Tras diez semanas desde el comienzo de la huelga de guionistas, habría que preguntarse cuáles son las razones por las que el Sindicato de Escritores de América (WGA) y la Alianza de Productores de Televisión y Cine (AMPTP), cuya página web por cierto es particularmente vergonzosa y no está actualizada desde 2017, no consiguen llegar a un acuerdo como sí lo alcanzó finalmente el Gremio de Directores de América (DGA) hace unas semanas. Sin duda, la coyuntura actual en la que el streaming se ha confirmado como un negocio poco lucrativo y los estudios y streamers han comenzado a realizar recortes significativos, es una de las principales razones. Resulta especialmente significativo que, siendo las plataformas de streaming las que han provocado un aumento notable de los presupuestos y del caché de guionistas de primera fila e intérpretes a base de contratos millonarios como los que ha venido firmando Netflix en sus primeros años, ahora pretendan rebajar esos salarios que ellos mismos contribuyeron a elevar. El podcast Deadline Strike Talk (Deadline, 2023), repasa cada semana las novedades de la huelga desde el punto de vista de la WGA, con invitados diferentes que hablan con los presentadores Billy Ray, nominado al Oscar por el guión de la película Capitán Phillips (Paul Greengrass, 2013) y showrunner de la miniserie La Ley de Comey (Showtime, 2020) y por Todd Garner, ex-ejecutivo de Walt Disney. En la última edición del programa hablaron con Greg Berlanti, que es junto a Ryan Murphy uno de los nombres más relevantes de los últimos años en televisión, responsable de éxitos como Riverdale (HBO Max, 2017-2023), The Flash (HBO Max, 2014.2023) o Superman & Lois (HBO Max, 2021-) y director de la película Con amor, Simon (2018), y que desde Berlanti Productions tiene actualmente 15 producciones en desarrollo y preproducción.
Greg Berlanti hacía referencia a la estadística que dio a conocer la WGA hace unas semanas según la cual el 50% de sus asociados reciben pagos "at scale", es decir, solo ganan el salario mínimo negociado por el sindicato. "No es un modelo saludable. Hemos tenido un gran período de ruptura, y yo creo que la pandemia lo aceleró, en el que quienes están del lado de las empresas buscan la eficiencia, como la llaman ellos, y tratan de evitar gastos adicionales. Para mí lo importante es cómo podemos encontrar una fórmula que sea rentable pero que al mismo tiempo sea justa para todos", comentaba el showrunner. Según la WGA, el porcentaje de asociados que únicamente cobraban el salario mínimo era solo del 33% hace una década. Pero para entender la dificultad de la negociación, quizás el principal problema es la propia estructura de la AMPTP que, como excepción a la Ley antimonopolio norteamericana, tiene permitido negociar los convenios laborales como una asociación de empresas, algo que en Estados Unidos y cualquier país occidental no es legal para poder permitir la libre competencia. Pero esta excepción también es el principal problema de la AMPTP, cuya junta directiva está ocupada por los grandes estudios y streamers que, en realidad, no comparten intereses comunes. Los estudios tradicionales como Paramount, Universal o Warner Bros. mantienen un enfoque muy diferente al de los streamers como Netflix, Prime Video o Apple tv+, empezando por su modelo de negocio, que en el caso de Netflix por ejemplo no tiene en cuenta las salas de cine. Lo que acaba siendo una especie de mezcla imposible que cuando se trata de negociar aspectos como el uso de la Inteligencia Artificial también tiene enfoques distintos. Este es uno de los principales escollos, que la AMPTP quiere dejar en una simple definición como la que negoció con la DGA en la que se afirmaba que la IA no era humana, pero sin entrar en detalles, algo que se pueden permitir los directores pero que los guionistas, que ya están viendo cómo se utiliza Inteligencia Artificial para elaborar borradores de guiones, parecen particularmente reacios a aceptar en términos tan vagos.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Rakuten Viki
Creada por Liangliang Tian
Dirigida por Lei Yiang
Aunque estrenada hace unos meses, recuperamos esta serie a raíz de la difusión del primer trailer de uno de los proyectos más ambiciosos de Netflix, la adaptación de la popular trilogía del autor Cixin Liu El problema de los tres cuerpos (2006, Ed. Ediciones B). Cuando todavía la plataforma no había iniciado los recortes que se han desarrollado tras la pandemia del coronavirus, en 2020 anunció un contrato con David Benioff y D.B. Weiss, los creadores de Juego de tronos (HBO Max, 2011-2019), por 200 millones de dólares. Por el momento, esta colaboración ha dado como fruto dos proyectos con resultados decepcionantes: la serie La directora (Netflix, 2021), cancelada tras su primera temporada, y la película juvenil Metal Lords (Peter Sollett, 2022), pero los esfuerzos de los showrunners parece que están especialmente dedicados a la compleja producción de la serie El problema de los tres cuerpos (2024-), cuyo estreno está previsto para enero del próximo año. Lo cierto es que a la plataforma norteamericana se le ha adelantado la productora china Tecent Video que a principios de este año estrenaba su propia adaptación, Tres cuerpos (Rakuten Viki, 2023), una serie de 30 episodios que a nivel internacional se puede ver de forma gratuita a través del interesante canal FAST especializado en producciones asiáticas Rakuten Viki, incluyendo subtítulos en español, aunque el uso de la Inteligencia Artificial para obtener estos subtítulos provoca algunas deficiencias como un pésimo ajuste. Y el visionado de series de 45 minutos también refleja la carencia de campañas publicitarias de peso, lo que pone en duda por el momento la auténtica rentabilidad de estos canales FAST, con repetición constante de los mismos anuncios que muestran una escasa rotación de empresas. Durante nuestro visionado, solo había de hecho dos campañas internacionales, Red Bull y Givenchy, mientras que el resto eran anuncios locales mucho menos rentables.
En todo caso, esta adaptación creada por Lianliang Tian es una propuesta ambiciosa que tiene un presupuesto algo ajustado, lo que se nota especialmente en la representación del videojuego Three-body, uno de los mundos en los que se desarrolla la historia, que tiene una animación 3D algo básica, aunque en realidad funciona adecuadamente dentro del contexto de un juego complejo en su concepto pero sencillo en su visualización. Es interesante adentrarse en esta serie antes del estreno del proyecto de Netflix, que sin duda será mucho más impactante desde el punto de vista visual, porque Tres cuerpos es una adaptación generalmente fiel a la novela original, y sobre todo porque resulta sorprendentemente clara en sus planteamientos, teniendo en cuenta que es una historia en la que se mezclan conceptos de física cuántica y de nanotecnología. En 2007, un científico experto en esta última, Wang Miao (Luyi Zhang) se ve involucrado en una sucesión de suicidios de científicos en todo el mundo, algunos de los cuales afirman que "la física no existe", tras una supuesta revelación que parece tener relación con una misteriosa organización. En su investigación le acompaña el detective Shi Qiang (Hewei Yu), cuya mirada incrédula hacia la verdadera naturaleza de la física establece un interesante y divertido contraste con las fórmulas científicas de Wang.
La serie realiza un planteamiento sencillo que establece los principios básicos de la historia a través de dos relatos que muestran dos hipótesis que se repiten a lo largo de la trama para que el espectador acceda con facilidad al trasfondo científico, lo que se convierte en uno de los principales aciertos de la serie. Dirigida por Lei Yiang, Tres cuerpos consigue centrarse en los aspectos importantes de la historia, dedicando los primeros episodios a la investigación, para introducir desde el Episodio 10 una trama a través de la profesora Ye Wen Jie (Jin Chen (2007), Ziweng wang (1967)), que también será relevante, y que se desarrolla durante la Revolución Cultural de Mao Zedong en los años sesenta. Otro de los mundos en los que se introducen los personajes principales es el juego de realidad virtual Three-body, una construcción de varias civilizaciones que se desarrolla en un universo en el que el objetivo principal es averiguar cuál es la secuencia que sigue el sol para provocar días de calor mortal y noches de frío glacial. Ciertamente, la calidad de la animación en la representación del juego es básica, lo que refleja el presupuesto medio de esta producción, y tampoco se entiende por qué se representa tanto a Leonardo Da Vinci e Isaac Newton con formas amaneradas. Pero la principal virtud de esta adaptación es la forma en que consigue contar una historia compleja de una manera sencilla y narrativamente bien estructurada, con aciertos visuales para reflejar las visiones del protagonista Wang Miao. Tres cuerpos es una serie que funciona bien como introducción a las novelas de Cixin Liu incluso para quienes no se han acercado a ellas, pero sobre todo tiene una singular capacidad para mantener la atención del espectador.
SkyShowtime, 12 de mayo-16 de junio
Creada por Nick Love
Dirigida por Jamie Donoughue, Joasia Goldyn, Sean Spencer
Nick Love (1969, Reino Unido) es un guionista conocido por películas como Football Factory (Diario de un hooligan) (2002) y The sweeney (2018), pero sobre todo por la serie Bulletproof (Movistar+, 2018-2021), que utilizaba el concepto de buddy-movie para construir un policíaco con elementos clásicos. Es indudable que a Nick Love le atraen los ambientes retros, y en su última serie, también producida para Sky, desarrolla esta especial debilidad por los años ochenta con una capacidad infinita de referencias narrativas pero sobre todo musicales. Porque A town called Malice (SkyShowtime, 2023) posiblemente tenga la más amplia lista de canciones populares de la década de los ochenta, que Sky Max ha recopilado en una Playlist por eso de evitarse pagar los derechos de una edición discográfica tradicional. En cierta manera, la serie podría considerarse una revisión de su película The business (2005), en la que un joven era enviado a la Costa del Sol a realizar una entrega de droga y se quedaba tan fascinado por el sol y las playas que decidía iniciar su propio negocio de tráfico en Málaga. Pero lo cierto es que el sur de España se acabó convirtiendo en un refugio para los mafiosos y traficantes británicos en las décadas de los 80 y 90 debido a las leyes de extradición que no contemplaban a Gran Bretaña, hasta el punto que la provincia de Málaga acabó llamándose "la Costa del crimen". El tema comienza a ser recurrente, ya que en los próximos meses veremos Los Farad (Prime Video, 2023), una serie dirigida por Mariano Barroso que se desarrolla en la Marbella de los años ochenta, y Marbella (Movistar+, 2024), la última propuesta de Dani de la Torre y Alberto Marini, responsables de La Unidad (Movistar+, 2020-2023), que se desarrolla en el ambiente de las bandas criminales internacionales en Málaga, pero durante la actualidad.
