La idea de recuperar la serie Historias para no dormir (TVE, 1966-1982) parece haber surgido del propio Narciso Ibáñez Serrador y de su hijo, Alejandro Ibáñez, responsable de la productora Prointel que fundó su padre en 1970, y que tras un período de silencio regresó en 2016 bajo la dirección de éste y del productor Gonzalo de Castro. Aunque se planteó como una propuesta que regresaba como formato con nuevos guiones, la muerte de Chicho Ibáñez Serrador en 2019 provocó que el proyecto se convirtiera en un homenaje, rescatando algunos de los episodios clásicos para adaptarlos a la actualidad bajo la dirección de destacados directores del panorama cinematográfico español. Y la intención parece ser convertirla en una franquicia que presente nuevos episodios cada temporada, un formato de antología del género fantástico que conoce un resurgir con series como Creepshow (Shudder, 2019-) o Monsterland (Hulu, 2020-).
Rodrigo Cortés, Paco Plaza, Paula Ortiz y Rodrigo Sorogoyen son los encargados de adaptar y dirigir estas historias que reinterpretan tres episodios de la primera temporada y uno de la tercera temporada. Es inteligente la idea de trasladar las historias a la actualidad, no solo desde el punto de vista formal sino también en la reinterpretación de las mismas, aunque la que mejor funciona es la que más utiliza las referencias al original, Freddy, de Paco Plaza mientras que las que más se alejan como El doble, de Rodrigo Sorogoyen o El asfalto, de Paul Ortiz pierden interés en su desarrollo y eficacia en su ironía. Sin embargo, se trata de una propuesta interesante que recupera uno de los clásicos de la televisión en España, y que puede funcionar bien si se continúa, incluso adaptando episodios existentes o inéditos. Alberto Ibáñez afirma que existen guiones originales de su padre para la tercera temporada que no se realizaron (de hecho, solo se rodaron cuatro de los trece episodios previstos), e incluso se baraja la idea de adaptar otros episodios conocidos y clásicos como El cumpleaños (T1E1) o El televisor (1974), un especial que se estrenó entre la segunda y la tercera temporada que Narciso Ibáñez Serrador considera su mejor película. A continuación comentamos los cuatro episodios que forman parte de esta primera entrega de Historias para no dormir, comparándolos con las historias creadas para la serie original.
La broma (1966)
Temporada 1, Episodio 11
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
La primera temporada de Historias para no dormir se extendió desde febrero hasta junio de 1966, con dieciocho episodios que alternaban guiones originales y adaptaciones. La historia original de uno de los últimos capítulos de la primera temporada proviene del autor norteamericano Robert Arthur, que fue editor del libro recopilatorio presentado por Alfred Hitchcock 12 Historias que no me dejarían hacer en televisión (1957). Una de esas doce historias de terror fue The jokester (El bromista), escrita por el propio Robert Arthur, que curiosamente sí se convirtió en un episodio de televisión para la serie Alfred Hitchcock presenta (Universal Television, 1955-1962), estrenada en la temporada 4 como The jokester (Arthur Hiller, 1958). Pero en este caso Narciso Ibañez Serrador solo tomó prestadas algunas ideas del cuento original para escribir una historia completamente diferente. The jokester trataba sobre un joven periodista al que le gusta gastar bromas, y que se hace pasar por muerto para mofarse de un viejo sepulturero, pero la versión española escrita por Narciso Ibáñez Serrador bajo su habitual seudónimo Luis Peñafiel, introduce numerosos cambios.
Alfredo Goldstein (Narciso Ibáñez Menta) es un productor de televisión que suele hacer bromas algo pesadas que solo le hacen gracia a él, mientras su esposa Cintia (Irene Dania) mantiene una relación con Jack (Pepe Martín), un compañero de trabajo de su marido. Pero cuando éste descubre que Jack está malversando dinero de la cadena de televisión, Cintia decide llevar a cabo un plan para deshacerse de Alfredo. Se trata de uno de los mejores episodios de la primera temporada de la serie, desarrollando en tan solo media hora un relato que no es exactamente de terror, sino de intriga, y que juega con el giro de guión sorprendente. Hay un cierto tono de cine negro que de alguna manera es un homenaje a Alfred Hitchcock y su serie de historias de suspense, y está especialmente brillante el actor Narciso Ibáñez Menta.
