El sector audiovisual español se enfrenta en 2022 a varios frentes que acabarán por situarlo en el panorama internacional, y para ello cuenta con la ayuda del plan "España Hub audiovisual de Europa" , que utiliza los fondos NextGenerationEU del Plan de Recuperación de cara a la España Digital 2025. Llama la atención sin embargo que buena parte de los 1.603 millones de euros destinados al plan hasta 2025 estén enfocados, no a impulsar la producción nacional o directamente la modernización y digitalización de las empresas audiovisuales, sino a promover el rodaje en España de producciones internacionales, que finalmente consiste en vender clima y paisajes, aquello en lo que nuestro país puede competir con otros países. A pesar de las inversiones prometidas, no todos en el medio audiovisual están contentos con este plan. Entre ellos el productor Jaume Roures, responsable de la productora "china" Mediapro, que el año pasado zanjó la crisis en la que estaba inmersa con una refinanciación de su deuda y una ampliación de capital proporcionada por el magnate Tang Hao a través de su fondo de inversión Southwind Group Limited, con sede en Singapur, quien afirmaba en una entrevista reciente: "El gobierno se ha equivocado. Los fondos se llaman ‘next generation’, ¿no? Su propio nombre indica que están destinados a construir futuro. Construir platós no es construir futuro. Es seguir con sol y sangría, me parece muy bien pero es insuficiente. El hub que ha prometido el gobierno se basa en 1.600 millones de euros para un plan de cinco años, de esos 1.600 millones, 1.300 son desgravaciones fiscales para quien venga a rodar a España, y 300 millones de euros para el sector. Un sector no se digitaliza ni se industrializa con 60 millones de euros al año." (Audiovisual 451, 3/1/2023). Estas suspicacias se unen a las que mostraba el sector cinematográfico respecto a la nueva Ley del Cine, especialmente respecto a la definición de "productora independiente" que, según el texto de la ley, podrían ser también grandes conglomerados de comunicación como Mediaset o Atresmedia que hasta ahora debían invertir un 3% en cine español, mientras que ahora se podrían beneficiar de parte del 5% que se impone a las plataformas digitales. Parece por tanto que el Plan Audiovisual del gobierno no tiene como objetivo el futuro del sector hasta 2025, como se afirma, sino que está más enfocado a una fecha concreta, mayo de 2023, en la que se celebran las próximas elecciones generales.
La tendencia en el comportamiento de los espectadores durante 2022 ha confirmado el rápido e inevitable retroceso de la televisión lineal frente a las ofertas de streaming, igual que las salas de cine siguen también descendiendo en número de espectadores a pesar de algunos datos destacados de recaudación que son simplemente excepciones a la regla. Las cifras son tan significativas que el consumo del formato tradicional ha bajado en España hasta su mínimo histórico desde que existen mediciones de audiencias, en 1992, con una media de 190 minutos por persona al día, muy lejos del máximo que se consiguió en 2012, con 265 minutos diarios por persona, y un descenso del 11% frente a 2021, según el Análisis de la Industria Televisiva-Audiovisual de 2022 elaborado por la consultora Barlovento Comunicación. A pesar del continuado descenso de audiencia de Telecinco, hasta 2021 Antena 3 no ha conseguido ser el líder anual después de diez años de liderazgo de Mediaset, mientras en las plataformas de streaming, Netflix (22,5 millones de suscriptores), Prime Video (6,6 millones) y Movistar+ (3,3, millones) son las que encabezan el ranking de usuarios, seguidos en orden por HBO Max, Disney+, DAZN, Vodafone y Orange/Jazztel TV. También funcionan mejor las ofertas de streaming de las cadenas tradicionales, con Atresmedia a la cabeza y RTVE anunciando hace unos días que RTVE Play había conseguido el mes pasado cifras históricas con 14 millones de visitas y 51 millones de visualizaciones, mientras RTVE.es lograba 27 millones de visitantes únicos. Por supuesto, estas cifras récord en diciembre tienen una razón coyuntural con la celebración del Mundial de fútbol, que en las emisiones lineales también ha logrado que la televisión pública haya podido evitar el descenso histórico que se veía venir, consiguiendo un 9% de cuota de share, dos décimas por encima de 2021.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series mencionadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
