Aunque no estemos en esa época en la que habitualmente se hace un repaso a las mejores bandas sonoras y/o películas del año, es buen momento para comentar algunos de los trabajos más interesantes de la música de cine que hemos escuchado en lo que llevamos de 2014. Muchos de estos trabajos no estarán en las listas habituales de lo mejor del año, porque se desarrollan en terrenos poco convencionales, pero precisamente por eso nos atrapan.
Ganador del Premio al Mejor Documental en el Festival de Sundance de este año, este filme dirigido por Andrew Droz Palermo y Tracy Droz Tragos nos introduce en una realidad a a la que no miramos lo suficiente: la pobreza. Pero no habla de la pobreza en la India o en África, sino en una localidad rural de Missouri, donde viven los tres adolescentes a los que acompaña la cámara. Ya se menciona esta película como una de las más serias candidatas al Oscar, y desde luego tiene una gran capacidad para acercarnos a estos tres chavales sin futuro con una mirada que captura su desesperanzada vida como pocas veces hemos visto en pantalla. La música de Nathan Halpern, compositor que ha trabajado en otros documentales, se desarrolla entre sonoridades abstractas, casi ambientales, que dan una cadencia mágica a las imágenes, y que en el uso de ese piano etéreo nos recuerda a las mejores composiciones de Thomas Newman. Temas como "Fourth of July" o "Fireworks" son profundos y tremendamente emocionantes. Será interesante seguir la trayectoria de este músico.
Recién estrenada en España, esta película pertenece a ese subgénero últimamente muy desarrollado de "filme monólogo"; es decir, historias que encierran a un solo actor en un espacio reducido y que se sostienen en la interpretación de su protagonista. Ahí están títulos como Buried (2010) con Ryan Reynolds o Cuando todo está perdido"(2013) con Robert Redford. Ahora le toca a Tom Hardy demostrar sus indudables cualidades como actor en una trama de suspense que se desarrolla exclusivamente en el interior del coche que conduce, tras tomar una decisión clave que cambiará su vida para siempre. El director y guionista Steven Knight mantiene la tensión del personaje principal con inteligencia, y cuenta con la ayuda del músico Dickon Hinchliffe, al que ya le seguíamos la pista tras bandas sonoras como Winter's bone (2010) o Out of the furnace (2013), que acompaña con gran efectividad la historia de este hombre que renuncia a su forma de vida. Las guitarras se convierten en protagonistas de esta banda sonora, un trabajo sutil que equilibra algunos altibajos de la historia.
Calvary, Patrick Cassidy
El director de la interesante The guard (El irlandés), John Michael McDonagh, vuelve a contar con el actor Brendan Gleeson como protagonista, aquí en un personaje totalmente opuesto al de aquella comedia. La película tiene un comienzo impactante, cuando el párroco de una parroquia es amenazado de muerte en su propio confesionario. A partir de ese momento, comienza su particular calvario en un opaco pueblo irlandés en el que la hipocresía deja paso al rencor. Cargada de humor, pero esta vez negro como el carbón, Calvary está repleta de personajes singulares que describen la decadencia de la religión incluso en lugares remotos, donde ya a casi nadie le importan los sermones. La banda sonora está firmada por Patrick Cassidy, compositor irlandés que construye uno de los trabajos más hermosos del año. Siguiendo la estela de creaciones autónomas como el aria Vide Cor Meum (usada por Ridley Scott en Hannibal y El reino de los cielos), Cassidy ha compuesto pasajes melódicos de gran belleza, con voces solistas, que junto a las imágenes de los paisajes irlandeses ponen literalmente los vellos de punta.
Loves her gun, Hanan Townshend
Volviendo al cine puramente "indie", la película de Geoff Marslett se desarrolla en Texas, y tiene como protagonista a una joven que, huyendo de la violencia que sufre en Nueva York, acaba en Austin imbuía de la cultura de las armas que se vive en la América más profunda. Aunque Loves her gun no ha tenido una trayectoria demasiado valorada, sí ha llamado la atención el trabajo del compositor neozelandés Hanan Townshend. Colaborador de Terrence Malick en sus dos últimas películas, El árbol de la vida (2011) y To the wonder (2012), este músico ha conseguido crear una atmósfera precisa y esencial para recrear esta tragedia romántica que reflexiona sobre la obsesión con las armas en los Estados Unidos. Los instrumentos de cuerda se dan la mano con precisas creaciones ambientales a través de sintetizadores, todos ellos interpretados por el propio músico. La banda sonora tiene un aire de melancolía que acompaña a la protagonista en su camino por encontrar un lugar en una sociedad que apesta. Hanan Townshend participará también en la próxima película de Terrence Malick, Knight of cups.
