10 marzo, 2025

Las series más destacadas de 2025: Febrero-Marzo

Nos encontramos en el mes en el que la cita internacional más destacada en el panorama de las series de televisión ofrece su habitual encuentro con la industria y con los estrenos de producciones que se irán emitiendo a lo largo del año. Séries Mania se celebra en la localidad francesa de Lille entre el 21 y el 28 de marzo, convirtiéndose en el centro principal de la información en torno a las series, y como es habitual vamos a ofrecer una completa cobertura del festival en crónicas a lo largo de las próximas semanas. Este año, los invitados de honor son Charlie Brooker, creador de Black mirror (Netflix, 2011-), los actores Alain Chabat, que también es el creador de la próxima serie Astérix & Obélix: El combate de los jefes (Netflix, 2025), y Jonathan Cohen, protagonista de El ejército de ladrones (Matthias Schweighöfer, 2021) y Astérix & Obélix y el reino medio (Guillaume Canet, 2023), y la actriz Christina Hendricks, que presenta el estreno internacional de su última serie, la irregular Small town, big story (SkyShowtime, 2025), aunque en España se podrá ver desde el 19 de marzo. Por razones obvias, Séries Mania dedica mucho espacio a las producciones francesas, no solo en la sección que dedica a la Competición francesa, y este año se inaugura con la miniserie Carême, chef de reyes (Apple tv+, 2025) y se clausura con la quinta temporada de ACI: Alta Capacidad Intelectual (Star Channel, 2021-), un gran éxito en Francia que recientemente ha conocido un remake norteamericano bastante descafeinado, High potential (Disney+, 2025).

Aunque en general las series españolas suelen estar presentes en Séries Mania, y el año pasado Javier Calvo y Javier Ambrossi ganaron el premio a la Mejor Dirección por La Mesías (Movistar Plus+, 2023), en esta edición hay una buena representación que ocupa las principales secciones competitivas: Querer (Movistar Plus+, 2024) en Sección Oficial, Celeste (Movistar Plus+, 2024-) en Panorama Internacional, y dos sesiones especiales para estrenar Los años nuevos (Movistar Plus+, 2024) y la esperada Mariliendre (atresplayer, 2025), que el mismo fin de semana que se proyecta en Séries Mania también clausura el Festival de Málaga. Entre las series que compiten en la sección Oficial se encuentran la italiana M. Hijo del siglo (SkyShowtime, 2024), la excelente dramedia quebequense sobre la salud mental Empathie (Crave, 2025) y las norteamericanas El largo río de las almas (Peacock, 2025), con Amanda Seyfried, y Hal & Harper (2025), que se estrenó con muy buenas críticas en el Festival de Sundance. También destaca la producción danesa Generations (DR, 2025) y la coproducción europea Kaboul (France tv, 2025), que se desarrolla durante la entrada de los talibanes en la capital afgana después de la retirada de las tropas internacionales. Las producciones nórdicas están muy presentes en Panorama Internacional con la sueca A life's worth (Viaplay, 2025), centrada en la guerra de Bosnia, la noruega Requiem for Selina (NRK, 2025), sobre una conocida influencer, y la islandesa The Danish woman (RÚV, 2025), protagonizada por una agente retirada del servicio secreto danés. También destacamos el emotivo drama iraní At the end of the night (Fimnet, 2024), sobre un proceso de divorcio de una pareja, con una hermosa banda sonora de Ramin Kousha. En sesiones especiales se presentan Ghosts: Fantômes en héritage (Disney+, 2025), remake francés de la comedia inglesa Fantasmas (Movistar Plus+, 2019-2023) y la docuserie Le Siècle de Costa-Gavras (2024), un repaso a la filmografía del director que será presentado por él mismo en el festival. De todas estas series iremos ofreciendo reseñas, así como crónicas de los encuentros de la industria que organiza Séries Mania Forum entre el 25 y el 27 de marzo, con paneles de ejecutivos y creadores como Sally Wainwright y James Norton, que hablarán sobre Happy Valley (BBC, 2014-2023), y la presentación de la coproducción hispano-alemana Weiss y Morales (RTVE/ZDF, 2025), con Miguel Ángel Silvestre y Katia Fellin.

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.


Corazón oscuro
  ★★
Prime Video - 12 de febrero
Suecia-Dinamarca, 2022 - 5x45'
Escrita por Oskar Söderlund
Dirigida por Gustav Möller
Séries Mania '22: Mejor Serie Internacional
Kristallen '23: Nominada Mejor Drama, Mejor Actriz (Clara Christiansson Drake)

Del director Gustav Möller (1988, Suecia) hemos visto algunas películas notables como el thriller The guilty (2018), que posteriormente tuvo un remake norteamericano menos afortunado titulado Culpable (Antoine Fuqua, 2021), y la todavía inédita en España Condenados (2024). Entre una y otra, este realizador que se toma su tiempo para desarrollar los proyectos abordó su primera incursión en el formato de series con el true crime Corazón oscuro (Prime Video, 2022), que se estrenó en el Festival de Sundance y ganó el premio a Mejor Serie Internacional en el Festival Séries Mania '22. Aunque hacía tiempo que la había adquirido la distribuidora A Contracorriente Films para España, ha llegado ahora uno de los mejores thrillers nórdicos que se estrenaron en 2022. Sobre un guión de Oskar Söderlund, guionista de la serie Dinero fácil (Netflix, 2021-), la historia adapta la novela Hur man löser ett spaningsmord: Therese Tangs berättelse (Cómo resolver un asesinato: la historia de Therese Tangs) (2017), escrita por el periodista Joakim Palmkvist (1967, Suecia), que era una dramatización de un crimen real ocurrido en 2012, resuelto por una investigadora civil. Los protagonistas son Marcus Tingström (Gustav Lindh) y Sanna Ljungqvist (Clara Christiansson Drake), quienes inician una relación en contra de los deseos del padre de ella, Bengt Ljungqvist (Peter Andersson), el dueño de una granja de árboles que mantiene un conflicto personal con la familia de Marcus que se remonta algunas generaciones atrás. Al mismo tiempo, la acción se desarrolla dos años después cuando Tanja Thorell (Aliette Opheim), directora de operaciones de la asociación Missing People, comienza a investigar una desaparición que la policía ha dado por no resuelta. Las dos tramas, que se desarrollan en el pasado y el presente durante los dos primeros episodios, acabarán convergiendo en un mismo relato. Una de las virtudes de la serie es que está contada con el tiempo que necesita para desarrollar la historia, durante solo cinco episodios, estructurados de una forma muy precisa, mostrando las motivaciones del crimen, la investigación posterior y la conexión entre ambos, pero también acierta en un reflejo psicológico que se detiene más en la culpa y el remordimiento que en la resolución del caso. Un aspecto destacado es el enfoque en las dos protagonistas femeninas, situando la cámara en muchas ocasiones en sus rostros mientras los diálogos o la acción suceden a su alrededor, como en esa espléndida recreación fuera de campo de un asesinato en Sospechosos (T1E2), que es tan fría como tensa. Sanna y Tanjia se ven envueltas en entornos de discriminación que construye una representación de las estructuras sociales sexistas: la primera en un ambiente masculino, donde sus opiniones son despreciadas por su padre Bengt y posteriormente es tratada como una sirvienta en la granja de los Tingström. La segunda se enfrenta al descreimiento de sus superiores cuando plantea posibles indicios que apuntan a que la desaparición que investiga podría tener un origen criminal. 

Corazón oscuro se plantea por tanto como un true crime que va más allá de la simple investigación de un crimen, que acaba siendo menos importante que los trasfondos sociales que describe, en una Suecia rural que parece encontrarse a mitad de camino entre el siglo pasado y éste, donde permanecen estructuras patriarcales, y dinámicas de poder masculinas. Y adopta una interesante posición que bucea en la progresiva desafección de los culpables y en las consecuencias de sus actos, una especie de ingenuidad que les lleva a creer que es fácil sobrevivir, desde el punto de vista psicológico, a un acto criminal. En este sentido, el trabajo de dirección de Gustav Möller es notable, no solo en los encuadres o la planificación, sino en su capacidad para dotar a la historia de un ritmo lento pero sofocante, una atmósfera oscura y tensa que no necesita mostrar actos de violencia de manera explícita, pero que siempre está en el límite de la incertidumbre sobre las reacciones de los personajes, especialmente en Bajo presión (T1E4). Se construye así un ambiente cada vez más sofocante en la relación entre Sanna, interpretada de manera matizada por Clara Christiansson Drake, y Marcus, al que da vida Gustav Lindh, protagonista del próximo estreno de la miniserie de Tomas Alfredson Infiel (Filmin, 2025). Corazón oscuro es una serie sobre las consecuencias de un crimen que deja rastro, no solo palpable en forma de manchas de sangre que no se consiguen limpiar del todo, sino sobre todo psicológico, en una progresiva degradación de las relaciones personales. Por su parte, el personaje de Tanja Thorell utiliza un nombre ficticio basado en la verdadera Theresa Tong, una responsable de búsquedas de desaparecidos que consiguió resolver un crimen atroz, de gran repercusión en Suecia. No hay un misterio en los acontecimientos, porque lo que hace el director es presentar la progresiva degradación moral de los culpables, en una propuesta que desprende una constante sensación de incomodidad, subrayada por la excelente fotografía de Jasper Spanning, habitual colaborador de Gustav Möller, que refleja la belleza de los bosques que rodean a la propiedad de Bengt Ljungqvist, pero al mismo tiempo transmite una sensación de desasosiego. Puede resultar sorprendente la práctica ausencia de la policía en el desarrollo de la investigación, aunque la elipsis de dos años entre las dos tramas separadas, unidas a partir de la mitad de la serie, explica que la desaparición se ha dado por no resuelta. El último episodio revela esa capacidad del director Gustav Möller para crear una atmósfera de intranquilidad. La resolución se produce con un ritmo sosegado, con la cámara a distancia de los personajes, a través de panorámicas que muestran el trabajo de la policía o que recorren un apartamento, dejando que el bosque se apodere de la imagen. La verdad es de nuevo fría y casi insensible, demostrando que en un crimen los culpables también se acaban convirtiendo en víctimas de sus acciones. Recuperar esta miniserie, aunque sea tarde, permite disfrutar de una de las mejores muestras de thriller psicológico que se han estrenado recientemente. 

Espartanos: Una historia real
  ★★★☆
Disney+ - 19 de febrero
Argentina, 2025 - 8x35'
Escrita por Andrés Gelós, Pablo Gelós
Dirigida por Sebastián Pivotto 

Estas semanas coinciden dos series que abordan el tema de la reinserción de presos a través de programas que tienen relación con elementos externos: el teatro en la producción sueca Último acto (Movistar Plus+, 2024) y el deporte en esta serie argentina. Como indica el subtítulo, se trata de una historia real que surgió cuando el abogado penalista Eduardo 'Coco' Oderigo visitó el complejo de máxima seguridad de San Martín en 2009 y, dada su implicación como jugador de rugby desde que era pequeño, pensó que este deporte podría ser una herramienta eficaz para que un grupo de presos tuvieran una actividad que les permitiera reintegrarse. Para él, si conseguía que uno solo no volviera a delinquir, consideraría su proyecto como un éxito. Con un grupo de diez internos que comenzaron a entrenar surgió el club Espartanos, que incluso compite en ligas de rugby fuera del recinto penitenciario, pero además la Fundación Espartanos ha desarrollado su propio modelo de integración. En la actualidad, el Modelo Espartanos cuenta con 2500 jugadores, entre mujeres y hombres, 470 voluntarios, doce pabellones, tres campos de césped sintético, aulas multifuncionales, un auditorio y dos gimnasios, y ha trasladado su programa a siete países, mostrando un porcentaje de reincidencia de solo un 5% entre los presos que participan en él. Incluso publicaron el año pasado el pódcast Fundación Espartanos (2024), en el que muestran ejemplos de reinserción a través de historias personales. A partir del libro No permanecer caído (2014), del escritor Federico Gallardo, quien recientemente publicó también Espartanos. Una historia de redención (2024), la serie describe los primeros años de funcionamiento de este equipo y los esfuerzos de Eduardo Oderigo por convencer a las autoridades penitenciarias argentinas de que esta iniciativa podría ser efectiva. La serie utiliza la estructura clásica de las historias deportivas, y puede recordar a títulos como Hoosiers: Más que ídolos (David Anspaugh, 1986), ahora que se está repasando la filmografía del actor Gene Hackman. Cuando el abogado Coco Oderigo (Guillermo Pfening) visita el Penal 48 del complejo penitenciario de San Martín, a las afueras de Buenos Aires, propone la idea de acudir cada martes a entrenar a los presos que lo deseen en el deporte del rugby, como una forma de implicarles en una actividad que les separe de la rutina habitual del ambiente carcelario. Se construyen antagonistas como el director de la cárcel, Varela (Pablo Rago), quien mantiene que los delincuentes nunca cambian ni se reinsertan a la sociedad, y su jefe Vargas (Jorge Suárez), que está empeñado en que el proyecto fracase, de manera que el abogado reconvertido en entrenador, junto a su amigo Tatú (interpretado por el jugador de rugby Juan Leguizamón) se empeña en demostrar que sí hay un camino para la redención. Afortunadamente, el guión no incide demasiado en los aspectos religiosos que impulsan el proyecto real, en el que la espiritualidad es un elemento fundamental, con la celebración de una misa todas las semanas. Esto permite que la historia se concentre sobre todo en el aspecto deportivo, lo que la hace más universal. 

En realidad, todos los aspectos relacionados con la producción de Espartanos. Una historia real (Disney+, 2025) tienen relación con el deporte del rugby. La productora PEGSA fue fundada en 2011 por el ex-jugador del equipo de Los Pumas, Agustín Pichot, y de hecho está especializada en realizar producciones audiovisuales enfocadas en diferentes deportes, sobre todo en el género documental. El guión está escrito por el reconocido guionista Andrés Gelós (1969, Argentina), que desarrolló la premiada serie Iosi, el espía arrepentido (Prime Video, 2022-2023) y su hermano Pablo Gelós, que también escribió algunos guiones de esa serie, mientras que la dirección corre a cargo de Sebastián Pivotto, un solvente realizador especializado en series de televisión comerciales como la juvenil Tierra incógnita (Disney, 2022-2023). En este sentido, Espartanos ofrece una historia sencilla que puede caer en algunos tópicos del subgénero deportivo, incidiendo en la fuerza de voluntad y el crecimiento personal a través de la tenacidad del protagonista, al que tiene cierta tendencia a santificar demasiado. A partir del episodio Desde el cielo (T1E2) presenta el personaje de Tomi (Lautaro Zera), un joven narcotraficante que se incorpora al equipo de rugby, no porque tenga demasiado interés en el deporte, sino porque es una forma de introducir pequeñas cantidades de droga en la cárcel, en connivencia con algunos guardias de la prisión. Se incorpora de esta forma un elemento de distorsión del proyecto de reinserción, que sigue el camino previsible de un personaje que se convertirá en parte fundamental del proyecto. Pero la serie también se enfoca en relatos personales de algunos de los presos que participan en él, como Toto (Alan Garvey) y Cady (Gabriel Villalba), que están basados en las experiencias reales de algunos espartanos. Esto permite que no solo se enfoque en la eficacia de un programa inusual, sino que también se acerque de manera tangencial a un tono de drama carcelario. 

