Se suele decir en los países escandinavos que la producción de series de Dinamarca tiende más hacia el drama existencial, que a los suecos les salen mejor el género nordic noir y que Noruega está más especializada en historias protagonizadas por jóvenes problemáticos. Y en cierta manera el tópico de esta definición de la producción audiovisual en el Norte de Europa tiene algo de cierto, aunque no sea exactamente así. Las series escandinavas de las que hablamos a continuación reafirman este tópico, aunque otras lo deshacen. Son producciones inéditas en España que han tenido relevancia en los últimos meses y que, en algunos casos, tendrán la oportunidad de verse en nuestro país próximamente.
NORUEGA
Perni (Viaplay, 2021-) ha sido el gran éxito de la producción de series en Noruega durante la primera mitad de 2021, tanto es así que la plataforma de streaming Viaplay ha decidido renovarla, no por una temporada, sino por dos. Uno de los motivos de su éxito está en el hecho de ser la primera serie creada por Henriette Steenstrup, una actriz muy popular en el país, a la que podemos ver en la película Cuidado con los niños (Dag Johan Haugerud, 2019) o en la serie Ragnarok (Netflix, 2020-), además de ser presentadora de un concurso de televisión muy popular. La serie se plantea como una comedia dramática, equilibrando bien ambos géneros, sobre una madre madura que está separada y trata de encontrar un espacio para sí misma en medio de una familia formada por dos hijas que están en la edad adolescente y un padre viudo que ha decidido salir del armario en su vejez.
En los primeros episodios de la serie pesa cierto parecido con Better things (FX, 2016-), que también explora la maternidad soltera en la madurez, pero poco a poco Perni va encontrando su propio camino que tiene más relación con la idea de familia y que sabe, quizás de ahí provenga su espectacular éxito, describir con acierto la idiosincrasia de los noruegos, sus contradicciones y sus miedos en el terreno de las relaciones emocionales. También aborda con humor algunas cuestiones complejas como la mala imagen que tienen los servicios sociales, ya que Pørni trabaja como asistenta social tomando decisiones sobre el futuro de los hijos de parejas con dificultades para criarlos, lo que contrasta con su propia vida familiar desorganizada. Es una dramedia que sabe construir sobre todo un personaje que se enfrenta a decisiones diarias que pueden ser importantes para su vida.
El drama bélico destaca en Atlantic Crossing (NRK, 2020-), una producción de la televisión pública noruega que aborda la relación entre la princesa Märtha de Suecia (Sofia Helin), esposa del príncipe heredero Olav de Noruega (Tobias Santelmann), y el presidente Franklin D. Roosevelt (Kyle MacLachlan) durante el comienzo de la 2ª Guerra Mundial. El país noruego fue ocupado por los nazis en 1940 y, mientras el rey Haakon (Søren Pilmark) se encontraba en Inglaterra organizando la resistencia contra Alemania, el príncipe heredero y su esposa viajaron a Estados Unidos, protegidos por el presidente norteamericano. Parece claro que hubo una relación estrecha entre la princesa Märtha y el presidente Roosevelt, pero la serie plantea esta relación yendo más allá de la admiración mutua y acercándose al enamoramiento.
Atlantic Crossing cuenta con una buena puesta en escena y una estructura que recuerda a The Crown (Netflix, 2016-), enfocando cada episodio en un acontecimiento relevante tanto en la vida personal como la pública de los miembros de la monarquía, pero los guionistas tienen tanto empeño en humanizar a los personajes y elevar el tono de drama familiar que acaban pecando de sentimentalistas y chovinistas. Desde el punto de vista histórico, NRK ha recibido duras críticas por parte de algunos historiadores por tergiversar la realidad y dar a Märtha de Suecia un papel más destacado en el cambio de actitud de los norteamericanos respecto a la 2ª Guerra Mundial que el que realmente tuvo. Curiosamente, sí está documentado que fue una presencia influyente en la política de Roosevelt, pero el creador Alexander Eik parece más empeñado en construir una historia de amor triangular, dedicando los últimos episodios a los celos del príncipe Olav, el padre del actual rey de Noruega.
