Los primeros meses de 2022 han ofrecido una amplia variedad de estrenos que prácticamente saturan los contenidos de las plataformas digitales. Es por tanto una tarea complicada destacar entre la numerosa lista de producciones aquellas que más interés tienen. Algunos estrenos como Furia (Filmin, 2021-), que llegó a España el 15 de febrero, La vuelta al mundo en 80 días (Movistar+, 2021-), el 25 de febrero o Countrymen (Filmin, 2021-), que llegó a la plataforma el 28 de febrero, ya los hemos comentado en anteriores crónicas y en algunos casos incluimos series que no se han estrenado todavía en nuestro país pero que llegarán próximamente, sobre todo cuando Paramount+ introduzca por fin su nueva plataforma Sky Showtime, que permita ponerse al día, por ejemplo, con las producciones de Taylor Sheridan. Hemos dejado para una próxima crónica que repasará de forma monográfica las recientes producciones nórdicas algunos estrenos destacados fuera de España, como las nuevas temporadas de Perni (Filmin, 2021-), Wisting (Filmin/Movistar+, 2019-) y El tiempo de la felicidad (Filmin, 2018-).
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Estación Once *****
HBO Max, 16 de diciembre-13 de enero
Creada por Patrick Somerville
Dirigida por Hiro Murai, Jeremy Podeswa, Helen Shaver, Lucy Tcherniak
HBO Max, 16 de diciembre-13 de enero
Creada por Patrick Somerville
Dirigida por Hiro Murai, Jeremy Podeswa, Helen Shaver, Lucy Tcherniak
En los últimos meses del pasado año ha habido dos acercamientos al género fantástico que trataban de utilizar una narrativa y un punto de vista diferentes. Invasión (Apple tv+, 2021-) fracasó en su intento de construir una invasión extraterrestre desde una mirada más íntima, más personal en torno a personajes cuyas historias vitales se cruzan con la catástrofe mundial. Más acertada es la visión postapocalíptica de Estación Once (HBO Max, 2021), que adapta la novela de Emily St. John Mandel Estación Once (2014, Ed. Kailas) mostrando de forma fragmentada la supervivencia a lo largo de 20 años después de que un virus acabara con el 99% de la población. Premonitoria en cuanto a la pandemia, ya que los episodios Wheel of fire (T1E1) y Hurricane (T1E3) se rodaron en enero y febrero de 2020 antes de que la producción tuviera que interrumpirse, la serie se centra en un grupo de actores que forman la compañía Travelling Symphony, que interpreta obras de William Shakespeare para tratar de preservar el arte como una forma de subsistencia de la condición humana. Es curioso que Invasión a veces parece notablemente influida por The leftovers (HBO, 2014-2017), pero es Patrick Somerville, el creador de Estación Once, quien proviene de colaborar en los guiones con Damon Lindelof. En una entrevista en la revista Rolling Stone comentaba que utilizó en el desarrollo de su serie la "escuela de giros" de Damon Lindelof: "La gente no quiere giros. Lo que quiere es que se le diga cuatro veces que un personaje viene, y que al final venga. No se trata de provocar la sorpresa, sino la esperanza".
También se pueden ver algunas huellas de The leftovers en esta serie, pero la mirada es menos trágica, mucho más esperanzadora. Reivindica el arte, principalmente el teatro, como la representación primigenia del ser humano, y es éste, a través de una novela gráfica titulada precisamente "Estación Once", escrita por Miranda Carroll (Danielle Deadwyller), a la que se dedica el episodio de título shakesperiano Rosencrantz and Guildenstern aren't dead (T1E4), el que funciona como catalizador de los personajes principales. Especialmente de Kirsten (Matilda Lawler), a la que el virus acabó haciéndola compañera de Jeevan (Himesh Patel) y Frank (Nabhaan Rizwan) en un apartamento, y que descubre una especial conexión con el cómic. 20 años más tarde, Kirsten adulta (Mackenzie Davis) forma parte de la compañía Travelling Symphony y sigue obsesionada con esa novela gráfica. Utilizando una narración fragmentada que, al contrario de lo que ocurre en otras series, es necesaria para que los espacios temporales, el Año Cero de la pandemia y el año 20 que establece un presente post pandémico, sean perfectamente reconocibles, tejiendo lentamente las circunstancias que rodean a los personajes en la actualidad. Esta forma no cronológica de contar la historia también permite presentar episodios encapsulados para narrar tramas que se cierran pero que tienen influencia en los acontecimientos posteriores, como en The Severn City Airport (T1E5), pero sobre todo en Goodbye my damaged home (T1E7), que recuerda al Cuento de Navidad (1843) de Charles Dickens, con la Kirsten adulta regresando al apartamento en el que vivió como Kirsten niña, como si se tratara del fantasma de un futuro probable.
Son estas referencias, la narración fragmentada y, sobre todo, un punto de vista que tiene algo de melancólico, pero también de esperanzador, en torno a la forma en que el ser humano puede sobrevivir a una catástrofe, lo que convierte a Estación Once en una de las propuestas más sólidas y más apasionantes de la temporada. Mientras que Hiro Murai sienta las bases de la historia en los dos episodios que dirige, aportando un sentido del humor que parece sacado de su trabajo para la serie Atlanta (FX, 2016-), el veterano Jeremy Podeswa aporta la solidez de su extensa carrera para enlazar las diferentes historias, especialmente en los dos últimos episodios. La supervivencia no es suficiente.
1883 ****
Paramount+, 19 de diciembre-27 de febrero
Escrita por Taylor Sheridan
Dirigida por Taylor Sheridan, Ben Richardson, Christina Alexandra Voros
Paramount+, 19 de diciembre-27 de febrero
Escrita por Taylor Sheridan
Dirigida por Taylor Sheridan, Ben Richardson, Christina Alexandra Voros
La primera precuela de Yellowstone (Paramount+, 2018-) nos traslada a los antepasados de John Dutton, el patriarca de la popular serie, a través del recorrido que hizo su familia hasta Montana, donde se asentaron e iniciaron su imperio de varias generaciones. Pero 1883 (Paramount+, 2021-) permite a Taylor Sheridan abordar de forma directa el género western, que en buena medida se había dibujado en varios de sus proyectos cinematográficos como Sicario (Denis Villeneuve, 2015) o Comanchería (David McKenzie, 2016). La serie sin embargo no es estrictamente dependiente del universo de Yellowstone, más bien incluye algunas referencias que los seguidores de la serie pueden reconocer pero ofreciendo una historia totalmente independiente sobre los colonos del viejo Oeste, aunque mantiene, si no intensifica, esa mirada melancólica hacia un estilo clásico de narración. De hecho, uno de los principales referentes de esta propuesta es la miniserie Lonesome dove. La gran aventura (CBS, 1989) que protagonizaron Robert Duvall y Tommy Lee Jones, como dos ex-rangers que inician un viaje hasta Montana en busca de ganado. Los personajes principales de Shea (Sam Elliott) y Thomas (LaMonica Garrett) son también dos ex-soldados que sirven de guías a un grupo de colonos holandeses y alemanes a través de las grandes llanuras del Oeste, a los que se unen James Dutton (Tim McGraw) junto a su familia.
