04 abril, 2024

CPH:DOX 2024 - Parte 10: Conflictos humanos

A través de diferentes historias que abordan conflictos humanos ofrecemos en esta crónica una mirada hacia diferentes espacios que conviven con realidades complejas, que tienen que ver con la delincuencia, las enfermedades mentales, las desapariciones y las políticas autocráticas. Estos son algunos ejemplos que muestran la dificultad de establecer líneas divisorias claras en una sociedad que construye muros psicológicos o físicos para dividirse a sí misma. 

G - 21 scenes from Gottsunda

Loran Batti

Suecia, Dinamarca 2024 | Next:Wave / Nordic:Dox | ☆☆

CPH:DOX '24: Mención Especial Next:Wave / Mención Especial Nordic:Dox


Desde el principio de la película, el director establece como declaración de intenciones que se trata de una visión personal y autoral  que no pretende ofrecer una mirada objetiva, lo que ya introduce un planteamiento honesto que nos sitúa en un punto de vista en primera persona que se adentra en Gottsunda, una de las llamadas "no go zones" (zonas prohibidas) de Suecia. Las pasadas elecciones generales de 2022 estuvieron empañadas por los tiroteos entre bandas ocurridos en este barrio situado cerca de la ciudad universitaria de Uppsala, con un saldo ese año de más de 50 muertos. Estos acontecimientos también marcan en cierto modo la dinámica de un documental que se va transformando conforme lo hacen las relaciones entre Loran Batti (1996, Suecia) y sus antiguos amigos. Después de haber conseguido salir de la dinámica de las pandillas en Gottsunda, trasladándose a vivir a Estocolmo con la intención de convertirse en cineasta, se ha embarcado en un proyecto personal de tres años en el que a través de cámaras Super 8 y algunas grabaciones con su móvil ofrece una incursión dentro del entorno de este suburbio para adoptar una perspectiva que ya es externa, pero tiene la comprensión de la cercanía y el contacto directo con muchos de sus amigos que siguen dentro del círculo de drogas y delincuencia, envueltos en la dinámica de la masculinidad y las lealtades frente a su comunidad. A lo largo de la película vemos entrar y salir de la cárcel a varios de ellos, como una normalidad que incluso les lleva a organizar una bienvenida con fuegos artificiales en el momento de la salida de prisión. G - 21 scenes from Gottsunda (Loran Batti, 2024) puede defraudar algunas expectativas si nos dejamos llevar por una promoción que subraya el carácter clandestino y arriesgado de la grabación. No seremos nosotros quienes establezcamos el grado de peligro que supuso colocar la cámara dentro de Gottsunda pero, aunque hay rostros difuminados y secuencias que parecen tomadas de incógnito, en general casi todos los participantes saben que están siendo grabados y no hacen referencias directas a sus negocios, por razones evidentes. 

