Pr1meran / Filmin - 25 de abril
España, 2021 - 6x40'
Creada por Aner Etxebarria Moral, Pablo Vidal Santos
Dirigida por Aner Etxebarria Moral, Pablo Vidal Santos
Jackson Hole Wildlife Film Festival '21: Nominada Mejor Miniserie
A pesar de que esta docuserie está terminada desde el año 2021, todavía no había encontrado una distribución comercial en España, siendo ahora estrenada en el formato tradicional a través de la plataforma Filmin para todo el territorio español y en Pr1meran del País Vasco, donde se puede ver gratuitamente con subtítulos en euskera y castellano. Mientras que Filmin ha estrenado los seis episodios completos, Pr1meran está emitiendo un episodio semanal. Y eso que el proyecto de Aner Etxebarria y Pablo Vidal comenzó su trayectoria nada menos que con una nominación como Mejor Miniserie en el Jackson Hole Wildlife Film Festival, que se celebra cada diciembre en Estados Unidos y está considerada como la muestra más prestigiosa dedicada a producciones medioambientales. El logro de Voces de la tierra (Pr1meran/Filmin, 2021) lo reflejan las miniseries que competían ese año en la categoría: Un planeta perfecto (BBC, 2021), Los secretos de las ballenas (National Geographic/Disney+, 2021) y Micromundos (Apple tv+, 2020). Finalmente, podemos disfrutar de una de las series documentales más fascinantes que se han hecho en España, un recorrido antropológico por aquellos lugares en los que se mantienen todavía los vínculos más estrechos entre el hombre y los animales, muchos de ellos en peligro de desaparición. Nacido como un proyecto personal de sus creadores, contaban en alguna entrevista que la idea surgió como una propuesta independiente que trataba de encontrar socios internacionales como Arte o National Geographic en el MIPTV de Cannes, pero que éstos mostraban interés aunque eran reacios a involucrarse en una serie de dos cineastas desconocidos. Hasta que surgió en el Festival de San Sebastián un encuentro con la productora bilbaína Gariza Films, que por entonces ya estaba trabajando en su exitoso y premiado largometraje 20.000 especies de abejas (Estibaliz Urresola Solaguren, 2023), y se involucró en la producción. Cuenta once historias en seis episodios, con una estructura de dos relatos por capítulo, excepto en uno de ellos, lo que permite establecer un ritmo constante y además abordar algunas paralelismos temáticos que están relacionados con los mismos desafíos para las diferentes comunidades, como la transmisión de las tradiciones o las amenazas que afrontan.
La serie está rodada con una sutileza que se refleja en imágenes espectaculares, pero no porque se utilicen tomas aéreas de la sabana rodadas con drones, sino todo lo contrario: son los primeros planos de los rostros a veces marcados con las huellas del tiempo o la cámara recorriendo el interior de los rebaños con el paisaje del desierto como fondo, los que aportan una belleza insólita y absolutamente hipnótica. Los Awá Guajá de la selva amazónica brasileña, protagonistas de Maihu & Taquary (T1E6), el único episodio unitario de la serie, adoptan a los animales que quedan huérfanos después de la caza, mientras que el pueblo Yao en Mozambique tiene un vínculo especial con los pájaros "Cego", una especie de gorriones, cuyo canto les permite detectar los árboles en los que pueden extraer miel. Cuando llegan a su destino, los pájaros permanecen en silencio y los apicultores extraen la miel, dejando panales a los pájaros como agradecimiento. Thedelly & Raimundo (T1E2) está protagonizado por dos tribus que se dedican a la recolección de miel, en Mozambique e India. Voces de la tierra también muestra esta relación en España, en Diandra & Hermelinda (T1E5), a través de la Rapa das bestas en Galicia, donde en el pequeño pueblo de Cuspedriños se reúnen los aloitadores que una vez al año esquilan las crines de los caballos salvajes para eliminar los parásitos. Mientras que Mogga & Bayandalai (T1E1) se concentra en dos pueblos de pastores: los ganaderos Mundari en Sudán del Sur, que conducen lo que ellos llaman Ankole Watusi, la manada de los reyes. Mogga es el portavoz que hace referencia a las costumbres tradicionales, algunas sorprendentes, como lavarse con la orina de las vacas o usar la técnica de soplar las vaginas de aquellas que han perdido a un ternero para que vuelvan a producir leche. El proceso, que en el siglo XIX utilizaron pastores europeos, pretende engañar a la vaca para que crea que sigue embarazada y vuelva a producir leche, que es la principal subsistencia de la tribu. En Mongolia, los pastores Dukha consideran a los renos como animales sagrados, con el anciano Bayandalai como uno de los últimos que mantienen la tradición, pero consciente de sus desafíos: "Nuestra tierra forma parte del Parque Nacional Tengis-Shishged. Nos han limitado nuestra zona de pastoreo. Nuestro futuro no parece muy prometedor".
