15 noviembre, 2022

Las series españolas de 2022: Parte 7

Comentábamos en nuestro post dedicado a las Series españolas de 2022: Parte 6, que el audiovisual español se enfrentaba a un reto importante con la mayor presencia de las plataformas multinacionales. Y, sea como consecuencia de esta transformación o como relevo generacional, la noticia más relevante de estas últimas semanas ha sido la salida del Consejero Delegado de Telecinco, Paolo Vasile, uno de los nombres fundamentales en el desarrollo de la televisión en España hasta que la digitalización ha acabado dejando a la televisión lineal en una posición complicada. El periódico El Mundo adelantaba la noticia, obligando a Paolo Vasile a aclarar que no se trataba de un despido por los malos resultados de Telecinco, sino de una salida voluntaria planeada desde 2019. Y aunque El Mundo posteriormente ha negado que en su artículo se hiciera mención a un despido, el titular era bastante claro: "Mediaset prescinde de Vasile como CEO en plena caída de las audiencias de Telecinco" (El Mundo, 17/10/2022). Paolo Vasile apostó por la ficción en sus primeros años de liderazgo, desde que ocupó su puesto en 1998, arropado por Silvio Berlusconi. Y de esta etapa surgieron algunas de las series más relevantes de la televisión en abierto: Periodistas (1998-2002), Siete vidas (1999-2006), Hospital Central (2000-2012), y sobre todo Los Serrano (2003-2008), Aída (2005-2014) y La que se avecina (2007-), pero asimismo otras series fueron maltratadas, como Vientos de agua (2006), una producción de Juan José Campanella con un presupuesto de 8 millones de euros, que acabó relegando a franjas horarias imposibles. Paolo Vasile también ha sido el padre de la telebasura, la proliferación de telerrealidad (de la que últimamente también se están alimentando las plataformas digitales) y de la retroalimentación de su propio contenido que convertía a sus profesionales en personajes de la prensa rosa. La fórmula funcionó bien hasta que la pandemia del coronavirus atrajo a los espectadores a otro tipo de formatos, y desde hace un año Telecinco ha dejado de ser líder de audiencia, siempre detrás de Atresmedia, que ha liderado sobre todo tras conseguir formatos exitosos de Telecinco como los concursos Pasapalabra (2000-) y La Voz (2012-). Las primeras consecuencias de este fracaso de la telerrealidad ha provocado algunos movimientos desesperados el de incluir en el horario de la tarde la telenovela colombiana Café con aroma de mujer (Netflix, 2021-), que a los dos días ya fue retirada por su escasa audiencia pero cuya publicidad gratuita ha servido para que escale posiciones entre las series más vistas de Netflix.

Estamos ante un relevo generacional profundo en la televisión tradicional que también se ha producido en la competencia, con el relevo de Silvio González, Consejero Delegado de Antena 3 desde el año 2003. Por tanto, los cambios a los que se enfrenta el audiovisual español estarán en manos de nuevos gestores que se adapten a las necesidades actuales, aunque Atresmedia ha hecho un esfuerzo importante en promover y consolidar su oferta digital, frente a una Telecinco que se apoya en Prime Video como soporte de promoción y distribución de sus producciones. Mientras, RTVE sigue tratando de sobrellevar una profunda crisis cuya renovación, encabezada ahora por la presidenta interina Elena Sánchez, apuesta por el regreso de nombres consolidados pero que no parecen aportar nuevos aires, como José Mota y Julia Otero, y prácticamente renuncia a la producción propia de ficción, siendo la muestra más palpable la cancelación de su serie insignia Cuéntame cómo pasó (TVE, 2011-2023), cuya temporada 23 aún sin rodar será la última, y la confirmación definitiva de la no renovación de El Ministerio del tiempo (RTVE, 2015-2020), con los guiones de la temporada 5 terminados desde hace un año, pero que no ha conseguido luz verde, según confirmaba hace unos días su creador Javier Olivares. El caos en el que está inmersa la televisión pública ha provocado decisiones incomprensibles de programación, como la del estreno el pasado miércoles de la irregular miniserie Sin límites (RTVE/Prime Video, 2022), una apuesta de 20 millones de euros por la ficción sobre la aventura de Magallanes, cuyos seis episodios se ofrecen en solo dos noches: el miércoles 9 de noviembre los tres primeros, y el miércoles 16 de noviembre los tres últimos. Una programación que maltrata la serie y que ha tenido el resultado esperado: un escaso 5,8% de audiencia (poco más de 500.000 espectadores). 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series mencionadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.   