Hay que decir que Espartanos a veces muestra algunas carencias presupuestarias y cierta tendencia al subrayado emocional, sobre todo a través de una banda sonora que funciona mejor cuando elabora canciones relacionadas con la historia que cuando se desarrolla de manera instrumental. Y aunque el relato podría haber acabado perfectamente en el episodio El capitán (T1E5), que muestra el primer partido extramuros que jugó el equipo de presos en el año 2010, continúa contando la historia a lo largo de los años a través de algunas de las dificultades que encontró en su camino la Fundación Espartanos, con el interés de algunas empresas por utilizar el proyecto como un negocio en No permanecer caído (T1E6), que toma su título del libro de Federico Gallardo, un episodio que destaca sin embargo las aportaciones públicas y privadas, y aborda más directamente el tema de la reinserción en el momento en que los presos se incorporan de nuevo a la sociedad. Espartanos, por tanto, no se centra solo en el interior de la prisión, sino que se amplía en aspectos más diversos, abordando la influencia de elementos externos que han influido también en el desarrollo del proyecto. No estamos ante una serie que pretenda delimitar la narración a un espacio concreto, sino que muestra la historia con todas sus complejidades, lo que acaba ofreciendo un retrato eminentemente humano.  

Mil golpes
  ★★★☆
Disney+ - 21 de febrero (Temp. 1 - 1ª Parte)
Reino Unido, 2025 - 12x55'
Creada por Steven Knight
Escrita por Steven Knight, Insook Chappell, Harlan Davies, Ameir Brown, Yasmin Joseph
Dirigida por Tinge Krishnan & Nick Murphy, Coky Giedroyć, Ashley Walters

Cuentan los responsables de esta serie que el proyecto surgió de combinar dos historias diferentes que acabaron mezclándose: por un lado, el deseo de Steven Knight (1959, Inglaterra), de llevar a la pantalla un relato sobre una banda criminal de la que empezó a escribirse en los periódicos a partir de 1870, formada solo por mujeres que se hacían llamar Cuarenta Elefantes (tomaron su nombre de un pub que se llamaba Elephant & Castle); y por otro lado, la intención de Stephen Graham y su esposa Hannah Walters de contar a través de su productora la historia de un boxeador procedente de Jamaica que era también domador de animales salvajes en el East London Aquarium desde 1884, y que llegó a tener buena reputación como luchador en el ring. De manera que Mil golpes (Disney+, 2024) reúne a estos personajes, inspirándose solo en ellos, en una historia triangular que refleja el ambiente del East End de Londres a finales de la época victoriana. Con la participación como consultor y productor del historiador David Olusoga, la última serie que lleva la firma de Steven Knight se acerca a los personajes históricos reinventándolos a la manera de Los hombres del S.A.S. (Max, 2022-), pero sobre todo aproximándose de nuevo a ese retrato de los mundos marginales que supo reflejar en las primeras temporadas de Peaky blinders (Netflix, 2013-2022), con la que esta serie dialoga como una especie de reflejo. Aunque también es cierto que en este caso Steven Knight escribe los dos primeros episodios, y suponemos que diseña el arco narrativo de los personajes, para dejar paso a partir del tercero a otros guionistas que se encargan de contar el resto de la historia. Aunque no se ha presentado como tal, se podría decir que esta es una temporada de doce episodios de los que se han estrenado la mitad, porque de hecho los otros seis ya han sido rodados y se estrenarán en los próximos meses. La llegada al East End del jamaicano Hezekiah Moscow (Malachi Kirby) y su amigo de la infancia Alec (Francis Lovehall) sirve para presentar el ambiente criminal en 1880, con Mary Carr (Erin Doherty) como líder autoproclamada de la banda de mujeres Los 40 Elefantes, que se dedican a planear robos en el West End, estafando a clientes de grandes tiendas como Harrods. Y también con los hermanos Treacle Goodson (James Nelson-Joyce) y Sugar Goodson (Stephen Graham) controlando el negocio del boxeo callejero, el que se practica con los puños desnudos y pocas reglas, frente al que se está desarrollando con un enfoque más deportivo en la alta sociedad londinense, que ya comienza a usar un tipo de guantes de boxeo. Ambos se interesan por Hezekiah mientras él trata de conseguir trabajo como domador en el zoo local: Mary quiere introducirle en las altas esferas del boxeo profesional, mientras Sugar busca la revancha (y la venganza) para celebrar una pelea justa después de haberse enfrentado contra él. En los primeros momentos los personajes confluyen en el Hotel Green Dolphin, donde la capacidad de Hezekiah para hablar chino procedente de sus antepasados le permite conseguir un alojamiento modesto proporcionado por el propietario, el Sr. Lao (Jason Tobin), lo que establece un paralelismo de la serie con Warrior (Max, 2019-2023), que también se desarrollaba a finales del siglo XIX, en 1870, dentro del entorno de los descendientes de la emigración china en San Francisco. 

Rodada en una ciudad victoriana reconstruida en los estudios The Story Works, en el suroeste de Londres, Mil golpes equilibra las historias de los tres personajes haciendo que se crucen pero al mismo tiempo manteniendo una cierta independencia en sus motivaciones y representaciones: Mary es la joven que se rebela, contra su propia madre y contra Indigo Jeremy (Robert Glenister), el líder principal de The Elephant Boys, a pesar de las consecuencias. Sugar es la estrella local de boxeo que se dirige hacia su ocaso, enrocándose en las peleas barriobajeras de puños desnudos contra la tendencia más moderna del boxeo como actividad deportiva, en las altas esferas del West End de Londres. Mientras que el trasfondo de Hezekiah conecta directamente con las huellas del colonialismo, haciendo referencia a la rebelión de Morant Bay de 1865, en la que varios centenares de africanos se manifestaron en contra de la estructura segregacionista que todavía existía en la colonia de Jamaica, a pesar de la abolición de la esclavitud en 1833. Hezekiah representa a los descendientes de los esclavos del Imperio Británico que emigraban en busca de nuevas oportunidades, lo que ofrece un trasfondo interesante, aunque la serie cae en unos diálogos demasiado discursivos: "La atrocidad de Morant Bay dio origen al asunto jamaicano: ¿se le podía confiar la libertad a los africanos", pregunta Thomas Carlyle (Kim Durham) en el Episodio 4 (T1E4): "La respuesta es un rotundo no. Se puede suprimir la naturaleza salvaje, pero no eliminarla por completo", termina diciendo en un banquete que comparte con Hezekiah y con Victoria Davies (Aliyah Odoffin), hija adoptada por la reina Victoria que procedía de la colonia victoriana de Lagos. Estos acercamientos a cuestiones políticas y raciales forman parte del espectáculo, que es el principal motivo de la serie, por lo que acaban casi siempre en un tono superficial que sirve para conformar a los personajes pero tienen escasa relevancia. 

El recurso de inventar una ficción inspirándose en personajes reales permite determinadas licencias que pueden llegar a ser demasiado convenientes para la historia, como la visita de una delegación china que es utilizada para un improbable robo de la banda de Mary Carr durante la reunión de la alta sociedad antes mencionada. Como curiosidad, este episodio y los dos restantes suponen el debut como director del actor Ashley Walters, al que conocemos sobre todo por interpretar a uno de los protagonistas de la serie Top boy (Netflix, 2011-2023) y pronto veremos en la miniserie Adolescencia (Netflix, 2025). Aporta un sentido del ritmo y una planificación que revelan un talento notable para esta nueva faceta como realizador, y en alguna entrevista Ashley Walters ha revelado que intentó dirigir algún episodio de Top boy, pero no se lo permitieron. También hay que destacar dentro de una puesta en escena sobresaliente, el trabajo del compositor español Federico Jusid (1973, Argentina), que vuelve a demostrar una especial habilidad para crear melodías reconocibles en sus incursiones en la televisión británica, que ha producido algunos de sus mejores trabajos: fue nominado al BAFTA por la banda sonora de la miniserie The English (Max, 2022) y creó también una melódica y hermosa música para Un caballero en Moscú (SkyShowtime, 2024), demostrando nuevamente una especial inspiración al aportar una banda sonora que se sostiene en voces femeninas, percusiones e instrumentaciones originales que tiene un cierto aire a algunos trabajos desmadrados de Ennio Morricone. Temas como "You need to work on your stamina" tienen un aire a la banda sonora de Los compañeros (Sergio Corbucci, 1970). Sin ser especialmente destacada en sus tramas relacionadas con los atracos y el boxeo, los diferentes elementos que conforman las historias contadas en Mil golpes consiguen ofrecer un conjunto rico en detalles históricos y en descripciones de las relaciones sociales y raciales, de manera que la serie acaba sobresaliendo como una mezcla bien compensada que ofrece un espectáculo poco relevante pero suficientemente entretenido. 

Soviet Jeans
  ★★★☆
Filmin - 25 de febrero
Lituania, 2024 - 8x60'
Creada por Staņislavs Tokalovs, Teodora Markova, Waldemar Kalonowski
Dirigida por Staņislavs Tokalovs, Juris Kursietis
Séries Mania '24: Mejor Actor (Kārlis Arnolds Avots) | Premio del Público
Premios del Cine de Lituania '24: Mejor Serie | Actor (Kārlis Arnolds Avots) | Guión 

Si esta temporada ha habido una película procedente de Lituania que ha trascendido a nivel internacional, la excelente Flow, un mundo que salvar (Gintz Zilbalodis, 2024), que comentamos en nuestras crónicas del Festival de Annecy, el año pasado otra producción realizada en este pequeño país báltico también logró una repercusión internacional, especialmente tras su paso por el festival Séries Mania '24. donde recibió el Premio al Mejor Actor y el Premio del Público. El actor principal, Kārlis Arnolds Avots, ha visto cómo ha cambiado su carrera no solo en su país, sino a nivel internacional: hace unos días recibió en el Festival de Berlín uno de los premios European Shooting Stars que reconocen a las estrellas emergentes en Europa, y el próximo mes formará parte del jurado del festival Séries Mania '25. Soviet Jeans (Filmin, 2024) fue una de las participantes en la elección Berlinale Series Market Selects y la primera producción de Letonia que participó a competición en Séries Mania, convirtiéndose en una de las más exitosas de su país a nivel internacional. Ambientada en el año 1979, se acerca a la resistencia contra el régimen comunista y el aperturismo de un territorio que estaba definido políticamente como parte de la República Socialista Soviética. Las medidas liberalizadoras de Gorbachov promovieron la reclamación de la independencia por parte de las tres repúblicas bálticas a finales de los años ochenta, en lo que se llamó la "revolución cantada". Pero hasta entonces, algunos elementos como el rock 'n' roll o los pantalones vaqueros, los llamados blue jeans, se consideraron herramientas de resistencia y contestación al régimen comunista. Hace un año, el Museo Retro de Praga dedicó una exposición exclusivamente a las prendas vaqueras que se usaban en el bloque soviético como un símbolo de rechazo. Aunque no estaban prohibidas, las autoridades restringían el acceso de los jóvenes a estas prendas, aunque en algunas sastrerías se dedicaban por las noches a realizar copias de pantalones vaqueros para comercializarlas de contrabando. Los creadores de la serie se basaron precisamente en historias reales sobre las que investigaron para elaborar una ficción que muestra con sentido del humor la represión comunista en Lituania, a través de un pícaro simpático que se involucra en el mercado negro de pantalones vaqueros. 

La historia presenta al personaje de Renars Rubenis (Kãrlis Arnolds Avots), un joven que trabaja en una compañía de teatro, pero que está relacionado con un negocio de ventas clandestinas de pantalones vaqueros, lo que llama la atención de Maris (Igors Selegovkis), un agente de la KGB que está interesado en escalar posiciones dentro del régimen comunista desmantelando las acciones de insumisión de los jóvenes lituanos, presionando a Renars para que se convierta en un informante. Dentro del conglomerado de repúblicas comunistas, Letonia era más aperturista que la propia Unión Soviética, y los jóvenes escuchaban música rock en espacios privados. Cuando es invitada la directora finlandesa Tina (Aamu Milonoff) para una residencia de tres meses dirigiendo una obra en la compañía teatral, Renars comienza una relación amorosa con ella que será el impulso principal de los dos personajes a lo largo de toda la temporada. Y, de hecho, los creadores de la serie plantean un primer episodio en el que se desarrolla principalmente esta relación romántica para darle la suficiente fuerza de cara al resto de los acontecimientos. La escasa colaboración de Renars y una desafortunada canción que bromea con el carácter patriótico de Maris, provocan la venganza de éste haciéndole detener para ser ingresado en un hospital psiquiátrico por considerarlo demasiado infectado por la ideología occidental. Los asilos eran utilizados como centros de reclusión para personas cuyo comportamiento se consideraba contrario a los valores socialistas, pero en la serie es mostrado como un lugar en el que probablemente hay más cordura que en el exterior. 

La oportunidad de participar en un taller de elaboración de uniformes dentro del centro le da a Renars la idea de utilizarlo como un negocio clandestino de creación de pantalones vaqueros, utilizando la tela que le proporciona Tina desde Finlandia, y con la colaboración del director del centro, Strautmanis (Andris Keiss). De nuevo, el agente Maris se mostrará obsesionado con investigar por qué los jóvenes estudiantes parecen haber encontrado una nueva forma de conseguir jeans, mientras intenta un acercamiento sentimental con Tina. Soviet jeans tiene el encanto de un sentido del humor agridulce a través de las estrategias de Renars para engañar a Maris, y la estructura de la historia permite que no todo el tiempo se centre en el interior del psiquiátrico. En el Episodio 5 el protagonista puede salir al exterior a cambio de que traicione a sus colaboradores, aunque Renars lo utiliza para volver a encontrarse con Tina, e incluso ambos planean escaparse de Lituania, lo que será la base para la idea principal sobre la que se sostiene la segunda temporada. El enfoque en tono de comedia hace que la historia aporte un tratamiento a la resistencia anti-comunista más cercano, aunque pierde algo de esta característica en los últimos episodios, haciéndose más seria y manejando al personaje protagonista de una forma poco convincente, especialmente en el episodio final. Creada por Waldemar Kalinowski, Teodora Markova y Stanislavs Tokalovs, y dirigida en los episodios centrales por Juris Kursietis (1983, Letonia), director de la película Oleg (2019), que fue seleccionada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes,  Soviet Jeans se estrenó con éxito en Letonia en salas de cine, dividida en tres partes, consiguiendo los premios como Mejor Serie, Mejor Actor y Mejor Guión en los Premios Nacionales de Cine de Letonia. La repercusión a nivel internacional ha permitido que los creadores de la serie ya trabajen en una segunda temporada, también protagonizada por Renars y Tina, pero que transcurrirá diez años después, a las puertas de la caída del muro de Berlín en 1989, con dos episodios que se desarrollarán precisamente en Alemania. 

