29 mayo, 2023

Cannes '23 - Parte 2: Miradas humanistas

Ha concluido el Festival de Cannes con una Palma de Oro algo controvertida otorgada por un jurado presidido por el director sueco Ruben Östlund, bastante cómodo en el mismo entorno de lujo y fiestas de alta sociedad que critica en sus películas. En otra de las contradicciones de esta edición, la directora Justine Triet utilizaba la recogida de su premio para criticar las leyes del presidente Emmanuel Macron contra las que buena parte de Francia se ha rebelado, en el mismo marco de un festival que ha hecho todo lo posible por que las manifestaciones y las protestas no enmierden las galas. En estos años, sin embargo, no hay cineastas que, como hicieron Francois Truffaut y Jean-Luc Godard en mayo de 1968, se atrevan a obligar al Festival de Cannes a afrontar las problemáticas sociales de Francia. Aquel mes de mayo, Jean-Luc Godard afirmaba que "no hay una sola película en el festival que afronte los problemas de los obreros y estudiantes". Este año, Ken Loach se ha encargado de contrarrestar esta afirmación, pero lo cierto es que el Cannes siempre ha sido una burbuja en la que las problemáticas de la sociedad no tienen cabida, como las playas convertidas en privadas por los hoteles de la zona. Nuestras crónicas del festival se acercan a las secciones paralelas en las que descubrimos algunos títulos relevantes y también alguna producción que pretende alcanzar la taquilla después del verano.  

© Wrong Men

L'autre Laurens

Claude Schmitz, 2023 | Quinzaine des Cinéastes | ★★★★☆

Tras algunas incursiones en los formatos de cortometraje y mediometraje, y la presentación en el Festival de Rotterdam 2021 de su película híbrida Lucie perd son cheval (2021), el dramaturgo Claude Schmitz (1979, Bélgica) aborda el primer largometraje que tiene una estructura financiera tradicional, de forma que se puede considerar su debut en la industria el cine. La historia comienza en España con el miembro de una banda mirando al horizonte y afirmando haber visto una figura fantasmal de alguien que ha muerto, evocando tragedias shakesperianas como Hamlet (1601). La figura a la que hace referencia es la de François Laurens, que aparentemente ha fallecido en un accidente, algo de lo que no está muy segura su hija Jade (Louise Leroy), quien piensa que podría haber sido asesinado. Dado que el hermano gemelo de François, Gabriel Laurens (Olivier Rabourdin) es un detective privado, ella acude a él para que investigue la muerte de éste. Las indagaciones se desarrollan entre Perpignan en Francia y La Junquera en España, y este carácter fronterizo no se refiere solo a la fisicidad de los escenarios sino también a la propia condición narrativa de la película. Como una mezcla entre las influencias del cine europeo y las películas norteamericanas de género negro y serie B, L'autre Laurens (Claud Schmitz, 2023) se refleja como una historia de carácter híbrido en la que se utilizan los elementos principales del cine clásico (el detective, la femme fatale, los policías corruptos...) para transgredir las convenciones del género y crear un camino propio que mezcla la comedia con el thriller, pero también incorpora evocaciones a William Shakespeare como el nombre de una discoteca que hace referencia al castillo de Kronborg de la obra Hamlet (1601, Ed. Espasa Libros) y una textura visual que recuerda a las películas de Nicolas Winding Refn y Kenneth Anger. 

Constantemente envuelta en la dualidad, L'autre Laurens se desarrolla casi siempre en un plano doble, entre lo fantasmal y lo real, explorando las posibilidades de la duplicidad: Gabriel es un reflejo de François, pero su presencia en el entorno de La Junquera se asemeja a la de un doppelgänger, una especie de reverso de su hermano. Otras figuras dobles están representadas por los dos policías corruptos que evocan la figura clásica del cine negro pero desde una perspectiva irónica, y también las torres gemelas atacadas el 11 de septiembre, que componen una figura simbólica del relato como la destrucción del mito que rodeaba a la sociedad norteamericana, el nacimiento de un mundo nuevo a partir del 11 de septiembre de 2001. El guión coescrito por Claude Schmitz y Kostia Testut habla precisamente del derrumbe de una cierta concepción de la sociedad, mostrando a la joven Jade rodeada de figuras paternales que sin embargo no saben cumplir su cometido, envuelta en un entorno patriarcal que se desmorona, y que está representado por su padre ausente y por la figura Alberto (Vicente Gil), el jefe de la banda española, dos colaboradores necesarios que acaban volviéndose antagónicos. La película tiene la capacidad de subvertir la estructura narrativa tradicional para construir una mirada "transgénero", como la denomina el propio director belga, usando una mezcla de reglas cinematográficas que se reordenan para encontrar el camino entre la serie B y el cine popular. 

Por otro lado, hay numerosos elementos que hacen referencia a la cultura norteamericana como una especie de evocación del mito, no solamente a través de las alusiones al 11 de septiembre, sino también en ese enfrentamiento final que se encuentra con el western tradicional. La localidad gironense de La Junquera y su carácter fronterizo se manifiesta como una representación de la frontera entre Estados Unidos y México, sobre todo cuando Scott (Edwin Gaffney) describe el paisaje desértico como si se tratara del Gran Cañón. Mientras que el escenario principal es la denominada Casa Blanca, representada por el Château de Rastignac, una construcción de 1817 cuyo pórtico central es muy parecido al de la residencia presidencial en Washington. Se especula que, tras una visita a Burdeos de Thomas Jefferson en 1789, éste podría haberse inspirado en la mansión para revisiones arquitectónicas posteriores de la Casa Blanca. L'autre Laurens se presenta con la apariencia de un thriller para referirse sin embargo a la decadencia de un mundo pasado que, ineludiblemente, acaba devorándose a sí mismo. 

© Jérôme Prébois

L'Abbé Pierre - Une vie des combats

Frédéric Tellier, 2023 | Sección Oficial - Fuera de Concurso | ★★★☆☆

La superproducción biográfica francesa que ha estrenado este año el Festival de Cannes es este biopic sobre Henri Grouès, más conocido como el Abate Pierre, un sacerdote católico que se convirtió en una figura mediática desde los años cincuenta debido a sus discursos apasionados en los que exhortaba a políticos y ciudadanos a solidarizarse con las personas sin techo. En Francia los periódicos le llamaban la voix des sans-voix (la voz de los sin voz), y su vida es lo suficientemente trascendental, desde su participación en la resistencia hasta su etapa como diputado, que bien merece una película biográfica, aunque anteriormente el largometraje Hiver 54, l'abbé Pierre (Denis Amar, 1989) ya contaba parte de ella con Lambert Wilson como el sacerdote, pero enfocándose en el nacimiento del movimiento Emaús, dedicado a ayudar a las personas sin recursos, y el crudo invierno en París de 1954, que fue el inicio de su conexión con la sociedad francesa. De hecho, ya se realizó otro biopic en el momento de mayor repercusión de la figura del abate, Les chiffonniers d'Emmaüs (Robert Darène, 1955), pero el acercamiento de Frédéric Tellier, responsable del thriller Goliath (2022) es mucho más grandilocuente y emocionalmente sensorial. 

La película comienza y acaba con un torpe intento de mostrar la figura del Abate Pierre (Benjamin Lavernhe) a través de su contradicción espiritual, envuelto en un paisaje desértico de ensueño que recuerda a la visualización metafísica de la película Más allá de los sueños (Vincent Ward, 1998), mientras resuenan los cuestionamientos sobre su legado escritos por el propio Pierre: "He hecho todo lo posible por ayudar a los demás. Pero ¿fue suficiente? ¿He podido cambiar las cosas, aunque solo sea un poco? ¿Me voy dejando un mundo levemente distinto?". Este combate constante por dejar una herencia espiritual que refleje el compromiso con el ser humano, intenta ahondar en la naturaleza esencial del hombre, pero también muestra las dudas de una figura que se dibuja como heroica. El mayor logro de la película es evitar componer una hagiografía, abordando algunas de sus contradicciones, y en cierta manera centrándose en el éxito de sus campañas a partir de los fracasos de su vida. Hay en L'Abbé Pierre (Frédéric Tellier, 2023) recursos como el uso de objetivos lensbaby que desenfocan la profundidad de campo para enfocar solo la figura del abad, lo que al final acaba dibujando un carácter mesiánico, la representación de un héroe cuya misión sin embargo está destinada a sucumbir. De hecho, no existe una pretensión de ocultar el tono anticuado de este biopic tan convencional que es evidente su pretensión de llegar a todo tipo de público a través de la emoción. Pero tiene también un tono grandilocuente que se beneficia de la extensa vida del abate Pierre, que murió en 2007 a los 94 años, a pesar de que le invitaron a marcharse de un convento Capuchino después de siete años recluido, debido a su constante débil estado de salud. 