La nueva serie documental de Movistar+, tras producciones de éxito como El Palmar de Troya (Movistar+, 2020), Lola (Movistar+, 2021) y Locomia (Movistar+, 2022) tiene en común con aquellas que utiliza una historia concreta para analizar la evolución de la sociedad española. Cuando en 1966 los periódicos incluían la noticia de un avistamiento ovni en el barrio madrileño de Aluche, pocos podían imaginar que éste iba a ser el inicio de una de las mayores estafas en la historia de la ufología en España. A partir de entonces, comenzaron a llegar una serie de cartas supuestamente redactadas por los habitantes de un planeta llamado UMMO, que formarían parte de las noticias y reportajes de los medios de comunicación durante años, incluso más allá de nuestro país. Y aunque puede parecernos extraño que se creyera que la comunicación de unos extraterrestres se producía por mecanografía, utilizando a un ser humano porque ellos tenían las yemas de los dedos muy sensibles, se trataba de una noticia nueva y diferente en su época. El caso UMMO se mantuvo en auge durante varias décadas, hasta que sobre todo en los años ochenta una nueva generación de investigadores y periodistas del misterio empezaron a poner en duda todo lo que rodeaba a estas comunicaciones. Y en 1993 José Luis Jordán Peña, quien supuestamente había sido testigo del avistamiento de Aluche, confesó en una entrevista que todo había sido un fraude, y que él fue el creador del logotipo de los ummitas y había redactado parte de esas cartas. Sin embargo su confesión estuvo rodeada de dudas e incluso mencionaba que había tenido contacto con agentes extranjeros, por lo que todavía hay personas que siguen creyendo que aquella confesión fue una mentira, y que UMMO existe, como Gema Lozano, una de las entrevistadas, o el escritor Juan José Benítez. UMMO. La España alienígena (Movistar+, 2022) es una docuserie de La Cima Entertainment, productora de la película El año del descubrimiento (Luis López Carrasco, 2020), que analiza la trayectoria de este fraude contextualizándolo dentro de una España que todavía se encontraba bajo la dictadura pero que tenía aspiraciones a formar parte de un entorno internacional con cierto aperturismo. "En España no hemos tenido un caso Roswell, pero sí tenemos el caso Ummo", afirma Nacho Vigalondo, director de cine entrevistado. 

Ummo. La España alienígena

Miniserie documental | Movistar+ | ★★★ 

Escrita y dirigida por Laura Pousa, Javier Olivera

Nacho Vigalondo es el director de la nueva versión de La alarma (Narciso Ibáñez serrador, 1966), uno de los episodios de Historias para no dormir (TVE, 1966-1982) que trataba sobre la posibilidad de que unos extraterrestres invadieran nuestro planeta, y que se estrenó el mismo año del avistamiento de Aluche. Al margen de una rocambolesca historia que acabó con algunos efectos dramáticos conforme la broma fue creciendo, lo interesante de la serie es la forma en que los directores Laura Pousa y Javier Olivera exploran las implicaciones que esta fantasía tuvo en una sociedad que aspiraba a ser diferente. Mientras que en Estados Unidos los alienígenas habían sido retratados como una amenaza, debido principalmente a la situación de Guerra Fría, en España quienes supuestamente habían visto a extraterrestres los describían como altos, rubios y con ojos claros, muy semejantes a la representación que se hacía en películas como El turismo es un gran invento (Pedro Lazaga, 1968) de las visitantes suecas a las que aspiraban los machos alfa españoles. A lo largo de la serie de tres episodios, especialmente en Fake (T1E2), se analiza cómo se construyó una especie de broma para intelectuales que finalmente acabó trascendiendo las reuniones de la asociación La Ballena Alegre, en las que se citaban ufólogos y escritores como Buero Vallejo, para convertirse en un fenómeno público, especialmente debido a la atención que le prestó Fernando Jiménez del Oso en su popular programa de televisión Más allá (TVE, 1976-1981). Nombres reconocidos como Antonio Ribera, considerado como el padre de la investigación ufológica, defendieron la existencia de UMMO e incluso él mismo acabó sufriendo una de sus más dramáticas consecuencias. La contextualización dentro de la sociedad de este fenómeno se produce en la serie a través de insertos de películas y programas de la época, que no siempre funcionan como contexto, y a veces parecen tener una simple función humorística. 