Krank: Berlín al límite
  ★★★☆
Apple tv+ - 26 de febrero-9 de abril
Alemania, 2025 - 8x45'
Creada por Samuel Jefferson, Viktor Jakovleski
Dirigida por Fabian Möhrke, Alex Schaad  

El desarrollo de esta serie se vio afectado por la decisión de la división de Sky en Alemania de detener a partir de 2024 toda su producción original debido al aumento de los costes de producción, lo que en principio no afectaría a sus divisiones más asentadas en Italia y Gran Bretaña. Entre las series alemanas destacadas de esta compañía se encuentran Das boot: El submarino (SkyShowtime, 2018-2023) y Babylon Berlin (3Cat, 2017-2025), que estrena este año su última temporada. La serie se trasladó entonces a ZDFNeo pero, en una operación parecida a la de la serie española A muerte (Apple tv+, 2025), fue adquirida por la plataforma norteamericana Apple tv+ para cumplir con el porcentaje de producción europea que exige la Unión Europea. De esta forma, se convierte en primera ventana internacional, mientras que más adelante también se podrá ver en el canal público alemán. La diferencia principal entre los dramas médicos europeos y los norteamericanos es que los primeros suelen ser más realistas y más reconocibles que el sistema sanitario que se retrata en los segundos. Krank: Berlín al límite (Apple tv+, 2025), que toma su título del ficticio Krankenhaus Neukölln (Hospital Neukölln) de Berlín en el que se desarrolla la historia, presenta un servicio de urgencias caótico, en el que muchos enfermos son atendidos en los pasillos porque no hay camas libres, los enfermeros están mal pagados y trabajan en turnos imposibles, y además se cierne la amenaza de la privatización de la gestión del hospital que podría llevar a cabo la Ministra de Sanidad. Alejándose de las instalaciones blancas y los uniformes limpios de los dramas médicos estadounidenses, la ficción europea presenta un entorno mucho más oscuro, y en este caso una fotografía de tono verdoso que resulta más deprimente. Y aunque pueda parecer demasiado exagerada en cierta representación sucia de lo que debería ser un hospital, la serie desarrolla una tensión constante que convierte a los protagonistas en héroes de la falta de recursos y de personal. La doctora Suzanna Parker (Haley Louise Jones), que ejercía un trabajo más tranquilo como Jefa del Departamento de Pediatría en un hospital de Munich, ha aceptado el encargo de tratar de mejorar la organización de las Urgencias de este hospital de Berlín donde ni siquiera hay tiempo para llevar a cabo la recepción de los pacientes, que pasan directamente a las manos de los médicos. Y comprueba desde el episodio Síntomas (T1E1) que debe enfrentarse a un ritmo frenético e incluso a pacientes no confiables. Cuando presenta su nuevo plan de gestión de las urgencias, ni siquiera es tomada en serio, mientras el exhaustivo control de los medicamentos afecta directamente a Ben Weber (Slavko Popadic), que se mantiene despierto a base de tomar todo tipo de combinaciones farmacológicas. Alemania tiene una interesante producción relacionada con los dramas médicos: el año pasado pudimos ver la serie Push (ZDFNeo, 2024), que se desarrollaba en el departamento de obstetricia de un hospital y abordaba las problemáticas de las pacientes embarazadas, y hace una semana se ha estrenado Late shift (Petra Volpe, 2025), película presentada en el Festival de Berlín, que retrata el complicado turno de trabajo de una enfermera, ofreciendo cifras desalentadoras sobre el número de profesionales de la medicina que abandonan su trabajo en los primeros años. En la serie, la enfermera Emina Ertan (Şafak Şengül) está buscando cambiar de profesión, precisamente. 

La serie está desarrollada por Viktor Jakovleski (1983, Alemania), director del excelente documental Brimstone & Glory (2017), y Samuel Jefferson, quien trabajó como médico de urgencias en Gran Bretaña durante varios años hasta que decidió cambiar de profesión y dedicarse a escribir guiones. Hay por tanto un conocimiento real del funcionamiento de esta sección, que recoge en cierta manera el espíritu de realismo sucio que tenía Esto te va a doler (Movistar Plus+, 2022), y la aleja del realismo televisivo de The Pitt (Max, 2025-). En el caso de Krank: Berlín al límite los personajes protagonistas son ambiguos, toman decisiones equivocadas y hasta cometen errores fatales, incluso quedándose paralizados ante situaciones estresantes, como el asistente médico Dominik Kohn (Aram Tafreshian). Las situaciones extremas en las que se encuentran los protagonistas reflejan el fracaso de un sistema sanitario que, a pesar de ser público, precisamente se ve perjudicado por la falta de presupuesto y de recursos que ofrecen las administraciones. Cuando se produce un incendio en el interior de una discoteca en el episodio Remisión (T1E8), el servicio de urgencias es prácticamente incapaz de hacer frente a la avalancha de pacientes que se le presenta. Si bien es cierto que puede resultar exagerado que un médico en las condiciones en las que se encuentra Ben pueda ejercer su profesión, de alguna forma los personajes funcionan como representación de diferentes aspectos de un sistema quebrado: la propia Zanne es la visión optimista que quiere cambiar las cosas, pero que se ve atrapada por una estructura que la acaba engullendo, mientras que algunos aspectos sociales se reflejan en el propio hospital, como cuando el hermano menor de Emina es ingresado tras sufrir el ataque racista de un policía durante una manifestación. Otros personajes sirven para salir del ambiente cerrado del hospital, como la joven paramédica Olivia (Samirah Breuer), que tiene una visión más idealista que la actitud aparentemente desafectada de su compañero de ambulancia, el veterano conductor Olaf (Bernhard Schütz), que ya ha visto demasiadas cosas. En Etapa final (T1E7) estalla el conflicto generacional: "¡Tú y toda tu generación! Sois tan buenos para hacernos sentir culpables y no parar de decir lo equivocados que estamos los demás", dice Olaf. Ambos también sirven para abordar realidades sociales sobrecogedoras, como al comienzo del episodio Efectos secundarios (T1E5), cuando acuden a la llamada de una residencia de ancianos absolutamente desatendida, con los pacientes rodeados de sus propios excrementos. La empresa privada que gestiona esta residencia es la misma que pretende hacerse cargo del hospital, mostrando la crueldad del sistema. 

Krank: Berlín al límite a veces cae en algunos lugares comunes en los dramas médicos, como las relaciones sentimentales entre los propios profesionales, pero las relaciones sexuales que se producen a lo largo de la temporada son puramente físicas, como una forma de hacer frente al estrés que viven los personajes, más que una cuestión romántica. Los guionistas proponen un retrato de un sistema sanitario a punto de colapsar, de manera que las situaciones que se producen pueden resultar excesivas, pero porque en cierta manera es una mirada apocalíptica, que se acerca más a un drama sobre una sociedad en decadencia que a una serie de hospitales al uso. Y ahí es donde encuentra su especificidad y lo que la aleja de las propuestas más tradicionales, de las que hay numerosos ejemplos. Recientemente hablamos de la película Second victims (Zinnini Elkington, 2025), presentada en el European Film Market, que abordaba las consecuencias psicológicas que provocan los errores médicos: las segundas víctimas son los propios profesionales como reflejo de los efectos de sus decisiones erróneas. Se podría decir que Krank: Berlín al límite está llena de segundas víctimas, doctores y enfermeras que se encuentran al límite físico y psicológico, como el sistema que les rodea. En este sentido, es una mirada muy oscura, pero al mismo tiempo subraya el carácter humano de los profesionales de la salud. El trabajo de dirección se lo reparten Fabian Möhrke (1980, Alemania) y Alex Schaad (1990, Kazajistán), este último conocido por su película seleccionada en la Mostra de Venecia Skin deep (2022), aportando una cámara en constante movimiento que se detiene en los rostros cuando el nivel de estrés se reduce, consiguiendo un retrato poco complaciente del colapso del sistema sanitario. 

Ciudad tóxica
  ★★★☆
Netflix - 27 de febrero
Reino Unido, 2025 - 4x55'
Escrita por Jack Thorne
Dirigida por Minkie Spiro

Las plataformas multinacionales pueden ser perjudiciales para el trabajo de los creadores, al tratar de estandarizar las producciones de manera que puedan tener el alcance mundial que necesitan. En una entrevista, los responsables de la serie Palacio de invierno (Netflix, 2024), la segunda coproducción de Netflix con Suiza, comentaban que, aunque solo recibieron indicaciones cuando los guiones estaban terminados, la plataforma insistía especialmente en que los episodios debían acabar con un cliffhanger que impulsara a los espectadores a ver el siguiente, en ese consumo binge-watching que ha sido impuesto por las propias plataformas de streaming. El problema es que esto provoca una estandarización de las historias, de manera que casi todas están estructuradas narrativamente de una forma parecida. Suponemos que a un autor tan reconocido como Jack Thorne (1978, Reino Unido) los responsables de Netflix no se habrán atrevido a darle ese tipo de indicaciones, pero por alguna razón Ciudad tóxica (Netflix, 2025) se siente menos contundente que otros dramas escritos por el dramaturgo, como los excelentes The virtues (Channel 4, 2019) o Querida Marnie (Movistar Plus+, 2023). El guionista de Enola Holmes (Harry Bradbeer, 2020) y La materia oscura (Max, 2019-2022) estrena esta semana Adolescencia (Netflix, 2025), otro de esos dramas que tan bien sabe construir. Pero Ciudad tóxica transmite la sensación de que sería menos suave y menos "amable" si estuviera producida por canales tradicionales ingleses como Channel 4 o ITV, y, de hecho, su pretensión confesada de tener una función de denuncia pública, siguiendo el ejemplo de Mr. Bates contra Correos (Movistar Plus+, 2024), que tuvo una repercusión social más allá de la propia serie, encaja menos en el maremagnum de estrenos de Netflix que en la emisión semanal de un canal nacional, que permite que la conversación permanezca durante más tiempo. En todo caso, estamos ante uno de esos dramas sociales tan visitados por las series inglesas, y los datos que se revelan al final del último episodio son escalofriantes: "Un estudio de la Agencia de Medio Ambiente de 2021 muestra que existen al menos 21.000 antiguos vertederos en Inglaterra y Gales, de los que 1.287 tienen residuos tóxicos", indicando que un centenar se encuentra en zonas habitadas y al menos cuatro de ellos debajo de colegios. La lucha de un grupo de mujeres de la ciudad de Corby contra el ayuntamiento fue la primera que demostró la relación entre las malformaciones de sus hijos y el deficiente proceso de limpieza de los terrenos de la antigua planta siderúrgica British Steel. Aunque la serie se queda en 2005, posteriormente hubo una apelación del ayuntamiento en contra de la sentencia y la lucha continuó cinco años más. 

El guionista divide los episodios en cuatro fechas significativas: 1995 cuando nacen algunos de los niños, 1999 cuando se produce la primera reunión para iniciar una demanda, 2002 cuando se llevan a cabo las investigaciones para demostrar que los productos tóxicos emanados de la planta siderúrgica cerrada afectaron a los fetos, y 2005 cuando se produce el juicio en contra del ayuntamiento. Demostrando la capacidad de síntesis de un autor que consiguió adaptar unas novelas tan complejas como La materia oscura (1995.2000, Ed. Rocabolsillo), los protagonistas son ficticios en su mayor parte pero representan a la administración pública y a las madres afectadas. Como todo drama social que tiene referentes en directores como Ken Loach y Mike Leigh, Ciudad tóxica remite al desmantelamiento progresivo de las industrias que se realizó en Gran Bretaña durante los años ochenta en los que gobernó Margaret Thatcher. Corby, situada en Northamptonshire, experimentó un gran crecimiento tras la 2ª Guerra Mundial gracias a su industria siderúrgica, manteniéndose como una de las zonas más industrializadas de los Midlands hasta los años sesenta. Pero la menor demanda de acero y la política económica de la Primera Ministra, que gobernaba desde 1979, provocó el cierre de la principal acería, con un desmantelamiento que no tuvo en cuenta la creación de alternativas laborales. El teniente de alcalde Roy Thomas (Brendan Coyle), el principal antagonista de la serie, describe las inversiones en nuevas construcciones como un recurso necesario para devolver a Corby la riqueza económica. Las afectadas por la contaminación que provoca una mala gestión de los suelos tóxicos se representan sobre todo en Susan McIntyre (Jodie Whittaker), cuyo hijo nace con una malformación en la mano, y Tracey Taylor (Aimee Lou Wood) cuya bebé está afectada por numerosas complicaciones internas. Cuando un grupo de madres comprueban que tienen en común las problemáticas de salud de sus hijos, se reúnen en una escena que recuerda mucho a la primera reunión de los subcarteros de Mr. Bates contra Correos, cuando no se sabe si aparecerán cuatro madres o será un grupo suficientemente amplio como para iniciar una demanda colectiva. 

