Los grandes estudios "amenazan" con dejar a España sin ediciones en DVD de sus películas debido al alto índice de descargas y a la flexible legislación española. Pues que les den porculo. En Estados Unidos se hace otro tipo de cine menos costoso y no por ello menos atractivo.
Empeñados en dejar claro que nos suda la p@#~ lo que hagan las Warner, Fox, Sony y demás multinacionales, nos acercamos a ese otro cine que también se desarrolla en Estados Unidos, mal que les pese a estos adoradores del monopolio. Un reportaje manipulador de Los Angeles Times afirma que en España la "piratería" forma parte de nuestra cultura, como "los toros". Lo que obvia el reportero es que, simplemente, en España descargar y compartir películas no es ilegal. Pero tanto los periódicos yanquis al servicio de las multinacionales como éstas mismas no quieren reconocer que son ellos los que están "al margen de la ley", ya que iniciativas como la que ponen en marcha Sony o Microsoft con sus plataformas Playstation 3 o Xbox, por ejemplo, de bloquear a usuarios que descargan (comparten sin ánimo de lucro) juegos o material sí que son ilegales.
En todo caso, lo que está claro es que si las multinacionales cumplen su amenaza (que no la van a cumplir, ya que España sigue siendo uno de sus mercados más rentables), al menos dejarán abierta la puerta para que podamos conocer ese otro cine que con sus campañas atronadoras (fuegos artificiales para vender mierda) fagocitan.
Una de las iniciativas más interesantes en el cine independiente que se hace en Estados Unidos (el de verdad, no el que se vende en Sundance) es el denominado "Mumblecore", aunque sus principales representantes huyen de la palabreja como demonios. O lo que es los mismo, cine nacido de la revolución de la cámara digital que se hace con cuatro personajes, tres localizaciones, mucha improvisación y una narrativa leve pero efectiva. Joe Swanberg, Andrew Bujalski o Aaron Katz son algunos de los principales nombres de esta tendencia que nació en los años noventa, y que tiene en común, aparte del estilo, la juventud de unos cineastas que se acercan precisamente a personajes que representan a una generación desinhibida pero al mismo tiempo confundida.
Joe Swanberg (n. 1981) acaba de estrenar su última película, Alexander the last, que dicen que es su película más madura y además apunta una cierta tendencia a saltar a la primera división del cine independiente (aquí también hay clases), el que se acerca a una estética más comercial y se aparta de la naturalidad del amateurismo. No en vano, apadrina esta película Noah Baumbach, nombre singular del "cine independiente-comercial" en cuya filmografía como guionista están las últimas películas de Wes Anderson y que recientemente presentó como director Greenberg, con el nada "indi" Ben Stiller como protagonista.
Alexander the last, sin embargo, mantiene aún esa estética de "pasaba por aquí y me encontré a estos dos hablando" que marca esta tendencia de cine barato. Y tiene como interés adicional el hecho de estar construida sobre la base de escenas que están creadas desde un notable trabajo de improvisación. De ahí que el guión aparece con material adicional que firman los propios actores. Como de costumbre, la película habla de relaciones de pareja un tanto peculiares, del amor y el sexo, de sentimientos contradictorios... Y posiblemente sí está entre lo más elaborado de su director, guionista, director de fotografía, montador y productor, quizás porque se pierde menos en la búsqueda de ciertos resortes más o menos provocadores y se centra en una historia simple y clara.
El término "mumblecore" dicen que surgió cuando un técnico de sonido que trabajaba en una película de Andrew Bujalski comentó que los actores siempre estaban "murmurando" ("mumbler"). Y a partir de ahí se quedó la descripción de cine "de murmullos" que por otro lado define bastante bien el carácter intimista de la mayor parte de las historias. Pero sus directores no quieren saber nada de esta definición como movimiento cinematográfico. También se le ha denominado "bedhead cinema" ("cine de cama") porque de hecho sus protagonistas se llevan casi todo el tiempo en la cama (hablando o follando) y "slackavates" (una referencia al cine de John Cassavetes pero protagonizado por "holgazanes"). Y desde luego es éste el referente más claro del estilo de este movimiento generacional.
Joe Swanberg tiene ya una filmografía formada por seis películas y una serie para internet. Su primer largometraje, Kissing on the mouth (2005) tenía ya ese estilo que ha marcado su cine y cuya historia se acerca a una serie de jóvenes veinteañeros que viven con naturalidad sus experiencias sentimentales y sexuales. Hay en esta primera etapa una tendencia a la provocación más o menos gratuita (en una escena, Joe Swanberg se masturba explícitamente delante de la cámara) que posteriormente se irá eliminando por resultar intrascendentes al margen de su carácter puramente provocativo.
Pero es a partir de la serie Young american bodies (2006) y LOL (2006) cuando comienzan a forjarse los elementos principales de su cine, especialmente gracias a la presencia de la actriz y guionista Greta Gerwig, cuya naturalidad delante de la pantalla es fundamental para seguir sin cansancio estas historias de leves resortes narrativos.
Hanna takes the stairs (2007) es posiblemente una de las mejores películas de Joe Swanberg. Aunque pueda cansar a algunos espectadores el estilo "talk, talk, talk" de este cine basado en los diálogos a dos, sin duda esta cinta contiene algunas de las escenas más logradas de este movimiento generacional.
Esta tendencia continúa en Nights and weekends (2008), de nuevo con Joe Swanberg y Greta Gerwig como pareja protagonista (y también compartiendo dirección), que contiene un desarrollo de personajes más elaborado, aunque mantiene su estilo "improvisado".
Dedicada al cine más convencional, a Greta Gerwig la hemos podido ver últimamente en títulos como The house of the devil (2009) y pronto en Greenberg (2009), por lo que en cierto modo ha dicho adiós a su etapa "mumblecore", provocando también una nueva línea de estilo en Joe Swanberg con su último estreno, Alexander the last.
Movimiento generacional o simplemente hacer cine sin dinero, lo cierto es que esta estética visual muestra con mayor acierto y sinceridad que otros intentos hollywoodienses las complejidades de una juventud que se acerca con timidez al mundo profesional. Joe Swanberg no es de los directores de concepto visual más elaborado, pero sí ha encontrado una fórmula de contar historias que, a pesar de sus vaivenes, logra identificar a sus personajes con el espectador. Ni qué decir tiene que la distribución en España ha pasado de largo por este movimiento, y sólo en contadas ocasiones hemos tenido la oportunidad de acceder a estos títulos en circuitos comerciales.