La puesta en escena de las entrevistas simula una especie de videoinstalación con retroproyecciones futuristas que ofrece una visión irónica, en línea con el tono de humor del libro Ummo. Lo increíble es la verdad (2018, Ed. Autsaider Cómics), escrito por el periodista Eduardo Bravo, que es el principal guía de la serie. De hecho, la idea de darle un contexto social al caso proviene del libro, que en su momento fue criticado por mezclar UMMO con temas de sectas, pederastia y sadomasoquismo que para algunos solo tenían una relación anecdótica. La serie dedica el último episodio, Desmontando a Jordán Peña (T1E3) a repasar la trayectoria de José Luis Jordán Peña, el autor principal del fraude, precisamente mencionando su etapa dentro de la parapsicología, que utilizó para someter sexualmente a algunas mujeres que formaron parte de una especie de secta. Su hija, Maite Jordán, es una de las más críticas con respecto a su padre, pero al mismo tiempo la serie no parece demasiado interesada en ofrecer otros puntos de vista. El otro hijo de Jordán Peña, José Luis Jordán Moreno, que sí defiende la existencia de los ummitas, ha acusado a los productores de no querer entrevistarlo, aunque también es cierto que exige el pago de derechos de autor como heredero de una historia de la que, sea cierta o no, afirma que su padre fue el autor principal. La serie parece menos interesada en profundizar de una forma serie en la historia, con la ausencia de investigadores como Juan José Benítez, al que se nombra constantemente como uno de los defensores de UMMO, y con la escasa participación que se le da a José Juan Montejo, el único de todos los entrevistados que ha investigado sobre el tema desde los años ochenta y al que dentro del mundo ufológico se considera un auténtico experto en la materia. UMMO. La España alienígena funciona mejor cuando coloca esta crónica sobre una estafa en el contexto de la sociedad española, aunque le hubiera beneficiado un tono menos desenfadado para llegar a ser mucho más certera en un análisis que no explica por qué todavía hay una cierta ambigüedad en los espacios sobre ufología que parecen aspirar a mantener el caso abierto. "Creo que los ufólogos y/o periodistas del misterio", concluye Nacho Vigalondo, "echan de menos aquella época, que para ellos fue una edad de oro, en la que los ovnis podían aparecer en cualquier periódico". 

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Filmin celebraba hace unas semanas su 15 aniversario, reforzando su apuesta por la producción de series, que se inició el año pasado con el estreno de Doctor Portuondo (Filmin, 2021), una propuesta de comedia absurda que no conseguía trascender su propio concepto de adaptación de un universo literario que, trasladado a la pantalla, resultaba menos convincente. Durante este mes de noviembre la plataforma presenta la serie Sicília sense morts (IB3/Filmin, 2022), una coproducción con la televisión autonómica balear que adopta un inusual formato semanal al haberse estrenado de forma simultánea con sus emisiones semanales en IB3. Se trata de un thriller político sobre corrupción en el gobierno de las Islas Baleares que tiene referentes claros en la estupenda Crematorio (Movistar+, 2011), pero que, por los cuatro episodios emitidos, resulta demasiado floja en su contenido y demasiado sosa en su desarrollo. Su última coproducción es Autodefensa (Filmin, 2022), cuyos cinco primeros episodios se presentaron la semana pasada en el Festival de Sevilla y que tiene previsto su estreno el 29 de noviembre. Aunque no es habitual que comentemos series sin visionar las temporadas completas, merece la pena acercarse a ella porque es una de las mejores propuestas que ha ofrecido el audiovisual español en un año especialmente decepcionante. El proyecto surge de la colaboración entre Miguel Ángel Blanca (1982, Sabadell), director de esa rareza en formato docuficción que era Magaluf Ghost Town (2021) y las guionistas y actrices principales Berta Prieto y Belén Barenys, prima pequeña y corista de Rigoberta Bandini. 

© Kiko Piñol

Autodefensa

Temporada 1 | Filmin | ★★★★ 

Creada por Berta prieto, Belén Barenys, Miguel Ángel Blanca

Dirigida por Miguel Ángel Blanca

Ambas representan a una generación que vivió el confinamiento con una angustia que, al terminar la pandemia, se transformó en una especie de catarsis festiva. Cuando Miguel Ángel Blanca vio una de las publicaciones que realizaron en su cuenta de instagram, en la que divagaban sobre la edad del pavo y la juventud, vio el potencial de una posible autoficción que ellas mismas protagonizaran en la que trataran precisamente temas como las frustraciones de la Generación Z a través de conversaciones en torno a la vida. Autodefensa se convirtió en una serie de diez episodios de entre 10 y 20 minutos en la que dos amigas comparten sus experiencias y se cuestionan constantemente sobre el sexo, el sentido del feminismo, el amor-odio hacia los hombres, o la propia idea de ser jóvenes. En su forma narrativa, la serie juega a la provocación a través de diálogos que pretenden ser realistas, que están siempre en el límite de lo chabacano, pero que las dos actrices expresan con una naturalidad desbordante, con una capacidad para adoptar a sus personajes de ficción sin dejar de ser ellas mismas, y que no tienen miedo de resultar bordes o impertinentes. Como en el episodio Brilla brillante (T1E5), en el que se proponen dejar de ser tan jaraneras y estabilizar sus vidas ("Una tortillita, tranquilitas, estamos en un camino, en un proceso..."), adoptando la fórmula de una oración religiosa, que los padres de Belén le habían inculcado: dar gracias, pedir perdón y pedir alguna cosa. Pero cuando comienzan a llamar a las personas a las que piensan que han hecho daño, digamos que la manera de disculparse no es la más adecuada. 