El historiador noruego Trond Norén Isaksen afirmaba en el periódico Aftenposten, que "no hay indicios de que tuvieran una aventura o de que el presidente Roosevelt fuera sexualmente activo después de quedar paralizado de cintura para abajo en 1921". Y que la supuesta relación sentimental fue una "fake new" creada por los opositores del presidente y promovido especialmente el periódico The Chicago Tribune. También es inventada la presencia de una infiltrada simpatizante nazi en el círculo en el que se movía la familia real en Estados Unidos, pero sin embargo la serie pasa de puntillas por la existencia de un sector muy importante de Noruega que apoyaba abiertamente a Hitler. Los hechos históricos documentados son tan fascinantes, llenos de conspiraciones, acusaciones e insinuaciones que resulta sorprendente que los guionistas hayan decidido inventar una ficticia historia de amor en vez de bucear claramente en la más que interesante realidad histórica. Y de camino desmerecen las figuras de personajes como el príncipe Olav, que aquí parece limitado a ser un marido celoso (está acreditada su profunda amistad con Theodor Roosevelt) y de Eleanor Roosevelt, que parece ensombrecida por su marido.
El thriller de acción Furia (Viaplay, 2021-) ha sido una de las producciones más publicitadas de este año en Noruega, sobre todo porque está creada por Gjermund Eriksen, responsable del éxito de la serie policíaca Mammon (NRK, 2014-2016), y recientemente de la producción Livstid (NRK, 2020-), otra serie sobre una investigadora cuya historia conocemos en flashback desde el año 2040, en el que ella cumple condena en la cárcel. El protagonista de Furia es Asgeir (Pål Sverre Hagen), un agente de policía que se refugia con su hija en un pequeño pueblo al Oeste de Noruega, debido a las amenazas que ha sufrido por parte de la mafia rusa. Pero, como no podía ser menos, allí se debe enfrentar a un grupo de extrema derecha en el que está infiltrada la agente Ragna (Ine Marie Wilmann), y que parece tener planes para llevar a cabo un ataque terrorista internacional. A ambos actores les hemos visto en la serie Exit (NRK, 2019-), en la que interpretaban a un matrimonio roto. Se trata de una de las principales apuestas de Viaplay para esta temporada, que aborda un tema político relevante, en torno a la proliferación de grupos extremistas de derechas que enfrentan una supuesta revolución islámica en Europa, mientras ellos mismos crean el caos.
Uno de los problemas de la serie es que tiene dos partes bien diferenciadas que no terminan de ajustarse con eficacia. La primera, que se desarrolla en Noruega, comienza como un típico thriller sobre un policía que trata de llevar una vida tranquila pero que no puede evitar afrontar nuevos problemas, pero funciona bien, con el suficiente suspense y acción como para atraer el interés. Después se centra más en Ragna, la agente infiltrada en el grupo extremista, y traslada la acción a Berlín, donde la historia tiene un giro más político, a través de investigaciones de despacho por parte de las fuerzas antiterroristas alemanas y la posible influencia que se quiere ejercer en el próximo calendario electoral alemán. Pero en este tramo la serie pierde eficacia y tensión, aunque pretende mantenerla con la cada vez mayor implicación de Ragna en las actividades del grupo extremista. La trama acaba haciéndose previsible, el personaje de Asgeir también pierde protagonismo y las intrigas políticas resultan insustanciales, aunque la reflexión sobre la participación cada vez mayor de las ideologías de extrema derecha en el marco político europeo podrían apuntar a reflexiones interesantes.
Más interesante es Delete me (Viaplay, 2021-), que aborda una de esas problemáticas juveniles que tan bien se le dan a las producciones noruegas. La historia no es tan original como la forma de contarla. Se centra en la joven Marion (Amalia Holm), que se enfrenta a un infierno cuando un video de ella practicando sexo con dos chicos se difunde por las redes sociales. No solo recibe miradas acusadoras, sino también constantes mensajes subidos de tono e incluso proposiciones sexuales en persona. La posible implicación de su mejor amiga Marit (Thea Sofie Loch Næes) en la difusión de estos videos provoca que tengan un enfrentamiento que acaba en tragedia. Este trágico desenlace no es exactamente un spoiler porque la historia está contada desde el final hasta el principio, de forma que el episodio 1 sería en realidad el episodio 7 si la narración fuera cronológica.
