

El relato de Albert también se convierte en una exploración psicológica sobre la condición de criminal, y asimismo influye en el comportamiento de Adrien, que sufrirá las consecuencias de estos recuerdos como una parte intrínseca de su experiencia vital. A lo largo de sus seis episodios, Las mariposas negras construye una retorcida historia que sorprende en cada nuevo giro, que resulta tan impredecible como compleja sin llegar a ser confusa, y que se apoya en un excelente trabajo de dirección de Olivier Abbou que utiliza recursos técnicos como un elaborado plano secuencia en el Episodio 4 que sirve también para definir a los personajes. Pero este relato caleidoscópico también plantea reflexiones sobre los puntos de vista, y en ocasiones le gusta jugar con la ambigüedad entre la verdad y la mentira, de los recuerdos impregnados por la personalidad de quien los rememora. Y de alguna forma Adrien se convierte en un personaje manipulado por Albert pero que también es manipulador a su manera. Las mariposas negras se puede definir como una historia de amor, pero con elementos de psychokiller, influida por películas como Los asesinos de la luna de miel (Leonard Kastle, 1970) y Hounds of love (Ben Young, 2016). En Francia, el estreno en Canal Arte coincidió con la publicación del libro Les papillons noirs (2022, Éditions du Masque) firmado por Mody, que es el seudónimo que utiliza el personaje de Adrien Winckler. La novela no es una adaptación de la serie, sino que es la historia de Albert y Solange escrita por Adrien, y de hecho en algunas escenas él mismo está leyendo el libro con la misma cubierta con la que se publicó. 

Otro de los aspectos interesantes de la serie es la forma en que explora algunos aspectos relacionados con lo que se traspasa entre generaciones, incluso haciendo referencia a citas bíblicas que sin embargo pueden ser interpretadas de diferente forma. En el Episodio 6 un periodista pregunta a Adrien sobre una frase que aparece en uno de sus libros: "Los padres comen las uvas agrias, y los hijos tienen dentera", un proverbio al que se hace referencia en Ezequiel 18.2, para expresarle que la ha entendido mal: "En el sentido bíblico, esa frase significa lo contrario a como tú la usas. Respondemos únicamente de nuestros actos. Nuestros hijos no deben cargar con nuestros errores". Esta diferencia de perspectiva, que provoca una distinta interpretación de la realidad, es uno de los elementos fundamentales de la historia. A lo largo de la serie, no está claro si las representaciones en flashback son una puesta en escena de lo que Albert está contando o una versión ya transformada de lo que Adrien ha convertido en novela. Y esta constante ambigüedad confiere a la historia un carácter complejo que nos hace reflexionar sobre si nuestro punto de vista está también manipulado. El propio concepto de "mariposa negra" se refiere a una especie que, según las creencias populares, si se encontraba en el portal de una casa era un augurio de que allí se iba a producir un fallecimiento. 

Big boys
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Serielizados Fest/Filmin, 20-30 de octubre
Escrita por Jack Rooke
Dirigida por Jim Archer

Una de las series que han formado parte de la Sección Oficial del 9º Serielizados Fest durante el mes de octubre en sus ediciones de Barcelona y Madrid, es la comedia británica Big boys (Channel 4, 2022-) una coming-of-age que también es un coming-out de su protagonista Jack (Dylan Llewellyn), un alter ego del creador del programa, el cómico Jack Rooke (1993, Inglaterra). Narrada en primera persona por el propio guionista, las historias que se cuentan a lo largo de sus episodios están basadas en su propia experiencia, aunque hay muchos elementos de ficción, y también tienen como referente algunos de los monólogos que han hecho popular al cómico inglés. El protagonista de la serie es Dylan Llewelly, uno de los actores habituales de la popular Derry girls (Netflix, 2018-2022), que acaba de estrenar su tercera y última temporada, por lo que para los amantes de las comedias inglesas juveniles traviesas esta es una buena sustitución. Aunque en la superficie se trata de una historia que aborda la salida del armario de su protagonista de una forma un tanto convencional, lo que destaca en Big boys es sobre todo su sentido del humor ingenioso, los diálogos ágiles y la capacidad para mezclar con habilidad el drama y la comedia que a veces recuerda a In my skin (Filmin, 2018-2021), porque precisamente también hay un trasfondo de enfermedades mentales en alguno de los personajes. 

