Fantasia Festival se ha consolidado en sus 29 ediciones como el festival de género fantástico más grande de Norteamérica, y en cierto modo, de la misma forma que el Toronto Film Festival se ha convertido en la puerta de entrada en el mercado americano de las producciones internacionales más esperadas, también esta muestra cinematográfica que se alarga durante dos semanas juega un papel importante en la incorporación de títulos relevantes que provienen de otro países y que dan sus primeros pasos comerciales dentro del continente a través de su programación. Con un enfoque muy permeable a las producciones asiáticas, Fantasia Festival dedicó parte de su primera edición en 1996 a la Segunda Ola del cine de acción de Hong-Kong que había sido encabezada por John Woo, mientras otros festivales como el Montreal International Film Festival parecían no estar interesados. Aunque se promociona como un festival de cine fantástico, la programación es tan heterogénea que permite incluir comedias asiaticas, cine independiente y propuestas de autor que solo rozan el género, pero eso les permite conseguir unas cifras importantes, formadas este año por una amplia selección de 125 largometrajes y 200 cortometrajes que también recogen la cosecha de festivales como Cannes, Annecy, SXSW, Fantastic Fest y Fantasporto, y con una audiencia que en algunas ediciones ha llegado a superar los 100.000 espectadores que se dan cita en la ciudad de Montreal. Fantasia Festival también se puede ver beneficiada desde este año por las políticas de inmigración de Estados Unidos que, unido a la falta de festivales de género fantástico relevantes norteamericanos, puede atraer a más espectadores a un país como Canadá. El aumento de los costos para conseguir una visa, la incertidumbre sobre los controles de aduana y el efecto Trump están llevando a los turistas a sustituir Estados Unidos por su vecino del norte, lo que convierte a Canadá en una destacada alternativa, mucho más acogedora.
Hemos hecho ya una introducción anterior sobre algunos de los títulos relevantes de esta edición del Fantasia Festival, al que vamos a dedicar varias crónicas hasta principios de agosto, con una selección de títulos que forman parte de su programación, y que habitualmente también acabarán incorporándose a la programación de Festival de Sitges en octubre.
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Hold the fortWilliam BagleyEstados Unidos 2025 | Sección Oficial | ★★★☆☆ |
Es inevitable pensar en el cine de Sam Raimi en algunos momentos de esta película, una mezcla de géneros que pasa de la comedia negra a la astracanada sangrienta con bastante habilidad, al mismo tiempo que aborda una de las grandes preocupaciones del ser humano: las comunidades de propietarios. Cuando una pareja de treintañeros formada por Lucas (Chris Mayers) y Jenny (Haley Leary) reciben las llaves de su casa en el barrio residencial de Gruber Hills a las afueras de una gran ciudad, se muestran lógicamente ilusionados. Recién instalados, reciben una invitación del presidente de la asociación de vecinos, Jerry (Julian Smith) para asistir a una fiesta del Equinoccio esa misma noche, que describe como una "fiesta para morirse", y los protagonistas todavía no saben lo literal que puede llegar a ser esa descripción. Hay una divertida referencia a Terroríficamente muertos (Sam Raimi, 1987) cuando no pasa ni la mitad del primer acto y Lucas ya tiene la cara llena de sangre, pero durante la película se irá ensangrentando cada vez más. El director de Hold the fort (William Bagley, 2025) invita a los espectadores a pasar un rato divertido, y su intención es no dar tregua desde los primeros minutos. Uno de los vecinos, Ted (Levi Burdick), que acabará siendo uno de los mejores personajes, les cuenta que el Equinoccio es el momento en el que se abre un portal infernal sobre el que se construyó el barrio residencial y del que salen todo tipo de criaturas que hay que combatir, advirtiendo que ésto se indicaba en la letra pequeña del contrato de propiedad. El cartel de la película, que tiene un aire a la Serie B de terror de los años ochenta, ofrece la suficiente información como para no revelar nada especialmente importante. Porque Hold the fort es básicamente una comedia de acción que tiene una cierta tonalidad de slapstick mientras los propietarios se enfrentan a brujas que lanzan bolas de fuego, espíritus que practican artes marciales, murciélagos kamikaze y un "hombre palo", que es el líder del Ejército de las Tinieblas. El guión de William Bagley a partir de una historia escrita junto a Scott Hawkins, mantiene el tono de comedia de acción sangrienta que también tenía su anterior película The murder podcast (2021), pero utilizando el formato de un grupo de personajes encerrados en una casa esperando el ataque de los monstruos. Y es lo suficientemente imaginativo como para que se puedan perdonar algunos efectos visuales pobres, aunque quiera mantener en todo momento ese espíritu de Serie B. De hecho, la película está producida por algunos de los actores principales, entre ellos el comediante y youtuber Julian Smith, y el montaje también está realizado por el propio director William Bagley.