Esta propuesta formal que nos cuenta la historia al revés, parece al principio un simple intento de elaborar un planteamiento diferente, pero lo cierto es que es lógico desde el punto de vista narrativo, porque poco a poco descubrimos detalles que completan la historia y nos hacen entender mejor sus consecuencias. En cierto sentido, consigue que un relato que podría parecer que se ha contado muchas veces acabe resultando más interesante, y el guión de Marie Kristiansen consigue que este retroceso narrativo despliegue algunos temas y reflexiones en torno a la juventud que son más efectivos. Podríamos decir que si la de Marions e contara de forma cronológica, sería un coming-of-age sobre la crueldad de la madurez, mientras que la estructura al revés convierte la historia en un thriller en el que se van desgranando capas que nos ofrecen una visión más compleja del problema. Hay mucha música y muchos primeros planos, un estilo habitual en series que de alguna forma se han visto influidas por el estilo de Euphoria (HBO, 2019-) pero mantiene un cierto misterio que resulta efectivo.
La serie más polémica de este año en Noruega aborda también la juventud desde un punto de vista sexual. Etter Lørdag (Después del sábado) (TV2, 2021-) ha conseguido el premio a la Mejor Serie Corta en Canneseries, el Festival Internacional de Series de Cannes, que se ha celebrado este mes de octubre, lo que es un importante apoyo para una propuesta que ha suscitado cierta controversia. A lo largo de sus doce episodios, que duran entre cuatro y doce minutos, la serie plantea una reflexión sobre la línea que separa el abuso del sexo consentido. La protagonista es Klara (Darin Hagi) una joven de veintidós años que acepta el reto de un programa de radio de tener un encuentro con un chico que se presenta a través de una red social de citas. Ella y Espen (Alfred Ekker Strande) se toman unas cervezas y acaban la noche en casa de Klara, pero aunque pueda estar más o menos dispuesta a tener una relación sexual con él, la actitud de éste le resulta demasiado agresiva, y se niega a continuar con el encuentro. "Si no quieres sexo, por lo menos chúpamela", le dice Espen.
Durante los siguientes episodios, Klara se enfrenta a la negación del abuso, piensa que la culpa ha sido suya por haberse "llevado a casa al chico equivocado", pero una amiga que ha vivido en su familia un caso de violación cree que al menos debería ir a un centro de apoyo. La negación da paso a la duda. Escrita por Sofia Lersol Lund, que ha trabajado en series como Home ground (NRK, 2019-) y Post mortem (Netflix, 2021-) y Liv Mari Mortensen, que también dirige, la propuesta crea una situación que se mueve en una zona gris, en la que como espectador se plantea una interesante aproximación a la idea del abuso o el consentimiento. El formato elegido, doce episodios de corta duración, puede parecer innecesario (quizás hubiera sido mejor seis de veinte minutos cada uno), pero la idea de incluir al principio de cada episodio un momento de la situación que ha provocado el conflicto, un momento del sábado para después contarnos las consecuencias "después del sábado", de alguna manera contribuye a construir de una forma cada vez más clara la realidad de la situación. Hay un excelente trabajo de la joven actriz Darin Hagi, que debuta como protagonista, en un proceso de desarrollo de su personaje que es ciertamente complejo.
También en Canneseries ha recibido galardones la comedia Jordbrukerne (Countrymen) (NRK, 2021-), concretamente el Premio Especial de Interpretación al reparto y el Prix des Lycéens (Premio de la Juventud) a la Mejor Serie. Estrenada esta misma semana en la televisión pública noruega, la historia se centra en Marwan (Nader Khademi), un noruego-iraní que secuestra a su hija para llevarla a un pequeño pueblo de Telemark, junto a un grupo de musulmanes que también se han escondido en la granja, pero con intenciones no demasiado claras. En este sentido, plantea una idea parecida a la de Furia, la facilidad con la que determinados grupos extremistas pueden pasar desapercibidos en poblaciones pequeñas, pero es capaz de abordar algunos temas políticamente incorrectos como la xenofobia en un país en el que nadie se considera racista, o la obsesión de los noruegos por el peligro de un ataque yihadista, cuando los peores atentados que ha sufrido el país los han llevado a cabo simpatizantes de la extrema derecha, que ocupa un lugar destacado en el Parlamento. Nader Khademi es un actor nacido en Irán pero criado en Noruega al que hemos visto en series como Home Ground (Filmin, 2019-) y Caza de brujas (Filmin, 2020). Fue el primer actor permanente de origen multicultural en el Teatro Nacional de Noruega y este año ha recibido el premio Amanda del Cine noruego al Mejor Actor de reparto por la película Ninjababy (Yngvild Sve Flikke, 2020).
