En una ceremonia celebrada en el Teatro Kiri Te Kanawa de Auckland se han entregado esta mañana (tarde del viernes en Nueva Zelanda) los New Zealand Television Awards 2024, que reconocen las mejores series y programas de televisión producidos en el país, una industria de la que no suelen llegar muchas producciones a España, pero que este año ha destacado con algunos éxitos internacionales en festivales. De hecho, Séries Mania incluyó por primera vez una serie neozelandesa dentro de su programación oficial, el excelente drama que ya hemos destacado desde que se presentó en el festival como una de las mejores series del año, After the party (TVNZ, 2023), que ha sido precisamente la ganadora de la mayor parte de los premios esta mañana. De las diez nominaciones a las que aspiraba, ha logrado nueve galardones, tanto en drama, dirección y guión como en todas las categorías de interpretación, fotografía y montaje. After the party ya había recibido el premio de interpretación para su protagonista Robyn Malcolm en Séries Mania y recientemente en Serielizados Fest, y es el gran proyecto de esta actriz que también ha sido su co-creadora. En el apartado de Comedia, la vencedora ha sido Motherhood (TVNZ, 2024), una serie antológica que está basada en el tema de la maternidad inspirándose en las comunidades maorí, pasifika, panasiática y LGBTQIA+, y concretamente estaba nominado el episodio Give me babies (T1E3), protagonizado por una luchadora de MMA india-china mientras intenta escapar de la creciente presión de su madre para formar una familia tradicional. Entre el resto de premios que ha dejado libres After the party, el de Mejor Guión de Comedia ha sido para la segunda temporada de Kid sister (TVNZ, 2022-2024), que comentamos a continuación, el drama Far North (Sundance TV, 2023-), también protagonizado por Robyn Malcolm, ha logrado el premio al Mejor Vestuario; el thriller Dark City: The cleaner (Neon, 2024) el premio al Mejor Diseño de producción, mientras que Testify (TVNZ, 2024) ha conseguido el de Mejor Diseño de post-producción. Y la empresa de sonido Pinnacle Post ha logrado el premio a la Mejor Contribución sonora por la segunda temporada de Nuestra bandera significa muerte (Max, 2022-2023).
A continuación, repasamos algunas de las series internacionales más interesantes que permanecen inéditas en España, con especial atención a las producciones neozelandesas que han conseguido premios en esta ceremonia. Pero también a otros estrenos recientes en países como Francia, Gran Bretaña, Alemania, Canadá, Pakistán, República Checa y Australia.
Los
siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las
temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener
información relevante sobre sus argumentos.
TVNZ - 6x50'
Nueva Zelanda, 2023
Creada por Dianne Taylor, Robyn Malcolm
Dirigida por Peter Salmon
Séries Mania '24: Mejor Actriz
Serielizados '24: Mejor Actriz
NZTVA '24: Mejor Drama, Dirección (Peter Salmon), Actriz principal (Robyn Malcolm), Actor principal (Peter Mullan), Actriz de reparto (Tara Canton), Actor de reparto (Elz Carrad), Guión (Dianne Taylor), Montaje (Denise Haratzis), Fotografía (Dave Cameron)
El premio a Robyn Malcolm (1965, Nueva Zelanda) en el festival Séries Mania fue el reconocimiento a uno de los trabajos más complejos que hemos visto este año, y que también fue premiado en Serielizados Fest. A esta actriz que vive su mejor momento la hemos visto brillar recientemente como protagonista en series como Far North (Sundance TV, 2023-), que ha ganado el galardón a Mejor Diseño de vestuario en los NZTVA Awards, y en papeles secundarios en Sweet Tooth: El niño ciervo (Netflix, 2021-2024) y el drama carcelario Encerrado con el diablo (Apple tv+, 2023). Pero Penny (Robyn Malcolm) es una especie de torbellino humano, una personalidad a veces algo desquiciada e impulsiva que la convierten en un testigo poco confiable de un supuesto abuso sexual hacia un amigo de su hija por parte de su marido Phil (Peter Mullan). Durante una fiesta de cumpleaños que se celebra en la casa familiar, Ollie (Ian Blackburn) ha bebido demasiado y Phil se ofrece a llevarle a una habitación para que descanse. Cuando Penny se asoma, vislumbra a su marido acariciando al adolescente semidesnudo, y el primer impulso la lleva a acusarle delante de todos de haber abusado de Ollie, algo que éste niega repetidamente. Si la primera opción del espectador puede ser prepararse para asistir a otro drama en el que el tema central es demostrar que Penny tiene razón, lo que hace After the party (TVNZ, 2023) es mucho más arriesgado, porque aborda las consecuencias desastrosas que provoca a su alrededor la insistencia de su acusación contra Phil, sobre todo desde la perspectiva equivocada que tiene la protagonista sobre cómo ha afectado a su entorno. Ella cree, por ejemplo, que Ollie ha intentado suicidarse posteriormente debido a las consecuencias de este abuso, hasta que el joven le dice que lo que realmente le ha destrozado la vida es enfrentarse a la presión de ser macado como una víctima. Pero esta acusación no solo se sostiene en lo que vio durante la fiesta, sino en otras actitudes y detalles que recuerda de su convivencia con Phil.
Cinco años después, la vida en la costa de Wellington parece tranquila, después de que Phil regresara a Glasgow y haya estado ausente, condenado a marcharse aunque nunca haya habido una denuncia formal contra él. Pero cuando vuelve, los fantasmas del pasado surgen de nuevo, sobre todo cuando es admitido como profesor en un instituto de la localidad, algo que Penny no está dispuesta a permitir. Ella también es profesora y desde el comienzo de la serie, el tema central se plantea en una escena en la que muestra a sus alumnos un video pornográfico encontrado en el móvil de uno de ellos, describiendo la influencia que este tipo de contenidos sexistas y falsos puede tener en sus vidas: "Sé que esto es embarazoso para muchos de vosotros, pero es importante, porque el sexo es maravilloso, y no debéis dejar que esta mierda os lo arruine". El regreso de Phil y la conexión con su hija Grace (Tara Canton), que nunca ha creído las acusación de su madre, despierta las tensiones familiares de una situación que siempre está en el ámbito de la ambigüedad entre el convencimiento de ella y la negación de él. Pero la serie explora otros aspectos que sitúan a Penny en una constante ebullición emocional, y plantea dudas sobre su certidumbre. De forma inteligente, se muestra la escena que ha provocado el drama desde el punto de vista de Penny, planteando la disyuntiva sobre si realmente es justificable una acusación tan clara. Pero lo importante es la manera en que ella debe enfrentarse a las consecuencias, como la única persona que realmente está convencida de que tiene razón. Por supuesto, su descenso emocional en relación con el resto de su familia puede hacer pensar en un desenlace previsible. Pero el espléndido guión sabe cómo evitar los lugares comunes hasta llevarnos a la pregunta fundamental: "¿Y si ha sido una equivocación?". Si Phil fue desterrado durante cinco años siendo inocente, si la vida de Ollie se ha convertido en un infierno por nada o si Grace ha visto cómo se rompe su familia sin ninguna justificación.
Hay otras subtramas que ayudan a perfilar la personalidad de Penny, con la que nos identificamos al principio pero sobre la que vamos progresivamente perdiendo la confianza, conforme toma decisiones impulsivas sin pensar en cómo afectan a los demás, como cuando Grace le pide que no recoja a su hija de la escuela, pero ella se empeña en hacerlo. Ese carácter obstinado la lleva también a cometer un acto de vandalismo contra un barco pesquero que está esquilmando el plancton que mantiene el equilibrio de la fauna marina en la zona (en las reuniones de los vecinos, ella exige acciones más contundentes que simplemente escribir una carta de protesta al gobierno). Y entre las muchas actividades que realiza en su frenética agenda cotidiana, ejerce como modelo desnuda en una clase de pintura, una manera inteligente de mostrar la forma en la que Penny se enfrenta a la vida, sin filtros, de una forma tan expresiva y transparente que a veces encaja mal dentro de una sociedad no acostumbrada a una sinceridad tan espontánea. After the party sabe mantener el drama de una manera que la convierte casi en un ejercicio de suspense, como cuando muestra la reacción de Grace contra su madre cuando ella se niega a que su nieta se siente en las piernas de Phil, o la manera en que acosa a Ollie para que éste respalde su versión. Creada por Dianne Taylor y la actriz Robyn Malcolm, con la participación en los guiones de Sam Shore y Emily Perkins, la dirección de Peter Salmon, que este año también ha dirigido la comedia Madam (Three Now, 2024) es precisa en cómo deja que la historia fluya sin artificios. Porque los personajes son tan complejos que requieren un compromiso absoluto por parte del espectador con las zonas grises de la historia, lo que es poco habitual en el tratamiento de los abusos. Estrenada en noviembre del año pasado en Nueva Zelanda, la trayectoria de After the party ha sido ascendente como una de las series más destacadas del panorama internacional.