Hay un cierto desequilibrio en la construcción de los personajes, esforzándose en ser más imaginativo con algunos secundarios como el héroe McScruffy (Hamid-Reza Benjamin Thompson), una leyenda de las celebraciones del Equinoccio, que acaba siendo menos eficaz de lo que se esperaba, o la cocainómana señora Leslie (Tordy Clark), mientras otros como Jenny parecen desaprovechados sin demasiadas funciones dentro de la historia, más que ser rescatada en situaciones de peligro. Hold the fort ofrece una mirada satírica al mundo de las comunidades de vecinos y las problemáticas que enfrentan, y si quisiéramos hacer una lectura más profunda podríamos ver el enfrentamiento con las fuerzas del mal como una representación de las dinámicas de poder que se establecen dentro de las comunidades vecinales de una clase media que ha ido perdiendo espacio en la sociedad norteamericana frente al crecimiento de las desigualdades. En este sentido, los personajes principales son una especie de reflejo de los arquetipos que fácilmente se pueden encontrar en estas comunidades: los más osados, los más retraídos, los que se quejan por todo... mientras Lucas tiene que hacer un esfuerzo por encajar dentro de esa nueva colectividad adaptándose a ella, al mismo tiempo que trata de convertirse en el protector de su familia como respuesta a la culpabilidad que siente por haber convencido a Jenny de la mudanza a Gruber Hills. Esta mirada se sitúa en la línea de otras incursiones en barrios residenciales con habitantes amenazadores, desde el horror de Poltergeist (Tobe Hooper, 1982) al humor de No matarás... al vecino (Joe Dante, 1989), y toma ese espíritu con acierto. Pero la película al final es una comedia que sobre todo pretende entretener, y lo consigue usando los elementos más tradicionales de las comedias de terror: demonios, artefactos imaginativos y mucha sangre.
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RewriteDaigo MatsuiJapón 2025 | Sección Oficial | ★★★☆☆ |
Más de una historia de bucles temporales se van a poder ver en Fantasia Festival este año, como la película china de animación The girl who stole time (Yu Ao, Zhou Tienan, 2025), aunque en este caso viene de la mano del director Daigo Matsui (1985, Japón), cuya trayectoria le ha llevado a festivales como el IFFR de Rotterdam, con películas como Hand (2022) y Japanese girls never die (2017), que también pasó por Fantasia junto con otros títulos suyos. En esta ocasión ha colaborado con el guionista Makoto Ueda, que se ha especializado en escribir películas sobre bucles temporales como Más allá de los dos minutos infinitos (Junta Yamaguchi, 2020) y Atrapados en un bucle infinito (Junta Yamaguchi, 2023), para elaborar un homenaje al director Nobuhiko Ôbayashi y su clásico The girl who leapt through time (1983), que estaba protagonizada por una joven estudiante que tenía la capacidad de regresar en el tiempo y volver a vivir el mismo día en un bucle temporal. De hecho, esta película está rodada en Onomichi, la ciudad natal de Nobuhiko Ôbayashi, que ha servido como escenario para títulos reconocidos como Cuentos de Tokio (Yasujirō Ozu, 1953) y La isla desnuda (Kaneto Shindô, 1960), y donde él mismo también rodó algunas de sus historias. Con el trasfondo de esta localidad turística situada en la prefectura de Hiroshima, Rewrite (Daigo Matsui, 2025) cuando la protagonista Miyuki (Elaiza Ikeda) conoce en el instituto a un nuevo alumno, Yasuhiko (Kei Adachi), un estudiante de intercambio que proviene del futuro, 300 años adelante en el tiempo. Ella comienza a enseñarle conceptos y elementos de nuestro presente que ya no existen en su época, y establecen una relación de amistad que parece ir más allá, hasta que el 21 de julio, veinte días después de su llegada, él le comunica que tiene que despedirse y volver a su tiempo. Yasuhiko le proporciona una pastilla que permitirá a Miyuki viajar diez años adelante, donde se encuentra con su yo madura, convertida en escritora. El libro que ella escribirá será el que inspire a Yasuhiko a viajar 300 años atrás para conocer Onomichi y todos los lugares que Miyuki ha descrito. Basada en una novela de Haruka Hôjô, esta historia se complica progresivamente, y va desgranando diferentes niveles conforme se ofrece giros de guión que desestabilizan a los personajes, como cuando la Miyuki escritora espera diez años después a su yo estudiante, pero ésta nunca aparece, demostrando que algo ha cambiado en el pasado que ha cambiado el transcurso de los acontecimientos.