La serie está escrita por Izer Aliu y Anne Bjørnstad, esta última creadora de la conocida producción noruega Lilyhammer (Netflix, 2012-2014) y de la reciente Beforeigners (Los visitantes) (HBO Nordic, 2019-) y directora de contenidos de Rubicon, una de las empresas audiovisuales más importantes en Noruega. Aunque no está planteada como un fake documentary, el estilo de dirección recuerda a veces al de Lo que hacemos en las sombras (FX, 2016-), con los personajes dirigiéndose a la cámara como si fueran entrevistados, apuntando comentarios sobre algunas escenas. Uno de los problemas de la serie es que trata de encontrar un equilibrio nada fácil entre la comedia costumbrista y el drama de suspense, lo que provoca una inestabilidad en su planteamiento, porque no es una cosa ni la otra. El estreno de la serie se retrasó tras los asesinatos cometidos por Espen Anderssen Bråthen en la localidad de Kongsberg hace dos semanas, donde disparó con un arco y flechas a una veintena de personas, de las que murieron cinco. De hecho, se ha eliminado un diálogo de uno de los protagonistas, que mencionaba a Kongsberg como una ciudad susceptible de un ataque terrorista debido a su fábrica de armamento. Aunque los personajes principales son interesantes y destaca el trabajo de los actores, algunos de ellos debutantes, la serie no encuentra el equilibrio necesario para ser un producto realmente sólido y se pierde en un tipo de humor que juega a la sequedad sin poder sobrepasarla.
DINAMARCA
La primera temporada del thriller danés Forhøret (Viaplay, 2019-), que podría traducirse como "El interrogatorio", se estrenó en España con el título de Cara a Cara (Filmin, 2020), que refleja la estructura principal de cada uno de los ocho episodios escritos por Christoffer Boe (1974, Dinamarca), cuya particularidad es que sus treinta minutos de duración establecen un diálogo entre dos únicos personajes que se desarrolla en tiempo real. La historia está protagonizada por el agente de policía Bjørn Rasmussen (Ulrich Thomsen), quien investiga el aparente suicidio de su hija y encuentra indicios de que puede haber implicaciones de algunas personas cercanas. Este formato permite la participación de algunos de los actores y actrices más reconocidos de Dinamarca, como Trine Dyrholm, Søren Malling, Nikolaj Lie Kaas, Lars Mikkelsen o David Dencik, y consigue ir creando una trama en la que están implicados los bajos fondos y la corrupción policial. Estrenada el pasado mes de agosto en Dinamarca, la segunda temporada de la serie mantiene el mismo formato pero esta vez la protagonista es Susanne Egholm (Trine Dyrholm), ex-esposa de Bjørn Rasmussen que aparecía en el episodio Barhuset (T1E7), y que se ve involucrada en una intrincada madeja de mentiras cuando un misterioso hombre llamado John (Olaf Johannessen) acude a una de sus sesiones de hipnosis y confiesa que es un asesino en serie que está preparando un nuevo crimen.
Esta segunda temporada utiliza el formato de interrogatorio e incluye también la aparición del protagonista de la primera en el episodio La prisión (T2E4). Asimismo repiten algunos de los actores de la anterior temporada, pero se incorporan otros nombres conocidos del cine nórdico, como el danés de origen iraquí Dar Salim, o la actriz sueca Pernilla August. Hay una cierta apertura en la puesta en escena, que esta vez sale al exterior o tiene lugar en espacios que están en movimiento, como el episodio El tren (T2E7), protagonizado Pernilla August junto a Trine Dyrholm, que nos permite disfrutar de dos grandes actrices, enfrentándose con un diálogo que establece la tensión principal a través de las palabras. Una de las virtudes de la serie es la de poder centrarse en las interpretaciones y en la puesta en escena utilizando escenarios únicos que sirven como reflejo del descubrimiento progresivo de los entresijos de la trama principal. Renovada por la productora Viaplay para una tercera y última temporada, ésta tendrá como protagonista al personaje del magnate Holger Lang (Lars Mikkelsen) que aparecía en el episodio El hipódromo (T1E6) de la primera temporada, y que había financiado el proyecto blacknet en el que trabajaba Christina Rsamunssen, aunque no sabemos si la historia tiene conexión con esta trama. La serie ha tenido también un remake inglés titulado Caza al culpable (2022-), que está protagonizado por Joe Nesbitt y un plantel de actores ingleses reconocidos como Richard E. Grant y Joely Richardson, del que se ya se ha anunciado una segunda temporada, pero que no consigue alcanzar el grado de tensión y habilidad narrativa de la original danesa.
