28 febrero, 2011

Curiosidades de unos Oscar olvidables

A falta de momentos destacables en la gala de los Oscar, estas son algunas curiosidades de la que se había anunciado como la ceremonia que iba a atraer a los espectadores más jóvenes, y que al final se convirtió en la ceremonia que espantó al resto de espectadores.

1. Roger Ebert, uno de los iconos de la crítica estadounidense, ha calificado la gala como la peor de toda la historia de los Oscar. Y ya ha cubierto unas cuantas a sus 68 años. 

2. El inglés Tom Hooper, director de El discurso del rey, vio hace unas semanas cómo los premios BAFTA del cine británico reconocieron a su película como la Mejor, pero eligieron a David Fincher como el Mejor Director.

3. Tom Hooper es el responsable de algunas de las miniseries más prestigiosas de la reciente televisión inglesa: Elizabeth (con Helen Mirren como la reina de Inglaterra), Longford (con Jim Broadbent como el político Lord Longford) y John Adams (con Paul Giamatti como el primer presidente de los Estados Unidos).

4. El discurso del rey es la undécima película inglesa que gana el Oscar, y la decimoséptima que está basada en un personaje real. 

5. El documental Inside job, de Charles Ferguson, pudo ser una de las causas por las que uno de los asesores económicos de Barack Obama, Larry Summers, dimitió de su cargo.

6. Tras 20 nominaciones, Randy Newman consiguió su segundo Oscar por la canción "We belong together", de Toy Story 3 (el anterior lo logró en 2001 por el tema "If I didn't have you", de Monstruos S.A.). 

7. En un mundo mejor, de Susanne Bier, logra el primer Oscar para la productora de Lars von Trier, Zentropa, tras competir en siete ocasiones por la estatuilla.

8. La actriz Melissa Leo, ganadora como Mejor Actriz de reparto por The fighter, inició una polémica campaña de autopromoción con anuncios en diversas revistas, al ver que ninguno de los más populares late nights de la televisión americana se interesaban por entrevistarla.

9. Como suele ocurrir en el video "In memorian", hubo destacados olvidos, los más flagrantes los de Eric Rohmer y Luis García Berlanga (el primero tuvo una nominación al Oscar en 1971 por Mi noche con Maud y el segundo en 1962 por Plácido). Tampoco apareció en el video de ausentes el actor Corey Haim.  Sí se acordaron de Claude Chabrol y Mario Monicelli. 

10. El director Mark Romanek (Retratos de una obsesión, Nunca me abandones) abandonó el rodaje de El hombre lobo (séptimo Oscar al Mejor Maquillaje para Rick Baker) porque no estaba dispuesto a hacer la película comercial que querían los productores.

24 febrero, 2011

Berlinale 2011: Cineastas amordazados

La 61 edición de la Berlinale nos recibió con bonanza climatológica y en medio del terremoto social y político de los países magrebíes. Destacó la presencia en ausencia de Jafar Panahi, cineasta amordazado por el régimen iraní de Mahmud Ahmadineyad y un nivel en la Sección Oficial más aceptable que el de otras ediciones.

Isabella Rossellini presidió un jurado donde destacaba la existencia de una silla vacía: la que simbolizaba al director iraní Jafar Panahi, condenado en su país a seis años de cárcel y autor de Offside, película premiada en la edición 2006 de este Festival. Esta ausencia ha significado una presencia permanente del cine iraní y posiblemente haya supuesto una ligera presión para la decisión final del jurado.

El nivel medio de las cintas presentadas tanto a concurso como a la sección Panorama ha sido superior al de años anteriores. A destacar la presencia de tres películas en 3D, en esa búsqueda de la industria cinematográfica por ofrecer una forma de ver el cine en las salas que se diferencie de la cada vez mayor presencia en la red. De ese interés da cuenta que dos veteranos maestros como Wim Wenders y Werner Herzog se hayan decantado por presentar sus películas con esta tecnología: los documentales Pina, sobre la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch, y Cave of forgotten dreams, sobre las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet, respectivamente .

De la tercera cinta, Les contes de la nuit de Michel Ocelot puede decirse que es de 3D y 0I (0 interés) ya que desarrolla seis cuentos sucesivos con monotonía en los dibujos que invitan al sueño a los adultos y posiblemente no distraigan lo más mínimo a la grey infantil. (Nota adicional: para los amantes del cine clásico tanto en su técnica como en su lenguaje esta aportación sobreañadida, con la necesaria ayuda de gafas especiales, no supone más que una incomodidad… aunque es posible que funcione en las nuevas generaciones de espectadores).

