27 octubre, 2010

El canon digital y la desvergüenza

La reciente sentencia que ha dictado el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en torno al abusivo canon digital pone de manifiesto el absurdo sentido de la justicia que tienen las entidades de gestión de derechos. 

La sentencia responde a un litigio entre la SGAE y la empresa Padawan S.L., dedicada a la comercialización de soportes digitales, que tuvo los huevos de enfrentarse a las entidades de gestión de derechos y al propio Ministerio de Cultura, perro sabueso de estas entidades. Ante la clarísima sentencia, que supone una rotunda victoria de la empresa Padawan (y por extensión de las empresas españolas), la SGAE ha sacado su arsenal de acólitos para tratar de dar la vuelta al texto y convertir su derrota vergonzosa en una semi-victoria. El argumento es claro: "No es que se haya dicho que no debe existir el canon, sino que se ha restringido su imposición". Bueno, eso al fin y al cabo es lo que llevamos diciendo los defensores de la cultura desde hace tiempo. Que establecer un canon abusivo, sin restricciones, a todo quisqui resultaba una desvergüenza para el gobierno y para las entidades de gestión de derechos. 

Ahora se no está vendiendo que la sentencia del Tribunal de Justicia Europeo lo que hace es reinvindicar la "legitimidad de una compensación equitativa para los autores de las obras". Y por supuesto, reconocen que se establece que "la aplicación del canon demanda ponderar los casos en los que pueda ser exigido, evitando su exigencia en cualquier supuesto o circunstancia." Claramente, que las leyes que establecían la imposición indiscriminada de ese canon, estaban viciadas desde el principio. 

Recurrida la imposición del canon digital a todo el que pasa por la calle, la sentencia de la Unión Europea da de bruces contra la cara dura de quienes lo impusieron. Pero al final, nos encontramos de nuevo con formas de interpretar los textos para darles la vuelta sin llegar al hecho principal. Si establecer el canon para empresas (los particulares, por ahora, quedan excluidos) ha sido desestimado por la Unión Europea... ¿qué ocurre con quienes han pagado el canon todos estos años? ¿Qué pasa con aquella primera sentencia de la que la SGAE se jactaba en contra de la empresa TRAXDATA que en 2002 estableció que esta empresa debía pagar el canon que ahora la Unión Europea tira por lo suelos? 

La respuesta, como suele ser habitual por la desvergüenza de las entidades de gestión de derechos y por el propio Ministerio de Cultura, es sorprendente: "La sentencia no es retroactiva. No tenemos que devolver ni un euro de lo que hemos robado" (lo de robar lo digo porque, igual que el spot del Ministerio establecía que copiar una película era igual que robar un coche, lo mismo considero que cobrar indebidamente es como atracar un banco y tomar rehenes. Es una simple cuestión de paralelismos).

Así, la SGAE se ha quedado con la pasta que ahora le dicen que no debía haber cobrado, mientras la ministra González-Sinde se estruja los sesos para encontrar otras vías de "financiación", evitando de camino la curiosa demostración de lealtad del recientemente destituido director del Instituto de Cine, Ignasi Guardans, que ha hecho declaraciones bastante significativas: "Sigo defendiendo las ayudas públicas al cine, pero que se den con transparencia, con control y a quien cumple los requisitos para tenerlas. Por haber verificado eso y haber exigido que eso fuera así han venido algunos de mis disgustos. Ha habido fraude en las subvenciones al cine, pero como ha habido fraude en las subvenciones agrícolas o en cualquier otro sector." Da la impresión de que unos y otros cada vez tienen más difícil defender su gestión.

20 octubre, 2010

Aftershock: ¿Camino del Oscar?

65 películas han sido designadas por sus respectivos países para la carrera de preselección de los Oscar de Hollywood. Algunas parecen destinadas a estar entre las cinco candidatas, como la última película del director Feng Xiaogang, considerado el "Spielberg chino".

Las películas de Feng Xiaogang no han tenido un especial reconocimiento en Occidente. Ni falta que les hace, ya que la taquilla china solamente es capaz de rentabilizar una película con creces. De su no demasiado extensa pero sin duda certera filmografía, por estos lares conocemos la comedia El funeral del jefe (2001), que a pesar de sus referencias no terminaba de encajar bien su pretendida mordacidad humorística. 

Seamos claros. El cine de Feng Xiaogang es en ocasiones simplón y esquemático, con tendencia a las concesiones que hagan falta para su comercialidad, temas sensibleros o de acción, pero con una capacidad para manejar la cámara que sin duda le hacen destacar entre muchas otras producciones orientales. Y hasta sus incursiones en el género wuxia (películas de artes marciales específicas de la cultura china), como en The banquet (2006) no han sido recibidas por la crítica occidental con el mismo fervor que las de Zhang Yimou o Ang Lee, pero sí han conseguido el beneplácito del público chino. Pero también hay que decir que el propio Feng Xiaogang afirma que sus películas tienen como destinatario el público oriental básicamente.