Así comienza su historia que le llevará a participar en la resistencia francesa durante la 2ª Guerra Mundial, a iniciar una etapa como político y a dedicarse a la lucha contra la pobreza que le convirtió durante el crudo invierno de 1954, en una estrella mediática cuando, conmovido por la muerte de varias personas debido a la ola de frío en París, decidió hacer un llamamiento de ayuda desde Radio Luxemburgo que se convirtió en una masiva campaña de recogida de mantas y alimentos para los pobres. La parte central de la película es un recorrido a través de sus discursos exaltados, sus entrevistas, su presencia en los medios de comunicación y su abierta solidaridad que se muestra con recursos como la pantalla dividida, y con una hermosa y suntuosa partitura del compositor norteamericano Bryce Dessner. Pero los momentos que mejor funcionan se concretan en la relación entre el abate Pierre y Lucie Coutaz (Emmanuelle Bercot), una monja que le ayudó a fundar los centros de acogida del movimiento Emaús y que colaboró con él durante 40 años, hasta la muerte de ella. Porque es una relación contradictoria, llena de discusiones y de cuestionamientos, que define mejor al protagonista como una persona sufriente y dubitativa. Mención aparte merece el trabajo de Benjamin Lavernhe, con el que el director ya había trabajado en El caso SK1 (Frédéric Tellier, 2014), que consigue una de esas interpretaciones envueltas en la emoción, un trabajo de transformación que resulta conmovedor, y que acaba siendo el principal soporte de una película que quiere ser trascendental y al mismo tiempo popular, y que para su estreno en Francia en noviembre se presenta como uno de los títulos más ambiciosos del año. Al final de las dos horas y cuarto de duración se muestran imágenes de personas que viven en las calles de París, una sobrecogedora representación del fracaso que mencionaba el Abate Pierre, que muestra las consecuencias de un combate que deja cada año tantos heridos y muertos como una guerra. 

© Uma Pedra no Sapato

Légua

Filipa Reis, João Miller Guerra, 2023 | Quinzaine des Cineástes | ★★★★☆

Si suele ser habitual que el Festival de Cannes deje un espacio para alguna superproducción francesa, después de haber rendido pleitesía a los grandes estrenos de Hollywood, también parece una norma no escrita incluir en las secciones paralelas alguna mirada al mundo rural. Es el caso de la segunda película de los directores Filipa Reis (1977, Portugal) y João Miller Guerra (1974, Portugal) quienes, tras realizar documentales de resonancia internacional, compitieron en los festivales de Rotterdam y Valladolid con su debut en la ficción Djon Africa (2018). La historia en esta ocasión se desarrolla en el pequeño pueblo portugués de Légua, y está inspirada en la casa en la que pasaba los veranos el propio director João Miller Guerra. Pero aquí los dueños de la propiedad están ausentes todo el tiempo, quedando solo los recuerdos de familia, el mobiliario y objetos de un espacio que parece destinado a la desaparición, mientras la ama de llaves Emília (Fátima Soares) la cuida como si los propietarios estuvieran a punto de llegar. Hay un momento en el que se preparan unos dulces para la inminente visita de la familia que finalmente no se produce. De alguna forma, Emília se ha quedado en la casa señorial como su fuera también un reducto de las mejores épocas, ayudada por Ana (Carla Maciel), que trabaja como sirvienta extra. La película comienza retratando a Ana mientras se prepara tarareando una canción y se dirige a su casa donde mantiene relaciones sexuales con su marido. El contraste entre la anciana célibe y la mujer de mediana edad empoderada sexualmente es uno de los apuntes de la diferencia entre generaciones que propone la película. 

El tercer vértice generacional lo ocupa Mónica (Vitória Nogueira da Silva), la hija de Ana, mucho más alejada del servilismo que mantienen su madre y Emília con unos propietarios ausentes, esa especie de pervivencia de la diferencia social aunque no estén presentes. Pero su cuestionamiento de ese cierto altruismo de Ana que supone ayudar a Emília cuando está enferma también subraya la diferencia entre sus formas de pensar. La hija no solo tiene su propia agenda vital, sino que trata de influir en la de su madre. Al contrario que ella, que se resiste a acompañar a su marido a Francia para trabajar, Mónica está deseando marcharse del pueblo mientras explora su propia sexualidad. Légua (Filipa Reis, João Miller Guerra, 2023) es un retrato de tres generaciones de mujeres en relación con las estructuras sociales, reflejada en una puesta en escena que se manifiesta a través de algunos encuadres muy expresivos, como cuando en el mismo plano vemos una composición de Mónica en primer término, Emília en medio y Ana, que toma el control de las labores del hogar cuando la anciana enferma, en la cocina. La película utiliza el ciclo de las estaciones y las etapas de la siembra para elaborar una representación del propio ciclo de vida. A esto contribuye el rodaje durante un año con interrupciones para captar el ritmo y la visualidad de las diferentes épocas, captada por el destacado trabajo del director de fotografía Vasco Viana. Con una cadencia lenta, Légua se detiene en los detalles y es mayormente silenciosa, atenta a la dinámica de un cierto ritual diario a través los quehaceres repetitivos del cuidado de un casa vacía. 

El carácter religioso está muy presente en las visitas del párroco, que es el contacto de los propietarios con las dos mujeres. En contraste con la sexualidad de Ana y la exploración de Mónica, se introduce también un concepto sexual en la propia religiosidad católica de Emília, cuando Ana le prepara los tradicionales penes de San Gonzalo, unos dulces en forma de falo que son típicos de algunas localidades portuguesas. De forma que, siendo célibe, de alguna manera Emília también está en contacto con una cierta manifestación sexualizada. La película está marcada a lo largo de su desarrollo por estos contrastes para reflejar las diferencias pero también las similitudes entre estas tres generaciones de mujeres que se adhieren a la tradición y a la tierra, sea de una forma voluntaria o forzada. Y consigue, a través de este retrato femenino pausado y contemplativo elaborar una mirada hacia las estructuras sociales que perviven en algunas zonas rurales de Portugal.

© Alter Ego Production

Machtat

Sonia Ben Slama, 2023 | ACID Cannes | ★★★★☆

La segunda película de la directora franco-tunecina Sonia Ben Slama (1985, Túnez) tiene una relación estrecha con su debut en el largometraje documental Maktoub (Tout est écrit) (2015), en el que contrastaba la boda de su abuela hace 70 años con la ceremonia nupcial de su prima en la actualidad. En esa celebración fueron contratadas Fatma y su hijas, que forman parte de una tradición de intérpretes musicales que actúan en las bodas, y a partir de ese encuentro surgió el germen de su nuevo documental. La directora se centra en el trabajo de Fatma y sus dos hijas, Najeh y Waffeh, que ejercen el trabajo de "machtat", intérpretes de música tradicional que son contratadas para un cometido que va más allá del simple folclorismo, porque adopta un carácter mucho más espiritual y personal. Ellas también son las encargadas de bendecir a las novias y de prepararlas para la ceremonia, maquilladas como si se tratara de muñecas de porcelana, mientras les dan consejos y recaudan las aportaciones económicas que ofrecen los invitados. Es un contraste singular con las vidas personales de las tres mujeres, y que capta Sonia Ben Slama cuando se acerca a ellas en la intimidad del hogar. 