A town called Malice tiene como protagonista a Gene Lord (Jack Rowan), uno de los hijos de una familia mafiosa que huye de Londres debido a la muerte de un policía, y se establece con su reciente novia Candy (Tahirah Sharif) en la Costa del Sol. Pero pronto le acabará acompañando toda la familia Lord, ante las expectativas de negocio que tiene el sur de España como una conexión directa con Marruecos y el tráfico de drogas. La familia está encabezada por Albert (Jason Flemyng) y Mint (Martha Plimpton), quienes pretenden utilizar el desarrollo urbanístico de la costa malagueña como un negocio para blanquear dinero, con la construcción de un hotel en un terreno que sin embargo está ocupado por una familia gitana a la que no será fácil convencer de abandonar el lugar donde han vivido los últimos años. Sin participación de Nick Love en la dirección en esta ocasión, la serie tiene como principal director a Jamie Donoughue, nominado al Oscar® por el cortometraje Shok (2015), sobre la amistad de dos niños durante la guerra en Kosovo, y que ha dirigido episodios de series como The last Kingdom (Netflix, 2015-2022) y El descubrimiento de las brujas (Movistar+, 2018-2022). Donoughue le imprime a esta tradicional historia de criminales británicos un tono cercano a las películas de Guy Ritchie, acercándose también a las referencias al spaghetti western, especialmente en la subtrama protagonizada por Uncle Tony (Dougray Scott) y el mafioso Ernesto (Ramiro Blas) en el episodio Daddy Cool (T1E2), que por supuesto incluye la famosa canción de Boney M. Con algunos guiones firmados por Matt Evans, responsable del excelente drama juvenil Phoenix rise (BBC, 2023-), inédita aún en España, también incorpora elementos de humor negro y una utilización de la música sobresaliente, no solo por la efectiva banda sonora de Alfie Godfrey, sino sobre todo por la utilización de temas de gran popularidad que a veces tararean los propios protagonistas. Y son introducidas con un sentido narrativo, como el recurrente "Everybody wants to rule the world" (1985) de Tears for Fears, o cuando suena "I want to know what love is" (1984) de Foreigner cuando Leonard (Lex Shrapnel) desata su pasión homosexual, que mantiene oculta en un matrimonio de conveniencia, y también irónico, como en la escena en la que Gene parece a punto de ser torturado y suena la música de Giorgio Moroder para El expreso de medianoche (Alan Parker, 1978). El propio título de la serie se refiere a la canción "Town called Malice" (1982), de la banda de punk/rock The Jam, en la que Paul Weller describe su adolescencia en la ciudad de Woking.
De forma que la serie, que fue cancelada por Sky el pasado mes de abril, se podría definir como un "musical criminal" que se sostiene en una historia sencilla, incorporando una trama horizontal de venganza, en la que todos los miembros de la familia esconden secretos, mientras la matriarca, espléndidamente interpretada por Martha Plimpton, trata de mantener el equilibrio familiar y apagar los incendios que provoca el temperamental líder Albert. A town called Malice es una serie entretenida que se siente cómoda en la recreación de unos años ochenta algo desquiciados, e incluso cuenta con actores españoles que tienen un excelente dominio del inglés, como Melina Matthews (1986, Barcelona) y Bruno Sevilla (1985, Almería), que interpretan con soltura a una de las hijas de la familia gitana que se ve amenazada por el desalojo y a un agente de policía, respectivamente. Es cierto que la serie tiene personajes esquemáticos como la investigadora inglesa Lindsay (Leanne Best) que termina viajando a España para tomarse la justicia por su mano, pero A town called Malice es una serie que, afortunadamente, nunca llega a tomarse demasiado en serio. Eso sí, aunque la historia se desarrolla en la Costa del Sol y la propia empresa de servicios en España, Fresco Films, tiene su sede en Málaga, la serie se rodó exclusivamente en las Islas Canarias, por eso de aprovechar los mayores incentivos fiscales que ofrece esta Comunidad Autónoma por su régimen especial. A veces las apariencias engañan.
HBO Max, 19 de mayo-16 de junio
Escrita por Kirsten Peters, Adina Sǎdeanu
Dirigida por Christopher Smith
Berlinale Series '23: Inauguración
Inaugurando el nuevo formato competitivo de Berlinale Series, una de las pocas producciones de HBO Max en Europa tras el desmantelamiento de su anterior estrategia de producción europea es una historia de espías que tiene el tono de las películas clásicas a través de un conglomerado de agencias de inteligencia que colaboran y se enfrentan al mismo tiempo. Spy/Master (HBO Max, 2023) se centra principalmente en Victor Godeanu (Alec Secǎreanu), consultor de seguridad de Nicolae Ceausescu (Claudiu Bleont), cuando toma la decisión de esconderse en la Embajada de los Estados Unidos en Alemania. El personaje principal está basado en Ion Mihai Pacepa, uno de los principales oficiales de inteligencia de Rumania que desertó en 1978. El ex-agente se hizo conocido sobre todo después de que se publicara en Estados Unidos su libro Programmed to Kill: Lee Harvey Oswald, the Soviet KGB, and the Kennedy Assassination (2007), en el que defendía la teoría de que John F. Kennedy fue asesinado por orden de la KGB. Pero las creadoras cuentan una historia de ficción que sin embargo tiene paralelismos con la propia experiencia del agente rumano, quien también permaneció varios días en la Embajada norteamericana de Bonn en Alemania Occidental. Esta decisión de ficcionar la realidad puede ser controvertida, porque posiblemente hubiera sido más interesante contar la historia real. A partir de este planteamiento, Kirsten Peters y Adina Sǎdeanu elaboran una atractiva trama de espías durante la Guerra Fría que tiene todos los elementos del género adecuadamente ensamblados, pero que se sitúa mucho más cerca del tipo de personajes creados por John Le Carré que de los héroes de acción imaginados por Ian Fleming. En realidad, Victor Godenau es un protagonista ambivalente, que mantiene una relación estrecha con la KGB mientras realizar su labor de asesoramiento en cuestiones de Inteligencia al presidente de Rumanía, pero la trama personal encuentra también su lado más íntimo a partir de la relación con su familia y especialmente con su hija Ileana (Alexandra Bob).
Spy/Master tiene un ritmo consistente sobre todo en la primera parte de la historia, cuando Victor Godenau se mueve entre fidelidades y traiciones a través de diferentes servicios de inteligencia, pero a veces se estanca en la segunda parte, a partir del momento en que pide asilo en la embajada norteamericana bajo la supervisión del agente Frank Jackson (Parker Sawyers). Sin embargo, se acaba construyendo una historia de espías que está influida por una perspectiva clásica y por series como A perfect spy (BBC, 1987), basada en la novela de John Le Carré Un espía perfecto (1986, Ed. Planeta), aunque las creadoras también citan a The Americans (Disney+, 2013-2018) como uno de sus principales referentes en cuanto a la descripción de una doble vida que necesariamente tienen que afrontar los espías que mantienen un entorno familiar. En este sentido destaca el trabajo del actor rumano Alec Secǎreanu, que alterna una carrera internacional en películas como Tierra de Dios (Francis Lee, 2017) y trabajos en su país como la serie RUXX (SkyShowtime, 2022), dando vida a un protagonista que tiene intereses personales más allá de sus compromisos con el entorno político, aunque finalmente siente la obligación de impedir un ataque terrorista contra las negociaciones de paz sobre Oriente Medio celebradas en Budapest. Producida por HBO Rumania y Warner Bros. Television, que ha emitido la serie en su plataforma en países como Alemania, la serie ha contado con los servicios de producción de Mobra Films, la productora del reconocido director Cristian Mungiu, ganador de la Palma de Oro en Cannes por 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), cuya última película R.M.N. (2022) también participó en la sección oficial del festival francés. Pero, al igual que en la serie RUXX, también producida por Mobra Films, él no ha tenido una participación directa en la historia.
Aunque se trata de una producción rumana, Spy/Master está dirigida por el realizador británico Christopher Smith, responsable de la miniserie Temple (Sky, 2019), lo cual en cierta manera demuestra el tipo de producciones estandarizadas que HBO Max suele realizar en Europa, frente a otras plataformas que confían mayormente en la producción local como Netflix. Pero en todo caso el realizador le imprime un tono adecuado de thriller de espías clásico que se sostiene sobre un guión bien elaborado y un plantel de actores sólidos. Mucho más consistente que otras series que han abordado el género en los últimos meses, en este caso hay una cierta aceleración en los dos últimos episodios, como si la conclusión no acabara de encajar del todo con el resto de la trama. Pero Spy/Master es una muestra muy sólida de un tipo de historias que, aun utilizando elementos tradicionales, puede conseguir resultados muy satisfactorios, manteniendo el suspense durante toda la temporada. Aunque está planteada como una miniserie, las guionistas no se cierran ante la posibilidad de continuar una historia que tiene todavía cosas que contar.