La última serie española estrenada en 2022, concretamente el 30 de diciembre, ha sido esta colaboración de Laura Caballero y Alberto Caballero para Netflix, quienes han sabido expandir sus trabajos más allá de la siempre efectiva La que se avecina (Prime Video, 2007-) que, junto a Cuéntame cómo pasó (TVE, 2001-2023) y Amar es para siempre (Antena 3, 2005-), es una de las series más longevas de la televisión en España. En este caso, la propuesta creada junto a Daniel Deorador y Araceli Álvarez de Sotomayor ofrece una representación de cuatro hombres enfrentados al declive de su especie, la de los machos alfa, aunque el recién separado Santi (Gorka Otxoa) está más dispuesto a evolucionar con la colaboración de su hija, que le inscribe en una red social de citas. En principio, la idea es susceptible de crear una comedia mordaz en torno a una parte de la sociedad que se siente acosada en su masculinidad por la imposibilidad de mantener comportamientos pasivo-agresivos, descritos de manera divertida en El Moisés de los machirulos (T1E9) a través de una conocida entrevista al cantante El Fary, en la que afirmaba: "Yo siempre he detestado al hombre blandengue. El hombre debe de estar en su sitio y la mujer en el suyo, porque las mujeres tienen sus derechos y más que debían de tener, pero la mujer necesita a ese pedazo de tío ahí. Porque yo al hombre blandengue le detesto, ese hombre de la bolsa de la compra, del carrito del niño...". Esta entrevista, emitida en 1984 en TVE, reflejaba a la sociedad española y también sirvió el año pasado como base para la campaña del Ministerio de Igualdad #ElHombreSeHace. El problema que tiene Machos alfa (Netflix, 2022) es que no es lo que pretende ser, sino una comedia clásica sobre parejas en crisis que utiliza el tipo de humor basto y los recursos habituales característicos de La que se avecina. A estas alturas ya hemos perdido la cuenta de cuántas veces los hermanos Caballero han hecho chistes sobre un consolador o sobre las parejas swingers.
Machos alfaTemporada 1 | Netflix | ★☆☆☆☆Creada por Alberto Caballero, Laura Caballero, Daniel Deorador, Araceli Álvarez de SotomayorDirigida por Laura Caballero |
De forma que nos encontramos ante un camino ya recorrido, una línea ya traspasada que, incluso, posiblemente por tratarse de una producción de Netflix, es menos provocativa y bastante menos punzante que cualquiera de las expresiones de Antonio Recio. Lo cual es una decepción, porque había terreno para profundizar más en esa sociedad que intenta recuperar el espacio perdido, que reivindica la masculinidad desde el sentimiento de superioridad, la que lleva a Vox al Congreso de los Diputados o suspira por los tiempos pasados, la que define la violencia machista como "violencia doméstica" y se revuelca en su propia burbuja social. Por el contrario, Machos alfa es una oportunidad perdida para retratar a los personajes de una manera mucho más virulenta. Al final, Pedro Aguilar (Fernando Gil), Raúl (Raúl Tejón) y Luis (Fele Martínez) son "hombres blandengues" en el sentido de que tampoco reivindican realmente su masculinidad de una forma rotunda, solo en el caso de Pedro cuando decide contrarrestar un seminario sobre masculinidad tóxica que dirige Patrick (Santi Millán) con otro seminario sobre machirulos. Pero lo que más sorprende de una serie que pretende reírse de estos hombres perdidos en una sociedad que ya no controlan es el retrato de los personajes femeninos, que se muestran como superficiales en el caso de Daniela (María Hervás), histéricas en el de Patricia (Raquel Guerrero), pasivo-agresivas en el de Luz (Kira Miró) o aprovechadas en el de la mujer separada de Santi. Por no hacer referencia a cualquiera de las citas que tiene Santi que abordan todos los tópicos referidos a la histeria, la necesidad de compromiso o el desequilibrio mental de las mujeres, recogiendo las palabras de El Fary: "La mujer es granujilla y se aprovecha mucho del hombre blandengue". De forma que en realidad la que sale peor retratada es la parte femenina en una serie que pretende lo contrario, y que acaba extrañamente desequilibrada entre ser paródica y ser, en el fondo, profundamente conservadora.