Las dos películas exhibidas en la Berlinale con más concurrencia en la alfombra roja fueron Valor de ley, de los hermanos Coen y Margin call, primera obra de J.C. Chandor con Demi Moore, Jeremy Irons, Kevin Spacey y Paul Bettany, que en tono de relato policíaco describe las 24 horas de una entidad financiera de Nueva York en el inicio de la crisis económica actual. Correcta en todos los sentidos, y no obstante falta de la necesaria transmisión que requiere un relato cuyo final ya conocemos. Curiosa la referencia canina, posiblemente tomada de Wall Street”: “si quieres un amigo, cómprate un perro…”.

En una muestra más de la identificación del festival con los problemas sociales y políticos del mundo actual se proyectaron varias películas centradas en temas como la violencia juvenil en USA (Yelling to the sky, de Victoria Mahoney), los programas de ayuda al desarrollo en África (Sleeping sickness, de Ulrich Khöler), las contradicciones de la sociedad iraní, (Nader and Simin: A separation, de Asghar Farhadi), o la identidad y el desarraigo de los emigrantes (Almanya, de Yasemin Sanderelli). Los resultados de cada una de ellas han sido muy dispares.

Yelling to the sky posiblemente haya sido la más floja película exhibida a concurso: una serie de lugares comunes alrededor de la realidad de los jóvenes afroamericanos en USA, sin especial interés. Sleeping sickness, por la que su director, el alemán Ulrich Khöler logró el Oso de Plata, denuncia las contradicciones de la ayuda al desarrollo en los países africanos, adornando el relato con una cierta dosis de fantasía. El resultado es una película más bien aburrida y que muestra la dificultad de insertar la fantasía en relatos lineales, recurso sólo al alcance de autores como Tim Burton.

Asghar Farahdi presentó la película que finalmente logró el Oso de Oro: Nader and Simin: a separation, película que a nuestro criterio, posiblemente se haya beneficiado de la situación política en su país y del encarcelamiento de Jafar Panahi, miembro del jurado del Festival. Relato de intriga familiar y judicial en la teocracia iraní con magníficos actores y buena dirección, mostrando las contradicciones que se viven en ese país a ambos niveles, en un sistema donde al parecer no echan de menos a personajes como Spade o Marlowe, ya que con el Corán quedan resueltos todos los delitos. Para cierto sector de la Crítica cinematográfica, ha sido no obstante un premio de total merecimiento.

Yasemin Sanderelli presentó Almanya: Welcome to Germany, posiblemente la película más completa de esta edición. Magnífica puesta en escena, con un guión que muestra con aire desenfadado, pero agridulce, los problemas de identidad y desarraigo de los emigrantes turcos en Alemania a lo largo de varias generaciones. Magnífica banda sonora para un relato que muestra la eterna llamada del ser humano a sus raíces, como refleja aquella letra de nuestro cante flamenco: “Mil años que viviera, mil años que quisiera volver a la tierra donde nací…”.

Tres películas presentan diferentes problemáticas entre los años 60 y 80 del siglo pasado y desde diferentes tratamientos. Innocent Saturday, de Alexander Minzadze supone una incursión fallida en los sucesos de Chernóbil en 1986. Mal relatada y con un deplorable casting de actores, no levantó el más minimo interés a pesar de la gravedad del drama expuesto.

Service Entrance, de Philippe Le Guay es una amable comedia francesa con una inverosímil historia de amor en la línea de Mamá, hay un hombre blanco en tu cama y en las antípodas tanto ideológicas como puramente cinematográficas del Godard de Pierrot le fou. Más interés ofrece el aspecto social mostrado en el film con la situación de las chicas de servicio españolas en el París de los años sesenta, con Carmen Maura y Lola Dueñas en magníficas interpretaciones. Película que puede tener recorrido comercial en nuestro país.

El premio, primera película de la argentino-mexicana Paula Marcovitch, es una obra minimalista en línea con el guión de la directora, rodado hace varios años, (Lake Tahoe). 115 minutos donde parece que no ocurre nada , pero que muestran la angustia de una mujer que huye de la dictadura argentina de los años 70 y en paralelo el mundo infantil de su hija, ajeno completamente al drama de su madre. Cinta interesante, pero que posiblemente no concite grandes adhesiones, aunque logró ex-aequo el Oso de Plata a la Contribución Artística para su director de fotografía, Wojciech Staron, y su diseñadora de producción, Bárbara Enriquez.