Adore, Christopher Gordon, Antony Partos
El debut en el cine de Hollywood de la guionista y directora francesa Anne Fontaine ha pasa algo desapercibido, a pesar de sus cualidades y de un reparto encabezado por Naomi Watts y Robin Wright. Estrenada en España bajo el título de Dos madres perfectas, se trata de un drama sobre el reencuentro en su madurez de dos mujeres que fueron amigas de juventud. La película se desarrolla en hermosos paisajes de Australia, y de ese país proviene precisamente el compositor Christopher Gordon, uno de los más interesantes de su generación, con grandes trabajos reconocidos como Master and Commander (2003) o El último bailarín de Mao (2009). Estamos ante uno de los trabajos más interesantes del año, escrito para piano con el apoyo de cuerdas, que sabe recrear una atmósfera de irrealidad y un cierto aire minimalista gracias a construcciones musicales perfectas. La banda sonora cuenta también con algunas aportaciones adicionales firmadas por Antony Partos, otro destacado músico australiano.
The fault in our stars, Mike Mogis, Nathaniel Walcot
Estrenada en España con el título de Bajo la misma estrella, esta película de Josh Boone es una de esas historias pequeñas pero de gran calado emocional que quizás ha pasado más desapercibida de lo que debería. Dirigida por Josh Boone, cuenta una historia de amor muy particular, entre dos jóvenes que comparten el incierto futuro que les proporciona su enfermedad, el cáncer. Como la propia película, su banda sonora, escrita por el tándem formado por Mike Nogis y Nathaniel Walcott, está compuesta por pequeñas pinceladas que nos proporcionan ese espíritu de superación de la que habla esta historia, con una propuesta vitalista y esperanzadora bien transmitida por el trabajo musical. Especialmente interesantes son los temas de reposada cadencia como "Anne Frank house" o el hermoso "Love making". Ni qué decir tiene que junto al álbum con la música original se ha publicado otro disco que contiene algunas de las canciones que suenan en la película, con temas de Ed Sheeran o Birdy, que igualmente resulta recomendable.
God help the girl, Stuart Murdoch
Delicioso musical que ganó un Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance y también se presentó en el pasado Festival de Berlín. Dirigida por Stuart Murdoch, el líder de la banda Belle and Sebastian, se trata de un proyecto que tiene algunas similitudes con The Commitments (1991), que también surgió de la reunión de un grupo de jóvenes cantantes desconocidos procedentes de un casting en Escocia a nivel nacional. Aunque el proyecto nació primero como una serie de canciones creadas para voces femeninas, poco a poco se fue convirtiendo en la película que ha llegado a ser. Las canciones tiene, cómo no, reminiscencias del estilo de Belle and Sebastian ("Act of the apostle"), pero mantiene su propia personalidad con espléndidos temas de gran fuerza ("God help the girl") y otros de espíritu hipster ("The psychiatrist in") en uno de los álbumes más entretenidos que hemos escuchado este año. En los singles publicados de forma paralela al disco principal se pueden encontrar también pequeñas joyas ausentes de éste.
Sunshine on Leith, The Proclaimers, Paul Englishby
También desde Escocia llega este otro musical que adapta la obra teatral del mismo título que logró un importante éxito tras su estreno en 2007. Se trata de lo que se denomina un "juke box musical", basado en canciones de un grupo determinado para construir una historia alrededor de ellas. En este caso, Paul Englishby fue el encargado de adaptar temas del grupo escocés The Proclaimers (que además hacen un cameo en la película). Los protagonistas son dos jóvenes que acaban de regresar de la guerra de Afganistán y que tratan de recuperar sus vidas normales en el distrito de Leith, en Edimburgo. Precisamente el título de la obra es el mismo que el del segundo album de The Proclaimers, uno de los que mayor éxito les ha dado en su carrera. En la banda sonora, en la que encontramos nada menos que a Peter Mulan interpretando una canción, hay temas espléndidos, como el que abre el disco, "Sky takes the soul", o el popular "I'm gonna be (500 miles)", y el conjunto cohesiona con gran acierto algunos de los clásicos de The Proclaimers.
Loves her gun, Hanan Townshend
Volviendo al cine puramente "indie", la película de Geoff Marslett se desarrolla en Texas, y tiene como protagonista a una joven que, huyendo de la violencia que sufre en Nueva York, acaba en Austin imbuía de la cultura de las armas que se vive en la América más profunda. Aunque Loves her gun no ha tenido una trayectoria demasiado valorada, sí ha llamado la atención el trabajo del compositor neozelandés Hanan Townshend. Colaborador de Terrence Malick en sus dos últimas películas, El árbol de la vida (2011) y To the wonder (2012), este músico ha conseguido crear una atmósfera precisa y esencial para recrear esta tragedia romántica que reflexiona sobre la obsesión con las armas en los Estados Unidos. Los instrumentos de cuerda se dan la mano con precisas creaciones ambientales a través de sintetizadores, todos ellos interpretados por el propio músico. La banda sonora tiene un aire de melancolía que acompaña a la protagonista en su camino por encontrar un lugar en una sociedad que apesta. Hanan Townshend participará también en la próxima película de Terrence Malick, Knight of cups.