La serie no ha sido un éxito global, permaneciendo ayer en el Top 10 en solo 13 países, como Argentina, Uruguay, Portugal o Grecia, e interesando poco en el mercado de habla hispana, en comparación, por ejemplo, con la tercera temporada de Sky rojo (Netflix, 2021-2023) que se ha colocado en el Top 10 en 43 países. Pero en España sí está funcionando, siendo número 1 actualmente y eso es suficiente para Netflix en producciones de perfil más local, por lo que se ha renovado para una segunda temporada. El anuncio se hizo hace unos días con una clarificadora lona publicitaria en Madrid y la frase: "Si os gusta el humor fino, aquí tenéis otro pepino", que es el mejor chiste de la serie en toda la temporada. Machos alfa está producida por Contubernio Films, la productora fundada por Alberto y Laura Caballero en 2013 para hacerse cargo de la producción de La que se avecina, después de que la anterior productora, Alba Adriática, que pertenecía a su tío José Luis Moreno, incurriera en falta de liquidez y en numerosos impagos. La relación entre tío y sobrinos llegó al punto de máxima ruptura cuando se vieron obligados a abandonar el plató donde se rodaba la serie tras no llegar a un acuerdo con José Luis Moreno, su propietario, lo que provocó que a partir de la temporada 13, recién estrenada en Prime Video, el rodaje de La que se avecina se trasladara a otra localización.
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The Mediapro Studio es la productora, en una sorprendente colaboración con Hulu Japón y HBO Asia, de la franquicia The head (HBO Max, 2020), un thriller que en la primera temporada se trasladaba a la Antártida y que en la segunda tiene lugar en un barco de carga situado en el llamado Punto Nemo, en el Océano Pacífico, el lugar más alejado de tierra firme. Creada por David Troncoso y Ran Tellem, director de contenido internacional de The Mediapro Studio, la primera parte tuvo como guionistas a los españoles Álex y David Pastor, aunque la dirección corrió a cargo de Jorge Dorado, que se ha encargado también de dirigir esta segunda temporada, ahora estrenada en HBO Max. En este caso, el guión tiene como encargado a Mariano Baselga, productor de El internado (Antena 3, 2007-2010), y cuenta con un nuevo equipo formado por Jordi Galcerán, creador de la espléndida serie policíaca Nit i dia (TV3, 2016-2017), Isaac Sastre, guionista de la miniserie Cucut (TV3, 2022) y el brasileño Cauê Laratta, creador de la muy interesante Pico da neblina (HBO Max, 2019-), que el año pasado estrenó su segunda temporada. Quizás la diferente procedencia de este equipo de guionistas es una de las razones de que se elabore una historia que se siente menos coherente que la primera, como si entre ellos no hubiera un entendimiento mutuo de qué es lo que se pretende contar. Jorge Dorado, que estrenó el año pasado el largometraje Objetos (2022) tiene la posibilidad de desarrollar la temporada desde el principio, mientras que en la primera temporada se incorporó cuando ya había varios episodios escritos, pero curiosamente no consigue establecer una conexión entre las diferentes historias de los personajes.
The headTemporada 2 | HBO Max | ★★☆☆☆Creada por Jordi Galcerán, Isaac Sastre, Cauê LarattaDirigida por Jorge Dorado |
La trama principal comienza donde acabó la anterior, utilizando un recurso poco convincente para poder recuperar al personaje del Dr. Arthur Wilde (John Lynch), ahora embarcado en el Alexandria, un barco científico que alberga un gran laboratorio. Como la mayor parte de los personajes desaparecieron en la temporada anterior, la tripulación está formada por un nuevo plantel de actores y actrices de 10 nacionalidades distintas, recuperando esta vez a otros dos actores españoles de La casa de papel (Netflix, 2017-2021): si antes fue Álvaro Morte, ahora son Hovik Keuchkerian y Enrique Arce, estableciendo una curiosa vinculación entre ambas series. Pero el esqueleto de la historia es básicamente el mismo: comienzan a producirse misteriosas muertes en un espacio aislado en el que todos son sospechosos. La primera temporada llegó a tener buenas críticas aunque fueron habituales las referencias a La cosa (John Carpenter, 1982), y como si se tratara de un comentario irónico, en uno de los primeros episodios de esta temporada los tripulantes están viendo en la televisión esa película, lo cual era innecesario pero suponemos que sirve a los creadores para reivindicar su propia creatividad frente a las críticas de falta de inspiración. Y ciertamente The head 1ª parte fue un convencional, pero generalmente bien realizado. thriller en el que no todas las explicaciones resultaban creíbles, pero en esta ocasión parece que la ambición se vuelve en su contra, tratando de elaborar una mayor complejidad (y de camino repartir la culpabilidad), para acabar construyendo una historia demasiado obvia en su reflexión sobre la condición humana.