Filmin, 6 de junio
Escrita por Willem Wallyn
Dirigida por Wouter Bouvijn
Estrenada en la edición de 2022 de Canneseries, esta producción belga escrita por Willem Wallyn (1960, Bélgica) hace un recorrido por los acontecimientos que se desarrollaron entre 1982 y 1985 cuando una banda que posteriormente se conocería como "los asesinos de Brabante" o La banda de Nivelles, provocó el caos en la provincia de Brabante con diversos ataques a supermercados en los que no parecía haber un interés especial en robar dinero sino una intención clara de sembrar el pánico. Aunque el caso quedó si resolver después de que la banda dejara de actuar, se inició una comisión de investigación en cuyos resultados se ha basado el guión, que se decanta por una teoría nunca demostrada pero que han adoptado determinadas investigaciones en torno a los ataques. Se ha hablado de una serie de actuaciones del crimen organizado para ocultar asesinatos selectivos, pero también de una conspiración protagonizada por la propia policía. Willem Wellyn, director y guionista de la película All of us (2019), utiliza recuerdos de su juventud en los años ochenta para elaborar un retrato muy certero de una época y de un ambiente violento y abusivo dentro de las fuerzas policiales. Aunque la serie iba a constar de diez episodios y estaba protagonizada por cuatro personajes principales, finalmente uno de ellos se eliminó para focalizar más el punto de vista y la serie se quedó en solo ocho episodios. De hecho, el tercer vértice, Vicky Verhellen (Mona Mina Leon) también es el que está menos desarrollado, habitualmente vinculada a Marc De Vuyst (Tijmen Govaerts) quien, junto a su amigo Franky (Aimé Clayes), hermano de Vicky, se alista en la policía para descubrir que sus ideales de justicia y defensa de los ciudadanos están alejados de la realidad.
Quizás no hubiera hecho falta que 1985 (Filmin, 2022) siguiera exactamente los acontecimientos que ocurrieron en la realidad, a los que se hace continuas referencias comparándolos con imágenes de archivo al final de cada episodio. Porque en este caso funcionan mejor los elementos de ficción que tienen que ver con la interrelación de Marc y Franky dentro de unos cuerpos de policía corruptos y abusivos, que el propio vínculo con unos hechos reales de los que finalmente no se conocen los detalles exactos. Porque ante todo se trata de un excelente thriller que ejecuta con especial eficacia el progresivo distanciamiento de dos amigos que se ven contagiados por la corrupción y las intrigas entre diferentes sectores del cuerpo policial. En cierta medida, se podría haber contado la historia sin referencias directas a los hechos reales, porque como se apuntaba en algunos medios belgas, se han eliminado algunos detalles importantes, como el hecho de que la banda dejó de actuar cuando uno de sus componentes fue herido en un enfrentamiento con la policía. En la serie sin embargo se deduce que la banda de Nivelles detuvo sus ataques de una forma espontánea, una vez que consiguieron el objetivo cuya hipótesis defiende la serie.
En todo caso, 1985 está dirigida con pulso firme por Wouter Bouvijn (1987, Bélgica), un joven realizador que fue alumno de cine del guionista Willem Wallyn, y que anteriormente había dirigido la miniserie El jurado (Sundance TV, 2019-2020). Con una estética muy claramente influida por Zodiac (David Fincher, 2007), a través de su estructura arriesgada que mezcla una historia de ficción con los hechos reales en episodios casi conclusivos, la propuesta se aleja de los true crime para componer una serie de personajes complejos, entre los que destaca especialmente el oficial Herman Vernaille (Peter Van den Begin), cuya rectitud no encaja del todo con las intrigas dentro de la comisaría. Se apoya en algunos aspectos técnicos sobresalientes como la fotografía opresiva de Wim Vanswijgenhoven y la espléndida banda sonora firmada por los compositores Jeroen Swinnen y David Martijn, la serie ofrece una reflexión sobre el poder y la falta de control que se traslada a una sociedad polarizada como la actual, donde los límites entre el bien y el mal parecen cada vez más difusos. Cuando la falta de seguridad proviene precisamente de quienes están encargados de ella, o cuando la violencia proviene de la propia sociedad, entonces es cuando se produce una fractura que no permite discernir la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto. Willem Wellyn hablaba en una entrevista sobre cómo le había impactado el asalto al Capitolo, y en cierta manera 1985 también plantea el peligro de que la violencia encuentre cobijo en el silencio y la complicidad de quienes teóricamente deberían condenar determinadas acciones. Lo que parece cierto es que en el caso de los asesinos de Brabante la actuación policial no fue especialmente esmerada.
Disney+, 7 de junio
Escrita por Agasyah Karim, Khalid Kashogi, Bayu Kurnia, Kimo Stamboel
Dirigida por Kimo Stamboel
Walt Disney lleva mucho tiempo tratando de asegurarse los mercados asiáticos, y lo ha conseguido en gran medida. En la India, por ejemplo, mantiene unos 50 millones de suscriptores, con un 29% del mercado, muy por encima de otros rivales como Prime Video (12,4 millones) y Netflix (6,2 millones), a través de la fusión con una de las principales plataformas del mercado indio realizada hace unos años. Disney+ Hotstar cedió hace unos meses los derechos de emisión del cricket, un lucrativo negocio que le permitió conseguir ese alto número de suscripciones, pero no solo ha sobrevivido sino que parece haber sido una decisión acertada porque, aunque ha perdido 11 millones de usuarios desde octubre de 2022, su enfoque actual es el de rentabilizar mejor a los que mantiene. En Indonesia la compañía se introdujo en 2020 tomando prestado el nombre Disney+ Hotstar y se encuentra cerca del liderazgo, en competencia con Prime Video y Netflix, por lo que se puede decir que, tras la saturación de algunos mercados como Europa occidental y Latinoamérica, Asia es el lugar donde se está librando la principal batalla de cifras entre los grandes streamers. A finales de 2022, Disney+ Hotstar presentó en Singapur una lista de seis producciones realizadas en Indonesia, entre las que se encuentran un remake de la exitosa comedia francesa Call my agent! (RTVE Play, 2015-2020) y la que comentamos ahora, estrenada en Indonesia el pasado mes de febrero y posteriormente en el resto del mundo. Y esta semana un portavoz de Walt Disney Co. confirmó que Disney+ estrenará una veintena de producciones asiáticas en la segunda mitad de 2023, entre las que se encuentran series y documentales de Corea del Sur y Japón.
Encontrar una serie como Sangre maldita (Disney+, 2023) en una plataforma de Walt Disney es ya de entrada una sorpresa porque, aunque ciertamente hemos visto otras series de terror orientales más o menos escabrosas, como la muy destacable Gannibal (Disney+, 2022), lo cierto es que ésta resulta mucho más siniestra y sangrienta (el primer episodio termina con un hombre sacándose un ojo con un cuchillo), e incluso introduce relaciones controvertidas. Sin duda, es una propuesta especialmente apta para aficionados al terror gore, aunque más que jugar con los resortes del miedo, que también lo hace, el experimentado director Kimo Stamboel (1980, Indonesia) sostiene la trama en la magia negra e introduce, sobre todo en la primera parte de la temporada, elementos relacionados con insectos como cucarachas, polillas o ciempiés que parecen introducirse dentro del cuerpo de sus víctimas, para reaparecer de una forma poco edificante. Para los que conozcan el cine de Kimo Stamboel, que este mismo año ha estrenado su última película, Sewo dino (2023), algunas de las características de la serie les resultarán familiares, y en su incursión en la televisión desde luego no ha dejado de lado sus señas de identidad como la introducción de decapitaciones sangrientas. La trama de Sangre maldita es, como suele ser habitual dentro del cine de terror indonesio, una historia que remite a decisiones del pasado que acaban cobrando venganza en el presente. En este caso, una maldición parece haberse centrado en dos familias cuyos patriarcas trabajaron juntos y que tiene relación con el uso de la magia negra. Los primeros episodios se enfocan en las consecuencias de esta maldición dentro de las familias, pero a partir de la segunda parte, con el episodio Los invitados sorpresa (T1E5), la historia se hace más interesante porque comienza a introducir explicaciones en torno al pasado y amplía su espectro hacia otros lugares fuera de la casa de la familia de la protagonista Wulan (Mikha Tambayong).
La serie utiliza con habilidad la narración para introducir lentamente a personajes que comienzan a explicar partes fundamentales de la trama, y esta modificación a mitad de temporada le beneficia porque pasa de ser una historia truculenta que tiene como protagonista a una familia, a convertirse en una propuesta con ramificaciones más profundas sobre las diferencias sociales y la violencia sistemática con los campesinos. A veces intenta mantener el equilibrio con una perspectiva más centrada en el drama familiar, y la forma en que los hijos comienzan a descubrir secretos sobre sus padres, pero que acaba resultando algo sosa. Y también hay que reconocer que el nivel interpretativo no es especialmente sobresaliente, sobre todo entre los protagonistas más jóvenes. Pero el buen trabajo de dirección de Kimo Stamboel, que consigue mantener el suspense de forma constante, y un guión que esconde algunas revelaciones sorprendentes y consigue enlazar bien los giros narrativos en torno al misterio sobre quién está detrás de la maldición, logran que Sangre maldita sea una de las propuestas más interesantes dentro de un género de terror sangriento que desgraciadamente ha ido haciéndose cada vez más mojigato en las salas de cine.
Sundance TV, 8 de junio-13 de julio
Escrita por Ulf Ryberg
Dirigida por Tova Magnusson
A través de un thriller angustioso, esta producción sueca introduce el complejo tema del tráfico de personas dentro de Europa. Un primer episodio especialmente logrado presenta una historia que a veces flaquea en su desarrollo, pero que propone reflexiones interesantes sobre las crisis de refugiados y el contrasentido de los mensajes en contra de la multiculturalidad cuando las sociedades europeas son en sí mismas multiculturales. La historia tiene como protagonista a Erwin (Peter Vittanen), un conductor de camiones cisterna que habitualmente hace el recorrido entre Dinamarca y Suecia, pero que, en connivencia con su jefe Lunt (Ville Virtanen), realiza ocasionalmente el transporte de refugiados que se esconden en el interior del tanque. Existen algunos referentes reales de esta práctica, sobre todo en la ruta del tráfico de personas a través de la Interestatal 35, en Estados Unidos. Hace dos años tuvo especial repercusión la llamada desesperada de un hombre a la policía que afirmaba que se encontraba junto a 80 personas en el interior de un camión cisterna que había sido abandonado, y que se estaban quedando sin oxígeno. Cuando se encontró el camión, ya no había nadie dentro. Pero en 2022, 50 migrantes mexicanos y guatemaltecos fueron encontrados muertos en otro camión que había circulado también por la misma zona. En La huida (Sundance TV, 2022), cuyo título original es Försvunna människor (personas desaparecidas), se produce una circunstancia similar cuando a lo largo de su recorrido, la policía obliga a Erwin a cerrar una de las tapas del tanque que había dejado abierta para que los inmigrantes pudieran respirar. Las consecuencias de esto se convierten en el punto de partida de un thriller intenso en el que Erwin y Lunt tratan de borrar las huellas del transporte de estas personas a través de la frontera.