La broma (2021)
Dirigida por Rodrigo Cortés
Adaptación de Rodrigo Cortés
La nueva versión de Historias para no dormir (Prime Video, 2021-) comienza con esta historia que toma el guión de Narciso Ibáñez Serrador para seguirlo más o menos fielmente hasta que toma otro camino diferente. Rodrigo Cortés utiliza solo 44 minutos (es el episodio más corto) para desarrollar la historia con eficacia, aunque la segunda parte puede ser demasiado enrevesada. La presentación de Alberto (Eduard Fernández), ahora el dueño de una gran empresa, a través de un plano secuencia en el que se muestra su carácter de bromista pesado mientras llega a su empresa es espléndida. Están peor planteados los otros dos vértices de la historia, Elena (Nathalie Poza), esposa del empresario, y Javier (Raúl Arévalo) uno de sus trabajadores y amante de su mujer. Rodrigo Cortés se apresura en el planteamiento de la historia, que cuenta en tan solo diez minutos, aportando un ritmo intenso, para detenerse en la secuencia del paso a nivel, que es el punto de giro principal.
La elección de la forma de asesinar a Alberto lleva al director a desplegar su habitual referencia al cine de Alfred Hitchcock, que hemos visto en Luces rojas (Rodrigo Cortés, 2012) o Blackwood (Rodrigo Cortés, 2018), y que nos remite a una de las escenas más conocidas de Frenesí (Alfred Hitchcock, 1972), con los primeros planos del cuello de la víctima, y el montaje del propio Rodrigo Cortés elabora una secuencia de suspense que es realmente destacable. A partir de ese momento, la historia se desarrolla por otra vía diferente a la original, que nos parece incluso más forzada que la planteada por Narciso Ibáñez Serrador, que estaba más cerca del género de terror y los relatos de Edgar Allan Poe. En el terreno interpretativo, Eduard Fernández brilla a la altura de Narciso Ibáñez Menta en su construcción de un personaje atractivo dentro de su antipatía, mientras que Nathalie Poza y Raúl Arévalo parecen algo más perdidos, quizás porque les falta algo de desarrollo en su relación, cuyo planteamiento se ve afectado por el apresuramiento del comienzo. El episodio es un interesante ejercicio de suspense que contiene un buen giro final.
Freddy (1982)
Temporada 3, Episodio 1
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
Para ser una de las series de mayor éxito de la televisión pública, TVE no trató demasiado bien a la producción de Narciso Ibáñez Serrador. Quince años después de su segunda temporada, se estrenó una tercera en 1982 para la que sin embargo se destinaron pocos recursos. Por un lado, solo se terminaron cuatro de los trece episodios previstos y, por otro, se decidió sustituir la grabación con las habituales cámaras de televisión por el incipiente formato de video, que si bien ofrecía posibilidades de reducción de presupuesto, no satisfacían las pretensiones del creador de la serie: "El resultado ha sido óptimo en cuanto a tiempos de grabación y a costos (...), pero en cuanto a la calidad obtenida, ese es otro cantar. La calidad es buena, pero no es óptima", afirmaba Narciso Ibáñez Serrador en la misma presentación de la temporada, mucho más técnica y seria de lo habitual. También comentaba que los cuatro capítulos de los que finalmente constaba la temporada eran los menos interesantes, porque se habían seleccionado para ensayar un nuevo formato con historias sencillas que no requerían grandes complicaciones técnicas.