Uno de los aspectos que se destacan en Voces de la tierra es la condición de peligro de extinción de muchas de estas relaciones entre el hombre y los animales, precisamente provocada por aquella parte de la población que ha renunciado a esta vinculación con la naturaleza: nuestra civilización moderna. Los pastores Mundari tienen que portar armas porque están sometidos al robo de ganado, mientras que los Awá Guajá han venido sufriendo constantes ataques violentos por parte de las empresas madereras que están arrasando buena parte del Amazonas. En lugares como Madagascar, en el que los Zafilosy mantienen una vinculación especial con los cocodrilos, a quienes consideran supervivientes humanos de una inundación transformados en animales, se enfrentan a los problemas relacionados con el cambio climático, como la sequía en la Reserva Nacional de Niassa, en Mozambique. Una de las características excepcionales de Voces de la tierra es precisamente mantener las lenguas originales de las tribus y comunidades que participan, sin introducir un narrador o una voz que interprete sus palabras. Es así como podemos escuchar algunas de las lenguas más primitivas de nuestro planeta a través de las tradiciones orales que desparecerán progresivamente conforme se rompan las relaciones especiales que mantienen sus habitantes con los animales con los que conviven. Entre tantos documentales naturales, Voces de la tierra tiene la particularidad de centrarse en los seres humanos que continúan estrechamente ligados a la tierra, los que mantienen unas tradiciones que están constantemente amenazadas por la capacidad devoradora de la modernidad. Es una excelente muestra de una mirada antropológica que demuestra cómo el respeto hacia la fauna tiene como recompensa una colaboración permanente que mejora las condiciones de vida.
Netflix - 30 de abril
Argentina, 2025 - 6x50'
Creada por Bruno Stagnaro
Dirigida por Bruno Stagnaro
Contiene espóileres de la primera temporada
La historieta publicada por Héctor G. Oesterheld (1919-1978, Argentina) con dibujos de Francisco Solano López (1928-2011. Argentina) se ha convertido con el paso de los años en un referente para el mundo del cómic en Argentina. El Eternauta (1958, Ed. Planeta) es la obra más representativa de su autor y la que más ha trascendido con el paso de los años, a pesar de que hay otras publicaciones suyas como Mort Cinder (1962-1964, Ed. Astiberri) que están consideradas de mayor calidad. Incluso la primera entrega de la historieta se ha rodeado de una cierta representación política que no tenía en realidad, porque pertenece a una etapa en la que no existía una militancia por parte de Héctor G. Oesterheld, que incluso llegó a ser antiperonista. Pero, como otros escritores que habían publicado obras destacadas en los años cincuenta, como Rodolfo Walsh (1927-1977, Argentina), con el libro Operación Masacre (1957, Ed, Libros del Asteroide), el autor pertenecía a esa intelectualidad de clase media que acabó comprometiéndose y sufrió las consecuencias de la dictadura militar en los setenta. El escritor publicó una reedición diez años después con dibujos de Alberto Breccia, El Eternauta (1969, Ed. Reservoir Books), que incluía ya una atmósfera más politizada, y posteriormente una secuela, El Eternauta. Segunda parte (1976, Ed. Norma Editorial), que cambiaba completamente la perspectiva para hacerse directamente política y ambientarse en el futuro. Impulsado por la militancia de sus hijas (a una de ellas la arrojaron muerta desde un camión a la puerta de su casa), Héctor G. Oesterheld ya trabajaba para los Montoneros, la organización guerrillera peronista, y fue detenido y desaparecido en 1977, creyéndose que le asesinaron en 1978. Después de varios intentos a lo largo de las últimas décadas para llevar la historieta a la