El veterano guionista Ulf Ryberg (1947, Suecia) regresa a la televisión después de más de diez años de ausencia. A sus 76 años, ha escrito los guiones de películas como Headhunters (2011), un éxito internacional que adaptaba la novela de Jo Nesbø y dirigió el noruego Morten Tyldum, director de los primeros episodios de Silo (Apple tv+, 2023), y también fue el guionista de la tercera entrega de la trilogía de películas sobre los libros de Stieg Larsson, Millennium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire (Daniel Alfredson, 2009), así como de algunos episodios de la miniserie Millenium (SVT, 2010). Recientemente, ha coescrito junto a Per Fly el guión de la serie Hammarskjöld (SVT, 2023), sobre el secretario general de la ONU y Premio Nobel de la Paz sueco Dag Hammarskjöld, quien murió en circunstancias sospechosas en 1961, y que el canal público SVT estrenará a finales de este año. La huida compone de forma adecuada una historia policíaca que parte de un planteamiento de "efecto mariposa" en el que todo tiene consecuencias, pero contada en sentido contrario, teniendo como personajes principales a los dos responsables del tráfico de personas para mostrar su entorno familiar y sus propios remordimientos. En este caso, la tensión y la persecución se enfoca en los delincuentes, en vez de en las víctimas o los investigadores, pero también aborda en los primeros episodios la desesperación de la joven emigrante Mouna (Shaniaz Hama Ali) y la incertidumbre de Ahmed (Adel Darwish), que no tiene noticias de su hermano, uno de los migrantes que son transportados en el camión.
Esta multiculturalidad que comentamos antes está reflejada a través de los personajes, de una forma quizás demasiado evidente, cuando casi todos ellos tienen alguna relación con la emigración: el padre de Erwin emigró desde un país báltico, mientras que la propia investigadora de la policía, Anja (Sandra Stojiljkovic), huyó de Bosnia cuando era una niña después de haber visto morir a su hermano. La intención parece ser mostrar de qué forma existe un vínculo que conecta a la mayor parte de los protagonistas con el drama de la inmigración. Pero en este sentido hay una construcción de estas conexiones entre los personajes que a veces resulta demasiado poco consistente y demasiado casual, aunque se pueda justificar porque la historia se desarrolla en un pequeño pueblo, como el hecho de que Ahmed trabaje como enfermero en el asilo de ancianos donde se encuentra el padre de Erwin, o la subtrama relacionada con una bicicleta que parece algo forzada en su desarrollo. En realidad, La huida no tiene una estructura clásica de thriller sobre secretos guardados o culpables desconocidos, y en cierta manera el desenlace de los dos protagonistas parece claro desde el segundo episodio. La dirección Tova Magnusson (1968, Suecia), a la que hemos visto como actriz en la serie The restaurant (Filmin, 2017-), consigue mantener el suspense a pesar de todo. Pero a lo largo de una trama que a veces se desequilibra hay un poderoso mensaje sobre unas políticas de emigración que no consiguen resolver el problema sino empeorarlo.
Netflix, 9 de junio
Creada por Zerocalcare
Dirigida por Zerocalcare
Se podría decir que Michele Rech (1983, Italia), que adoptó el nombre artístico de Zerocalcare, es el dibujante de cómics más reconocido de su país, quien logró un éxito de ventas notable a partir de la publicación de su primer libro, La profecía del armadillo (2011, Ed. Norma Comics) que presentaba ya a sus dos personajes recurrentes: él mismo y un armadillo como proyección de su voz interior. La historia fue adaptada al cine en la película La profezia dell'armadillo (Emanuele Scaringi, 2018), y posteriormente otras obras de Zerocalcare han sido llevadas incluso a los escenarios teatrales, como Kobane calling on stage (2018), que adaptaba Kobane calling (2016, Ed. Norma Comics), en la que Zero realiza un viaje desde Turquía hasta el corazón del Kurdistán. El año pasado se estrenó su primera producción en formato serie, Cortar por la línea de puntos (Netflix, 2022), que en buena medida adaptaba La profecía del armadillo, y se convirtió en un fenómeno en Italia, consiguiendo repercusión internacional a partir de los comentarios positivos sobre la serie. La segunda producción de Zerocalcare, que se encarga de la dirección, el guión y de doblar a casi todos los personajes, ha desembocado en una historia que en este caso es original, pero utiliza los personajes habituales del autor. Este mundo no me hará mala persona (Netflix, 2023) se presenta más cercana a la actualidad, con Zero viviendo el momento de éxito de su creador, y se centra en temas como la inmigración a través de una zona suburbana de Roma en la que grupos fascistas hacen campaña en contra de un centro de acogida de inmigrantes.
La serie protagonizó una intensa polémica en España debido al cambio en el doblaje del personaje del armadillo, que en la anterior estaba doblado por el veterano actor de doblaje Roberto Encinas, cuya voz es más parecida al actor original que le ha doblado en las dos series, Valerio Mastandrea. Para Este mundo no me hará mala persona se eligió al actor Dani Rovira, quien además aporta un acento muy marcado, lo que suscitó numerosos comentarios negativos en las redes sociales, que recibieron la respuesta tanto de Rovira como del director de doblaje, Eduardo Bosch, que afirmaron que la decisión había sido tomada directamente por Zerocalcare, aunque éste no ha comentado nada al respecto. En todo caso, esta nueva propuesta del autor italiano mantiene por un lado la esencia de su sentido del humor y sus comentarios reflexivos en los que no hay pensamientos radicales, sino que están marcados por continuas zonas grises, y al mismo tiempo propone un tipo de historia más actual que en un país que ha virado de forma más clara hacia la ultraderecha, resulta especialmente significativo. Pero en Zerocalcare las reflexiones siempre tienen una mirada más compleja, en la que no hay verdades absolutas, lo que en esta segunda serie se representa bien sobre todo a partir de un nuevo personaje, Cesare, una antigua amistad de Zero que regresa al barrio tras veinte años ausente.
El personaje sirve para abordar la transformación de las personas con la madurez y el distanciamiento de una amistad que cada vez encuentra menos elementos en común. Cesare de alguna forma solo se muestra honesto frente a Zero, mientras que para el resto de la sociedad tiene que representar una especie de máscara de tipo violento y radical. Este mundo no me hará mala persona aborda temas serios y reflexivos, e incluso algunos controvertidos, pero sin establecerse demasiados límites, y contiene esas continuas referencias cinematográficas y culturales que caracterizan al autor. Aunque puede resultar a veces un poco agotador, porque escuchamos sobre todo a Zerocalcare y sus reflexiones, poniendo voz también a otros personajes, la serie es al mismo tiempo divertida, ingeniosa y profunda en sus planteamientos. Zerocalcare refleja la vida en los barrios de Roma, su ciudad, y representa a las personas que se mueven a partir de ideales honestos como dinosaurios, lo que los refleja como seres en extinción. Con una técnica de animación 2D especialmente lograda desde su estudio Movimenti Production, Este mundo no me hará mala persona es un proyecto anterior a Cortar por la línea de puntos, pero se mantuvo en espera por ser más ambicioso que el anterior, lo que en cierto modo le ha beneficiado.
Apple tv+, 9 de junio-28 de julio
Creada por Akiva Goldsman, Todd Graff
Dirigida por Kornél Mundruczó, Brady Corbet, Mona Fastvold, Alan Taylor
Este comentario contiene spoilers de la temporada completa de la serie.
Envuelta en un misterio que puede hacer que los primeros episodios resulten demasiado morosos, hay un planteamiento de entrada en esta serie que en algunos momentos boicotea sus propios intereses. Porque tratar de elaborar una historia de suspense a partir de continuos flashbacks que están contados por un narrador poco confiable, acaba resultando un error que puede hacer huir a los espectadores a pesar de que The crowded room (Apple tv+, 2023) termina siendo una muy interesante exploración de la mente humana. Pero introducir en los créditos iniciales la información de que la serie está inspirada en la novela The minds of Billy Milligan (1981) es elaborar un auto-spoiler que juega en contra del propio planteamiento de la serie. Daniel Keye escribió esta novela de no-ficción en 1981, basándose en la historia real de un joven de 22 años que fue acusado en 1977 de varios delitos graves, entre ellos tres violaciones en el campus de la Universidad Estatal de Ohio, cuya historia también está contada en el documental Monstruos internos: Las 24 caras de Billy Milligan (Olivier Megaton, 2021), estrenado en Netflix. Pero el planteamiento de Akiva Goldsman (1972, Nueva York), también responsable de Star Trek: Strange New Worlds (SkyShowtime, 2022-) y Todd Graff (1959, Nueva York), utiliza la carta del suspense sin que realmente sea necesario, lo que resulta un planteamiento equivocado que quiere introducir detalles en el relato que hace Danny Sullivan (Tom Holland) a partir de los cuales el espectador pueda captar la realidad sin demasiado esfuerzo, pero precisamente éstos son los menos elaborados de la historia.