Lo que destaca del documental es su carácter más humanista, las conversaciones que tiene Loran con algunos de sus amigos en el coche, en las que hablan de las escasas expectativas de futuro dentro de las bandas y del crecimiento de la violencia en el barrio, con algunos apuntes de nostalgia hacia la generación nacida en los 70 y 80, aquella que proclamaba que eran "ellos contra el sistema, no unos contra otros", que parece la deriva de la generación más joven. Loran Batti introduce también la cámara en la casa de su madre, que sigue viviendo en el barrio y le pregunta cuándo va a terminar su película, como reclamando la necesidad de que su hijo se aparte otra vez de su antiguo círculo de amigos como única posibilidad de no ser absorbido de nuevo. Hay una interesante reflexión sobre el sentido de pertenencia, que en cierto modo es doble: la que provocan sus orígenes kurdos, ser visto siempre como un foráneo aunque sea sueco, y la que se produce tras el reencuentro con un barrio que ha cambiado y del que se siente cada vez más alejado, incluso de sus amistades. La transformación del antiguo pandillero en cineasta le permite un punto de vista personal pero también le convierte en un extraño, separando el camino que ha decidido tomar frente a quienes permanecen en Gottsunda. La decisión de dividir la película en 21 escenas proviene del productor Göran Hugo Olsson (1965, Suecia), responsable del documental The black power mixtape 1967-1975 (2011), ganador de un premio en Sundance, en el que reeditó las imágenes grabadas por diferentes periodistas suecos sobre los movimientos raciales en Estados Unidos. Esta estructura en una veintena de piezas permite darle cohesión a la narrativa evitando que tenga un desarrollo lineal, de manera que parecen reflexiones separadas pero compactas. Aunque la aproximación personal impide establecer un enfoque sobre la raíz del aumento de la violencia, que hubiera sido necesario. De hecho, solo vemos la relación de los habitantes del barrio con su entorno a través de sus interacciones con la policía, lo cual es una perspectiva algo limitada para entender cómo encaja Gottsunda dentro de la sociedad sueca. Más interesante es la reflexión de Loran Batti sobre su propio proyecto, enfrentándose a la necesidad de terminar una película que se ha convertido en su único vínculo con sus antiguos amigos y su barrio. Incluso cuestionándose como director: "Ahora que empiezas a mirar el barrio con ojos diferentes, es cuando ves realmente los problemas sin romantizarlos. Después de tres años rodando, ¿quieres hacer un documental que romantice el barrio?", le dice un interlocutor. De manera que el documental no es solo una mirada hacia su antigua comunidad sino sobre todo una reflexión sobre sí mismo. 

Mina and the Radio Bandits

Kari Anne Moe

Noruega 2024 | Nordic:Dox | ★☆


La periodista Mina Hadjian (1975, Irán) se ha convertido en una de las figuras más conflictivas de Noruega después de presentar programas en la televisión pública NRK y sobre todo en la cadena de radio NRK P3, en la que diferentes polémicas acabaron con su despido en 2012. La incomodidad provocada en algunos entrevistados, algunas promociones polémicas como cuando se utilizó el nombre de una asesina para una publicidad y la reacción extrema de la presentadora insultando a los técnicos y el productor de su programa cuando tuvo dificultades técnicas provocaron que NRK decidiera rescindir su contrato. Caracterizada por un estilo directo en el que nunca oculta su postura personal frente a algunos de sus invitados, Mina Hadjian inició en 2011 un proyecto para transmitir el programa Radio Bandits desde diferentes prisiones de Noruega, convirtiendo a algunos de los presos en protagonistas, y por tanto dándoles la posibilidad de salir de su entorno por unas horas, de manera que se establecía como una mezcla entre un taller terapéutico y una emisión radiofónica. A partir de 2013 creó la asociación Røverhuset, que produce el programa RøverRadio (Radio Bandit) producido desde cinco prisiones del país, y que se transmite a través de NRK P2 a nivel nacional. Tras introducir la trayectoria controvertida de la periodista, Mina and the Radio Bandits (Kari Anne Moe, 2024) se enfoca precisamente en esta iniciativa, tomando como referencia el trabajo de Mina Hadjian y su relación con algunos de los presos que forman parte del proyecto. El resultado es una historia profundamente humana que transmite momentos de vínculos emocionales entre personas que en principio no tienen demasiados puntos en común. 

