22 abril, 2024

Visions du Réel 2024 - Parte 5: Rebelarse

Aunque el festival Visions du Réel ha concluido oficialmente, continúa presentándose parte de su programación online hasta el 28 de abril, una extensión que viene siendo habitual en los festivales más avanzados, con una mirada puesta en las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. De manera que aprovecharemos esta circunstancia para, como hemos hecho con CPH:DOX, seguir publicando hasta finales de mes las crónicas en torno a las películas que hemos visto en la amplia programación del festival. Los diferentes jurados han otorgado los premios de esta edición de Visions du Réel que han tenido una especial presencia de producciones suizas, no solo en la sección dedicada a la competición nacional. 

COMPETICIÓN INTERNACIONAL DE LARGOMETRAJES
Gran Premio del Jurado: The landscape and the fury, Nicole Vögele (Suiza)
Premio Especial del Jurado: Rising up the night, Nelson Makengo (R.D. Congo, Bélgica, Alemania, Burkina Faso, Qatar)
Mención Especial: My memory is full of ghosts, Anas Zawahiri (Siria)
Mención Especial: We are inside, Farah Kassem (Líbano, Qatar, Dinamarca)

BURNING LIGHTS
Premio del Jurado: A Fidai Film, Kamal Aljafari (Palestina, Alemania, Qatar, Brasil, Francia)
Premio Especial del Jurado: El repartidor está en camino, Martín Rejtman (Argentina, Portugal, Venezuela)
Mención Especial: (Revolución, cumple tu promesa) Amor rojo, Dora García (México, España, Noruega Bélgica)

COMPETICIÓN DE CORTOMETRAJES Y MEDIOMETRAJES
Premio del Jurado Mediometraje: Campus Monde, N'tifafa Y.E. Glikou (Senegal, Benin, Francia)
Premio del Jurado Cortometraje: Memories of an Unborn Sun, Marcel Mrejen (Argelia, Francia, Holanda)
Premio del Jurado Joven Mediometraje: Koka, Aliaksandr Tsymbaliuk (Polonia)
Premio del Jurado Joven Cortometraje: A Move, Elahe Esmaili (Irán, Reino Unido)

GRAND ANGLE
Premio del Público: No other land, Basel Adra, Yuval Abraham, Hamdan Ballal & Rachel Szor (Palestina, Noruega)

COMPETICIÓN NACIONAL
Premio del Jurado: Brunaupark, Felix Hergert, Dominik Zietlow (Suiza)
Premio Especial del Jurado: Valentina and the MUOSters, Francesca Scalisi (Suiza, Italia)
Mención Especial: An Ordinary Life, Alexander Kuznetsov (Francia, Suiza, Estados Unidos)
Mención Especial: Sauve qui peut, Alexe Poukine (Bélgica, Suiza, Francia)

Premio Interreligioso: Kamay, Ilyas Yourish and Shahrokh Bikaran (Afganistán, Bélgica, Alemania, Francia)
Premio Zonta a Mujeres Cineastas: Les Miennes, Samira El Mouzghibati (Bélgica, Francia)
Premio FIPRESCI: Les Miennes, Samira El Mouzghibati (Bélgica, Francia)
Premio Perception Change: Save Our Souls, Jean-Baptiste Bonnet (Francia)
Premio RTS: Après nous le feu, Chamsi Diba (Suiza) 