Al director Kornél Mundruczó (1975, Hungría), conocido por películas como Johanna (2005) y Fragmentos de una mujer (2020), se le adjudica la difícil tarea de dar credibilidad a estos primeros episodios. A partir del final de London (T1E4), dirigido por el actor Brady Corbet y el más entretenido de esta primera parte de la serie, hay una revelación bastante clara con la introducción fuera de su entorno de Jack Lamb (Jason Isaacs), pero no es hasta The crowded room (T1E7), cuando se revelan todos los detalles de la historia. Es un episodio complejo, dirigido por el veterano Alan Taylor, que prácticamente ha participado en todas las grandes series de la reciente historia de la televisión, desde Los Soprano (HBO Max, 1999-2007) hasta Mad men (Prime Video, 2007-2015) pasando por Juego de tronos (HBO Max, 2011-2019) y Entrevista con el vampiro (AMC+, 2022-), porque se introduce en la mente del protagonista, y elabora una representación quizás demasiado simple del trastorno de identidad disociativa. Por el camino, hay que alabar la capacidad del guión para construir un personaje tan interesante como la psicóloga Rya (Amanda Seyfried), a la que la actriz le aporta profundidad, incluso dedicándole un episodio completo. Es precisamente en el terreno de las relaciones humanas en el que The crowded room funciona con mayor acierto, lejos del intento de suspense que boicotea los primeros episodios. Porque la serie resulta más efectiva cuando el rompecabezas está completo que cuando las piezas se encuentran desordenadas, y aborda unos tres últimos episodios, más centrados en el juicio y el pasado de Danny Sullivan, para componer un drama judicial que eleva el interés muy por encima del resto de la temporada.
Con una excelente ambientación en el Nueva York de 1979, la serie también se beneficia de un trabajo interpretativo adecuadamente ambiguo de Tom Holland, que consigue progresivamente desembarazarse de la sombra de sus papeles en películas como El diablo a todas horas (Antonio Campos, 2020) y Cherry (Anthony Russo, Jerry Russo, 2021), para componer un personaje difícil, sobre todo porque requiere de una interpretación más psicológica e interna y menos física y externa que la que hizo James McAvoy en Múltiple (M. Night Shyamalan, 2016). Es precisamente en estos episodios finales cuando la serie, desprovista ya del peso del enigma que ha venido arrastrando anteriormente, puede proponer algunas ideas interesantes sobre una sociedad poco preparada para determinados trastornos mentales, e incluso cuando también desarrolla cierto suspense en la revelación de detalles de la infancia de Danny, resultan mucho más efectivos porque ya no es el único camino que sigue la historia, sino una parte más de un planteamiento mucho más complejo. Lo que al final acaba revelando a The crowded room como una inmersión psicológica mucho más interesante de lo que prometía al principio.
MGM+, 16 de junio
Creada por Ari Katcher, Ryan Welch, Ramy Youssef
Dirigida por Ramy Youssef, Annemarie Jacir, Ari Katcher, Hiam Abbass
A lo largo de sus dos temporadas, con la tercera llegando a Hulu con dos años de diferencia respecto a la segunda, y casi tres años a España, la serie creada por Ramy Youssef y producida por Christopher Storer, creador de The bear (Disney+, 2022-), se ha ido consolidando como una de las comedias más singulares del panorama de series, sobre todo gracia a su capacidad para empujar al protagonista a un viaje en el que parece que no hay fondo para la acumulación de malas decisiones y situaciones incómodas que puede afrontar una persona. Ramy (MGM+, 2019-) acaba consiguiendo un difícil equilibrio entre la comedia inconveniente y el drama sobre la pérdida de fe y el desarraigo de toda una familia. Y lo que ya comenzaba a apuntar la segunda temporada y hace completamente esta tercera, la mejor hasta la fecha, es elaborar un discurso respecto a la familia más que centrado en un personaje concreto. Tras el final desastroso para el protagonista, que parece haber tocado fondo en su incapacidad para adoptar un compromiso real con quienes le rodean, Ramy comienza la tercera temporada con un éxito profesional ayudando a su tío Naseem (Laith Nakli) en el negocio de venta de diamantes, pero sigue estando profundamente derrotado en su encuentro con la fe y su propio desarrollo como persona. En un viaje a Israel en Cigarros egipcios (T3E2), dirigido significativamente por la realizadora palestina Annemarie Jacir, Ramy acaba cruzando un checkpoint y provocando una situación peligrosa para un grupo de jóvenes. Y esta capacidad para abordar temas controvertidos que provocan una sonrisa pero al mismo tiempo cierta incomodidad ha sido siempre uno de los mejores hallazgos de la serie: "En Nueva Jersey tenemos el Túnel Lincoln, que es como un checkpoint, y cuesta como 20$ pasar. Vosotros por lo menos no teneis que pagar", le dice a una joven palestina.
La serie aborda de una forma sorprendente la fe y la pérdida de ella, en un proceso de ida y vuelta que, sobre todo en esta tercera temporada, involucra también al resto de personajes. Y es esta característica de conjunto, que amplía todavía más la mirada, la que beneficia al desarrollo de la historia. En algún momento de la temporada dos, los creadores pensaron que era necesario plantear también las contradicciones de otros miembros de la familia, y eso alimentó la riqueza de la propuesta. De forma que no solo Ramy es el que tiene que evolucionar, sino que a su alrededor también están cambiando muchas cosas. La relación entre sus padres, Maysa (Hiam Abbass) y Farouk (Amr Waked) parece estar en crisis, aunque el marido quiera acompañar a su esposa empleada de Instacart, un negocio de entrega a domicilio. Pero el hecho de que ella utilice aún más el idioma francés, que Farouk no entiende, revela el progresivo distanciamiento de la pareja. Ellos tienen episodios especialmente destacados como Mala madre (T3E5), dirigido por Ari Katcher, y Entrenador vital norteamericano (T3E6), en el que Farouk realiza un viaje a Egipto para comprobar una inversión que hizo en unos terrenos. El episodio, que en parte se rodó en España, ofrece también un momento destacado para Dena (Mey Calamaway), junto a una terapeuta (la invitada especial Amy Landecker) que dirige una sesión de grupo especialmente racista. La hermana de Ramy es uno de los personajes que más se beneficia en esta tercera temporada, aunque aparece menos tiempo que en la segunda, porque por primera vez comienza a cuestionarse también su propia vida.
Aunque algunos personajes están menos aprovechados, como Mo (Mohammed Amer), quizás porque ya tiene su propio spin-off Mo (Netflix, 2022-), pero al menos es uno de los dos principales protagonistas, junto a Ahmed (Dave Merheje) del episodio Médico de segunda opinión (T3E7), que está dirigido por la actriz Hiam Abbass, quien ya había debutado como directora en el largometraje Inheritance (2012). De nuevo, es una inteligente elección que sea precisamente una mujer la que se ponga detrás de la cámara para un episodio que trata sobre la insatisfacción masculina y que aborda la poligamia en la religión musulmana. Ramy se revela de esta forma como una de las comedias dramáticas más descaradas y atrevidas de la actualidad, una propuesta que provoca incomodidad y sonrisas al mismo tiempo, aunque a veces acabe cayendo en algunos monólogos demasiado largos. El último episodio, Lo dejamos todo por unos perritos calientes (T3E10), resuelve en buena medida el reencuentro con la fe de sus personajes a través de caminos diferentes, y tiene una de las frases que mejor definen el desarrollo de frustración de algunas de sus historias: "Te enseñamos a nadar, pero nunca te dejamos nadar".
Enmarcada dentro de ese estilo de series singulares por las que está apostando Amazon en los últimos meses, la última propuesta del director y guionista Boots Riley (1971, Chicago) es una historia que tiene en su forma y narrativa una conexión clara con su primer largometraje, Perdona que te moleste (2018), y resulta lo suficientemente loca e imaginativa como para adentrarse con éxito en diferentes géneros para acabar resultando una mordaz sátira contra la sociedad norteamericana, el capitalismo y de camino las problemáticas raciales. Convertir a un joven negro en un gigante cuya visibilidad es imposible de camuflar es ya en sí misma una potente declaración de principios, pero conforme se desarrolla esta serie a lo largo de sus siete episodios, los comentarios políticos se hacen cada vez más claros. Podríamos decir que Soy Virgo (Prime Video, 2023-) comienza como una película temprana de Spike Lee y acaba acercándose a The boys (Prime Video, 2019-) en la deconstrucción de un superhéroe como un antihéroe. Quizás esta última fuera la idea que más atrajo a los responsables de Amazon, pero hay una estimulante ironía en el hecho de estrenar precisamente en Prime Video una serie que tiene un planteamiento político socialista, que denuncia la explotación laboral y que subraya la necesidad de unirse para iniciar una revolución, todo ello en medio de una huelga de guionistas y escrita por uno de los portavoces del sindicato WGA. De forma que Soy Virgo puede verse también como una especie de caballo de Troya que se ha introducido directamente en las entrañas del principal símbolo capitalista. "El capitalismo necesita la pobreza y el desempleo para existir, pero también el crimen y la violencia que provocan", le dice el personaje de Jones (Kara Young) al Héroe (Walton Goggins) en Una metáfora de qué (T1E7).
Pero la historia comienza con Cootie (Jharrel Jerome), un joven gigante que está oculto por sus tíos Martisse (Mike Epps) y Lafrancine (Carmen Ejogo) para evitar que sea visto como un monstruo por la sociedad. Pero eso también provoca que el único conocimiento del mundo que tiene Cootie sea a través de la televisión, lo que ya incorpora una reflexión sobre de qué forma los medios de comunicación, y especialmente el cine y los programas han sido utilizados habitualmente como propaganda para crear narrativas interesadas. Pero cuando conoce a los jóvenes Felix (Brett Gray) y Scat (Allius Barnes), quienes le sacan de su propio mundo, comienza a enfrentarse a una realidad en la que todo es más complejo de lo que parecía a través de la pantalla. Cootie es un personaje entrañable y muy inocente que está magníficamente interpretado por Jharrel Jerome, quien debutó en el cine en Moonlight (Barry Jenkins, 2016) y se consolidó como actor en la serie Así nos ven (Netflix, 2019). Pero su incorporación a la sociedad también está salpicada de referencias a las injusticias, como el problema de la vivienda en ciudades como Oakland, donde hay más de 5.000 personas sin hogar y más de 10.000 viviendas vacantes, o en San Francisco, cuyo aumento de precios ha provocado que más de 60.000 viviendas estén vacías. Pero también el acceso a los servicios médicos para los sectores de la población más desfavorecidos acaba siendo un catalizador para una historia que, aunque se desarrolla en Oakland, se rodó en Nueva Orleans, una situación de la que no está satisfecho el director, como comentaba en el podcast Film Comment: "El problema es que Nueva Orleans ofrece más incentivos fiscales, pero cuando llegas allí hay muchos rodajes y al final todo sale más caro".