pantalla, en proyectos finalmente abandonados que iban a dirigir Adolfo Aristarain y Lucrecia Martel, El Eternauta (Netflix, 2025-) es la versión más acorde con el entorno de las plataformas de streaming multinacionales y por tanto recoge el espíritu de ciencia-ficción humanista que contenía la primera versión, más que la mirada política de las posteriores. Seguramente influenciado por obras como La guerra de los mundos (1898, Ed. Debolsillo) de H. G. Wells, y en línea con la visión humanista versus extraterrestre de otras obras de la época, como Invasión: Los ladrones de cuerpos (1954, Ed. Bibliópolis), de Jack Finney, adaptada en la película La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956), la historia propone una lucha colectiva frente a la individualidad, que en la relectura posterior de 1969 representaba a los trabajadores frente a la economía capitalista que atraía a los totalitarismos.
Pero a pesar del entorno populista de Argentina en la actualidad, ver El Eternauta con una mirada política no parece acertado. Bruno Stagnaro (1973, Argentina), que se dio a conocer con la excelente Pizza, birra, faso (1997), una película sin la que no se entiende la evolución del cine argentino, y posteriormente ha dirigido series de narrativa social como Okupas (Netflix, 2000) y Un gallo para Esculapio (TNT, 2017-2018), se ha acercado a la adaptación desde una perspectiva estrictamente de ciencia-ficción, pero introduciendo inteligentemente los temas que le interesan en torno a las relaciones humanas, la solidaridad y el espíritu de comunidad. La serie cuenta una historia apocalíptica que comienza cuando cae sobre Buenos Aires una nieve mortal y los amigos Juan Salvo (Ricardo Darín) y Favalli (César Troncoso) se deben enfrentar a la supervivencia en un entorno cada vez más hostil en el que dar un paso en falso puede suponer la muerte. La adaptación traslada la acción a la actualidad, lo que no es un cambio sino una fidelidad a la narrativa contemporánea de la historia original, que se desarrollaba en la misma época en la que fue escrita, pero aporta una mayor presencia para los personajes femeninos, como Elena (Carla Peterson) y Ana (Andrea Pietra), que no tenían en los cómics originales. Hay otras modificaciones respecto a la obra pero que juegan a favor de una historia que revela pronto el origen de la nieve y presenta a algunas de las criaturas más características del cómic, como los Cascarudos. La más interesante es la justificación de las habilidades militares de Juan Salvo haciendo referencia a su participación en la guerra de las Malvinas (1982), lo que aporta una mayor profundidad a un personaje marcado por su rechazo inicial a volver a las armas, y por el trauma de la derrota y las pérdidas humanas que ha acompañado a Argentina durante décadas. Es una aportación hábil porque no solo hace referencia al pasado, sino también a algunas visiones del personaje que no se llegan a explicar en estos primeros episodios, pero que conectan con el desenlace de la historia, uno de los aspectos más innovadores de la obra original. Bruno Stagnaro ha tratado el tema de las Malvinas en uno de sus primeros cortometrajes, Guarisove, los olvidados (1995), producido por el ya casi desaparecido INCAA dentro del programa Historias breves, en el que ironizaba sobre la argentinidad a través de un grupo de soldados que no saben que la guerra ha terminado. La serie solo adapta la mitad de la obra original publicada en 1958, aunque ya se ha confirmado una segunda temporada que abarcaría el resto de la historia. Pero Bruno Stagnaro ha señalado en algunas entrevistas que no tiene la intención de embarcarse en una adaptación de la segunda parte que se publicó en 1976, con un entorno más político, aunque se han incorporado algunos elementos que se describían en aquella.