Rune es uno de los principales protagonistas, un hombre que ha pasado 17 años en la cárcel, incapaz de salir del círculo constante de violencia en el que se ha visto envuelto, una especie de sentimiento de ira que le ha acompañado a lo largo de su vida, y que en algunas conversaciones con la periodista se desvela que nacen del profundo racismo que ha experimentado por su condición de sami: "El director de la escuela odiaba a los niños sami y nos pegaba delante de todos", lo que se extendía también al maltrato sufrido por parte de su padrastro. Hay un sentimiento de comprensión en Mina Hadjian cuando ésta expresa, a partir de su experiencia personal tras huir de Irán con su familia, y vivir unos años en Londres antes de radicarse en Noruega, que "siempre te hacen notar que no eres suficientemente noruega". A lo largo de una historia que la directora Kari Anne Moe (1976, Noruega) ha rodado durante varios años, Rune hace esfuerzos por encontrar un camino de estabilidad emocional, sobre todo cuando nace su segundo hijo, con el que pretende ejercer la paternidad que no ha vivido con el primero. Pero hay una deriva constante que le atrae hacia las situaciones de peligro, lo que le lleva a tomar la decisión de formar parte del Ejército Internacional de Defensa de Ucrania cuando se produce la invasión de Rusia, buscando una justificación que parece algo débil: "Prefiero ir allí a luchar y saber que mi familia está en casa a salvo. ¿O espero a que Noruega entre también en guerra?". A pesar de los continuos desplantes y la falta de compromiso, Mina parece especialmente implicada en la relación con Rune, adoptando una posición de cercanía más parecida a la amistad. Rune es el contrapunto a otros participantes como Joshua y Dennis, que sí encuentran en el proyecto de radio una forma de evadirse de su realidad, al mismo tiempo que la exponen públicamente. Dennis, condenado a 10 años por posesión de cinco kilos de cocaína, estaba en tratamiento de hormonas antes de ir a prisión para iniciar su transición de género, y ha pedido el traslado a una cárcel española porque resulta más fácil continuar con el tratamiento aunque esté preso. De origen español, su padre y sus hermanos viven en Mallorca. "Es curioso que todos piensan que Noruega tiene un gran sistema penitenciario, pero lo cierto es que tenemos buenas ideas que no sabemos implementar", dice Mina. El proyecto de radio desde la cárcel expone algunas realidades de las que habitualmente no se habla, pero también acaba siendo una experiencia en la que los límites entre la postura profesional y la implicación personal se acaban difuminando. Lo que también contribuye a que Mina and the Radio Bandits encuentre el punto de equilibrio adecuado en la representación de las dificultades del ser humano para salir de los círculos opresivos de la delincuencia, a veces atrapados en una encrucijada que termina en tragedia. 

Jōhatsu - Into thin air

Andreas Hartmann, Arata Mori

Alemania, Japón 2024 | Highlights | ★☆

Docsbarcelona '24: Selección


Como tantas otras características de la sociedad japonesa, algunas cifras reflejan una complejidad que a veces puede resultar sorprendente. Se calcula que cada año desaparecen voluntariamente unas 80.000 personas en Japón, cuyos motivos están generalmente relacionados con las deudas y las amenazas de la yakuza. Aunque se conocen casos producidos después de la Segunda Guerra Mundial, esta realidad aumentó a partir de los años setenta y ochenta, habiendo sido reflejada en la película documental Un hombre desaparece (Shôei Imamura, 1967), de cuyo título original se tomó prestada la definición de estos desaparecidos, los llamados jōhatsu (evaporados). El director Andreas Hartmann (1983, Alemania) ha vivido varios años en Japón y consiguió una gran resonancia con la película A free man (2017), sobre un hombre sin hogar que rechazaba adaptarse a la sociedad japonesa basada en el rendimiento laboral, y ahora se acerca con su último documental a esta realidad que se produce precisamente en una sociedad que tiene algunas características que permiten este tipo de desapariciones, aunque la película está más centrada en la parte humana que en tratar de explicarla. Barrios como Kamagasaki en Osaka y San'ya a las afueras de Tokio ni siquiera aparecen nombrados en los mapas, y están formados por hoteles de pensiones baratas y una población principalmente obrera entre la que resulta fácil "evaporarse". Pero también hay una especial protección de la privacidad que impide que ni siquiera los familiares de los desaparecidos puedan acceder a sus datos personales, una de las quejas de Goto, una madre soltera que trata de conseguir información en la policía local sobre su hijo Kazuki: "Me dicen que debido a la protección de datos no pueden darme ninguna información sobre él", se lamenta. Uno de los principales aciertos de la película es conseguir los testimonios de algunas de estas personas que han decidido convertirse en fantasmas, renunciando a todo contacto con sus allegados y su vida en la ciudad. Precisamente en Osaka ha decidido esconderse Sugimoto, que desapareció después de decir a su familia que iba a estar fuera durante tres días, pero en realidad huía de los cobradores de deudas y de la vergüenza de un negocio en quiebra.