TVNZ - 6x45'
Nueva Zelanda, 2024
Creada por Gavin Strawhan, Paula Whetu Jones sobre una idea de Dane Giraud
Dirigida por David Stubbs, Paula Whetu Jones
NZTVA '24: Mejor Diseño de postproducción
La televisión pública neozelandesa ha estrenado dos de sus principales dramas centrándose en el tema de los abusos, bajo perspectivas diferentes: una acusación que parece impulsiva en After the party (TVNZ, 2023), y por otro lado el trauma de las víctimas de abusos que son ocultados por una iglesia evangélica en Testify (TVNZ, 2024), aunque ésta es solo una de las tramas que incluye la serie. El punto de partida es el regreso de Paul Jacobson (Ari Boyland) a Auckland, donde su familia ha creado la exitosa iglesia AVOW, liderada por el carismático Scott Jacobson (Craig Hall) y su esposa Jen (Kat Browne), que tienen como brazo derecho a su hija Emmaline (Jessica Grace Smith). Paul se marchó hace 15 años después de sufrir abusos sexuales cuando era niño por parte de uno de los miembros de la iglesia, unos hechos que su padre adoptivo Scott ocultó para no perjudicar a la institución, y su regreso despierta de nuevo los fantasmas del pasado. Mientras tanto, otro de los hijos que fueron criados por la familia Jacobson, David (Vinnie Bennett), practica un tipo de predicación que no es del agrado de su padre: está en contacto con la comunidad LGBTIQ+ de la zona y ayuda a jóvenes que tienen problemas con las adicciones. En esta comunidad, Dana (Paipera Hayes) y su amiga Eden (Holly Pretorius) son dos podcasters que se hacen preguntas sobre la naturaleza de las creencias que llevan a cientos de fieles a seguir a la iglesia AVOW, y se preguntan si se puede pertenecer a la comunidad queer y al mismo tiempo ser religioso, especialmente cuando la propia iglesia practica en secreto terapias de conversión. Curiosamente TVNZ ha estrenado este año otra serie que se centra en una iglesia evangélica liderada por una familia, la australiana Prosper (Stan, 2024), por lo que parece un tema especialmente sensible. La congregación AVOW de esta serie representa ese tipo de iglesias evangélicas que son gestionadas como si fueran empresas, con inversiones inmobiliarias, cuentas offshore e irregularidades económicas que la han convertido en un negocio muy rentable para la familia Jacobson. Testify sigue el camino de representaciones de congregaciones que se sostienen en el poder y el dinero, y plantea preguntas sobre la fe y el sentido de una institución que se enriquece, que recuerdan a series como The path (Hulu, 2016-2018), aquella historia protagonizada por Aaron Paul como un hombre en proceso de crisis de fe dentro de una secta religiosa.
La historia ha sido desarrollada por Paula Whetu Jones y Gavin Strawhan, que también ha estado implicado este año en la serie Dark City: The cleaner (Neon, 2024), nominada en seis categorías a los NZTV Awards, sobre un asesino en serie que trabaja en el servicio de limpieza de una comisaría, y que recuerda demasiado a Dexter (SkyShowtime, 2006-2013). Pero Testify tiene cierta tendencia al drama familiar, y da la sensación de que quiere ser tan ambiciosa a la hora de abarcar temas que no termina de profundizar demasiado en ellos. Por un lado, propone una reflexión sobre la comunidad queer y su relación con los movimientos religiosos que parecen aceptar la diversidad pero en realidad se sienten amenazados por ella, y ofrece una visión interesante sobre las creencias que construyen imperios económicos y aquellas que se sostienen en la fe, especialmente cuando David conecta con sus orígenes maoríes, que introduce también cuestiones relacionadas con la identidad y las tierras usurpadas a los indígenas. Pero entre estas reflexiones pierde el tiempo en tramas dramáticas que abordan la necesidad de conocer a los padres originarios de David y Paul, las relaciones familiares en las que Scott mantiene un control férreo o la relación afectiva que comienza a desarrollarse entre Dana y David, de manera que tiene un tono que la acerca demasiado al culebrón de núcleo familiar poderoso. Incluso el tema relacionado con los abusos queda en un terreno algo borroso que se centra más en la venganza que en desarrollar las consecuencias del trauma, lo que se subraya con una interpretación algo forzada de Ari Boyland, quien también aparece en la comedia Kid sister (TVNZ, 2022-). El objetivo de su personaje es el de arrebatar el poder de la iglesia a Scott, la figura paterna que no hizo nada para condenar la violación de su hijo, para lo que se introduce dentro del Consejo de Administración.
Testify se encuentra a medio camino entre el culebrón y el drama reflexivo que aborda con valentía algunos temas relacionados con el poder de las megaiglesias evangélicas cristianas, y la percepción que se tiene de ellas (en una encuesta reciente, los resultados indicaban que era la religión de la que menos se fiaban los neozelandeses). En este sentido, la serie plantea a través del personaje de David una forma diferente de acercarse a las comunidades del entorno, siendo más inclusivos y basándose en compartir en vez de acaparar, lo que provoca una especie de escisión dentro de la propia congregación religiosa. Aunque no está confirmado oficialmente, parece claro que la serie tendrá una segunda temporada, dado el final abierto con el que concluye la primera, que incluso provocó cierta confusión entre los espectadores porque deja a los personajes principales en una situación tan complicada en el desenlace que se llegó a difundir que faltaba por emitir el séptimo episodio. Pero desde su desarrollo con el título de The bishop, que más tarde se cambiaría por Testify, la serie fue anunciada con una primera temporada de seis episodios.
TVNZ+ - 10x25'
Nueva Zelanda, 2022-2024
Creada por Simone Nathan
Dirigida por Aidee Walker
NZTVA '24: Mejor Guión de Comedia
Kid sister fue nominada como Mejor Comedia a los premios de la televisión de Nueva Zelanda en 2022 y repite nominación en esta edición, demostrando que es una de las más reconocidas en su país de origen, pero también una de las que mejor se ha exportado a su entorno (en Gran Bretaña la estrenó ITVX). No en vano Simone Nathan se ha convertido en una guionista destacada que ha participado en algunas de las producciones recientes más importantes: es la responsable de la idea original en la que se basa el thriller The gone (TVNZ, 2023-), que también ha estrenado segunda temporada este año, ha participado en el desarrollo de Dark City: The cleaner (Neon, 2024), otra de las series más nominadas, y escribió algunos episodios de Nuestra bandera significa muerte (Max, 2022-2023). La historia que se cuenta en Kid sister tiene tanta relación con la vida real de la actriz y guionista que este mismo año se casó con el actor Paul Williams, que interpreta a su pareja en la serie, y que también se convirtió al judaísmo. De manera que es una representación cómica de experiencias reales que sin embargo ha recibido algunas críticas entre la comunidad judía por cierta caricaturización de las tradiciones. En la segunda temporada regresan también algunos personajes queridos de la primera, como el abuelo Hershey (Peter Hayden), un seductor que acabó contagiando de clamidia a buena parte de la población femenina de un centro de mayores. O el hermano de la protagonista, Leo (Joseph Nathan) y su esposa Bec (Kira Josephson), a quienes Lulu decidió que iba a dar a su hijo, porque ella y Ollie no se sentían preparados para ser padres. Al principio de esta segunda temporada, ella tiene una pesadilla en la que se encuentra de parto, pero en vez de tener un bebé acaba pariendo una hogaza de pan jalá, el pan trenzado que se prepara para el sabath judío. Pero también se incorporan personajes nuevos, como la madre de Ollie, Bridget (Hera Dunleavy), que es la antítesis de la madre de Lulu, o el divertido compañero de piso de la pareja protagonista, que ya se ha emancipado, Raymond (Bailey Poching).
