La 61 edición de la Berlinale nos recibió con bonanza climatológica y en medio del terremoto social y político de los países magrebíes. Destacó la presencia en ausencia de Jafar Panahi, cineasta amordazado por el régimen iraní de Mahmud Ahmadineyad y un nivel en la Sección Oficial más aceptable que el de otras ediciones.
Isabella Rossellini presidió un jurado donde destacaba la existencia de una silla vacía: la que simbolizaba al director iraní Jafar Panahi, condenado en su país a seis años de cárcel y autor de Offside, película premiada en la edición 2006 de este Festival. Esta ausencia ha significado una presencia permanente del cine iraní y posiblemente haya supuesto una ligera presión para la decisión final del jurado.
El nivel medio de las cintas presentadas tanto a concurso como a la sección Panorama ha sido superior al de años anteriores. A destacar la presencia de tres películas en 3D, en esa búsqueda de la industria cinematográfica por ofrecer una forma de ver el cine en las salas que se diferencie de la cada vez mayor presencia en la red. De ese interés da cuenta que dos veteranos maestros como Wim Wenders y Werner Herzog se hayan decantado por presentar sus películas con esta tecnología: los documentales Pina, sobre la coreógrafa y bailarina alemana Pina Bausch, y Cave of forgotten dreams, sobre las pinturas rupestres de la cueva de Chauvet, respectivamente .
De la tercera cinta, Les contes de la nuit de Michel Ocelot puede decirse que es de 3D y 0I (0 interés) ya que desarrolla seis cuentos sucesivos con monotonía en los dibujos que invitan al sueño a los adultos y posiblemente no distraigan lo más mínimo a la grey infantil. (Nota adicional: para los amantes del cine clásico tanto en su técnica como en su lenguaje esta aportación sobreañadida, con la necesaria ayuda de gafas especiales, no supone más que una incomodidad… aunque es posible que funcione en las nuevas generaciones de espectadores).
Las dos películas exhibidas en la Berlinale con más concurrencia en la alfombra roja fueron Valor de ley, de los hermanos Coen y Margin call, primera obra de J.C. Chandor con Demi Moore, Jeremy Irons, Kevin Spacey y Paul Bettany, que en tono de relato policíaco describe las 24 horas de una entidad financiera de Nueva York en el inicio de la crisis económica actual. Correcta en todos los sentidos, y no obstante falta de la necesaria transmisión que requiere un relato cuyo final ya conocemos. Curiosa la referencia canina, posiblemente tomada de Wall Street”: “si quieres un amigo, cómprate un perro…”.
En una muestra más de la identificación del festival con los problemas sociales y políticos del mundo actual se proyectaron varias películas centradas en temas como la violencia juvenil en USA (Yelling to the sky, de Victoria Mahoney), los programas de ayuda al desarrollo en África (Sleeping sickness, de Ulrich Khöler), las contradicciones de la sociedad iraní, (Nader and Simin: A separation, de Asghar Farhadi), o la identidad y el desarraigo de los emigrantes (Almanya, de Yasemin Sanderelli). Los resultados de cada una de ellas han sido muy dispares.
Yelling to the sky posiblemente haya sido la más floja película exhibida a concurso: una serie de lugares comunes alrededor de la realidad de los jóvenes afroamericanos en USA, sin especial interés. Sleeping sickness, por la que su director, el alemán Ulrich Khöler logró el Oso de Plata, denuncia las contradicciones de la ayuda al desarrollo en los países africanos, adornando el relato con una cierta dosis de fantasía. El resultado es una película más bien aburrida y que muestra la dificultad de insertar la fantasía en relatos lineales, recurso sólo al alcance de autores como Tim Burton.
Asghar Farahdi presentó la película que finalmente logró el Oso de Oro: Nader and Simin: a separation, película que a nuestro criterio, posiblemente se haya beneficiado de la situación política en su país y del encarcelamiento de Jafar Panahi, miembro del jurado del Festival. Relato de intriga familiar y judicial en la teocracia iraní con magníficos actores y buena dirección, mostrando las contradicciones que se viven en ese país a ambos niveles, en un sistema donde al parecer no echan de menos a personajes como Spade o Marlowe, ya que con el Corán quedan resueltos todos los delitos. Para cierto sector de la Crítica cinematográfica, ha sido no obstante un premio de total merecimiento.
Yasemin Sanderelli presentó Almanya: Welcome to Germany, posiblemente la película más completa de esta edición. Magnífica puesta en escena, con un guión que muestra con aire desenfadado, pero agridulce, los problemas de identidad y desarraigo de los emigrantes turcos en Alemania a lo largo de varias generaciones. Magnífica banda sonora para un relato que muestra la eterna llamada del ser humano a sus raíces, como refleja aquella letra de nuestro cante flamenco: “Mil años que viviera, mil años que quisiera volver a la tierra donde nací…”.
Tres películas presentan diferentes problemáticas entre los años 60 y 80 del siglo pasado y desde diferentes tratamientos. Innocent Saturday, de Alexander Minzadze supone una incursión fallida en los sucesos de Chernóbil en 1986. Mal relatada y con un deplorable casting de actores, no levantó el más minimo interés a pesar de la gravedad del drama expuesto.
Service Entrance, de Philippe Le Guay es una amable comedia francesa con una inverosímil historia de amor en la línea de Mamá, hay un hombre blanco en tu cama y en las antípodas tanto ideológicas como puramente cinematográficas del Godard de Pierrot le fou. Más interés ofrece el aspecto social mostrado en el film con la situación de las chicas de servicio españolas en el París de los años sesenta, con Carmen Maura y Lola Dueñas en magníficas interpretaciones. Película que puede tener recorrido comercial en nuestro país.
El premio, primera película de la argentino-mexicana Paula Marcovitch, es una obra minimalista en línea con el guión de la directora, rodado hace varios años, (Lake Tahoe). 115 minutos donde parece que no ocurre nada , pero que muestran la angustia de una mujer que huye de la dictadura argentina de los años 70 y en paralelo el mundo infantil de su hija, ajeno completamente al drama de su madre. Cinta interesante, pero que posiblemente no concite grandes adhesiones, aunque logró ex-aequo el Oso de Plata a la Contribución Artística para su director de fotografía, Wojciech Staron, y su diseñadora de producción, Bárbara Enriquez.
Por último y en la sección Panorama, se presentó el documental de Isabel Coixet Escuchando al juez Garzón. Obra escasamente trabajada, donde el escritor Manuel Rivas realiza algunas preguntas para que el juez Garzón, durante 87 minutos, exponga su situación judicial y realice un alegato en su defensa. Se echa en falta un mayor compromiso tanto en las preguntas como en la exposición y denuncia de sus enemigos profesionales, periodísticos, políticos, etc.
En definitiva una más que aceptable Berlinale cuyo desarrollo podríamos destacar en tres aspectos:
1. La presentación de varias de las películas a concurso en formato 3D.
2. El importante número de obras que presentan problemáticas socio-políticas de sus diferentes países.
3. La cada vez más importante aportación de la mujer a la dirección cinematográfica (este año, cuatro peliculas de la sección a concurso, dirigidas por mujeres).
Antonio Figueredo (Enviado Especial)
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