Nuestro primer repaso a las series españolas del año se detiene en los principales estrenos de enero y febrero, que en general han sido bastante irregulares tanto en resultado crítico como de audiencias. 2022 no comienza demasiado bien para la ficción nacional, que se estrella con algunas de las apuestas más importantes y que parece demasiado, especialmente de RTVE y, en menor medida, de Telecinco. Destacan el buen rendimiento de Mentiras (Atresmedia, 2020-) en su emisión lineal después de haber pasado dos años de su estreno en la plataforma, y la primera producción de ficción española de Starzplay.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
No ha podido tener mejor timing el estreno de la segunda temporada de Nasdrovia (Movistar+, 2020-2022), una serie que se desarrolla en el entorno de la mafia rusa, que se convierte en el principal cliente del restaurante Nasdrovia del que son dueños Edurne (Leonor Watling), Julián (Hugo Silva) y el cocinero Franky (Luis Bermejo). El nombre del local hace referencia a la palabra Naz daróvie, que significa "salud", pero que en realidad es una expresión más de Polonia que de Rusia, donde se utiliza la expresión Za zdaróvie, que significa "por la salud". Basada en la novela El hombre que odiaba a Paulo Coelho (2016, Ed. La Esfera de los libros), de Sergio Sarria, la serie introduce numerosos cambios, como el hecho de convertir en protagonista principal al personaje de Edurne, que es la que rompe la cuarta pared para dirigir sus reflexiones directamente a los espectadores. La historia aborda la crisis de los cuarenta a través de dos abogados que parecen tener sus vidas perfectamente diseñadas, con una estabilidad económica y un trabajo continuo, pero que sienten que hay algo que les falta, ese sentido de aventurarse, esa sensación de que en realidad se sostienen sobre plataformas de seguridad que les impiden vivir la vida plenamente. Lo que les llevará a la inversión en el restaurante y a quedar atrapados en los entresijos de la mafia rusa. Producida por Globomedia (The Mediapro Studio) y escrita por Luismi Pérez, el propio autor Sergio Sarria y Miguel Esteban, ambos han sido guionistas del programa El intermedio (La Sexta, 2006-) y éste último co-creador de El vecino (Netflix, 2019-2021), la serie contiene dosis de thriller mafioso y un humor cínico que aborda cuestiones relacionadas con nuestra sociedad.
La segunda temporada abunda en este sentido del humor, pero se hace más seria, girando hacia el género thriller y dando aún más protagonismo a Edurne, quedando Julián en una posición secundaria y Franky en un cameo prácticamente. La situación de la protagonista se hace mucho más peligrosa en el entorno de un cambio de liderazgo que encabeza Boris (Anton Yakovlev), que ahora es un personaje menos ambivalente que en la primera temporada, en la que incluso a veces establecía cierta empatía con el espectador. Más estereotipado en esta segunda parte, es el principal objetivo de una serie de conspiraciones que pretenden acabar con su vida. De nuevo bajo la dirección de Marc Vigil, hay continuos altibajos en la temporada, que se balancea entre géneros con desequilibrio, pero que curiosamente funciona mejor cuanto más complejos son los episodios, como en Vinieron del Este (T2E4), que incluye un cameo del actor Jaime Blanch (recordemos que Marc Vigil ha sido el director habitual de la serie El Ministerio del tiempo (RTVE, 2015-)). Las referencias a la pandemia y el estado de alarma en los últimos episodios de la temporada propone una visión cínica en torno al confinamiento, con vecinos en los balcones regañando a quienes caminan por la calle, aunque estén huyendo de una amenaza. Pero hay una cierta aceleración en el final del episodio Showtime (T2E6) que quiere resolverlo todo demasiado rápidamente. Aunque Movistar+ la ha anunciado como la última temporada, el desenlace de la serie no es concluyente, y la música con la que se cierra deja la puerta abierta a una nueva historia de los protagonistas en otro contexto.