Kid sister acaba siendo una comedia que reflexiona sobre la familia, y se abre en esta segunda temporada a la experiencia de Leo y Bec como padres con el bebé Noah, de manera que plantea esta dicotomía constante que enfrenta las tradiciones con las nuevas generaciones. Incluso el personaje de Lulu no deja de ser una treintañera algo inmadura que tampoco sabe muy bien lo que quiere y que trata de adaptarse más a lo que los demás quieren que sea. Hay una lucha con las expectativas que la sitúan en un lugar intermedio en el que tampoco se siente especialmente cómoda, lo que impulsa parte del desenlace de una segunda temporada que queda abierto a una continuación. Kid sister es una de esas comedias en las que los personajes invitan a pasar tiempo con ellos, a pesar de su formato algo peculiar de cinco episodios por temporada, que quizás provoca que se sientan demasiado cortas. Pero maneja bien el desarrollo de los personajes y por el momento no se siente estancada en sus propuestas.
France tv Slash - 6x40'
Francia, 2024
Creada por Benoit Marchoisi
Dirigida por Lionel Méta
Festival de la Fiction '24: Mejor Guión, Interpretación (Jean-Désiré Augnet)
Serielizados Fest '24: Panorama
El entorno de los repartidores a domicilio es un ambiente recurrente para representar los aspectos más complejos de nuestra sociedad: el documental El repartidor está en camino (Martín Rejtman, 2024), premiado en Visions du Réel, abordaba la inmigración venezolana en Argentina, y el trepidante drama francés L'histoire de Souleymane (Boris Lojkine, 2024), premiado en Cannes, reflejaba la carrera contrarreloj en que se convierte el trabajo diario de su protagonista. La uberización se convierte en sinónimo de la precariedad laboral, la esclavitud de las aplicaciones que convierten en usuarios también a los repartidores, organizando competiciones en las que pueden ganar más si consiguen entregar los pedidos en menos tiempo. Pero esta serie toma como punto de partida la caótica vida de Abel (Jean-Désiré Augnet), un joven que trabaja en la empresa de reparto a domicilio Enjoy! tratando de conseguir el dinero para pagar el alquiler cada vez más abusivo del piso en el que vive con su madre, mientras compagina el trabajo con los estudios y trata de acceder a prácticas profesionales que le ofrezcan mayor estabilidad. Su historia funciona como una trama transversal que acaba afectando a los otros personajes principales de la serie: Yass (Camille Moutawakil), una joven periodista en prácticas que acaba de comenzar en un programa de H24, un canal de noticias de tendencia conservadora y populista, e Igor (Baptiste Carrion-Weiss), un abogado progresista que acaba involucrado en un programa de debate en televisión donde importan más los gestos y las discusiones que el fondo de los argumentos. La serie adapta la novela Tous complices! (Todos cómplices) (2021) de Benoit Marchisio, quien también se ha encargado del guión, y ofrece una perspectiva de una sociedad que devora a sus habitantes, en la que los personajes principales se encuentran en una encrucijada que les obliga a valorar si merece la pena renunciar a sus ideales a cambio de progresar en sus trabajos. El autor ha comentado en algunas entrevistas que el tema principal de la historia es el engranaje de la precariedad laboral que atrapa a los tres protagonistas, aunque tengan intenciones como Yass de cambiar el sistema desde dentro: "Eso no va a ser así. El sistema te va a cambiar a ti", le advierte un amigo.
Premiada en el pasado Festival de la Fiction en La Rochelle por el guión y la interpretación del debutante Jean-Désiré Augnet, Enjoy! (France tv Slash, 2024) utiliza precisamente la velocidad para darle un ritmo trepidante a la historia, desarrollando una especie de thriller social en el que Abel acabará siendo retratado en las noticias de extrema derecha como el ejemplo de las amenazas de la inmigración, el lema favorito de los populistas y del presentador del programa de debate, Paul (Bruno Salomone). Es un personaje peligroso porque juzga desde un plató de televisión y ofrece el tipo de noticias no contrastadas en las que la opinión está por delante de la información, no importa el contexto de la noticia. Aunque también es uno de los aspectos menos convincentes de la serie, que cae en la representación algo caricaturizada de los representantes de extrema derecha, como ocurría también en otra serie reciente que reflexionaba sobre el auge de los extremismos, la excelente La fiebre (Movistar Plus+, 2024). Aunque Enjoy! es menos intelectual y compleja, construye bien ese retrato de la manipulación informativa y la poltrona de las redes sociales desde donde es fácil juzgar y condenar de antemano, ofreciendo una mirada multidireccional hacia la precariedad en la que viven los repartidores de pedidos a domicilio: desde la utilización de sus trabajos como camellos para los traficantes de droga hasta la imposición de un tiempo para completar la entrega bajo amenaza de una sanción o una pérdida de acceso a los pedidos. Si la dependencia de la aplicación puede resultar sorprendente a lo largo de la serie, los mensajes que reciben los repartidores en la ficción están adaptados de mensajes reales de Uber Eats hacia sus repartidores.
Enjoy! es una excelente parábola de una sociedad devoradora que se representa a través de los arcos de los tres protagonistas, con un cierto tono irónico pero también una especie de pesimismo: el abogado idealista Igor quiere alertar sobre un sistema capitalista cruel, pero cuando consigue una plataforma para transmitir su mensaje, acaba dándose cuenta que solo accediendo al debate acalorado y teatral puede introducir al menos algún aspecto relevante de su discurso; la periodista Yass aspira a cambiar la perspectiva unidireccional de un programa de televisión muy popular, pero acaba utilizando la manipulación para mejorar su imagen frente al presentador estrella; Abel es un excelente estudiante de economía social, pero su camino está lleno de obstáculos que le impiden progresar en una Francia que es permanentemente hostil, incluso aunque pueda demostrar su capacidad para adaptarse. Los personajes se ven envueltos en un torbellino del que les resulta difícil escapar, y esa construcción de la impotencia es una de las virtudes de una serie que mantiene un ritmo constante, aunque a veces pueda llegar a ser demasiado radical en sus planteamientos. El título del libro se hace presente a lo largo de la historia, planteando que esta uberización de la sociedad no solo la han construido las multinacionales de la precariedad con el permiso de la clase política, sino que la complicidad se extiende a todos los que participan de esta vorágine que solo busca la comodidad.
Mr. Loverman ★★★★★
BBC One - 8x30'
Reino Unido, 2024
Escrita por Nathaniel Price
Dirigida por Hong KhaouEn 1948 la Ley de Nacionalidad Británica dio a las personas de las colonias caribeñas una residencia permanente para vivir y trabajar en Gran Bretaña, con el objetivo de que contribuyeran a la reconstrucción del país durante la posguerra. Estos ciudadanos, que formaron lo que se conoce como la generación Windrush, descubrieron décadas después, que el Ministerio del Interior no contaba con una lista de inmigrantes a los que se había concedido la residencia y que había destruido numerosas tarjetas de embarque de la generación Windrush, procediendo a deportaciones ilegales. La entonces primera ministra Theresa May se disculpó en 2018 por el trato recibido y se inició una investigación que acabó con un plan de compensación que Human Rights denunció en 2023 que no se estaba cumpliendo bajo el gobierno de Rishi Sunak. Mr. Loverman (BBC One, 2024) no se centra en esta historia de traición, pero tiene relevancia que sus protagonistas formen parte de esa generación Windrush. Barry Walker (Lennie James) y su esposa Carmel (Sharon D. Clarke) se conocieron en la isla de Antigua y decidieron emigrar a Gran Bretaña para formar una familia. Él ha prosperado con un negocio de bienes raíces pero durante 50 años de matrimonio ha mantenido en secreto su relación con Morris De La Roux (Ariyon Bakare), su mejor amigo al que las hijas de Barry siempre han considerado como un tío. Cuando alcanza los 74 años y la tensión en el matrimonio es cada vez más insoportable, Barry le dice a Morris que ha tomado la firme decisión de salir del armario y confesar su relación secreta pero, como se verá a lo largo de la serie, es una promesa que Morris ha escuchado muchas veces sin que nunca se haya materializado. En Antigua y Barbuda, la homosexualidad ha estado prohibida con penas de hasta 15 años de cárcel, hasta que la Corte de Justicia la despenalizó en 2022, y aunque Barry ha vivido en Gran Bretaña buena parte de su vida, la mentalidad respecto a la homosexualidad como un pecado se mantiene dentro de la comunidad caribeña de Hackney, en Londres, como muestra una conversación que se desarrolla en el entorno familiar en el primer episodio. Aunque Carmel se sintió afortunada por haber conseguido casarse con el joven más popular de la isla, no ha sido un matrimonio feliz, se ha sentido cada vez más distanciada y siempre ha pensado que su marido le era infiel con otras mujeres. La muerte de su padre la obliga a regresar a la isla de Antigua, pero Barry en esta ocasión ha decidido no acompañarla.