Autodefensa se construye principalmente en torno a las protagonistas, y se alimenta de la actitud desenfadada de las dos actrices, que muchas veces parecen improvisar sobre diálogos más o menos elaborados. Pero resulta interesante por el trasfondo de las situaciones, como en Sentirse deseada (T1E1), donde se reflexiona con mucho sarcasmo sobre ese nuevo tipo de hombre que siempre está temeroso de ofender a las mujeres, que se siente debilitado ante la confianza de ellas, y que se desmorona cuando piensa que ha traspasado los límites cuando el deseo no conduce necesariamente hacia la consumación del sexo. Mientras que Fantasía (T1E2) habla sobre una relación que mantiene Belén con un hombre mayor, Juan Gallardón (Carlos Benito) que podría ser el autor de unos cuentos que leía cuando era pequeña. La aparente superficialidad de los diálogos esconde sin embargo lecturas a veces inquietantes sobre la juventud en relación con la sociedad que la rodea, y va construyendo a los personajes de forma gradual. Belén está marcada por la educación religiosa que le impartieron sus padres, e incluso fue a un colegio de monjas, lo que explica su necesidad de desenfreno constante. Pero es Ansiedad (T1E3) el episodio más claro sobre las frustraciones de una juventud que no tiene claro su futuro: "A mí ser una pringada ahora me da igual, porque el presente pasa rápido, pero el futuro hay que rellenarlo", dice Berta. Y es cuando nos damos cuenta de que Autodefensa no es solo una comedia juvenil sobre dos chicas descocadas, sino una interesante reflexión sobre ser joven sin tener las defensas necesarias para afrontar la madurez. 

Quizás una de las flaquezas de la serie, al menos a lo largo de la primera mitad que Filmin ha presentado, es que no hay un arco narrativo claro para las dos protagonistas, que los episodios parecen fragmentos que abordan diferentes tipos de preocupaciones pero no terminan de hacer evolucionar a los personajes. Y eso es lo que evita que sea tan precisa y redonda como Cardo (ATRESplayer, 2021-), por ejemplo, que hablaba también del vértigo generacional, pero que sabía construir mejor la evolución de su protagonista María (Ana Rujas). Como director, Miguel Ángel Blanca elabora cada episodio con un estilo visual diferente, lo que no solo aporta variedad a la puesta en escena, especialmente lograda en esa mezcla de documental y ficción que vemos en Ansiedad (T1E3), sino que también define desde el punto de vista visual la propia heterogeneidad de los personajes. Autodefensa, en sus cinco primeros episodios, se revela como una de las mejores series españolas del año, que esconde bajo una apariencia intrascendente una profunda reflexión sobre las inquietudes de tener veinte años. 

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Cuando Carmen Mola ganó el Premio Planeta 2021 por La bestia (2022, Ed. Planeta), una novela ambientada en el Madrid de 1834 durante una epidemia de cólera, que ha alcanzado ya los 800.000 lectores, se dio a conocer también a los verdaderos autores que estaban detrás de este seudónimo, tres escritores madrileños que firmaban con este nombre femenino. Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero despertaron entonces la controversia por utilizar un seudónimo de mujer, provocando que algunas librerías especializadas en literatura femenina retiraran los libros de sus estanterías y también se hablara de una estrategia de marketing por parte de la editorial Planeta. Carmen Mola ya era conocida por la serie de novelas policíacas protagonizadas por Elena Blanco, una veterana inspectora de unos cincuenta años que es el personaje principal de La novia gitana (2018, Ed. Alfaguara Negra), La red púrpura (2019, Ed. Debolsillo), La nena (2020, E. Debolsillo) y de la recientemente publicada Las madres (2022, Ed. Alfaguara). La adaptación de La novia gitana (ATRESplayer, 2022) no tardaría en llegar a través de Atresmedia, que pertenece al Grupo Planeta, con la intención de seguir llevando la tetralogía a la pantalla, confirmada ya la adaptación de La red púrpura (ATRESplayer, 2023), el segundo libro de la serie, también dirigida por Paco Cabezas. 

La novia gitana

Temporada 1 | AtresPLAYER Premium | ★☆☆ 

Escrita por Santos Mercero, Jorge Díaz, José Rodríguez, Susana Martín Gijón

Dirigida por Paco Cabezas

La historia contada en La novia gitana es una truculenta investigación sobre el asesinato de dos hermanas gitanas con una diferencia de siete años entre ambos. Aunque al supuesto asesino de la primera, Miguel Vistas (Darío Grandinetti) se le condenó a prisión, la aparición del nuevo cadáver con el mismo ritual que el anterior hace sospechar que se encarceló a un inocente. Con una calidad literaria bastante dudosa y situaciones totalmente absurdas, la novela se convirtió en un éxito, y su adaptación como serie trata de ser fiel a la trama original, pero introduce bastantes cambios en los personajes principales. Elena Blanco (Nerea Barros) es mucho más joven y su relación con el policía Zárate (Ignacio Montes) también es diferente. La representación del resto de miembros de la BAC, un cuerpo especial dedicado a investigar casos difíciles, no es del todo acertada, aunque en general cumple con las características de los personajes del libro, en especial Orduño (un Vicente Romero cómodo en este tipo de papeles). En el guión ha participado Jorge Díaz, uno de los tres escritores de la novela, y Santos Mercero, guionista de televisión y hermano de Antonio Mercero, otro de los autores originales. Ambos son hijos del conocido director Antonio Mercero. La novia gitana está producida por Diagonal TV, que pertenece al Grupo Endemol, y VIS (ViacomCBS International Studios), que ha firmado acuerdos con productoras españolas destacadas como El Deseo, de Agustín Almodóvar o Morena Films, de Álvaro Longoria. 