Ciudad tóxica está mejor escrita que dirigida, aunque Minkie Spiro (1970, Inglaterra) es una solvente realizadora que lo mismo dirige episodios de La conjura contra América (Max, 2020) que de El problema de los 3 cuerpos (Netflix, 2024). Hay un estilo demasiado convencional, por ejemplo en el planteamiento del juicio, que ocupa casi todo el último episodio, con recursos de rostros que asienten o se emocionan, dando su aprobación al relato de los testigos, que acaba pareciéndose al estilo de un telefilm. Pero la historia es poderosa, contiene algunos diálogos especialmente logrados y sobre todo se sostiene en interpretaciones destacadas de grandes actores como Robert Carlyle o Rory Kinnear, aunque sobresalen especialmente Jodie Whittaker y, sobre todo, Aimee Lou Wood, que maneja con sensibilidad el personaje más conmovedor de la serie. También contribuye a darle otro aspecto más realista la fotografía del español Sergio Delgado, nacido en Logroño pero afincado en Gran Bretaña desde hace años, que ha trabajado en series como El ladrón, su esposa y la canoa (Filmin, 2022), The Great (MGM+, 2020-2023) o Un caballero en Moscú (SkyShowtime, 2024). La serie se siente más liviana que otros dramas escritos por Jack Thorne, quizás también porque pretende ofrecer una mirada optimista sobre la persistencia de un grupo de madres, más que sobre los efectos negativos de la gestión de los suelos tóxicos. La primera aparición de Susan McIntyre es, precisamente, cantando en un karaoke "I will survive" (1978) de Gloria Gaynor, que es el relato de la supervivencia de una ruptura sentimental, y que se convertirá en el leitmotiv de los años que tiene por delante. Es, por tanto, un relato inspirador más que un reflejo de una realidad dramática, lo que le proporciona el punto de accesibilidad que necesita una plataforma como Netflix. 

M. El hijo del Siglo
  ★★
SkyShowtime - 3 de marzo
Italia-Francia, 2025 - 8x60'
Escrita por Stefano Bises, Davide Serino, Antonio Scurati
Dirigida por Joe Wright
Mostra de Venecia '24: Sesión Especial

Para trasladar el ascenso de Benito Mussolini al poder, el director Joe Wright (1972, Inglaterra), que también dirigió los dos primeros episodios de La agencia (SkyShowtine, 2024), toma un camino visual en el que la imagen se convierte en la herramienta principal junto a los discursos propagandísticos de un personaje que rompe la cuarta pared y se dirige al espectador: "Acompáñenme. Ustedes también me amarán. Ustedes también serán fascistas", dice en el primer episodio. La serie adapta el primer volumen de la pentalogía que el escritor Antonio Scurati (1969, Italia) ha dedicado a la figura de Benito Mussolini, M. El hijo del siglo (2019, Ed. Debolsillo), de la que en España se han publicado cuatro de ellos porque el último, M. La fine e il principio se ha editado en Italia este año. El propio escritor, que participó en la elaboración del guión, ha comentado que hubo algunos momentos de conflicto porque no le gustaba el camino que iba adoptando la serie acercándose a la comedia negra, por el peligro de banalizar al personaje, pero que le alivió ver el resultado "de un alto nivel artístico y de fuerte implicación narrativa" (The Hollywood Reporter, 3/10/2023). Se ha reprochado a la propuesta el excesivo enfoque en primera persona de un protagonista al que se le permite lanzar su propaganda ideológica, pero no creemos que el resultado final ofrezca una visión humanizada del dictador fascista, aunque la representación de un populismo apoyado en la violencia y las mentiras se envuelva en una puesta en escena fascinante. Dividida en dos partes que siguen al ascenso progresivo del fascismo y posteriormente se centra en los primeros años de mantenimiento en el poder, hasta 1925, las frases que pronuncia Benito Mussolini (Luca Marinelli) derivan hacia la utilización del sistema político para destruirlo desde dentro: "Esta es la última vez que celebro elecciones. La próxima vez voto yo por todos", dice en el Episodio 6. No es difícil encontrar paralelismos con la actualidad entre los discursos populistas basados en las mentiras lanzadas de forma consciente para que queden rastros de permanencia, aunque según el director había referencias más claras a la actualidad que se fueron eliminando del guión. Pero quedan eslóganes que tienen un punto de ironía como "Make Italy great again", que pronuncia Mussolini en el Episodio 4. Joe Wright adopta una concepción visual que se inspira en el movimiento futurista que se trasladó al cine en Italia, a través de un manifiesto teórico publicado en 1916 en el que se defendía que "el cine, siendo esencialmente visual, tiene que desprenderse de la realidad de la fotografía, de lo estético y de lo solemne. Volverse antiestético, deformante, impresionista, sintético y dinámico". Pero también recoge el carácter experimental de películas soviéticas como El hombre de la cámara (Dziga Vértov, 1929) y utiliza las imágenes de archivo con un carácter expresivo como hacía Vincere (Marco Bellocchio, 2009), que precisamente cuenta la historia de Ida Dalser, la amante de Mussolini que acabó siendo recluida por el dictador en un psiquiátrico. 

Hay un cierto carácter bufonesco en el personaje, como cuando regresa vestido con el mono de aviador de una visita a Gabriele D'Annunzio en la ciudad tomada de Fiume, ocultando que ha sido arrestado por la policía. Es una aparición sensacionalista en el primer congreso del recién nacido Fasci italiani di Combattimento, germen del movimiento fascista. Pero para contrarrestar esta representación, los primeros episodios también muestran la violencia de los Camisas Negras de una manera muy explícita, reflejando la brutalidad física en la que se apoyaron los discursos revolucionarios: "No somos un partido. Somos un anti-partido. Estamos en contra del Estado", para luego utilizar los mecanismos del Estado como vehículo para ascender al poder. Hace unas semanas hablamos del documental Fiume o morte! (Igor Bezinović, 2025), premio a la Mejor Película en el Festival de Rotterdam, que abordaba precisamente la ocupación de esta pequeña ciudad fronteriza con Croacia por parte del poeta Gabriele D'Annunzio, que la declaró un Estado independiente bajo el apoyo de Mussolini, que en 2019 era todavía director del periódico Il Popolo d'Italia. Hay una puesta en escena que puede parecer teatral en cuanto a la utilización de decorados que no pretenden ser realistas sino expresionistas, como la representación del Vaticano en el Episodio 5 que adopta una atmósfera que remite a los cuadros religiosos de Caravaggio. Y la serie no evita pronunciarse respecto a cierta inoperancia del sistema político para frenar el auge de un personaje que se muestra como apoyo activo, pero nunca participativo, de la violencia extrema contra sus oponentes. Al sacarle de la cárcel en el Episodio 2, el Primer Ministro Francesco Nitti (Luigi Fiorentino) justifica su decisión: "Mussolini está destrozado, no le convirtamos en un mártir". La serie reflexiona de esta forma sobre el peligro de no tomar demasiado en serio los discursos de los personajes populistas cuando solo están empezando a encontrar apoyos. También rodeado de aduladores siniestros y maquiavélicos como Cesare Rossi (Francesco Russo) o su amante Margherita Sarfatti (Barbara Chichiarelli) una intelectual que le aporta apoyo económico, que estarán a su lado en los momentos más difíciles, pero demostrando que la fidelidad también un precio: "He dividido la oposición, y quien se vuelva en contra de mi es el fascista más fascista de todos", dice Mussolini en el Episodio 6, poco antes de que se produzca bajo su supervisión el secuestro y asesinato del político Giacomo Matteotti (Gaetano Bruno) en 1924, a manos de militantes fascistas. 

El actor Luca Marinelli, protagonista de Martin Eden (Pietro Marcello, 2019), está irreconocible envuelto en la figura de Benito Mussolini, que es representado a través de elementos distintivos genéricos, sin tratar de acercarse demasiado a su figura. El actor no se parece físicamente y ni siquiera trata de imitar la voz del dictador, pero consigue construir un personaje carismático y tragicómico, una especie de payaso que sin embargo consigue seducir a sus seguidores, hábil con el uso de las palabras aunque su significado sea muchas veces vacío y contradictorio. La complicidad con el espectador a través de la ruptura de la cuarta pared obliga a participar de manera activa en la historia, lo que refleja el paralelismo con los acontecimientos que nos rodean. El espectador es protagonista de acciones que se repiten, de discursos populistas y de mentiras construidas, transformando la serie también en una advertencia sobre la actualidad. En este sentido, el guión escrito por Stefano Bises, creador de las series Gomorra (Sky, 2014-2021), The new Pope (HBO, 2020) y Exterior noche (Filmin, 2022), no adopta una posición distante sino participante en la propia historia, construyendo una narrativa que, aunque es cronológica en el sentido de que muestra los acontecimientos sociales y políticos conforme sucedieron, también refleja una mirada expresiva sobre las consecuencias de estos hechos. Lo que está directamente relacionado con el estilo visual que adopta el director, grandilocuente, expresionista, cargado de un montaje rupturista y de una utilización del sonido que es especialmente notable: en los primeros episodios suenan constantemente los himnos como elementos de confrontación entre el fascismo y el socialismo, introduciendo al espectador en esa burbuja de peroratas y discursos que en la actualidad podrían identificarse con las burbujas de las redes sociales en las que solo se escuchan los mensajes de los discursos cómplices. El asesinato de Giacomo Matteotti es contado a través del testimonio de un niño, la mirada de la nueva generación que vivirá las consecuencias de la permanencia del fascismo durante veinte años. También juega un papel fundamental en el entorno estético de la serie la música de Tom Rowlands, componente del dúo The Chemical Brothers, que había colaborado anteriormente con Joe Wright en la película Hanna (2011) y en la obra de teatro La vida de Galileo (2017), de Bertold Brecht. Siguiendo también el manifiesto futurista sobre la correlación entre el ruido y la música, ofrece una lectura contemporánea de los acontecimientos históricos mezclando instrumentos de cuerda con música electrónica que subraya la fuerza de las imágenes. Producida por Pablo Larraín y Paolo Sorrentino, M. El hijo del siglo toma partido en la historia que cuenta a través de una concepción visual grandilocuente y operística que sin embargo establece perfectamente el tono de advertencia sobre la repetición de la historia y el peligro de las ideologías que se sostienen en los populismos. 

Miss Austen
  
★★☆☆
Movistar Plus+ - 6 de marzo
Reino Unido, 2025 - 4x52'
Escrita por Andrea Gibb
Dirigida por Aisling Walsh

Para los seguidores de la obra de Jane Austen, parte de su biografía ha quedado envuelta en la especulación debido a la decisión de su hermana Cassandra de quemar la correspondencia de juventud que mantuvo con la familia Fowle, con la que mantuvieron una relación estrecha en su juventud, incluso en algún momento con una posibilidad frustrada de compromiso. La escritora Gill Hornby, hermana del guionista Nick Hornby, nominado al Oscar por An education (Lone Scherfig, 2010) y Brooklyn (John Crowley, 2016), decidió utilizar los datos biográficos que se conocen sobre Jane Austen para elaborar una ficción en la que completa los vacíos que provocó la destrucción de las cartas, pero reivindicando la influencia de Cassandra en la literatura de su hermana. La novela Miss Austen (2020, Ed. Libros de Seda) explora la relación de la familia Fowle con la autora y sus años de juventud que compartieron en la localidad de Kintbury, que es precisamente el lugar en el que vive Gill Hornby desde hace más de treinta años junto a su esposo, el también escritor Robert Harris. De hecho, ambos residen en la casa que se construyó en el mismo terreno donde se encontraba la vicaría, que fue demolida en 1859. Este año se cumple el 250 aniversario del nacimiento de Jane Austen, por lo que veremos algunas producciones que abordan sus novelas y su vida, entre las que está Miss Austen (Movistar Plus+, 2025), estrenada recientemente en Gran Bretaña, adaptando la ficción literaria en torno al personaje de Cassandra Austen (Keeley Hawes), cuando en 1830, años después de la muerte de su hermana Jane, regresa a Kintbury tras recibir una carta de Isabelle Fowle (Rose Leslie) en la que le anuncia que su padre está gravemente enfermo. Cassandra acude rápidamente a un lugar en el que pasó parte de su juventud junto a Jane, pero también sabiendo que en algún lugar de la vicaría debe encontrarse la correspondencia que mantuvo su hermana con la familia, tratando de encontrarla antes de que se apodere de ellas su cuñada Mary Austen (Jessica Hynes). Pensando que es necesario preservar la reputación de Jane, su intención es mantenerla lejos de las manos equivocadas, pero su lectura le hace recordar los momentos que compartió con su hermana. Parte de la acción se desarrolla a través de la relación entre la joven Cassy (Synnøve Karlsen) y Jane (Patsy Ferran), para mostrar cómo ambas se apoyaron mutuamente y las razones por las que ninguna de las dos acogió el matrimonio dentro de sus vidas, a pesar de ciertos acercamientos románticos y un compromiso que terminó de manera trágica. La historia trata de describir la posición de la mujer en el siglo XIX, particularmente reservada a cometidos asignados de antemano como esposas y madres, pero también explora la relación fraternal entre las hermanas Austen: "No hay mayor consuelo en este mundo que una hermana", dice Cassandra.  

La miniserie Miss Austen se equilibra entre el presente de 1830 y el pasado a través de una narración que mezcla con habilidad los tiempos, estableciendo tramas paralelas: Isabelle Fowle, la esposa del vicario enfermo que fue confidente de Jane Austen, está a punto de perder su casa como consecuencia de la probable muerte de éste, mientras en el pasado las hermanas Austen se enfrentan con un sentimiento de sororidad a la posición que se ha establecido para ellas, descubriendo las relaciones que pudieron consolidarse pero finalmente dejaron a ambas solteras, con Cassandra dedicándose el resto de su vida a obras de caridad. No hay exactamente un problema de ritmo en esta historia, pero falta algo de emoción en el desarrollo de los personajes, que se ve entorpecido por cierto empeño del guión en recrear alrededor de Jane Austen y su hermana Cassy un entorno similar al de las novelas escritas por la primera, estableciendo paralelismos reconocibles con algunos personajes de la ficción literaria. La propia familia formada por los padres, Mrs. Austen (Phyllis Logan) y Mr. Austen (Kevin McNally) parece reflejarse en el personaje de Elizabeth Bennet de Orgullo y prejuicio (1813, Ed. Libros de Seda), igual que la relación en el pasado entre Cassy y su prometido Thomas Fowle (Calam Lynch), mientras que el acercamiento entre Isabella y el Dr. Lidderdale (Alfred Enoch) parece hacer referencia a las segundas oportunidades que se describen en Persuasión (1818, Ed. Austral). Aunque la serie no cae en el error de convertir a Jane Austen en una heroína romántica como las protagonistas de sus novelas, como hizo la película La joven Jane Austen (Julian Jarrold, 2007), en la que también se describía la relación con su hermana Cassandra, esta adaptación parece demasiado preocupada en elaborar una metanarrativa que pretende trasladar el espíritu de su obra literaria a su propia vida, lo que provoca que Jane Austen acabe siendo un personaje más superficial de lo que debería. 