La adaptación de la novela Mr. Loverman (2014), de Bernardine Evaristo (1959, Londres), de la que en España solo se ha publicado Niña, mujer, otras (2019, Ed. Alianza Editorial) ha sido escrita por Nathaniel Price, guionista de la película Scandinavian silence (Martti Helde, 2019) y dirigida por Hong Khaou, que también dirigió recientemente algunos episodios de Alice & Jack (Filmin, 2024). Pero no se trata de un drama convencional, empezando por unos episodios que solo duran 30 minutos y por una estructura que alterna el foco en Barry y en Carmel, lo que proporciona el contraste entre los dos puntos de vista. No es por tanto una historia que trate de redimir al protagonista masculino, sino que refleja de manera clara las consecuencias de su secreto, el desgarro emocional que ha provocado en su matrimonio y la infelicidad que ha transmitido su propia desventura, mostrada de manera espléndida en el Episodio 4 que está dedicado al regreso de Carmel a Antigua, especialmente cuando muestra los sacrificios que ha hecho ella, incluso en el terreno sentimental, para mantener su relación. Mr. Loverman es un retrato de personajes heridos pero que no se recrea en el drama, aunque es profundamente conmovedora en algunos episodios, y que se expande para mostrar también el espejo de los dos protagonistas en las otras generaciones, con subtramas protagonizadas por sus hijas Maxine (Tamara Lawrence) y Donna (Sharlene Whyte), quien ha vivido también un matrimonio infeliz pero de una manera más violenta, lo que ha ocultado a su hijo adolescente Daniel (Tahj Miles), que está estudiando en una escuela privada gracias a su abuelo. No son historias que estorben, sino que son reflejos de las generaciones posteriores que profundizan en la trama principal. La serie introduce, sobre todo en los primeros episodios, un monólogo interior que refleja los verdaderos pensamientos de Barry, un hombre que mantiene un estilo de vestir muy cuidado, de caballero inglés, un espléndido trabajo de Jodie-Simone Howe, que también se encargó del vestuario de Soñando en negro (Filmin, 2023), en el que los colores, y sobre todo la ausencia de algunos colores, es muy importante. Una de las frases más famosas del libro se representa en el Episodio 3, cuando Morris le presiona para que tome la decisión final comparándose con George Michael, a lo que el protagonista responde: "Yo no soy homosexual, soy barrysexual". Definiendo claramente la manera en que no se siente parte de la comunidad gay (más tarde le veremos incómodo cuando acepta la invitación a cenar del grupo de amigos de Morris).
Lennie James ha tenido la suerte o la desgracia de formar parte del universo de The walking dead (AMC+, 2010-2022), desde sus inicios, teniendo cada vez más presencia y protagonizando la segunda mitad de Fear the walking dead (Prime Video, 2015-2023), lo que le ha proporcionado popularidad pero también ha restado atención a sus trabajos paralelos, como la interesante serie Save me (Sky, 2018-2022) que él mismo creó y protagonizó. Y consigue una composición excelente de este personaje que es orgulloso y contundente, pero que suaviza su carácter cuando está con Morris, al que mira todavía con ese enamoramiento que nunca ha podido demostrar a su esposa, y se envuelve en un sentimiento de culpa y vergüenza cuando tiene que definirse a sí mismo: "Yo he sido... soy...", sin terminar de completar la frase. A través de los flashbacks conocemos la relación también llena de altibajos entre los amante secretos, a veces suspendida por separaciones en las que las zonas de cruising eran el único recurso para satisfacer el deseo. A Barry le gusta citar a autores literarios, generalmente homosexuales, y cada episodio comienza con una cita de Oscar Wilde o de James Baldwin. Aunque las historias sobre homosexualidad reprimida se han contado en numerosas ocasiones, Mr. Loverman aborda la identidad sexual en la madurez, el deseo en la tercera edad, cuando las decisiones ya han provocado consecuencias inevitables: "¿Qué nos ha pasado, Barr?", pregunta Carmel. "La vida ha pasado", responde Barry. Pero también la recuperación de ese deseo, no solo para él sino también para ella, ofreciendo una oportunidad para que los personajes sean ellos mismos. A este carácter singular contribuye en buena parte la música de la banda Speakers Corner Quartet, una formación que comenzó siendo la banda local del club Brixton Jamm y el año pasado publicó su primer álbum, Further out than the edge (2023, OTIH Records), y que cuenta en la serie con colaboraciones de Leilah y Tirzah que le dan una textura poética. A pesar de que la historia amenaza a veces con seguir los caminos tradicionales del sufrimiento, siempre encuentra una forma de dibujar una sonrisa y descubrir esperanza en sus personajes.
Ich bin Dagobert (I am Scrooge) ★★★★☆
RTL+ - 6x45'
Alemania, 2024
Creada por Ronny Schalk
Dirigida por Hannu Salonen
Seriencamp '24: Inauguración, Sección OficialEn 1988 y posteriormente entre 1992 y 1994, la policía alemana se vio metida en medio de un juego del gato y el ratón con Arno Funke, que ahora tiene 74 años y ha servido como asesor para la serie. Trabajando como artista ilustrador de coches en un garaje, el protagonista de esta historia ideó una manera rápida de ganar dinero chantajeando a los grandes almacenes Kaufhaus des Westens (KaDeWe) de Berlín, amenazando con hacer explotar una bomba en una de sus tiendas si no le entregaban 500.000 marcos. Tras un intento fallido de entrega del dinero, hizo estallar su primer explosivo el 25 de mayo de 1988, provocando numerosos destrozos en una planta completa de unos grandes almacenes, pero sin causar víctimas. Durante cuatro años estuvo blanqueando el dinero que finalmente fue pagado, hasta que en 1992 volvió a amenazar a otro grupo empresarial, Karstadt, pidiendo 1,4 millones de marcos. Pero ese fue el comienzo de una persecución constante con la policía que duró dos años más en los que hizo explotar cinco bombas y se produjeron 13 intentos fallidos de entregar del dinero (al principio no se incluyeron billetes en las entregas). La curiosidad de este caso es que Arno Funke siempre evitó causar daños físicos (solo hubo algún herido en las explosiones) y que acabó ganándose la simpatía de los medios y los ciudadanos alemanes que se burlaban de la incapacidad de la policía para atraparle. En uno de los anuncios que publicó en los periódicos, adoptó el sobrenombre de Dagobert, en referencia al anciano pato adinerado de Walt Disney que en Alemania se conocía como Dagobert duck, en los países anglosajones como Scrooge McDuck (nombre tomado de la obra de Charles Dickens) y en España como Tío Gilito. La serie de seis episodios producida por el canal privado RTL, ubicado en Colonia, inauguró la pasada edición del festival Seriencamp, donde se intentó dejar claro que no se trata de una glorificación de un criminal, un tema controvertido en los retratos que se realizan en series como Joan (BBC, 2024), y aborda temas como la salud mental a través de la representación de un Tío Gilito (Martin Feifel) inquietante que conversa con el protagonista en algunos momentos de delirio. Arno Funke (Friedrich Mücke) trabaja en un garaje realizando ilustraciones en automóviles, y el uso de las pinturas tóxicas comienza a provocar malestar psíquico que desemboca en un estado de depresión, cercano al suicidio, que el verdadero Arno Funke describió en su libro Mein Leben als Dagobert (2012), como una de las causas del comienzo de su carrera como chantajista.
A pesar de que el canal privado no cuenta con el alto presupuesto de los canales públicos alemanes para sus producciones originales, Ich bin dagobert (RTL, 2024) cuenta con un diseño de producción que refleja los años noventa de manera efectiva, aunque evita claramente muchas escenas en exteriores. Lo que por otro lado resulta adecuado porque el constante juego de perseguidores y perseguido que se refleja a través de una contraposición entre el solitario escondite donde Arno Funke diseña los complejos mecanismos para las entregas del dinero y la bulliciosa comisaría en la que se encuentra el investigador Ulrich Strack (Mišel Matičević) que lideró la investigación en 1988 junto al joven policía Inan Çoban (Doğuhan Kabadayi), que es el primero que investiga las acciones de Dagobert tratando de pensar como él. Y posteriormente con el nuevo oficial Joe Kaidel (Moritz Führmann) y la psicóloga que se encarga de perfilar al chantajista, Sojna Balaš (Sonja Gerhardt). El director Hannu Salonen (1972, Finlandia), que ha dirigido series como Ártico (Cosmo, 2018-) y colaboró anteriormente con el creador de ésta, Ronny Schalk, en Oktoberfest: Sangre y cerveza (Netflix, 2020), aporta un ritmo dinámico y el suspense adecuado en las estrategias de la policía para atrapar al criminal (su objetivo principal era que no consiguiera el dinero), frente a las ingeniosas formas de escapar de la vigilancia por parte de Arno Funke. Después de un primer chantaje con el que consiguió 500.000 marcos en 1988, el protagonista se dedica a blanquear su nueva fortuna hasta que se le acaba, lo que provoca que en 1992 decida enfocarse en otro objetivo duplicando la cantidad solicitada. En esa etapa de silencio, viaja a Mallorca y conoce a Anaïs (Carol Rovira), una joven española con la que terminará casándose. La actriz conocida por Amar es para siempre (atresplayer, 2013-2024) y #Luimelia (atresplayer, 2020-2021), y que recientemente ha protagonizado la serie Delta (3Cat/À Punt, 2024), interpreta un personaje secundario que adquiere mayor relevancia conforme se desarrolla la historia, como el contacto con la realidad del protagonista.