De forma que por un lado asistimos al coming-of-age de Cootie y sus encuentros románticos con la joven dependienta de una hamburguesería, Flora (Olivia Washington), cuya capacidad para moverse mucho más rápidamente que el resto de las personas se revela a través de un flashback en el episodio Paco Rabanne (T1E3) como una representación muy ingeniosa del espectro autista. Pero por otro lado, Soy Virgo contiene tantas capas narrativas que cada episodio es un descubrimiento: el personaje de Jones parece una representación del propio camino hacia el activismo que ha vivido Boots Riley, quien desde los catorce años ha participado en organizaciones comunitarias. También tiene una estética especial, que le permite el hecho de no haber utilizado efectos digitales para la representación del tamaño gigante de Cootie, haciendo uso de escenarios, miniaturas, marionetas y otros elementos, lo que le da a la serie una textura mucho más artesanal. Convertir al Héroe en un dibujante de cómics que se ha creado a sí mismo también es una forma muy sarcástica de ironizar sobre los multiversos y sus responsables. En definitiva, Soy Virgo es una serie rica en detalles, extravagante a veces pero absolutamente política que tiene el aspecto de una historia juvenil inofensiva para adentrarse en los terrenos más oscuros de nuestra sociedad.
Prime Video, 23 de junio
Creada por Jesús Braceras
Dirigida por Jesús Braceras, Gabriel Nicoli, Lucía Garibaldi, Felipe Gómez Aparicio
Premios Platino '24: Mejor Serie
El enfoque hacia la producción local de las plataformas de streaming para una audiencia global permite asistir al desarrollo de determinadas cinematografías como la argentina, aunque sus producciones acaben teniendo nula promoción fuera de Latinoamérica. Pero hay un empuje especial en la producción de series en formato de thriller social que se ha convertido en una seña de identidad para Argentina, representada sobre todo por historias como El marginal (Netflix, 2016-2022). En este contexto se sitúa esta serie creada por Jesús Braceras (1979, Argentina), responsable de Monzón (Netflix, 2019), biografía del boxeador Carlos Monzón, que igualmente exploraba la violencia en el mundo del deporte, ahora centrada en la descripción de una barra brava, un grupo de seguidores fanáticos que en Argentina van más allá de los habituales hooligans violentos, porque componen una especie de mafia que controla no solo diversos aspectos en el entorno del estadio durante los partidos, sino que también ejercen una influencia amenazadora en las decisiones más importantes de la administración de clubes relativamente pequeños, especialmente en los años noventa. Esta incursión en el lado más oscuro del fútbol le permite construir prácticamente una historia de mafias, a través del enfrentamiento entre dos sectores de la barra brava del ficticio Club Atlético Libertad. El poder lo ejerce el Tío (Gustavo Garzón), secundado por sus sobrinos César (Gastón Pauls) y Polaco (Matías Mayer), hasta que otra facción consigue hacerse con el control de los negocios ilegales y la venta de drogas alrededor del equipo.
El entorno del fútbol le da un carácter especial a esta historia de mafias entre los sectores más desfavorecidos, e incluso consigue reflejar con acierto las tribunas de hooligans durante los partidos locales, para construir dentro de esta historia de enfrentamiento unos personajes creíbles y complejos, especialmente en el caso de Polaco, alrededor del cual hay una subtrama relacionada con su hija Ximi (Violeta Narvay) y la madre a la que abandonó, Luciana (Candelaria Molfese), que a veces ralentiza la trama principal en episodios como Eterno amor (T1E7), pero que también sirve para describir la posición de las mujeres dentro de estos grupos marcados por la testosterona masculina, e introducir breves apuntes sobre la dificultad del desarrollo del fútbol femenino en estos ambientes principalmente patriarcales. La serie, que dirige en cinco episodios el propio Jesús Braceras y tuvo que rodarse en Uruguay por las condiciones más duras del confinamiento en Argentina durante la pandemia del coronavirus, funciona mejor en su vertiente de thriller político con apuntes sociales, y tiene algunos episodios muy contundentes como La banda del Tío (T1E1) y otros como Gato encerrado (T1E5) cuyo desarrollo humorístico es cortado de forma particularmente brutal.
Barrabrava (Prime Video, 2023) tiene la capacidad para presentarse con un ritmo lo suficientemente constante como para disfrutarse sin esfuerzo, creando personajes interesantes a los que interpretan algunos de los mejores actores del panorama argentino, como Matías Mayer, al que podemos ver en la película Un crimen argentino (Lucas Combina, 2022) o la serie Iosi, el espía arrepentido (Prime Video, 2022), y Gastón Pauls, coprotagonista de la clásica Nueve reinas (Fabián Bielinsky, 2000) y de la producción chilena El príncipe (Sebastián Muñoz, 2019). La serie funciona como un drama contundente que incorpora momentos de humor sobresalientes, incluso utilizando referencias a la película Braveheart (Mel Gibson, 1995), como una representación irónica de esa masculinidad violenta que caracteriza a este entorno de seguidores de un equipo que ha convertido los negocios ilegales en una forma de supervivencia: "Somos como un perro callejero cagado de hambre que de pronto encuentra un hueso", dice el narrador Oveja (Miguel Ángel Rodríguez). Como en Monzón, la serie refleja bien estos barrios marginales y en cierta medida transcurre en un entorno que resulta asfixiante, con espacios interiores y fotografia nocturna. Aunque algunas subtramas desequilibran el ritmo, encuentra siempre la mejor fórmula para elaborar un thriller particularmente efectivo.
Filmin, 27 de junio
Creada por Xavier Dolan
Dirigida por Xavier Dolan
El director Xavier Dolan (1989, Canadá) anunciaba en el Festival de Sundance que se retiraba del cine porque ya no tenía más cosas que contar. Que solo tenga 34 años es lo suficientemente significativo de lo prematura que ha sido su carrera, debutando con 19 años en el Festival de Cannes con su largometraje Yo maté a mi madre (2009), que él mismo dirigió y protagonizó, consiguiendo el máximo galardón en la Quincena de Realizadores. A lo largo de su carrera, su cine se ha caracterizado por un estilo muy personal, con tendencia a tratar temas relacionados con la familia y sus quebradizas estructuras, y con algunas etiquetas demasiado fáciles como las de enfant terrible o las comparaciones con Pedro Almodóvar en su cercanía al melodrama, un género que por cierto no le gusta especialmente porque, según él, denota falsedad. El transcurso de los meses no ha mermado su decisión (otros directores como Steven Soderbergh anunciaron su retirada y después se lanzaron a una prolífica sucesión de proyectos), pero sí ha sido matizada afirmando que tiene un proyecto de serie con HBO que se rodaría en inglés y que su decisión tiene relación con la decepción que le supone dedicar tiempo y dinero a proyectos personales que no se compensan con los resultados. En los últimos días, precisamente, ha protagonizado una polémica con el periódico El Mundo, a raíz del titular de una entrevista con Xavier Dolan, titulada "El arte es inútil y dedicarse al cine, una pérdida de tiempo", afirmando que sus palabras no fueron esas. El periódico ha publicado un fragmento de la grabación de la entrevista para respaldar la transcripción, pero lo cierto es que de esa grabación se desprende que el titular es más bien un resumen interpretado por el periodista de las palabras del director, que no dice esa frase exactamente.
Xavier Dolan ha construido una filmografía muy sólida, que llegó a su mejor momento con Mommy (2014), pero que se ha mantenido de una forma constante y una personalidad propia. Su decisión nos priva además de un director que ha sabido manejar los resortes de la estructura en episodios de una forma espléndida. Porque, aunque algunos pueden considerar La noche que Logan despertó (Filmin, 2023) como un largometraje de cinco horas, lo cierto es que contiene un formato de serie muy preciso, con episodios dedicados a cada uno de los principales personajes e incluso un inteligente manejo del cliffhanger. Para quienes hayan visto las películas del director, quien desde Los amores imaginarios (2010) también se suele encargar del montaje, el tema central en torno a la familia y los secretos relacionados con el pasado es una constante reconocible. Pero precisamente lo mejor de La noche que Logan despertó es que se trata de un compendio perfecto del cine de Xavier Dolan. La historia está basada en la obra teatral La nuit où Laurier Gaudreault s'est réveillé (2019), del autor Michel Marc Bouchard, a quien el director ya había adaptado en su película Tom en la granja (2013). Pero en este caso, la construcción de un formato de cinco episodios le ha permitido convertir una historia que se desarrollaba durante una sola noche, con varios hermanos reunidos antes del funeral de su madre, en una narración más compleja, que incluye flashbacks y una cierta construcción de thriller que se subraya desde los títulos de crédito iniciales y a través de la espléndida y oscura banda sonora de Hans Zimmer y David Fleming.
