17 febrero, 2022

Rotterdam 2022 - Parte 11: Mujeres buscando su espacio

El Oso de Oro en la Berlinale 2022 a la directora española Carla Simón por su película Alcarràs (2022) es una satisfacción para el cine español y para la consolidación de las mujeres directoras, tratándose de la primera española que consigue el principal galardón en un festival que este año ha entregado los premios de interpretación sin distinción de géneros. Sin embargo, el cine sigue ofreciendo un reflejo de la representación de la mujer con evidentes desequilibrios en el mundo del arte y en la sociedad en general, y las películas de las que hablamos en nuestra penúltima crónica del Festival de Rotterdam lo constatan. Sus protagonistas son mujeres que tratan de encontrar un espacio igualitario del que se habla mucho pero que no termina de ser realista, ni siquiera en el mundo artístico al que se supone una mirada más abierta. 

BRIGHT FUTURE

Martine Syms (1988, EE.UU.) es una de las artistas más representativas de la reivindicación de la cultura negra, expuesta desde lo que ella denomina "afrofuturismo mundano", y que describió en su primer trabajo como directora, The Mundane Afrofuturism Manifesto (Martine Syms, 2015), el primer episodio de la séptima temporada de Artbound (KCET, 2012-) una serie ganadora de premios Emmy que protagonizan artistas con sede en Los Angeles, y que ya alcanza su temporada doce. KCET es un canal educativo que pertenece a PBS, y que dispone de su propia plataforma digital donde se puede acceder a su contenido de forma gratuita. A través de esta corriente afrofuturista, que surgió en los años noventa, y que ya hemos mencionado respecto a otras películas del festival como Neptune frost (Anisia Uzeyman, Saul Williams, 2021) y Kumbuka (Petna Ndaliko Katondolo, 2022), se cuestionan los estereotipos introduciendo elementos de ciencia-ficción para crear una nueva identidad, interpretando el pasado para criticar el presente e idear un nuevo futuro. Ahora ha estrenado en el Festival de Rotterdam The African desperate (Martine Syms, 2022), su debut en la ficción que representa en buena parte su propia experiencia como creadora artística, ya presente en algunas de sus instalaciones artísticas como Fact & Trouble (2016). La protagonista de la película es Palace (Diamond Stingily), una estudiante que acaba de obtener el Master de Bellas Artes. En la última entrevista delante de sus profesores antes de su graduación, hay cierto tono de paternalismo porque ella acaba de llegar de la Bienal de Arte de Venecia, para la que ha sido seleccionada, y en cierta manera los propios profesores cuestionan que su selección haya sido una cuestión exclusivamente artística, pensando que también han influido temas raciales. Esta incredulidad siempre ha sido planteada por la propia Martine Syms: "La gente actúa como si el arte fuera algo blanco -o no para la gente de color-, cuando en realidad tanta cultura y arte provienen de la gente de color", decía en una entrevista (The Guardian, 2016). 


The African desperate se apoya en las películas juveniles de los años ochenta y noventa como El club de los cinco (John Hughes, 1985), en las que de hecho había poco espacio para los personajes racializados, para reconstruir estas historias y poblarlas de otro tipo de estereotipos que en la actualidad forman parte del mundo artístico. Cuando Palace tiene dudas sobre si asistir a la fiesta de graduación, en la que ella misma se había comprometido a ejercer de DJ, expresa esa sensación de aislamiento que su propio éxito le ha provocado, porque se cuestiona en buena medida el valor propiamente artístico. Por supuesto, la fiesta de graduación se convierte en uno de los escenarios principales de la película, en la que finalmente la protagonista inicia un viaje psicodélico después de consumir marihuana, ketamina y cocaína. Para esta irrealidad provocada por las drogas, Martine Syms despliega literalmente la estética del afrofuturismo, proponiendo una incursión en el absurdo de las representaciones dentro del arte, una modificación de los parámetros que habitualmente marcan los códigos establecidos: "No creo que el arte sea la forma más efectiva de protesta. No creo que cambie la política, creo que cambia el discurso, y el discurso puede cambiar las ideas, y para mi de eso se trata: de tener una espacio para la conversación" (The Guardian, 2016). The African desperate es una parodia del propio mundo en el que se desarrolla el trabajo de la directora, que no pretende tener una narrativa convencional, pero que encuentra algunos desequilibrios en la construcción de personajes. En algunos momentos recuerda a la serie Podría destruirte (HBO Max, 2020), pero con menos poder de seducción que el que consigue Michaela Cole. Sin embargo,  en su condición de película independiente propone un planteamiento lúcido que cuestiona la representación cotidiana del arte