Pero la decisión de que la narradora de este trayecto sea Elsa Dutton (Isabel May) es posiblemente una de las más discutibles, porque se entiende que se quiera ofrecer el punto de vista más inocente, incluso más romántico frente a la violencia que se irá mostrando a lo largo del viaje (Elsa nació el 9 de abril de 1865, el mismo día que se produjo la batalla de Appomattox, que supuso el final de la Guerra Civil americana). El problema es que Taylor Sheridan no tiene tanta precisión en los personajes femeninos como en los masculinos, y aunque en este caso muestra a una joven de espíritu libre, rebelde con el papel que se le otorga a las mujeres en el viejo Oeste, los textos de la voz en off resultan algo remilgados y en algunos casos pueriles. Y aunque es cierto que se trata de transmitir los pensamientos de una joven de dieciocho años, hay una sensación de languidez muchos menos interesante que el retrato que se hace de los vaqueros, e incluso de la propia madre de Elsa, Margaret Dutton (Faith Hill), un personaje más trabajado en esa fuerte personalidad aun manteniéndose dentro del estatus establecido.
Pero 1883 es, ante todo, un excelente western que muestra con crudeza los peligros y la violencia de una época en la que la vida tenía un precio no demasiado alto, en el que el viaje de los colonos se ve constantemente amenazado por los peligros de la naturaleza, en el intenso episodio The crossing (T1E3), en el que se muestra la desolación de la pérdida de una forma muy emocionante, pero también por los ladrones y las tribus indígenas. Se ha discutido, como no podía ser menos, la representación que se hace de los indios en la serie, acusándola de ser revisionista, pero ya en Yellowstone había una conexión entre la familia Dutton y las tribus indígenas, una especie de respeto mutuo en el que se sobreentiende que ha existido una ocupación fraudulenta de las tierras. Como afirma Águila Manchada (Graham Greene) en This is not your heaven (T1E10): "Debes saber que dentro de siete generaciones mi pueblo se levantará y recuperará sus tierras", estableciendo el primer compromiso entre los indios y los Dutton que se mantendrá siempre. La historia escrita por Taylor Sheridan es una visión melancólica, violenta y triste de la colonización del viejo Oeste, un western clásico que conmueve en el retrato de personajes abocados a la desesperación, como el complejo Shea, un impresionante Sam Elliott, que representa el comienzo de la desaparición de una forma de vida y una época, para bien y para mal, como cuando un oficial del ejército le habla del ferrocarril como sustituto de esas largas travesías en carreta, que es lo que magistralmente conecta el espíritu de esta precuela con Yellowstone. Sam Elliott calificaba la película nominada al Oscar El poder del perro (Jane Campion, 2021), como "una película de mierda" en una entrevista en el podcast WTF que presenta el actor Marc Maron: "Están todo el tiempo hablando de homosexualidad en esta jodida película. ¿Dónde está el western en este western?". Hay algunos cameos de lujo como los de Billy Bob Thornton, Tom Hanks, Graham Greene, que protagonizó Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990) y el propio Taylor Sheridan, que también interpreta un personaje secundario en Yellowstone. Y, como en ésta, la extraordinaria banda sonora de Brian Tyler, acompañado por Breton Vivian, aporta la magnificencia pero también la melancolía de una época pasada, con un 1883 Theme deudor del estilo de John Barry.
Aunque Paramount+ ha anunciado que quiere una segunda temporada de 1883, convertido en el mejor estreno de una serie desde 2015, Taylor Sheridan ha afirmado en algunas entrevistas que él quería contar una historia cerrada y no está demasiado interesado en continuarla donde se quedó, sino en afrontar otra precuela titulada 1932 (Paramount+, 2023-) que mostraría a la familia Dutton en la época de la Gran Depresión. En España, tanto la serie matriz Yellowstone como el resto de sus precuelas y spin-off se están reservando para el lanzamiento de SkyShowtime, que incluirá todos los contenidos de Peacock y Paramount+.
Estrenada en España en diciembre de 2020, Manhunt (Filmin, 2019) fue un sorprendentemente sólido policíaco que se basaba en las experiencias reales del inspector jefe Colin Sutton, que a lo largo de su carrera resolvió con éxito más de 30 casos relevantes en la reciente historia policial británica. Aunque no es habitual que las series basadas en crímenes reales tengan una segunda temporada, el éxito de esta producción para ITV, que no alcanzaba cifras de audiencia parecidas desde Broadchurch (ITV, 2013-2017), ha llevado a una nueva entrega que está basada en otro de los casos más relevantes resueltos por el investigador. Entre 1992 y 2009 un atacante había cometido asaltos a casas de personas de avanzada edad abusando de ellas, convirtiéndose en el acosador nocturno más peligroso de Londres durante 17 años. Colin Sutton, ya retirado, fue reclamado para ayudar en la investigación ante la falta de resultados, y comenzó así la denominada Operación Mainstead, que estaba encabezada por el DCI Simon Grant, pero coordinada por Sutton, y que finalmente llevaría a la detención del acosador. El inspector jefe jubilado aplicó una táctica parecida a la que había utilizado en el caso de Levi Bellfield, que se relata en la primera temporada, desechando las pruebas de ADN que eran la base de la investigación hasta ese momento y desplegando un grupo de 70 oficiales que vigilaban la zona en la que solía actuar el acosador. Este aspecto hace que la narración se enfoque en los problemas presupuestarios de la policía y la descoordinación de los diferentes cuerpos de seguridad.