Les miennes

Samira El Mouzghibati

Bélgica, Francia 2024 | Burning Lights | ★☆

Visions du Réel '24: Premio FIPRESCI, Premio Zonta Mujeres Cineastas


Cuenta la directora/narradora que su madre y sus hermanas le enseñaron que "la rebeldía era sinónimo de libertad. Y que la libertad es vida". Lo que acaba siendo un resumen muy adecuado para una película que explora el vínculo familiar entre la madre y sus hijas, marcado por algunos momentos de distanciamiento como el que se produce al comienzo de la película, tras un mensaje telefónico en el que ella hace continuos reproches a su hija: "¿Así es como se comportan las mujeres de buena familia?". Narrada a partir de un encuentro familiar en el que la madre parece frustrada por no haber conseguido que sus hijas lleven una vida religiosa completa, la película traslada la falta de comunicación intergeneracional que subraya esta complicada relación materno-filial que han mantenido a lo largo de los años. "Cuando hablábamos entre nosotras, siempre nos referíamos a ella como "tu madre", como si no nos perteneciera". Pero la narración a cargo de la directora belga-marroquí Samira El Mouzghibati parte del momento en el que tuvo a su primera hija, lo que la lleva a plantearse qué tipo de relación han tenido las hijas con su madre. La menor de otras cuatro hermanas, Samira se ha sentido criada por ellas principalmente: Fatiha se casó demasiado pronto, Saïda la llevó por primera vez al cine, Karima se convirtió en una segunda madre, mientras que Kaliha es solo tres años mayor que ella. Las relaciones familiares han estado siempre más centradas en el vínculo entre las hermanas que el que hubieran deseado con su madre. Uno de los reproches principales es por qué no han conseguido nunca que la madre las defendiera y se sintiera más cercana a ellas, sobre todo cuando Fatiha, la mayor, tuvo que casarse en un matrimonio impuesto. Porque ellas son también el fruto de un matrimonio obligado por la familia de su madre, que tuvo que casarse con un primo lejano antes de que emigraran a Bélgica. Este posicionamiento en el lado menos cómplice con sus hijas ha provocado en parte esta relación que parece distante con algunas frases muy dolorosas: "Una vez dijiste que sentías que tus hijas no venían de ti". De manera que la cámara de Samira El Mouzghibati en este emocionante primer largometraje permanece cuestionando constantemente a su familia, tratando de sacar en algunos momentos especialmente íntimos cuáles son los razonamientos de su madre, que generalmente parece incapaz de explicarse: "Me pregunto por qué nunca te has puesto de parte de nosotras", inquiere la directora. 

Pero este retrato familiar, que se aleja afortunadamente de los habituales documentales que utilizan la descripción del entorno personal para explicar los acontecimientos más colectivos y políticos, revelándose como una mirada mucho más íntima, se convierte de alguna manera en un intento de utilizar la herramienta cinematográfica para encontrar respuestas y conciliar planteamientos personales. En los últimos años, los padres han permanecido en Marruecos desde que regresaron mientras que las hijas están en Bélgica y ninguno de ellos ha hecho demasiados esfuerzos por reencontrarse. El viaje que hace la directora con sus padres a la aldea del Rif en el que se criaron se convierte en una exploración de las relaciones familiares, siempre con el padre en un segundo plano, que en cierto modo establece una conexión más cercana con la madre. Como señalamos al principio, Les miennes (Samira El Mouzghibati, 2024), cuyo título internacional es el significativo (Y)Our mother, también es una película que habla sobre la liberación de estas mujeres en sus diferentes aspectos. Fatiha decidió separarse de su marido, mientras que el resto de las hermanas han tenido vidas libres que se han desarrollado principalmente en Bélgica. Y aunque el matrimonio entre sus padres parece ser al menos respetuoso entre ellos, hay una cierta sensación de liberación también en las conversaciones más cercanas, en las que a veces la madre habla susurrando, como si estuviera contando secretos inconfesables. Es un viaje emocionante sobre la desafección entre una madre y sus hijas, pero también es un relato conmovedor sobre la recuperación del vínculo maternal, el momento en el que una hija deja de utilizar la segunda persona para referirse a ella: "Cuando te miro, y miro a mis hermanas, siento nuestra fuerza. Y sé que venimos de la misma raíz". 

A Fidai Film

Kamal Aljafari

Palestina, Alemania, Qatar, Brasil, Francia 2024 | Burning Lights | ★☆

Visions du Réel '24: Premio del Jurado


El escritor Hamid Dabashi, profesor de Estudios Iraníes y Literatura Comparada en la Universidad de Columbia (Nueva York), define la obra cinematográfica de Kamal Aljafari (1972, Palestina) como un acto de "rebelión cinematográfica contra toda una historia de desposesión visual(Middle East Eye, 6/10/2023). La recuperación de imágenes de archivo que fueron saqueadas después de las intervenciones militares de Israel en los territorios palestinos forma parte de una filmografía que las utiliza para devolver la historia que ha sido arrebatada. En la película There was nothing here before (Yvann Yagchi, 2024), que también se ha podido ver en Visions du Réel, el director menciona cómo la amplia biblioteca de su bisabuelo fue saqueada y sus libros se pueden encontrar en la Biblioteca Nacional de Israel. Algunos investigadores como Samih Shabib han documentado el saqueo que sufrió el Centro de Investigación Palestino cuando el ejército israelí ( FDI) invadió Beirut en 1982. El archivo contenía fotografías y grabaciones junto a documentos históricos de Palestina, algunos de los cuales han sido recuperados en los últimos años. Utilizando estas imágenes que fueron ocultadas, el director devuelve la memoria a Palestina haciéndola pública, y deshace lo que él denomina "ocupación cinematográfica", demostrando que el acto de saqueo también es una forma de negación de la Historia. Su cine está marcado por este acto de rebeldía: en Recollection (2015), buceó en películas de ficción israelíes filmadas en Jaffa, su ciudad natal, mientras que en su proyecto artístico La cámara de los desposeídos (2023), que presentó en la 35ª Bienal de São Paulo (Brasil), mostraba en formato de instalación, una yuxtaposición de montaje y efectos que utilizaban precisamente estas imágenes procedentes de Beirut, que ahora conforman su última película, A Fidai Film (Kamal Alafari, 2024). 