No obstante, la protagonista principal es Cassandra, con una interpretación especialmente destacada de Keeley Hawes, que también ejerce como productora ejecutiva, llegando a un momento de crisis al leer las cartas de su hermana en el que se pregunta si ha merecido la pena la vida que ha llevado y las decisiones que ha tomado, como rechazar el compromiso con Henry Hobday (Max Irons). Hasta llegar a la conclusión de que las confesiones y las referencias de Jane hacia ella en las cartas guardadas por el vicario dibujan una realidad que no debe ser difundida, como pretende hacer Mary Austen: "Todo lo que necesitas saber sobre Jane Austen se puede encontrar en las páginas de sus novelas", dice Cassandra, a quien generalmente se la ha tratado como la culpable de los vacíos en torno a la vida de Jane Austen, pero a quien Gill Hornby quiso defender en su novela, mostrando la relación cercana que mantuvo con su hermana y su condición de albacea de su obra. Contando con la autora de la novela como consultora, la adaptación ha sido realizada por Andrea Gibb, nominada al BAFTA por el drama Elizabeth is missing (2019), que fue también dirigido por Aisling Walsh, la directora de esta miniserie. El principal problema de Miss Austen es que los personajes nunca terminan de parecer del todo reales, sino más bien una recreación de las obras de Jane Austen, perdiendo así la oportunidad de ofrecer un retrato profundo más allá de las referencias que se extraen de la ficción literaria. 

Factice
  
★★☆☆
Calle 13 - 6 de marzo
Francia, 2025 - 6x40'
Creada por Julien Messemackers
Dirigida por Julie Rohart

Procedente del canal hermano francés 13ème Rue, que realiza una mayor inversión en producción propia, la última propuesta dentro de formato de thriller familiar en tono de comedia que suele ser habitual en Francia, está creada por Julien Messemackers, uno de los responsables de la serie Call my agent! (TF1, 2015-2020), junto a otros guionistas que también han estrenado recientemente series propias. La historia de Factice (Calle 13, 2025) se centra en Victoire (Caroline Anglade), que realiza un trabajo de home office como secretaria médica, organizando las consultas de los pacientes, aunque también tiene un especial talento como diseñadora gráfica. Vive tranquilamente con sus dos hijos adolescentes y su marido Sofiane (Mhamed Arezki), hasta que éste sufre un accidente en el trabajo que le lleva a ser ingresado en el hospital. Es entonces cuando Sofiane le confiesa que ha hipotecado su casa y que el seguro médico no cubre su accidente, por lo que se enfrentan también a una alta factura médica. Victoire tiene entonces que recurrir a un talento que había ocultado durante años como falsificadora, cuando su hermano Jérémie (Constantin Vidal) le propone iniciar un negocio que le permita ganar buenas sumas de dinero al mismo tiempo que ayuda a personas que necesitan diferentes tipos de documentación, como permisos de trabajo o identificaciones. Es una manera de hacer frente a las deudas al mismo tiempo que son solidarios, pero cuando Jérémie decide conseguir la documentación a una joven escort obligada a trabajar para una mafia local, comienzan sus problemas. El creador de la serie se inspiró en el trabajo de auténticos falsificadores, seleccionando el tipo de documentos más realistas a los que se dedican en la actualidad. El desarrollo de las identificaciones biométricas ha limitado el campo de trabajo de estos falsificadores, pero en la dark web se puede encontrar la posibilidad de acceder a falsificaciones de nóminas, certificados de salud o contratos de trabajo, trabajos que requieren una aproximación más artesanal. Y la serie ofrece descripciones interesantes sobre el proceso de algunas de estas falsificaciones, como el de un diploma que lleva a cabo la protagonista partiendo de los elementos originales. 

La miniserie se mueve bien en el límite entre la comedia y el thriller, y por su forma de acercarse al género y su propia trama puede recordar a la película El inocente (Louis Garrel, 2022), en la que la vida cotidiana del protagonista Abel Franc (Louis Garrel) se mantenía en la superficie mientras los personajes se movían en un mundo paralelo de sospechas e intrigas. El guión precisamente mantiene presente esta doble vida en los primeros episodios, como cuando Victoire y Jérémie están realizando una labor de vigilancia para saber cómo actúan las bandas que controlan el barrio, pero su conversación se mantiene siempre en el terreno de cuestiones triviales relacionadas con su familia. Hay un buen trabajo de personajes que los actores construyen con credibilidad, especialmente la relación entre Victoire, que intenta mantenerse en una zona de confort que les sitúe al margen de las mafias locales, y su hermano Jérémie, que tiene cierta tendencia a meterse en problemas. Pero cuando éste recibe el primer aviso de que están invadiendo territorios ya controlados por bandas mafiosas, en forma de paliza, es Victoire la que tiene la firme decisión de continuar con las falsificaciones, porque es la única salida económica que le queda a su familia. A partir del Episodio 2 entra en escena Édith (Anne Consigny), la dueña de un club de alterne que mantiene retenidos los pasaportes de las escorts que trabajan para ella, hasta que descubre que una de sus chicas está a punto de conseguir un pasaporte falsificado por Victoire. El pasado de ésta irá apareciendo a lo largo de una temporada de seis episodios, explicando su carácter decidido, incluso cuando debe colocarse al mismo nivel que temibles criminales como Édith. Factice está dirigida con buen ritmo por la cineasta Julie Rohart, que ha conseguido premios con sus cortometrajes Beyond the light (2017) y Loup y es-tu? (2021), pero se formó en el West End de Londres trabajando en musicales como Cabaret de Sam Mendes y El rey león de Julie Taymor. Pero la historia pierde fuerza conforme se desarrolla, especialmente cuando se establece una relación de colaboración forzada entre Victoire y Édith, y acaba envuelta en diálogos algo insulsos y situaciones repetitivas, especialmente en los últimos episodios. Partiendo de un concepto interesante, da la impresión de que finalmente no consigue aprovechar todas las posibilidades que le ofrece, prefiriendo decantarse por el thriller de humor negro más o menos convencional. Esta nueva miniserie de Calle 13 es una comedia fácil de digerir, manteniendo cierto suspense y evitando tópicos del género policíaco, pero con un desarrollo un tanto irregular. 

Conflicto
  ★★☆☆
AMC+ - 9 de marzo
Finlandia, 2024 - 6x45'
Creada por Aku Louhimies, Andrei Alén
Dirigida por Aku Louhimies
Kultainen Venla '25: Mejor Serie, Mejor Dirección

Durante este mes, AMC despliega un buen arsenal de estrenos que parecen querer demostrar la fortaleza de su catálogo reciente, con algunas producciones nórdicas ya conocidas como la segunda temporada de Detective Harjunpää (Sundance TV, 2022-) y series esperadas, como la tercera temporada de Dark winds (AMC+, 2022-) o Nautilus (AMC+, 2023), que comentamos más adelante. También presenta dos producciones finlandesas recientes: el thriller En segundos (AMC, 2024-) y el drama bélico  Conflicto (AMC+, 2024), principal ganador de la última ceremonia de los premios de televisión Kultainen Venla, que se entregaron el pasado mes de enero. Se trata de una de las series más caras realizadas en Finlandia, con un presupuesto de 12 millones de euros, y está dirigida por Aku Louhimies (1968, Finlandia), ganador del premio a la mejor película en el Festival de Karlovy Vary por Frozen city (2006) y director de la aclamada miniserie The unknown soldier (Yle, 2018). La producción de este thriller político se vio salpicada por una polémica durante su rodaje en 2023 cuando algunos miembros del equipo denunciaron las malas condiciones de trabajo, debidas en buena parte a la mala coordinación de producción, con cambios de última hora en el plan de rodaje y ciertas improvisaciones. Los encargados de los equipos de iluminación llegaron a afirmar que fue "la producción peor gestionada que he vivido en toda mi carrera" (Yle, 15/09/2023), aunque el productor y el director negaron rotundamente estas acusaciones en ese mismo reportaje del canal público finlandés. La serie, que plantea la invasión de un territorio de Finlandia por parte de una fuerza militar de origen desconocido, se emitió en su país el pasado mes de diciembre, alcanzando una audiencia destacada, con 1,2 millones de espectadores en su primera semana. Juega tanto con la incertidumbre sobre la verdadera naturaleza de la invasión, cuya responsabilidad inmediatamente se enfoca en Rusia, que durante la primera mitad de la temporada no se revela de dónde procede el ataque invasor, formado por una fuerza multinacional en la que algunos soldados hablan incluso español, ni cuáles son sus propósitos. 

Dividida en seis partes, Conflicto comienza en el episodio Ocupación (T1E1) cuando una unidad militar de reclutas entrenados por oficiales finlandeses y norteamericanos, acaba de terminar su entrenamiento en la víspera del solsticio de verano, en la península de Hanko, situada en la parte más meridional de Finlandia, junto al Mar Báltico. Esta zona ha tenido una importancia decisiva en algunos conflictos bélicos y se mantienen algunas de las fortificaciones construidas por los rusos en tiempos de Pedro El Grande, siendo también el lugar por el que comenzó la invasión alemana durante la 2ª Guerra Mundial. En medio de la preparación de retirada, un grupo de paracaidistas desconocidos son lanzados sobre la zona y comienzan a desplegarse, apoyados por tanques, protagonizando una auténtica invasión sobre el territorio de un país neutral. Con ciudadanos extranjeros entre los 10.000 habitantes que se encuentran secuestrados en la zona ocupada, la primera ministra Linnea Saaristo (Sara Soulié) comienza a ser presionada por Estados Unidos para que prepare una respuesta militar contundente contra la invasión. Mientras tanto, los soldados finlandeses sin experiencia en la guerra, están divididos en varios grupos, con el Capitán Rami Ohrankämmen (Peter Franzén) tratando de coordinar la reagrupación de sus reclutas. Peter Franzén interpretó al rey Harald en la serie Vikingos (Netflix, 2013-2020) y ha sido protagonista del reciente drama finlandés Helsinki syndrome (Yle, 2022-2024). El principal elemento de suspense que propone la serie es la incertidumbre sobre el origen de la invasión, con militares uniformados de una forma parecida a los soldados finlandeses, pero sin bandera. Y aunque se comunican en ruso, la propia Rusia ofrece a Finlandia su colaboración para tratar de resolver el problema, pero el país nórdico se encuentra en medio de una lucha de poderes que le sitúan en una posición delicada. El planteamiento de la serie en realidad nació incluso antes de la guerra de Ucrania, justo después de que Aku Louhimies y el actor y guionista Andrei Alén (1981, Finlandia) trabajaran juntos en la película y miniserie The unknown soldier. La pandemia del coronavirus en 2020 retrasó la producción y la invasión de Ucrania por parte de Rusia hizo que se introdujeran modificaciones en el guión, como una escena en la que se producía la explosión de varios gasoductos en el Mar Báltico, que fue eliminada por parecerse demasiado a los acontecimientos reales ocurridos en 2022. 

Algunas críticas han subrayado el carácter estereotipado de los personajes, y ciertamente la historia parece más enfocada en desarrollar la trama político-militar que en dar profundidad a los protagonistas, sobre todo el capitán Rami y la primera ministra Linnea Saaristo, que en Finlandia se ha visto como un reflejo de la antigua primera ministra socialdemócrata Sanna Marin, que ejerció su cargo entre 2019 y las últimas elecciones de 2023, en las que ganó el político de centro derecha Petteri Orpo. Es interesante la forma en que la serie trata de mantenerse fiel a una mirada realista, y de hecho se han descartado los efectos digitales para ofrecer los combates de una manera más cercana a como ocurrirían en la realidad, utilizando la propia iluminación natural que proporcionan las noches blancas del verano en Finlandia, de forma que el sol de medianoche impide que exista oscuridad incluso en las escenas nocturnas. La adhesión de Finlandia a la OTAN en 2023 también provocó algunos cambios en el guión, pero en la serie esta organización parece únicamente ligada a los Estados Unidos, con un enfoque internacional algo limitado. Conflicto cuenta con una producción notable en la que resultan creíbles los acontecimientos, quizás más en el campo militar, contando con la colaboración del Ministerio de Defensa, que en el plano político. El principal problema de esta producción cuidada en los aspectos visuales es que no termina de resolver los temas que plantea, quedando una sensación de decepción, aunque a pesar de algunas críticas negativas, se ha convertido en el segundo programa de televisión más visto en Finlandia en 2024 y ha conseguido ser reconocido con los dos premios más destacados de los Kultainen Venla. Lo más interesante es la manera en que consigue ofrecer una reflexión sobre la crisis político-militar que se está viviendo en Europa en la actualidad, planteando los diferentes escenarios en los que se encontraría un país fronterizo con Rusia en el caso de una invasión desconocida. 

Monsieur Spade
  ★★★☆
Filmin - 11 de marzo
Estados Unidos, 2024 - 6x50'
Creada por Tom Fontana, Scott Frank
Dirigida por Scott Frank

Dentro de este entorno de franquicias y remakes, solo se puede considerar como valiente la idea de rescatar a una figura como el detective Sam Spade de las páginas de la única novela en la que apareció, El halcón maltés (1930, Ed. Alianza Editorial), para crear una serie que reinventa al personaje pero que captura la esencia del cine negro. El escritor Dashiell Hammett (1894, Maryland-1961, Nueva York) aportó varios investigadores a la literatura policíaca, pero Sam Spade es el más conocido, aunque solo protagonizó la obra mencionada y otros relatos cortos publicados en la revista The American Magazine en 1932, que están recopilados en el libro Todos los casos de Sam Spade (2011, Ed. RBA). Muchos le consideran una evolución del Agente de la Continental, del que nunca se conoce su nombre, en la novela Cosecha roja (1929, Ed. RBA) pero, a diferencia de otros detectives, la característica principal de éste es su ambigüedad moral y su cinismo, que Humphrey Bogart representó a la perfección en el clásico del cine negro El halcón maltés (John Huston, 1941), hasta el punto de quedar estrechamente ligado a él en su filmografía. De hecho, no ha habido más adaptaciones del personaje en el cine o la televisión, hasta ahora. George Segal interpretó a un supuesto hijo, también detective, en la parodia El halcón negro (David Giler, 1975) y Peter Falk dio vida a un alter ego, Sam Diamond, en la comedia Un cadáver a los postres (Robert Moore, 1976). La audacia de tomar al personaje más conocido del cine negro y reinventarlo en un retiro a principios de los años sesenta en un pequeño pueblo francés se debe a cuatro nombres de prestigio: los guionistas Scott Frank (1960, Florida), responsable de éxitos como Godless (Netflix, 2017) y Gambito de dama (Netflix, 2020) y Tom Fontana (1951, Nueva York), creador de series como Oz (HBO, 1997-2003) y Borgia (Canal+, 2011-2014), el productor Barry Levinson (1942, Maryland), quien presentó en el Festival de Sundance su aproximación a la fractura política de Estados Unidos en la miniserie documental Bucks County, USA (2025) y el actor Clive Owen (1964, Reino Unido), a quien hemos visto recientemente en Asesinato en el fin del mundo (Disney+, 2023). 