Al final, no sabemos por qué los personajes se comportan como lo hacen, especialmente en el ensañamiento de algunas muertes, y el desarrollo de Charlie (Hovik Keuchkerian) resulta tan gratuito que acaba dando vueltas por el barco durante dos episodios sin que sepamos cuáles son sus intenciones ni la razón de su transformación. Incluso la música de Federico Jusid, muy adecuada en la primera temporada, se siente convencional y monótona, como si no hubiera demasiado interés en explorar algo diferente. Cuando una historia consigue estar adecuadamente cerrada, retomarla para darle otra variante es un ejercicio especialmente complicado, y en este caso no acertadamente logrado. Repetitiva y discursiva, The head no consigue que los nuevos personajes conecten con el espectador, aunque juegue a la ambigüedad y el misterio para terminar siendo aburrida y poco verosímil.
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Una de las sorpresas de los últimos meses de 2022 es esta producción de Atresmedia que se anunciaba como un recorrido por una década de desfase en la denominada ruta del bakalao, también llamada Ruta Destroy en la zona de Valencia, entre principios de los años ochenta y comienzos de los noventa. Pero La ruta (Atresplayer, 2022-) se ha revelado más como un drama familiar sobre jóvenes llenos de indecisiones con una construcción narrativa arriesgada pero finalmente efectiva en la creación de personajes complejos y de una historia de tonalidad trágica. La música está muy presente a través de la faceta como DJ de Lucas Ribó (Guillem Barbosa) y posteriormente de su hermano Marc Ribó (Àlex Monner), así como de las diferentes discotecas de gran popularidad en la época que dan título a los episodios: Chocolate, Espiral, Puzzle... Pero resulta más importante lo que ocurre en la pista de baile o en los lavabos de estos espacios de reunión en los que los jóvenes podían olvidarse de unas vidas monótonas y de unas familias que oprimían aunque no fuera su intención. La propuesta de los creadores Borja Soler, colaborador de Rodrigo Sorogoyen en películas como Stockholm (Borja Soler, Rodrigo Sorogoyen, 2013) y series como Antidisturbios (Movistar+, 2020), y Roberto Martín Maiztegui, guionista de la serie La valla (Atresmedia, 2020), es arriesgada y compleja, contando la historia al revés, retrocediendo progresivamente desde 1993 donde comienza el primer episodio hasta 1981 en el que concluye la serie, y aunque al principio esta decisión parece que dificulta la conexión con los personajes, poco a poco se va revelando como una maquinaria de relojería narrativa que funciona no solo bien, sino extraordinariamente bien.
La historia comienza en Puzzle, 1993 (T1E1) con la muerte de un DJ que en cierta manera recuerda al fallecimiento del hermano de Marc, quien ha tomado la decisión de aceptar una propuesta para trabajar en Ibiza como DJ. Ese es el punto de partida pero también será el final en el episodio Barraca, 81 (T1E8), con el que se cierra el círculo de la estructura narrativa. Precisamente Atresmedia ya ha anunciado que La ruta tiene confirmada una segunda temporada que se desarrollará durante el esplendor de Ibiza en los años noventa. Pero la serie propone una mirada que no trata de estigmatizar a la que se llamó ruta del bakalao, sino que la presenta como una etapa de florecimiento musical y cultural en España, con acontecimientos como el primer concierto en nuestro país de Stones Roses en 1989, que sirve como uno de los hilos narrativos del episodio Actv, 89 (T1E3). Esta estigmatización estuvo marcada por la emisión del reportaje A toda pastilla (Canal+, 1993), una representación sensacionalista que se centraba en las drogas y una descripción siniestra de esas noches de fiesta en la costa valenciana, y de alguna forma la serie responde con una visión mucho más diversa en la que se reconstruyen las aspiraciones y las inquietudes de los jóvenes. La ruta está producida por Caballo Films, la productora que Borja Soler fundó en 2010 junto a Rodrigo Sorogoyen, Eduardo Villanueva y Alberto del campo, que ha producido todas las películas de Sorogoyen, entre ellas As bestas (2022), así como el cortometraje Mindanao (Daniel Remón, Borja Soler, 2021), nominado al Goya.