Pero, al margen de algunos desequilibrios en la historia, pierde fuerza en el desarrollo de los acontecimientos, el principal problema de La novia gitana es su puesta en escena. Paco Cabezas, que alterna su trabajo en series norteamericanas como la fallida Penny Dreadful: City of angels (Showtime, 2020) o la última temporada de The Umbrella Academy (Netflix, 2019-2023) con películas españolas como Adiós (Paco Cabezas, 2019) parece estar mirando constantemente de reojo a oscuras propuestas cinematográficas como El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991) o Se7en (David Fincher, 1995) pero para construir una mala copia, una especie de versión de mercadillo que se obsesiona tanto con crear una atmósfera oscura que se olvida de desarrollar unos personajes planos y de darle algo de ritmo a la historia. Los protagonistas hablan en susurro, como si eso implicara cierta trascendencia a sus palabras, y la compositora Zeltia Montes, posiblemente por indicación del director, elabora una mala imitación del estilo de Howard Shore para las bandas sonoras de aquellas dos películas. Nerea Barros no es una buena Elena Blanco, y el trauma por la pérdida de su hijo pierde consistencia, mientras que Darío Grandinetti es totalmente inverosímil como Miguel Vistas. Ahora que en las producciones norteamericanas se replantean la representación racial en películas y series, podría ser interesante que el audiovisual español reflexionara también sobre la representación estereotipada de los gitanos. La serie no hace ningún esfuerzo por actualizar esta imagen, incluso elimina buena parte de la presencia de Sonia (Mónica Estarreado), la madre de las jóvenes asesinadas, que en la novela era el único personaje gitano que se salía del estereotipo y que establecía una interesante relación con Elena. Estas decisiones perjudican a una adaptación que pierde la oportunidad de construir una buena historia policíaca, aunque la novela original tampoco estaba especialmente inspirada.

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Resulta difícil entender cuál es el atractivo que se encuentra en un proyecto como Si lo hubiera sabido (Netflix, 2022), por el que la plataforma ha apostado a pesar de las dificultades que ha tenido su producción. Es cierto que el prestigio de su creadora, la guionista Ece Yörenç (1962, Turquía), es ya un elemento de interés. Tras conseguir un notable éxito en su país con la telenovela The fall of leaves (Kanal D, 2006-2010) y otros dramas seriales como Amor prohibido (ATRESplayer, 2008-2010) y sobre todo ¿Qué culpa tiene Fatmagül? (ATRESplayer, 2010-2012), en la que está basada la producción española Alba (Netflix, 2021), sus guiones fueron los primeros que se licenciaron para televisiones de todo el mundo, iniciando el buen momento de la ficción turca a nivel internacional. La propia plataforma Netflix ha apostado por la producción de series en Turquía a través de una docena de proyectos que se pusieron en marcha antes de la pandemia, entre los que se encontraba la historia original de Si lo hubiera sabido. Pero cuando había iniciado su rodaje, en el mes de julio de 2020, Netflix recibió la negativa de las autoridades para continuar hasta que no se efectuaran cambios en el guión, que sobre todo afectaban a la existencia de un personaje secundario homosexual. La censura turca prohíbe que estén representados el alcoholismo, la homosexualidad y la infidelidad (principalmente la femenina), aunque una de las series más populares es Infiel (Kanal D, 2020-2022), a la que el Consejo Supremo de Radio y Televisión le impuso una multa por normalizar las relaciones extramatrimoniales. Netflix anunció la cancelación del rodaje, aunque siguió con el resto de sus producciones que parecían encajar en la representación machista y heteronormativa de la producción audiovisual turca, y decidió finalmente que la serie fuera producida en España, adaptando el guión y por supuesto manteniendo a la pareja homosexual, aunque ciertamente con un tratamiento algo simplista. 