En línea con la producción de series documentales dedicadas a figuras destacadas de la reciente historia musical de España, que tienen cierto aire de nostalgia retro, Raphaelismo (Movistar+, 2022) continúa el camino de Lola (Movistar+, 2021), pero también de otras series en el terreno de la ficción como Bosé (Paramount+, 2022), centrada en la figura de Miguel Bosé, que intentará revalidar el éxito de las telenovelas Selena. La serie (Netflix, 2020-2021) y Luis Miguel. La serie (Netflix, 2018-2021). El documental sobre Raphael está producido por Dadá Films & Entertainment, productora fundada en 2017 por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que son también los directores, y que tienen tras sí una nominación al Goya a Mejor Documental por Anatomía de un dandy (Charlie Arnaiz, Alberto Ortega, 2020) y también produjeron la película El mundo fuera (Charlie Arnaiz, Óscar García Blesa, Alberto Ortega, 2020), que recogía videos de aficionados a la música de Alejandro Sanz enviados durante el confinamiento. Raphaelismo juega sobre seguro porque cuenta con la colaboración del propio Raphael y de toda su familia, además de entrevistar a muchos de sus colaboradores y algunos de sus seguidores. En cierta manera, este proyecto colaborativo crea una red de seguridad sobre lo que se cuenta, un control sobre la narrativa escrita por Luis Sánchez-Polack y Casandra Valdés que en otros casos como el de Francisco Umbral en Anatomía de un dandy permitía una mayor libertad para afrontar con profundidad la personalidad controvertida del protagonista. Pero a su favor hay que decir que Raphael no evita mencionar algunos de los momentos más duros de su carrera, que vista en retrospectiva podría considerarse un camino sembrado de éxitos. La retirada debido a la presión cuando se encontraba en su momento de mayor auge internacional, la depresión, la enfermedad... forman parte del relato de un cantante que abrió las puertas del extranjero a la música hecha en España.
Tampoco se evitan temas como la orientación sexual del artista, puesta en duda a veces a pesar de llevar casado cincuenta años con Natalia Figueroa, pero a la que su amaneramiento en el escenario y las letras de algunas canciones escritas por Manuel Alejandro como "Digan lo que digan", de la película Digan lo que digan (Mario Camus, 1967) o "Qué sabe nadie" (1981) alimentaban con cierta ambigüedad. Como se contaba en Lola (Movistar, 2021), la apertura del país después de la muerte de Franco supuso también para Raphael la etiqueta de cantante franquista, y ahí es donde quizás el documental sufre las consecuencias de un excesivo control de la narrativa. Mientras que a Lola Flores se la define sin problemas como una artista de mentalidad conservadora aunque absolutamente libre como mujer, y se dedica un fragmento extenso a la imagen de las folclóricas como referentes del régimen dictatorial, en el caso de Raphael se evitan los posicionamientos políticos, se pasa rápidamente y se habla del artista apolítico (si se puede ser apolítico en medio de una dictadura). Falta aún una película que aborde la utilización de los artistas que hizo el régimen de Franco para mostrar una supuesta apertura al exterior, y cómo especialmente los músicos se dejaron querer por la dictadura en favor del crecimiento de sus carreras profesionales.
En otros aspectos Raphaelismo es más interesante en cuanto reflejo de un cantante que ha traspasado nuestras fronteras, desde su histórica actuación en el madison Square Garden de Nueva York en 1969 hasta el reciente y exitoso concierto en el Carnegie Hall en 2019, y que ha sabido adaptarse y renacer en varias ocasiones. Hay también, como las hay en Lola, algunas entrevistas que aportan poco como la de David Bisbal, otras de auténticas "raphaelistas" como Alaska (que parece ser presencia habitual en estos documentales) o Carlos Areces, y de algunos nombres que han formado parte del último renacimiento del cantante, como el director de cine Álex de la Iglesia o el joven músico Lucas Vidal. Pero Raphaelismo tiene sobre todo un personaje secundario sin el que esta serie documental no tendría la misma envoltura: el compositor jerezano Manuel Alejandro, imagen viva de la música española a sus recién cumplidos noventa años, con una memoria extraordinaria para recordar anécdotas, responsable de los éxitos de varias generaciones de cantantes españoles, y figura inseparable de la carrera artística de Raphael.
