La cita anual con uno de los festivales de documentales más relevantes de Europa ha comenzado este fin de semana con una programación formada por 163 películas de 42 países que convierten a la localidad suiza de Nyon en el foco principal de este género cinematográfico. Visions du Réel (VdR) llega a su 54 edición con la fortaleza de una selección que incluye más de ochenta estrenos mundiales, entre los que este año hay una importante presencia española con tres películas en la sección competitiva: Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023), Fauna (Pau Faus, 2023) y O auto das ánimas (Pablo Lago Dantas, 2o23), además de la presencia en la sección Burning Lights de Un volcán habitado (David Pantaleón, José Víctor Fuentes, 2023) y de Ruinas futuras (Carolina Sánchez, Elvira Arbós, Francisco Armenteros Sánchez, Ran Chen, 2023) en la sección Opening Scenes. El festival dedica este año sus premios honoríficos a tres cineastas, que ofrecerán Masterclasses a lo largo de estos diez días: la cineasta argentina Lucrecia Martel, la directora italiana Alice Rohrwacher, que estuvo nominada al Oscar este año por su cortometraje Le pupille (2022) y el realizador suizo Jean-Stéphane Bron.
Visions du Réel nació en 1969 como el Festival de Cine Documental de Nyon, una continuación de la labor de los cineclubes que se convirtió en la única muestra de cine documental que se celebraba en Suiza. Sus fundadores fueron el matrimonio formado por Erika de Hadeln y Moritz de Hadeln, quien posteriormente sería director de los festivales de Locarno, Berlín y Venecia. La particularidad de este encuentro cinematográfico, que cambió su nombre a Visions du Réel en 1995, es que acogió el estreno de producciones de países del Este y Rusia, gracias a un acuerdo con las autoridades de los diferentes países, lo que le convirtió en un vehículo para dar a conocer a cineastas desconocidos. El festival se ha consolidado a lo largo de más de cincuenta años con una selección en la que prevalece el interés por el descubrimiento de nuevos directores.
Veilleurs de nuit (Nightwatchers)Juliette de Marcillac, 2023 | Inauguración | Grand Angle | ★★★★☆ |
Una de las principales preocupaciones de Visions du Réel se refleja en la película de inauguración, una de las óperas primas que forman el 30% de la programación del festival. Veilleurs de nuit (Juliette de Marcillac, 2023) nos traslada a las montañas de Montgenèvre, una zona fronteriza que utilizan muchos refugiados, principalmente provenientes de Afganistán, para cruzar de Italia a Francia. Es una pequeña localidad en la que se produce el evidente contraste entre los extranjeros que son deseados, los turistas que llegan a sus pistas de esquí, y los que no son queridos, los refugiados que buscan asilo. Y también pone de manifiesto la doble moral de las leyes de acogida francesas, como se indica al comienzo de la película: "Sobre el papel, las leyes permiten a los refugiados solicitar asilo en Francia. La realidad es que la policía obliga a muchos de ellos a regresar a Italia sin darles siquiera la posibilidad de solicitarlo". La cámara cercana de Juliette de Marcillac se centra en un grupo de voluntarios que, bajo el amparo de la ONG Médicos del Mundo, patrullan las montañas para ayudar a los que han cruzado la frontera a llegar al refugio o el hospital, y así darles la oportunidad de pedir asilo. La mayor parte son mujeres y trabajan como enfermeras, por lo que su labor también pretende verificar el estado de salud de los refugiados.
La película comienza y termina dando forma a las personas que llegan a Francia después de un recorrido largo y particularmente duro. A lo largo del documental conocemos algunas de sus historias y sus recorridos por diferentes países, donde se pone de manifiesto la diferencia de trato entre unas fronteras y otras. En Croacia, por ejemplo, denuncian las palizas a las que son sometidos por parte de la policía. La impresión que transmiten estos relatos es la de una lucha constante en la que las víctimas de guerras y desplazamientos obligados se vuelven doblemente víctimas a lo largo de su travesía con un destino incierto. Los vigilantes nocturnos a los que hace referencia el título también se convierten en cierta manera en la contraposición de la policía, con los que el trato a veces es amable y en otras ocasiones más complicado. En conversaciones que capta la cámara de Florian Berthellot, casi todas ellas en susurros nocturnos, algunas de las voluntarias relatan momentos de tensión con miembros de la policía o ciudadanos con actitudes racistas. Los voluntarios deben convertirse en guías de los grupos de refugiados escondiéndose de las patrullas hasta conseguir que lleguen desde las montañas hasta el refugio. "No es normal dejar a la gente perdida en las montañas", responde una de ellas cuando se le pregunta por qué se ha hecho voluntaria.