Aftershock (2010) es la última película de este inquieto realizador, y con ella ha logrado convertirse en la segunda más taquillera de la historia en China, que ya es decir. Todo un melodrama de larga duración que se acerca a uno de los momentos más dolorosos de la reciente memoria histórica de su país, cuando en 1976 tuvo lugar un terremoto que dejó en la región de Tangshan una cifra de 240.000 muertos. Aftershock contiene en su primera media hora (magnífico arranque con una invasión de libélulas que no hacen presagiar nada bueno) todos los elementos que la convierten en una de las mejores producciones de su director. No se trata de una típica película de catástrofes porque, al contrario de lo que suele ocurrir en esos casos, no nos introducimos en una historia que desemboca en un festival de efectos especiales. Aftershock, sin embargo, descarga todo su arsenal de efectos visuales (espléndidos) al comienzo, y se detiene a partir de ahí en la dramática trayectoria de sus protagonistas: una madre que ha tenido que decidir entre la vida de sus dos hijos y que soporta con resignación el sufrimiento como penitencia vital, y dos jóvenes marcados por los terribles acontecimientos vividos cuando eran niños. 

La historia discurre entre el mortal seísmo de 1976 y el no menos catastófrico terremoto que en 2008 dejó 80.000 muertos en Sichuan, como los dos frentes dramáticos que subrayan el carácter de esta historia que termina, a fuerza de intentarlo, empañando los ojos del espectador. 

A esta película le sobra algo de metraje y cierta intencionalidad por provocar los sentimientos del espectador, aunque sea de forma algo burda en ocasiones, con algunas interpretaciones un poco salidas de tono. Pero lo cierto es que consigue removernos las tripas con ese ascenso progresivo hacia un clímax que, lejos de ser un festival de fuegos de artificio visuales, se mueve por los vericuetos internos de los sentimientos. Y desde luego no puede ser más emocionante un desenlace no por esperado menos incisivo. 

Aftershock tiene, por tanto, todos los elementos para llegar hasta la carrera del Oscar. China la ha seleccionado, parece que en contra de la opinión de Feng Xiaogang (que considera que se trata de una producción para un público oriental), como su representante para la preselección de los premios de la Academia de Hollywood. Méritos los tiene, y sin duda elementos que puedan calar en los encargados de seleccionar a los finalistas, le sobran. Para China sería todo un triunfo, especialmente después de quitarse de encima la probable candidatura del incómodo Zhang Yimou. 

Ni qué decir tiene que el cine de Feng Xiaogang camina por los sosegados terrenos del cine simpático a los ojos del gobierno chino, con especial énfasis hacia el amor por la patria y la familia como elemento aglutinador de la vida. Pero, si se trata de producciones bien hechas como ésta, sus virtudes terminan sepultando el cinismo de su discurso patriótico. 

14 octubre, 2010

Lloviendo piedras

Llega a España uno de los alegatos más severos contra la lapidación que aún hoy día se practica en algunos países islámicos.

The stoning of Soraya M. (2008) comienza con una lúcida frase del poeta iraní del siglo XIV Hafez: "No actúes como un hipócrita que cree que puede disimular sus engaños recitando versos del Corán". Y al final de la película, se nos dice que un número indeterminado de personas, la mayor parte mujeres, continúan siendo lapidadas en muchos lugares del mundo. Esta historia incríeble por la crueldad de quienes la protagonizaron, resulta estar basada en el popular best seller del periodista francés Freidoune Sahebjam, y nos cuenta la conspiración que las principales autoridades político-religiosas de un pequeño pueblo iraní montaron  en contra de una mujer cuyo único pecado fue no querer someterse a los caprichos de un marido infiel. Y la bárbara condena a muerte que se sacaron de la manga con la mano puesta en el Corán: el apedreamiento hasta dejarla desangrada y martirizada.

Con algo de retraso, pero lamentablemente con plena actualidad, llega a nuestras pantallas esta película que, curiosamente, ha sustituido la traducción literal del título (La lapidación de Soraya M.) por el menos explícito La verdad de Soraya M. Su estreno cobra más fuerza cuando vemos estos días la milagrosa recuperación del rostro, sesgado por la barbarie talibán, de la joven afgana Aisha, cuya nariz y orejas fueron mutiladas como castigo por abandonar a su marido. Y que por lo menos tuvo la fortuna de encontrar una fundación que contribuyó a su rescate y una plataforma mediática para dar a conocer su increíble experiencia, aunque la revista The Times se aprovechara del efecto emocional para lanzar un mensaje político sobre la necesidad de  continuar con la presencia militar en Afganistán.

La película está dirigida por el norteamericano de origen iraní Cyrus Nowratesh, que ya suscitó polémica con su miniserie sobre el 11 de septiembre The path to 9/11, (2006) una dramatización de las investigaciones de la Comisión del 11/9 que provocó controversia, ya que implicaba directamente a los miembros de la Comisión (entre ellos Bill Clinton) en la investigación sesgada de los acontecimientos, y que hasta la fecha permanece inédita en DVD, según el director por presiones directas de Hillary Clinton. En el caso que nos ocupa, incluso antes de estar terminada, La verdad de Soraya M. fue incluida en la lista de películas que la administración del presidente iraní Mahmoud Ahamdinejad considera ofensivas. Curiosa actitud para alguien que se considera un demócrata.