Tras incluir en la programación de la SEMINCI 2021 su pseudo-documental Concierto para la batalla de El Tala (Mariano Llinás, 2021), el guionista y director argentino regresa en pocos meses con el estreno mundial en el Festival de Rotterdam de Corsini interpreta a Blomberg y Maciel (Manuel Llinás, 2022), que tiene en común con aquella su estructura musical y su condición de documental ficcionado que conecta la historia argentina con la música que la representa. Se trata de un proyecto que pertenece a una serie de siete películas titulado genéricamente "La saga de los mártires unitarios". Es por tanto, de nuevo, una propuesta de larga duración pero que está presentada en forma de films independientes. De Mariano Llinás (1975, Argentina) se recuerda en Rotterdam especialmente su película La flor (Mariano Llinás, 2019), con sus treces horas y media de duración, pero también es el realizador de la notable Historias extraordinarias (Mariano Llinás, 2008), que solo duraba cuatro horas, y colaborador en el guión de la muy interesante Azor (Andreas Fontana, 2021). En su última película, se establece una intervención del propio director y del cámara Agustín Mendilaharzu como protagonistas de una lectura de las canciones que formaban parte del álbum Corsini interpreta a Blomberg y Maciel (1929, reeditado en 2015, RGS Music), una grabación del cantante Ignacio Corsini con letras de Héctor Pedro Blomberg y música de Enrique Maciel, que hablaban de historias románticas que se desarrollaban en la época de Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires entre 1833 y 1852, al que algunos describen como un dictador y otros como un simple defensor de la unión confederada de Argentina. 


La cámara acompaña a los dos protagonistas en su objetivo de re-grabar las canciones con la voz del cantante Pablo Dacal, que luego se han publicado en el album Cancionero Federal (2021, Discos Crack), pero es más interesante el análisis que realizan de las letras referidas a la denominada "época de Rosas", marcado en muchas ocasiones por comentarios humorísticos, y la búsqueda posterior de algunos de los lugares representativos de esos años que son nombrados en las canciones, y que lleva a Mariano Llinás y Agustín Mendilaharzu por las calles de un Buenos Aires en mitad de la pandemia del coronavirus, representado por las mascarillas y la distancia social. Esta relectura del pasado trasladada al presente es una de las virtudes de una película que establece una estructura fragmentada en la que funciona bien la dinámica entre los dos protagonistas, con la incorporación en algunos momentos del propio Pablo Dacal en las locuciones. Hay una intención, común en el cine del director, de escudriñar en las historias para tratar de profundizar en aspectos secundarios que sin embargo contribuyen a alimentar el tema principal. Y se establece también una visión de la mujer, pero desde el punto de vista de la interpretación masculina de la época, especialmente centrada en la segunda parte de la película en el personaje de Camila O'Gorman, que protagonizó una historia trágica cuando se enamoró del sacerdote de su congregación, llevada al cine en la popular película Camila (María Luisa Bemberg, 1984). El documental/ficción/investigación no consigue sin embargo mantener el ritmo de la primera parte, y acaba siendo reiterativo, estableciendo disquisiciones histórico-políticas que a veces pueden ser demasiado localistas, pero siempre hay un momento musical en el que las milongas se apoderan de la película y entonces resulta un auténtico placer musical. 