Nightwatchers se desarrolla durante una noche de patrulla en medio de un frío invierno, y lo que la diferencia de una crónica más o menos común sobre la problemática de las fronteras es la atención que presta al silencio de una montaña que se convierte en un escenario peligroso para las personas que llegan caminando. En algunos momentos se detiene en las huellas que han dejado a su paso, enfocando objetos que quedan en la nieve como reflejo de una realidad convertida en dramas personales que arrastran experiencias terribles. La película termina significativamente con la canción "L'Estaca" (1968), que el músico catalán Lluís Llach compuso como unidad de acción contra la dictadura, usando la metáfora de una estaca para reflejar la lucha por la libertad. La versión francesa utilizada, que adaptó el cantautor Jacques-Émile Deschamps en 1974 tiene un mensaje más sutil, pero la decisión de incluirla en los créditos finales establece un singular paralelismo entre la libertad anhelada de un pueblo oprimido y la búsqueda de libertad que conduce a los desplazamientos humanos.
She chefMelanie Liebheit, Gereon Wetzel, 2022 | Grand Angle | ★★★☆☆ |
El anunciado cierre del restaurante Noma (Dinamarca) para 2025, que se transformará en un laboratorio de cocina, en una estrategia parecida a la que realizó elBulli (España) en 2014, ha evidenciado una crisis en la alta cocina que la pandemia del coronavirus no hizo más que profundizar. Algunos chefs con estrellas Michelin como Magnus Nilsson, Marco Pierre White, Carme Ruscalleda o Dani García, han abandonado el estatus más exigente, como hizo el cocinero francés Alain Senderes, el primero que devolvió las tres estrellas de su restaurante en 2013 porque no podía cobrar a sus clientes un precio asequible manteniendo los estándares que requería Michelin. Recientemente, la película El menú (Mark Mylod, 2022) ofrecía una visión sarcástica de los restaurantes de alta cocina, el ambiente en el que la protagonista de She chef (Melanie Liebheit, Gereon Wetzel, 2022) se introduce a lo largo de tres etapas de entrenamiento en locales de Austria, España e Islas Feroe. La película sigue a Agnes Karrasch, una joven que aspira a tener su propio restaurante y cuya participación en el equipo austríaco que ganó un prestigioso premio internacional le permite iniciar una etapa de entrenamiento con algunos chefs reconocidos internacionalmente.
El enfoque en una aspirante en vez de un jefe de cocina permite mostrar la evolución de Agnes y está expresamente remarcado en algunos encuadres, como cuando en el restaurante Vendôme (Alemania), con dos estrellas Michelin, la cámara se enfoca en ella mientras el reconocido chef Joachim Wessler permanece al fondo en segundo plano. Este cambio de enfoque respecto a los documentales que se centran en las figuras de los jefes de cocina mientras el resto de los cocineros tienen papeles secundarios, dinamiza la propuesta. De hecho, el co-director Gereon Witzel (1972, Alemania) ya había rodado anteriormente el documental El Bulli: Cooking in progress (2011), antes del cierre anunciado por Ferrán Adrià. Pero también aporta una mirada diferente que la protagonista sea una cocinera mujer, escasamente representada en la alta cocina, lo que se pone de manifiesto en la jerarquía de la cocina de Vendôme. Algunas actitudes condescendientes son encajadas por Agnes de una forma tan habilidosa que parecen inofensivas, pero también surgen las conversaciones sobre la exigencia que supone trabajar en la alta cocina, como manifiesta ella misma: "Tienes que decidir entre trabajar en un restaurante normal, lo cual es frustrante en cuanto a tu desarrollo como cocinera, o hacerlo en uno de alta cocina y renunciar a tener una vida normal". Posiblemente She chef plantea cuestiones que parecen demasiado obvias, como el estrés, el nivel de exigencia o el difícil equilibrio entre la vida personal y el trabajo, que quizás están sobredimensionadas en algunos aspectos, pero el trayecto de Agnes permite reconocerlas de una forma fluida.