Podría parecer extraño hablar de una serie como Mentiras (Atresmedia, 2020-) después de dos años de su estreno en la plataforma digital ATRESplayer Premium, pero su reciente emisión en la televisión lineal de Antena 3 con unas audiencias espectaculares la convierten en un fenómeno extraordinario en la evolución televisiva reciente. Porque lo habitual es que series que no funcionan en las emisiones lineales tengan una segunda vida en las plataformas digitales, pero no que ocurra lo contrario. Los seis episodios de esta serie protagonizada por Ángela Cremonte y Javier Rey han logrado traspasar la barrera del millón y medio de espectadores, alcanzando su máximo en el último episodio, con casi dos millones, cifras que están muy por encima de otros estrenos recientes como Sequía (RTVE, 2022-) que solo superó el millón en su primer capítulo, y casi a la altura del drama criminal Entrevías (Tele5, 2022-), la gran apuesta de ficción nacional de Telecinco en un año particularmente negativo en cuanto a audiencias para los canales de Mediaset. Hay que tener en cuenta la diferencia de espectadores entre las plataformas digitales de los canales tradicionales y sus emisiones lineales. ATRESplayer Premium cerraba la primera mitad de 2021 con 437.000 suscriptores, por lo que el éxito de la serie en lineal ha triplicado su posible visionado en la plataforma (no existen cifras oficiales).
Mentiras tiene como creador a Curro Novallas, responsable de series como Traición (RTVE, 2017-2018) y Alta mar (Netflix, 2019-2020) y productor ejecutivo de Los protegidos. El regreso (Atresmedia, 2021), que ejerce también como co-director junto a Norberto López Amado. Se trata de una adaptación bastante fiel de la serie británica Liar (ITV, 2017-2020) que escribieron Harry Williams y Jack Williams en un momento de auge del movimiento Metoo, que logró una mayor difusión del uso del hashtag #metoo en redes sociales a raíz de las acusaciones de abusos al productor de Hollywood Harvey Weinstein en 2017. En este contexto, los hermanos Williams crearon una historia que plantea una reflexión sobre los puntos de vista en un caso de abuso sexual en el que solo se cuenta con la palabra de la víctima. Protagonizada por Joanne Froggatt e Ioan Gruffudd, la serie tuvo dos temporadas, la segunda de las cuales se estrenó en 2020, el mismo año que llegó a ATRESplayer Premium la adaptación española. Esta sigue con bastante fidelidad la primera temporada original, lo que supone quizás uno de sus mayores problemas, ya que abunda en los problemas que surgían en la historia original, cuyo planteamiento inicial da paso a partir del final del episodio No sirve de nada (T1E3) a una convencional trama criminal en que en buena medida dinamita los aspectos reflexivos de la propuesta en torno a los abusos. Los cambios en la versión española contribuyen a hacer aún más absurda la historia, dándole un protagonismo innecesario a Amal (Sofía Oria), la novia de Sergio (Victor Duplá), el hijo de Xavier (Javier Rey), o sustituyendo un tranquilizante que consigue Laura (Joanne Froggatt) en la versión original, por una pistola que pretende usar Laura (Ángela Cremonte) en la versión española. Mentiras no solo cae en los mismos errores que Liar (los dos episodios finales son particularmente absurdos en ambas series) sino que en cierta medida profundiza aún más en ellos. Hasta la fecha, no hay confirmación de que la serie tenga un segunda temporada, aunque la versión británica sí contaba con una nueva historia protagonizada también por Joanne Froggatt.
La última propuesta de Pau Freixas, responsable de series de éxito como Polseres vermelles (Filmin, 2011-2013), que ha tenido adaptaciones en Francia, Italia o Estados Unidos, y Benvinguts a la familia (TV3, 2018-2019) se presentaba en enero como una de las series españolas más esperadas. Todos mienten (Movistar+, 2022) toma su título de una frase de Sherlock Holmes y precisamente se sostiene sobre un argumento contado en forma de puzzle que se desata a partir de la publicación en las redes sociales de un encuentro sexual entre Macarena (Irene Arcos) y su alumno adolescente Iván (Lucas Nabor). La acción transcurre en Belmonte, una urbanización costera del Mediterráneo que recuerda al escenario y la dinámica de Big little lies (HBO, 2017-2019), donde hay una convivencia familiar entre los vecinos que sin embargo se sostiene en mentiras y secretos ocultos. El video sexual desmorona la aparente estabilidad de los habitantes y amigos, descubriendo en cada episodio algunos de estos secretos mientras se intenta averiguar quién es el autor de un crimen.