La historia tiene como protagonistas a cinco amigos: los hermanos Ribó, Toni (Claudia Salas), Sento (Ricardo Gómez) y Nuria (Elisabet Casanovas), a través de sus relaciones y de su conexión con los espacios donde se desarrollan los fines de semana nocturnos. Pero en esta descripción de música, drogas y sueños, acaba siendo más importante el momento de la resaca, el final de una fiesta que despierta sentimientos y vacilaciones, contradicciones y descubrimientos. Al contrario que en otras propuestas nostálgicas, La ruta ofrece una espléndida puesta en escena que acierta en la descripción de la época, a pesar de tener la dificultad de desarrollarse en diferentes años. Y la narrativa en retroceso también consigue solventar los problemas de caracterización de los personajes, a los que vemos rejuvenecer conforma se desarrollan los episodios, pero que en la acertada interpretación de un plantel de actores y actrices bien escogidos y bien dirigidos, logra dar credibilidad a este retroceso. Pero también hay un acertado trabajo de dirección en el que se alternan Borja Soler, Belén Funes, directora de la película La hija de un ladrón (2019) y Carlos Marqués-Marcet, director de Los días que vendrán (2019), que plantean los episodios como relatos cerrados que, aunque mantienen una unidad narrativa, se construyen con una estética diferente. Está especialmente bien narrada la diferente relación entre Marc y Lucas con sus padres, unos espléndidos Luis Bermejo y Sonia Almarcha, que brillan en Actv, 93 (T1E3), y destaca el doble episodio dirigido por Belén Funes, Espiral, 87. Cara A (T1E4) y Espiral, 87. Cara B (T1E5) que es el epicentro de la historia. Quizás La ruta es una serie no especialmente apropiada para su emisión semanal, como se ha programado en ATRESplayer Premium, dada la complejidad de su estructura, y resulta mucho más efectiva una vez que se pueden visionar todos los episodios, pero lo que es indudable es que se trata de una las más interesantes producciones españolas del año.
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Los dos canales lineales con menor índice de audiencia durante 2022, Telecinco y TVE, han sido precisamente los que gestionan los estrenos de las dos series creadas por Aurora Guerra (Madrid, 1968), guionista en algunas de las clásicas series de la televisión tradicional como Yo soy Bea (Telecinco, 2006-2009) o Acacias 38 (TVE, 2015-2021), y creadora de El secreto de puente viejo (Antena 3, 2011-2020), que junto a Alea Media y su fundador Aitor Gabilondo ha puesto en marcha dos de las producciones peor tratadas durante la temporada pasada: Escándalo, relato de una obsesión (Telecinco, 2022), que Mediaset ha venido anunciando desde hace meses hasta su estreno la semana pasada, que se tuvo que contentar con un 10,9% de share (1.120.000 espectadores) a pesar de la tibia polémica que protagonizó una asociación ultracatólica sin demasiada repercusión, y Fuerza de paz (TVE, 2022), que la televisión pública ha querido quitarse de en medio en solo tres semanas, estrenando tres episodios el 14 de diciembre y otros tres el 21 de diciembre, pero posponiendo los dos últimos hasta el 4 de enero de 2023. Una forma de desembarazarse de la producción propia con el aparente objetivo de enfocarla a la plataforma RTVE Play, donde las series se pueden ver completas. Aunque la primera semana Fuerza de paz tuvo un índice de audiencia aceptable por contagio del partido de fútbol anterior, con un 10% de share (1.540.000 espectadores), pero la media ha sido del 7,5% (732.000 espectadores). Ambientada en un destacamento de militares españoles bajo el paraguas de las Naciones Unidas en Guinea Ecuatorial, Fuerza de paz se plantea como un thriller contextualizado en el ejército que en algunos momentos parece reflejarse en películas como Algunos hombres buenos (Rob Reiner, 1992) pero que acaba construyendo una trama de corrupción castrense demasiado acartonada, apoyándose en interpretaciones deficientes. Fue la única serie española nominada a los Prix Europa 2022 en la categoría de ficción, que finalmente ganó la producción sueca Un secreto real (Filmin, 2021).
