Aproximadamente una vez al mes hacemos un repaso a las series más interesantes que se han estrenado en el panorama internacional. Una sugerencia de títulos que nos sirven para calibrar las producciones estrenadas en plataformas y también en los circuitos de televisión tradicional. Estas son nuestras sugerencias para el comienzo de un año que se nos presenta apasionante.
Netflix, 8 de enero
Dirigida por Martin Scorsese
Hace diez años, el director Martin Scorsese y la escritora y humorista Fran Lebowitz crearon el documental Public speaking (Martins Scorsese, 2020) que básicamente se sostenía en conversaciones sobre las experiencias personales de la segunda. Podría parecer que la figura de Fran Lebowitz, mayormente desconocida fuera de ciertos círculos neoyorquinos, no es especialmente relevante, pero finalmente consigue atraparnos con su verborrea llena de anécdotas y su actitud de cascarrabias. Está claro que es un personaje que puedes llegar a odiar por su contundencia y su forma categórica de decir las cosas (a veces cayendo en ciertos estereotipos), pero tratándose de una artista que llegó a New York desde New Jersey en los años setenta, que escribió en la revista de Andy Warhol y se codeó con buena parte de la efervescencia cultural de la ciudad, las cosas que tiene que decir siempre son interesantes. Pretend it's a city (Netflix, 2021) supone el reencuentro de ambos, en una serie de siete episodios, unas tres horas y media en total, que se estructura en torno a uno o dos temas principales en cada uno de ellos.
Fran Lebowitz habla de Nueva York como si escribiera una carta de amor a una persona a la que no soporta, pero a la que ama profundamente. El transporte público lamentable, el turismo incordiante, el dinero que nunca ha sabido administrar, las nuevas tecnologías que son un mundo desconocido para ella, la juventud a la que no entiende... son algunos de los topics de esta serie. Martin Scorsese mezcla una conversación grabada en una cafetería con otras entrevistas que personajes como Spike Lee u Olivia Wilson han hecho en televisión a la escritora, y con imágenes de archivo de Nueva York y fragmentos de sus propias películas como ¡Jo, qué noche! (Martin Scorsese, 1985), Taxi Driver (Martin Scorsese, 1976) o El lobo de Wall Street (Martin Scorsese, 2013), en la que Fran Lebowitz interpretaba a una jueza, una especie de broma tras su participación, también en el papel de jueza, en varias temporadas de la serie Ley y orden (NBC, 1990-2010). También el desarrollo del #MeToo, en una ciudad en la que ella trabajó como taxista y camarera, afirmando que en Nueva York era imposible trabajar de camarera si o te acostabas con el dueño del bar. Pero lo interesante de la propuesta, aparte de ver a Martin Scorsese reirse como un bellaco, es que se trata de una crónica cultural de una ciudad tan vitalista y tan compleja como Nueva York, una visión, quizás un tanto snob, de la transformación de un gran espacio urbano y humano. Recuerda Fran Lebowitz que le impactaron las imágenes de la película Nuovomondo (Emanuele Crialese, 2006), que mostraban cómo era la llegada de inmigrantes a la isla de Ellis, puerta de entrada a Nueva York. Ella, como Scorsese, es segunda generación de inmigrantes (italianos en el caso del director, rusos de origen judío en el caso de la humorista). "Los inmigrantes hacen la cultura. Los turistas la destruyen", dice con su característica rotundidad.
HBO España, 24 de octubre
Dirigida por John Wilson
Otra visión particular de la ciudad de Nueva York es la que ha creado el documentalista John Wilson, creador de esta serie de seis episodios, unas tres horas en total, que recoge muchas de las grabaciones que él mismo ha realizado a lo largo de los años en Nueva York. Entre el mockumentary y el diario personal, John Wilson muestra las imágenes mientras él mismo ofrece una narración tan caótica que resulta divertida. Son escenas que él mismo ha ido documentando a lo largo de los años, desde su trabajo como detective privado hasta los años en los que se dedicó a ser cámara de anuncios para teletiendas. En cierto modo, esta serie es deudora de los documentales dirigidos por Ross McElwee, uno de los directores de documentales más excepcionales del panorama norteamericano, que ha ido grabando su propia historia a lo largo de los años, siempre con un gran sentido del humor, en magníficas películas como Sherman's march (1985), Time Indefinite (1993) o Bright leaves (2003).