La historia comienza en el episodio Hello you (T1E1) con el fallecimiento del padre del protagonista, que coincide con el momento en que Jack debe ir a la Universidad en Brent, muy cerca de su ciudad de origen, Watford, donde nació Jack Rooke. Pero decide tomarse un año sabático hasta que finalmente inicia su carrera universitaria y conoce a su compañero de cuarto, Danny (Jon Pointing). Hay un tono general de buen rollo que beneficia a la serie, especialmente cuando aborda la amistad entre Jack y Danny, dos jóvenes completamente diferentes que sin embargo establecen una conexión casi de hermanos que recuerda a la de Otis y Eric en Sex education (Netflix, 2019-). De hecho, Big boys tiene la frescura en la construcción de personajes y las situaciones absurdas de las primeras temporadas de aquella serie que ya ha perdido. Hay en cada episodio algunos momentos brillantes de humor que dan oportunidad a los personajes secundarios para tener su momento destacado, como la madre del protagonista Peggy (Camille Coduri), su prima Shannon (Harriet Webb), la esforzada directora de la Unión de Estudiantes Jules (Katy Wix) o Yemi (Olisa Odele), el chico más gay de toda la universidad. Jack explora por primera vez su orientación sexual en divertidos episodios como I wanna take you to a gay bar! (T1E2), que ya plantea uno de los arcos principales del personaje, y que se desarrolla con el descubrimiento de apps como Grindr o su exploración del rol sexual en What a bummer (T1E5). 

Pero Big boys también tiene un trasfondo dramático que describe la medicación antidepresiva que debe tomar Danny con algunos momentos de humor, ya que las pastillas comienzan a tener efecto en su actividad sexual, pero al mismo tiempo con una sensibilidad emocionante en la relación de Danny con su abuela Iris (Sheila Reid) y en la preocupación de Jack por su amigo. De hecho, Jack Rooke establece una narración que alterna la primera persona con la segunda persona, como si tuviera como interlocutor a Danny, lo que propone un estilo narrativo peculiar y al mismo tiempo refleja la naturaleza poderosa de la amistad. El final de episodio Merry sexmas (T1E3), co-escrito junto a Paul Doolan, consigue establecer el carácter protector de esa relación, pero en el emotivo episodio final The letter (T1E6) se mantiene la ambigüedad sobre si Jack necesita más a Danny o es Danny el que más necesita a Jack. Cada episodio comienza con un momento familiar que el protagonista recuerda, y que aporta una mirada externa al ambiente universitario, lo cual es una idea inteligente para ampliar la perspectiva. Otra de las virtudes de la serie es contar con la dirección de Jim Archer, responsable del espléndido cortometraje Brian & Charles (2017) que este año estrenó una versión en formato largometraje, Brian and Charles (2022), presentada en el pasado Festival de Sundance. Es también una historia de amistad profunda, esta vez entre un inventor aficionado y un robot, por lo que hay coincidencia en el tratamiento de la amistad como elemento principal. Tras el éxito de Big boys, Channel 4 confirmó que se producirá una segunda temporada. 

Fantasmas - Temp. 4
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Movistar+, 14-28 de octubre
Escrita por Matthew Baynton, Simon Farnaby, Jim Howick, Martha Howe-Douglas, Laurence Rickard, Ben Willbond
Dirigida por Simon Hynd