Hay algunos jōhatsu que han huido por las deudas, aquejados de la ludopatía que les lleva a gastar todo lo que ganan en el juego, un hombre ha decidido esconderse de su esposa abusiva que le sometía a continuos maltratos, mientras que una pareja decidió desaparecer dejando atrás un jefe violento. Kanda se marchó hace más de treinta años huyendo de la yakuza, aunque una circunstancia le hace regresar momentáneamente. Sus historias se suceden con claridad gracias al cuidado montaje de Kai Eiermann, que las conecta con una sutileza sobresaliente. Jōhatsu - Into thin air (Andreas Hartmann, 2024) fue seleccionado en el Festival de Tesalónica y se podrá ver en Docsbarcelona, tiene previsto su estreno en Alemania en otoño y posteriormente será distribuida por Arte. La dirección y la fotografía de Andreas Hartmann refuerzan la sensación de soledad y aislamiento mostrando planos de lugares solitarios, a veces reflejando algunos encuentros fuera de campo, mientras la cámara se recrea en paisajes tranquilos pero que transmiten desolación. Lo que también está subrayado por el diseño de sonido de Jana Imert y la música de la percusionista japonesa radicada en Estocolmo Mika Takehara. A lo largo de la película, hay una presencia constante de Saita, la dueña de una de las compañías que han surgido para garantizar la huida de estas personas. Surgidas a finales de los años noventa, estas empresas de mudanzas nocturnas reservan el anonimato de los clientes que han tomado la decisión de desaparecer. Saita aporta cierta sensatez en sus explicaciones, incluso bromeando: "Pregúntame más cosas. Ahora tengo el corazón abierto". Las escenas nocturnas contribuyen a dar una cierta tonalidad de cine negro, lo que a veces refuerza un planteamiento visual del documental que tiende a ser demasiado estético. Pero los testimonios de estas personas que han renunciado a sus propias familias reflejan una sensación de soledad y de melancolía, revelando una realidad que tiene características específicamente japonesas. La renuncia a la identidad propia subraya la alienación de una sociedad enfocada en el trabajo y el rendimiento económico.
 

Democracy noir

Connie Field

Estados Unidos, Alemania, Dinamarca 2024 | F:Act Award | ☆☆


A partir de un encuentro casual hace una década en la Plaza de la Libertad de Budapest, la directora estadounidense se ha acercado a la realidad política de Hungría, pero con una mirada puesta en su propio país. Víktor Orbán, el actual primer ministro que se ha mantenido en el poder ininterrumpidamente desde 2010, con un mandato previo entre 1998 y 2002, ha mostrado abiertamente sus buenas relaciones con la extrema derecha norteamericana y su estrecha relación con Donald Trump, por un lado, y Vladimir Putin por otro. De manera que Democracy noir (Connie Field, 2024) se plantea como una proyección de la capacidad que tienen los gobernantes populistas para modificar las herramientas democráticas a su favor. En 2014, proclamó su intención de adoptar lo que llamó una "democracia iliberal" que se acercaba a formas de gobierno de países como China, Rusia o Singapur, modificando los distritos electorales a su favor, lo que le llevó a conseguir una holgada mayoría que le ha permitido legislar sin apenas oposición, cambiando la Constitución para crear un sistema político favorable. La película se centra en tres mujeres que muestran su oposición a un régimen autoritario pero amparado por las leyes que ha aprobado a lo largo de sus mandato: Niko Antal es una enfermera activista, cuya madre sin embargo se declara una ferviente defensora del primer ministro; la periodista Babett Oroszi viene publicando desde hace años reportajes sobre la realidad de Hungría; mientras que Timea Szabó es una política opositora que se ha enfrentado desde hace años en diferentes elecciones al partido Fidesz. Estos tres relatos individuales se enmarcan dentro de la descripción de una realidad política que es difícil de explicar, en la que se ha creado un sistema que impide que las herramientas democráticas tengan repercusión dentro de lo que cada vez más se ha convertido en una autocracia: control de la mayor parte de los medios de comunicación, sistema clientelar, mordaza a las universidades... 