El director sin embargo no aborda esta película como una historia de ciencia-ficción, sino que está más interesado en las relaciones personales, utilizando los conceptos tradicionales que se exploran en las narrativas de bucles temporales, como el destino y la naturaleza del tiempo, para abordar cómo éstos afectan a los personajes, más que para elaborar intrincadas tramas que se entrecruzan. En Rewrite las hay, y a veces da la impresión de que se enredan demasiado y no siempre encajan entre sí, de forma que como espectadores tenemos que aceptar determinados planteamientos que se siembran y recogen sin mucha lógica, pero este uso de las paradojas temporales sirve para abordar el tiempo desde una perspectiva mucho más cercana. La segunda parte de la historia, que transcurre diez años después cuando Miyuki está a punto de publicar su libro, también se desarrolla durante una reunión de antiguos alumnos que manifiesta cómo han cambiado sus vidas desde que eran estudiantes. Allí se reencuentra con su antigua amiga Ai Hashimoto (Tomoe Amamiya), con la que compartía su afición a la literatura, pero de la que se ha distanciado a lo largo de los años, a pesar de que ambas se marcharon a Tokio. Tiene que ser en la ciudad de Onomichi, que también era una parte importante de la película A girl in my room (Natsuki Takahashi, 2022), en la que se reencuentren, solo para descubrir un secreto que ha cambiado su relación. Hay algunos problemas para que Rewrite termine de funcionar como una historia romántica y también consolide su condición de historia de fantasía sobre los viajes en el tiempo. Pero el interés de Daigo Matsui por las relaciones personales hace que el resultado sea una curiosa mezcla entre drama romántico e historia de ciencia-ficción, que termina funcionando mejor en el primer concepto que en el segundo, creando una tonalidad nostálgica que se hace preguntas sobre los acontecimientos de nuestra vidas: "Si pudiéramos cambiar el pasado, ¿qué ocurriría?", se pregunta Miyako, para concluir que lo importante es el recuerdo de "las historias que el estudiante de intercambio del futuro nos hizo vivir".  |
FragmentKim Sung-yoonCorea del Sur 2024 | Sección Oficial | ★★★★☆Festival de Busan '24: Premio CGV | Premio Chorokbaem Media (ex-aequo)
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El título de esta película hace referencia a lo que queda después de un asesinato, los fragmentos que permanecen más allá de la escena del crimen, relacionados con la culpa y la impotencia, pero también con la dificultad de volver a tener una vida normal. Pero Fragment (Kim Sung-yoon, 2024) no habla del asesino y sus víctimas, sino de sus hijos. El adolescente Jun-gang (Oh Ja-hun) carga con el peso de tener un padre en prisión como culpable de la muerte de una pareja, y sobrevive como puede sin poder afrontar los gastos de la casa mientras cuida de su hermana menor, Kim Jun-hui (Kim Kyu-na), tratando de que no sea consciente de la verdadera situación en la que se encuentran. En el nuevo instituto, donde el asesinato es conocido pero casi nadie sabe quiénes son ellos, un profesor trata de ayudar a Jung-gang a mantenerse firme, sin conocer realmente el dilema interior que enfrenta mientras trata de resolver los problemas económicos, representados en el acoso constante de una casera que le amenaza con el desahucio si no paga los meses atrasados. En el mismo entorno, Gi-su (Moon Sung-hyun) es