Aunque ya tiene su remake norteamericano, Ghosts (NBC, 2021-) que acaba de estrenar su segunda temporada, igualmente exitosa aunque con un sentido del humor más básico, propio de las comedias de la televisión lineal norteamericana, la producción original de Fantasmas (BBC, 2019-) sigue manteniendo su efectividad después de cuatro temporadas, quizás porque sabe reservar con mayor eficacia sus arcos narrativos. En realidad, una temporada de Fantasmas no dura más de tres horas en total, lo que permite dosificar las tramas y elaborar con mayor acierto una idea principal para cada tanda de episodios, además de los programas especiales de Navidad que son historias independientes y que este año también se estrenará en Movistar+. Como ya hemos comentado, la serie está creada y escrita por algunos de sus principales actores, pero cada temporada está dirigida por un realizador diferente: Tom Kingsley en las dos primeras y Nick Collett en la tercera, ahora reemplazados ahora por Simon Hynd, nominado al Emmy internacional por Motherland (BBC Two, 2020-2021). De forma que, manteniendo la esencia de su propuesta visual, tiene cada año un punto de vista diferente. La convivencia entre los fantasmas que habitan la mansión heredada por Alison (Charlotte Ritchie) junto a su novio Mike (Kiel Smith-Bynoe), se enfrenta en esta ocasión a otra iniciativa de negocio por parte de la pareja: convertir una casa adyacente en un Bed & Breakfast para huéspedes que quieran disfrutar de la tranquilidad de la campiña inglesa, lo que se convierte en la trama principal de la temporada. 

Pero son las historias relacionadas con los fantasmas y sus dificultades para adaptarse a convivir con personas vivas lo que ofrece los mejores momentos. En esta hábil dosificación narrativa que mencionábamos antes, esta nueva entrega se enfoca en los flashbacks de las experiencias en vida de los dos únicos fantasmas de los que aún no se habían contado sus orígenes: la sirvienta Mary (Katy Wix) en  el episodio Speak as ye choose (T4E2), en la que muestra su dificultad para adaptarse a un espíritu más libre como el de Annie, un personaje que regresa desde que apareciera Bridget Christie como actriz invitada hace dos temporadas en el episodio The Thomas Thorne affair (T2E4); y el hombre prehistórico Robin (Laurence Rickard), que debe enfrentarse a sus miedos más recónditos en Not again (T4E6). Pero el mejor episodio de esta cuarta entrega, y uno de los mejores de la serie es Gone gone (T4E4), escrito por Ben Willbond, que interpreta al Capitán, y que explora a través del humor las diferentes formas de enfrentarse al duelo y la ausencia de un ser querido. Aunque se trate de una comedia algo tonta, hay profundidad en muchos episodios de Fantasmas, en torno a las relaciones humanas, pero sobre todo se trata de una serie con diálogos certeros que a veces tienen un sentido más profundo, como en The hardest word (T4E3), en el que se reflexiona sobre lo difícil que resulta pedir perdón usando la referencia a la canción de Elton John y Bernie Taupin "Sorry seems to be the hardest word" (1976), que hablaba de la ruptura de una relación amorosa. También aparece en el episodio Poached guests (T4E5) un fantasma ocasional nuevo como Maddock, interpretado por el actor invitado Richard Glover, secundario en películas como Into the woods (Rob Marshall, 2014) o Rogue One: Una historia de Star Wars (Gareth Edwards, 2016), que sirve para plantear una reflexión en torno al propio grupo de protagonistas. A pesar de ser ya su cuarta temporada, Fantasmas consigue mantener el nivel de comedia dentro de su planteamiento de serie para evadirse y sigue abierta la posibilidad de su continuidad, aunque uno de sus guionistas y actores, Simon Farnaby (que interpreta al político Julian Fawcett) continúa sus proyectos cinematográficos como guionista tras Paddington 2 (Paul King, 2017), como la nueva adaptación de la novela de Roald Dahl, Wonka (Paul King, 2023).