Fuerza de pazTemporada 1 | RTVE | ★★☆☆☆Creada por Aurora Guerra | Dirigida por Mar Olid, Jorge SaavedraNominación Prix Europa '22: TV Fiction |
La protagonista es la sargento Paula Elgueta (Silvia Alonso), quien participa en una misión de paz para liberar a mujeres y niñas del secuestro y esclavitud al que son sometidas por grupos paramilitares, y que recibe la llamada desesperada de su prometido, el sargento primero Hugo Reyes, quien muere aparentemente por suicidio. Tras una misión en la que ellos dos junto al sargento Nacho Moreno (Martiño Rivas) fueron secuestrados, Hugo Reyes es nombrado como el "héroe de Falat", pero la realidad de lo ocurrido podría tener algo que ver con su incomprensible muerte. Pasando por alto algunas cuestiones absurdas como que un militar con evidentes síntomas de estrés postraumático siga en el destacamento, o que a la prometida de un sargento muerto se le permita quedarse en la misión sin acompañar al féretro hasta España, Fuerza de paz comienza con contundencia, elaborando un entramado de corrupción y participación de algunos miembros del ejército español en el abuso sexual de niñas. Alrededor de la sargento Paula Elgueta hay una actitud de incredulidad respecto a sus sospechas, especialmente por parte del comandante Román Garrigues (Alain Hernández) y el capitán Sánchez (Alfonso Bassave), quienes no parecen dispuestos a investigar dentro del destacamento, teniendo solo el apoyo del teniente Alfredo Cuesta (Félix Gómez). Pero conforme se desarrolla la historia, hay algunas deficiencias en la construcción de personajes y una mirada demasiado complaciente con el estamento militar que pierde la oportunidad de profundizar en algunas problemáticas importantes que son recientes.
Estando protagonizada por una mujer, es sorprendente que no se aborden algunas cuestiones relevantes que están de actualidad: el pasado mes de noviembre un comandante fue condenado por abuso de autoridad cuando excluyó deliberadamente a una soldado de una misión en Libia, en julio un cabo fue condenado por abuso sexual contra una compañera, el año pasado dos militares fueron condenados por alentar la violación "en manada" de una soldado y un teniente coronel fue condenado por acoso sexual a una subordinada. Sin embargo, la serie no tiene interés en profundizar en la situación de las mujeres en el ejército español, y aunque la protagonista sufre los rumores respecto a sus relaciones personales, Paula Elgueta consigue casi siempre convencer a sus superiores de sus pretensiones, y solo recibe un trato más humillante de los personajes antagonistas, especialmente un Martiño Rivas al que nadie parece haber dirigido para evitar que caiga en el histrionismo. También es cierto que el destacamento es retratado como una especie de instituto en el que todos tienen alguna relación sentimental, uno de los males endémicos de la ficción española. Silvia Alonso defiende adecuadamente un personaje que resulta demasiado superficial, un retrato sin fisuras de la honestidad, el pundonor y la búsqueda de la verdad, pero hubiera sido interesante que tuviera alguna flaqueza para liberarla de cierta representación acartonada. Otra cosa es la representación de los civiles africanos, creando un personaje como el maestro Manuel Adugu (Will Shephard) con el que se pretende ofrecer un tono crítico hacia la participación de fuerzas militares extranjeras en África, pero quedándose en inofensivas quejas sin consecuencias. El planteamiento de la serie es otro muy distinto, y queda reflejado al final del último episodio, donde se deja claro que "España lleva 30 años contribuyendo a las operaciones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas". Fuerza de paz acaba siendo un thriller sin sentido crítico en el que no hay demasiadas sorpresas y quedan algunos hilos sueltos que no terminan de resolverse.