En todo caso, Freddy se puede considerar una especie de precedente de Muñeco diabólico (Tom Holland, 1988), con un ventrílocuo (Manuel Tejada) que llega junto a una troupe de artistas al pequeño pueblo francés de Le Creusot para realizar varias actuaciones. En la primera temporada, el director ya había abordado una historia de terror en la que una espléndida Teresa Hurtado establecía contacto con el más allá a través de una especie de muñeco de vudú en El muñeco (Narciso Ibáñez Serrador, 1966), pero ahora introduce la idea de la ventriloquía en la que existe una frontera difusa sobre quién controla a quién, aunque sin centrarse en ella exactamente. El episodio sin embargo guarda el suspense sobre el autor de una serie de asesinatos hasta el final, y cuenta con la participación de intérpretes como Silvia Tortosa, Fedra Lorente y el habitual en la serie Narciso Ibáñez Menta, padre del director. Dentro de su escasez de medios, consigue construir un largometraje de más de una hora y media en el que se refleja claramente una influencia del giallo italiano, utilizando recursos sencillos pero bastante efectivos. "En la historia verán muchas cortinas y muchas puertas", anunciaba Narciso Ibáñez Serrador en la presentación. Hay sobre todo un excelente uso de los elementos del terror clásico y del suspense en tres escenas principales que protagonizan Fedra Lorente, Silvia Tortosa y Cándida Losada, marcadas por los silencios.
Freddy (2021)
Dirigida por Paco Plaza
Adaptación de Beto Marini, Paco Plaza
Curiosamente, la versión de este episodio se acerca más a Muñeco diabólico (1988) que a la propia historia creada por Narciso Ibáñez Serrador, porque convierte a Freddy en el principal protagonista, el que poco a poco parece manejar los hilos que mueven las decisiones y los actos del ventrílocuo André (Miki Esparbé), con diálogos entre ambos personajes, algo que no sucede en la historia original. Lo más inteligente de la adaptación es convertirla en un auténtico homenaje al propio Narciso Ibáñez Serrador, trasladando la historia a 1982, el año en el que se estrenó el episodio original, y a un rodaje en el que el propio Chicho (un acertado Carlos Santos) es el director. De esta forma, se establece un metanarración en la que al mismo tiempo se cuenta la historia y se introducen elementos de la serie original que sirven para reforzar el tributo, y que convierten a este episodio en el que mejor define la intención de esta nueva serie.
El tono de terror y suspense juega a favor de un realizador que está habituado a éste en títulos como [REC] (Jaume Balagueró, Paco Plaza, 2007), Verónica (Paco Plaza, 2017) o la reciente La abuela (Paco Plaza, 2021), director habituado a este género, y contiene algunos momentos especialmente logrados, que gestiona bien el cambio de mentalidad en lo espectadores actuales, más habituados a las historias de terror y, por tanto, busca más explicitar los asesinatos que construir un cierto suspense. Pero se trata del episodio que define con mayor acierto esta forma de homenaje a una serie clásica utilizando los resortes contemporáneos para reinterpretarla mientras se construye un acertado juego de referencias.
El asfalto (1966)
Temporada 1, Episodio 18
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
Temporada 1, Episodio 18
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
Éste no solo es uno de los mejores episodios de toda la serie, sino que se puede considerar un clásico de la televisión en España. Ganó la Ninfa de Oro al Mejor Guión en el Festival de Montecarlo, el primer galardón internacional que consiguió TVE. La historia está basada en el relato del escritor extremeño Carlos Buiza Asfalto, y tiene como protagonista a un caballero (Narciso Ibáñez Menta) que, al tratar de cruzar una calle recién asfaltada, debido al calor del verano se queda pegado al pavimento y, como si se tratara de arenas movedizas, se va hundiendo cada vez más. El problema surge cuando, a pesar de que la calle es transitada por diferentes personas, nadie parece tomarse en serio su situación y los que intentan ayudarle no logran sacarle del asfalto. La historia original es una cruel visión de una sociedad individualizada en la que ha desaparecido la solidaridad y el sentido de comunidad. Narciso Ibáñez Serrador añadió toda la crítica a la burocracia de la administración, que no estaba en el cuento original, y que comienza con ese espléndido inserto sobre la mitosis, el proceso de división de las células: "En la actualidad sufrimos la epidemia de unos cuerpos muchísimo más peligrosos que los microbios, ya que su reproducción se efectúa, no por duplicado sino por triplicado: Los formularios".