Manhunt: The night stalker (Filmin, 2021) se centra más en el trabajo policial, no tanto en el enfrentamiento entre el criminal y el investigador, siguiendo la línea marcada en la primera temporada, y que tiene algunos paralelismos con The investigation (Movistar+, 2021), la serie danesa que se enfoca en la labor policial de oficina más que en las escenas de acción. De igual manera, Colin Sutton (Martin Clunes) no actúa a pie de calle, y cuando se muestra alguna persecución policial la vemos desde el punto de vista del inspector en el centro de mando, lo que aprovecha bien el director Marc Evans, que repite tras la primera temporada, para reforzar la tensión y el suspense, porque coloca al espectador en una posición en la que no dispone de toda la información de lo que está ocurriendo. El actor Martin Clunes se arriesgó en la primera parte de la serie a abandonar su habitual y cómodo terreno de la comedia para introducirse en un personaje más serio, menos expresivo, consiguiendo un trabajo notable. Pero hay en la serie un aspecto esencial que la diferencia, y que destaca especialmente el trabajo del guionista Ed Whitmore, que es la introducción del elemento humano de las víctimas. La fragilidad de éstas, principalmente ancianos y ancianas que eran asaltados dentro de sus propias casas, está bien reflejada en secuencias en las que podemos ver aspectos de ese hogar atacado, pero también en la propia incredulidad sobre su situación. Uno de los ataques está mostrado desde el punto de vista de la habitante de la casa, en una escena que es casi de terror, mientras que en otro de ellos se muestra la vergüenza que un anciano siente por reconocer que ha sido abusado sexualmente. Este aspecto humano se incorpora a la propia investigación, junto a la frustración de la policía por no conseguir atrapar al acosador, y hace que la serie tenga una personalidad propia, e incluso convierte a esta segunda temporada en una propuesta muy superior a la primera.
El pacificador ****
HBO Max, 13 de enero-17 de febrero
Escrita por James Gunn
Dirigida por James Gunn, Jody Hill, Rosemary Rodríguez, Brad Anderson
HBO Max, 13 de enero-17 de febrero
Escrita por James Gunn
Dirigida por James Gunn, Jody Hill, Rosemary Rodríguez, Brad Anderson
Mientras Marvel/Disney crea su propio multiverso a través de series que se sienten como subtramas estiradas, y que tan solo con Bruja Escarlata y Visión (Disney+, 2021-) ha aportado cierta entidad autónoma, DC/Warner propone también una relectura de su particular universo heróico desarrollando spin-offs que se alimentan de y al mismo tiempo alimentan a las producciones cinematográficas. Pero se agradece que una de las primeras apuestas provenga de El escuadrón suicida (James Gunn, 2021), revisión gamberra de la muy endeble Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), que curiosamente tuvo malas críticas de profesionales y fans pero consiguió mejores resultados en taquilla que la versión posterior. Se trata de El Pacificador (HBO Max, 2022-), de la que se ha anunciado la confirmación de una segunda temporada, que tiene como protagonista a un personaje que no acabó bien en la película, pero que recupera sus habilidades (en realidad, no demasiadas) para reivindicar su condición de superhéroe. La serie demuestra una vez más que son mucho más robustas las propuestas que encuentran un camino propio en medio del canon de estos universos narrativos que las que se adhieren a él conectándose de forma tan completa que pierden entidad, algo que le ha ocurrido recientemente a El libro de Boba Fett (Disney+, 2022-) con el protagonista convertido en secundario de su propia serie en los últimos episodios.
James Gunn siempre ha considerado a Lloyd Kaufman como uno de sus principales maestros. Gracias a él se incorporó al equipo creativo de Troma, la productora de películas gore de serie Z que tuvo su auge en los años setenta y ochenta, y con el que escribió el guión de Tromeo y Julieta (Lloyd Kaufman, 1996). Y esa influencia está afortunadamente aún viva en proyectos como El pacificador, que no se toma demasiado en serio ese mundo de superhéroes que describe, como ya ocurriera con Super (James Gunn, 2010), la primera película en la que abordaba las dificultades a las que se enfrenta un tipo normal sin demasiadas habilidades heroicas, que en cierta manera tiene similitud con el protagonista Christopher Smith (John Cena). James Gunn tiene la habilidad de subvertir esa cierta seriedad que las películas "oscuras" de superhéroes han desarrollado en los últimos años, desde la coreografía de inicio en cada episodio hasta la construcción de personajes secundarios que tienen algo de esperpénticos. Pero también se desarrolla un aspecto humano en el personaje principal, en la relación con su padre y el trauma del pasado, que consigue hacerlo más complejo, incluso en su condición de personaje secundario, de héroe ninguneado que busca un espacio propio entre las grandes estrellas del firmamento heróico. La serie es posiblemente una de las más divertidas que se han estrenado este año, por su irreverencia y ese tono gamberro que James Gunn, que ejerce en solitario la labor de guionista, algo inusual en este tipo de proyectos, sabe equilibrar con los momentos de acción bien elaborados que se le suponen a estas historias, como la entretenida y violenta presentación de Judomaster (Nhut Le). Incluso el diseño de esa "vaca" que alimenta a las mariposas (y que tiene un cierto toque conmovedor) conecta con los inicios del director, sobre todo con las larvas amenazantes de su debut Slither: La plaga (James Gunn, 2006). El desempeño de la serie parece confirmar su buen rendimiento, con un episodio final emitido a mediados de febrero que consiguió, según anunciaba el propio director en redes sociales, la mejor audiencia histórica en un solo día, con un aumento del 44% respecto al estreno de la serie.