Porque las hijas viven junto a su madre a partir del fracaso de sus propios matrimonios. Najeh está divorciada desde hace 13 años y vive en la casa familiar con sus dos hijos adolescentes, esperando encontrar un nuevo marido, porque le oprime el autoritarismo que ejercen sus hermanos varones, mientras que Waffeh se casó a los 15 años con un hombre que la maltrataba constantemente, pero no está divorciada legalmente. Piensa que su marido puede regresar algún día para matarla, así que apenas sale de la casa en la que también vive con sus hijos. La directora evita con buen criterio la presencia de los hombres a los que se refieren las tres protagonistas. Es una película en la que se refleja una mirada femenina, mientras que las referencias hacia lo masculino tienen casi siempre relación con la violencia o la autoridad. El hecho de que las escenas se desarrollen casi siempre en el interior de una pequeña habitación sugiere también la falta de escapatoria de estas mujeres frente a la situación de frustración personal en la que viven. La propia Fatma, que lleva 40 años ejerciendo como "machtat", está cansada y piensa ya en retirarse, pero la participación en las bodas acaba siendo la única forma de liberación que tienen la madre y sus dos hijas. 

Machtat (Sonia Ben Slama, 2023), estrenada en Visions du Réel, ofrece una lúcida mirada hacia el sistema patriarcal de Túnez. El matrimonio para una mujer supone la estabilidad financiera y vital, pero las experiencias que se muestran en la familia de Fatma sugieren que buena parte de estas esperanzas de una vida tranquila acaban siendo sustituidas por la sumisión, la obligación y la obediencia, si no por el maltrato y la violencia. Este contraste es el que mejor define a la película y el que aporta una contundencia más clara al mensaje, a través de la representación de una ilusión que se desvanece con el paso del tiempo. 


L'Abbé Pierre se estrena en Francia el 15 de noviembre. 
______________________________________
Películas mencionadas: 

Goliath se puede ver en Movistar+.
El caso SK1 se puede ver en Prime Video.
Djon Africa se puede ver en GuideDoc. 


26 mayo, 2023

Cannes '23 - Parte 1: Miradas alternativas

Una definición ha marcado el 76º Festival de Cannes de este año como un reducto del viejo cine, acentuado porque buena parte de los nombres que formaban parte de su programación principal son directores ya consagrados como Wes Anderson, Nanni Moretti, Aki Kaurismaki, Todd Haynes, Ken Loach, Wim Wenders o Tran Anh Hung. Como si el festival quisiera sacar pecho tras la crisis del coronavirus pero en realidad haya acabado definiéndose como un cementerio de elefantes en vez como el descubridor de nuevas formas narrativas que fue hace décadas. El Marché du Film ha roto récords de acreditaciones con 13.500 participantes, por encima del récord pre-pandemia de 2019 que llegó a 12.500, recuperando parte de los asistentes asiáticos que perdió en los años del coronavirus, pero parece que los grandes negocios cinematográficos irán abandonando estos encuentros puntuales progresivamente en un mercado globalizado y constantemente interconectado. Es verdad que películas como El triángulo de la tristeza (Ruben Östlund, 2022) consiguió comprador el año pasado y posteriormente tuvo una exitosa carrera de premios, terminando con el director sueco presidiendo el jurado oficial de Cannes, y este año hay casos excepcionales como May December (Todd Haynes, 2022) que a pesar de estar seleccionada a competición y del nombre de su director y protagonistas, Natalie Portman y Julianne Moore llegó al Mercado de Cannes sin distribuidora y ha terminado consiguiendo la oferta más alta de esta edición, 11 millones de dólares pagados por Netflix. Respecto a España, que es el país invitado en el Marché du Film, Neon ha adquirido para su distribución en Estados Unidos Robot dreams (Pablo Berger, 2023) la primera película de animación del director de Blancanieves (2012). Sin embargo, una muestra clara de la tendencia se puede ver en la distribución en España: mientras que antes de la pandemia muchas de las películas presentadas en el festival se veían y se compraban en el Marché du Film, este año la mayor parte de las películas a competición ya fueron adquiridas previamente por las distribuidoras españolas. 

Pero el Festival de Cannes es un encuentro masivo en el que siempre hay espacio, sobre todo dentro de las secciones paralelas, para todo tipo de descubrimientos cinematográficos. En esta crónica vamos a enfocarnos en algunos de estos títulos internacionales que están presentes en diferentes secciones competitivas. 

Inshallah a boy

Amjad Al Rasheed, 2023 | Semaine de la Critique | ★★★★☆

PREMIO A LA DISTRIBUCIÓN - GAN FOUNDATION

La opresiva presión de una sociedad patriarcal está reflejada en esta rotunda película narrada con habilidad por el joven director Amjad Al Rasheed (1985, Jordania), a través de la historia de Nawal (Mouna Hawa), enfrentada a las leyes de la Sharia cuando su marido fallece de forma repentina. Esta legislación islámica establece que los bienes y propiedades de Ahmad (Mohammad Al Jizawi) sean heredados por sus parientes directos ya que el matrimonio no ha tenido un hijo varón. Nawal y su hija pequeña Nora (Seleena Rababah) comienzan a sufrir el acoso de Rifqi (Haitham Omari), no solo para que ella le siga pagando las cuotas de la deuda que le debía su hermano Ahmad por una furgoneta, sino porque también exige compartir la casa, de la que él ahora es legalmente el nuevo propietario. Pero Nawal utiliza una estrategia desesperada para tratar de retrasar al menos durante nueve meses la imposición de la ley. A través de una historia que implica decisiones difíciles, Inshallah a boy (Amjad Al Rasheed, 2023) establece perfectamente este mundo de masculinidad dominante a través de pequeños detalles en los que se refleja la falta de libertad de la mujer incluso para utilizar su propio móvil. Los dos espacios en los que se desarrolla la historia son la casa familiar en disputa, situada en un barrio de clase obrera, y la casa en la que trabaja Nawal cuidando a la matriarca con alzheimer en el barrio turístico y lleno de actividad de West Amman. Ambos se alternan como una representación de la vida constantemente controlada de la protagonista, mientras que sus trayectos por las calles entre las casas y el juzgado aportan un breve periodo de liberación, como cuando Nawal siente la necesidad de aprender a conducir para tener algún espacio de independencia.  

El director utiliza metáforas precisas que no se sienten forzadas, sino que se adhieren a la narrativa realista de la película. Es el caso del ratón al que Nawal tiene pánico pero hacia el que irá cambiando de actitud conforme se desarrolla la historia. Ella representa una parte de la sociedad jordana que se siente desamparada frente a las leyes, porque en realidad Rifqi solo está pidiendo lo que le corresponde legalmente, y la progresiva alineación del hermano de Nawal con su cuñado indica que el verdadero problema está en la normalización de estas imposiciones. La historia está basada en una circunstancia similar que ocurrió a un familiar del director, aunque en aquel caso los hombres permitieron a la mujer quedarse con la casa. Pero incluso en esta decisión más "generosa" se refleja una condescendencia machista. El consistente guión escrito por Amjad Al Rasheed junto a Delphine Agut y la productora Rula Nasser, que también produjo Holy spider (Ali Abbasi, 2022), pretende aclarar que esta opresión no es una cuestión de clases sociales cuando construye una subtrama que implica a Lauren (Yumna Marwan), que pertenece a la familia de clase alta para la que trabaja Nawal. Ella goza de cierta independencia, pero en realidad no tiene poder de decisión sobre su cuerpo cuando se queda embarazada de un hombre con el que se ha casado simplemente porque las relaciones sexuales fuera del matrimonio están prohibidas. Se refleja así una realidad que marca la sociedad de Jordania con un patriarcado angustioso. 