En el prólogo del primer episodio se nos cuenta que Sam Spade (Clive Owen) llega a la pequeña localidad francesa de Bozouls (Francia) en 1955 con el encargo de llevar a una niña junto a su abuela, pero ésta se niega a colaborar, así que la deja en un convento de monjas cercano. En este lugar, sin embargo, el detective conoce a Gabrielle (Chiara Mastroianni), la dueña de un viñedo, con la que tiene una relación sentimental hasta que ella muere de cáncer. Tras heredar todas las propiedades de Gabrielle, Sam Spade decide retirarse en Bozouls adonde regresa en 1963, para encontrar a una adolescente Teresa (Cara Bossom) en el convento. Pero también ha vuelto Philippe Saint-André (Jonathan Zaccai), el supuesto padre de la niña, lo que coincide con el brutal asesinato de seis monjas. El instinto de investigador y sus conexiones con algunos personajes centrales le mantienen al tanto del caso, colaborando con el policía local Patrice (Denis Ménochet), quien no tiene muchos deseos de que un norteamericano meta las narices en sus investigaciones. Pero la historia está marcada por otros personajes como Marguerite (Louise Bourgoin), una cantante con la que Sam Spade comparte la propiedad de un pequeño club de jazz: "No hay mejor manera de vender alcohol que un bar lleno de almas tristes", dice el protagonista. Su marido es Jean-Pierre (Stanley Weber), un ex-combatiente de la guerra de Argelia, que también acaba de regresar al pueblo, mientras que los vecinos británicos Cynthia (Rebecca Root) y George Fitzsimmons (Matthew Beard) aportan un cierto sentido del humor. Aunque en realidad nadie es quien parece, sobre todo cuando un niño argelino que tiene un don especial despierta el interés de los principales servicios secretos.  

Monsieur Spade (Filmin, 2024) es una serie brillante, rodada en Bozouls, un pueblo francés situado en lo alto de un acantilado, que sirve como un perfecto escenario, alejado de la ciudad de San Francisco en la que el detective tenía su despacho (y a la que Clive Owen ha sugerido que podría regresar si hubiera una segunda temporada), para esta aventura de ritmo sosegado y diálogos pronunciados con ese tono de cine clásico que resulta decididamente literario, pero que está lleno de frases inteligentes. Porque la serie nada a contracorriente, aprovechando sus seis episodios para crear un entorno muy atractivo de personajes que tienen un trasfondo vital más profundo de lo que es habitual, y un cierto aire melancólico que está subrayado por la espléndida banda sonora de trompetas solistas del músico de origen guatemalteco Carlos Rafael Rivera. La colaboración de Frank Scott, que también se encarga de la dirección, y Tom Fontana construye un tipo de historia que se desenvuelve con calma, dejando adecuadamente cerradas todas sus tramas. También es cierto que puede provocar cierta confusión este entramado de personajes y sus relaciones, pero es un defecto del tipo de relatos acelerados a los que nos han acostumbrado en los últimos años, y de la forma poco concentrada en que vemos las series en la actualidad. Monsieur Spade necesita la implicación de un espectador que se deje llevar por los diálogos y las imágenes sin pensar en otra cosa. Es una invitación a escuchar en vez de oír, a observar en vez de solo mirar. Y tiene en Clive Owen, un actor que a pesar de haber sido nominado al Oscar por Closer (Cegados por el deseo) (Mike Nichols, 2005), necesitaba un personaje como éste, un Sam Spade que tiene un tono cínico y pronuncia palabras punzantes, y que se ve obligado a dejar algunos hábitos de detective clásico como fumar, cuando el doctor Simon Pouchol (Vincent Nemeth) le anuncia que tiene un enfisema: "Deja de fumar ahora y vivirás 30 años. Si no, también vivirás 30 años pero con una máscara de oxígeno". La serie juega con los tropos del personaje, como la pistola y el característico sombrero que ahora tiene guardados en un armario, mientras Sam Spade intenta alternar el inglés y el francés para hablar con sus vecinos: "He escuchado cuervos que tenían mejor acento", le dice Helena (Clotilde Mollet), la mujer que trabajaba para Gabrielle y ahora se ocupa de la casa. La serie se habría beneficiado, sin embargo, de menos subtramas, y tiene un desenlace algo descuidado, con demasiados personajes coincidiendo en los callejones de Bozouls y un final con actriz invitada que parece una resolución de un caso de Hércules Poirot. Pero eso no impide que Monsieur Spade sea una de las mejores series policíacas que se han estrenado en los últimos años. 

Último acto
  
★★
Movistar Plus+ - 11 de marzo
Suecia, 2025 - 3x55'
Escrita por Pelle Rådström
Dirigida por Sanna Lenken
Serielizados '24: Mejor Serie Internacional
Nordic Series Awards '25: Mejor Guión

En la justificación del jurado que otorgó el premio al Mejor Guión del Nordic Series Award que concede cada año el Nordisk Film & Tv Found, se indicaba que "en una época en la que las historias auténticas y valientes son escasas, en lugar de simplificar experiencias humanas complejas el guión profundiza en temas de libertad de expresión, justicia penal y rehabilitación, desafiándonos a reflexionar sobre la fragilidad de la democracia". La miniserie sueca Último acto (Movistar Plus+, 2024) está basada en una historia real en torno a una de las obras más controvertidas de Lars Norén (1944-2021, Suecia), considerado uno de los dramaturgos suecos más importantes del siglo XX. El relato contado en tres episodios consigue trasladar tantos elementos de reflexión en torno al arte, la política y la reinserción de presos que se convirtió en una de las mejores propuestas de 2024, premiada en Serielizados Fest como Mejor Serie Internacional, y sin duda una de las más ricas en su capacidad para plantear retos al espectador. Las obras de Lars Norén han tenido una amplia repercusión internacional y en España se han representado numerosas piezas suyas, entre ellas Terminal 3 (2006) a cargo de Turbulencias Teatro, que se representa a partir del 6 de abril en la Sala Mirador de Madrid. La miniserie está basada en el libro Smärtpunkten (2009) de la periodista Elisabeth Åsbrink (1965, Suecia) que hacía un repaso a uno de los debates más trascendentes que aparecieron en los medios de comunicación de Suecia a finales de los años 90. En 1998, Lars Norén recibió una carta de tres presos que estaban cumpliendo condena, en la que le solicitaban permiso para representar una obra suya dentro de la prisión. El dramaturgo cambió la propuesta y decidió desarrollar con ellos una nueva obra que escribió basándose en el trabajo teatral con estos presos, y que se concluyó bajo el título 7:3 (1999), en la que ellos se interpretaban a sí mismos. Aunque la intención era solo representarla en el interior de la cárcel, tanto Lars Norén como la productora teatral Isa Sternberg pidieron permiso al Servicio Penitenciario para representarla también ante el público en el Riksteatern de Estocolmo. El último día de las representaciones, uno de los presos actores participó en el robo a un banco que acabó con el asesinato de dos policías, provocando uno de los mayores escándalos de la época y la revisión de los permisos de libertad condicional en Suecia.

Último acto se estructura en tres episodios de una hora de duración que se centran principalmente en el proceso de ensayos con los presos Tony Olsson (Martin Nick Alexandersson), Ola Svensson (Linus Kajman Gustafsson) y Carl Thunberg (Einar-Hugo Strömberg). Los dos primeros tienen la particularidad de que se reconocen como neonazis y antisemitas, algo que el dramaturgo Lars Norén (David Dencik) decide incorporar a la obra con una polémica Escena 9 en la que expresan sus proclamas nacionalsocialistas, que despierta las reticencias del Servicio Correccional Penitenciario, especialmente de Birgitta Göransson (Cecilia Milocco), quien no se siente cómoda con la idea de que un escenario teatral sirva como eco de las ideas racistas de los actores. En el Episodio 2, Lars Norén afirma que es lícito permitir que en un escenario se hagan proclamas nazis: "En el teatro todo es posible. No se trata de hacer propaganda de odio. En la sociedad existen nazis. ¿Por qué no deberían poder estar sobre un escenario? El arte, la literatura, el cine y el teatro que no representan la realidad son contraproducentes y antidemocráticos". Como se verá más tarde, la percepción de los medios de comunicación y muchos espectadores es diferente, estableciendo un debate en torno a la idoneidad de incorporar este tipo de mensajes ante el público. En el Episodio 3, una mujer judía cuyos padres murieron en un campo de concentración deja clara su postura al respecto. A lo largo de los ensayos, se establecen discusiones entre los actores y el dramaturgo sobre sus posicionamientos políticos (los presos consideran a los artistas como representantes del comunismo). Último acto plantea una reflexión sobre cómo afrontar las posturas extremistas desde un posicionamiento democrático, y al mismo tiempo se cuestiona si el teatro puede llegar a ser una terapia adecuada para los presos o por el contrario acaba reafirmándoles en su ideología racista. "Quiero visibilizar los puntos débiles que existen en la sociedad", dice Lars Norén en un momento del Episodio 2, estableciendo el significado del título original de la serie. En este sentido, hay un planteamiento parecido al de la película Las vidas de Sing Sing (Greg Kwedar, 2024), pero en aquella el posicionamiento era más positivo. 

En el Episodio 3 toma un mayor protagonismo la productora Isa Sternberg (Maria Sid), a quien las instituciones penitenciarias le asignan la responsabilidad de lo que ocurra con los presos cuando se encuentren fuera de la prisión, lo que acaba suponiendo una continua presión, teniendo que afrontar decisiones complejas, sobre todo cuando Tony Olsson, el más imprevisible de los tres, comienza a salir con su grupo de amigos neonazis. Es un trabajo espléndido y matizado de Maria Sid, una de las grandes actrices de Finlandia, que ha protagonizado series como Todos los pecados (SkyShowtime, 2019-2023). En el reparto hay otro peso pesado de la interpretación como es el sueco David Dencik, muy habituado a dar vida a personajes reales, que incorpora al dramaturgo Lars Norén. El actor recogió varios premios recientemente por su trabajo en la serie danesa Prisoner (Filmin, 2023). Poco a poco, la idea de sacar de la cárcel a tres presos con ideología de extrema derecha nacionalista y representar sus historias en un escenario comienza a sentirse como un error de cálculo, especialmente porque por parte de las instituciones penitenciarias no se ponen las medidas de seguridad necesarias y tampoco están dispuestos a cancelar las representaciones para no tener que justificarse con un fracaso. La obra se estrenó el 6 de febrero de 1999 y provocó una ola de críticas en los medios de comunicación sobre la legitimidad de convertir a tres nazis en protagonistas. En el programa posterior a la emisión de la serie en el canal público sueco, Eftersnack Smärtpunkten (Conversación después de Smärtpunkten) (SVT, 2024), la escritora del libro Elisabeth Åsbrink matizaba que no había que responsabilizar a la obra de las acciones posteriores de uno de los presos, porque utilizó también otros permisos para organizar el robo. De manera que no es una responsabilidad directa del dramaturgo, aunque los medios acusaron durante mucho tiempo a Lars Norén del desenlace de la historia. La directora Sanna Lenken (1978, Suecia) establece una textura granulada, de cámara en 16 mm., adoptando la tonalidad de las propias cámaras que grababan los ensayos, y aportando una sensación de cinema verité en el tono de la imagen. Ella es una de las directoras principales de la serie policíaca La delgada línea azul (Filmin, 2021-), y también repiten los compositores Irya Gmeyner y Martin Hederos, que aportan una sutil pero acertada presencia musical. Último acto es una de las más inteligentes y apasionantes propuestas recientes, aportando una riqueza de reflexiones que invitan al espectador a adoptar una posición concreta en esta historia. 

Nautilus
  
★★☆☆
AMC+ - 20 de marzo
Australia, 2023 - 10x50'
Escrita por James Dormer
Dirigida por Michael Matthews, Ben C. Lucas, Usabelle Sieb
South International Series Festival '24: Sección Oficial

En agosto de 2023, Walt Disney se encontraba en un proceso de reducción de costes, meses después del regreso de Bob Iger como CEO a la compañía en la que él mismo había tomado decisiones que la llevaron a un período de crisis. Entre los recortes planteados se encontraban la salida de algunos proyectos que estaban en producción, como Las crónicas de Spiderwick (SyFy, 2023), que acabó siendo adquirida por Roku en territorio norteamericano y recientemente se estrenó en España, y Nautilus (AMC+, 2024), que se fue estrenando a lo largo del pasado verano en varias plataformas internacionales con un buen recibimiento. La serie no adapta la novela de Julio Verne 20.000 leguas de viaje submarino (1870, Ed. Edhasa), sino que toma referencias del origen del capitán Nemo que el escritor francés reveló en La isla misteriosa (1874, Ed. Cátedra) para desarrollar una reinterpretación escrita por James Dormer, creador de series como Beowulf (ITV, 2016) y guionista de Los Medici, señores de Florencia: El Magnífico (RAI, 2018). En la novela, el Capitán Nemo es desvelado como el príncipe Dakkar, hijo de un rajá indio, quien participó en la llamada "rebelión de la India", un acontecimiento real ocurrido en 1857 en el que se produjo un motín de soldados indios (cipayos), que pertenecían al ejército de la Compañía Británica de las Indias Orientales, que acabó siendo disuelta. A raíz de esta rebelión, considerada por algunos historiadores como la primera guerra de independencia de la India, Dakkar (Nemo) decide construir en secreto el submarino Nautilus, cuya presencia en el océano es confundida por muchos barcos como la de un monstruo marino. Este origen, y no directamente la novela de Julio Verne, es la base sobre la que se sostiene la serie, de manera que ofrece una visión en torno a la crueldad del Imperialismo Británico que resulta mucho más profunda que lo que podría esperarse de una historia de aventuras. De hecho, Shazad Latif (1988, Reino Unido) es uno de los pocos actores de origen realmente asiático que ha interpretado al personaje, junto a Omar Sharif en la película española La isla misteriosa y el Capitán Nemo (Juan Antonio Bardem, Henri Colpi, 1973) y Naseeruddin Shah en La Liga de los Hombres Extraordinarios (Stephen Norrington, 2003). Es significativo que una serie basada en novelas que en su momento fueron criticadas desde Reino Unido por ofrecer una descripción demasiado brutal del Imperio Británico, ahora subraye precisamente estas características, especialmente a través de la sed de venganza del Capitán Nemo, debido a la muerte de su familia a manos de los ingleses durante la revuelta de 1857. 