LIMELIGHT

Ninguna película noruega ha tenido la repercusión internacional que ha logrado La peor persona del mundo (Joachim Trier, 2021), desde que consiguió el Premio a la Mejor Actriz en Cannes 2021, iniciando un largo recorrido por festivales que incluye el premio FIPRESCI en la  SEMINCI, y siendo nominada para dos premios BAFTA y dos Oscar, entre ellas la histórica nominación a Mejor Guión Original, nunca antes conseguida por una película noruega. Joachim Trier y Eskil Vogt se consolidan así como los cineastas más sobresalientes de una industria cinematográfica pequeña pero que consigue cada año títulos que destacan fuera de sus fronteras. Y sin embargo se trata de una película que a veces pierde el foco en su retrato de la brecha generacional y en su aspecto de historia romántica desde el punto de vista de Julie (Renate Reinsve), una joven indecisa que se enfrenta cada día a la imagen que los demás puedan tener de ella. Dividida en doce capítulos, como uno de sus referentes, Vivir su vida (Jean-Luc Godard, 1962), a los que añade aquí un prólogo y un epílogo, hay elementos de conexión entre la veinteañera Nina (Anna Karina), que abandona a su marido para ser actriz, y la treintañera Julie en esa huida de los convencionalismos. Su historia está contada de forma cronológica, con una voz en off, habitual recurso de Joachim Trier, pero fragmentada a través de elipsis que se centran en los aspectos primordiales de sus continuos cambios emocionales. Ella se define no solo por lo que piensa sobre sí misma sino por lo que piensan los demás, una característica muy común en la sociedad noruega, y que por tanto encaja mejor con esa escapatoria que necesita en algunos momentos. De alguna forma, el director parece describir a su generación, representada por Aksel (Anders Danielsen Lie) frente a la generación posterior de Julie, que sin embargo parece sentirse ausente en presencia de los amigos de aquel, y toma una decisión drástica cuando conoce a Eivind (Herbert Nordrum) porque se siente más presente ante sus ojos.


Pero hay algunas estrategias de guión que manipulan al espectador para que la empatía con Julie sea más profunda. Cuando Julie y Aksel pasan un fin de semana en una cabaña con los amigos de este último en el Capítulo 1: Los otros, se hace una descripción de esa generación que ya tiene una vida familiar estable, trabajos definidos e hijos insoportables, como aburridos e hipócritas, y se recurre a planos generales desde fuera de la casa como una visión externa de esa realidad. Sin embargo, cuando Julie participa en una fiesta con los amigos de Eivind, divertidos y cool, acaban todos fumando hongos alucinógenos. El hecho de que la música original de Ola Fløttum aparezca por primera vez en el primer encuentro de Julie y Eivind en el Capítulo 2: Infidelidad, establece una justificación romántica que desemboca en  la escena en la que ella "se imagina" corriendo por las calles de Oslo en las que se ha congelado el tiempo (puesto que la película se rodó en 35 mm. no se utilizaron efectos CGI). La romantización de la infidelidad sirve de argumento para el personaje y establece las bases de la historia romántica en la que se define la película, reflejada en otros referentes como Annie Hall (Woody Allen, 1977) habitualmente citada por Joachim Trier en su cine. 

Hay una interesante reflexión sobre el cambio generacional cuando Aksel, dibujante de cómics que ha creado un personaje popular, el gato Gaupe, se enfrenta a acusaciones de sexismo en un programa de televisión en el que se debate sobre los primeros ejemplares de las historias del gato en los que hay una sexualización de los personajes femeninos. El propio Aksel se queja de que en la versión cinematográfica han "higienizado" al gato Gaupe, "un gato silvestre en un mundo de gatos domesticados", una definición que encaja perfectamente con la propia Julie. También hay una higienización de la representación de Oslo en la película, definida a través de escenarios limpios, sin contrastes sociales (y sin los scooters que tantos quebraderos de cabeza han dado al Ayuntamiento), tan turísticos que hasta la compañía de marketing VisitOSLO, dedicada a la promoción de la ciudad en colaboración con el municipio, ha elaborado un recorrido por los lugares en los que se rodó la película, al igual que hizo con las novelas de Jo Nesbø o con la serie SKAM (NRK, 2015-2017). 