El lenguaje cinematográfico del director palestino residente en Berlín es reconocible en su tratamiento de las grabaciones que aparecen en esta película. Utilizando efectos de sonido que acompañan a algunas imágenes, realiza un acto de sabotaje que consiste en manipularlas y reeditarlas para darles un significado diferente. A veces incluye las mismas secuencias pero modificando el contexto, mostrando el rescate de los vecinos de un edificio en llamas, para varios minutos más tarde regresar a las mismas imágenes pero con una locución de radio en la que el periodista David Smith, corresponsal durante 30 años para ITN/C4News, explicaba que "los coches bomba fueron una forma habitual de ataque utilizada por los israelíes y las milicias cristianas, respaldadas por Israel, contra los palestinos y los musulmanes en el Oeste de Beirut". En estas imágenes de archivo se muestran intervenciones de los soldados israelíes, con la presencia secundaria de ciudadanos palestinos, así como entrenamientos entre ruinas en el desierto del Neguev que el director Kamal Aljafari extrajo mientras estaba editando esta película para elaborar su cortometraje Paradiso XXXI, 108 (Kamal Aljafari, 2022), seleccionado en Locarno y Clermont-Ferrand. Hay testimonios escritos y hablados de supervivientes de ataques, pero también la tranquilidad de la vida rural, y en algunos momentos el director distorsiona las imágenes para crear una especie de coreografía visual. "La historia que debe ser contada" es el significativo intertítulo de unas grabaciones tomadas en un campo de refugiados enlodazado en 1971, cuyo origen proviene de archivos saqueados en la sede de la O.L.P. El regreso a Haifa se muestra a través de una cámara subjetiva que refleja una ciudad en ruinas, devastada por las bombas y los ataques, con la descripción escrita por el autor palestino Ghassân Kanafânî, asesinado junto a su sobrina por el Mossad en un atentado con coche bomba en 1972. Como en el cortometraje Balconies (2007), una meditación sobre los balcones inacabados o ruinosos de la ciudad de Ramla donde se crió, en la Palestina ocupada, Kamal Aljafari también dedica una especial atención a las edificaciones que permanecen como cicatrices de la guerra. A Fidai Film es, más allá de una significativa recuperación de la memoria palestina saqueada, un acto de rebeldía y un ejercicio de descolonización. El Festival IndieLisboa, que se celebra entre el 23 de mayo y el 2 de junio, dedica este año una retrospectiva al cineasta Kamal Aljafari.  