Adore, Christopher Gordon, Antony Partos
El debut en el cine de Hollywood de la guionista y directora francesa Anne Fontaine ha pasa algo desapercibido, a pesar de sus cualidades y de un reparto encabezado por Naomi Watts y Robin Wright. Estrenada en España bajo el título de Dos madres perfectas, se trata de un drama sobre el reencuentro en su madurez de dos mujeres que fueron amigas de juventud. La película se desarrolla en hermosos paisajes de Australia, y de ese país proviene precisamente el compositor Christopher Gordon, uno de los más interesantes de su generación, con grandes trabajos reconocidos como Master and Commander (2003) o El último bailarín de Mao (2009). Estamos ante uno de los trabajos más interesantes del año, escrito para piano con el apoyo de cuerdas, que sabe recrear una atmósfera de irrealidad y un cierto aire minimalista gracias a construcciones musicales perfectas. La banda sonora cuenta también con algunas aportaciones adicionales firmadas por Antony Partos, otro destacado músico australiano.
The fault in our stars, Mike Mogis, Nathaniel Walcot
Estrenada en España con el título de Bajo la misma estrella, esta película de Josh Boone es una de esas historias pequeñas pero de gran calado emocional que quizás ha pasado más desapercibida de lo que debería. Dirigida por Josh Boone, cuenta una historia de amor muy particular, entre dos jóvenes que comparten el incierto futuro que les proporciona su enfermedad, el cáncer. Como la propia película, su banda sonora, escrita por el tándem formado por Mike Nogis y Nathaniel Walcott, está compuesta por pequeñas pinceladas que nos proporcionan ese espíritu de superación de la que habla esta historia, con una propuesta vitalista y esperanzadora bien transmitida por el trabajo musical. Especialmente interesantes son los temas de reposada cadencia como "Anne Frank house" o el hermoso "Love making". Ni qué decir tiene que junto al álbum con la música original se ha publicado otro disco que contiene algunas de las canciones que suenan en la película, con temas de Ed Sheeran o Birdy, que igualmente resulta recomendable.
God help the girl, Stuart Murdoch
Delicioso musical que ganó un Premio Especial del Jurado en el Festival de Sundance y también se presentó en el pasado Festival de Berlín. Dirigida por Stuart Murdoch, el líder de la banda Belle and Sebastian, se trata de un proyecto que tiene algunas similitudes con The Commitments (1991), que también surgió de la reunión de un grupo de jóvenes cantantes desconocidos procedentes de un casting en Escocia a nivel nacional. Aunque el proyecto nació primero como una serie de canciones creadas para voces femeninas, poco a poco se fue convirtiendo en la película que ha llegado a ser. Las canciones tiene, cómo no, reminiscencias del estilo de Belle and Sebastian ("Act of the apostle"), pero mantiene su propia personalidad con espléndidos temas de gran fuerza ("God help the girl") y otros de espíritu hipster ("The psychiatrist in") en uno de los álbumes más entretenidos que hemos escuchado este año. En los singles publicados de forma paralela al disco principal se pueden encontrar también pequeñas joyas ausentes de éste.
Sunshine on Leith, The Proclaimers, Paul Englishby
También desde Escocia llega este otro musical que adapta la obra teatral del mismo título que logró un importante éxito tras su estreno en 2007. Se trata de lo que se denomina un "juke box musical", basado en canciones de un grupo determinado para construir una historia alrededor de ellas. En este caso, Paul Englishby fue el encargado de adaptar temas del grupo escocés The Proclaimers (que además hacen un cameo en la película). Los protagonistas son dos jóvenes que acaban de regresar de la guerra de Afganistán y que tratan de recuperar sus vidas normales en el distrito de Leith, en Edimburgo. Precisamente el título de la obra es el mismo que el del segundo album de The Proclaimers, uno de los que mayor éxito les ha dado en su carrera. En la banda sonora, en la que encontramos nada menos que a Peter Mulan interpretando una canción, hay temas espléndidos, como el que abre el disco, "Sky takes the soul", o el popular "I'm gonna be (500 miles)", y el conjunto cohesiona con gran acierto algunos de los clásicos de The Proclaimers.