Otra novedad interesante es la introducción de un personaje disruptor, Omar (Ariel Staltari, uno de los guionistas de la serie), que por un lado rompe la dinámica de amistad que mantienen los personajes principales, pero también supone una ruptura generacional, la que representan los protagonistas a través de una de las frases habituales de Favalli: "Lo viejo funciona". Siguiendo el predominio que en las historias de Bruno Stagnaro tienen los espacios, El Eternauta tiene puntos en común con otras series de su creador como Okupas, porque se refuerza a través de los espacios de Zona Norte y Ciudad de Buenos Aires convertidos ahora en un entorno hostil, nevado y solitario, enmarcado en montañas de vehículos abandonados que parecen haber sido arrastrados, de manera que hay una relevancia fundamental en la presencia de esa Argentina que se puede reconocer dentro de un paisaje apocalíptico. También a través de la música y del propio comportamiento de los personajes, como en el comienzo característico de la historia, cuando se reúnen para jugar en el episodio Noche de truco (T1E1), o cuando echan mano de las canciones para reforzar su vínculo comunitario, como en el tren en Jugo de tomate frío (T1E6), que toma su título precisamente de una conocida canción que el grupo Manal introdujo en su primer álbum Manal (1970). La memoria colectiva desde la música es uno de los temas recurrentes de la serie, que establece esa conexión local que la diferencia de otros relatos apocalípticos. El propio Bruno Stagnaro estuvo trabajando en un proyecto que imaginaba una guerra civil dentro de una sociedad post-crisis de 2001, de la que pueden encontrarse seguramente apuntes en los últimos episodios de El Eternauta. Con una propuesta convincente a nivel visual, apoyado en un buen trabajo de efectos visuales que se ha realizado en parte en estudios de Uruguay y la India, la serie consigue establecer su personalidad dentro del género de ciencia-ficción dialogando con la actualidad mientras propone una visión contemporánea a través de una narración que es, al mismo tiempo, eminentemente clásica.
Sospechoso: El asesinato de Jean Charles de Menezes ★★★★☆ Disney+ - 30 de abril
Reino Unido, 2025 - 4x55'
Creada por Jeff Pope
Dirigida por Paul Andrew Williams
Las plataformas de streaming están estrenando series que tradicionalmente han ocupado el espacio de los canales de televisión públicos británicos, aunque no parece ser este caso, teniendo en cuenta las declaraciones de su creador Jeff Pope (1959, Reino Unido) criticando el enfoque que tanto BBC como Channel 4 han realizado en sus dos principales producciones documentales estrenadas recientemente en torno al asesinato de Jean Charles de Menezes por parte de la policía londinense. Para él, la serie documental 7/7: The London bombings (BBC, 2025), que narra los atentados en un enfoque más general, y la docuserie Shoot to kill: Terror on the tube (Channel 4, 2024) son excelentes trabajos que, sin embargo, cuando abordan el asesinato de De Menezes, no hacen referencia a las declaraciones de los testigos que se encontraban en el vagón de metro en el que recibió los disparos de los agentes de policía y su contradicción con la narrativa que defendieron los mandos de la MET (Policía Metropolitana de Londres), afirmando que lo que se muestra en estos documentales es la versión de la policía. El guionista responsable de series como The walk-in (Filmin, 2022) y Archie (Filmin, 2023), productor de la inédita The reckoning (BBC, 2023) y nominado al Oscar por el guión de la película Philomena (Stephen Frears, 2013), aborda de nuevo un caso real trasladando a la pantalla uno de los fallos policiales más sobrecogedores que se han producido en Gran Bretaña, una mezcla de la tensión provocada por los atentados del 7 de julio de 2005 en la red de metro y autobuses de Londres, el posterior intento de nuevos atentados que fueron desactivados porque las bombas no llegaron a explosionar, y una absoluta ineptitud por parte del cuerpo de policía que debía vigilar a uno de los terroristas sospechosos, confundiendo en el reconocimiento a un joven electricista brasileño (que no se parecía en nada al sospechoso) y que terminó muerto de siete disparos en la cabeza efectuados durante 30 segundos. El director Paul Andrew Williams (1973, Reino Unido), que ha dirigido algunas de las series escritas por Jeff Pope, no evita los detalles más brutales del asesinato en el Episodio 2 (T1E2), lo que ha sido criticado en Reino Unido. Pero es necesario para entender la magnitud del fallo policial y sopesar la posterior campaña de desinformación que la propia policía alimentó.