Connie Field ha analizado a lo largo de su carrera diferentes acontecimientos históricos relacionados con la política, siendo nominada al Oscar por su documental Freedom on my mind (Connie Field, Marilyn Mulford, 1994) en el que ofrecía una crónica del registro de votación para mujeres en Mississippi en los años sesenta. En su aclamada serie formada por siete largometrajes Have you heard from Johannesburgo (2010) reflejaba la lucha de tres generaciones por acabar con el apartheid en Sudáfrica. Y en esta ocasión se plantea la contradictoria situación que se produce por el hecho de que un país sometido a la autocracia no solo forme parte de la Unión Europea sino que el reparto de fondos económicos procedentes de esta comunidad se ha convertido en el principal recurso que ha utilizado para desarrollar su política populista. Si bien la mayor parte de la película transcurre en Budapest, hay una mirada hacia las zonas rurales que se han convertido en el mayor apoyo de Víktor Orbán a lo largo de sus diferentes mandatos, señalando que la ausencia de un campaña constante de la oposición fuera de la capital también ha influido en su incapacidad para ofrecer una respuesta contundente en las elecciones. La periodista Babett Oroszi indica que ella misma votó al partido de Víktor Orbán en 2010: "Había un partido pseudo-nazi por un lado, y por el otro lado estaba la corrupción de los socialistas, así que la única alternativa era Fidesz". En las elecciones de 2022, había esperanza de alcanzar un buen resultado gracias al joven político Péter Márki-Zay, elegido por la oposición. Los medios de comunicación controlados por el gobierno iniciaron una intensa campaña de descrédito en la que también Timea Szabó fue acusada de ser una espía de la CIA. Hungría es el país de Europa del Este que más dinero ha recibido de la UE, lo que se ha concretado en campañas de Fidesz en el mundo rural que le han permitido mantener el liderazgo en un país en el que los políticos son percibidos como corruptos. La congelación de los fondos que aporta la Unión Europea en diciembre de 2022 puso en aprietos al gobierno de Orbán, aunque el año pasado se liberó esta ayuda debido a las amenazas del gobierno húngaro de bloquear la adhesión de Ucrania. Un papel importante dentro del panorama europeo, a pesar de políticas que están en contra del posicionamiento de la UE: la construcción de un muro fronterizo durante la crisis de los refugiados, la prohibición de materiales educativos que considera que promueven la homosexualidad o su posicionamiento cercano a Rusia en la invasión de Ucrania. Lo que dibuja un panorama desalentador que Timea Szabó describe con pesimismo: "No creo que los partidos actuales vayan a cambiar esta situación", después de la última derrota electoral de la oposición en 2022. Democracy noir es un documental urgente sobre una paradoja política en el seno de Europa: cómo la Unión Europea ha contribuido al desarrollo del autoritarismo en un país como Hungría. 