En sus prácticas en el restaurante Disfrutar (España) es donde se encuentran más mujeres en la cocina. Este local del equipo formado por Oriol Castro, Eduard Xatruch y Mateu Casañas permite a la protagonista conocer otro tipo de elaboraciones, pero también es el que está peor representado en la película, por dos dificultades principales: aunque habla algo de español, la barrera del idioma se convierte en una complicación para la integración de Agnes, acrecentada por el hecho de que en la cocina solo se habla español y catalán. Y por otro lado, la pandemia del coronavirus provocó que el restaurante barcelonés tuviera que cerrar dos veces durante la filmación. La pandemia también redujo el planteamiento más ambicioso del documental, que tenía previsto grabar en más restaurantes e incluso viajar a Perú. El siguiente destino en las Islas Feroe se convierte en una liberación para Agnes, a quien los cineastas graban en algunas conversaciones privadas que muestran mejor su personalidad, así como en las conexiones con un sous chef de Vendôme con el que ha mantenido contacto y que la invita a participar en un proyecto que quiere iniciar en Berlín. El restaurante KOKS (Islas Feroe), con dos estrellas Michelin, se encuentra en una zona natural de las Islas Feroe, formado varias casas de piedra, con solo 22 comensales y gestionado por el cocinero Paul Andrias Ziska. Se podría decir que los ritmos de las cocinas más tradicionales se ralentizan en un espacio más reducido pero que también se beneficia del ambiente natural y de la autogestión utilizando los productos de la granja y del entorno. Y también es el momento en el que Agnes parece menos consciente de estar siendo grabada por una cámara, mucho más cómoda y relajada. El restaurante, que se ha trasladado a la costa de Ilimanaq (Groenlandia), mientras se construye una nueva casa más amplia en su localización habitual, se convierte en el destino definitivo de una cocinera que intenta encontrar un espacio reservado casi exclusivamente al género masculino.
Sconosciuti puri (Pure unknown)Valentina Cicogna, Mattia Colombo, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆Premio Interreligioso |
La identificación de cadáveres sin identidad se ha convertido en el principal cometido de la forense italiana Cristina Cattaneo. Son los llamados "sconosciuti puri", personas encontradas en las calles de las grandes ciudades que no portan ningún documento y parecen haber fallecido en soledad. La forense indica a sus alumnos de la Universidad de Milán cuáles son los elementos principales por los que se pueden detectar la edad y la raza de los cadáveres, en escenas en las que la cámara siempre adopta una posición respetuosa con los puros desconocidos. La dentadura o los rasgos característicos como tatuajes o manchas en la piel, son detalles cuidadosamente analizados como si se tratara de una investigación policial, e incluso a uno de ellos se le recorta la yema del dedo para intentar extraer su huella dactilar. Pero estas prácticas de investigación lo que demuestran, como se irá viendo a lo largo del documental Sconosciuti puri (Valentina Cicogna, Mattia Colombo, 2023), es el problema principal del trabajo forense: la falta de presupuesto. En realidad, una prueba de ADN podría reducir considerablemente los esfuerzos pero, como afirma Cristina Cattaneo, una sola prueba puede costar unos 250 €, y hay pocas administraciones que realmente se preocupen en presupuestar el reconocimiento de cadáveres de personas desconocidas. Mattia Colombo regresa a Visions du Réel tras presentar el año pasado su película Il posto (Gianluca Matarrese, Mattia Colombo, 2022), a través de una crónica de los esfuerzos de Cristina Cattaneo por dar reconocimiento y dignidad a esas personas fallecidas. Curiosamente una de sus fuentes de información son programas de televisión sobre desaparecidos, que le pueden aportar algunas pistas que la lleven a una identificación positiva, como el caso de una joven albanesa que había desaparecido en 1996, posiblemente captada por las mafias de la prostitución, y cuyos restos decide exhumar veinticinco años después a raíz de una entrevista a su hermana.
Los directores realizan un retrato amplio de las actividades de la forense, también con la restauración del rostro de San Ambrosio cuyo cuerpo incorrupto se encuentra en una basílica de Milán, pero el centro principal de la película se revela pronto hacia un acontecimiento que tuvo lugar hace algunos años. En 2015, una barcaza con casi 1000 inmigrantes se hundió en el Mediterráneo, cerca de la costa italiana. De ellos, solo 28 sobrevivieron, y más de 200 fueron sometidos a autopsias en las que trabajó el equipo del Instituto de Medicina Legal encabezado por Cristina Cattaneo. Años después, ella sigue intentando que la Unión Europea cambie los protocolos con la creación de una red que permita cruzar los datos de inmigrantes, lo que facilitaría la identificación de cadáveres encontrados en este tipo de naufragios. El documental #Numéro 387 (Madeleine Leroyer, 2019), que compitió en IDFA, ya abordó los esfuerzos de la forense italiana por dar voz a estos cuerpos sin identificar, aunque la mirada es más amplia en Sconosciuti puri, que también compite en la Sección Oficial de Hot Docs, que comienza la próxima semana. La dificultad principal es conseguir los fondos necesarios para poder practicar pruebas de ADN a todos los restos encontrados, cuya cifra total, unos 80.000 euros, no es demasiado alta, pero necesita el compromiso de las autoridades no solo italianas sino europeas. Uno de sus principales aliados ha sido Pierfrancesco Majorino, que en el momento de la filmación era miembro del Parlamento Europeo. El documental no solo se convierte en una forma de visibilizar el trabajo de Cristina Cattaneo, sino sobre todo de reclamar una mayor implicación por la dignidad de personas fallecidas cuyos rostros a veces se pierden, borrosos, en los restos de fotografías humedecidas por el mar. "Solo es una cuestión de voluntad", se indica al final de la película.
