Rufus Wainwright ofrece estos meses una gira que le ha llevado por buena parte de Europa y próximamente a Estados Unidos. Estos días se presenta en Escandinavia con conciertos en algunos delos grandes escenarios de Noruega, Dinamarca o Suecia, como el Oslo Konserthus, donde ofreció uno de esos momentos de intimidad musical que solo grandes artistas saben construir.
Rufus Wainwright celebra entre 2018 y 2019 sus 20 años de presencia en la música. Lo hace con la gira "All these poses Tour", que hace referencia a sus dos primeros albumes, Rufus Wainwright (1998, DreamWorks) y Poses (2001, DreamWorks), que lo colocaron en el primer plano del panorama musical con canciones imprescindibles como "Danny Boy" o "Barcelona", un hermoso homenaje a una de las ciudades preferidas del artista, un enamorado de España, a la que vuelve cada vez que puede para ofrecer su arte musical a los numerosos seguidores que tiene. Precisamente a principios de abril Gijón, Madrid y Barcelona fueron protagonistas de tres actuaciones incluidas dentro de su gira "All these poses Tour", con llenos absolutos.
El cantante y compositor canadiense es un artista completo, que sorprende con lanzamientos insólitos y tours de force que le han convertido en uno de los grandes músicos del momento. Antológico fue ese convierto que ofreció en el Carnegie Hall interpretando fielmente un legendario recital de Judy Garland, y que quienes no pudimos asistir al menos pudimos disfrutar en el CD titulado Rufus does Judy at Carnegie Hall (2007, Geffen) y el DVD Rufus! Rufus! Rufus! does Judy! Judy! Judy! (2007, Geffen), uno de los momentos más sublimes de su poliédrica trayectoria musical.
Porque a lo largo de estos 20 años Rufus Wainwright ha tenido oportunidad incluso de escribir dos óperas, Prima Donna (2007) y Hadrian (2018), y convertir los sonetos de William Shakespeare en recitales musicales con Take all my loves - 9 Shakespeare Sonnets (2016, Deutsche Grammophon), para celebrar el 400 aniversario del nacimiento del autor inglés.
Como se puede comprobar, la carrera musical de Rufus Wainwright es todo menos lineal, y los que somos seguidores del compositor canadiense estamos siempre preparados para cualquier sorpresa. En el caso de sus conciertos, no lo es menos. Al margen de aquel antológico homenaje a Judy Garland, el cantante ha sorprendido en varias ocasiones con su puesta en escena, como aquella ocasión en la que apareció en escena vestido de negro y pidiendo al público que no aplaudiera entre canciones, en un homenaje luctuoso a su recientemente fallecida madre, la también artista Kate McGarrigle.
Para esta última gira, que estos días interpreta Rufus Wainwright en Oslo, Estocolmo y Copenhague, y el próximo 21 de abril le llevará al Royal Albert Hall de Londres, la puesta en escena es más clásica, pero siempre desbordando con la personalidad del autor. Porque los conciertos de Rufus Wainwright, y éste en el que celebra sus 20 años en el mundo de la música, más aún, son actuaciones íntimas, con una iluminación cerrada y acogedora que convierte la actuación en un espacio de conversación entre el autor y su público. El músico gusta además de interactuar con los espectadores, contando anécdotas divertidas o desgranando sensaciones entre canción y canción. Como el que vivimos hace unos días con esa maravillosa versión de "Both sides now", de Joni Mitchell, que interpretó Rufus Wainwright con un top de lentejuelas.
La estructura de este concierto es sencilla: una primera parte en la que interpreta con su banda la mayor parte de las canciones que formaron parte de su primera album, Rufus Wainwright (1998, DreamWorks), en el que están presentes canciones clásicas de su repertorio como "April Fools", y una segunda parte en la que aparece en escena con un vestuario que en algunos moments recuerda a aquel genio de las lentejuelas que fue Liberace. En esta segunda parte, en la que Rufus Wainwright se apodera del escenario en solitario, escuchamos algunas de sus canciones más conocidas, salidas de su segundo album Poses (2001, DreamWorks), con grandes logros musicales como "Cigarettes and chocolate milk" o "Poses" que le convirtieron en una de las figuras fundamentales del panorama musical internacional.
Pero en el repertorio que ofrece Rufus Wainwright no faltan tampoco algunos de esos grandes hallazgos musicales que ha conseguido a lo largo de su carrera. Ahí está la espléndida versión de "Hallelujah!" que interpretaba Leonard Cohen, el abuelo de su hija, que tuvo por embarazo subrogado con la hija del poeta canadiense; o ese magnífico "Going to a town", primer single de su album Release the stars (2007, Geffen), en el que el compositor manifiesta toda una declaración de intenciones, "I'm so tired of you, America" (Estoy cansado de ti, America). Canción que por cierto tuvo una genial versión de George Michael en su disco en directo titulado Symphonica (2014, Virgin EMI). Y, ya en los bises, Rufus Wainwright ofreció uno de sus últimos covers de la canción "Across the universe", que incluyeron The Beatles en su disco Let it be (1970, Abbey Road Studios), y que se ha unido a la lista de grandezas del autor canadiense.
Asistir a un concierto de Rufus Wainwright se convierte siempre en uno de esos momentos en los que el espectador acaba intimando con el músicos sobre el escenario. Lejos de las impersonales actuaciones de otros cantantes, Rufus Wainwright se compenetra con el público en una suerte de colaboración artística que va más allá de la música. Y eso es de agradecer en un autor que siempre está dispuesto a compartir sus sentimientos. Es la grandeza de uno de los genios musicales del momento.