La serie está dirigida por el propio Pau Freixas con ritmo y un entramado de líneas narrativas que funciona en los primeros episodios, pero que conforme se desarrolla la serie va revelándose como insustancial, descentrándose de la trama principal en ocasiones para ir componiendo otros enfoques que aportan poco o nada. Que una serie de seis episodios parezca demasiado larga es sintomático de su incapacidad para mantener el nivel que consigue en los dos o tres primeros episodios, perdiéndose al final en ramificaciones innecesarias. Incluso el envidiable reparto formado por actores y actrices notables está desequilibrado, entre solventes interpretaciones como la de Irene Arcos, Juan Diego Botto y Ernesto Alterio, cuyo personaje defiende con maestría a pesar de que va perdiendo entidad paulatinamente, algunas otras de gran profesionalidad como Leonardo Sbaraglia y Jorge Bosch, y otras realmente flojas como Natalia Verbeke o Miren Ibarguren. Eva Santolaria, pareja de Pau Freixas, recibe en la serie créditos como guionista, aunque en realidad ejerce como editora de guiones, y el director le regala el único personaje que tiene un monólogo de ocho minutos en el Episodio 5, aunque lamentablemente no consigue transmitir ninguna emoción.
También era muy esperada la serie Feria. La luz más oscura (Netflix, 2022-), creada por Agustín Martínez, autor de La caza. Monteperdido (RTVE, 2019-2021) y Carlos Montero, responsable de los éxitos de Élite (Netflix, 2018-2019) y El desorden que dejas (Netflix, 2020). Se trata de un thriller sobrenatural que conecta las sectas con la Guerra Civil, creando un submundo que plantea la confrontación entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, lo real y lo irrreal, a raíz de la desaparición de los padres de las dos protagonistas, Sofía (Carla Campra) y Eva (Ana Tomeno) y el descubrimiento de un grupo de cadáveres en una antigua mina abandonada. El escenario de una cueva que funciona como una entrada a otro mundo recuerda demasiado a la excelente serie alemana Dark (Netflix, 2017-2020) pero la construcción de esta doble realidad es mucho más endeble, más rebuscada y menos inquietante. La acción se desarrolla en Feria, un pueblo imaginario de Andalucía que en realidad es la hermosa población gaditana de Zahara de la Sierra, que forma parte de la Ruta de los pueblos blancos de Cádiz, y que realmente es un escenario que aúna belleza y misterio.
Pero la búsqueda de la inquietud, incluso del terror en la serie se pierde en un guión absurdo y en un incompetente trabajo de dirección a cargo de Jorge Dorado y Carles Torrens que no sabe extraer la intriga de esta historia sobre la fe ciega, y mucho menos parece interesado en dar solvencia a los actores, especialmente en el caso de las dos jóvenes protagonistas que, no siendo estrictamente debutantes, parecen realmente perdidas en sus personajes. Tampoco ayuda un estructura que ciertamente perjudica a la serie, especialmente cuando en El Templo (T1E4), que se desarrolla casi por completo en 1975, cerca de la muerte de Franco, se desvela buena parte del misterio que se ha ido construyendo en los tres episodios anteriores, y el resto de la serie juega más en el terreno de lo sobrenatural, pero sin que el suspense funcione adecuadamente. La propuesta de Feria. La luz más oscura es tan atractiva al principio como fallida al final, zancadilleada constantemente por decisiones de guión absurdas e innecesarias. La serie está producida por Filmax, veterana empresa catalana de producción y distribución que también es responsable de Todos mienten, y que se ha recuperado en los últimos años de las consecuencias de la crisis económica. En 2010 entró incluso en concurso de acreedores, teniendo que deshacerse de parte de sus compañías.
El mundo fuera y Caronte se pueden ver en Prime Video.
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