La serie que más controversia ha provocado en Dinamarca este año ha sido John Dillermand (DR, 2021-) una historia enfocada a niños de entre cuatro y ocho años que ha suscitado polémica porque su protagonista es un hombre con un pene enorme, que es incontrolable y que utiliza para pasear perros, realizar operaciones de rescate, pintar murales o robar helados. La emisión de esta serie ha provocado un intenso debate entre psicólogos infantiles que no se ponen de acuerdo en si la representación de los genitales en un contexto no sexual es positiva o negativa para los niños. Christian Groes, profesor asociado e investigador de género en la Universidad de Roskilde, decía al periódico The Guardian que esta presentación del órgano genital masculino supone “perpetuar la idea estándar de una sociedad patriarcal y normalizar la 'cultura del vestuario', que se ha utilizado para justificar comportamientos negativos de los hombres”. Por el contrario, la psicóloga infantil Erla Heinesen Højsted afirmaba que “John Dillermand habla con los niños y comparte su forma de pensar, y los niños encuentran divertidos los genitales. El programa muestra a un hombre impulsivo que asume la responsabilidad de sus acciones. Cuando una mujer le dice que debe mantener el pene dentro de los pantalones, por ejemplo, él la escucha. Lo cual es positivo”.
El título de la serie, compuesta por veinte episodios de unos cinco minutos de duración, proviene de una palabra vulgar que se refiere al pene en danés, diller (que se podría traducir como picha o pilila). En este sentido, la traducción española como Juan Pilila (Flmin, 2021-), que es como llegará en noviembre a nuestro país, es bastante acertada. Estrenada a principios de año en Dinamarca, la controversia sin embargo no parece haber afectado a los padres de los jóvenes espectadores, porque el primer episodio fue visto por 90.000 espectadores, que es todo un éxito para un programa infantil en la cadena pública DR, que transmitió la serie tanto en lineal como en streaming. El jefe del Departamento infantil de la televisión pública, Morten Skov Hansen, defendió el programa en la revista Variety, diciendo que la serie “no habla de genitales, sino de ser fiel a uno mismo, incluidos sus defectos”. El programa “reconoce la curiosidad de los niños por el cuerpo: tanto las cosas que son vergonzosas como las que son divertidas”.
Esta serie de animación en stop motion está escrita por Jacob Ley, que también es el narrador y ha co-escrito la música, y defiende que desde que comenzó a desarrollar el programa en 2019 ha contado siempre con una psicóloga infantil que se ha asegurado de que los mensajes que se envían a los niños son los adecuados. La canción principal describe al personaje: “John Dillerman tiene el pene más grande del mundo. No hay casi nada que no pueda hacer con él, lo gira y lo balancea, incluso podría salvar el mundo si se lo permitieran”. En realidad, no hay una sexualización de la representación de este pene enorme que el protagonista puede utilizar incluso para controlar el tráfico o ayudar a los niños a recuperar sus globos en el episodio John Dillermand (T1E2). Esto le convierte en un héroe, aunque su bisabuela le dice que “la pilila siempre tiene que estar dentro de los pantalones”. Se trata de una serie divertida, con historias sencillas que cuentan con un humor absurdo que sin embargo sí puede plantear una cierta idea del tamaño del pene como una característica positiva en el personaje central. Pero sus efectos negativos desde el punto de vista de una sexualización infantil son francamente inocuos.