Aunque la historia se desarrolla alrededor de la reunificación de Alemania en 1989, solo se introduce el trasfondo político a través de las noticias de televisión, y quizás en este sentido la serie flaquea en la elaboración de un contexto más relevante, incluso para entender por qué Arno Funke acabó convirtiéndose en una especie de héroe nacional que ponía en ridículo a la policía. Hay algún apunte de las ventajas de la reunificación cuando Arno FunKe engaña a sus perseguidores, que han desplegado un amplio sistema de vigilancia en las cabinas telefónicas de Berlín Occidental, porque han localizado las llamadas en esa zona, pero para la última se desplaza a Berlín Oriental, dejando de nuevo a la policía en ridículo. El criminal está siempre un paso por delante de los oficiales, pero el guión de Ronny Schalk describe bien cómo las entregas fallidas son tan frustrantes para los agentes, que no consiguen atraparle, como para el chantajista, que no logra su objetivo de conseguir el dinero mientras debe llevar una doble vida como marido y padre, y al mismo tiempo crear mecanismos más ingeniosos para el siguiente intento. La serie practica el ejercicio de la nostalgia introduciendo canciones populares de la época (la mayor parte procedentes del sello alemán BMG), y consigue crear una ambientación adecuada a través de una estética de cine policial de los años ochenta, lo que pueden parecer recursos algo tópicos pero que resultan lo suficientemente efectivos. Ich bin Dagobert es una propuesta divertida y juguetona, un entretenido thriller sobre un criminal que siempre trató de evitar los daños personales. Y aunque no consigue evitar del todo la glorificación del bandido, le describe desde un trasfondo psicológico más profundo. En la vida real, Arno Funke ha mantenido una relación cordial con uno de los investigadores que le persiguió en los noventa, con el que se reúne cada año.
SWR - 8x30'
Alemania, 2024
Creada por Bartosz Grudziecki
Dirigida por Bartosz Grudziecki, Pia Hellenthal
Séries Mania '24: Panorama Internacional
Seriencamp '24: Premio del PúblicoSerielizados '24: Panorama
Uno de los títulos más interesantes presentados en la sección Panorama Internacional del festival Séries Mania es esta melancomedia romántica que introduce un planteamiento peculiar para hablar, en definitiva, de la evolución de una pareja que se descubre a sí misma. Se trata de una relación ya consolidada, tanto que Freddy (Linda Blümchen) y Zeno (Simon Steinhorst) se conocen desde que tenían 15 años y nunca han tenido otra pareja. Envidiados por sus amigos porque no han sufrido grandes crisis, ellos se encuentran en una especie de relación sandbox, ese tipo de vínculo que les sitúa en un entorno seguro, como las cajas de arena en las que los niños pueden jugar sin que les afecte el mundo exterior. Pero llegados a un momento en el que ambos se encuentran en la treintena y tienen que plantearse si consolidarse como una familia tradicional, Freddy pregunta a Zeno qué ocurriría si en realidad les gustara algo diferente y no se han dado cuenta porque no han conocido otras relaciones más que la suya. Así surge la propuesta de pasar 30 días separados con permiso para mantener otras relaciones sexuales, con al menos 30 personas diferentes, aunque estableciendo algunas reglas: no repetir con ninguna o no acostarse con amigos o compañeros de trabajo... Sexo esporádico durante un mes para comprobar si efectivamente se sienten seguros dentro de su relación porque están hechos el uno para el otro o simplemente porque no han conocido otra cosa. A lo largo de los primeros episodios, ambos tienen diversos encuentros sexuales que a veces resultan menos convencionales de lo que esperaban: Freddy aprovecha un encuentro casual en una fiesta con un antiguo profesor de la Facultad de Medicina para dar rienda suelta a la fantasía que había experimentado en su juventud; mientras Zeno parece cómodo en las aplicaciones de citas, pero acaba manteniendo una relación con sus vecinos, una pareja abierta que le invita a pasar la noche con ellos. A través de esta propuesta singular, la serie explora las expectativas que se establecen en una pareja estable y cuestiona las ideas preconcebidas sobre la convivencia en una relación. Durante esos 30 días de lujuria, una de las principales dudas está en si la pareja es lo suficientemente fuerte como para sobrevivir a esta prueba o si el experimento puede acabar teniendo un efecto devastador para su estabilidad. De alguna manera, también está presente el factor emocional en el que ambos se apoyan mutuamente, pero del que tienen que prescindir durante este periodo de tiempo, que no solo consiste en tener relaciones sexuales con otras personas sino también en abandonar momentáneamente la convivencia.
30 days of lust (SWR, 2024) se apoya en dos jóvenes actores que representan esa inseguridad de los treinta años como punto de inflexión en la vida, y ofrece una representación desinhibida del sexo, alejada de los habituales reflejos poco creíbles que encontramos en las comedias románticas tradicionales. La serie ha sido creada por Bartosz Grudziecki (1982, Polonia), que había dirigido anteriormente el thriller psicológico Wycieczka (The wall) (2019), y que también ejerce como realizador, alternándose con Pia Hellenthal (1985, Alemania), cuyo documental Searching for Eva (2019) fue seleccionaddo en el Festival de Berlín. A lo largo de sus ocho episodios de treinta minutos, 30 days of lust no es una sucesión de encuentros sexuales más o menos cómicos (hay un sentido del humor muy sutil en esta serie), sino que refleja los cambios que se producen en los dos protagonistas: Zeno tiene algo de inmadurez que le hace incluso cambiar físicamente, pintarse las uñas de negro y modificar su peinado, como si la nueva posición de sentirse deseado y poder transmitir sus propios deseos hacia otras personas le llevara a una transformación superficial. Pero también Freddy se enfrenta a algunos altibajos emocionales cuando comprueba que la relación idealizada del profesor resulta decepcionante. Al comienzo, tratan de compartir sus experiencias pero en realidad ninguno de los dos es del todo honesto describiendo con quién han estado la primera noche. Cuando en Eifersucht (Celos) (T1E3) Freddy asiste al coqueteo de Zeno con una colega del trabajo no puede evitar sentirse celosa, mientras ella misma tiene la oportunidad de tener su primera experiencia queer. La situación coloca a los dos personajes ante sus principales imcertidumbres: ella se da cuenta de que es inestable emocionalmente y parece haber encontrado a una persona parecida en el episodio Frei (Gratis) (T1E6).
Lo que hace muy bien esta serie es plantear un juego que reflexiona sobre la fragilidad de las relaciones, y de qué manera es complicada la absoluta honestidad a pesar de las apariencias. En el episodio Grenzen (Límites) (T1E4), Zeno confiesa a Freddy que le fue infiel con una amiga hace años, como si el experimento que están llevando a cabo les permitiera ser más honestos de lo que nunca ha sido (en realidad, él esperababa que ella también le confesara alguna infidelidad). Una de las propuestas más interesantes es la perspectiva que adopta el episodio Driften (A la deriva) (T1E7), en el que Zeno tiene una conversación en un bar con Anne (Nairi Hadodo), una joven que conoció a través de una aplicación de citas pero con la que no ha tenido una relación sexual sino de amistad. Su conversación es observada por Thomas (Wolfram Koch) y Hanna (Nina Petri), una pareja madura que parece aburrida de sí misma y que interpreta los encuentros de otras parejas en el bar. Como espectadores, sabemos que sus comentarios sobre Zeno y Anna son equivocados, pero la construcción narrativa permite reflexionar sobre los modelos de relación y cómo son percibidos desde el exterior de las parejas. Esta percepción errónea también se refleja cuando Zeno y Freddy son invitados a una cena que ellos creían que era una fiesta, por sus amigos Tatti (Cora Kneisz) y Philipp (David Vormweg) quienes, conociendo el experimento que han realizado, tienen la impresión de que la pareja está más abierta a seguir explorando otro tipo de relaciones. Pero la situación algo incómoda que se establece con esta pareja tradicional que espera un hijo, acaba siendo el reflejo de aquello en lo que Zeno y Freddy no quieren que se convierta su relación.