Netflix, 14 de enero
Creada por Ricky Gervais
Dirigida por Ricky Gervais
En el proceso de duelo por la muerte de un ser querido se describen cinco etapas habitualmente, pero la Dra. Therese A. Rando, directora del Instituto para el Estudio y Tratamiento de la Pérdida en Warwick, Rhode Island, describía en su libro Cómo seguir viviendo cuando muere alguien a quien amas (1991) tres fases principales: Negación, Confrontación y Acomodación. Ricky Gervais parece acogerse a esta tesis y construye en tres temporadas cada una de esas etapas de duelo que vive su personaje Tony (Ricky Gervais) después de haber perdido a su esposa Lisa (Kerry Godliman) a causa del cáncer en la comedia dramática After life (Netflix, 2019-2022). El protagonista se convierte en una persona al que la vida ya no le ofrece demasiados alicientes, y en la segunda temporada se enfrentaba también a otra muerte cercana. Pero, según esas tres etapas del duelo, ésta sería el final del proceso, la aceptación de la muerte y la asunción de que es necesario seguir adelante. Curiosamente, sin embargo, la temporada anterior parecía abrir más posibilidades a la sanación del personaje, especialmente a partir de la aparición de la enfermera Emma (Ashley Jensen). Pero de alguna manera Tony da un paso atrás en su rehabilitación del dolor, y en esta última entrega hay incluso una mayor presencia de los recuerdos con Lisa, mientras su compañera de cementerio, Anne (Penelope Wilton), uno de los personajes más encantadores que ha escrito Ricky Gervais al que encarna una gran dama de la interpretación, es capaz de mirar hacia adelante.
Junto a Tony, parece haber también cierto estancamiento en esta temporada, la que ha recibido críticas menos favorables, pero esta inmovilidad también transmite una sensación de alivio y de comodidad. Porque ciertamente no queremos que cambien mucho las cosas en ese periódico de mala muerte que dirige su amigo Matt (Tom Basden), ni en las entrevistas con personajes extravagantes que realiza Tony junto a su compañero Lenny (Tony Way), aunque se explore con mayor profundidad la soledad de la secretaria Kath (Diane Morgan). Como es habitual, Ricky Gervais ha creado un microcosmos de personajes con los que es fácil sentirse cómodos, mientras reflexiona sobre la vida y sobre la pérdida. Se echa en falta, sin embargo, para tratarse de una temporada final, un desenlace más cerrado para algunos de los personajes que nos han acompañado durante estos años. Lo hay, esperanzador, para Anne y Kath, por ejemplo, pero algunos otros como Emma quedan algo abandonados. Es cierto que a Ricky Gervais le ha salido una serie que se puede considerar sensiblera, y que esta tendencia a la lágrima fácil es más destacada en esta última temporada, pero ciertamente es difícil no sentirse identificado con Tony en algunos momentos, en esa sensación de pérdida que parece infranqueable cuando la vida sigue, dejando el recuerdo de quienes han ido quedando por el camino. Pero la serie consigue un desenlace notable, una secuencia final abierta a interpretaciones, hermosa y emocionante bajo la delicada voz de Joni Mitchell interpretando la versión orquestal de "Both sides, now" (1967) que siempre estará unida a la película Love actually (Richard Curtis, 2003): "Son las ilusiones de la vida lo que recuerdo / No conozco la vida / No conozco la vida en absoluto".
HBO Max, 17 de enero-27 de febrero
Creada por Hannah Bos, Paul Thureen
Dirigida por Jay Duplass, Robert Cohen
Algo escondida entre los muchos estrenos que HBO Max viene presentando en los últimos meses, Somebody somewhere (HBO Max, 2022-) es una de esas historias que no está dotada de elementos iniciales que puedan resultar especialmente atractivos, pero cuyo desarrollo y personajes acaban creando una comunidad con la que es fácil empatizar. La protagonista es Sam (Bridget Everett), que regresa a su pequeño pueblo natal de Kansas llamado Manhattan, con toda la ironía que tiene ese nombre en un entorno rural, debido al fallecimiento de su hermana mayor. Allí retoma la vida en una familia complicada compuesta por su madre Mary Jo (Jane Brody), entregada a la bebida, y su padre Ed (Mike Hagerty), entregado a la derrota, y en un trabajo como corregidora de exámenes que la devuelve a la monotonía. Pero cuando conoce a su compañero de trabajo Joel (Jeff Hiller) encuentra una conexión con otro punto de vista sobre la vida en el pueblo, un soñador que compone collages con fotografías de todo aquello que le gustaría hacer, que tiene una mirada más allá del pueblo en el que posiblemente este condenado a acabar viviendo el resto de sus días, como todos. Las fiestas que organiza por las noches en la iglesia, con la excusa de ensayar en un coro, se convierten en una forma de exhalación vital para Sam, lejos de las preocupaciones diarias.
Creada por Hannah Bos y Paul Thureen, guionistas de la interesante película El verano de Cody (Andrew Ahn, 2019), está producida por Mark Duplass, actor en series como The morning show (Apple tv+, 2019-), y su hermano Jay Duplass, al que hemos visto en Transparent (Prime Video, 2014-2019) y La directora (Netflix, 2021-), que se alterna en la dirección con Robert Cohen. Ambos son productores de series como Animals (HBO Max, 2016-2018) y Room 104 (HBO Max, 2017-2020) y películas como Language lessons (Natalie Morales, 2021). La historia se beneficia de una composición de personajes profunda y llena de matices, y de relaciones que funcionan con inteligencia, como la de Sam y su padre Ed o la de Sam y Joel, estableciendo un entorno en el que como espectador se siente la comodidad de la conexión inmediata. La comediante Bridget Everett, que realmente nació en la ciudad de Manhattan, aporta con ejemplaridad esa fragilidad de su personaje, poco habituada a expresar emociones, laxa en las relaciones sociales, perdida en esos lugares comunes que la vida ha ido colocando en su camino, sin razón aparente para quedarse, pero sin ninguna razón para marcharse. Ese paso atrás que supone regresar a la ciudad de la que se fue, esa carrera frustrada como cantante, se van apagando poco a poco en conexión con esa especie de fantasía que suponen las reuniones con sus nuevos amigos. El guión crea diferentes subtramas que conectan a los personajes, pero a veces parece que no sabe qué hacer con ellos, como con el novio de Joel, Michael (John Hudson Odom), que funciona más como soporte de su pareja que como personaje con entidad propia. Pero la serie sabe equilibrar con acierto, y sin esfuerzo, la sonrisa con la emoción, la comedia con el drama, como en la escena de Mrs. Diddles (T1E7) en la que Sam interpreta una canción dedicada a su amistad con Joel. Porque Somebody somewhere no es exactamente una serie cómica, sino un drama con apuntes humorísticos, que habla sobre la pérdida (física y psicológica) de un referente, el que representaba la hermana mayor, la que mantenía el equilibrio familiar, pero también habla de las adicciones, del alcoholismo y de la soledad, convirtiéndose en uno de los estrenos más reveladores de los últimos meses, que ya tiene confirmada una segunda temporada, a pesar de no haber sido uno de los estrenos más exitosos de la plataforma. Porque ciertamente son personajes con los que apetece compartir más historias.