Cada episodio de How to with John Wilson (HBO, 2020) es imprevisible en su desarrollo. Desde temáticas tan sorprendentes como los andamios que forman parte de la ciudad de Nueva York o la necesidad que tienen las personas de plastificar sus muebles para que no se dañen, puede acabar bifurcándose hacia personajes tan sorprendentes como un "cazador de pederastas", un tipo que se dedica a hacerse pasar por adolescente en redes sociales para atrapar a abusadores sexuales (sin que sepamos muy bien quién es más peligroso, si el cazador o el cazado), o una secta que afirma que vivimos en una realidad paralela que es fácilmente detectable a través de los cambios en las marcas de determinados productos de supermercados. How to with John Wilson es uno de los documentales más bizarros que podemos encontrar en las plataformas actualmente, una visión de Nueva York a pie de calle, cuyo punto de vista particular en cierta manera nos hace dudar de la lucidez del ser humano, un viaje insólito a los lugares más recónditos de la condición humana.
Filmin, 19 de enero
Creada por Sara Johnsen, Pål Sletaune
Dirigida por Pål Sletaune, Gjyljeta Berisha
Rompiendo un silencio de casi diez años, en 2018 se pusieron en marcha cuatro proyectos audiovisuales en torno al mayor ataque terrorista ocurrido en Noruega en toda su historia. El 22 de julio de 2011, el extremista noruego Andres Breivik aparcó una furgoneta llena de explosivos junto a los edificios que albergaban varios ministerios, provocando una gran explosión que prácticamente dejó inutilizable toda la manzana (hasta hace relativamente poco tiempo no se ha empezado a reconstruir la zona). Pero el mayor número de víctimas se produjo en la isla de Utøya, una de las que forman el fiordo de Oslo, donde cientos de jóvenes celebraban un campamento promovido por el Partido Laborista. Allí, el terrorista desembarcó disfrazado de policía y comenzó a disparar indiscriminadamente durante una hora. El ataque en Oslo provocó la muerte de 8 personas, mientras que la masacre de Utøya se llevó a 69 víctimas.
Hasta 2018, solo algunos reportajes televisivos como el documental Reconstruyendo Utøya (Carl Javér, 2018), se habían acercado a la tragedia. Es un documental curioso, aunque quizás demasiado rígido, que trata de reconstruir la experiencia de varios supervivientes en un escenario vacío, casi una recreación de la puesta escena desnuda de la película Manderlay (Lars von Trier, 2005). Ese mismo, el Festival de Berlín había estrenado Utøya. 22 de julio (Erik Poppe, 2018), contundente película rodada en un solo plano de secuencia que se centra únicamente en la isla, casi una película de terror que muestra el punto de vista de las víctimas. En la Mostra de Venecia se presentó 22 de julio (Paul Greengrass, 2018), quizás la que ofrece una narración más completa de la tragedia, aunque también más convencional, pero rodada con gran pulso por parte del director inglés.
Y en 2018 también se puso en marcha la producción más cara de la televisión pública noruega, NRK, 22 de julio, una serie de seis episodios, unas cinco horas en total, que se centra en las consecuencias del ataque terrorista en la sociedad noruega, enfocándose en una serie de personajes que se ven indirectamente afectados por la tragedia: médicos, policías, periodistas... En cierta manera, hay un cierto paralelismo con la serie danesa Cuando el polvo se asienta (DR, 2020), aunque en ese caso los protagonistas eran víctimas directas de un ataque terrorista. El proyecto de 22 de julio ha sido un proceso largo, comenzando en 2013 su desarrollo hasta el estreno final en la televisión noruega en enero de 2020. Su creadora, Sara Johnsen, confiesa una cierta influencia de las producciones de David Simon como The wire (HBO, 2002-2008) o Treme (HBO, 2010-2013) en la construcción poliédrica de los personajes, y utiliza un hecho aparentemente aislado del ataque (la caída sospechosa de un niño desde un andamio), para representar una cierta indefensión frente a quienes tienen la obligación de velar por la seguridad.
Es en este aspecto en el que la serie crece, construyendo una mirada crítica que se basa en investigaciones del periódico Aftenposten en torno a la actuación policial. Y deja patente la falta de preparación de los gobernantes y las fuerzas de seguridad de todo un país para hacer frente a un ataque terrorista como el de estas características. Es especialmente sobrecogedor el episodio 30 minutter, que muestra cómo diversos errores de la policía provocó que llegaran a la isla 30 minutos después de lo que pudieron hacerlo, 30 minutos en los que el terrorista acabó con la vida de numerosos jóvenes. Pero también muestra el racismo latente en una sociedad noruega considerada como un país pacífico, sobre todo cuando recién producida la explosión de la bomba en Oslo, pocos podían imaginar que el ataque lo había provocado un noruego. Mientras en 2021 se cumplirán 10 años del ataque terrorista, estos días también se reflexiona sobre la xenofobia en Noruega, porque el 26 de enero se conmemoraron los 20 años del asesinato a sangre fría en Oslo del joven Benjamin Hermansen, noruego-guineano apuñalado por tres neonazis. Michael Jackson dedicó su álbum Invincible (2001, MJJ) al joven Benjamin Hermansen, otra de las terribles cicatrices del extremismo que ha marcado la historia reciente de Noruega.