ICI Tou.tv - 7x10'
Canadá, 2023
Escrita por Lex García
Dirigida por Emilie Mannering
Séries Mania '24: Seleccionada Series Formato Corto
Gémeaux Prix '24: Mejor Creador Joven
Numix '24: Mejor Webserie de ficción
A través de un formato corto esta serie seleccionada en el festival Séries Mania '24, construye una historia sencilla pero cargada de humanidad. Ambientada en el barrio quebequense de Villeray, habitado principalmente por población de origen inmigrante, con una importante comunidad latina, la trama principal tiene como protagonista a Jojo Trespalacios (Raúl Alejandro Valencia Lemus), un joven de origen dominicano que acaba de mudarse con sus dos hijos al barrio, tras la muerte de su esposa. La mudanza supone otro cambio drástico para los niños: el mayor Olivier (Jaé Mac Lorin Barnat), se aísla del resto de compañeros de su nueva clase, aunque se siente atraído por una chica a la que no sabe cómo acercarse, mientras que el menor Randy (Samuel Robergeau) no se adapta bien a la transición a otra escuela, y trata de integrarse introduciéndose en círculos poco recomendables. Mientras tanto, Jojo parece incapaz de afrontar el duelo por la muerte de su pareja de una forma colectiva, compartiéndolo con sus hijos. Por el contrario, trata de mostrar una fortaleza que proviene de un sentido de masculinidad que no permite que muestre sus fragilidades y sus sentimientos, lo que al mismo tiempo le separa de sus dos hijos, que deben enfrentarse por sí mismos a su propio duelo y a los cambios en su vida sin el referente y el apoyo de su padre. La pérdida de la madre ha supuesto también la ruptura del núcleo familiar, el elemento principal que los mantenía unidos. Jojo trabaja en una peluquería del barrio que funciona como una especie de microcosmos en el que se reúnen clientes y trabajadores formando un centro que representa la diversidad cultural, desde los orígenes latinos hasta los magrebíes, haitianos y africanos. Pero también es un espacio que en cierta manera perpetúa ese sentido de masculinidad que impide a Jojo expresar sus sentimientos a sus hijos. Cuando se produce otra muerte en su entorno cercano, el protagonista se paraliza hasta el punto que toma la decisión de no acudir al funeral, lo que le enfrenta con algunos de los miembros de la comunidad.
Ça prend pas la tchas à Papineau (A Papineau no le importa) (ICI Tou.tv, 2023), ha sido escrita por Lex García, artista nacido en Montreal de origen panameño que refleja de una manera muy acertada el sentido de solidaridad en el barrio de Villeray, expresado a través de la convivencia y la diversidad cultural que se vive dentro de sus comercios, restaurantes y locales. El primer episodio, Arroz con frijoles (T1E1) hace referencia también a la importancia de la cocina y los olores a platos tradicionales que marcan las identidades culturales, y cómo la preparación de esta receta es un intento de conexión entre el personaje protagonista y el recuerdo de sus esposa. El propio Lex García ha comentado en alguna entrevista que su madre siempre se negó a perder sus raíces panameñas y en su casa solo se hablaba español, mientras que el aprendizaje del francés fue más profundo a través de su relación con la comunidad haitiana que desde un sistema educativo público en Canadá que está saturado y no permite un seguimiento más personal. Este sistema educativo despersonalizado también se refleja en los hijos de Jojo. Mientras Olivier trata de conseguir una cita con Vanessa (Adéline Menye Obila), intimidado por la seguridad que desprende la joven, trata de encontrar un camino de comunicación a través de la poesía, que se contagia al tono general del resto de la serie. Y la decepción que siente Kelly (Naila Rabel) por la actitud que toma Jojo frente a la muerte del padre de ella, termina rompiendo su relación de amistad. La serie transmite con sensibilidad la dificultad para afrontar la pérdida cuando desaparece el nexo de unión y el nuevo núcleo familiar es incapaz de compartir sus emociones. Y es acertado que en una historia escrita y protagonizada por hombres, que afronta cierta masculinidad mal entendida, tenga una mirada femenina en el trabajo de dirección de Émilie Mannering, que ha realizado cortometrajes premiados como Jarvik (2019) y À la vie à l'amor (2022), que estaba precisamente coescrito y protagonizado por Lex García. Su capacidad para trabajar con niños y la sensibilidad que muestra en un concepto visual que se centra en los primeros planos y las imágenes a veces etéreas que conectan con el sentimiento poético de la serie, permiten que ésta transmita con confianza una mirada intimista y personal que define las inseguridades de los personajes.
Zee Zindagi - 6x60'
Pakistán, 2023
Escrita por Asim Abbasi
Dirigida porAsim Abbasi
Séries Mania '23: Panorama Internacional
Recientemente hemos podido ver en algunas plataformas autonómicas como 3Cat y AGalega la serie Churails (Zindagi, 2020), una comedia que aborda cuestiones relevantes en torno a la situación de la mujer en la sociedad paquistaní y que deriva progresivamente hacia un drama que a veces tiene un tono provocativo de reflexión sobre las violencias machistas. Creada por el guionista y director británico-paquistaní Asim Abbasi, el estilo visual juguetea con los formatos y la mezcla de géneros para construir una historia singular, que se despliega más en su última serie, Barzakh (Zindagi, 2023), un relato de ensoñación y fantasía cuyo título hace referencia a una especie de limbo en el que los muertos habitan la tierra junto a los vivos. La serie fue prsentada en el festival Séries Mania 2023, pero no se ha estrenado en Pakistán hasta el pasado mes de julio, a través de la televisión generalista india Zindagi y su canal en YouTube. Como ya ocurriera con su anterior serie, Barzakh ha despertado malestar en un sector de los espectadores por contenidos considerados no apropiados, como la homosexualidad de uno de los personajes, que provocaron que la serie fuera retirada de YouTube Pakistán. La historia se presenta como un relato que se desarrolla en ese lugar entre dos lugares que se menciona en el Corán, un espacio en el que las almas de los muertos todavía están en tránsito. Jafar Khanzada (Salman Shahid) es un anciano de carácter malhumorado, cercano a la demencia y con un aspecto dickensiano que ha reunido a sus hijos para que asistan a su tercera boda, la que va a contraer con Mahtab (Anika Zulfikar), el amor de su vida que, sin embargo, murió cuando ambos eran jóvenes. Los inicios de cada episodio, presentados en formato 4:3, cuentan las historias de fondo de algunos personajes y desvelan progresivamente por qué cuarenta chicas jóvenes desaparecieron. En el pasado, el adolescente Jafar (Khushhal Khan) dejó la ciudad y a su amada para labrarse un futuro y conseguir la estabilidad económica que le permitiera casarse con ella, pero cuando regresa descubre que Mahtab ha sido asesinada. Alrededor del árbol en el que se despidieron, Jafar decide construir un complejo turístico que mira hacia el Valle de Hurza, al Noroeste de Pakistán, cuyo espectacular paisaje el director aprovecha para rodear al entorno de un aire místico. El camino que lleva hasta el hotel se llama precisamente "Land of Nowhere" (tierra de ninguna parte), pero los habitantes del pueblo cercano están molestos porque la construcción del complejo les impide acceder al lugar donde están enterrados sus antepasados. El conflicto que se mantiene entre ambos muestra un resentimiento de Jafar que se explica a lo largo de la serie.