Si lo hubiera sabido

Temporada 1 | Netflix | ★☆☆ 

Creada por Ece Yörenç | Adaptación de Inma Correa

Dirigida por Liliana Bocanegra, Humberto Miró, Sasha Politoff


El guión de Si lo hubiera sabido ha sido adaptado por Irma Correa, que debuta como guionista en una serie de alto perfil, mientras que la dirección ha recaído en la colombiana Liliana Bocanegra, más conocida por dirigir La reina del flow (Netflix, 2018-2021) y por el sevillano Humberto Miró, productor y director de Acacias 38 (TVE, 2015-2021) y Alba (Netflix, 2021). En realidad, la historia es bastante básica, protagonizada por Emma (Megan Montaner), una mujer que está insatisfecha con las decisiones que ha tomado a lo largo de su vida, especialmente la de aceptar contraer matrimonio con Nando (Miquel Fernández), y que una noche en la que se produce un eclipse denominado "luna de sangre" en el que la luna adquiere un aspecto rojizo (el pasado 8 de noviembre se pudo ver la última luna de sangre de este año), sufre un retroceso al año 2008 que le permite una segunda oportunidad antes de decidir si quiere seguir con la vida que ha tenido o prefiere tomar otro tipo de decisiones. Aunque la trama es previsible y simplista, el principal problema de la serie está en un guión que no sabe sacar partido de las situaciones y unos actores mal dirigidos que no encuentran el tono justo de comicidad, en especial Megan Montaner que asume todo el protagonismo sin que nadie equilibre su tendencia cómico-histriónica. Incluso está mal utilizado, o más bien usado de forma perezosa, el punto de vista narrativo, teniendo en cuenta la explicación que se ofrece en el desenlace del episodio Regreso al futuro (T1E8), porque hay situaciones en las que Emma no está presente y por tanto la perspectiva de la serie flaquea. Es atractiva la puesta en escena de una serie que se beneficia de la luminosidad de Sevilla, pero incluso en este sentido no evita la postal turística y la fotografía de Antonio González Méndez resulta plana, con una textura muy de telenovela. Tirando de tópicos y de un sentido del humor muy elemental, Si lo hubiera sabido reflexiona sobre las segundas oportunidades y la importancia de tomar algunas decisiones que pueden condicionar nuestras vidas, pero lo hace con una insignificancia bastante preocupante. Consciente de su condición de producto irrelevante, sorprende que la representación de los personajes homosexuales que provocaron la censura en Turquía sea tan tópica porque, aunque parte de la historia se desarrolla en 2008, en España ya se había aprobado la ley del matrimonio homosexual tres años antes. Carente de recursos narrativos efectivos, Si lo hubiera sabido es de una simpleza asombrosa.

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Aunque muchas de las referencias a El inmortal (Movistar+, 2022-) mencionan series como Narcos (Netflix, 2015-2017), lo cierto es que en España se han producido series relevantes relacionadas con el narcotráfico como la espléndida Fariña (Atresmedia, 2018), con la que la nueva producción de Movistar+ tiene evidentes parecidos. Si aquella se centraba en la red de tráfico de drogas encabezada por Sito Miñanco en la Galicia de los años 80, en esta ocasión nos traslada al Madrid de los años 90 y la banda Los Miami, con el personaje ficticio de José Antonio (Álex García) que se inspira en el que fuera líder del control de la venta de heroína y cocaína a lo largo de su extensa red de locales nocturnos en la capital de España. Creada por José Manuel Lorenzo, con guiones de David Moreno y Diego Sotelo, que fueron los guionistas de Fariñas, se dedica una especial atención al lenguaje de la calle en la época, para lo que se cuenta con la participación de Raúl López Matesanz en los diálogos, lo cual no resulta una mala decisión teniendo en cuenta que no pocas veces vemos series en las que no se da la suficiente importancia a la forma de hablar en una época o un lugar determinados, utilizándose expresiones o referencias anacrónicas. El episodio con el que comienza El inmortal, dirigido por David Ulloa, es espléndido, centrado en el nacimiento de un narcotraficante en circunstancias que siembran ya el que será su apodo principal, dada la suerte que le acompaña en situaciones comprometidas. Pero es la alta calidad de este episodio precisamente el que define por qué El inmortal es una serie fallida. 

El inmortal

Temporada 1 | Movistar+ | ★☆☆ 

Creada por José Manuel Lorenzo | Guión de David Moreno, Diego Sotelo, Raúl López Matesanz

Dirigida por David Ulloa, Rafa Montesinos

A partir de entonces, la historia parece estar haciendo equilibrios para centrarse en los trapicheos del mundo del narcotráfico o dedicarse a la vida familiar del protagonista, que sigue acudiendo a casa de su madre (Mariola Fuentes) mientras introduce en su organización a su hermano pequeño Sebas (Emilio Palacios), demasiado seducido por el consumo de cocaína. Al mismo tiempo, la serie parece tener una especial fascinación, que no consigue transmitir al espectador, por la relación de José Antonio con su novia pija Isabel (María Hervás), una relación "oficial" que le dará un bebé mientras sigue manteniendo contacto con su amante Maui (Claudia Pineda). Pero es la vida privada del protagonista la que menos interés provoca, ralentizando la acción constantemente, como si El inmortal renunciara a su condición de thriller para querer acercarse más a un drama. Mientras en Fariña las relaciones personales de Sito alimentaban la trama principal, aquí se convierten en parte central, dejando las actividades criminales en un segundo plano, lo cual no beneficia a la serie. Tampoco la construcción de personajes tópicos y superficiales como el comisario Corvarán (Francis Lorenzo), que protagoniza una de las escenas más ridículas de la serie cuando se encuentra en una cafetería junto a José Antonio en el episodio 5, lo que refleja una escritura endeble. 