Esta introducción de la crítica a la administración pública también está presente en una escena protagonizado por un camión de limpieza cuyos operarios continúan su trabajo a pesar de encontrarse en la calle el caballero semihundido en el asfalto. El episodio tiene un tono tragicómico que Narciso Ibáñez Menta aporta de forma notable a su personaje, un hombre simpático al principio que poco a poco va cayendo en la desesperación. Y también destacan los decorados pintados por Antonio Mingote y la música de Waldo de los Ríos. En cierta manera, El asfalto se puede considerar como un precedente de los sketches creados por Narciso Ibáñez Serrador para su concurso Un, dos, tres..., responda otra vez (TVE, 1972-2004), que tendrán el mismo tono de humor que va derivando hacia un caos berlanguiano. Pero también hay un cierto paralelismo con esa idea del terror claustrofóbico que luego estará presente en La cabina (Antonio Mercero, 1972), el mayor éxito internacional de la televisión española.
El asfalto (2021)
Dirigida por Paula Ortiz
Adaptación de Rodrigo Cortés, Manuel Jabois
Esta es una de las historias más difíciles de trasladar, no solo por su carácter surrealista, sino también por la puesta en escena que le otorgaba un aspecto de cuento sarcástico. La opción de Rodrigo Cortés y Manuel Jabois es la de acercarse más al texto original de Carlos Buiza, eliminando los aspectos añadidos por Narciso Ibáñez Serrador respecto a la burocracia de la administración y centrándose principalmente en el protagonista y la mirada irónica hacia una sociedad insolidaria. Baldo (Dani Rovira) trabaja como repartidor de comida a domicilio y cuando se despide de su novia Rut (Inma Cuesta) para ir a trabajar no puede imaginarse que va a experimentar la situación más extraña de su vida. En una plaza que está algo escondida, su bicicleta primero y él mismo después comienzan a hundirse en el asfalto, mientras distintas personas pasan mirándole con extrañeza pero sin prestarle ayuda. La crítica hacia una sociedad individualista se centra ahora en el retrato de distintos arquetipos de personajes urbanos, como un niño otaku que trata de encontrar un significado alegórico a la situación, o un joven vestido con chándal (Juan José Ballesta) que alardea de tener miles de seguidores en las redes sociales.
El mundo que retrata la adaptación está poblado de medios de comunicación, redes sociales y cierta locura colectiva. Es, por tanto, una sociedad que al mismo tiempo que exhibe al ciudadano también lo hace desaparecer en la colectividad, que construye minutos de gloria para después caer en el olvido. Pero el tono tragicómico está menos logrado, aunque la directora intenta sacar ventaja de una situación surrealista que a su manera tiene algunos puntos de conexión con la sociedad cerrada que retrataba en La novia (Paul Ortiz, 2015). Posiblemente el hecho de que la historia se desarrolle en un entorno realista no ayuda a construir la mirada sarcástica que necesita la el relato.
El doble (1966)
Temporada 1, Episodio 8
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
Temporada 1, Episodio 8
Dirigida por Narciso Ibáñez Serrador
Guión de Luis Peñafiel
Este episodio, estrenado en 1966, versiona el relato de Ray Bradbury Marionettes, Inc., que fue publicado en el libro Startling Stories (1949), y que también fue trasladado a la pequeña pantalla en la cuarta temporada de la serie Alfred Hitchcock presenta (Universal Television, 1955-1962), en el episodio Design for loving (Robert Stevens, 1958). La historia tiene como protagonistas a dos amigos que regresan a casa tras una noche de alcohol, pero uno de ellos decide contarle al otro un secreto. Ha comenzado una nueva vida para él en su relación con su esposa, con la que mantiene ya la indiferencia y la frialdad de un largo matrimonio: para poder salir e incluso viajar ha encargado un doble de sí mismo que le reemplaza en casa. Protagonizado por Luis Prendes y Jesús Aristu, el relato se desarrolla en un futuro cercano que se sitúa en 1984, que parece un homenaje a George Orwell (el futuro que se proponía en Design for loving se situaba en 1965), en el que una empresa norteamericana consigue fabricar dobles exactos que tienen los mismos recuerdos y sentimientos que los originales.