Can't feel nothing

David Borenstein

Dinamarca 2024 | F:Act Award | ☆☆


En una sección de esta película podemos ver a la dominatrix Mistress Harley ejercer como "tech dom", una forma de dominación a distancia en la que los sumisos se someten a una vigilancia 24/7 a través de cámaras colocadas en sus apartamentos. Uno de ellos afirma que tiene tantas cámaras como habitaciones, lo que permite que no pueda disponer de un solo espacio de intimidad, observado siempre por su ama, quien vigila a sus sumisos a través del móvil y puede comunicarse con ellos en cualquier momento. Se trata de un tipo de dominación emocional extrema, aceptada por ambas partes, pero el director David Borenstein, que se confiesa un zombi de las pantallas, se pregunta si no estamos sometidos todos a un control emocional parecido, y si en cierta manera hay algo en la naturaleza humana que nos hace querer ser controlados. El terapeuta danés Morten Fenger, que estudia la patología de internet y la digitalización, afirma que hemos creado "un mundo artificial que tiene sentimientos artificiales que nos hacen sentir vacíos". A través de un recorrido por diferentes partes del mundo, Can't feel nothing (David Borenstein, 2024) explora una diversidad de emociones que son desarrolladas a través de una herramienta de comunicación como internet, pero demuestra las posibilidades de manipulación de las emociones en la que se ha convertido la tecnología. El psicólogo B.F. Skinner realizó en los años cuarenta y cincuenta un trabajo pionero en psicología experimental, del que surgió la llamada caja de Skinner que dio lugar a experimentos muy conocidos como el de "la superstición de la paloma". El profesor desarrolló el llamado conductismo radical, una filosofía en torno al comportamiento que defendía como aplicable a la educación de los niños, y que se ha desarrollado posteriormente a través de la tecnología del comportamiento. En Estados Unidos, una agente de perros influencer trabaja con un experto en "computación afectiva" para estudiar qué perros provocan reacciones más emocionales en los humanos. A través de una sucesión de ejemplos, el director ofrece una visión sobre la manipulación y la provocación de las emociones. 

En Estados Unidos, un joven que trabaja en un videoclub dedica su tiempo libre a ejercer como troll, escribiendo comentarios en redes sociales que tienen como único objetivo molestar a los usuarios; en China, una empresa transmite sesiones livestream las 24 horas buscando a las estrellas efímeras de internet, generalmente jóvenes que reciben donaciones mientras están en directo. Esta empresa también ofrece formación sobre la manera de detectar a los usuarios que gastan más dinero y descartar a aquellos que solo quieren hablar. Macedonia se muestra como la capital de las fake news: "Es más fácil manipular a sectores apasionados como los seguidores de Donald Trump o las feministas", dice uno de los responsables de este tipo de noticias falsas, mientras que en California una anciana comparte algunas de estas fake news, especialmente aquellas que se refieren a que las estelas de los aviones en realidad son productos químicos que controlan nuestros cerebro. El miedo, la ira, la alegría, el deseo... son algunas de las emociones que explora la película. Pero aunque no profundiza demasiado en los personajes, algunos de ellos transmiten una sensación de soledad y de desesperación: una de las estrellas de internet en China recibe la reprimenda de su agente porque no se compromete lo suficiente, la madre de un joven que se somete a pruebas de castigo para recibir donaciones le muestra su deseo de que abandone esa práctica, y un hombre que ofrece asesoramiento a quienes aspiran a ser influencers se derrumba emocionalmente cuando le preguntan sobre su futuro. Al margen de los ejemplos concretos que se muestran en Can't feel nothing, que a veces parece detenerse demasiado en la naturaleza anecdótica de las acciones de sus protagonistas, como una simple recopilación de rarezas, la película habla de una sociedad que se somete voluntariamente a la manipulación emocional, encontrando en internet la herramienta perfecta para llevar a cabo este control de manera anónima. Y aunque utiliza un tono ligero que introduce elementos humorísticos, dibuja un panorama algo desalentador sobre cómo nos hemos sometido a la inducción constante de nuestras emociones. Un tiktoker ruso que promueve sentimientos patrióticos a través de la red social, utilizando a niños para generar propaganda política, confiesa que no permite que su hijo tenga acceso a los móviles: "Intento mantenerle alejado de eso, porque quiero que mis hijos sean capaces de pensar por sí mismos". 


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