Jafar ha estado casado en dos ocasiones, de las que han nacido sus hijos Shehryar (Fawad A. Khan) y Saifullah (Fawad M. Khan), que atesoran sus propios traumas. Shehryar y su hijo Haris (Syed Arham) intentan superar la muerte repentina de su esposa, mientras que Saifullah mantiene en secreto su homosexualidad y se siente atraído por un trabajador del hotel. Ambos han tenido una relación distante con su padre, pero es especialmente tensa en el caso del primero. Mientras que Sherezhade (Sanam Saeed) es otra hija de Jafar que se ha mantenido cerca de su padre y cuya historia revelada en el episodio The mountain baby and the Divine Call (T13) tiene un trasfondo espiritual. La serie se mantiene en todo momento en el plano metafórico, y las representaciones de algunas escenas tienen una simbología que se origina en las tradiciones culturales y en una mirada que constantemente trata de elevar el poder de las imágenes aunque a veces no lo consiga del todo. Hay una escena de sexo representada por una fruta exprimida sobre la espalda del amante, lo que recuerda al lenguaje subliminal de su poética película Cake (Asim Abbasi, 2018), de la que esta serie recoge algunas de sus propuestas visuales. Las almas de las mujeres muertas cargan sobre sus espaldas pesadas rocas que muestran sus opresivas existencias, y la serie desarrolla en los últimos episodios una reflexión sobre la forma en que estas mujeres han sufrido abusos y represión. De manera que la intrasigencia de Jafar, que parece movida por el rencor, se siente más como un resentimiento justificado conforme se desvelan los acontecimientos pasados ocurridos en el pueblo. Por el contrario, Sherezhade es un espíritu más libre porque se mueve entre las dos realidades que perviven en ese lugar fantástico. Barzakh es por momentos muy hermosa, y tiene una capacidad espectacular de construir una planificación visual que sorprende y fascina. Aunque también parece demasiado pendiente de su propia estética, con un interés en dotar a cada escena de una trascendencia metafórica que a veces tiene una lectura sutil inteligente y otras resulta demasiado simple y forzada. Incluso se siente un poco dispersa y melodramática en algunos episodios, como en The prodigal son and the cosmic womb (T1E4), cuando se produce un enfrentamiento durante una cena entre Jafar y su hijo Shehryar, provocado por unas hierbas alucinógenas.
Solo hay que leer muchos de los comentarios que continúan publicados en los videos de cada episodio en YouTube para comprobar que Barzakh ha provocado un notable malestar en algunos sectores de su país, y de hecho hay quien considera al director Asim Abbasi como un paquistaní que se ha rendido a los intereses comerciales de la India (el conflicto India-Pakistán tiene su origen en la partición durante la descolonización en 1947), por el hecho de que sus series estén producidas por el canal indio Zindagi. Pero las referencias de sus historias a los abusos cometidos contra las mujeres, la introducción de personajes transexuales como en Churails o el reflejo de la homosexualidad no se sienten como provocaciones gratuitas sino como una representación honesta de la mirada del director, que nació en una familia de cuatro hermanas. Si bien los últimos episodios de la serie pueden parecer más confusos en su desarrollo, expanden la representación de esa mezcla entre fantasía y realidad, entre la vida y la muerte. Cuando los habitantes del pueblo quieren honrar a sus muertos durante el Mehregan, la fiesta del equinoccio de otoño que celebra la cosecha agrícola, deciden acceder al interior del hotel, donde se encuentra el árbol central, incluso irrumpiendo por la fuerza. Mientras el joven Haris trata de encontrar la explicación de la muerte de su madre en las montañas, a Sherezhade se le ofrece la oportunidad de elegir entre acceder al mundo espiritual o permanecer en el mundo real, "que nunca te aceptará realmente. Un mundo lleno de hombres y lobos, de dolor y angustia". La historia muestra la violencia ejercida contra las mujeres como la consecuencia de una sociedad que las trata como muertas vivientes, obligándolas a seguir unas reglas sociales marcadas por las escrituras sagradas. Pero el director propone una especie de liberación, cuando las hadas se despojan de los velos que les cubren el rostro y se muestran como mujeres. Aunque Barzakh puede perder el enfoque en el desarrollo de algunos personajes, tiene una textura poética que nace de la tradición cultural que acaba resultando abrumadora y al mismo tiempo deslumbrante, con un sentido de la estética visual que pocas veces se ve en el audiovisual occidental.
Česká televize - 8x45'
República Checa-Alemania, 2024
Creada por Miro Šifra, Lucie Vaňková, Marie Stará
Dirigida por Matěj Chlupáček, Michal Samir
Karlovy Vary '23: Sesión EspecialUna de las propuestas más curiosas de esta temporada en el ámbito internacional se presenta como un procedimental sobre fenómenos paranormales al estilo de Expediente X (Disney+, 1993-2018), un género que en los últimos años parece haber caído en desuso dentro de los dramas en formato de series, pero que en este caso tiene la particularidad de estar conectado con la historia reciente de la República Checa y recuperar el estilo de las coproducciones germano-checas que tuvieron éxito a lo largo de los años ochenta. De manera que esta temporada de We,re on it, comrades! (¡Estamos en ello, camaradas!) (Česká televize-ZDFneo, 2024) ofrece numerosos elementos de interés. La serie fue presentada en el Festival de Karlovy Vary el año pasado, se estrenó en marzo en la televisión pública Česká Televize y este otoño lo ha hecho en el canal público alemán ZDF. La propuesta está basada en la existencia real del llamado Laboratorio Psicoenergético (PEL), una institución controlada por dos universidades de Praga que se dedicaba de manera extraoficial a realizar experimentos sobre telepatía y otros fenómenos, y que funcionó desde 1978 hasta su disolución en 1990, desarrollando su actividad de manera muy relacionada con la Guerra Fría y la amenaza de los experimentos psicológicos. En la serie, el llamado Instituto de Fenómenos Paranormales se dedica a la investigación de casos que parecen tener relación con aspectos sobrenaturales, aunque su cometido es tratar de desvelar la verdadera naturaleza de estas actividades. Como en Expediente X, los principales protagonistas representan dos puntos de vista diferentes respecto a estos fenómenos: el investigador David Zajíc (Jiří Macháček) es el más escéptico, aunque al final del episodio Ostře sledované UFO (OVNI vigilado de cerca) (T1E1), se revela que su hija Eva (Darija Pavlovičová) tiene la capacidad de levitar, algo que él atribuye simplemente a la pubertad. Mientras que el joven científico Vojta Bek (Jan Cina) intenta encontrar respuestas basadas en la ciencia pero está abierto a la existencia de fenómenos no explicables. A lo largo de la temporada de ocho episodios, los dos protagonistas y su equipo investigan casos diferentes, como el primer encuentro de un ciudadano socialista con una nave extraterrestre. Y eso permite que los directores, que se han repartido los episodios de manera alternativa, Matěj Chlupáček los impares y Michal Samir los pares, puedan abordar cada caso como un género diferente. El episodio Jak uškrtit mistra Šálka (Cómo estrangular al maestro Sálek) (T1E2) es una historia de terror en la que el ventrílocuo Karel Sálek (Jirí Marysko) parece haber sido atacado por su propia marioneta, un caso que nos recuerda a aquel clásico episodio Freddy (T3E1) de la serie española Historias para no dormir (1966-1982, RTVE Play). Mientras que Copak je to za veksláka (El prestamista) (T1E3), trata sobre el asesinato de un prestamista a manos de un superhéroe norteamericano, con un tratamiento visual que recuerda a la clásica serie de televisión Batman (ABC, 1966-1968), y en la que el superhéroe es una sátira de la amenaza que suponía el capitalismo hacia el sistema económico socialista. Estos juegos narrativos que tienen presentes siempre la confrontación durante la Guerra Fría y que coquetean con las representaciones más conocidas de la cultura pop (los propios directores afirman haberse inspirado para el tratamiento visual en la serie de animación Scooby-Doo (CBS, 1969-1978)), aportan algunos de los elementos más atractivos de esta producción.
En los años ochenta, las series coproducidas entre la República Checa y la República Federal Alemana fueron numerosas y alcanzaron un gran éxito, aunque esta colaboración se perdió evidentemente tras la reunificación en 1990. De ahí surgieron series familiares de ciencia-ficción convertidas en clásicos de la televisión como Arabela (1980-1981), Návstevníci (Los visitantes) (1983) o Létající Čestmír (The Flying Cestmír) (1983-1984). De forma que esta coproducción entre los dos países para crear una comedia de ciencia-ficción con referencias a aquella época recupera un estilo que ahora se adapta a las miradas contemporáneas desde una perspectiva más desenfadada. Incluso el título de uno de los episodios, Paní, vy jste vdova! (Cariño, ahora eres viuda) (T1E5) hace referencia directa a la popular película Señor, usted es viuda (Václav Vorlícek, 1970), aunque la historia del episodio no tiene ninguna relación con la del largometraje. En la serie, el fantasma de un electricista fallecido persigue a su esposa Kapounová (Eliska Krenková) con rayos y descargas eléctricas, y los investigadores deben averiguar si hay alguna razón científica que pueda explicar el fenómeno o el marido parece haber dejado algún asunto pendiente antes de morir. En general, We,re on it, comrades! maneja bien el tono de parodia, y aunque no resulta tan divertida como su planteamiento podría hacer esperar, lo cierto es que conforme se desarrolla la historia y el espectador se acostumbra al tono y a los personajes, la serie se hace cada vez más interesante. Incluso algunas subtramas como la atracción que siente Vojta Bek por su compañera de investigación, la imperturbable Stepánka Snízková (Anna Fialová) que en realidad es, junto a Jaroslav Hora (Leos Noha), un agente del StB, la agencia de inteligencia del gobierno, que sospecha de las actividades realizadas por el Instituto de Fenómenos Paranormales.