Hay que decir, sin embargo, que El inmortal gana en las interpretaciones secundarias, desde el muy acertado Emilio Palacios que saca partido de su personaje Sebas en los episodios en los que adquiere mayor protagonismo, pasando por María Hervás, que demuestra que no solo sabe interpretar personajes de comedia histriónicos como en El pueblo (Prime Video, 2019-), e incluso está especialmente inspirado el modelo Jon Kortajarena, que interpreta a un presentador de televisión cuya adicción a las drogas le acaba introduciendo en un pozo sin fondo (claramente inspirado en un conocido presentador de programas del corazón en los años 90). Aunque pretende tener una estética visualmente cuidada, y consigue una recreación de la época eficaz a través sobre todo de las referencias musicales, no brilla especialmente el trabajo de dirección de David Ulloa y Rafa Montesinos, ninguno especialmente dotado para el thriller, aunque hayan dirigido series como La caza. Tramuntana (RTVE, 2021) o Desaparecidos (Prime Video, 2020-), y las pocas secuencias de acción que tiene la serie están habitualmente mal resueltas, carentes de tensión y de contundencia. El inmortal quiere ser lo que finalmente no consigue, una mirada al mundo del narcotráfico diferente, porque su manera de entender este concepto es el de contar partes de la historia que no interesan a nadie. 

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Casi por sorpresa, la temporada 3 de Desaparecidos (Prime Video, 2020-) se ha estrenado en streaming solo unos meses después del estreno de la temporada 2 el pasado mes de mayo, aunque ambas fueron rodadas de forma continuada. Aquella emisión antes del verano coincidió con la incorporación de la primera temporada a la transmisión lineal en Telecinco, que se estrenó con un aceptable 12% de audiencia pero fue decreciendo hasta su mínimo del 8%, hasta que la cadena la relegó al late night, pasadas las 12 de la noche. Así que Desaparecidos se ha convertido en una de esas series de Mediaset que transforma las ventanas de emisión: establece como primera ventana el acuerdo con Prime Video y como segunda ventana el formato lineal. Recordemos que la serie se inició con la productora Plano a Plano pero a partir de la segunda temporada Paolo Vasile transfirió la producción a Unicorn Content, la empresa creada en 2017 por Ana Rosa Quintana y Xelo Montesinos, la ex-directora general de Cuarzo Producciones. La tercera temporada es continuista con respecto a la anterior, con Ignacio del Moral como coordinador de guiones. El veterano guionista trabajó durante muchos años en la serie Cuéntame cómo pasó (TVE, 2001-2022) y ha escrito los guiones de películas como Los lunes al sol (Fernando León de Aranoa, 2022), La voz dormida (Benito Zambrano, 2011) o Las aventuras de Tadeo Jones (Enrique Gato, 2012), por la que ganó un Goya al Mejor Guión Adaptado, y ha colaborado recientemente en la película El universo de Óliver (Alexis Morante, 2022). Pero, como comentábamos en nuestra crónica anterior, Desaparecidos ha ido transformándose desde una serie policíaca, creada por Curro Royo sobre una idea de Patxi Amezcua y Jorge Guerricaechevarría, más enfocada a las investigaciones basadas en desapariciones reales, hacia un drama familiar en el que su carácter procedimental tiene un papel secundario. 