ATRESplayer Premium, 23 de enero-23 de febrero
Creada por Carlos Torres
Dirigida por Carlos Torres
Entre las series documentales sobre personajes destacados de la transición española, como Ruiz-Mateos. El primer fenómeno viral (RTVE Play, 2021), Lola (Movistar+, 2021) o Raphaelismo (Movistar+, 2022), le toca el turno ahora a Andrés Pajares, protagonista de este documental de cinco episodios que recorre la carrera artística del actor desde que formó pareja con Fernando Esteso en algunas de las películas más taquilleras del cine español, hasta que cayó en desgracia con sus constantes apariciones en programas del corazón, pasando por su breve y frustrada etapa como actor dramático que le valió un Goya por su trabajo en la película ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990). Escrita y dirigida por Carlos Torres, y producida por Jordi Évole y Ramón Lara, responsables de los programas Salvados (La Sexta, 2009-) y Lo de Évole (La Sexta, 2020-), lo más interesante de la serie es que ofrece un repaso a la evolución cinematográfica en España desde que comenzó la democracia, con la etapa del destape y las denominadas "españoladas" que reflejaban el ansia de libertad que se vivía en el país, aunque esta representación se limitara a historias de tono machista protagonizadas por "españolitos medios" frente a exuberantes mujeres que se quitaban la ropa con cualquier excusa. Pero, como apunta David Trueba, el entrevistado que aporta las ideas más interesantes, "todo estaba ilustrado desde la perspectiva de una derecha conservadora, pero al mismo tiempo tan claramente transparente de la sociedad". Efectivamente, las nueve películas protagonizadas por Pajares/Esteso, desde Los bingueros (Mariano Ozores, 1979) hasta La Lola nos lleva al huerto (Mariano Ozores, 1984) se convirtieron en grandes éxitos de taquilla, y representaron una sociedad patriarcal y machista que utilizaba la representación sexual de la mujer como una forma de liberación. "En los personajes de Pajares y Esteso hay la sublimación del lugar y el país en el que crecieron nuestros abuelos", comenta David Trueba. "Son cosas que nos definen, y hay que verlas como las cuevas de Altamira".
El auge de estas "españoladas" que aportaron, no obstante, algunos de los nombres más ilustres del cine español como Alfredo Landa, José Sazatornil Saza o José Luis López Vázquez, acabó con la llegada del PSOE al gobierno en 1982 y de Pilar Miró a la Dirección General de Cinematografía, y con la aprobación de ayudas que daban prioridad a las películas "de calidad", dejando a las producciones comerciales abandonadas a su suerte. El periodista Juan Sanguino apunta que fue "una intención un poco paternalista de "reeducar" al público español. La Ley Miró de 1983 funcionó, pero relegó toda una industria de cine de serie B al ostracismo". Pero también es cierto que las películas de Andrés Pajares y Fernando Esteso comenzaban a dar signos de agotamiento entre los espectadores, y la decisiva ley cinematográfica contribuyó al éxito internacional de películas como Los santos inocentes (Mario Camus, 1984), ganadora del Premio de Interpretación en el Festival de Cannes para Francisco Rabal y Alfredo Landa. Después de separarse de Fernando Esteso como pareja artística, Andrés Pajares tenía más aspiraciones como actor y trabajó en películas como Moros y cristianos (Luis García Berlanga, 1987), recibiendo el Premio Goya por ¡Ay, Carmela! (Carlos Saura, 1990) y el Premio ACE Latino en Nueva York por Bwana (Imanol Uribe, 1996).
Mientras esta evolución del cine español en paralelo con la sociedad es abordada en los tres primeros episodios, los dos siguientes están más centrados en los problemas psicológicos de Andrés Pajares que le llevaron a un infierno alimentado por los medios de comunicación. Hay que alabar en la serie la participación de entrevistados que aportan argumentos interesantes, huyendo de la presencia de personajes populares que no tienen mucho que decir, como ocurre en otras de las series documentales recientes. David Trueba, José Sacristán, Concha Velasco, Antonio Resines, Carmen Maura, María Barranco, Emma Ozores, Fernando Colomo o Sara Mora, junto a periodistas o profesores de cine, hablan desde el conocimiento, lo que ofrece aportaciones relevantes. Hay un ritmo, sin embargo, que hace que la serie se acerque más al formato de La Sexta columna (La Sexta, 2012-) y a otros programas informativos de la cadena, lo que le perjudica como una producción con entidad y personalidad propia, pero es un problema habitual en los documentales producidos por periodistas.
Una de las propuestas más interesantes de Filmin a principios de año es Los últimos tres días (Filmin, 2021), producción serbia que se centra en días previos a la detención de Slobodan Milošević, acusado por el Tribunal Internacional de La Haya de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad. El fin de semana entre el 29 de marzo y el 1 de abril de 2001 se produjeron negociaciones para que el ex-presidente de Yugoslavia y Serbia se entregara voluntariamente al gobierno serbio, evitando la violencia que podría producirse entre sus seguidores. Slobodan Milošević (Boris Isaković) estuvo durante todo el fin de semana parapetado en su casa junto a su familia, circunstancia que se toma como referencia para el título original de la serie, Porodica (Familia), y que es, junto a las actuaciones del gobierno, la base principal de la historia, que tiene como personaje fundamental a Mirjana Marković (Mirjana Karanović), la esposa del político. La serie, estrenada en Serbia el 29 de marzo de 2021, vigésimo aniversario de los acontecimientos, está dirigida por Bojan Vuletić (1977, Serbia), del que conocíamos la comedia de tono kafkiano Réquiem por la Sra. J (2017), que se enfrenta a la difícil labor de condensar las negociaciones para sacar al ex-presidente de su casa de forma pacífica. Basada en grabaciones, informaciones públicas y testimonios de testigos, completadas con personajes y hechos ficticios, se compone el retrato de una familia que alardeaba de su impunidad, pero que se ve enfrentada al desmoronamiento, que supone también el final de una época.