El episodio Balada pro Kozlopíra (La balada del monstruo cabra) (T1E5) mezcla las referencias a las historias de licantropía con el género del Oeste, cuando el equipo de investigadores se ve involucrado en una denuncia sobre un monstruo con aspectro de cabra que ha atacado a varios miembros de un campamento. Esto permite que el director Michal Samir introduzca referencias a películas como Los siete magníficos (John Sturges, 1960), y dentro de ese tono que parodia diferentes géneros es uno de los más logrados de esta temporada. We,re on it, comrades! es una propuesta curiosa y por momentos divertida que sin embargo no consigue aprovechar todas las posibilidades que ofrecía el planteamiento inicial, y ni siquiera resulta tan alocada como podría haber sido, aunque las constantes alusiones a elementos de la cultura de los años sesenta, setenta y ochenta le dan un aspecto peculiar. La serie sin embargo fue recibida con críticas bastante tibias en República Checa y la audiencia de sus emisiones en lineal estuvieron muy por debajo de las expectativas, por lo que la producción de una segunda temporada, que podría solventar algunos de los problemas que puede tener la primera, no parece tener una confirmación clara.
Stan - 8x22'
Australia, 2024
Creada por Dylan River, Tanith Glynn-Maloney
Dirigida por Dylan River
Festival de Toronto '24: Sesión Especial
Esta serie comienza con la voz de la joven narradora recordando que: "Los misioneros dicen "No robarás". Un poco excesivo para los bastardos fanáticos de la biblia que nos robaron nuestras tierras". Lo que nos sitúa inmediatamente en el tono de una historia que aborda la comedia desde una perspectiva de comentario social sobre las devastadoras consecuencias de la apropiación que sufrieron los aborígenes australianos, y que ha desembocado en la marginación y el aislamiento. Cuando la protagonista Robyn (Sherry-Lee Watson), una adolescente de 17 años que acaba de escaparse de un correccional de menores, se sienta en la sala de espera de un hospital, una visitante la acusa directamente de querer robarle el bolso, y la mayor parte de los indígenas que aparecen en la serie están asfixiados por las dependencias y la falta de trabajo. En su envoltura de comedia irreverente, Thou shalt not steal (No robarás) (Stan, 2024) termina siendo una crítica profunda a las consecuencias de la colonización europea como origen de la sociedad blanca y cristiana australiana. Tras escapar del reformatorio, Robyn acude al hospital en el que se encuentra su abuelo Ringer (Waren H. Williams) en muy mal estado de salud para llevarlo a su casa y evitar que acabe muriendo en un lugar donde nadie le conoce. Pero antes de dar su último suspiro, le revela a Robyn un secreto: el padre que ella creía que había muerto está en realidad vivo. Así que, entre canciones de Hank Williams, Slim Dusty y Shirley Bassey, la adolescente inicia un viaje a través de las carreteras del desierto australiano con un taxi robado a Maxine (Miranda Otto), una ex-trabajadora sexual reconvertida en taxista que quiere que Robyn le pague el trayecto trabajando para ella como prostituta. De esta forma, temas como la explotación sexual y la discriminación de los aborígenes van surgiendo en una historia que en la superficie parece una comedia disparatada que recuerda a películas de los hermanos Coen como O, brother! (Joel Coen, 2000). En su viaje hacia la ciudad de Adelaida, Robyn encuentra como aliado a Gidge (Will McDonald), el hijo del dominante y arapiento pastor católico Robert (Noah Taylor), y que es un perfecto contrapunto a la joven. Mientras ella quiere encontrar a su padre, él pretende huir del suyo, pero ambos tienen la carretera como único recurso mientras les persiguen Maxine para recuperar su coche (y una maleta con una gran cantidad de dinero) y Robert para recuperar a su hijo.
La historia se sitúa en los años ochenta, como un homenaje a la juventud del padre del creador y director, Dylan River (1992, Australia), que vivió precisamente en las comunidades del desierto en Mparntwe (Alice Springs), el lugar en el que se inicia la historia, y dice haber recorrido muchas veces la carretera que separa a lo largo de mil quinientos kilometros el trayecto entre el desierto y la ciudad de Adelaida. Convirtiéndose en uno de los creadores más reconocidos perteneciente a las Primeras Naciones, Dylan River consiguió una destacada repercusión con la serie de formato corto Robbie Hood (SBS, 2019), una versión muy particular del clásico personaje Robin Hood, y posteriormente dirigió la miniserie precuela Miystery Road: Origin (ABC, 2022), por la que ganó el premio de la televisión australiana (AACTA) a la Mejor Dirección. Este mismo año, Dylan River también ha conseguido el premio a la Mejor Dirección en una serie de no ficción por el documental The Australian wars (SBS, 2024). En esta primera serie creada por Dylan River, el tono de comedia se desarrolla a través de unos personajes singulares que se apoyan en dos intérpretes conocidos como Miranda Otto y Noah Taylor, especialmente notable en su creación de un religioso demasiado tentado por el pecado, pero el soporte principal lo mantiene la casi debutante Sherry Lee-Watson que, junto a Will McDonald, había formado parte del reparto de Los rompecorazones (Netflix, 2022-2025). A lo largo de sus ocho episodios, Thou shalt not steal puede recordar en algunos momentos a otra road movie que se desarrollaba en el desierto australiano, El turista (Max, 2022-2024), sobre todo cuando aborda el humor negro, como en Chapter Four: Bullet to the head (T1E4), que comienza con otra referencia a los mandamientos católicos: "A veces no tienes intención de matar. Estos mandamientos son solo consejos después de todo. Porque para algunos cabrones, una bala en la cabeza es la única solución". Al margen de contar con un buen ritmo, que además se estructura en episodios de poco más de veinte minutos, su gran virtud es su capacidad para introducir temas relevantes sobre las Primeras Naciones, pero generalmente de manera transversal. Situándose en los años ochenta, acerca la historia de esta adolescente que huye y busca al padre que la abandonó a los dramas de los niños robados y la explotación hacia los indígenas. En el episodio Chapter Five: There will be murder (T1E5), Gidge se encuentra con un hombre que le promete impulsarle en su carrera como músico, pero en realidad tiene un interés sexual en el adolescente. En la serie están continuamente presentes las altísimas tasas de encarcelamiento de jóvenes indígenas, el alcoholismo, la masculinidad tóxica o el acoso. Hay que recordar que en la región de Alice Springs se prohibió en 2023 el uso por parte de la policía de las llamadas "spit hoods", capuchas para evitar escupitajos o mordeduras de los detenidos, muy polémicas por su demostrado riesgo de asfixia, especialmente tras la muerte de un joven en 2016, pero han vuelto a ser introducidas este año con el cambio de gobierno.
En general, durante el camino que siguen los protagonistas por el desierto, encuentran personajes siniestros y violentos, pero todo ello dentro de un tono muy divertido y marcado por su asombrosa capacidad para construir las interacciones de los personajes (que a veces se cruzan por el camino sin darse cuenta), incluso cuando se unen a la persecución dos agentes de la Policía Federal Australiana, Mick Burke (Darren Gilshenan) y Tracy Wills (Shari Sebbens), que son dos personajes muy de los hermanos Coen. La serie además se beneficia de un uso de la música que le da un tono de comedia rural, y un aspecto visual que utiliza los colores ocres del desierto para contrastarlos con las tonalidades apagadas de los interiores, creando imágenes de gran contraste con una excelente fotografía de Tyson Perkins. Conforme avanza hacia el final, los últimos episodios adquieren un tono cada vez más absurdo, pero que encaja perfectamente con el resto de una serie que ha sido escrita por Dylan Rover junto a su prima Tanith Glynn-Maloney, quien también ejerce como productora ejecutiva. Y termina en un desenlace que aporta una mirada optimista, pero también despliega una capacidad para crear una textura humorística especial que algunos han calificado como una mezcla entre The end of the f***ing world (Netflix, 2017-2019) y Fargo (Joel Coen, Ethan Coen, 1996).
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Películas mencionadas:
Wycieczka (The wall) se puede ver en Netflix y Plex.
Los siete magníficos se puede ver en Movistar Plus+.
O' brother! se puede ver en Mubi.
Fargo se puede ver en Filmin.