Como en Reprise (Joachim Trier, 2006) y Oslo, 31 de agosto (Joachim Trier, 2011) se aborda en la última parte de La peor persona del mundo la idea del tiempo perdido y la imaginación de lo que podría haber sido si se hubieran tomado otras decisiones, pero resulta discutible el enfoque melodramático que adopta la película, otra forma de manipulación para identificar al espectador con los personajes, en este caso con Aksel: "Crecí en una época en la que la cultura fue pasando a través de objetos que podíamos atrapar y sostener con las manos".  Una mirada melancólica para la que se utiliza un recurso demasiado simple para establecer la necesidad de mirar al pasado como único apoyo emocional. 

CINEMA REGAINED

Un dato sorprendente se pone de manifiesto en el documental Ida Lupino: Gentlemen & Miss Lupino (Clara Kuperberg, Julia Kuperberg, 2021) cuando se afirma que, antes de 1927, en los estudios de cine era habitual la presencia de mujeres, tanto en labores artísticas y técnicas, pero desde el momento en que el cine se convirtió en industria, los hombres fueron monopolizando el trabajo y acaparando el negocio. Es decir, la ausencia de visiones femeninas en Hollywood no fue una cuestión de una sociedad machista, sino un desplazamiento consciente en el que el papel de las mujeres fue borrado gradualmente de un modelo de negocio que generaba beneficios, especialmente con la aparición de los sindicatos de profesionales, que sirvieron de cortafuegos para evitar la presencia femenina. La propia Directors Guild of America, el sindicato de directores de cine, fundado en 1936, admitió solo a tres mujeres directoras en varias décadas: Dorothy Arzner (1897-1979, EE.EE.) en los años treinta, Ida Lupino (1918, Inglaterra-1995, EE.UU.) en los años cincuenta y Elaine May (1932, EE.UU.) en los setenta. El título del documental hace referencia precisamente a la forma que Ida Lupino era presentada en el círculo de directores de cine en una época en la que ella era la única mujer que dirigía películas.  


Clara Kuperberg (1975, Francia) y su hermana Julia Kuperberg (1981, Francia) crearon la productora Wichita Films para producir documentales que habitualmente se enfocan en los entresijos del cine, bien sea a través de retratos de destacadas figuras de Hollywood o en incursiones más profundas en la desconocida trayectoria de mujeres cineastas como en Et la femme creá Hollywood (Clara Kuperberg, Julia Kuperberg, 2017), siguiendo la especialización de su padre, el documentalista Robert Kuperberg (1943, Argelia-2012, Francia). A través de una estructura sencilla que combina las entrevistas con fragmentos de las películas protagonizadas y dirigidas por Ida Lupino, se hace especial hincapié en los temas abordados por la realizadora, como la violación en Ultraje (Ida Lupino, 1950) o la infidelidad en El bígamo (Ida Lupino, 1953), pero que muestran siempre a personajes aislados, que se sienten desplazados por la sociedad, una representación de la propia feminidad en una sociedad machista. Así ocurre en su primera película como directora, Not wanted (Ida Lupino, 1949), en la que la protagonista sufre la enfermedad de la polio, a la que ella misma se enfrentó en su niñez, o en El autoestopista (Ida Lupino, 1953), en la que su enfoque no se centra tanto en los dos hombres secuestrados como en el propio secuestrador. 