Desaparecidos

Temporada 3 | Prime Video | ★☆☆ 

Escrita por Mercedes Cruz Herrera, Jaime Palacios, Ignasi Rubio Jarque

Dirigida por José Ramón Ayerra, Rafa Montesinos, Fran Parra


Esta circunstancia se refuerza más en la tercera temporada, compuesta por ocho episodios de de una hora y cuarto de duración cada uno, que mantiene la trama horizontal de la desaparición del hijo de Carmen Fuentes (Elvira Mínguez) pero construye para cada uno de los investigadores diferentes subtramas familiares: la relación con sus hijas adolescentes de Sebas (Chani Martín), la convivencia con su nuera de Santiago Abad (Juan Echanove) o la convencional transformación del enfrentamiento personal en atracción física entre Sonia Ledesma (Michelle Calvó) y Rubén Ramallo (Édgar Vittorino). Aunque sus responsables tomaron la acertada decisión de desenfocar la historia de un personaje principal a una trama mucho más colectiva, lo que mejoró la segunda temporada porque Michelle Calvó y Édgar Vittorino son los actores más acartonados, la tendencia al melodrama familiar elimina la posibilidad de extraer elementos interesantes sobre las relaciones humanas a partir de las investigaciones. Incluso en este aspecto, que se mantiene de forma secundaria, hay una cierta tendenciosidad ideológica, en subtramas en las que se alerta sobre los peligros de la maternidad subrogada o sobre los abusos de las redes sociales. En vez de ser una serie que conecta con las problemáticas de la sociedad actual, parece querer distanciarse de ellas ofreciendo juicios de valor que son innecesarios y algo manipuladores. En la dirección de lo episodios se incorporan José Ramón Ayerra, que dirigió buena parte de SKAM España (Movistar+, 2018-2020), Fran Parra y Rafa Montesinos, que acaba de estrenar Los inmortales (Movistar+, 2022), más dotados para el drama que para las escenas de acción, que están rodadas con evidente falta de inspiración, especialmente en los episodios finales. Aunque no se ha anunciado oficialmente una cuarta temporada, Desaparecidos (Prime Video, 2020-) parece tener intención de continuidad, porque algunas tramas principales no se han cerrado del todo.
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El guionista mexicano Manolo Caro consiguió un éxito importante con La casa de las flores (Netflix, 2018-2020), una inteligente parodia de las telenovelas que también era un poco chabacana pero que en su primera temporada ofrecía una revisitación del concepto de culebrón con muchas influencias del universo de Pedro Almodóvar. En sus siguientes producciones tras un acuerdo de exclusividad con Netflix, se ha ido desvelando sin embargo más como un imitador de un estilo almodovariano entendido solo en lo superficial, que como un director con referentes claros, pero con ideas propias. En su última serie, Sagrada familia (Netflix, 2022) se marca un Madres paralelas (Pedro Almodóvar, 2021) abordando también la temática de las madres de alquiler y los niños robados, aunque sin el trasfondo histórico. Pero básicamente se apropia de la estética, el universo femenino e incluso las propias referencias musicales del director manchego, entre lo cañí y el homenaje al cine clásico, como una especie de falsificación china de un bolso de Gucci. La historia es tan básica como enrevesado su desarrollo, quizás para alargarla hasta los ocho episodios con una duración de entre 30 y 40 minutos, y está construida en torno a un grupo de mujeres que son madres, quieren ser madres o necesitan ser madres. Gloria (Najwa Nimri) es la nueva vecina de un barrio de alto nivel en el Madrid de finales de los noventa, donde hace amistad con Blanca (Macarena Gómez) y Caterina (Alba Flórez), que curiosamente también acaba de trasladarse con su bebé y su marido Germán (Álex García). Pero nada es lo que parece en esta historia, y mientras Gloria se presenta como la madre soltera de un bebé, en realidad está ocultando a sus dos hijos adolescentes.

Sagrada familia

Temporada 1 | Netflix | ★☆☆ 

Escrita por Manolo Caro, Gabriel Nuncio, María Miranda, Fernando Pérez

Dirigida por Manolo Caro


El guión trata de ser más complejo de lo habitual en las series de Manolo Caro, con la participación de su creador junto a Gabriel Nuncio, actor y guionista mexicano en otras de sus series como La casa de las flores (Netflix, 2018-2020) y Érase una vez... pero ya no (Netflix, 2022), pero sobre todo de veteranos escritores españoles como María Miranda, guionista de la última temporada de Estoy vivo (RTVE, 2017-) y Fernando Pérez, colaborador de Paco León en películas como Kiki, el amor se hace (Paco León, 2016) y la serie Arde Madrid (Movistar+, 2018-). Estas aportaciones le dan algo de consistencia al guión, pero no pueden evitar caer en la impostura de diálogos que pretenden ser sentenciosos pero son innecesariamente tópicos: "No tienes ni idea de lo que es capaz de hacer una madre por un hijo", dice Najwa Nimri tras cometer un acto violento en Aquel coche en llamas (T1E7). Aunque a veces acierta en retratos algo más sutiles como el del personaje de Miguel Ángel Solá, cuya presencia hace intuir que está relacionado con la dictadura militar argentina de los años ochenta, lo que establece un paralelismo entre las dictaduras y los niños robados tanto en Argentina como en España, o el retrato de las diferentes personalidades de las protagonistas a través de la descripción de sus entornos familiares. Aunque el elemento central de un sentido de sacralidad familiar que se representa a partir del trabajo como restauradora de Gloria, cuya profesión consiste en reconstruir, lo mismo que quiere hacer con una familia que está hecha añicos, resulta demasiado obvio. Sagrada familia es, posiblemente el proyecto más ambicioso narrativa y formalmente de Manolo Caro, pero tomando un camino que consiste más en la imitación que en la personalidad propia.

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Películas y series mencionadas: 

Autodefensa se estrena el 29 de noviembre en Filmin.

El año del descubrimiento y El universo de Óliver se pueden ver en Filmin.
El turismo es un gran invento se puede ver en FlixOlé. 
Magaluf Ghost Town se puede ver en Movistar+.
Adiós se puede ver en Prime Video. 
El silencio de los corderos se puede ver en Movistar+ y Prime Video. 
Se7en se puede ver en HBO Max y Movistar+.
Los lunes al sol se puede ver en Filmin, HBO Max, Movistar+ y Netflix. 
La voz dormida y Las aventuras de Tadeo Jones se pueden ver en HBO Max y Prime Video. 
Madres paralelas se puede ver en Netflix.
Kiki, el amor se hace se puede ver en Disney+ y Netflix. 



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