Ni siquiera 20.000 leguas de viaje submarino revela el verdadero origen de Nemo, pero Nautilus ofrece una explicación relativamente pronto, mientras el submarino se enfrenta a monstruos marinos y a la persecución por parte del director de la Compañía de las Indias Orientales, Crawley (Damien Garvey), ayudado por el ejército británico. Hay una diferencia importante respecto a la novela, y es que el submarino no es un objeto misterioso que a veces es confundido con un monstruo, sino que sus perseguidores conocen su naturaleza (una de las razones por las que Nemo se hace con el control de la nave es que pretende evitar que sea utilizada como un arma de guerra). Pero sí comparte con Julio Verne las diferentes procedencias de su tripulación, una mezcla de nacionalidades que en la actualidad se calificaría como "inclusiva", pero que ya ofrecía desde su origen una mirada heterogénea sobre la convivencia en la nave entre personas de diferentes culturas y religiones. La serie aprovecha con inteligencia esta multiculturalidad para mostrar cómo el imperialismo inglés se extendió de manera cruel, marcando el destino de distintos pueblos: Kai (Tyrone Ngatai) es un guerrero de la tribu maorí Ngai Tahu, esclavizada por la compañía británica; el maquinista Ranbir Lodhari (Ashan Kumar) es un joven indio cuya aldea fue invadida y su familia desapareció sin dejar rastro; el encargado del periscopio es Turan (Arlo Green), un joven árabe demasiado aficionado a las mujeres casadas; el timonel africano Boniface Adamu (Pacharo Mzembe) vio cómo los esclavistas secuestraron a su hermano; y el niño Blaster (Kayden Price) espera encontrarse con su padre adoptivo. El diseñador del submarino, el francés Gustave Benoit (Thierry Frémont) y la joven Humility Lucas (Georgia Flood), prometida con un oficial inglés en contra de su voluntad, también forman parte de la tripulación, aunque esta vez el personaje femenino principal es una joven con estudios que adquiere mayor relevancia en la historia. 

Al margen de las cuestiones coloniales, Nautilus utiliza el recurso de la acumulación para adquirir un ritmo constante, incluso introduciendo varios antagonistas en un mismo episodio: en Tic Tac Boum (T1E2) se enfrentan al moderno y peligroso acorazado Dreadnought, mientras tienen que luchar contra monstruos marinos, pulpos gigantes y morenas electrificadas. La serie fue rodada en unos estudios acuáticos en Australia, pero lo cierto es que los efectos visuales son algo mediocres, más cercanos a una producción de serie B que a una ambiciosa historia como ésta. Especialmente en la primera parte de la temporada, la historia funciona con mayor agilidad en los episodios que se desarrollan fuera del submarino, como en La fuerza del pueblo (T1E3), en el que desembarcan en una isla controlada por un Rajá (Richard E. Grant) que tiene intenciones perversas, o cuando se enfrentan a las valquirias lideradas por Revna (Anna Torv) en el episodio Cabalgata de las Valquirias (T1E9). Menos efectiva en la construcción del sentido de aventura y el humor que desplegaba La vuelta al mundo en 80 días (Movistar Plus+, 2021), esta nueva revisión de la obra de Julio Verne encuentra cierto equilibrio entre la aventura y el relato social. Y episodios como Guerra fría (T1E7) desarrollan con acierto algunas relaciones, como la de Nemo con el Capitán William Millais (Luke Arnold), antiguos compañeros de armas que ahora son enemigos. En este episodio, el submarino y el acorazado perseguidor acaban atrapados en medio de un mar de hielo y deben dejar a un lado su enfrentamiento para salir juntos de una situación peligrosa. Que Nautilus tenga una segunda temporada parece poco probable dado que, en realidad, ninguna plataforma ha asumido la serie como una producción propia, sino que ha sido adquirida para su distribución por diferentes canales. Pero al menos ha conseguido ser uno de los estrenos familiares más entretenidos del pasado verano en Europa, que llega ahora a España. 

En segundos
  
★★★☆
AMC - 24 de marzo
Finlandia, 2024 - 6x50'
Escrita por Roope Lehtinen, Miko Pöllä, Laura Shuonen
Dirigida por Miko Kuparinen
Kultainen Venla '25: Nominada Guión, Intérprete principal, Intérprete secundario

Confirmada desde hace unos meses la producción de una segunda temporada, En segundos (AMC, 2024-) se ha confirmado como uno de los thrillers más interesantes y originales de la reciente producción finlandesa, aunque sus nominaciones a los premios Kultainen Venla '25 no se materializaron, en favor de la serie bélica Conflicto (AMC+, 2024), que también podemos ver desde este mes. Se trata en este caso de una investigación que intenta acercarse de una manera diferente a los habituales dramas criminales. La historia comienza con un accidente en Pyhäniemi, al Este de Finlandia, en el que un tren de pasajeros y mercancías descarrila a su paso por una pequeña estación, provocando una explosión que destruye un edificio cercano, donde se encontraba un bar abierto esa noche. La suma de muertos, entre pasajeros del tren y clientes del bar, supera los sesenta, considerándose el accidente más grave sucedido en Finlandia en los últimos años. La jefa del equipo de la unidad de accidentes, Marita Kaila (Leena Pöysti), intenta iniciar su trabajo lo antes posible, preferiblemente antes de que los servicios de incendios intervengan demasiado en el escenario del accidente. Las primeras 24 horas son fundamentales para recoger los mayores datos y pruebas para resolver el origen de este siniestro, pero también se enfrenta a las presiones de la compañía de ferrocarriles, que pierde millones de euros cada día que la estación está cerrada, y del Ministerio de Transportes, que acaba de firmar un acuerdo en el extranjero para exportar un sistema automático de gestión de trenes llamado Futurail, así como de los propios familiares de los fallecidos, que quieren recuperar cuanto antes los cadáveres. Marita cuenta con la ayuda sobre el terreno del novato Daniel Lind (Mikko Kauppila) y en las oficinas centrales de su amiga Jenni Louhipelto (Meri Nenonen), que cada vez tiene más problemas para compaginar la dedicación a su trabajo con la vida familiar junto a su bebé y su esposa Josefiina (Kreeta Salminen). 

La investigación se complica cuando se encuentran rastros de acrilonitrilo, una sustancia química que al parecer podría ser transportada por los vagones de mercancías y que pudo ser la causa de la explosión, pero al mismo tiempo se produjo un incendio en el bar, de forma que no está claro si el descarrilamiento del tren se produjo debido al incendio, o éste tuvo lugar cuando el tren descarriló. Los segundos que han transcurrido entre un hecho y el otro se convertirán en decisivos para establecer la secuencia de los acontecimientos y averiguar la verdadera razón del accidente. La serie adopta los elementos principales de las historias policíacas para incorporarlos a un planteamiento diferente, en el que una investigación sobre un posible accidente va descubriendo continuos fallos que pudieron provocar el siniestro. Como afirma Marita Kaila en una rueda de prensa que se organiza en el episodio Supervivientes (T1E2): "En los accidentes graves, rara vez hay una sola persona a quien culpar. Hay un montón de personas que nunca habrían creído que sus acciones podrían conducir a algo como esto. Y ese es un pensamiento aterrador". La resolución del origen de un accidente de estas características se sostiene por tanto en la mezcla de una concatenación de elementos que ponen en entredicho la fiabilidad de los sistemas de seguridad de la línea ferroviaria. Cada segundo es decisivo para que un error o un fallo del sistema acabe desembocando o no en un accidente mortal. Es interesante en este sentido una serie que se construye como un thriller bastante robusto, que mantiene constantemente la atención del espectador, pero al mismo tiempo ofrece una reflexión profunda sobre el funcionamiento de las grandes corporaciones de transporte, en este caso. Sin ser exactamente un drama social, ofrece algunos apuntes destacados en este sentido. 

Quizás porque funciona bien en ese aspecto, puede resultar algo innecesario rodear a la protagonista del trasfondo habitual de un trauma, provocado por la muerte de su hermana Nunnu (Ronja Kuoppamäki), que también fue víctima de un accidente. Es ese elemento convencional de los dramas policíacos en los que el protagonista está marcado por un hecho trágico del pasado, que podría afectar a la fiabilidad de su trabajo y de su propia estabilidad emocional. En este caso, Marita no parece haber superado la muerte de su hermana, con quien tiene algunas conversaciones cuando se encuentra sola en su casa. La dirección de Miko Kuparinen (1979, Finlandia), que es el responsable de series de repercusión internacional como Enemiga del pueblo (Filmin, 2022) y Deception (C More, 2024-), muestra a la protagonista siendo partícipe de los flashbacks en los que los diferentes implicados en el accidente le describen los hechos, que puede recordar a series como Médium (NBC, 2005-2011), pero sin reforzar demasiado los elementos sobrenaturales. Es interesante cómo el guión de Laura Suhonen (1982, Finlandia) también dedica tiempo a retratar a las víctimas, un grupo de personajes secundarios que se enfrentan, con mayor o menor responsabilidad, a las consecuencias del accidente, y que afrontan ahora el trauma por el que Marita pasó hace unos años: la pérdida de sus seres queridos. Algunos de los familiares acusan a la dueña del bar, Veera Laitila (Nika Savolainen), de no contar con las medidas de seguridad necesarias para que un grupo de jóvenes que estaban celebrando un cumpleaños pudieran escapar cuando se produjo el incendio. En segundos es una serie que funciona bien como un thriller diferente, a pesar de que a veces utilice recursos algo convencionales de los dramas policiales, y cuya segunda temporada, que se rueda este año, estará dedicada a la investigación de un nuevo accidente, con la mayor parte de los protagonistas de esta primera temporada. 

No robarás
  ★★★☆
Filmin - 25 de marzo
Australia, 2024 - 8x22'
Creada por Dylan River, Taith Glynn-Maloney
Dirigida por Dylan River
Festival de Toronto '24: Sesión Especial
AACTA '25: 8 nominaciones

Esta serie comienza con la voz de la joven narradora recordando que: "Los misioneros dicen "No robarás". Un poco excesivo para los bastardos fanáticos de la biblia que nos robaron nuestras tierras". Lo que nos sitúa inmediatamente en el tono de una historia que aborda la comedia desde una perspectiva de comentario social sobre las devastadoras consecuencias de la apropiación que sufrieron los aborígenes australianos, y que ha desembocado en la marginación y el aislamiento. Cuando la protagonista Robyn (Sherry-Lee Watson), una adolescente de 17 años que acaba de escaparse de un correccional de menores, se sienta en la sala de espera de un hospital, una visitante la acusa directamente de querer robarle el bolso, y la mayor parte de los indígenas que aparecen en la serie están asfixiados por las dependencias y la falta de trabajo. En su envoltura de comedia irreverente, No robarás (Filmin, 2024) termina siendo una crítica profunda a las consecuencias de la colonización europea como origen de la sociedad blanca y cristiana australiana. Tras escapar del reformatorio, Robyn acude al hospital en el que se encuentra su abuelo Ringer (Waren H. Williams) en muy mal estado de salud para llevarlo a su casa y evitar que acabe muriendo en un lugar donde nadie le conoce. Pero antes de dar su último suspiro, le revela a Robyn un secreto: el padre que ella creía que había muerto está en realidad vivo. Así que, entre canciones de Hank Williams, Slim Dusty y Shirley Bassey, la adolescente inicia un viaje a través de las carreteras del desierto australiano con un taxi robado a Maxine (Miranda Otto), una ex-trabajadora sexual reconvertida en taxista que quiere que Robyn le pague el trayecto trabajando para ella como prostituta. De esta forma, temas como la explotación sexual y la discriminación de los aborígenes van surgiendo en una historia que en la superficie parece una comedia disparatada que recuerda a películas de los hermanos Coen como O, brother! (Joel Coen, 2000). En su viaje hacia la ciudad de Adelaida, Robyn encuentra como aliado a Gidge (Will McDonald), el hijo del dominante y harapiento pastor católico Robert (Noah Taylor), y que es un perfecto contrapunto a la joven. Mientras ella quiere encontrar a su padre, él pretende huir del suyo, pero ambos tienen la carretera como único recurso mientras les persiguen Maxine para recuperar su coche (y una maleta con una gran cantidad de dinero) y Robert para recuperar a su hijo. 

La historia se sitúa en los años ochenta, como un homenaje a la juventud del padre del creador y director, Dylan River (1992, Australia), que vivió precisamente en las comunidades del desierto en Mparntwe (Alice Springs), el lugar en el que se inicia la historia, y dice haber recorrido muchas veces la carretera que separa a lo largo de mil quinientos kilómetros el trayecto entre el desierto y la ciudad de Adelaida. Convirtiéndose en uno de los creadores más reconocidos perteneciente a las Primeras Naciones, Dylan River consiguió una destacada repercusión con la serie de formato corto Robbie Hood (SBS, 2019), una versión muy particular del clásico personaje Robin Hood, y posteriormente dirigió la miniserie precuela Miystery Road: Origin (ABC, 2022), por la que ganó el premio de la televisión australiana (AACTA) a la Mejor Dirección. El año pasado, Dylan River también ha conseguido el premio a la Mejor Dirección en una serie de no ficción por el documental The Australian wars (SBS, 2024). En esta primera serie creada por Dylan River, el tono de comedia se desarrolla a través de unos personajes singulares que se apoyan en dos intérpretes conocidos como Miranda Otto y Noah Taylor, especialmente notable en su creación de un religioso demasiado tentado por el pecado, pero el soporte principal lo mantiene la casi debutante Sherry Lee-Watson que, junto a Will McDonald, había formado parte del reparto de Los rompecorazones (Netflix, 2022-2025). A lo largo de sus ocho episodios, No robarás puede recordar en algunos momentos a otra road movie que se desarrollaba en el desierto australiano, El turista (Max, 2022-2024), sobre todo cuando aborda el humor negro, como en Chapter Four: Bullet to the head (T1E4), que comienza con otra referencia a los mandamientos católicos: "A veces no tienes intención de matar. Estos mandamientos son solo consejos después de todo. Porque para algunos cabrones, una bala en la cabeza es la única solución". Al margen de contar con un buen ritmo, que además se estructura en episodios de poco más de veinte minutos, su gran virtud es su capacidad para introducir temas relevantes sobre las Primeras Naciones, pero generalmente de manera transversal. Situándose en los años ochenta, acerca la historia de esta adolescente que huye y busca al padre que la abandonó a los dramas de los niños robados y la explotación hacia los indígenas. En el episodio Chapter Five: There will be murder (T1E5), Gidge se encuentra con un hombre que le promete impulsarle en su carrera como músico, pero en realidad tiene un interés sexual en el adolescente. En la serie están continuamente presentes las altísimas tasas de encarcelamiento de jóvenes indígenas, el alcoholismo, la masculinidad tóxica o el acoso. Hay que recordar que en la región de Alice Springs se prohibió en 2023 el uso por parte de la policía de las llamadas "spit hoods", capuchas para evitar escupitajos o mordeduras de los detenidos, muy polémicas por su demostrado riesgo de asfixia, especialmente tras la muerte de un joven en 2016, pero han vuelto a ser introducidas este año con el cambio de gobierno.
 