El director introduce dos subtramas que acompañan a la historia principal: una que tiene que ver con la cobertura mediática, centrada en una joven periodista que intenta ofrecer un punto de vista objetivo a pesar de las presiones que se ejercen en la televisión pública, y la otra en la búsqueda de un niño que se pierde en medio de las concentraciones frente a la casa de Milošević. Y aunque ésta última se siente algo aislada, sirve sin embargo para establecer uno de los principales temas de la serie en torno a las nuevas generaciones que desconocen parte de su historia: "Los jóvenes a los que doy clases tienen ahora veinte años. No saben quién es Slobodan Milošević. Quería que la historia no se olvide, pero tampoco se relativice, que los jóvenes exploren por su cuenta", comentaba el director en diario Danas. Hay una posición equidistante en la propuesta, en tanto que no solo muestra el desmoronamiento del personaje principal, sostenido sin embargo en su arrogancia, sino también la incapacidad de un gobierno que utiliza estrategias de engaño y se presenta torpe e inútil en la gestión de la crisis. Pero también hay una postura clara cuando se descubre en la casa de Milošević una cámara de seguridad llena de regalos y objetos de oro, y a continuación se muestran imágenes de archivo de la pobreza que vivió el país durante y después de la guerra. Perjudicada por una duración excesiva en la que cinco episodios se hacen demasiado extensos, la serie sin embargo es un retrato certero de la deshumanización a través de un entorno familiar que vive su propia realidad, aislada, separada de la auténtica realidad.
The responder ****
Movistar+, 31 de enero-28 de febrero
Creada por Tony Schumacher
Dirigida por Tim Mielants
Movistar+, 31 de enero-28 de febrero
Creada por Tony Schumacher
Dirigida por Tim Mielants
Una de las apuestas de la BBC para principios de año ha llegado a España casi simultáneamente a su estreno en Gran Bretaña, y se trata de una drama policial que sobre el papel puede no aportar diferencias respecto a otras series del género, pero que cuando adquiere forma visual se convierte en una de las propuestas más interesantes que hemos visto recientemente. A lo largo de cinco noches que componen cada uno de sus cinco episodios, acompañamos a Chris Carson (Martin Freeman) un policía de Liverpool que ha sido degradado por sospechas de corrupción y que ahora trabaja como "responder", un agente de cercanías nocturno encargado de resolver altercados domésticos y pequeños delitos. Su trabajo es descrito de forma clara en el primer episodio, en el que acude a un accidente de tráfico donde debe recoger partes del cuerpo destrozado de la víctima, media en un conflicto entre vecinos y confirma la muerte natural de una anciana. Sus años en el cuerpo de policía han creado una capa emocional inaccesible, pero también han provocado estrés y depresión que trata de resolver visitando a la terapeuta de la policía. Chris es, de hecho, un policía corrupto que mantiene informado a Carl Sweeney (Ian Hart), un amigo del infancia que se gana la vida como narcotraficante y que le suministra dinero a cambio de su colaboración, con el que Chris puede afrontar los gastos de la residencia en la que se encuentra su madre (Tina Tushingham, veterana actriz que interpretó a la hija de Yuri (Omar Sharif) y Lara (Julie Christie) en Doctor Zhivago (David Lean, 1965) y a la que hemos visto recientemente en el thriller Última noche en el Soho (Edgar Wright, 2021)).
The responder es el primer guión para televisión de Tony Schumacher, que trabajó como "responder" en Liverpool, y más tarde abandonó la policía para dedicarse a ser taxista nocturno hasta que comenzó a escribir novelas. Su experiencia aporta un conocimiento profundo de las calles de su ciudad y la labor policial, lo cual le permite construir personajes complejos como el protagonista, pero también como Casey (Emily Fairn), una adicta que roba un alijo de cocaína que se convertirá en la trama horizontal de la serie, pero también el de Rachel Hargreaves (Adelayo Adedayo), una joven polícia en prácticas que debe convertirse en compañera de Chris a regañadientes, porque él representa ese tipo de policía al que ella nunca quisiera parecerse. El retrato de Rachel como una joven a la que le resulta difícil imponer su autoridad porque de hecho ella misma está sometida en su propia casa es sobrecogedor, especialmente gracias a la interpretación de la joven actriz en los dos últimos episodios, cuando el miedo es capaz de paralizarla. Su novio manipulador Steve está interpretado por Philip Barantini, director del último capítulo de la serie y de la aclamada película Hierve (Philip Barantini, 2020). Pero The responder es ante todo Martin Freeman, que adopta al personaje de Chris con ambición, que construye la depresión y la inestabilidad mental con miradas y gestos. Esta dualidad que tienen los dos personajes principales, como policías que son incapaces de solventar sus vidas personales ejecutando un trabajo que les obliga a todo lo contrario, es la mejor aportación de la experiencia personal de Tony Schumacher como ex-policía.
La serie se construye como un thriller efectivo, que sin embargo aporta una amplia variedad de lecturas en torno a las heridas emocionales que un trabajo en primera fila puede provocar, pero también personajes que muestran cierta desolación vital, como cuando Marco (Josh Finan) el compañero de Casey, describe su propia realidad: "Nosotros nunca ganamos". Se trata de una historia llena de esos pequeños matices que van creando un policíaco diferente, tanto emocional como narrativamente.
Euphoria - Temp. 2: Stand still like the hummingbird ****
HBO Max, 7 de febrero
Escrita por Sam Levinson
Dirigida por Sam Levinson
HBO Max, 7 de febrero
Escrita por Sam Levinson
Dirigida por Sam Levinson
***contiene spoilers***
Esta esperada segunda temporada ha sido decepcionante en general, porque construye relaciones entre personajes que parecen agotadas desde el principio, como esa subtrama entre Cassie (Sydney Sweeney) y Nate (Jacob Elordi), pero también incorpora algunas nuevas caras que sin embargo se revelan como meros instrumentos para desestabilizar a la pareja formada por Rue (Zendaya) y Jules (Hunter Schafer), que es el personaje más damnificado de esta temporada, condenado a una presencia my secundaria a pesar de haber sido la protagonista del mejor de los dos episodios especiales estrenados como antesala de esta segunda temporada, Fuck anyone who's not a sea blob (HBO Max, 2021). De hecho, Elliott (Dominic Fike) no tiene trasfondo como personaje, aparece y desaparece en función de la necesidad del guión para establecer una fricción en la pareja protagonista. Pero en ese contexto el episodio Quédate quieta como un colibrí (T2E5) es realmente brillante, especialmente en su primera parte, y demuestra lo que Euphoria podría ser si se eliminara toda la parafernalia agotadora de música constante y malabarismos visuales (algunos podrán pensar que es esto precisamente lo que hace a la serie especial). Es más, se trata del episodio más centrado, menos virtuoso pero al mismo tiempo más desgarrador, cuando finalmente se descubre que Rue sigue siendo una adicta. La limpieza del trabajo de dirección permite además el lucimiento de Zendaya, pero también de su madre Leslie (Neta King) y de su hermana Gia (Storm Reid), y refleja la desesperación que produce la adicción, impulsada además por la pérdida de una maleta llena de opioides.