En este sentido, lo que centra la atención de Sospechoso: El asesinato de Jean Charles de Menezes (Disney+, 2025) es precisamente la narrativa que se creó a partir de la constatación de que Jean Charles de Menezes (Edison Alcaide) no solo no era islamista sino que se trataba de un joven brasileño sin ninguna vinculación con el terrorismo. Cuando en el Episodio 3 (T1E3) el comisionado Ian Blair (Conleth Hill) contempla las primeras críticas de la familia del joven brasileño en televisión, su primera reacción es decir: "Me parece completamente injusto. Por cierto, ¿estaba trabajando de forma legal?", como si quisiera agarrarse a la más mínima posibilidad de justificación, por absurda que resulte. Lo más interesante del planteamiento de la serie es cómo refleja que la respuesta policial no fue solamente un fallo de comunicación que trataba de salvar las críticas, sino que se creó una estrategia de información a través de una narrativa que estaba basada en mentiras, tanto la versión de los policías que dispararon, afirmando que Menezes se había abalanzado sobre ellos y que dieron un grito de advertencia antes de disparar (lo que ninguno de los testigos ocupantes del vagón escuchó), y la de los propios mandos policiales, que reconstruyeron una teoría de que el joven brasileño se comportaba de manera sospechosa y llevaba una chaqueta abultada que podía hacer pensar que pudiera esconder una bomba. Sospechoso sin embargo construye los primeros episodios reflejando las consecuencias de las cuatro explosiones que dejaron cincuenta y seis víctimas mortales y unos trescientos heridos, de los que se cumple este año el vigésimo aniversario. Y el grado de tensión que experimentó un cuerpo policial obligado a detener otros posibles ataques terroristas, especialmente cuando se produjo un intento fallido días después. Esta tensión también se refleja en los propios ciudadanos, como cuando un joven de rasgos árabes es constantemente vigilado por las miradas de los pasajeros en un vagón de metro.
Hay más impulso en los dos primeros episodios, que de alguna manera se ralentiza a lo largo de los dos siguientes, más centrados en las estrategias políticas de despacho. Pero al incorporar una subtrama que protagoniza Lana Vandenberghe (Laura Aikan), una secretaria de la oficina de la Comisión Independiente de Quejas contra la Policía (IPCC) que filtró información a la prensa que contradecía la versión policial, se mantiene el tono de thriller. Es uno de los dos personajes que representan la ética y la moralidad que se le supone a los funcionarios públicos en un entorno que, sin embargo, solo intenta superar la crisis, aunque el segundo, el oficial de policía Brian Paddick (Russell Tovey), se siente más explicativo y forzado en la constante reproducción del punto de vista que se identifica con el espectador. Pero Sospechoso sabe equilibrar los puntos de vista tratando de acercarse a todos ellos, incluso el de la familia de Jean Charles de Menezes, que protagonizan las escenas más conmovedoras cuando reciben la noticia de su muerte o durante el entierro. Aunque se desarrollan en una pequeña localidad de Brasil, estas escenas se rodaron en el Parque Natural de Gata-Níjar, en Almería, que sin embargo resultan convincentes. Una de las claves del caso se describe al comienzo del Episodio 3 (T1E3), una orden llamada Operation Kratos, que se trata de un protocolo para agentes armados encubiertos que permite a un oficial dar la orden de disparar contra un atacante suicida sin previo aviso. Es la que utilizaron los policías que dispararon como justificación, pero también la que la comandante Cressida Dick (Emily Mortimer) dijo no haber dado en ningún momento. Lo más descorazonador del relato son las consecuencias penales o profesionales de los hechos narrados, que cualquiera que conozca otros casos de abusos policiales en Reino Unido puede imaginar.
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