This England ****
Movistar+, 30 de octubre
Escrita por Michael Winterbottom, Kieron Quirke
Dirigida por Michael Winterbottom, Julian Jarrold, Anthony Wilcox, Mat Whitecross

Al Boris Johnson de esta serie le gusta recitar a William Shakespeare, y suele tener en mente sus tragedias históricas. El título This England (Movistar+, 2022) proviene de una de estas citas, extraída de las palabras de Juan de Gante en la obra Ricardo II (1595, Ed. Espasa Libros): "Esta tierra de reyes, esta isla coronada, (...) Esta tierra bendita, este reino, esta Inglaterra...". "Deberíamos detenernos ahí y olvidar el resto", comenta Boris Johnson. Porque las palabras de admiración de Juan de Gante se convierten más adelante en reproches hacia "Esa Inglaterra que, acostumbrada a conquistar a otros, se ha infligido a sí misma una vergonzosa derrota. ¡Qué feliz sería mi muerte, si con mi vida se desvaneciera esta humillación!". El primer título de la serie se refería a una de las mismas descripciones en la misma escena: "This sceptred island (Esta isla coronada)". En el desarrollo de la historia que nos cuenta Michael Winterbottom se encuentran por delante las primeras dimisiones del gabinete del primer ministro y por detrás una de las más desastrosas gestiones de la crisis del coronavirus. Porque, aunque destaca el papel de Boris Johnson como responsable máximo del gobierno, This England no es tanto una serie sobre su figura sino principalmente sobre el desarrollo de la pandemia durante el año 2020, y hay casi tantas secuencias en Boris Johnson es descrito como un personaje algo megalómano, al que le gusta compararse con Winston Churchill y se siente identificado con los gobernantes de las obras de William Shakespeare, sobre el que tiene un libro pendiente que nunca acaba de escribir. Pero al mismo tiempo se posiciona como una persona incapaz, un hombre de "no-estado", alguien a quien le viene grande el poder, lo que ha generado algo de controversia porque de alguna manera justifica sus decisiones, claramente más enfocadas hacia las exigencias de la Bolsa que hacia el bienestar de los ciudadanos.

Lo que se pone de manifiesto de forma notable es la falta de preparación de los responsables políticos a la hora de gestionar una crisis sanitaria de alcance mundial que ya venía precedida de alarmas constantes desde China, en primer lugar, y posteriormente desde Italia. No es nada que no sepamos desde la experiencia propia en países como España, y se repite la secuencia de los hechos: la incredulidad inicial, la sensación de que la pandemia no nos tocaría, la falta de previsión, la desorganización, la ausencia de protocolos y de medios, las decisiones precipitadas, el caos... y, como consecuencia, las muertes. Al final del último de los seis episodios se indica que en 2023 se pondrá en marcha una comisión para analizar la gestión de la pandemia por parte del gobierno británico. El guión escrito por Michael Winterbottom, director de películas como Wonderland (1999), 24 hour party people (2002), coloca constantemente en contraste la experiencia de los ciudadanos enfrentados a una enfermedad desconocida y la implicación del gobierno en la gestión de la pandemia. Hay una mirada casi documental, sobre todo en el uso de la banda sonora compuesta por David Holmes, y en algunos momentos puede resultar dolorosa, especialmente en el Episodio 4, que se centra en las residencias de ancianos (el gobierno británico dejó morir a miles de personas mayores para no colapsar los hospitales), y en el Episodio 5, que compara la experiencia de Boris Johnson cuando tuvo una recaída severa debido al coronavirus, y la de los hospitales públicos. Aunque a veces corre el riesgo de parecer una simple recapitulación de los acontecimientos, This England comienza con tibieza hasta que va desvelando sus intenciones. Y en ese acercamiento entre las estrategias políticas y sus consecuencias, es donde se establece el distanciamiento entre quienes deciden y quienes sufren sus decisiones. 