El repartidor está en camino

Martín Rejtman

Argentina, Portugal, Venezuela 2024 | Burning Lights | ☆☆

Visions du Réel '24: Premio Especial del Jurado


El cineasta Martín Rejtman (1961, Argentina) estrenó en la competición del pasado Festival de San Sebastián la película de ficción La práctica (2023), realizada en paralelo con un proyecto de documental que ha venido desarrollándose desde el año 2020, rodado en parte durante la pandemia del coronavirus, pero que finalmente acabará estrenándose más tarde. Precisamente fue en San Sebastián donde El repartidor está en camino (Martín Rejtman, 2024) recibió el premio Eurimages al desarrollo de coproducción, que finalmente se ha concretado en una participación de la productora portuguesa Terratreme Filmes. La película observa casi siempre desde la distancia el ir y venir de las motocicletas y bicicletas que conducen los trabajadores de reparto de comida a domicilio. Un solo plano estático hacia una calle del centro de Buenos Aires refleja el continuo paso de estos repartidores que en la época de la pandemia conocieron un incremento notable de su nivel de trabajo. Empresas multinacionales como Glovo o Uber Eats se mezclan con otras compañías más locales. En Argentina, el mercado se reparte entre PedidosYa (76%), parte del cluster international Delivery Hero fundado en Alemania, la compañía de origen colombiano Rappi (22%), y otra docena de empresas, que entregan a domicilio el 67% de los productos comprados por canales electrónicos frente al 39% antes de la pandemia, según un informe de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico correspondiente al primer semestre de 2022. Los logos conocidos de estas empresas se arremolinan creando un horizonte de colores llamativos que parecen competir por llamar la atención, alrededor de restaurantes pop-up o de centros comerciales en los que sin embargo los locales de comida continúan abiertos para seguir ofreciendo durante la noche los pedidos que se realizan a través de las aplicaciones. El delivery se ha transformado en un sistema que se basa en las aplicaciones de móvil en las que los repartidores son igual de usuarios que los clientes. Aunque el planteamiento inicial de la película era centrarse en un joven venezolano y una chica argentina, la película ha tomado finalmente un tono más general, en el que no se define un protagonista concreto y, curiosamente, no se encuentra ninguna presencia femenina. De alguna manera, el proyecto ha ido derivando hacia una representación sin apenas diálogos de la marea de repartidores que ocupan las calles, especialmente durante  la pandemia del coronavirus. 

Sin embargo, El repartidor está en camino destaca sobre todo la alta presencia de trabajadores de origen venezolano, remarcando al comienzo que en las últimas dos décadas más del 20% de la población de Venezuela emigró a otros países, y que Argentina ha recibido alrededor de 220.000 venezolanos, sugiriendo que parte de estos trabajadores han acabado diseminados por este mercado laboral del delivery. Hay algunas escenas que muestran las reuniones entre estos jóvenes venezolanos alrededor de la música o en actividades deportivas como el béisbol o el taekwondo, aunque sin ofrecer mucha información. La cámara también se detiene en los espacios que recorren los repartidores, los portales vacíos de los apartamentos o las fachadas de los edificios en las que se refleja el nivel social de los barrios. Centrándose progresivamente en un repartidor, el tercer acto nos traslada a Venezuela, concretamente a Colonia Tovar, una ciudad situada en la Cordillera de la costa venezolana, en la que vive la familia de uno esos jóvenes que trabajan en Argentina, con el que se comunican con cierta dificultad a través de una mala conexión de wifi o de una irregular línea telefónica, aunque las imágenes reflejan que no se trata de una familia con pocos recursos económicos. El repartidor está en camino, cuyo título internacional es Riders, es un documental de observación que tiene ciertas dificultades para concretar su enfoque, quizás por el hecho de ofrecer una imagen demasiado general del trabajo de estos repartidores, envueltos al comienzo de la película en los conflictos sindicales que denuncian la precariedad laboral, con los trabajadores considerados como colaboradores o socios independientes, y los repartidores como autónomos que cobran en función de las horas trabajadas, pero que no tienen derechos laborales. El regreso al centro de una ciudad que podría ser Caracas o Buenos Aires se establece a través de travellings laterales que muestran a los repartidores caminando por las calles o recorriéndolas en sus vehículos, mientras escuchamos conversaciones telefónicas con sus familias en las que hablan de sus aspiraciones de futuro más allá de un trabajo precario. En Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro dejó sin efecto en febrero una normativa que pretendía regularizar los servicios de delivery tras una reunión con las principales empresas del sector. 