Inshallah a boy es la primera película jordana que ha sido seleccionada en una sección competitiva en la historia del Festival de Cannes, aunque otros títulos han tenido repercusión internacional recientemente, como la primera película nominada al Oscar Theeb (Lobo) (Naji Abu Nowar, 2014), pero la historia se alinea más con películas como Nader y Simin, una separación (Asghar Farhadi, 2011) en la que se analiza la raíz principal de una regulación que impone una sociedad en la que la desigualdad de género está legitimada. Hay un trabajo sobresaliente de la actriz Mouna Hawa, a la que hemos visto en Bar Bahar. Entre dos mundos (Maysaloun Hamoud, 2016), porque ella aparece en todas y cada una de las secuencias de la película. Los encuadres también aprisionan en cierta manera a su personaje, acercándose en primeros planos y dejando un espacio mínimo para que éste pueda respirar. Si Nawal está aprisionada entre personajes masculinos en muchas escenas, lo está también cuando se encuentra en soledad. Comentaba el director Amjad Al Rasheed que él prefiere plantear preguntas antes que lanzar mensajes en sus historias, pero en todo caso el mensaje que transmite esta película es tan rotundo como inquietante. 

© Michael Crotto-TS Production

Le théorème de Marguerite

Anna Novion, 2023 | Sección Oficial - Proyección Especial | ★★★ 

Un teorema se define como una proposición teórica cuya verdad puede ser demostrada mediante un conjunto de teorías o fórmulas. Para su última película, la directora Anna Novion (1979, Francia), que regresa al Festival de Cannes tras haber participado en la Semana de la Crítica con Les grandes personnes (2008), utiliza la llamada Conjetura de Goldbach como eje central de la historia. En 1742, Christian Goldbach afirmaba haber observado que todo número par mayor de 2 podía escribirse como la suma de dos números primos, y todo número impar mayor que 5, como la suma de tres. Este enunciado tan sencillo está considerado sin embargo como uno de los problemas matemáticos más difíciles de resolver, hasta el punto que en 2000 una editorial ofreció una recompensa de 1 millón de libras a quien pudiera resolverlo en el plazo de dos años. En 2002 nadie reclamó esta recompensa. En su primera aparición, el profesor Laurent Werner (Jean-Pierre Darroussin) comenta a sus alumnos de la École Normale Supérieure (ENS) que lo importante de las matemáticas no es solo resolver los números, sino explorar posibilidades y hacerse preguntas. Es un viaje que tendrá que realizar Marguerite Hoffmann (Ella Rumpf) forzada por un error que se convierte en una derrota. Mostrando el universo cerrado de una Escuela que funciona casi como un claustro, para la protagonista las matemáticas también se reflejan como una devoción casi religiosa, cuya dedicación puede desmoronarse en un instante. 

Le théorème de Marguerite (Anna Novion, 2023) funciona mejor cuando la protagonista intenta resolver su propia personalidad que cuando se enfoca en la resolución de conjeturas matemáticas. La nueva vida de Marguerite tiene que enfrentarse a nuevos desafíos, a lo que contribuye la perspectiva abierta por su compañera de piso Noa (Sony Bonnia), quien la introduce en la vida real fuera de las fórmulas y las ecuaciones. Su respuesta al fracaso, renunciando a su carrera, es descrita por su mentor Werner como una solución emocional que no encaja precisamente con el discurso teórico de las matemáticas. Este perfil de profesor rudo y desafectivo pero no necesariamente antagónico está reflejado con la capacidad gestual de un actor como Jean-Pierre Darroussin, marido de la directora, que encuentra siempre el equilibrio en un personaje que renuncia a tener una relación paternal con su alumna, lo que se subraya con la descripción de Marguerite como una joven en cuya vida ha estado ausente la figura de un padre. La actriz Ella Rumpf, que debutó en el cine en la película Crudo (Julia Ducournau, 2016) y recientemente participó en la serie Tokyo Vice (HBO Max, 2022), compone un personaje obsesivo, una workaholic que enfoca su dedicación a sus obsesiones, ya sean las matemáticas o el mahjong, un juego de mesa chino que controla gracias a su talento con los números. Es una interpretación que se manifiesta de forma física reflejando su desinterés por los convencionalismos, lo que también provoca su aislamiento, en contraposición con Lucas (Julien Frison), otro joven apasionado por las matemáticas que está más abierto a la experiencia vital más allá de las fórmulas.

Se podría esperar que un guión escrito por un equipo de cuatro personas, un formato de mesa de guionistas parecido a la fórmula de series como Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-) de la que Anna Novion ha dirigido algunos episodios, encontrara una manera menos convencional de desarrollar una historia que está tan "matemáticamente" estructurada que resulta demasiado previsible, especialmente en un tercer acto que no parece tener la intención de apartarse de otras películas formularias que se nos pueden venir a la memoria sobre resoluciones de conjeturas teóricas, sin renunciar a la utilización de esos primeros planos de personajes envueltos en números, o a la  puesta en escena de la cámara en constante movimiento para reflejar el cerebro inquieto de la protagonista. En esta descripción encuentra sin embargo un camino muy interesante la música compuesta por Pascale Bideau, habitual colaborador de la directora, que utiliza coros para crear una aproximación lírica que transmite la riqueza emocional de Marguerite en su proceso de búsqueda. Pero acaba siendo menos efectiva la introducción del efecto amoroso en la última parte de la película, como una necesidad forzada, que el más divertido empoderamiento sexual en su breve encuentro con Yanis (Idir Azougli), un joven que acaba siendo cosificado por Marguerite en busca de su propio placer. Le théorème de Marguerite es tan fácil de ver como inofensiva en sus planteamientos, aunque de alguna manera consiga elaborar un discurso sobre nuestra sociedad a través del retrato de un personaje al que le resulta difícil encajar en ella.  

© Shellac

Caiti blues

Justine Harbonnier, 2023 | ACID Cannes | ★★★★☆

La directora Justine Harbonnier, nacida en Francia pero formada en Canadá, se centra en su primer largometraje en Caiti Lord, una joven que siempre ha contado con una espléndida voz y aspiraba a convertirse en cantante de musicales. Pero diversas circunstancias la llevaron a dejar atrás las aspiraciones en Nueva York para acabar trabajando como camarera y locutora de radio en Madrid (Nuevo México), un pueblo minero que dependió del carbón y el ferrocarril durante el siglo XIX y toma su nombre del español Francisco de Madrid, quien llegó a la zona en 1603. Hay una representación especialmente singular en esta zona en la que la disminución de la demanda de carbón después de la II Guerra Mundial, provocó que se pusiera a la venta todo el pueblo por 250.000 dólares en 1954, pero no tuvo ningún comprador. Hoy en día cuenta con poco más de 200 habitantes, aunque un cierto renacimiento dentro de su comunidad de artistas. 

Caiti blues (Justine Harbonnier, 2023) ofrece una mirada hacia los sueños rotos a través del retrato de esta joven que sin embargo no se rinde en sus aspiraciones. Mientras trabaja en The Mine Shaft Tavern, donde el mayor acontecimiento es una partida de bingo nocturna, y por el que pasan visitantes que nunca permanecen demasiado tiempo, la única manera de exponer sus frustraciones es a través de la emisora de radio local KMRD, donde presenta un programa bajo el seudónimo de DJ Barnacle, pero en realidad parece más una especie de psicoanálisis público en el que habla sobre cómo su decisión de ir a la Escuela de Arte en Nueva York le ha dejado unas deudas que aumentan en vez de disminuir debido a los intereses. La cámara se enfoca en el paisaje desértico que se ve desde la ventana del estudio de radio, como una expresión de un futuro incierto, que parece reflejar uno de los enunciados de las partes en las que se estructura la narrativa: "Solo con verlo se convierte en polvo". Las aspiraciones de Caiti se muestran a través de flashbacks en los que de niña participó en diversos musicales escolares, consiguiendo en muchos de ellos personajes protagonistas, representaciones de obras clásicas como Cats (1981) que parecían vaticinar un futuro prometedor. 