el hijo de las víctimas, un joven que ha perdido a sus padres de una forma violenta y que alimenta la impotencia de una venganza imposible. No acepta la ayuda de sus tíos, quienes quieren vender el negocio de sus padres para iniciar una nueva vida, y decide permanecer en la casa familiar, hasta que averigua que los hijos del asesino han sido trasladados a un instituto cercano. Esta circunstancia conducirá a un encuentro inevitable entre ambos, pero Fragment se construye como un drama más que como un thriller, y mantiene el suspense sobre todo en la imprevisibilidad del comportamiento de Gi-su. Sin embargo, presta más atención a las consecuencias que tiene ser hijo del culpable de un crimen, y cómo la culpa del padre es transmitida a su familia por parte de la sociedad. Conforme la verdadera identidad de Jung-gang se revela, éste comienza a sufrir el acoso de sus compañeros de clase y del entorno que le define como "hijo de un asesino", convirtiendo su vida en una pesadilla. En este sentido, se podría decir que la personalidad de Gi-su está menos desarrollada y su lucha interior se limita a los conceptos de ira y represalia, perdiendo la oportunidad de elaborar una reflexión más profunda sobre la forma de enfrentarse a las consecuencias emocionales del crimen que ha afectado a su familia.
Una buena decisión del director es no mostrar este crimen, aunque se hace referencia a él cuando Jung-gang y su hermana visitan a su padre en prisión. Conocemos algunos detalles de cómo ocurrió el asesinato pero no el contexto completo, y eso permite que la presentación psicológica de los personajes se pueda desarrollar sin interferencias. Por eso se siente innecesaria la introducción de un elemento que en cierta manera trata de disculpar a Jung-gang frente a Gi-su por haber sido el único testigo del asesinato. El director Kim Sung-yoon debuta con personalidad en el largometraje después de haber tenido una carrera como ayudante de dirección en películas como The vanished (Chang-hee Lee, 2018), que fue el remake coreano de la película española El cuerpo (Oriol Paulo, 2012), y en otros títulos como Llévame a casa (Seung-woo Kim, 2019) y Kim Ji-young: Born 1982 (Kim Do-Young, 2019). Consigue elaborar un drama contundente que se sostiene en la mirada cercana a los protagonistas, a través de una planificación de primeros planos psicológicos para encuadrar a los personajes y una tonalidad fría y melancólica que refleja sus dilemas interiores. Y plantea una interesante reflexión sobre cómo la sombra de un acto violento se extiende más allá de sus protagonistas, provocando daños colaterales a uno y otro lado, en personas cercanas que se enfrentan de formas diferentes a la carga de un trauma que es igual de doloroso para los familiares del culpable que para los que han sobrevivido a las víctimas. Incluso cuando Jung-gang se deja convencer por su hermana pequeña Kim Jun-hui para ir a visitar a su padre, reciben la indiferencia y la falta de arrepentimiento. El sentimiento de culpa está más presente en el hijo que se debe enfrentar a las consecuencias de los actos de su padre frente a la sociedad y a una especie de justicia moral que le transmite su acusación. El desenlace de Fragment puede resultar inverosímil pero funciona como una forma de redención para los protagonistas, como una manera más simbólica que realista de expresar que el perdón es posible, aunque no haya nada que perdonar.