Union

Brett Story, Stephen Maing

Estados Unidos 2024 | Grand Angle | ★☆

Sundance '24: Premio Especial del Jurado - Art for Change


Uno de los éxitos del Festival de Sundance ha sido esta película que reúne a dos directores que hasta la fecha habían trabajado por separado: la realizadora canadiense Brett Story, quien ganó en Hot Docs el premio al Mejor Documental Canadiense por The prison in twelve landscapes (2016), y el norteamericano Stephen Maing, que recibió un Emmy por su película Crime + Punishment (Hulu, 2018). En el comienzo del documental, que muestra la lenta aparición de un barco de carga lleno de contenedores, parece verse el estilo más poético de Brett Story, pero en general la colaboración entre ambos es singularmente efectiva, aunque provengan de dos acercamientos diferentes al género. Incluso cuando hay una representación metafórica que utiliza el lanzamiento del cohete New Shepard en 2021, en el que Jeff Bezos, propietario de Amazon, estuvo 11 minutos en el espacio, para mostrar lo distante que el empresario de sesenta años puede llegar a estar de los problemas laborales de su empresa. Porque el enfoque principal de Union (Brett Story, Stephen Maing, 2024) se centra en la lucha de un grupo de empleados y ex-empleados de Amazon en Nueva York para conseguir crear una organización sindical que garantice condiciones laborales menos coercitivas que las que se practican. En 2023, Amnistía Internacional publicó el informe No se preocupe, es solo una filial de Amazon, en el que se denunciaba la explotación de trabajadores inmigrantes en los almacenes de la compañía en Arabia Saudí, lo que ha desembocado en el reembolso de 1,9 millones de dólares procedentes de comisiones ilegítimas a 700 empleados. La organización de ALU (Amazon Labor Union) ha sido una iniciativa de Chris Smalls, que trabajaba como supervisor de empaquetado en una planta logística en Staten Island denominada JFK8, quien denunció en 2020 la falta de mascarillas de protección individual y de medidas de distancia social contra el Covid-19. Pero el mismo dia que encabezó la protesta, fue despedido por Amazon argumentando precisamente que había vulnerado los protocolos de distancia social (en 2022 el fiscal general de Nueva York ordenó a Amazon su readmisión tras una investigación que concluyó que el despido fue ilegal). 

La película muestra los primeros pasos de Chris Smalls y un grupo de trabajadores para organizarse como formación sindical pero, aunque hay algunas secuencias rodadas con cámara oculta dentro de la empresa que reflejan algunas reuniones e incluso proyecciones de videos para los trabajadores en los que Amazon arremete contra la sindicalización, el propósito de Union no es tanto el de mostrar a un enemigo corporativo sin escrúpulos, sino que se enfoca principalmente en el largo proceso que siguieron los trabajadores para conseguir el apoyo de al menos el 30% de los empleados del almacén, con el objetivo de organizarse como sindicato de manera legal. Para bien y para mal, el enfoque se limita al punto de vista de sus protagonistas, quienes incluso parecen tener ciertas dificultades para conseguir el apoyo de otros sindicatos nacionales. Cuando visitan las oficinas del Sindicato de Trabajadores de Alimentos y Comercio (UFCW), una organización que cuenta con 1,3 millones de afiliados en Estados Unidos y Canadá, no vemos la reunión pero a la salida expresan su disgusto por el trato recibido: "Nos tratan como niños, como si no supiéramos lo que estamos haciendo. Diciendo que necesitamos el respaldo de Biden. A mi me importa una mierda Biden". La sombra de la maquinaria de desprecio de la compañía se refleja cuando se hace referencia a la filtración de un memorando interno por parte de Vice News (2/4/2020) en el que David Zapolsky, consultor general de Amazon, tras una reunión con Jeff Bezos afirmaba que sería bueno empujar a los medios a enfocarse en Chris Smalls, porque era "poco inteligente y poco elocuente", de forma que la empresa podría tener una posición de ventaja. El asesor se equivocó en su asesoramiento.

El grupo de trabajadores está formado por diferentes procedencias raciales y culturales, lo que ofrece una visión muy significativa de los diferentes enfoques de sus problemas. Cuando uno de los participantes sugiere que deben realizar acciones más contundentes, aunque eso suponga ser detenidos por la policía, Natalie le dice: "Eso lo propones porque eres blanco. Si fueras negro no pondrías en peligro tu vida provocando a la policía". Y estas fracturas que surgen a lo largo de la estrategia para conseguir las firmas necesarias de los trabajadores es el elemento más interesante de la película. A lo largo de este proceso, en el que Amazon utiliza un sistema de "puertas giratorias" cuando consiguen el número de firmas necesarias, despidiendo o trasladando a los trabajadores que han firmado para poder impugnarlo, los miembros de la futura ULA se encuentran con numerosos obstáculos y algunas divergencias de criterio, aunque también tiran de inventiva, como cuando ofrecen pizzas y marihuana gratis para que los trabajadores se acerquen a estampar su firma. Aunque podría verse como una tradicional lucha de David contra Goliath, incluso algunos utilizan máscaras de Dalí como las de La casa de papel (Netflix, 2017-2021) cuando se presentan ante los medios, el documental está más interesado en reflejar las dificultades dentro de la organización sindical. Una escena significativa en la que la pequeña tienda en la que se reúnen a las afueras del almacén de Amazon está a punto de desprenderse a causa del fuerte viento (el propio Stephen Maing que estaba grabando ofrece su ayuda), refleja de qué manera el sindicalismo frente a una corporación que se basa en la explotación laboral, puede llegar a ser vulnerable. 