Pero en realidad la historia de Caiti también es el reflejo de cierta decadencia de unos Estados Unidos cada vez más divididos, cada vez más enfrentados y cada vez más frustrados. La infancia de Caiti está marcada por la influencia del ataque a las torres gemelas de Nueva York en 2001. Aunque la familia vivía a las afueras, los acontecimientos posteriores se convirtieron en tema central de las conversaciones: "Recuerdo haber crecido escuchando las noticias, preguntando si algún conocido había muerto, hasta que mi madre decidió desenchufar todos los televisores y guardarlos en un armario", comenta. Caiti blues es una película que tiene la cadencia melancólica de la música espiritual afroamericana y también habla de la inclusión y de la incertidumbre de tiempos marcados por el odio. Hay algunos momentos de liberación y exaltación de sus aspiraciones, como cuando participa en la fiesta anual que organiza un grupo de transexuales y travestis, pero al mismo tiempo hay noticias sobre el odio a los colectivos LGTBI+. La mañana siguiente es una resaca de melancolía que deja expandir de nuevo las frustraciones: "Mi ego no es capaz de manejar ese continuo juicio de valor sobre que solo soy una camarera que no tiene nada que hacer en la vida más que ser camarera, porque eso es lo único que sabe hacer". Sin embargo, Caiti blues quiere transmitir una mirada positiva, que se revela en algunos guiños que hace la protagonista a la cámara, manejada por Léna Mill-Reuillard, que ha trabajado en documentales como City dreamers (Joseph Hillel, 2018). El último vistazo al desierto desde la ventana de la KMRD es una mirada de esperanza. 

© Wrong Men

Augure (Omen)

Baloji, 2023 | Un Certain Regard | ★★★

NEW VOICE AWARD

La primera aproximación al cine del músico y artista Baloji (1978, República del Congo), afincado en Bélgica, es una propuesta tan heterodoxa como sus trabajos discográficos en torno a la subversión de las tradiciones, a través de cuatro personajes que son definidos como hechiceros, con diferentes consecuencias para cada uno de ellos. Koffi (Mac Zinga) regresa junto a su pareja Alice (Lucie Debay) a Kinshasa con la intención de entregar una dote a su padre y anunciar su matrimonio. La decisión de marcharse del entorno familiar para vivir en Bélgica le ha convertido en un forastero, acrecentado por el hecho de no alojarse en la casa familiar sino en la de su hermana Tshala (Eliane Umuhire). Si el segmento que se dedica a Koffi tiene relación con las diferencias culturales, especialmente en una escena en la que involuntariamente sangra sobre un bebé, provocando un escándalo que necesariamente termina en un rito de exorcismo que parece un reverso de Déjame salir (Jordan Peele, 2017), la parte dedicada a Tshala habla sobre cómo el ostracismo es aún más asfixiante para las mujeres, en una sociedad patriarcal a la que ella no quiere someterse, controlando su propia sexualidad y sus relaciones personales, aunque su novio Ezra (Bongewize Mabandla) no sea precisamente fiel. Cuando ella descubre que tiene una enfermedad venérea, acude a la anciana Mama Mujila (Yves-Marina Gnahoua), aunque no está claro si sus pócimas son realmente efectivas. Mama Mujila es la tercera protagonista definida como hechicera en el pueblo, pero su relato tiene relación con la forma en que el dolor proviene de las heridas emocionales. 

El único personaje que no tiene una conexión directa con la familia de Koffi es Paco (Marcel Otete Kabeya), un adolescente que pertenece a una banda que utiliza como elemento distintivo un tutú rosa, y que trata de superar la muerte de su hermana, cuya historia está representada como una versión africana del cuento de Hansel y Gretel. Aunque Paco se cruza con Koffi y Alice en una secuencia de la película, su presentación es la que muestra de forma más explícita la relación con el mundo de los espíritus a través de un enfoque mágico y colorista, que parece una representación de la sinestesia que sufre el director. En su película, Baloji hace referencia al significado de su nombre y la forma en la que el colonialismo redefinió los significados y la cultura congoleña. Baloji es una palabra swahili que significaba "hombre de ciencia", pero en la época colonial se transformó en "hombre de ciencias ocultas", lo que derivó en "hechicero" y "brujo", de forma que la acepción positiva del término original fue reconvertida en una definición negativa y ocultista. A través de sus cuatro personajes, el director desarrolla una visualización de la historia reciente congoleña, pero también una mezcla de culturas que tiene que ver con la utilización de los colores para cada uno de ellos, como el rojo oscuro para Koffi o el rosa para Paco, al mismo tiempo que se incorporan elementos de diferentes lugares para el desfile que se desarrolla en una parte de la película, con máscaras provenientes del Mardi Grass de Nueva Orleans y disfraces del desfile de Gilles que se celebra para clausurar el carnaval de Binche en Bélgica. 

El director elabora un cuento fantástico que se siente sin embargo menos enfocado cuanto más se aparta de la pareja principal formada por Koffi y Alice, posiblemente porque funciona mejor la confrontación cultural y la reflexión sobre la forma en que las creencias influyen en una sociedad reacia a permeabilizarse después de décadas de colonialismo, lo que también establece una convivencia difícil y desigual entre el progreso y la tradición. Baloji arriesga con una propuesta enriquecedora y diversa, pero a veces Omen (Augure) (Baloji, 2023) resulta más llamativa visualmente que ordenada narrativamente, como una tormenta de ideas que no encuentra la manera de organizarse en torno a una estructura clara. 


______________________________________
Películas mencionadas: 

Robot dreams se estrena en cines el 20 de octubre. 

BlancanievesHoly spider, Lobo y Bar Bahar. Entre dos mundos se pueden ver en Filmin.
Nader y Simin, una separación se puede ver en Filmin, HBO Max y Pluto TV. 
Crudo se puede ver en Movistar+, Netflix y SkyShowtime.
Déjame salir se puede ver en Movistar+, Prime Video y SkyShowtime. 


23 mayo, 2023

Vientos nórdicos 2023 - Parte 2: Las series escandinavas que vendrán

Nuestra segunda crónica de las producciones recientes más destacadas de los países nórdicos está formada por seis títulos estrenados en los últimos meses, desde la última temporada de uno de los grandes éxitos de la televisión pública noruega, hasta dramas relacionados con la venta de armas, el amor adolescente y las mafias en Laponia. Noruega, Dinamarca y Finlandia son los países a los que nos acercamos en este nuevo repaso a lo mejor del formato de series en Escandinavia.

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

NORUEGA 

Noruega se enfrenta a dos grandes contradicciones como país: por un lado, se presenta como líder en energía hidráulica y eléctrica, promoviendo la neutralidad climática para 2030 y reduciendo sus emisiones de carbono un 40% respecto a 1990, pero también es uno de los principales exportadores de petróleo y gas, cuyas extracciones provocan grandes efectos medioambientales en el Ártico. Por otro lado, es un país pacifista, donde se entrega el Premio Nobel de la Paz, pero también basa parte de su economía en la fabricación y venta de armas. Existe una cláusula bastante cínica que indica que no puede vender armas a países en guerra, lo que ha provocado algunas polémicas como la que se produjo en 2021 cuando el periódico Aftenposten publicó una noticia basada en documentos oficiales, según la cual entre 2014 y 2018 se exportaron armas a Emiratos Árabes Unidos a pesar de las sospechas de que éstas podían ser utilizadas para la guerra en Yemen. Teóricamente se trata de un negocio privado, pero en realidad el gobierno tiene inversiones en las principales empresas dedicadas a la fabricación de armamento. Atenta a la actualidad, Ammo (TV2, 2022) incluye al final del último episodio una referencia a la decisión tomada por el Parlamento noruego en octubre de 2022, la misma fecha en la que se estrenó la serie, de no exigir transparencia sobre el destino final de las exportaciones de armas a otros países. 