La estructura de la serie, en algunos momentos repetitiva, busca encontrar el punto adecuado de contraste y verosimilitud para destacar la absoluta desafección de los políticos. De forma que resultan más impactantes las revelaciones que, no por conocidas, provocan menor sorpresa. Como el caso del Hospital Nightingale, levantado en nueve días al Este de Londres, con capacidad para 4.000 camas y que, hasta su cierre, solo había acogido a 54 pacientes, mientras el resto de los hospitales de Londres estaban colapsados. El protocolo de admisión era tan rígido que la mayor parte de los traslados sugeridos por otros hospitales fueron rechazados. Hay un enfoque especial en la irresponsabilidad de quienes establecían normas de conducta que ellos mismos incumplían, lo que acabó costando el puesto a Dominic Cummings (Simon Paisley Day), el asesor de Boris Johnson quien, mientras el gobierno pedía a los ciudadanos permanecer en sus casas, decidió trasladarse varias veces a una casa de campo fuera de Londres para pasar el confinamiento. Por su parte, el Ministro de Sanidad Mat Hancock (Andrew Buchan) estaba más obsesionado en alcanzar el objetivo de los 100.000 tests diarios, aunque para ello tuviera que manipular las cifras. Hay también una presencia secundaria del por entonces Ministro de Hacienda Rishi Sunak (Shri Patel), que se ha convertido hace unas semanas en el nuevo Primer Ministro de Gran Bretaña. This England puede resultar desfasada en su descripción de una pandemia que todos hemos experimentado, le falta cierta perspectiva al desarrollarse solo durante 2020 y decepciona en su nivel crítico, sobre todo viniendo del director de un documental tan incisivo como La doctrina del shock (2009). Pero ofrece una reflexión interesante sobre la responsabilidad de quienes nos gobiernan. El trabajo de Kenneth Branagh es, en este sentido, insuperable y para quienes han visto a Boris Johnson todos los días, parece que consigue imitar el tono de voz con precisión, aunque el tipo de maquillaje que soporta suele tener un efecto extraño, como de caricatura, que provoca distanciamiento hasta que el espectador se acostumbra a esa imagen. Michael Winterbottom se reserva la dirección del primero y el último episodio, que funciona como conclusión enfocada más en los aspectos políticos que revelan los contrastes mencionados, pero también destaca la aportación de Julian Jarrold, director de la película La joven Jane Austen (2007) y de varios episodios de The Crown (Netflix, 2016-).

The Kingdom: Exodus
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Filmin, 8 de noviembre
Escrita por Lars von Trier, Niels Vørsel
Dirigida por Lars von Trier

La esperada tercera temporada de la serie Riget - The kingdom (DR, 1994-1997) ha tardado varios años en producirse, principalmente debido al fallecimiento en 1998 de uno de sus principales protagonistas, el actor Ernst-Hugo Jâregård, que interpretó al inolvidable doctor Stig Helmer, un médico sueco que llegaba en la primera temporada al Rigshospitalet de Copenhague y representaba todas las diatribas y reproches entre los daneses y los suecos, estallando al final de cada episodio con el famoso grito: "¡Escoria danesa!". Pero finalmente Lars von Trier ha decidido darle una conclusión a una historia que quedó abierta al final de la segunda temporada. The Kingdom Exodus (DR, 2022) en realidad acaba siendo más un homenaje a las dos temporadas anteriores que una resolución de la historia, aunque la hay en el último de los cinco episodios, debido en parte a los muchos cambios que se han tenido que realizar en el reparto: la actriz Kirsten Rolffes, que interpretaba a la curiosa Sigrid Drusse, una especie de Miss Marple aficionada al ocultismo, también falleció en 2000. De hecho, es más disfrutable la serie teniendo frescas en la memoria a sus predecesoras, porque hay muchas referencias a aquellas, y una narrativa metalingüística que se capta mejor. La propia productora Zentropa, fundada por Lars von Trier, se ha encargado de realizar una restauración digital de la serie original que también ha estrenado la plataforma Filmin. 

The Kingdom Exodus, comienza cuando en el episodio Haimar (T3E1) Karen (Bodil Jorgenson), que sustituye a Sigrid Drusse con un personaje muy parecido, está viendo en la televisión los minutos finales de la segunda temporada de El reino, con la habitual despedida de Lars von Trier. El visionado de la serie provoca que Karen, que padece sonambulismo, se sienta atraída por el Rigshospitalet para investigar los fenómenos paranormales que han ocurrido allí. La serie original, que se estrenó después de que Lars von Trier consiguiera resonancia internacional con sus dos primeras películas, El elemento del crimen (1984) y Europa (1991), nació como una parodia de las telenovelas de hospitales, mezclándola con una historia de terror sobrenatural, pero en realidad contenía ya algunas de las constantes del director: la convivencia entre ciencia y espiritualidad, la mirada irónica a las normas sociales, el humor sarcástico... Y ahora también desarrolla un punto de vista que se burla de los convencionalismos, cuando utiliza el formato estándar de todas las series que se producen en la actualidad, el denominado "formato Netflix", para terminar lanzando un guiño al espectador y retomando el tono ocre y la pantalla cuadrada que la conecta con la versión original, un trabajo notable del director de fotografía chileno afincado en Dinamarca Manuel Alberto Claro, que colabora con Lars von Trier desde la película Melancolía (2011), y que imita perfectamente la textura que aportó Eric Kress a las dos primeras temporadas. 