Antier nocheAlberto Martín Menacho, 2023 | Competición Internacional | ★★★☆☆ |
La primera de las aportaciones españolas en la sección competitiva de Visions du Réel es el debut del director Alberto Martín Menacho (1986, Madrid), cuyo cortometraje Mi amado, las montañas (2017), fue seleccionado en el Festival de Cine de Rotterdam (IFFR). Inspirado en la pequeña población extremeña de la que eran sus abuelos, su primer largometraje recurre a temas que ya estaban presentes en aquel corto, como la coexistencia entre tradiciones que perduran o el ritmo lento de la vida en el campo. Antier noche (Alberto Martín Menacho, 2023) toma su título de una expresión característica de su abuela, cuyo significado es más comprensible para los espectadores españoles, manteniendo la esencia de sus raíces extremeñas, aunque el director ha estudiado en Ginebra y ha producido sus dos títulos en coproducción con Suiza. La película comienza con un casting, planteando de forma honesta que no se trata de un documental de observación, sino que la realidad se irá mezclando con elementos de ficción. O si acaso que incluso dentro del género documental hay una línea narrativa marcada por la selección de sus protagonistas, en este caso el joven Juan Francisco, el miembro más pequeño de la familia a la que sigue la cámara durante el desarrollo de la historia. Pero la entrevista no solo sirve para plantear el camino que va a seguir la película, sino para ofrecer algunos datos introductorios esenciales, como la descripción del pueblo de Salvaleón, una pequeña localidad de la provincia de Badajoz que ha ido perdiendo población desde los años sesenta y en el que solo quedan unos 1500 habitantes, o para homenajear a quienes dieron origen a la historia: "Los abuelos no deberían morirse nunca".
Al parecer, la película tenía un planteamiento más centrado en dos de los personajes principales, dos jóvenes que debían tomar una decisión sobre su relación cuando ella decide que quiere abandonar el pueblo, según la sinopsis del proyecto que se presentó en la sección Ikusmira Berriak del Festival de San Sebastián 2019, e incluso la representación del mundo de la caza tenía un planteamiento más crudo mostrando el destino fatal de algunos galgos utilizados para esta forma tradicional de caza que se sigue manteniendo en algunas poblaciones pero que están prohibidas por ley. Pero el desarrollo del proyecto ha acabado ampliando la mirada hacia un planteamiento más coral y en el que hay menor violencia en torno al mundo de la caza, aunque siguen presentes las referencias a las costumbres tradicionales. De forma que Antier noche ofrece una perspectiva más poliédrica de la vida en el campo, en la que están presentes la inestabilidad laboral a través del trabajo por temporada en un matadero de Pepa, la madre de la familia, los incendios forestales que amenazan constantemente a las comunidades rurales o la creencia en la quiromancia, mientras la juventud se divide entre los que siguen manteniendo los trabajos tradicionales, aquellos que desean escapar de la monotonía del campo y los que lo hicieron y regresan como visitantes ocasionales.
Hay algunas secuencias que están planificadas como una ficción, sobre todo en la relación que se establece dentro de la familia, especialmente entre Juan Francisco y su hermana Diana, una niña diabética que debe mantener controlados sus niveles de glucosa. En cierto modo, estas escenas construyen una interacción entre los personajes que quiere aportar naturalidad pero que a veces sufren esa cierta falta de centralidad que tiene la película en general, planteando temas a los que les falta un desarrollo más profundo. Incluso la relación entre los dos jóvenes se acaba convirtiendo en una conversación de terceros durante un baño de verano en el río. Antier noche es un retrato diverso de la vida en el campo, de una España campestre que mantiene y pierde sus tradiciones en la misma medida en que pierde sus poblaciones, y desde su narración entretejida entre ficciones y realidades, al final acaba siendo un reflejo de la supervivencia.