AMMO

Temporada 1 | TV2 | 6x55' | ★★ 

Creada por Nicolai Cleve Broch | Dirigida por Erik Svensson


Basada en una idea del actor Nicolai Cleve Broch, conocido por sus trabajos en series de éxito como Frikjent (Absuelto) (TV2, 2015-2016) y Beforeigners (Los visitantes) (SkyShowtime, 2019-2021), este thriller político aborda cuestiones morales en torno a la venta de armas que lleva a cabo Noruega, pero también se centra en la introducción de la Inteligencia Artificial y los drones autónomos en las zonas de conflicto. La historia está protagonizada por Bjørn Urdal (Nicolai Cleve Broch), un hombre de negocios que ha destruido su carrera tras haberse implicado en un caso de corrupción, y que tiene una nueva oportunidad cuando es contratado como jefe del departamento tecnológico de una gran empresa que se dedica a la fabricación y venta de armas. AGR está liderada por Ole (Bjørn Floberg), quien está dispuesto a casi todo para no perder un buen negocio, y que considera a sus empleados cercanos como una familia. Pero la contratación de Bjørn adquiere un aspecto inquietante cuando está relacionado con una controvertida intervención en Mali, en la que un dron vendido al ejército francés que teóricamente iba a ser solo de observación en una operación de rescate de dos secuestrados occidentales, actúa de forma demasiado autónoma. 

La serie, que ha sido adquirida por Disney+, construye un interesante thriller en el que el protagonista está destinado a ser un chivo expiatorio y tiene algunos giros de guión notables y un ritmo constante, marcado por la dirección de Erik Svensson, responsable del notable drama bélico Traicionados (2020). La trama central está acompañada por un drama familiar en torno a cómo un hombre marcado por la corrupción puede recuperarse de su imagen pública, y de qué forma afecta a su entorno, su esposa Mona (Rebekka Nystabakk) y su hijo Birk (Jørgen Cleve Broch), cuyos conflictos en el instituto están introducidos de una manera hábil, aunque hay algo de ingenuidad en pensar que a un adolescente noruego le preocupe si su padre vende armas a países en guerra. Hay otras subtramas que funcionan com menos eficacia como la que se refiere a un prototipo construido por Mona, que también se dedica a la ingeniería electrónica. El rodaje principal de la serie se iba a realizar en Lituania, pero finalmente se trasladó a Noruega, siendo España el segundo escenario más destacado: Fuerteventura recrea el desierto de Mali mientras que un encuentro en Barcelona se ha rodado en un hotel de Las Palmas de Gran Canaria, en el que se desarrolla buena parte del Episodio 2. Ammo plantea cuestiones éticas que mantienen el interés, como el desarrollo tecnológico en las zonas en guerra y la posible autonomía de los armamentos inteligentes, introduciendo aspectos como la definición de "Man in the loop", la obligación de mantener una intervención humana en las decisiones de este tipo de armamentos. Y su trama principal parece inspirarse en el dron turco STM Kargu-2, que está considerado como el primero que realizó una intervención completamente autónoma en una persecución y ataque a un convoy logístico en Libia. Como se indica en el artículo El gatillo, en manos de un algoritmo (Revista Ethic, 15/02/2022), la posibilidad de que la inteligencia artificial tome decisiones en zonas de guerra es ya una realidad.  
_________________________________________ 

En los últimos años se vienen produciendo en Noruega historias en torno a relaciones personales en las que generalmente los personajes masculinos tienen algún tipo de ideología extremista. Este enfoque conflictivo se muestra en Todo lo que amas (Filmin, 2022), en la que la protagonista descubre que su novio está relacionado con grupos neonazis, aunque planteando una cierta ingenuidad sobre la posibilidad de que el amor pueda cambiar a las personas. Con un sentido del humor negro que la hace mucho más atractiva y ambigua, Ida takes charge (Viaplay, 2022), se enfoca en una protagonista que comienza a pensar que el chico con el que está relacionada podría ser un asesino en potencia, de esos que se presentan en un instituto y comienzan a disparar. En Vi lover et helvete (NRK, 2023-), también se plantea este tipo de relaciones que se revelan como incompatibles, porque mientras Ein (Aili K. Eira) es una joven sami que estudia en la universidad pero también es activista medioambiental y ayuda a su familia en el pastoreo de renos, su reciente novio Daniel (Sigurd Kornelius Lakseide) es un chico sin empleo que se ha ido convirtiendo en un negacionista del cambio climático, y que recibe una oferta de trabajo de una empresa privada que quiere reabrir una mina de carbón. La historia está escrita por Arina Lystad y Tom Marius Kittilsen, productor de uno de los mayores éxitos de la televisión noruega reciente, la serie de tres temporadas Rådebank (NRK, 2020-2022) y del documental Alt for Norge (Daniel Høglund, Jo Vemund Svendsen, 2022), que recientemente fue nominado a los premios Gullruten 2023

Vi lover et helvete

Temporada 1 | NRK | 6x40' | ★★ 

Creada por Arina Lystad, Tom Marius Kittilsen | Dirigida por Rebecca Kjellmann


Al igual que aquella serie sobre la cultura de los automóviles tuneados, Vi lover et helvete, se desarrolla en una localidad ficticia de la provincia de Finnmark, al Norte del país y fronteriza con Finlandia y Rusia, lo que ha marcado su personalidad, sobre todo por la convivencia entre tres lenguas: el noruego, el sami y el kvensk, una lengua finlandesa báltica. Aunque la cultura sami tiene algunas medidas de protección, lo cierto es que la ganadería de renos, que es una de sus actividades principales, se ha reducido considerablemente, limitándose en buena parte a esta zona del territorio. Por tanto, la serie propone algunas cuestiones interesantes sobre la convivencia entre los habitantes de origen indígena y la cultura occidental, mientras que se rompen algunos estereotipos a través del personaje de Ein, que compagina el pastoreo y el activismo climático con sus estudios en la Universidad. Pero lo que mejor hace es aproximarse también a la realidad de Daniel, el desempleo y la escasez de recursos, así como la manera en que las protestas contra la reapertura de la mina puede acabar con sus expectativas de futuro. Daniel también se dedica a organizar ataques informáticos contra algunas instituciones como una forma de protesta a la situación que vive su generación. 

La muerte de un reno en una temporada en la que está prohibida su caza se convierte en un punto principal de conflicto entre Ein y Daniel, pero la serie tiene más dificultades en justificar por qué ambos se sienten tan atraídos a pesar de que en la práctica no tienen nada en común. De alguna manera, los momentos en los que están solos, sin el entorno que delimita sus personalidades, es cuando ambos comparten una relación más consistente, lo que permite que se aborden también cuestiones sobre la identidad y qué es lo que realmente la define. Para el espectador, resulta más fácil sentirse identificado con Ein, a pesar de que tras su estreno la producción recibió algunas críticas de grupos ecologistas sobre la forma en que retrata el activismo medioambiental, pero al menos la radicalización de Daniel se explica de forma eficaz, aunque se utilicen recursos algo manipuladores para ampliar la identificación con él, como el cuidado de una madre enferma. Vi lover et helvete funciona mejor cuando los protagonistas se toman como una alegoría de una sociedad polarizada en vez de como personajes con entidad propia, lo cual puede ser negativo para una ficción, pero en este caso cumple una funcionalidad mucho más certera sobre la división en el seno de la convivencia.  
_________________________________________ 

Tras el notable éxito de sus dos temporadas anteriores, que en España ha estrenado Filmin, el final de la historia protagonizada por cuatro destacados altos ejecutivos de las finanzas noruegas llega a su desenlace con una temporada que a veces tiene problemas para mantener el interés, pero que es un acertado reflejo cada vez más surrealista sobre la cultura del dinero. Tras una segunda temporada en cuyo rodaje hubo que hacer restricciones debido a la pandemia en determinados lugares como Londres, donde se desarrolla parte de la historia, cuya escenas finalmente se rodaron en Oslo, esta tercera entrega se amplía a lujosos escenarios en el extranjero como Marruecos, Londres, Marbella y Málaga. En el Gran Hotel Miramar de Málaga se celebra precisamente una de las fiestas-orgía que suelen organizar los protagonistas, en el episodio Overraskelse (Sorpresa) (T3E3). La temporada comienza casi como si quisiera homenajear a Breaking bad (Netflix, 2008-2013), con un flashforward que sitúa a los personajes en una situación comprometida mientras Jeppe Schøitt (Jon Øigarden) como narrador lanza una diatriba cínica sobre lo poco que le importan el cambio climático y Gretta Thunberg, que podría convertirse en "una marca maravillosa, con una línea de productos aprobados por Greta Thunberg", mientras suena de fondo "Everybody wants to rule the world" (1985) de Tears for Fears. La banda sonora de la serie es uno de sus elementos más interesantes, a pesar de una cierta obsesión con la canción "You want it darker" (2016) de Leonard Cohen, que se utiliza varias veces a lo largo de esta temporada. 