Brunaupark

Felix Hergert, Dominik Zietlow

Suiza 2024 | Competición Nacional | ☆☆

Visions du Réel '24: Premio del Jurado


Si antes mencionamos una lucha de David contra Goliath, la que representa la primera película de Felix Hergert (1989, Suiza) y Dominik Zietlow (1988, Suiza) refleja claramente este tipo de enfrentamiento. Brunaupark está formado por cinco complejos residenciales con 405 apartamentos en total, en un barrio situado al suroeste de Zurich, a tan solo quince minutos en tranvía de la estación central. Construidos entre 1980 y 1996, estos edificios han servido como vivienda a más de 700 personas, pero en 2019 el banco Credit Suisse, propietario del complejo residencial, enviaba una carta a más de 200 residentes comunicándoles que sus edificios iban a ser demolidos como parte de un plan de reestructuración. La idea era derribar cuatro de los edificios, perdiendo 240 apartamentos, para volver a construirlos con mayor altura y pisos de menor tamaño, convirtiéndolos en 500 viviendas con un precio de alquiler significativamente más alto. Muchos de estos vecinos se organizaron en una asociación que ha venido luchando en los tribunales desde entonces para evitar que los planes se lleven a cabo, pero la atención de los directores en su película Brunaupark (Felix Hergert, Dominik Zietlow, 2024) consiste principalmente en contrarrestar el factor humano, centrándose en algunos de los habitantes del complejo, con planos generales que muestran la estructura urbana de la zona, añadiendo la circunstancia de que está encabezada por el edificio Uetlihof, que está ocupado por oficinas de Credit Suisse, de manera que ésta se cierne como una especie de amenaza vigilante sobre los habitantes a los que quiere desalojar. Hay algunas historias particulares a lo largo de la película, que se detiene en jóvenes que aspiran a ganar dinero fácil, ancianos que se preguntan dónde irían si tuvieran que marcharse, o el dueño de Ciccio's, una pizzería que se ha visto obligada a cerrar. Algunos vecinos hablan de este local como un lugar de encuentro, una especie de refugio de los problemas cotidianos, mientras se acaba de abrir una cafetería que en cierto modo representa la uniformidad de los negocios sin personalidad. Con una estructura que parece sacada del formato televisivo de sitcom que conecta las diferentes historias humanas con el exterior del complejo residencial, la película establece una relación entre los puntos de vista que subraya la diferencia entre la humanidad, las aspiraciones y las incertidumbres, contra la frialdad de los edificios, o de los postes que indican la altura a la que se construirá el nuevo complejo. 

También se establece un contraste generacional y de estilos de habitabilidad, en un lugar en el que coexisten los propietarios de pisos, los que pagan un alquiler y los más jóvenes que han utilizado los servicios de Room State, una importante agencia de coliving que alquila habitaciones en pisos compartidos. El interior del ascensor se convierte en un lugar de encuentro entre los vecinos, mientras en una de las viviendas un adolescente tiene una perspectiva diferente a la de su padre, mirando los diseños de los nuevos edificios en el ordenador y mostrando su satisfacción frente a unas fachadas que están abrazadas por vegetación. Su padre parece asombrado de la capacidad de seducción que tiene esta imagen en su hijo: "Solo te enseñan la parte más atractiva. Si quieren construir, que se vayan a otro sitio", afirma categóricamente. Rodada entre 2020 y 2023, la película indica el crecimiento de un 12% en el precio de los alquileres que se ha producido en Zurich durante esos años, lo que refleja una problemática común no solo en Suiza sino en muchos otros países. Desde 2019, la irrupción de Fondos de inversión en el sector inmobiliario ha propiciado este tipo de planes de reconstrucción, tratando de rentabilizar los edificios mediante precios más altos y viviendas más pequeñas. Sin embargo, hay una nota de esperanza y de desesperanza al mismo tiempo. Mientras Credit Suisse se consideró uno de los bancos que mejor afrontó las sucesivas crisis económicas, en 2023 el anuncio de su principal inversor, el Banco Nacional Saudita, de que no invertiría más dinero en la entidad, provocó una crisis que finalmente ha acabado con Credit Suisse vendida, por la humillante cantidad de 3.000 millones dólares, a su rival UBS. Los vecinos de Brunaupark pueden respirar tras haber conseguido sobrevivir a la presión de un banco, pero ahora su futuro está en manos de otro.  


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Películas mencionadas: 

The prison in twelve landscapes se puede ver en dafilms.com.


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