HBO España, 23 de enero
Creada por Russell T. Davies
Dirigida por Peter Hoar
Si Steve McQueen muestra la discriminación racial en Inglaterra entre 1969 y 1982 en su antología Small Axe (BBC, 2020), casi podríamos tomar It's a sin (HBO, 2021) como una continuación que es testigo de la discriminación sexual de 1981 a 1991. "Todos murieron por tu culpa", dice el personaje de Jill, en una frase que es una acusación clara a las Margaret Thatchers o Ronald Reagans que provocaron miles de muertos debido a su forma de afrontar la pandemia. En tiempos de coronavirus, es importante recordar que ha habido enfermedades condenadas a la inacción y al rechazo.
Se ha dicho que es la mejor serie de Russell T. Davies y sin duda lo es, quizás porque ha logrado crear un mosaico de vidas en el que prácticamente están todas las posiciones frente al SIDA, comenzando por el desconocimiento y la desinformación. Ritchie, Roscoe, Colin y Jill, quizás en menor medida Ash, son representaciones de una comunidad (una sociedad) amenazada, que enfrenta un peligro desconocido. Pero la rabia que ha provocado el abuso, la negación y la muerte es reemplazada por una posición optimista: "Quería que fueras el primero en saberlo: voy a vivir". Los primeros episodios, sobre todo, muestran la vitalidad de una libertad secreta pero explosiva, y en cierta manera Russell T. Davies, que vivió en primera persona este proceso de aceptación de una enfermedad que ha provocado más de 35 millones de muertos, no pretende construir un melodrama pero sí va oscureciendo progresivamente la historia, centrándose cada vez más en el personaje de Ritchie, que representa la negación, la mirada hacia otro lado en la superficie pero la preocupación en el fuero interno.
It's a sin es una serie emocionante, desgarradora, en algunos momentos difícil de ver en su descripción de una enfermedad que se convirtió en una sentencia de muerte. Es un homenaje a las víctimas, pero también una historia de supervivencia.
Sky Original, 29 de octubre
Creada por Til Kleinert, Anna Stoeva
Dirigida por Thomas Stuber
Aunque la producción audiovisual alemana no es especialmente afortunada en la creación de historias que tienen que ver con el terror y la fantasía, hay algunos ejemplos destacados como Dark (Netflix, 2017-2020) que de alguna forma han despertado el género en la industria audiovisual. En el caso de Hausen (Sky, 2020), estamos ante una trasposición del subgénero de casas encantadas a un complejo de viviendas que parece tener vida propia. De entrada, el planteamiento tiene muchos paralelismos con El resplandor, de Stephen King, porque de hecho comienza con la llegada de un nuevo responsable de mantenimiento del edificio y su hijo, un adolescente que acabará siendo un personaje clave en la historia. Aunque en este caso arrastran tras sí el trauma de la muerte de la esposa/madre en circunstancias no muy claras.
Lo mejor que tiene la serie es la creación de una atmósfera malsana, a la que contribuye el buen trabajo en la dirección de Thomas Stuber, para ir construyendo alrededor del edificio una especie de entidad con vida propia que mantiene a sus habitantes en el interior. Aunque da la impresión de que no se explican demasiadas cosas, tampoco pretende ser una historia que dé muchas respuestas, sino que está más interesada es ir desgranando un submundo de personajes oscuros en medio de un espacio opresivo y alienante, inspirado en los edificios de la Alemania socialista, grises y amenazantes. En esta descripción del aislamiento y el control mental se pueden encontrar interpretaciones diversas, desde la referencia a un nazismo latente, que dirige a los habitantes del complejo, hasta la representación de una sociedad moderna en la que la convivencia no es sinónimo de relaciones personales.
La serie consigue más valores en su estética, en esa atmósfera inquietante que rodea al edificio maléfico, que en el desarrollo de la historia, a veces perdida en algunos de los personajes e historias paralelas, pero construye una interesante muestra de terror psicológico que va creciendo lentamente.
Supongamos que Nueva York es una ciudad se puede ver en Netflix.
How to with John Wilson e It's a sin se pueden ver en HBO España.
22. Juli se puede ver en Filmin.
Taxi driver y Utøya. 22 de julio se pueden ver en Movistar+.
El lobo de Wall Street se puede ver en Netflix, Amazon Prime y Movistar+.
Ley y orden se puede ver en Amazon Prime.
Reconstruyendo Utøya, Manderlay y Cuando el polvo se asienta se pueden ver en Filmin.
22 de julio se puede ver en Netflix.
The wire y Treme se pueden ver en HBO España.
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