SUECIA
Una de las series suecas que mejor ha funcionado este año es Deg (SVT, 2021-) una comedia negra de acción que tiene un comienzo bastante rocambolesco. La protagonista es Liana (Bianca Kronlöf) que ha vivido durante tres años pensando que se había perdido el dinero de un robo por el que su ex-novio Steffe (Philip Oros) fue arrestado, para descubrir que en realidad estaba escondido en un bosque. Pero antes de poder recuperarlo, Malou (Helena Af Sandeberg), una mujer que vive en una zona elegante de Lidingö, un municipio cercano a Estocolmo, pero cuya vida es solo una fachada, encuentra el dinero en un momento de depresión, y decide montar una panadería que utiliza para blanquearlo. Por casualidades del guión, Liana acabará trabajando en ese mismo negocio. Detrás de esta situación se encuentran también los miembros de la banda que efectuó el robo, y que no están muy convencidos de que la historia contada por Steffe sobre cómo le robaron el botín unos desconocidos sea cierta.
Aunque el planteamiento necesita un nivel alto de fe por parte del espectador, lo cierto es que en realidad es solo un catalizador para desarrollar una trama de mujeres que tratan de encontrar un lugar en la sociedad y bandas de delincuentes al estilo de Escondidos en Brujas (Martin McDonagh, 2008), con mucho humor negro y algunos momentos de extrema violencia. Los creadores de la serie son Mattias Johansson Skoglund y Levan Akin, productor y director respectivamente de la muy interesante película Solo nos queda bailar (Levan Akin, 2019). Poco a poco, se construye una historia que en algunos momentos es predecible, especialmente en lo que respecta a la interacción de las dos protagonistas, pero que funciona bien como reflejo de una sociedad eminentemente machista aunque aparente lo contrario. Tanto Malou como Liana, cuyos mundos son completamente diferentes, necesitan la estabilidad adecuada para sentirse parte de sus respectivos entornos, que tienen en común la tendencia a establecer compartimentos en los que es obligatorio encajar. En este sentido, los creadores parecen pretender que no hay grandes diferencias entre clases, al margen de las puramente económicas, y que los conflictos son parecidos. Hay un componente de sátira que funciona bien en mitad de una comedia negra que se dispersa en ocasiones pero que en conjunto es sólida.
Una de las series que más destacaron en la pasada edición de Berlinale Series, donde fue seleccionada entre títulos relevantes como It's a sin (HBO, 2021) o Philly D.A. (PBS, 2021), fue la coproducción sueco-danesa Snow angels (Snöänglar) (SVT, 2021-), un drama con planteamiento de nordic noir que se encuentra entre las mejores producciones del año. La historia comienza dos días antes de Navidad en el suburbio de Vårberg en Estocolmo, en medio de una dura tormenta de nieve, cuando un bebé de cinco semanas desaparece, ante la ausencia del padre, Salle (Ardalan Esmaili) y el descuido de la madre, Jenni (Josefin Asplund), una joven adicta. Ella misma se encontraba en un estado de inconsciencia que incluso le provoca dudas sobre si ha tenido algo que ver con la desaparición de su hijo Lucas. Pero a partir del episodio 2 la estructura narrativa retrocede en el tiempo para contarnos los acontecimientos sucedidos en las semanas previas, y la percepción de quién ha sido responsable de la desaparición se abre en un amplio y complejo abanico de posibilidades.
Creada por la guionista danesa Mette Heeno y dirigida por la sueca Anna Zackrisson, Snow angels es una historia dura y dramática sobre la dificultad de ejercer la maternidad en determinadas circunstancias. Y se centra principalmente en tres mujeres: Jenni, una estupenda Josefin Asplund, a la que hemos visto en series como Vikings (History Channel, 2013-2020), que construye un personaje a la vez irritante y absolutamente frágil; la enfermera de pediatría danesa Maria (Maria Rossing), que no puede tener hijos y que ejerce una vigilancia en sus pacientes que está por encima de lo que la administración hospitalaria puede asumir, lo que le provoca algunos problemas y un momento dramático espeluznante; y la agente de policía Alice (Eva Melander), que hace un paréntesis en su trabajo para cuidar a su marido Martin (Shanti Roney), víctima de un derrame cerebral y mermado en su capacidad de movimiento. Si todo esto parece trágico, la serie va más allá, y propone una de las incursiones más oscuras en el drama humano de la sociedad sueca.