Exit

Temporada 3 | NRK | 8x40' | ★★ 

Creada por Petter Testmann-Koch, Lars Gautneb | Dirigida por Øystein Karlsen, Gísli Örn Garðarsson


El hecho de que el primer episodio lleve el título de Lázaro" (T3E1) es una pista bastante clara de lo que va a suceder, pero el recorrido de Jeppe, Henrik (Tobias Santelmann) y Adam (Simon J. Berger) continúa siendo tan excesivo como en las temporadas anteriores. "Cuando ganas tus primeros 100 millones antes de los 30 años, necesitas siempre algo más", afirma uno de ellos. El dinero se convierte de esta forma en una adicción, una de tantas a las que están entregados los personajes, como el sexo y las drogas, una forma de construir una burbuja en la que las preocupaciones quedan al margen. Pero lo que comenzó en la segunda temporada como una mirada más cercana a la visión femenina a través de la liberación de dos mujeres, se desarrolla mejor a lo largo de esta última. Hermine (Agnes Kittelsen) trata de conseguir una independencia necesaria para no tener que depender con Adam, mientras que Celine (Ine Marie Wilmann) parece incapaz de vivir sin el dinero de William (Pål Sverre Hagen). Que Exit (Filmin, 2019-2023) concluya esta tercera temporada es una buena decisión porque cuando se han mostrado distintas formas de diversión extrema y relaciones hipócritas a veces se hace repetitiva, especialmente cuando las diversiones de los protagonistas se parecen a una versión de Resacón en Las Vegas (Christophe Beck, 2009), como en el mencionado viaje a España. 

No resulta difícil adivinar de qué manera las vidas excesivas de estos ejecutivos pueden tener un final no especialmente feliz, pero el guión al menos consigue que sus destinos tengan diferentes perspectivas, aunque una subtrama relacionada con una emigrante parece algo inconsistente y forzada. De alguna manera, se podría decir que la tercera temporada de Exit se convierte en una parodia de la propia serie, especialmente a partir del muy gore episodio Rett i fella (Justo en la trampa) (T3E7), que parece sacado de una novela de Jo Nesbø. El popular escritor  noruego, que participó hace unos días en el Festival de Novela Negra de Valencia y acaba de publicar en España Eclipse (2023, Ed. Reservoir Dogs), la última novela protagonizada por Harry Hole, está muy ligado a la serie, porque sirvió como asesor de guión (trabajó como bróker y fue un famoso cantante antes de publicar su primer libro), escribió e interpretó una canción para la segunda temporada y ha fundado una productora junto al director Øystein Karlsen. La historia funciona bien cuando se acerca a la actualidad, como en el retorcido empleo de las leyes de regulación noruegas para evadir impuestos a través de la inversión en energía eólica. Como afirmaban sus creadores, el 70% de lo que se cuenta en la serie está basado en testimonios de personas reales, lo que dibuja esa perturbadora descripción de las altas finanzas en la que se sostiene el programa. Incluso acaba siendo involuntariamente anacrónica, como cuando aparece product placement de Flyr, una compañía aérea que ha quebrado en enero de este mismo año, propiedad de uno de los 200 millonarios que hay en Noruega. La tercera temporada de Exit es la menos provocativa de todas pero también es la más sórdida, aunque el desenlace resulta demasiado moralista. Que la última escena no esté protagonizada por ninguno de los protagonistas deja claro el punto de vista, remarcado por la extraordinaria voz del cantante Sivert Høyem interpretando "Prisoner of the road", una canción compuesta en 2010 para concienciar sobre los casi 44 millones de refugiados y desplazados del mundo.

DINAMARCA

Presentada en Berlinale Series y posteriormente en Séries Mania, esta producción se desarrolla en el año 1999 en la pequeña localidad danesa de Nordby, un lugar rodeado de bosques que sin embargo están mostrados con una tonalidad inquietante cercana a series como Twin peaks (SkyShowtime, 1990-1991), un de las principales influencias de la puesta en escena. El protagonista es el joven Lukas (Elias Budde Christensen) que vive junto a su padre, el oficial de policía Christian (Troels Lyby). Ambos tratan de hacer frente a la reciente muerte de su madre, pero Lukas es demasiado tímido como para integrarse bien entre los grupos de amigos del pueblo y la relación con su padre es poco comunicativa. Una noche se produce la desaparición de un joven, Alex (Noah Skovgaard Skans), lo que vuelve a recordar otra desaparición que se produjo años antes, la de Oskar (Sylvester Bider), cuya madre continúa colocando carteles por el pueblo a pesar de que la investigación concluyó que no había ningún indicio de que la desaparición hubiera sido forzada. Lukas se une a Kris (Noa Risbro Hjerrild) y Emma (Emilie Kroyer Koppel) en una investigación personal, temiendo que la policía llegue a la misma conclusión con Alex que con Oskar, y dejen por tanto de indagar.

Nordland '99

Temporada 1 | DR | 8x25' | ★★ 

Creada y Dirigida por Kasper Møller Rask


Esta producción de la televisión pública danesa ocupa un lugar dentro de las historias juveniles de diseño de producción retro que representa adecuadamente la década de los noventa, utilizando la música electrónica original de Mathias Gaarde Mikkelsen con sonoridades de los ochenta junto a una selección de canciones que no solo sitúan con acierto la época sino que también representan la psicología de los personajes. Y aunque Nirvana puede ser una elección algo obvia para mostrar el mundo interior algo inquieto de los protagonistas, el diseño de sonido y las canciones juegan un papel importante. La serie, creada y dirigida por Kasper Møller Rask (1993, Dinamarca), no cuenta con una banda sonora editada, pero el guionista ha elaborado la playlist Nordland '99 que incluye la mayor parte de los temas utilizados, una forma inteligente de "publicar" la banda sonora sin que sea una edición discográfica. Los referentes principales de la historia son la novela de Stephen King El cuerpo (1982, Ed. Grijalbo), y por extensión su adaptación al cine Cuenta conmigo (Rob Reiner, 1986), y la serie de relatos de Los Cinco (1942-1962, Ed. Juventud), escritos por Enid Blyton, pero la tonalidad oscura le acerca de forma evidente a Stranger things (Netflix, 2016-2022), más por la estética tenebrista que en realidad porque tengan muchas cosas en común. 

De hecho, Nordland '99 no es una serie que incorpore elementos sobrenaturales sino que se trata de un thriller nórdico que está protagonizado por adolescentes, y cuya explicación final es mucho más realista, y también convincente, que el típico enfrentamiento con seres de otros mundos. La propuesta visual a veces da la impresión de que sirve como homenaje a un género determinado de producciones de misterio, como cuando Emma aparece con un chubasquero amarillo en el bosque, lo que inevitablemente nos recuerda también a Dark (Netflix, 2017-2020). Pero a pesar de estas referencias continuas, hay un acierto en el perfil de los personajes, porque Lukas y Emma no son jóvenes intrépidos sino que se enfrentan a sus propios miedos cuando inician la investigación, impulsados por un objetivo mucho más fuerte que sus tímidas personalidades. La serie consigue tener una atmósfera oscura y desasosegante, y se beneficia de una narración sólida que introduce nuevos elementos para mantener un suspense constante, con la ventaja de episodios cortos entre 20 y 25 minutos que permiten enfocarse en las tramas principales. Aunque pueda sonar a otras producciones de éxito, Nordland '99 tiene su propia personalidad, recrea con acierto el final de la década de los noventa y al mismo tiempo construye un thriller de suspense efectivo y contundente. 
_________________________________________ 