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RTVE Play se apunta a la moda del true crime, que ya ha cultivado con acierto en la docuserie Lucía en la telaraña (RTVE Play, 2021), con el estreno de dos producciones que abordan casos reales de delincuencia y asesinatos. La más relevante es El asesino de la baraja (RTVE Play, 2022), avalada por la participación de Goroka, productora responsable de la exitosa serie Crímenes (TV3, 2020-) un programa de investigación que repasa casos reales relatados por el periodista Carles Porta, y que en su tercera temporada en noviembre de 2022 alcanzó un 29,3% de share (651.000 espectadores) en Cataluña. Las dos temporadas anteriores están disponibles en Movistar+, que estrenará la tercera temporada a nivel nacional el 30 de enero. Por tanto, la docuserie de RTVE Play ofrece garantías de un trabajo realizado con profundidad y un estilo parecido al de la serie Crímenes, pero con Carles Porta solo como productor. Es algo así como El crimen de la guardia urbana (Movistar+, 2022), una especie de separata en el que se abordaba a través de cuatro episodios independientes un caso más complejo. En cuanto al llamado "asesino de la baraja" algunos aspectos provocan que se trate de una serie de crímenes con características inusuales, como la frialdad con la que se cometían. El psicólogo criminólogo Vicente Garrido, uno de los entrevistados más interesantes de los que participan, apunta que este asesino en serie mataba con una pistola al contrario de lo que suele suceder, sin contacto físico con las víctimas ni ensañamiento, de forma que su actitud era más de ejecutor, manteniendo la distancia respecto a los ejecutados.
El asesino de la barajaDocuserie | RTVE Play | ★★★★☆Creada por Enric Álvarez | Dirigida por Román Parrado |
La serie documental traza a lo largo de sus tres episodios de unos 50 minutos de duración la secuencia de los hechos desde que se cometieron los primeros crímenes hasta que éstos acabaron siendo relacionados con otros posteriores, convirtiéndose en una especie de "asesino del Zodíaco" que dejaba cartas de la baraja española en los lugares donde se cometían los asesinatos. La circunstancia inédita surge del análisis en Rey de copas (T1E2) de cómo esta firma del asesino fue inducida por las informaciones aparecidas en los medios de comunicación, que destacaron durante semanas la aparición de un as de copas junto al cuerpo de una víctima, lo que provocó que el asesino acabara adoptando este elemento como un signo de identidad. Como suele suceder, las intervenciones de los periodistas que en su día investigaron el caso y por tanto contribuyeron a la difusión de estas informaciones tienen poco sentido de autocrítica, especialmente en el caso de Manuel Marlasca, quien habla de "la prensa" en tercera persona, como si él no formara parte de ella. Son precisamente estos elementos adyacentes al relato de los hechos conocidos por todos, los que aportan un mayor interés a la serie, que reflexiona sobre la forma en que los medios de comunicación se involucran demasiado en las investigaciones policiales, o en las presiones de la delegación del gobierno, en vísperas de las elecciones autonómicas de 2003, para que se detuviera a un sospechoso que finalmente demostró su inocencia.
Mezclando reconstrucciones de los hechos con las intervenciones de periodistas y policías implicados en la investigación, casi siempre entrevistados en espacios cerrados y separados por mesas de trabajo, hay referencias en la utilización de los colores a películas policíacas de los años setenta, con especial énfasis en el cine de Sidney Lumet. Las recreaciones tienen una tonalidad más oscura que usan como principal influencia la película Zodiac (David Fincher, 2007), lo que aporta una textura cinematográfica. Aparecen también, sobre todo en el episodio La caza del hombre (T1E3), referencias al ambiente informativo de la época, especialmente centradas en la guerra de Irak, aunque parece una contextualización más ideológica que realmente importante para la historia, una especie de culpabilización subrepticia al gobierno de José María Aznar que apoyó la guerra, en paralelo al hecho de que en Madrid durante 2003 se cometiera el mayor número de asesinatos en toda su historia. Hay también un intento de deshumanización del asesino, calificándolo como "una persona vacía", pero lo cierto es que hasta que Alfredo Galán no se entregó en una comisaría, la policía no había conseguido arrestarle, aunque algunos miembros de la investigación se justifican diciendo que "ya estaba en nuestro punto de mira". El asesino de la baraja funciona como una docuserie destacable porque revela que la policía se dejó influenciar por los propios medios de comunicación y cómo éstos contribuyeron al modus operandi del asesino, lo que refleja una sociedad ávida por el morbo e inconsciente de la repercusión de determinadas informaciones.