Hay momentos muy esclarecedores en un documental que, estructurado y presentado con una envoltura formal más bien convencional, encuentra mayor interés en el contenido. La trayectoria de Ida Lupino como directora parecía fructífera y estable hasta que ella y su marido, Collier Young, que habían fundado la productora independiente Filmmakers, decidieron toman el control total y hacerse cargo de la distribución también, lo que les llevó al fracaso. Ida Lupino se refugió entonces en la televisión y acabó siendo una prolífica directora de episodios para series notables como La dimensión desconocida (CBS, 1959-1964) o Alfred Hitchcock presenta... (CBS, 1955-1962). 

ART DIRECTIONS

Descubrir que detrás de algunos de los éxitos de cantantes como Johnny Cash, Garth Brooks o Willie Nelson se encontraban autoras que ocultaron su homosexualidad para poder hacerse un hueco en el entorno de la música country puede no ser sorprendente, pero sí es chocante que las mismas dificultades que encontró la cantante Dianne Davidson cuando salió del armario en los años setenta las haya sufrido Chely Wright cuando visibilizó su homosexualidad en 2010. Ella es una de las protagonistas del documental Invisible: Gay women in Southern music (T.J. Parsell, 2021), un recorrido por las dificultades que muchas mujeres letristas o cantantes encontraron en el mundo de la música country para expresar su identidad sin temor a ser desterradas de un entorno que se describe como cerrado y machista. El problema no está solo en que la homosexulidad sea un tema tabú en ese ambiente musical en particular, sino la profunda misoginia que caracteriza a los principales responsables de convertir una canción en un éxito. Se habla en la película de cómo hay una cultura del abuso en las estaciones de radio de Nashville que promocionan la música country: "Se espera que como mujer tengas siempre una sonrisa y seas "amable" con los directores de las cadenas de radio", dice una de las entrevistadas. Cuando Chely Wright confirma que en varias ocasiones ha sido testigo de cómo alguno de estos responsables se masturbaron delante de ella, quedan pocas dudas de que hay una profunda malformación mental en un entorno artístico tan cerrado como el de la música country.


Pero en Invisible también hay algunas intervenciones emocionantes, como la de Linda Ronstadt, cuyas capacidades vocales están mermadas por el Parkinson, y una de las que apoyaron a Dianne Davidson en su carrera artística, llena de fulgurantes éxitos que se detuvieron instantáneamente cuando incluyó la canción "Song about Georgia", dedicada a una antigua novia, en un album que fue publicado pero que ninguna estación de radio (las que realmente tienen influencia en la música country) quiso emitir. Por entonces, en la mayor parte de los Estados de Norteamérica la actividad homosexual estaba prohibida, y finalmente el album 1974 (2020, Dianne Davidson) solo pudo reeditarse hace dos años, cuando la cantante había recuperado su carrera artística. En 1992 la cantante k.d. Lang también salió del armario en la revista The Advocate, y aunque no tuvo las consecuencias que veinte años antes había tenido para Dianne Davidson, en cierta manera también fue baneada por el entorno de Nashville. Ella es una de las ausentes del documental, que se refiere a su trayectoria pero que no ha conseguido entrevistarla. Invisible es una película necesaria porque revela las carencias de un ambiente cerrado en el que pocas veces se menciona la homosexualidad y la cultura del #metoo no parece haber hecho mella. Pero nombres como los de Bonnie Baker, Cidny Bullens, Kyle Fleming, Chely Wright o Emmylou Harris reflejan una diversidad sexual que se trata de invisibilizar, y que ni siquiera se puede definir de una forma concreta, sino mucho más amplia, menos restringida, como hace una de las entrevistadas cuando afirma: "Yo me declaro bisexual y homoemocional".


Azor se estrena en cines el 18 de febrero.
La peor persona del mundo se estrena en cines el 11 de marzo.
Alcarràs se estrena en cines el 29 de abril. 

The Mundane Afrofuturism Manifesto se puede ver en KCET
El club de los cinco y Annie Hall se pueden ver en Filmin y Movistar+. 
Camila, Vivir su vida, El bígamo y El autoestopista se pueden ver en Filmin. 
Reprise se puede ver en Netflix. 


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