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The bearded girlJody WilliamsCanadá 2025 | Septentrion Shadows | ★★★★☆ |
Las referencias de esta película también están muy claras, desarrollada en el entorno de una comunidad circense que está liderada por Lady Andre (Jessica Paré), una mujer barbuda que pretende traspasar sus habilidades como artista a Cleo (Anwen O'Driscoll), la única de sus dos hijas que ha heredado el pelo facial que la define frente a los demás. Dentro de esa burbuja del circo, ser una mujer barbuda es motivo de orgullo, siendo la joven la generación 88 dentro de una larga familia de matriarcas orgullosas que se remonta a la antigüedad. Pero lo que no resulta extraño en ese entorno cerrado, sí lo es fuera de los límites de la propiedad donde se encuentra, ahora amenazada por un especulador empresario local, Dick Sutherland (Jeff Gladstone), que pretende aprovechar el posible vacío de un traspaso de la propiedad para convertir ese terreno en el aparcamiento de un gran complejo de casinos y hoteles. Es la trama más convencional de la historia y sus personajes son caricaturescos, introduciendo un toque de humor que tampoco era necesario. Cleo no acepta con agrado su condición de heredera de la tradición, especialmente cuando su hermana Josephine (Skylar Radzion) no es una chica barbuda y puede relacionarse con los jóvenes del pueblo sin tener que disimular ni afeitarse. Con una estética que se reconoce deudora de la serie Carnivàle (HBO Max, 2003-2005), una de las joyas menos conocidas de HBO, el debut en la dirección de Jody Williams, que trabajó como consultora de efectos visuales en la primera temporada de The last of us (HBO Max, 2023-), es una interesante historia sobre el inconformismo de una joven que renuncia a adoptar la posición que se la ha adjudicado, como la transmisora de la tradición familiar, y decide tomar un autobús y marcharse a conocer la gran ciudad, como la protagonista de Pobres criaturas (Yorgos Lanthimos, 2023). Solo que en este caso no llega muy lejos, porque de alguna manera termina conformándose con tener una vida normal y una relación sentimental con el joven Jay (Austin Trapp), aunque se ve obligada a ocultarle su secreto. La complicada relación entre Lady Andre y su hija se trata en un primer acto en el que la madre intenta encarrilar dentro de la tradición familiar a una joven cuyo nombre Cleopatra ya es significativo de hasta dónde llegan sus raíces: "Hay cosas que son tan sagradas. Cosas que te definen como eres. Hay reglas establecidas. Un código seguido por generaciones de mujeres con barba antes que nosotras".
La directora afirma que The bearded girl (Jody Williams, 2025) es una historia personal que tiene relación con su propia juventud en medio de un crecimiento de cierta rebeldía en la zona rural de Alberta (Canadá). Y, de hecho, la película introduce algunos elementos secundarios que hablan precisamente sobre no ser aceptado como uno mismo, abordando temas relacionados con la comunidad queer, como el personaje de Madame Tilly (Kenneth Wyse, conocida artista drag canadiense), una tarotista que sufrió las consecuencias de la personalidad estricta e impulsiva de Lady Andre, pero que se convierte en un refugio de Cleo para decidir qué camino tomar: "Tienes que averiguar lo que hay debajo de tu máscara. Una vez que hagas eso, cualquier sueño que tengas lo encontrarás en la palma de tu mano. Todo está en tu interior". Más allá de una historia más o menos sencilla de descubrimiento personal y aceptación, The bearded girl consigue crear una atmósfera mágica que tiene algo de nostálgica, elaborando un mundo particular de fantasía que al mismo tiempo trata de encontrar un equilibrio en cierta naturalidad, contrastando la comunidad circense con la representación de una pequeña localidad rural del Oeste de Canadá que también tiene matices de cuento de hadas, en el uso de los colores en la solitaria parada del autobús en medio del campo que sacará a Cleo de su mundo, o en el aspecto kitsch de las paredes empapeladas de la habitación que le proporciona Harold (Toby Hargrave), un hombre que se ha resignado a vivir en soledad cuidando de la granja de vacas que heredó de su madre. Harold advierte a Cleo que la gran ciudad no es tan evocadora como ella piensa: "Parece que hoy en día, en todas partes, todo el mundo está perdiendo la cabeza". La película mezcla de forma equilibrada un aspecto de "cringe core", ese tono de descripción de incomodidad, con una cierta ambigüedad absurda que consigue que la historia evoque fantasías al mismo tiempo que habla de temas contemporáneos.
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Películas mencionadas:
Poltergeist, No matarás... al vecino, Más allá de los dos minutos infinitos y La isla desnuda se pueden ver en Filmin.
Atrapados en un bucle infinito se puede ver en Movistar Plus+.
Cuentos de Tokio se puede ver en Acontra+, Movistar Plus+, Plex y Tivify.
Pobres criaturas se puede ver en Disney+, HBO Max y Movistar Plus+.
El cuerpo se puede ver en HBO Max, Movistar Plus+ y SkyShowtime.
Kim Ji-young: Born 1982 se puede ver en Kocowa+.
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