La serie se adentra en las consecuencias que para una familia tuvo una noche dramática y la forma en que desmanteló la aparente estabilidad en la que vivían, explorando la psicología de los hermanos, especialmente la relación entre Julien (Patrick Hivon) y Mireille (Julie LeBreton), quien se distanció de la familia durante años. Pero también del hermano menor Elliot (Xavier Dolan), entregado a un círculo vicioso de adicciones y en menor medida de Denis (Éric Bruneau), el único que parece haber conseguido una mayor estabilidad. Todos se enfrentan a sus propios recuerdos tras la muerte de su madre Madeleine (Anne Dorval), quien poco antes de morir recibió una llamada misteriosa. Manejando con precisión una estructura que mantiene el misterio proporcionando breves apuntes de la verdad de forma progresiva, Xavier Dolan se apoya en los primeros planos, en una espléndida fotografía granulada de André Turpin, colaborador habitual suyo y de Denis Villeneuve, y en una entrega absoluta al drama de profundidad psicológica para construir una excelente narrativa que nunca abandona un estilo muy cinematográfico, como en la primera aparición de Mireille, apoyada por unas cuerdas rotundas. Fue precisamente Villeneuve quien le presentó a Hans Zimmer cuando estaba buscando un músico tras el abandono del compositor que había sido contratado, y junto a David Fleming ha creado otro de los elementos esenciales de la serie, una banda sonora poderosamente dramática que recuerda a sus primeros trabajos. La noche que Logan despertó se convierte así en una de las mejores propuestas del director, y además consolida una trayectoria muy notable de Filmin en un año en el que viene ofreciendo algunas de las mejores series producidas en los últimos meses.
Apple tv+, 28 de junio-2 de agosto
Creada por George Kay, Jim Field Smith
Dirigida por Jim Field Smith, Mo Ali
Generalmente, las series creadas por George Kay necesitan un cierto grado de entrega por parte del espectador a historias que utilizan resortes que por momentos cruzan la línea de la verosimilitud, pero una vez se apuesta por ellas acaban siendo satisfactorias en la mayor parte de los casos. Junto a Jim Field Smith, George Kay creó la serie centrada en interrogatorios Criminal (Netflix, 2019-2021), que después se convirtió en una franquicia producida en diferentes países, y fue el responsable de la idea original de Lupin (Netflix, 2021-), un encargo de Gaumont pensado para ofrecer un personaje a la medida de la estrella francesa Omar Sy. También fue guionista de la miniserie Litvinenko (Movistar+, 2022), que convirtió la historia real del asesinato de Alexander Litvinenko en una especie de trama de detectives aburrida, dirigida también por Jim Field Smith. En el caso de Secuestro en al aire (Apple tv+, 2023), hay muchas trampas (empezando por calificarla como una serie "rodada en tiempo real") y desequilibrios, especialmente en las secuencias que se desarrollan en tierra, pero su construcción como una especie de bomba de relojería en la que la tensión aumenta gradualmente, siguiendo la estela de la clásica 24 (Disney+, 2001-2010), es lo suficientemente convincente como para lograr mantener el suspense durante las aproximadamente seis horas que dura en su totalidad. Lo cual es un logro importante, porque de hecho Kiefer Sutherland ha intentado reproducir el éxito de su serie más conocida con Rabbit hole (SkyShowtime, 2023-) y no salió bien, porque la inverosimilitud de la historia y sus giros era incluso demasiado exagerada dentro de la propia inverosimilitud de su planteamiento. Pero en este caso se utilizan los elementos más clásicos del subgénero de secuestros en aviones para elaborar una trama que está decidida a crear tensión aunque sea sin profundizar demasiado en los personajes ni en las situaciones.
Tan es así, que la serie no pasa demasiado tiempo presentando a los personajes, dando solo algunos apuntes familiares del protagonista Sam Nelson (Idris Elba), para entrar directamente en la captura del avión que cubre el trayecto Dubai-Londres por parte de un grupo de secuestradores encabezados por Stuart Atterton (Neil Maskell), quienes afortunadamente en este caso no introducen el recurrente elemento islámico en sus motivaciones. La propuesta tiene claro lo que pretende y lo hace de una forma lo suficientemente consistente, aunque a veces resulte algo frustrante que su condición de tensión cronometrada se deje por el camino algunos apuntes que no están suficientemente desarrollados, como el conflicto internacional que se produce cuando el avión cruza el espacio aéreo de Rumanía en Not responding (T1E4). Es una idea interesante sobre dónde está la responsabilidad de resolver un secuestro, si en el país al que pertenece el avión secuestrado y la mayor parte de sus pasajeros o en aquel que está siendo atravesado por el avión y por tanto posiblemente amenazado. Pero en realidad el planteamiento se usa solo para crear un episodio de tensión sin demasiadas profundidades. En términos generales, Secuestro en el aire es más convincente precisamente en el aire, incluso con los continuos intentos de boicotear los objetivos de unos secuestradores bastante blandos, por otro lado, que en la sección diplomática que se reproduce en tierra y la subtrama de suspense que también se desarrolla alrededor de algunos personajes. Pero el guión sabe aprovechar el tiempo, con episodios que van desde los 46 minutos hasta los 50 minutos que dura la mitad de ellos, los más elaborados como el tenso Draw a blank (T1E3) o el penúltimo Comply slowly (T1E6), que introduce el giro de guión más sorprendente de la historia. De hecho, son junto al episodio final los que están dirigidos por el co-creador Jim Field Smith, lo que muestra claramente dónde se encuentran los puntos fuertes del guión. Estrenada hábilmente en verano como un entretenimiento sin complicaciones, Secuestro en el aire acierta en su concepto y generalmente en su desarrollo, construyendo otro de esos personajes que Idris Elba sabe elaborar con la presencia adecuada.
SkyShowtime, 3-10 de julio
Escrita por Greg Barker, Avi Issacharoff, Lior Raz
Dirigida por Greg Barker
Pocas series se habrán visto con la extraña advertencia de que es "un relato ficticio de eventos profundamente investigados" en sustitución del "basado en hechos reales" que es habitual en este tipo de producciones. Pero el planteamiento de los creadores Avi Issacharoff (1973, Jerusalén) y Lior Raz (1971, Jerusalén), al que podemos ver como actor en The crowded room (Apple tv+, 2023), ambos creadores de series como Fauda (Netflix, 2015-) y Hit & run (Netflix, 2021), pretende ser una aproximación que se sostiene en un destacado proceso de documentación. No es casual, que otro de los cocreadores y director de los cuatro episodios sea Greg Barker (1970, California), más habituado a dirigir documentales y precisamente ganador del Emmy por su película A la caza de Bin Laden (HBO Max, 2012). De hecho, Ghosts of Beirut (SkyShowtime, 2023) confirma de forma clara la colaboración entre el Mossad israelí y la CIA norteamericana en la persecución de Imad Mughniyeh, uno de los terroristas más buscados de la década de los ochenta, aparentemente responsable de algunos de los atentados más crueles de la época como la bomba que explotó en la Embajada de Estados Unidos en 1983, cuyo edificio colapsó a consecuencia de la explosión, matando a 63 personas. Antes de Osama Bin Laden, el gobierno norteamericano siempre ha tenido algún líder islámico sobre el que sostener su política exterior de lucha contra el terrorismo, y esta serie se adentra en uno de los más controvertidos líderes del grupo Hezbolá. En octubre de 2001, un mes después de los atentados del 11-S, Mughniyeh fue incluido en la lista de los terroristas más buscados por el FBI y el presidente Bush ofreció 15 millones de dólares de recompensa, en medio de la campaña contra el terrorismo islámico.
La serie consta de solo cuatro episodios en los que se analiza la trayectoria de Imad Mughniyeh, pero principalmente desde el punto de vista de los investigadores que iniciaron su búsqueda, incluido Robert Ames (Dermot Mulroney), Jefe de la División de Oriente Medio, que falleció en el atentado de la Embajada en Beirut. Desde un joven idealista Mughniyeh (Amir Khoury) que comenzó a radicalizarse a principios de los ochenta hasta un maduro Mughniyeh (Hisham Suliman) que lideraba Hezbolá en 2007, un año antes de su asesinato, la historia recorre veinte años a través de diferentes agentes norteamericanos como William Buckley (Garret Dillahunt), Chet Riley (Rafi Gavron) y, sobre todo, Lena Asayran (Dina Shihabi), que protagoniza principalmente los dos últimos episodios, a través de su colaboración con el agente del Mossad Teddy (Iddo Goldberg). Emergence (T1E1) es quizás el episodio más difícil de seguir porque no solo debe introducir a los personajes y el entorno político, sino que tiene el cometido de establecer la narrativa de la serie, que consiste en desplegar una historia de ficción apuntada con entrevistas en formato documental de ex-agentes de la CIA y del Mossad. La mezcla a veces rompe el ritmo de la narración, y no encuentra del todo un equilibrio adecuado, pero aporta el elemento de realidad sobre el que se apoya el planteamiento de la serie.
Quizás por eso resultan más interesantes los dos episodios finales, que se desarrollan en 2007 y se centran en la persecución de Imad Mughniyeh, y en los que especialmente en The finding (T1E4) prácticamente no hay entrevistas, entre otras cosas porque casi ningún ex-agente de los servicios secretos puede hablar sobre un asesinato del que oficialmente ni Estados Unidos ni Israel han reconocido su autoría. En 2015, sin embargo, un reportaje de The Washington Post señalaba directamente a la CIA y el Mossad como responsables de la muerte de Imad Mughniyeh (The Washington Post, 30/1/2015), que es la tesis que sostiene esta producción de Showtime, aunque apoyándose en personajes ficticios. Pero la ausencia de los entrevistados permite enfocarse mejor en la trama y elaborar un ejercicio de tensión y suspense muy interesante, aunque quizás la actriz de origen saudí Dina Shihabi no sea la más adecuada para este tipo de personajes. Ghosts of Beirut es una muestra muy sólida de cómo elaborar un docudrama de corte político que se apoya además en una excelente banda sonora del español Fernando Velázquez (1976, Getxo), en la que es, al margen de sus colaboraciones con J.A. Bayona, su primera incursión en una producción norteamericana. Las entrevistas a veces estorban en su desarrollo y toma algunas decisiones poco acertadas, como la tópica humanización del terrorista elaborando una historia de amor que protagoniza la siempre acertada Zineb Triki, espléndida en su participación en Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-), pero que es un recurso algo superficial. Sin embargo, como thriller político que apunta directamente a las agencias secretas de Estados Unidos e Israel como organizaciones que funcionan como auténticos grupos terroristas cuando pretenden alcanzar sus objetivos al margen de los circuitos oficiales, es ciertamente solvente.