El mejor episodio de la temporada toma su título del libro Inmóvil como el colibrí (1962, Ed. Terapias Verdes/Navona), una colección de relatos de Henry Miller, y es en el que confluyen y colisionan los principales conflictos de la temporada, y convierte la huida de Rue en una especie de reflejo de aquel Paul Hackett (Griffin Dune) de Jo, qué noche (Martin Scorsese, 1980). Es también el episodio en el que mejor se utiliza la música, de una forma mucho más sutil que en la sucesión de videoclips que suele usar Sam Levinson. Se hace más presente la música original de Labrinth para la serie, pero hay un momento de "liberación" en esta caída al fondo de la abstinencia que sufre Rue, cuando decide entrar en una casa para robar, que comienza con uno de esos guiños al espectador que rompen la cuarta pared y utiliza la versión de Sharon Cash del tema "Fever", una canción original de 1956 que se hizo popular con la versión que Peggy Lee grabó 1958. Casi todo el episodio parece querer alimentar las teorías sobre el destino que tendrá Rue en la serie, y que ya muchos seguidores se han atrevido a vaticinar en las redes sociales. Cuando Rue habla de cómo le gustaría morir, en una playa mecida por las olas del mar, o las situaciones que la ponen al borde de ser atropellada, nos hacen preguntarnos si será una superviviente o una víctima de las drogas. En el reciente y espléndido documental Life of crime: 1984-2020 (Jon Alpert, 2021), que también se puede ver en HBO Max, el director acompaña a tres adictos durante tres décadas y ofrece una visión dura y realista sobre los vaivenes de las adicciones.
También destaca en el episodio la última secuencia, especialmente por esa magnífica incorporación de Laurie (Martha Keller), la dealer que ha comenzado a hacer negocios con Rue. La actriz Martha Keller suele bordar esa monotonía y languidez en personajes como el que interpretaba en la serie Baskets (FX, 2016-2020), pero aquí esa especie de amabilidad frágil hace que las escenas en las que aparece estén dotadas de una tensión extrema. Euphoria es una serie compleja que a veces se pierde en su propia envoltura, pero hay ocasiones como ésta en las que consigue trascender sus defectos para construir una de las mejores representaciones de la montaña rusa que supone la adicción a las drogas. Pero Euphoria tiene un grave problema en cómo desaprovecha las posibilidades de personajes interesantes, como Jules, que queda como un recuerdo del pasado en la memoria de Rue: "Jules fue mi primer amor. Así es como quiero recordarla".
HBO Max, 14 de febrero
Creada por Nick Hornby
Dirigida por Stephen Frears
En los últimos años, las tendencias de consumo de las plataformas han ido abandonando el formato que pudiera parecer más lógico en una sociedad con prisas para todo, y ni siquiera una iniciativa cuyo planteamiento no era en su origen desacertado como Quibi acabó fracasando por falta de impulso. Pero después de cierta explosión de series con episodios-píldora de escasa duración, han quedado finalmente como propuestas más anecdóticas que corrientes, con algunos hallazgos interesantes como la española El tiempo que te doy (Netflix, 2021-) y otros notables como State of the Union (HBO Max, 2019-) que colocaba a la pareja formada por Tom (Chris O'Dowd) y Louise (Rosamund Pike) en un pub inglés minutos antes de cada una de sus sesiones de pareja, construyendo unos deliciosos episodios de diez minutos que se sostenían en diálogos afilados y con mucho sentido de la ironía en torno a la cotidianeidad de una vida en común abocada al fracaso. Ganadora del Emmy a la Mejor Comedia en formato corto y el Emmy de Interpretación a sus dos actores, State of the Union regresó el día de los enamorados (aunque en realidad la serie habla sobre el desenamoramiento) en una segunda temporada con cambio de pareja y de escenario, pero con la virtud intacta de la buena escritura y las excelentes interpretaciones.
La serie es una creación a cuatro que tiene a Nick Hornby como guionista y a Stephen Frears como director en su primera colaboración juntos después de Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000), aunque la película solo estaba basada en su libro, mientras que el escritor británico ha desarrollado posteriormente una carrera como guionista en películas notables como An education (Lone Scherfig, 2009) y Brooklyn (John Crowley, 2015). Los otros dos vértices son los actores, que en esta segunda temporada, trasladada a una cafetería en los Estados Unidos, interpretan a una pareja más madura que ha recorrido un camino más largo que la anterior pareja. Scott (Brendan Gleeson) y Ellen (Patricia Clarkson) también se reúnen minutos antes de subir a una sesión de terapia, en un momento de sus vidas en el que ella quiere abordar un cambio mientras él prefiere mantener una postura más acomodaticia. Pero en esta ocasión se introduce un tercer vértice, Jay (Esco Jouley), la barista asexual y no binaria de la cafetería Mouthfeel (Sensación en boca), un personaje que de alguna forma sirve para expandir la relación entre la pareja, pero contribuye especialmente al arco principal de Scott, que en realidad es quien sufre la principal transformación. En este sentido, la historia estaba más equilibrada en la primera temporada entre los dos miembros de la pareja, mientras que en esta ocasión Ellen es una mujer liberal que tiene ya tomada una decisión que posiblemente la llevará a pedir el divorcio, mientras que Scott es una especie de dinosaurio en cuestiones sociales que irá acercándose progresivamente a Jay, cuya asexualidad y no binarismo es un mundo tan desconocido como el de las variedades de café ("no quiero tres tuestes diferentes, solo quiero un café").