Pero lo más interesante de la propuesta es que consigue construir un nordic noir que sin embargo se interesa más por los personajes y la desesperación de unas vidas incompletas. Las tres mujeres tienen una relación diferente con el bebé: Jenni como su madre, Maria como su pediatra y Alice como la agente de policía que investiga su desaparición. Pero las tres tienen en común una cierta frustración vital que las lleva a seguir cometiendo errores. A este retrato femenino hay que añadir también a la niña Nicole (Nikole Baronas), la otra hija de Jenni y hermana mayor de Lucas, un personaje bien construido entre la desatención de sus padres y los celos que le provoca el nuevo miembro de la familia. Mette Heeno crea una estructura que pasa del presente al pasado, lo que le permite presentar la trama principal y elaborar diferentes subtramas que conducen inexorablemente al momento de la desaparición. Y es arriesgada en su presentación de la maternidad como un proceso difícil, que incluso a veces puede provocar inestabilidad psicológica (uno de los personajes secundarios es una madre de la que se sospecha que no quiere alimentar a su bebé). Oscura y muy dura en ocasiones, es una serie que nos remueve las entrañas y que provoca auténticos escalofríos en su descripción pesimista del ser humano.
FINLANDIA
La producción escandinava también ha triunfado en la categoría principal de Canneseries, porque la producción finlandesa Mister8 (Elisa Viihde-Viaplay, 2021-) ha conseguido los premios a la Mejor Serie y Mejor Interpretación. Esta dramedia está protagonizada por Maria (Krista Kosonen), que tiene una relación abierta con siete hombres, a los que se une su última conquista, Juho (Pekka Strang), el "Mister 8" del título, que debe encontrar una manera de encajar en una relación en la que cada uno de los hombres está asignado a un día diferente de la semana, lo que provocará conflictos entre ellos. Se trata de una comedia negra que, de hecho, está rodada en blanco y negro, escrita por Teemu Nikki, que este mismo año ha ganado también el Premio del Público en la Sección Orizzonti por la película The blind man who did not want to see Titanic (Teemi Nikki, 2021), que también se centra en las relaciones personales a través de los resortes de la comedia.
Mister8 ha sido considerada como una de las propuestas más sorprendentes y refrescantes de este año, una serie que plantea continuas sorpresas y que dibuja a los personajes masculinos de una forma simple, pero que encaja perfectamente con el estilo de comedia cínica que propone. Ellos son aquí los que tienen que someterse a las necesidades de Maria, y entre ellos surgen los conflictos cuando la aparente estabilidad de una relación que establece un día para cada uno se enturbia con la llegada de otro hombre, que no acepta la dinámica creada hasta ese momento.
Tras el estreno del drama de espías Shadow lines (Elisa Viihde-Viaplay, 2019-), que se puede ver en Filmin y también a través de Sundance TV, por lo que está disponible en los principales operadores de televisión, la segunda temporada de esta producción escrita por Katri Manninen y Kirsti Manninen, madre e hija, continúa su propuesta de realidad alternativa que se desarrolla en medio de la Guerra Fría y el miedo al comunismo a través de una organización de espías secreta llamada Nyrkki (el Puño), que es el título original de la serie. La protagonista Helena (Emmi Parviainen) ha sido acogida por este grupo que encabeza el maquiavélico Yrjö Ylitalo (Hannu-Pekka Björkman), un personaje misterioso que parece relacionado con el pasado de la joven espía.
La serie consigue construir una trama de espionaje que juega con la realidad histórica y con el concepto de la Gran Finlandia, una idea nacionalista de entreguerras que pretendía un hipotético Estado que incluía a los pueblos étnicamente relacionados con la cultura finesa, especialmente la región de Carelia, entre Rusia y Finlandia. A veces pueden perderse las referencias concretas a personajes reales como el que fue presidente del país, Urho Kekkonen, y lo que éstas suponen en la elaboración de esta historia alternativa, pero en general no estorba demasiado a una historia que tiene unas tramas principales que pueden seguirse sin demasiados problemas. La llegada de Kekkonen al poder parece indicar una estabilidad frente a la amenaza comunista, pero esta segunda temporada propone una lucha interna en la que por supuesto tendrá mucho que decir la organización Puño, con episodios de tensión bien elaborados como en Kaksilla korteilla (T2E4). El desarrollo de la historia abunda en esta representación del pasado histórico que huye de los habituales entornos oscuros y tristes de las producciones nórdicas para proponer una escenografía y un vestuario mucho más coloridos, que encajan más con el cine de espías inglés. La serie, que ha vuelto a ser un éxito en su país y continúa con su aclamada trayectoria internacional, tiene ya confirmada una tercera temporada.