No se puede negar cierto retrato caricaturesco de algunos de los personajes de la película, especialmente el del marido, y desde luego hay un gusto algo sádico por recrearse en el apedreamiento final, tratando de elevar la carga emocional al máximo. Pero también es verdad que es en esa media hora última cuando somos verdaderamente conscientes del calvario que debió pasar la protagonista (magnífica, emocionante la interpretación de Mozhan Marnò, y también de una de las grandes veteranas actrices iraníes, Shohreh Aghdashloo). Si a esto le unimos una de las bandas sonoras más inspiradas que ha escrito John Debney, con cierto paralelismo con La pasión de Cristo, el final de La verdad de Soraya M. es uno de los más  desoladores que hemos visto en mucho tiempo. 

02 octubre, 2010

Comienzos de temporada (Spoiler)

La nueva temporada televisiva no parece que nos vaya a deparar grandes sorpresas. Algunas de las novedades estrenadas en las últimas semanas han recibido importantes varapalos. ¿Conseguirán renovar las propuestas de ficción o tendremos que acomodarnos a las series que mantienen nuestro interés?

Undercovers
Ni siquiera un productor de éxito como J.J. Abrams ha conseguido acertar esta vez. Y eso que su nueva apuesta, la serie Undercovers, se anunciaba con el aliciente de ver de nuevo a Abrams como director, al menos en el episodio piloto. Pero los resultados no han sido  satisfactorios, y esta temática de espías a lo Mr. and Mrs. Smith no convence, así que habrá que esperar a la anunciada Alcatraz para ver si el productor estrella consigue recuperar el pulso de la audiencia.

No ordinary family 
Tampoco termina de encajar la gran apuesta de la cadena ABC para esta temporada. Los ingredientes parecían perfectos: un dramamedy protagonizado ni más ni menos que por Julie Benz (la ex-mujer asesinada de Dexter) y Michael Chiklis (protagonista de The shield), con elementos fantásticos a través de varias familias supervivientes a un accidente de avión que de pronto se encuentran con superpoderes. Pero se ve que en la cocina no había suficiente imaginación y el resultado acaba siendo anodino y poco novedoso. 


Boardwalk Empire 
El gran estreno de la temporada es esta vuelta de tuerca al serial de gángsters que tan buenos resultados suele dar si se hace bien. Martin Scorsese en la dirección (episodio piloto) y producción, el buen actor y acertado productor Mark Whalberg en el equipo y HBO apostando fuerte presagian uno de esos productos de calidad que se mantendrán en el tiempo (ya han firmado la segunda temporada). Y sin duda la presencia de actores como Steve Buscemi (perfecto como siempre), y ese espléndido Michael Shannon, siempre tan ambiguo y desasosegante, otorga a esta serie una entidad que está por encima del resto. Sin embargo, a pesar de encontrar en el episodio piloto esos toques de maestría depurada de Scorsese (maravillosas algunas secuencias paralelas) no llega a cubrir las expectativas. Dos episodios de impecable factura que dejan un poco frío, la verdad. Habrá que esperar a la evolución de la historia.

Dexter (Spoiler)
Tras un final tan demoledor como el de la tercera temporada se podía haber esperado cualquier cosa. A muchos les ha parecido un poco soso este comienzo. Pero estoy de acuerdo con que lo que hubiera sido decepcionante es encontrarnos con el letrero "Un mes después" para olvidar lo anterior y comenzar una nueva aventura. Afortunadamente, nos han dado lo más difícil. Comenzar donde acabó, y mostrarnos a un protagonista en estado de shock constante que acaba descubriendo ciertos brotes de humanización (al fin y al cabo, el tema principal de la serie). Con momentos de genialidad (esas orejas de Mickey), este Dexter parece que puede conseguir seguir sorprendiendo. 

Fringe (Spoiler)
La otra producción de J.J. Abrams en el campo de la ciencia ficción también continúa en un terreno peligroso. Porque se está apartando tanto de la narración habitual de las anteriores temporadas que puede acabar siendo realmente decepcionante. Ya en la anterior se retorcía tanto la trama principal que terminaba siendo anodina. Y este encuentro-desencuentro entre dos mundos paralelos, con personalidades bastardas y maquinaciones extrañas no termina de convencer. 

House (Spoiler)
Esta serie continúa dando de sí. Ya decíamos en otro post que lo que nos interesa de House no son sus tramas médicas, sino como éstas sirven para describir y analizar las personalidades de sus protagonistas. Cada caso médico está relacionado con una sensación, una posición en la vida de los principales actores. Y esa es la gran virtud de una serie que encima mantiene una trama principal interesante. Y esta relación "formal" entre Cuddy y House (desternillante la escena en la que ella agarra el paquete del médico) puede dar buenos momentos.