Pero el principal cambio está en la madurez de los protagonistas, ambos superando los sesenta, Scott ya jubilado, aspirando a pasar una vida de tranquilidad dedicado a pescar o jugar al golf, mientras que Ellen absorbe su pasado para enfocarlo en el activismo y el altruismo. El punto de vista de Scott se define en The last box (T2E10) cuando describe las aplicaciones de citas, en las que se encuentran siempre franjas de edad excepto cuando llega a "+ de 60", la que ya no tiene un límite fijado: "Somos la última casilla. Bueno, la penúltima. La última es una caja de pino". Paralelamente, en la primera temporada también era el personaje masculino, allí un crítico musical en paro, el que no encontraba ajuste dentro del cambio, mientras que ella era la que forzaba un paso adelante. Y en este punto hay que destacar ese trabajo sutil de dirección que hace Stephen Frears, prácticamente la planificación de un diálogo que dura 100 minutos en total, y que esconde una maestría en la utilización del plano-contraplano, pero también en la introducción de algunos leves travellings que marcan el ritmo de la acción, como en The road most (T2E7), y que definen a los personajes, cuando se confronta la necesidad de Ellen de "reinventarnos a nosotros mismos, vivir la vida que queramos" frente a la estática actitud de Scott: "Prefiero estar cómodo contigo que estar incómodo con otra persona". Más que en la primera temporada, esta segunda comienza de forma algo titubeante en la definición de unos personajes que se acercan a la caricatura (el conservadurismo de Scott), pero que lentamente van definiéndose en episodios que pasan de la descripción general de la sociedad hacia la intimidad personal de una pareja en vías de extinción.
Netflix, 25 de febrero
Creada por Jeb Stuart
Dirigida por Niels Arden Oplev, Steve Saint Leger, Hannah Quinn, David Frazee
El final de la serie Vikingos (History Channel, 2013-2020) traspasó los límites de History Channel para emitirse en Amazon Prime Video y más tarde en HBO (actualmente las seis temporadas de la serie se pueden ver en Netflix y en HBO Max). La serie más vista del canal especializado en historia recibió el apoyo de la plataforma Netflix para la serie hermana Vikingos: Valhalla (Netflix, 2022-), que se traslada cien años adelante desde la trayectoria de Ragnar Lothbrok y su descendencia, centrándose en algunas figuras históricas como el rey Olaf "el Santo" (Jóhannes Haukur Jóhannesson), responsable de la brutal cristianización de Noruega, el explorador groenlandés Leif Erikson (Sam Corlett) y su hermana Freydís Eiríksdóttir (Frida Gustavson), Harald III de Noruega (Leo Suter) y el rey Canuto II de Dinamarca (Bradley Frigard). La historia se inicia con la masacre del Día de San Bricius (1002) en la que el rey de Inglaterra Etelredo II (Bosco Hogan) mandó asesinar a todos los nobles con ascendencia nórdica, lo que provocó una venganza que, según los libros de historia, estuvo encabezada por el rey de Dinamarca Svend I, el antecesor de Olaf "el Santo", pero que en la serie es éste junto al rey Canuto II, Harald III y Leif Erikson quienes se unen para iniciar la invasión de Inglaterra. A la producción original se la ha criticado en ocasiones su falta de rigor histórico, pero la nueva propuesta continúa la idea de construir una ficción a partir de personajes reales, lo que se plantea de forma clara desde el principio.
En esta nueva propuesta, el creador de Vikingos, Michael Hirst, solo ejerce como productor, ya que ha estado desarrollando otros proyectos como la serie Billy the kid (Epix, 2022-), que se estrena en abril, y la miniserie Leningrado, sobre la ciudad rusa sitiada durante la II Guerra Mundial que podría verse afectada por las sanciones económicas a Rusia, ya que está coproducida por el oligarca Alexey Kuzmichev, uno de los empresarios residentes en Londres, pero cercanos a la esfera de Vladimir Putin. El creador y guionista de Vikingos: Valhalla es Jeb Stuart, autor de algunos de los guiones más destacados de películas de acción en los años noventa como Jungla de cristal (John McTiernan, 1990) y El fugitivo (Andrew Davies, 1993), que recientemente escribió la curiosa miniserie bélica de animación The liberator (Netflix, 2020). En este sentido, tiene cierta lógica la deriva de la serie hacia la acción, dejando a un lado parte del misticismo que tenían sobre todo las primeras temporadas de su antecesora. También contribuye el hecho de que Netflix ha hecho una apuesta importante por la serie y en este sentido es más lucida en las escenas de batalla, como el momento en el que se pretende derribar el puente de Londres.
Vikingos: Valhalla gana en espectacularidad lo que pierde en profundidad de los personajes, incluso en el retrato de Freydís, que se queda en Kattegat para viajar a Uppsala, y que se enfoca más en la convivencia entre los vikingos. En este sentido, es una serie entretenida a la que no se le puede exigir sin embargo que revele grandes aspectos de la época ni las relaciones entre los habitantes nórdicos, y ni siquiera parece demasiado interesada en explorar la llegada del cristianismo a los territorios paganos, más que como un elemento de confrontación que alimente una vez más el conflicto y las luchas por el poder. Si esto funciona como continuación de Vikingos, es algo que posiblemente tendrá que ir asentándose con el paso del tiempo.
Language lessons se estrena en cines el 4 de marzo.
Billy the kid se estrena el 24 de abril en EPIX.
Sicario se puede ver en Movistar+, Netflix, Rakuten y Starzplay.
Comanchería se puede ver en Movistar+ y Prime Video.
El Escuadrón Suicida, Escuadrón Suicida, Jo, qué noche, Life of crime: 1984-2020 y El fugitivo se pueden ver en HBO Max.
Bailando con lobos, Super y El verano de Cody se pueden ver en Movistar+.
¡Ay, Carmela! se puede ver en FlixOlé y HBO Max.
Los bingueros y La Lola nos lleva al huerto se pueden ver en FlixOlé.
Los santos inocentes se puede ver en FlixOlé, HBO Max, Movistar+, Prime Video y RTVE Play.
Moros y cristianos se puede ver en Movistar+ y RTVE Play.
Réquiem por la Sra. J y Hierve se pueden ver en Filmin.
Love actually se puede ver en Movistar+ y Netflix.
Doctor Zhivago se puede ver en HBO Max y Movistar+.
Alta fidelidad, Brooklyn y Jungla de cristal se pueden ver en Disney+.
Vikingos se puede ver en HBO Max y Netflix.
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