AMC+, 6 de julio-24 de agosto
Escrita por Gísli Örn Garðarsson, Björn Hlynur Haraldsson, Nína Dögg Filippusdóttir
Dirigida por Gísli Örn Garðarsson, Björn Hlynur Haraldsson, María Reyndal
Series Mania 2021: Gran Premio Competición Internacional
Serielizados Fest 2021: Premio del Jurado
Pocas series recientes han conseguido tantos premios como esta producción islandesa que en su país logró ocho galardones en los Premios Edda 2023: Mejor Serie, Guión, Actor (Gísli Örn Garðarsson), Actriz (Nína Dögg Filippusdóttir), Montaje, Vestuario, Maquillaje, Música, Diseño de Vestuario y Diseño Escénico, siendo nominada en total en 15 categorías. La historia tiene lugar en Westfjords, al Noroeste de Islandia, una pequeña población pesquera que en los años 80 se enfrenta a una crisis debido a las cuotas sobre la limitación de capturas. Pero esta circunstancia es aprovechada por Harpa (Nína Dögg Filippusdóttir) y su marido Grimur (Björn Hlynur Haraldsson) para crear una gran compañía que acapare la producción pesquera de la zona, utilizando la influencia de su amigo en común Jón (Gísli Örn Garðarsson), Ministro de Pesca y amante de Harpa. Se trata de una comedia de tono oscuro, que habla de la corrupción y de los entresijos de la industria pesquera en la década de los ochenta, cuando se comenzaban a establecer cuotas en Islandia. Y aunque no traslada exactamente hechos que ocurrieron en la realidad, hay muchos elementos que conectan la ficción con algunos acontecimientos verídicos ocurridos en el país, que se muestran a través de la televisión o en fragmentos de archivos que ofrecen también una mirada irónica al pasado. Por ejemplo, un discurso que pronuncia Jón en el Parlamento es prácticamente una traslación de un discurso que dio la Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir, elegida en 2009 cuando la grave crisis económica que atravesaba el país provocó que el gobierno anterior dimitiera. Y, al igual que el personaje en la ficción, el Ministro de Pesca Halldór Ásgrímsson poseía acciones en empresas pesqueras cuando estuvo en su cargo entre 1983 y 1991.
En este sentido, Blackport es para Islandia algo así como El tiempo de la felicidad (Filmin, 2020-) para Noruega, una serie que construye una ficción a partir de acontecimientos históricos relevantes para el país. La serie está creada por los tres protagonistas, actriz y actores reconocidos en su país, y fundadores de la compañía de teatro independiente Vesturport que se ha ido consolidando como una de las más relevantes de la escena islandesa. El más conocido internacionalmente es Björn Hlynur Haraldsson, al que hemos visto en series como Fortitude (Sky, 2015-2018) y Atrapados (RÚV, 2015-), y películas como Lamb (Valdimar Jóhannsson, 2021). Blackport es una serie que construye acertadamente unos personajes retorcidos que utilizan todo tipo de estrategias para conseguir sus objetivos, pero al mismo tiempo resultan atractivos para el espectador, envueltos en una cierta melancolía existencial, en un entorno que resulta depresivo. Y sin embargo se trata de una comedia, con un tono de humor muy escandinavo, cortante y a veces absurdo, que podemos reconocer en directores como el finlandés Aki Kaurismäki. Cuentan los creadores y directores de la serie, que después de ganar el Gran premio en la Competición Internacional en Series Mania, donde se presentaron solo los dos primeros episodios, decidieron reescribir parte del guión y volver a rodarlos: "Nos miramos entre nosotros y pensamos: Hmmm, esto no está bien. Así que decidimos rodar un comienzo completamente diferente". Es el privilegio de ser tres de las personalidades más reconocidas en el audiovisual islandés. Aunque está confirmado que RÚV tiene la intención de producir una segunda temporada, por el momento los tres creadores de la serie han ocupado este año en la producción de la miniserie de cuatro episodios Vigdís (RÚV, 2023), basada en la vida real de Vigdís Finnbogadóttir, ex-presidenta de Islandia y la primera mujer del mundo elegida democráticamente como jefa de gobierno. La miniserie, cuyo rodaje comenzará en otoño, está protagonizada por Nína Dögg Filippusdóttir y co-dirigida por Björn Hlynur Haraldsson.
Movistar+, 7-28 de julio
Creada por Andy Siara
Dirigida por Ben Sinclair, Rania Attieh, Daniel García, Ariel Kleiman
Estrenada hace casi exactamente un año en la plataforma Peacock, esta serie llega a España finalmente como parte del acuerdo de Movistar+ con NBCUniversal, que al menos permite disfrutar del que quizás sea uno de los estrenos mejor recibidos el año pasado dentro de la plataforma Peacock. Curiosamente, a fecha de hoy todavía no ha habido un pronunciamiento sobre si la serie tendrá segunda temporada, a pesar de que el final cierra adecuadamente las historias principales pero deja algún cabo suelto. The resort (Peacock, 2022-) es una serie de aventuras creada por Andy Siara y producida por Sam Esmail, el responsable de series de éxito como Mr. Robot (Netflix, 2015-2019), Homecoming (Prime Video, 2018-2020) y Gaslit (Lionsgate+, 2022), que en un principio parecía compararse con The white lotus (HBO, 2021-) porque se desarrolla en un complejo turístico en Akumal (México), pero pronto se hace evidente que la historia sigue un camino diferente, y que tiene más conexión con la película Palm Springs (Max Barbakow, 2020), cuyo guión escribió también Andy Siara. Pero puede haber algunos elementos en común con la serie de Mike White porque para la continuación de la historia, si la hubiera, el guionista comentaba en una entrevista que tenía algunas ideas que pasaban por cambiar casi completamente el reparto, un poco a la manera del carácter antológico que ha acabado teniendo The white lotus.
Las vacaciones de Emma (Cristin Milioti) y Noah (William Jackson Harper) se convierten en un intento de revivir un matrimonio que ha acabado en la monotonía y que, sobre todo para ella, resulta demasiado asfixiante. Y cuando encuentra en la selva un viejo teléfono móvil, comienza a investigar en torno a una pareja de jóvenes que desapareció después de un huracán en 2007. Aquel año, Sam (Skyler Gisondo) pasó las vacaciones de Navidad con su novia Hanna (Debby Ryan) y sus padres, y su llegada al resort Bahía del Paraíso está mostrada en el episodio The disappointment of time (T1E1) con un exuberante plano secuencia de cinco minutos que demuestra la habilidad del director Ben Sinclair, al que también vemos en la serie como actor interpretando a Alex, el dueño del complejo turístico. Uno de los principales misterios es el hecho de que Sam no desapareció junto a su novia, sino con Violet (Nina Bloomgarden), otra visitante del complejo que está de vacaciones con su padre Murray (Nick Offerman), lo que lleva a Emma a seguir diferentes pistas que la llevarán hasta las páginas del libro La desilusión del tiempo, y a una familia de sastres mexicanos cuyo heredero, Baltasar Frías (Luis Gerardo Méndez), parece estar implicado en la desaparición.
El resort tiene algunas flaquezas, pero es una historia impredecible y entretenida, que en esta aventura protagonizada por la pareja de turistas recuerda a veces a algunas películas de los años ochenta como Tras el corazón verde (Robert Zemeckis, 1984), en la que la comedia y la química entre los protagonistas funciona perfectamente, e incluso incorpora alguna referencia a Indiana Jones en el aspecto físico de Murray en la trama actual. Cuenta Andy Siara que la idea se fue desarrollando cuando encontró un antiguo móvil suyo en el garaje de su casa y comenzó a mirar fotos aún guardadas de su juventud que ni siquiera recordaba que había tomado, lo que le llevó a explorar qué tipo de información podían desvelar esas imágenes sobre su pasado. Esta reflexión sobre el paso del tiempo, y en cierta manera sobre la manera en que se puede trascender, es uno de los temas de una serie que fue pensada primero como un largometraje. Pero no se siente alargada en sus ocho episodios de 30 minutos, centrándose en dos relaciones de pareja en diferentes épocas que coinciden en su momento de crisis, marcado en el caso de Emma y Noah por un hecho trágico que supuso la brecha definitiva para su progresivo distanciamiento. La serie funciona bien en su creación del misterio, pero también en su recorrido por un sentido del humor absurdo que, para los que hayan visto Palm Springs, resultará reconocible. Y aunque la química entre Cristin Milioti y William Jackson Harper funciona singularmente bien, la actuación de Luis Gerardo Méndez, actor mexicano al que hemos visto recientemente junto a Miguel Ángel Silvestre en Los enviados (SkyShowtime, 2021-), les eclipsa en muchas ocasiones. Pero hay otros momentos destacados como una hilarante intervención del actor portorriqueño Luis Guzmán en el episodio de impronunciable título Hünch Fò Llub Seeth (T1E6), dirigido por Rania Attieh y Daniel García, directores de los largometrajes Recommended by Enrique (2014), H. (2014), que participó en el Festival de Sundance, e Iniciales S.G. (2019). El resort es una propuesta entretenida que a veces puede ser irregular pero que generalmente consigue el equilibrio adecuado entre la aventura, el humor absurdo y la ciencia-ficción.
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Películas mencionadas:
Películas mencionadas:
Tierra de Dios se puede ver en Filmin, Movistar+ y Prime Video.
R.M.N. se puede ver en Movistar+.
Zodiac se puede ver en HBO Max y Movistar+.
Headhunters se puede ver en Prime Video.
Monstruos internos: Las 24 caras de Billy Milligan y Fragmentos de mujer se pueden ver en Netflix.
Johanna se puede ver en dafilms.com y Filmin.
Múltiple se puede ver en Movistar+, Netflix, Prime Video y SkyShowtime.
A la caza de Bin Laden se puede ver en HBO Max.
Un crimen argentino, Iniciales S.G., Nueve reinas y El príncipe se pueden ver en Filmin.
Palm Springs se puede ver en Filmin, Movistar+ y Prime Video.
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