También de gran proyección internacional es el thriller All the sins (Elisa Viihde, 2019-), que consiguió el Premio al Mejor Guión para Televisión en el Festival de Gotemburgo 2019, y que es un acercamiento al nordic noir con ramificaciones de tipo religioso. La acción tiene lugar en una comunidad que practica el laestadianismo, un movimiento luterano que nació dentro de la cultura sami en el siglo XIX, al que también se le denomina luteranismo laestadiano y luteranismo apostólico, y que aún es practicado en determinadas regiones de los países escandinavos. En este contexto se producen dos asesinatos que son investigados por dos policías provenientes de Helsinki: Lauri Räihä (Johannes Holopainen), un joven que se crió en la localidad en la que ha tenido lugar el crimen, lo que supone su regreso a una comunidad de la que quiso desvincularse para vivir con libertad su homosexualidad. Y la agente Sanna Tervo (Maria Sid), que se quedó viuda de su marido en una situación en la que ella misma estuvo en peligro y por la que su hija la culpa, y que ahoga sus traumas ligando con hombres en bares nocturnos.
Aunque no tiene la oscuridad formal que caracteriza a los nordic noir, sin embargo All the sins esconde las sombras que rodean a sus personajes bajo la superficie, a través de los pasados traumáticos de los dos protagonistas que lentamente salen a la luz, y de una comunidad religiosa cerrada, que se resiste a ser juzgada por la mirada de la capital, pero que esconde también algunos secretos. El éxito de la serie aseguró su continuación, hasta el punto que, mientras la primera temporada se estrenó solamente en la plataforma Elisa Viihde, que tiene un acuerdo con Viaplay para su distribución en el resto de los países nórdicos, la segunda temporada se estrenó a finales de 2020 a través de Elisa Viihde y del canal Yle Tv2, e incluso tuvo un estreno en algunas salas de cine en las que se proyectaban las cinco horas de la temporada.
La segunda temporada se puede considerar más bien un spin-off, porque abandona a los dos policías protagonistas y se centra en un personaje secundario, el alguacil local Jussi Ritola (Matti Ristinen), dando un salto al pasado hasta el año 1999, lo que también sirve para explicar algunas de las preguntas que se quedan abiertas al final de la primera temporada. Para muchos, la segunda temporada es mejor que la primera, más oscura y más enfocada en el funcionamiento de la comunidad laestadiana en el pueblo de Varjakka, y aunque se encuentran referencias que suenan a la temporada anterior, se pueden considerar dos historias independientes que pueden verse por separado. All the sins consigue mejorar en su spin-off, pero regresará a los personajes originales en una tercera temporada que ya ha sido confirmada por el creador de la serie, Mika Ronkainen, director y guionista de un excelente documental musical que tuvo una larga trayectoria en festivales titulado Screaming men (Mika Ronkainen, 2003).
Los dos primeros episodios de Pørni y Furia se pueden ver hasta el 30 de octubre en el Serielizados Fest a través de Filmin.
Shadow lines 2 se estrena el 4 de noviembre en Sundance TV.
Juan Pilila se estrena el 5 de noviembre en Filmin.
Perni se estrena el 9 de noviembre en Filmin.
Atlantic Crossing se estrena el 29 de noviembre en Movistar+.
Countrymen se estrena el 1 de marzo en Filmin.
Cuidado con los niños, Home ground, Caza de brujas, El viaje de Nisha, Cara a cara y Solo nos queda bailar se pueden ver en Filmin.
Ragnarok, The Crown, Post mortem y Lilyhammer se pueden ver en Netflix.
Better things, Euphoria y Beforeigners se pueden ver en HBO Max.
Shadow lines se puede ver en Filmin y Sundance TV.