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Menos elaborada desde un punto de vista formal es El robo del códice (RTVE Play, 2022), que consta también de tres episodios a lo largo de los cuales se presenta el famoso caso de la sustracción en 2011 del Códice Calixtino, un manuscrito del siglo XII considerado como la primera guía para peregrinos que existe, y que estaba custodiado en la Catedral de Santiago de Compostela. A pesar de que parecía claro que se trataba de un robo cometido por alguno de los trabajadores de la catedral, ya que no se había forzado ninguna cerradura, las investigaciones encabezadas por el inspector jefe de la Brigada de Patrimonio Histórico, Antonio Tenorio, tardaron más de un año en detener al autor de los hechos. Por el camino, se practicaron escuchas ilegales dentro del domicilio de Manuel Fernández Castiñeiras, autorizadas por el juez instructor José Antonio Vázquez Taín, quien no quiso participar en el documental, pero al que se le aprecia una actitud de desprecio y burla en los interrogatorios con los acusados. Habitual tertuliano en programas de Trece TV, de la Cadena COPE, Vázquez Taín ha dirigido recientemente el documental Peregrinas (2022), por lo que su ausencia de esta producción es bastante significativa, quizás para evitar las críticas que la abogada de la familia Castiñeira hace sobre su instrucción o referencias a polémicas como la sanción que le impuso el Tribunal Supremo en 2015 por hacer "bromas de mal gusto" sobre el "caso Asunta" que él mismo instruyó.
El robo del CódiceDocuserie | RTVE Play | ★★★☆☆Escrita por Elena Molina, Elisa Puerto | Dirigida por Elena Molina |
Aunque sea de forma inconsciente, la serie pone de manifiesto la ineficacia de las autoridades policiales y la actitud prepotente de la justicia, pero también una falta de control administrativo en las cuentas económicas de la catedral que se pusieron de manifiesto cuando en el domicilio de Manuel Fernández Castiñeiras se encontraron 1,7 millones de euros que había ido sustrayendo a lo largo de los años. Curiosamente ni la fiscalía ni la justicia decidieron investigar más a fondo esta circunstancia. "Había que haber levantado las alfombras", comenta la abogada Carmen Ventoso, "había que haber sacudido las cortinas y con esa instrucción hubiéramos llegado a saber lo que ocurrió y obtener la libertad de los tres". La justificación de Castiñeiras consistió en afirmar que tanto trabajadores como clérigos cogían dinero habitualmente de la catedral, una afirmación importante dado que finalmente tuvo más condena por los hurtos económicos que por el robo del Códice. Elena Molina, directora del largometraje documental Rêve de mousse (2018), coescrito junto a Isaki Lacuesta, y el reciente Remember my name (Movistar+, 2022), es la encargada de poner en imágenes esta historia sin aportar demasiados recursos creativos, excepto algunos elementos que parecen querer introducir humor, sobre todo en la descripción del funcionamiento interno y las relaciones entre los trabajadores de la catedral, pero que son innecesarios. La serie documental, una de las producciones que RTVE ha estrenado apresuradamente en las últimas semanas de 2022, como si tuviera que cumplir con la cuota de producción propia que se le exige, está producida por Cuarzo TV, que fundó en 2000 Ana Rosa Quintana, aunque en 2017 vendió todas sus participaciones a la internacional Banijay Entertainment, para fundar Unicorn Content. Cuarzo TV ha estrenado recientemente otra docuserie true crime, ¿Dónde está Marta? (Netflix, 2021), dirigida por el periodista Nacho Abad, que es precisamente uno de los entrevistados de esta serie, aunque se dedica más a realities y talk shows como La isla de las tentaciones (Telecinco, 2020-) o La roca (La Sexta, 2021-).
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Películas mencionadas:
La cosa, Algunos hombres buenos y Rêve de mousse se pueden ver en Filmin.
Stockholm se puede ver en Filmin y FlixOlé.
La hija de un ladrón se puede ver en Prime Video.
Los días que vendrán se puede ver en Filmin y Netflix.
Zodiac se puede ver en HBO Max y Movistar+.
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