El episodio se desarrolla a través de la conversación de los dos amigos en su trayecto hacia la casa de uno de ellos, y va construyendo un suspense que en cierta manera imita el estilo de Alfred Hitchcock, creando elementos que se insinúan pero no se revelan hasta la llegada. Las relaciones matrimoniales de los dos amigos son diferentes pero complementarias: mientras Alejandro (Luis Prendes) duerme en camas separadas y mantiene una frialdad constante con su mujer, Pablo (Jesús Aristu) está cansado de las muestras constantes de amor que tiene en su hogar. El sueño de viajar a unas islas del Pacífico del primero supone para él una escapatoria de la vida aburrida que lleva, y al mismo tiempo la recuperación de un sueño perdido. Pero la historia también plantea la posibilidad de que la construcción de un doble exacto supone el peligro de que esa copia humana tenga los mismos sentimientos y los mismos sueños que su original, y las consecuencias que puede provocar.
El doble (2021)
Dirigida por Rodrigo Sorogoyen
Adaptación de Daniel Remón, Rodrigo Sorogoyen
La versión actual con la que se cierra la miniserie plantea un futuro mucho más elaborado en su concepción visual que el original, que prácticamente no introducía elementos futuristas en su puesta en escena (los protagonistas toman el metro de Nueva York en su trayecto). También es cierto que la versión actual mantiene la duración estándar de una hora que tiene toda la miniserie, mientras que la versión de 1966 solo duraba 33 minutos. La historia por tanto explora otras posibilidades en cuanto a la representación de un futuro cercano y la reflexión en torno a la relación de los seres humanos con los humanoides. En este sentido, se construye una historia que casi plantea una propuesta más cercana a aquellas ideas sobre la evolución de la sociedad que veíamos en Black mirror (Netflix, 2011-). Y esta influencia de producciones que han marcado a esta nueva generación de directores, incluso más que la propia Historias para no dormir, está presente en casi todas estas reinterpretaciones de los relatos originales.
Visualmente es una propuesta interesante, que hace referencia también a la pandemia del coronavirus a través del uso de mascarillas, y se beneficia de una buena técnica de efectos visuales que permite establecer una dinámica de conversación entre Dani (David Verdaguer) y su doble Dani 2 (David Verdaguer), y por tanto reforzar la idea de conflicto entre ambos, especialmente en la secuencia que se desarrolla dentro de la casa con Eva (Vicky Luengo), en la que el director despliega su manejo de la técnica que hemos visto en películas como El reino (Rodrigo Sorogoyen, 2018) y series como Antidisturbios (Movistar+, 2020), a través de un plano secuencia que recorre los pasillos y las habitaciones. Posiblemente el trasfondo de la historia queda más evidente, hay menos suspense y no profundiza lo suficiente en la idea del abuso de la tecnología que planteaba Ray Bradbury. La versión de Narciso Ibáñez Serrador es muy fiel al relato original, prácticamente una adaptación exacta de la historia, mientras que Rodrigo Sorogoyen intenta avanzar en la concepción universal del futuro en una versión más ambiciosa pero menos lograda.
Historias para no dormir (2021) se puede ver en Prime Video.
Historias para no dormir (1966-1982) se puede ver en Prime Video y RTVE Play.
La abuela se estrena en cines el 5 de enero de 2022.
Creepshow (temporadas 1 y 2) se puede ver en ATRESplayer Premium.
Monsterland y Antidisturbios se pueden ver en Movistar+.
Frenesí se puede ver en Filmin.
[REC] se puede ver en Disney+, Filmin, HBO Max, Netflix y Prime Video.
Verónica y Black mirror se pueden ver en Netflix.
Un, dos, tres y La cabina se pueden ver en RTVE Play.
El reino se puede ver en Prime Video.
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