Escrita de nuevo junto a Niels Vørsel, entre los nuevos personajes hace su aparición Helmer Jr. (Mikael Persbrandt), el hijo también médico de Stig Helmer, que comienza a trabajar en el hospital con el objetivo de encontrar la tumba de su padre, y que mantiene algunas de las costumbres de su antecesor, como la de llevar a cuestas los embellecedores de las llantas de su coche para evitar que se los roben, o el grito final de desprecio a los "malditos daneses" en cada episodio. Y se suceden los guiños a la serie original, como la presencia de Alexander Skarsgård interpretando a un abogado sueco, en referencia al abogado que interpretó su padre Stellan Skarsgård en la segunda temporada, o los comentarios que hacen los médicos del hospital a "ese torpe von Trier", molestos por las consecuencias que en el hospital ha tenido el estreno de su serie. De hecho, en el episodio 4 tienen especial protagonismo un grupo de turistas japoneses que están visitando el hospital por haber sido el escenario de la serie. The Kingdom Exodus es una digna sucesora de Riget, pero funciona sobre todo como una especie de homenaje referencial, una broma hecha sobre una broma, una autoparodia que extrae destellos brillantes y en la que los actores, algunos de los más conocidos de Suecia y Dinamarca como Lars Mikkelsen, Nikolaj Lie Kaas o Ida Engvoll, disfrutan sometiéndose a las travesuras que les plantea Lars von Trier, al igual que Willem Dafoe, que interpreta a una figura demoníaca, o el regreso de Udo Kier esta vez como el Big Brother. Falta sin embargo la presencia del propio director al final de cada episodio (está presente, pero no físicamente), lo que él mismo justifica como un "ataque de vanidad", ya que han pasado 25 años desde que apareció la última vez. Pero se entiende mejor después de que Lars von Trier confesara en la presentación de la serie en la Mostra de Venecia que padece la enfermedad de Parkinson. Lo que no le impide ofrecer una mirada sarcástica, que en The Kingdom Exodus tiende más hacia el humor inmediato, pero que en su metalenguaje supone un regreso bienvenido a una propuesta que marcó la evolución de una forma diferente de hacer televisión, y que entre la estandarización actual de las producciones seriales resulta incluso más irreverente. 


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Películas y series mencionadas: 

Entrevista con el vampiro se estrena el 12 de enero en 2023 en AMC+ España.

Brian and Charles se estrena en cines el 4 de enero de 2023.
Wonka se estrenará en cines el 15 de diciembre de 2023.

Resacón en Las Vegas, Entrevista con el vampiro y La reina de los condenados se pueden ver en HBO Max. 
Revolutionary Road se puede ver en Filmin y Prime Video.
La cura del bienestar y La joven Jane Austen se pueden ver en Prime Video.  
Solo nos queda bailar se puede ver en Filmin y HBO Max.
El resplandor se puede ver en HBO Max y Movistar+.
Adam, Hounds of love, El elemento del crimen, Europa y Melancolía se pueden ver en Filmin. 
Anatomía de un asesinato y Paddington 2 se pueden ver en Movistar+.
La muerte tenía un precio se puede ver en Movistar+ y RTVE Play.
El bueno, el feo y el malo se puede ver en FlixOlé, Movistar+ y Prime Video.
El lobo de Wall Street se puede ver en Netflix.
Into the woods y Rogue One: Una historia de Star Wars se pueden ver en Disney+.


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