Por último y en la sección Panorama, se presentó el documental de Isabel Coixet Escuchando al juez Garzón. Obra escasamente trabajada, donde el escritor Manuel Rivas realiza algunas preguntas para que el juez Garzón, durante 87 minutos, exponga su situación judicial y realice un alegato en su defensa. Se echa en falta un mayor compromiso tanto en las preguntas como en la exposición y denuncia de sus enemigos profesionales, periodísticos, políticos, etc.



En definitiva una más que aceptable Berlinale cuyo desarrollo podríamos destacar en tres aspectos:

1. La presentación de varias de las películas a concurso en formato 3D.

2. El importante número de obras que presentan problemáticas socio-políticas de sus diferentes países.

3. La cada vez más importante aportación de la mujer a la dirección cinematográfica (este año, cuatro peliculas de la sección a concurso, dirigidas por mujeres).


Antonio Figueredo (Enviado Especial)

14 febrero, 2011

La gala más blanca

Ayer asistimos a la gala de los Goya menos reivindicativa de los últimos años. No se sabe si por la celebración de los 25 años, que lanzaba las miradas al pasado, o por la polémica "Sin-De la Iglesia", pero en los discursos de agradecimiento (largos y pesados muchos de ellos), no hubo reivindicaciones, como otros años. El cine español no se acordó de las revoluciones populares en los países árabes, ni siquiera de la crisis económica o la más profunda crisis que el cine hecho en España ha vivido en 2010 (7 millones de espectadores menos). Fue una noche en la que solo el discurso del presidente en funciones de la Academia sonó a reivindicación, pero en este caso sobre el futuro del cine. 

La sorpresa la dio Pa negre y su director, Agustí Villaronga. Curioso leer en  periódicos como El Mundo estos últimos días que el cine español se miraba el ombligo y apostaba por títulos comerciales y poco arriesgados, cuando en los últimos años se han dado dos sorpresas que en pocos premios nacionales del mundo se suelen dar. Que películas fuera del ámbito comercial y muy personales como La soledad, de Jaime Rosales y Pa negre, de Agustí Villaronga, acaben siendo las triunfadoras de una noche que parece destinada a propuestas más previsibles. Independientemente de que gusten más o menos estos títulos, lo cierto es que resulta estimulante encontrarnos con sorpresas, sobre todo si la ceremonia resulta tan plúmbea como la de anoche. 

El presentador. Andreu Buenafuente repitió como maestro de ceremonias. Como le ocurrió a Ricky Gervais en su segunda aparición como presentador en los Globos de Oro, a Buenafuente se le vio más nervioso y sus intervenciones carecían del ritmo adecuado (la primera aparición, con las consabidas referencias a algunos de los presentes, no hizo gracia a muchos de ellos). Algunos videos funcionaron (aunque eso de presentar trailers de las películas como si fueran de otro género ya está un poco manido), pero la cara de Álex de la Iglesia cuando pusieron el de Balada triste de trompeta indicaba que no le había divertido demasiado.

Los ministros. Decíamos que Ángeles González-Sinde no quería a Álex de la Iglesia a su lado en la ceremonia, y por eso trató de forzar una dimisión del presidente de la Academia antes de los premios. Y se decía que era porque no se iba a encontrar a gusto en esa situación. Curiosamente, al que vimos más serio e incómodo fue a Álex de la Iglesia. Eso sí, la ministra estuvo acompañada por otros ministros como Leire Pajín, Elena Salgado o Miguel Sebastián. ¿Quizás tratando de arropar a su polémica compañera o quizás porque hay que estar en todas partes ahora que hay que ir haciendo campaña electoral?

TVE. La cadena pública se mostró más servicial de lo que hubiéramos deseado. Evitó mostrar las protestas de los internautas frente a la alfombra roja y trató de ocultar, sin éxito, la presencia del espontáneo que se coló en la ceremonia. En su descarga (perdón, descargo), hay que decir que en el resumen que TVE ha colgado en youtube se incluyen tanto la aparición de Jimmy Jump como las imágenes de la protesta.