Otra de las producciones danesas presentadas en Séries Mania, en la sección de Formatos Cortos, es la que podríamos calificar como la historia LGTBI+ más encantadora que hemos visto este año, y que acaba de estrenarse en los países nórdicos. Nacida de la convocatoria de proyectos Viaplay Talent Award que organiza la plataforma en los principales países escandinavos, En af drengene (One of the boys) (Viaplay, 2023) tiene como protagonista a un adolescente que no consigue integrarse entre sus compañeros de clase, especialmente cuando asiste a un llamado Man Camp, un campamento escolar en el que se reivindica la masculinidad a través de pruebas físicas y juegos que darán finalmente con un ganador, la calificación del auténtico macho alfa. Para un joven que comienza a sentirse atraído por los chicos de su mismo sexo podría ser un paraíso este encuentro de testosterona y virilidad, pero Lau (Jonathan Meinert Pedersen) no se encuentra particularmente cómodo, sobre todo porque su personalidad más tímida es objeto de las bromas de sus compañeros. Hasta que conoce a Aksel (Jacob Spang Olsen), un chico atractivo que acaba de regresar de Copenhague y que parece tener otra forma de pensar, defendiéndole en algunos de los momentos de acoso que sufre, lo que hace que Lau tenga esperanzas de compartir cierta atracción con Aksel.  

En af drengene

Temporada 1 | Viaplay | 4x17' | ★★ 

Creada y Dirigida por Teys Schucany


A través de una historia sencilla que se desarrolla en cuatro episodios de unos 17 minutos, poco más de una hora de duración en total, el creador de la serie Teys Schucany (1994, Dinamarca) construye una hermosa historia de amistad que podría llegar a ser algo diferente, pero lo hace siendo consciente del desarrollo tradicional de este tipo de relatos, y abordándolo por tanto de una forma diferente. La necesidad de aceptación que tiene Lau le lleva a tomar algunas decisiones equivocadas, incluso aunque deba sacrificar algunos aspectos de su nueva amistad, pero al mismo tiempo esa ebullición interior provoca que se mantenga en constante actitud defensiva frente al entorno dominante que le rodea. One of the boys habla precisamente de la incapacidad para encajar allá donde se supone que Lau debe adaptarse, presionado además por el interés personal del monitor Michael (Morten Burian), que compartió en su juventud un Man Camp con su padre, por conseguir que cumpla las expectativas. Hay una especie de solidaridad que sin embargo resulta opresiva, y que está muy bien definida por las conversaciones entre ambos.  

La virtud de esta miniserie está en los detalles, el cruce de miradas y los acercamientos, y en la capacidad de Tey Schucany como director para mantener cierto suspense ante la posible reacción, y la imprevisible respuesta, de Lau frente a Aksel. Lo que consigue especialmente bien la interpretación matizada del joven Jonathan Meinert Olsen, quien participó en las últimas temporadas del éxito adolescente danés Klassen (DR, 2016-2023). Abordando las complejidades de la manifestación de la sexualidad dentro de un entorno heteronormativo, también hay un reflejo del bullying y de una masculinidad entendida de forma equivocada. Hay un cierto toque poético que se alimenta del entorno del bosque y que utiliza las sonoridades y los primeros planos para explorar los sentimientos, lo que contribuye a que One of the boys se distancie de los habituales retratos de las relaciones queer. 

FINLANDIA

Cualquiera de las definiciones que se han hecho de esta serie ya la convierten en una propuesta atractiva: bien sea como una historia de gángsters en Laponia o, como la describía su productor Peter Eklund, "una comedia negra inspirada en Mad Max", ambas son dos buenas maneras de despertar el interés. Basada en el libro Poromafia (2016) de Mikko-Pekka Heikkinen (1974, Finlandia), pero adaptando solo una parte de él, la historia se desarrolla en el entorno de una familia cuya matriarca, Brita Neihanka (Rea Mauranen) divide sus propiedades entre sus hijos Sameli (Samuli Edelmann) y Pieti (Olavi UUsivirta), pero también devuelve las tierras que le arrebató al padre de Sara Poikipää (Anna-Maija Tuokko), quien piensa que la muerte de éste fue en realidad un asesinato. El viudo de Brita, Rouku (Aake Kalliala) hereda la casa familiar, pero no está incluido en el reparto de las propiedades, lo que provocará una sucesión de acontecimientos con los que tratará de controlar unos terrenos para los que tenía otros planes. Los impuestos que los herederos deben pagar para poder recibir su herencia también son un problema cuando el negocio de motos de nieve de Sara acaba de ser declarado en bancarrota y Sameli, que acaba de regresar de una condena de diez años en una cárcel de Noruega, debe pedir prestado al mafioso sueco Stagge (Mikae Presbrandt). A partir de estas relaciones familiares un tanto sórdidas, Reindeer mafia (Mafia de renos) (C More, 2022-) se convierte en una interesante historia de enfrentamientos en la que ninguno de los personajes tiene demasiados escrúpulos. 

Reindeer mafia

Temporada 1 | C More | 8x42' | ★★ 

Creada y Dirigida por Mika Kurvinen


Adaptada y dirigida por Mika Kurvinen (1983, Finlandia), uno de los responsables de la miniserie Héroes invisibles (Filmin, 2019), ésta se beneficia de los escenarios naturales que proporciona Laponia. El rodaje se desarrolló durante casi seis meses en la localidad de Kilpisjärvi, una pequeña población situada al Norte de Finlandia, en la frontera con Noruega, un lugar particularmente inhóspito rodeado de una estación invernal que parece inacabable, pero también una zona que atrae numeroso turismo. Como uno de los temas de fondo, precisamente uno de los negocios de la familia tiene que ver con las rutas organizadas para los turistas en pequeñas empresas que están amenazadas por las grandes corporaciones. La construcción de una estación de trenes en la zona es una de las cuestiones que enfrentó a Brita y su esposo Rouku, quien tiene también sus propias razones para defender con tanto interés el acceso al transporte ferroviario. Lo que hace particularmente bien el guión es ir desvelando los secretos de cada uno de los personajes, a lo largo de ocho episodios que mantienen el suspense constantemente. Pero es más interesante el retrato de una familia enfrentada que averiguar quién es el culpable de un asesinato ocurrido en el pasado que llevó a Sameli a la cárcel, y que se resuelve en el episodio flashback con el evidente título Hvem drepte Ville Poikkipää? (¿Quién mató a Ville Poikkipää? (T1E7). Lo importante es que lo que vemos en la superficie oculta siempre las intenciones reales de los protagonistas, y el enfrentamiento se vuelve progresivamente más cruento. 

Reindeer mafia también tiene un humor negro muy característico de Finlandia que quizás resulte algo complejo para los espectadores foráneos, esa especie de ironía tan seria que muchas veces es difícil de captar como una broma. Pero por otro lado es una serie que habla de enfrentamientos por una herencia, traiciones y secretos que son temas universales. El desarrollo de la trama se mantiene en equilibrio constantemente entre este humor peculiar y un thriller familiar, mezclando géneros para establecer su propia personalidad. Pero al mismo tiempo el concepto visual de la serie incluye numerosas referencias a la cultura norteamericana, a través de vehículos y construcciones que pueden recordarnos a cualquier thriller invernal de Hollywood, mientras que el ritmo y la textura tienen evidentes influencias de películas como Fargo (Joel Coen, 1996). Sin embargo, a veces resulta difícil seguir las intrigas de los personajes, en las que se mezclan flashbacks sobre acontecimientos pasados con los que comienzan los primeros episodios, que tratan de explicar las decisiones que toman los miembros de la familia Neihanka en el presente. Pero el resultado final es un interesante drama criminal que consigue sostenerse sobre una narrativa sólida. 

______________________________________
Películas mencionadas: 

Resacón en Las Vegas se puede ver en HBO Max y Movistar+
Cuenta conmigo se puede ver en Filmin y Movistar+.
Fargo se puede ver en Filmin, MGM+ y Movistar+.