FaunaPau Faus, 2023 | Competición Internacional | ★★★★☆ |
Hay algunas coincidencias en las temáticas de Antier noche y esta otra representación española en la competición de Visions du Réel, la nueva película del director Pau Faus (1974, Barcelona) tras sus largometrajes Sí se puede. Siete días con PAH Barcelona (2014) y Alcaldesa (2016), que le valió el Premio Gaudí al Mejor Documental. En Fauna (Pau Faus, 2023), que también ha sido seleccionado en Hot Docs y Docsbarcelona, el principal elemento es el contraste, que se va desarrollando a lo largo de sus imágenes, con cierto aire de ensoñación de ciencia-ficción, mientras muestra la vida tranquila de Valeriano, un pastor que convive en el bosque con las instalaciones de un laboratorio en el que se desarrolla una vacuna contra el Covid-19. La primera intención era la de hacer un documental sobre el Covid desde el punto de la investigación, pero la confrontación de la tecnología con el paisaje que se puede ver desde las ventanas del laboratorio, el bosque en el que pastorea Valeriano, acabó decantando la historia hacia una reflexión sobre la convivencia entre lo tradicional y lo moderno, el ritmo pausado y el ritmo a contrarreloj de la investigación contra una pandemia, aportando además otros elementos de discusión en torno a la utilización de animales en los laboratorios, un tema controvertido que el director plantea con una imagen que se repite a lo largo de la película, cuando los trabajadores guían a cabras, ovejas, cerdos o pollos dentro de las instalaciones a una sala donde su destino ya ha sido marcado.
Hay numerosas ideas plasmadas a lo largo del documental, que siempre funcionan en este sentido de contraposición que sirve como eje de la narración. Frente al sacrificio de animales en virtud de la investigación para conseguir vacunas, en una exposición ante un grupo de alumnos, una investigadora reconoce que por el momento no existe una alternativa cercana a la sustitución de la experimentación animal, mientras en otra subtrama se investiga cuál ha podido ser la causa de que se haya encontrado una larva dentro de una de las salas del laboratorio. "Hay que intentar separarse de la naturaleza", dice uno de los técnicos que busca alguna hendidura por la que un organismo externo ha podido invadir el espacio científico. Esta invasión puede recordar a películas de terror como La cosa (John Carpenter, 1982), y de hecho hay una tonalidad de género de ciencia-ficción en todo lo que rodea al laboratorio, un recurso visual interesante que profundiza los contrastes. La primera vez que aparecen en pantalla los científicos que trabajan en la vacuna, lo hacen también como elementos "invasores" de una imagen idílica del paisaje del bosque. En algunos aspectos Fauna nos recuerda a la película seleccionada en CPH:DOX !AITSA (Dane Dodds, 2023), en la que un territorio del desierto africano es utilizado como una base científica, contrastando la tecnología más avanzada de observación del espacio exterior con las tradiciones tribales de conexión con la tierra.
Pau Faus trata asimismo de ofrecer una imagen más humana de los trabajadores del laboratorio, especialmente a través de dos mujeres que se dedican a la limpieza y que tienen conversaciones triviales sobre el yoga y la afición al baile, aunque su trabajo también nos introduce en maquinarias como el digestor, un contenedor hermético que sirve para el proceso de digestión anaerobia de los restos de los residuos orgánicos de los animales, lo que provoca un efecto perturbador cuando se repite la imagen de cabras y ovejas entrando en el laboratorio. En el campo, la vida es más tranquila para Valeriano, paseando a su rebaño y conversando con otro pastor sobre la forma en que ha cambiado una profesión que ya no es atractiva para las generaciones jóvenes, hasta el punto que el 90% de los pastores en España tiene más de 70 años. "Pero ahora han surgido escuelas de pastores", comenta. Valeriano comienza a padecer las consecuencias del pastoreo en sus huesos, y acaba sometido a pruebas como la resonancia magnética que introduce el elemento tecnológico en su vida tradicional, lo que de alguna forma conecta con la compleja controversia en torno a la experimentación con animales, que es la que ha permitido que se hayan desarrollado tratamientos contra el cáncer. Fauna saca partido constantemente de estos contrastes, los utiliza y los elabora a través de elementos como la música, en la que también se contraponen la guitarra de Quim Ramos y el diseño musical creado por Sergi Cameron y Pau Faus con las composiciones de Israel Marco, que aportan esa tonalidad de ciencia-ficción. Pero al final, regresa a ese paisaje que se asoma desde las ventanas del laboratorio, volviendo a la esencia de un ser humano que necesita equilibrar su relación con la naturaleza.
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