Anonymous. El colectivo de internautas se dejó ver y oir a la entrada de la gala. Aunque algún desubicado tiró huevos, siendo increpado por los mismos integrantes del colectivo que llevaban la máscara de Guy Fawkes, la protesta fue pacífica y solo hubo abucheos. La campaña operaciongoya# que se convocó a través de twitter congregó a más de un centenar de personas para increpar a la industria y al menos dejó oir a quienes nunca han sido escuchados por los políticos.

El luchador. Una de las presencias más esperadas en el escenario fue la del ex-alcalde de Barcelona Pasqual Maragall. El hecho de que estuviera presente en el patio de butacas hacía presagiar que el documental Bicicleta, cuchara, manzana, de Carles Bosch, no tendría rival en su categoría. La lucha contra el Alzheimer que libra Maragall desde que le diagnosticaron la enfermedad es toda una declaración de principios, y parece que por el momento está dando sus frutos. En el backstage Maragall decía a los periodistas que tenía la sensación de que le habían dado el Goya al documental "por compasión". 

Las redes sociales. La ceremonia de los Goya ha vuelto a demostrar que el cine tiene más seguidores en internet que en los circuitos tradicionales. Twitter echaba humo anoche con los miles de comentarios en torno a la gala, algunos de "comentaristas" como Eva Hache, Nacho Vigalondo o el propio Álex de la Iglesia, que inclusó twiteó durante la ceremonia (este hombre tiene que ir al psicólogo). Convertido en el programa de televisión más visto del prime time del domingo (un 25% de share y más de 4 millones de espectadores), bajó respecto al año pasado, pero mantuvo el tipo. La interactividad de las redes sociales contribuyeron a este buen dato.

El espontáneo. Jimmy Jump volvió a colarse en un acto público, igual que hizo en Eurovisión o en otras ceremonias. Podrá caer mal o bien, pero hay que reconocer que burlar a los servicios de seguridad cuando tu cara ha salido en todos los medios de comunicación y aparecer en escena en el momento más importante de la noche, con la presencia de Javier Bardem, tiene su mérito. Después, Buenafuente le llamó "imbécil", porque le estropeó su ceremonia. Seguramente muchos seguidores de Eurovisión podrían llamar "imbécil" a Buenafuente por chotearse de esa gala musical enviando al Chiquilicuatre hace unos años. Las presentadoras que estaban en el escenario cuando llegó el espontáneo se lo tomaron, sin embargo, como tiene que ser, con risas.

El discurso. Álex de la Iglesia, muy serio (relájate, hombre) dio el discurso que se esperaba. Conciliador, pero dejando claro que internet y los internautas son los que pueden salvar al cine español del desastre. Él mismo lo ha comprobado con Balada triste de trompeta, que no ha conseguido llevar al cine a los espectadores que se esperaba, pero que en su lanzamiento en DVD puede tener una segunda oportunidad. Como la que tendrá sin duda Pa negre. El realizador de TVE se esmeraba en ofrecer la cara de Ángeles González-Sinde mientras el presidente de la Academia decía que había que escuchar a todos. Como guionista será discutible a veces, como ministra será un desastre, pero como actriz habría que descubrirla. Ya se dice que el discurso de Álex de la Iglesia no ha sentado muy bien entre algunos sectores de la industria (en el patio de butacas el productor Gerardo Herrero escuchaba con el ceño fruncido, Enrique Cerezo tenía cara de pocos amigos y a Leire Pajín se le notó un gesto de ¿desaprobación? ¿o es que le estaba dando un flatito? Gesto que por cierto ha despertado el choteo generalizado de los internautas. Podéis verla en el genial post de José Fco. Ortuño) y veremos qué repercusión tiene en los exhibidores, que no deben estar muy contentos con las palabras del cineasta twitero. 

Los BAFTA. Mientras en España teníamos nuestra propia dosis de "glamour", en Londres entregaban sus premios, los BAFTA. Javier Bardem, nominado tanto en los Goya como en los BAFTA, pero sabedor de que poco tenía que hacer compitiendo con un Colin Firth que se ha llevado todo lo que se tenía que llevar y encima jugaba en casa, prefirió la seguridad del hogar. Y acertó. Los BAFTA adelantaron lo que podría ser, dentro de dos semanas, el resultado de los Oscar: principales premios para El discurso del rey, alguno destacado para La red social (David Fincher consiguió el premio al Mejor Director) y varios galardones técnicos para Origen.