En general, durante el camino que siguen los protagonistas por el desierto, encuentran personajes siniestros y violentos, pero todo ello dentro de un tono muy divertido y marcado por su asombrosa capacidad para construir las interacciones de los personajes (que a veces se cruzan por el camino sin darse cuenta), incluso cuando se unen a la persecución dos agentes de la Policía Federal Australiana, Mick Burke (Darren Gilshenan) y Tracy Wills (Shari Sebbens), que son dos personajes muy de los hermanos Coen. La serie además se beneficia de un uso de la música que le da un tono de comedia rural, y un aspecto visual que utiliza los colores ocres del desierto para contrastarlos con las tonalidades apagadas de los interiores, creando imágenes de gran contraste con una excelente fotografía de Tyson Perkins. Conforme avanza hacia el final, los últimos episodios adquieren un tono cada vez más absurdo, pero que encaja perfectamente con el resto de una serie que ha sido escrita por Dylan Rover junto a su prima Tanith Glynn-Maloney, quien también ejerce como productora ejecutiva. Y termina en un desenlace que aporta una mirada optimista, pero también despliega una capacidad para crear una textura humorística especial que algunos han calificado como una mezcla entre The end of the f***ing world (Netflix, 2017-2019) y Fargo (Joel Coen, Ethan Coen, 1996). Quizás resulta demasiado irreverente para ser reconocida en los premios de la Academia Australiana de Cine y Televisión, donde se quedó sin premio a pesar de sus ocho nominaciones, en favor de la crónica familiar Chico come universo (Netflix, 2024).  

The Studio
  ★★★☆
Apple tv+ - 26 de marzo-21 de mayo
Estados Unidos, 2025 - 10x35'
Creada por Seth Rogen, Alex Gregory, Peter Huyck, Evan Goldberg, Frida Pérez
Dirigida por Seth Rogen, Evan Goldberg
Festival SXSW '25: Sesión Especial

Había curiosidad por saber qué podrían hacer Seth Rogen y Evan Goldberg con su sátira sobre el mundo de Hollywood y finalmente el resultado es la mejor serie en torno a los entresijos de la industria cinematográfica desde Entourage (El séquito) (Max, 2004-2011), con la que comparte ese retrato de personajes reales del cine y la televisión que se ríen de la propia imagen que ellos proyectan. El protagonista es Matt Remick (Seth Rogen), un productor que consigue ascender hasta el puesto de presidente de Continental Studios, después de haber apostado por una película que a nadie le interesaba, y que finalmente ha conseguido recaudar millones en taquilla. El propietario de los estudios, Griffin Mill (Bryan Cranston), que toma su nombre del personaje al que interpretaba Tim Robbins en otra sátira de la industria, El juego de Hollywood (Robert Altman, 1992), ha decidido despedir a la alta ejecutiva Patty Leigh (Catherine O'Hara) después de treinta años dedicada a la compañía, para sustituirla por la nueva visión de este productor. Matt está convencido de que el cine es arte, recomienda a sus compañeros de trabajo ver películas clásicas e incluso permite que algunos directores como Olivia Wilde rueden en 35 mm., aunque esto acabe en una especie de trama de investigación que homenajea al cine negro en general, y a Chinatown (Roman Polanski, 1974) en particular, en el episodio The missing reel (T1E4). Sin embargo, Griffin Mill tiene otro encargo diferente: levantar el proyecto de una película comercial que está basada en la imagen corporativa de la marca de bebida en polvo Kool-aid, de manera que la trama horizontal de la temporada regresa constantemente a esa fricción entre el cine como arte y como negocio que se contradice en el propio Matt Remick, quien descubre que dedica tanto tiempo a su trabajo que no tiene tiempo para su propia vida personal. Hay una constante búsqueda de reconocimiento, aunque sea superficial, como en el estupendo episodio The Golden Globes (T1E8), que está dedicado a la entrega de los Globos de Oro. Matt se obsesiona con la idea de asegurarse de que la actriz Zoë Kravitz le nombre en su discurso de agradecimiento si consigue un Globo de Oro, en un episodio que demuestra perfectamente lo que la serie puede hacer. Se desarrolla en el interior de una gran sala en la que se está celebrando la ceremonia, con constantes apariciones de famosos de la industria de Hollywood como Aaron Sorkin o Zack Snyder, en largos planos secuencia que incluyen también la presencia de Ted Sarandos, el CEO de Netflix, protagonista de una divertida subtrama, que de alguna manera ilumina la percepción que tiene Matt de cuál es su verdadera posición dentro de la industria. 

Evan Goldberg y Seth Rogen, que se encargan de dirigir todos los episodios, ya demostraron su capacidad para atraer a nombres destacados de la industria que se interpretaban a sí mismos en la película Juerga hasta el fin (2013), que fue su debut como directores. Pero en esta ocasión comienzan por todo lo alto con Martin Scorsese como estrella invitada en El ascenso (T1E1), donde presenta un proyecto para que lo produzca Continental Studios que podríamos decir que sufre algunas modificaciones importantes. Al final, Matt Remick se convierte en un solucionador de crisis que al mismo tiempo está en constante crisis. Y el estrés de sus reuniones y su agenda es reflejado a través de largos planos rodados con una sola cámara, que en algunas ocasiones son muy elaborados y en otras forman parte de la propia historia. En The Oner (T1E2), la directora Sarah Polley está tratando de rodar un plano secuencia durante un atardecer, antes de que el sol desaparezca, en un episodio que está rodado precisamente en un solo plano secuencia. The Oner son esos episodios que han acabado siendo habituales en las series, en los que los directores quieren demostrar sus habilidades mediante secuencias de una sola toma. Aunque The Studio (Apple tv+, 2025) se centra en la industria del cine, hay muchas referencias a las amenazas de las empresas tecnológicas que dominan el streaming, como cuando Amazon parece interesada en comprar Continental Studios: "¿No acaban de comprar MGM?", pregunta Matt. "Sí, pero quieren más, son auténticos vampiros", le responde Griffin. Lo que escuchado poco después de que Amazon se haya hecho con el control de la franquicia 007 tiene un sentido más satírico. La serie está creada por un grupo de guionistas, aunque en la mayor parte de los episodios aparece como autor del guión Alex Gregory, ganador de dos Emmy por Veep (Max, 2012-2019), con la que The Studio tiene ciertas similitudes en cuanto a la dinámica del equipo que rodea a Matt. Resulta curioso que La franquicia (Max, 2025), la otra mirada irónica al mundo del cine que ha estrenado este año el creador de Veep, Armando Iannucci, haya resultado menos acertada. Sal Saperstein (Ike Barinholtz) es un adicto y productor creativo que compite con la joven Quinn Hackett (Chase Sui Wonders) en la predominancia de sus proyectos en el estudio, mientras que la directora de marketing Maya (una divertida Kathryn Hahn) tiene algunos ataques histriónicos sobre cómo va a vender las películas. En el episodio Casting (T1E7) ella misma plantea un problema sobre la percepción racista que puede tener el reparto elegido para la película Kool-aid, pero cada vez que tratan de cambiar a los actores surge otro problema de percepción. Es uno de esos episodios en los que se siente, sin embargo, que no llega todo lo lejos que podría en su propuesta satírica sobre las contradicciones de Hollywood. 

También hay que decir que The Studio es una serie puramente Seth Rogen, para bien y para mal, por lo que a veces la comedia basada en personajes caminando frenéticamente y tratando de solucionar problemas a gritos puede hacerse algo repetitiva, aunque la emisión semanal puede eliminar esa sensación. Pero algunos episodios en los que el personaje de Matt está menos presente alivian la serie, como The war (T1E5), una estupenda trama cómica sobre el enfrentamiento entre los productores creativos Sal y Quinn, que pueden llegar a ser muy despiadados para conseguir su propósito. La serie tiene la virtud de cuestionar el funcionamiento de la industria del cine mientras al mismo tiempo le hace un homenaje, con referencias que un espectador aficionado a estas metanarrativas puede disfrutar, sobre todo si conoce las interioridades de la industria. Aparece de forma recurrente el periodista Matt Belloni, quien a través de su pódcast The Town (2022, The Ringer), se ha convertido en uno de los nombres más respetados de Hollywood, aunque si tuviera que devolver el dinero de la suscripción a su Newsletter cada vez que se equivoca en una predicción, su negocio no sería rentable. En Casting se produce una presentación en el ComicCon, mientras que los dos últimos episodios se desarrollan en Las Vegas durante el CinemaCon, el encuentro de la industria que este año se celebra a partir del 31 de marzo y que por primera vez desde las últimas ediciones va a incluir presentaciones de todos los grandes estudios de Hollywood. The Studio consigue ser esa mirada irónica al funcionamiento de la maquinaria cinematográfica desde la perspectiva de quienes tienen el poder para hacer posible un proyecto o destruirlo por completo, aportando una textura muy cinematográfica gracias a las tomas únicas elaboradas por el director de fotografía Adam Newport-Berra, que hizo un excelente trabajo en la película The last black man in San Francisco (Joe Talbot, 2019) y a la banda sonora jazzística y de percusión del compositor mexicano Antonio Sánchez, quien no por casualidad trabajó en Birdman o (La inesperada virtud de la ignorancia) (Alejandro G. Iñárritu, 2014). Y aunque resulta menos incisiva de lo que podría esperarse, es tan sugerente en su descripción de la era post-streaming en la industria de Hollywood, que acaba resolviendo muchas de sus propias irregularidades. 

En la sombra
  ★★★☆
Filmin - 1 de abril
Francia, 2024 - 6x55'
Creada por Lamara Leprêtre-Habib, Pierre Schoeller
Dirigida por Pierre Schoeller

Una de las tendencias recientes en el formato de series en Francia es la producción de historias que reflexionan sobre el mundo de la política, que de alguna manera reflejan la situación de bloqueo de las instituciones francesas en lo que se ha llamado la crisis más grave desde la fundación de la V República en 1958, envuelta en un entorno de aumento de la deuda pública y de la delincuencia que propicia el crecimiento de las propuestas populistas de la extrema derecha, como mostraba particularmente bien la miniserie La fiebre (Movistar Plus+, 2024). Tras su paso por el festival Séries Mania '24, esta otra incursión en el entorno político de unas elecciones adapta el libro Dans l'ombre (2011), escrito por el ex-Primer Ministro Édouard Philippe y su colaborador Gilles Boyer, ambos también co-guionistas de la serie. A pesar de que el libro estaba basado en hechos reales, la propuesta de En la sombra (Filmin, 2024) evita hacer referencia a personajes de la actualidad (el presidente Emmanuel Macron fue quien nombró a Édouard Philippe como Primer Ministro en 2017) proponiendo una realidad alternativa que transcurre en el presente, durante las primarias de un partido de derechas que se prepara para elegir a su candidato a las elecciones presidenciales de 2025. Los dos políticos enfrentados son Marie-France Trémeau (Karin Viard), mucho más radical en sus propuestas, que la acercan a los discursos de la extrema derecha, y el moderado Paul Francoeur (Melvil Poupaud). Postrado en una silla de ruedas tras un accidente en el que murió su esposa, está considerado como la esperanza de futuro del partido, una figura de consenso más centrista, que en el episodio 50,47 % (T1E1) vence las primarias por ese escaso margen de diferencia. El problema es que, justo antes de que concluyera el plazo para las votaciones electrónicas, un apagón mantuvo las conexiones bloqueadas durante menos de un minuto, pero lo suficiente como para levantar sospechas sobre la posible manipulación de los votos. Aunque la perdedora prefiere no impugnar el resultado, las investigaciones del asesor político César Casalonga (Swann Arlaud) parecen indicar que ha habido algún tipo de intervención externa que ha podido desviar los votos en favor de Paul Francoeur. 

De esta forma, la serie se plantea como un thriller político que lanza una mirada inquietante hacia las nuevas tecnologías, al mismo tiempo que construye una realista descripción (con cameos de personajes reales interpretándose a sí mismos como los periodistas Anne-Sophie Lapix y Laurent Delahousse) de las discusiones en los despachos de un partido conservador y las alianzas necesarias para impulsar a un candidato, aunque no tenga un respaldo unánime. Es un género que ya ha abordado anteriormente el director de la serie, Pierre Schoeller (1961, Francia), que por primera vez se enfrenta al formato de televisión después de películas como El ejercicio del poder (2011), que precisamente mostraba las interioridades de la política desde el punto de vista del secretario del Ministro de Transportes, en medio de una grave crisis. La serie está más interesada, sin embargo, en aquellos que rodean al candidato Paul Francoeur que en él mismo, especialmente la relación de confianza que mantiene con su asesor César Casalonga, interpretado con matices por Swann Arlaud, quien el año pasado ganó el premio César como Mejor Actor secundario por Anatomía de una caída (Justine Triet, 2023), y con la responsable de comunicación Marilyn (Évelyne Brochu). Es interesante la descripción del progresivo crecimiento en el entorno de la campaña electoral del joven Jérémie Caligny (Baptiste Carrion-Weiss), que se encarga de gestionar las redes sociales del futuro candidato a la presidencia. Y aunque en los primeros episodios circula por caminos algo tópicos como la amenaza de una posibilidad de chantaje que podría desvelar la manipulación de los votos, conforme se desarrollan los seis episodios la historia profundiza cada vez más en la ambigüedad de los personajes, incluso con la utilización de la discapacidad de Paul Francoeur en un cierto sentido mesiánico, envuelto en la interpretación patriótica de La Marsellesa, en el episodio Danse sur un volcan (T1E5). La serie funciona de una manera parecida a las intrigas que e mostraban en el clásico Barón noir (Canal+, 2016-2020), aunque por debajo de la complejidad de sus personajes, porque si aquella se centraba en un alcalde del partido socialista, ésta se introduce en las luchas de poder internas de un mismo partido. En Francia ha habido críticas a la cadena France Télévisions por financiar una propuesta de Édouard Philippe, un político en activo que actualmente es alcalde de Le Havre y desde el año pasado está siendo investigado por la Oficina Anticorrupción, pero que se ha declarado candidato a las próximas elecciones de 2027, liderando su propio partido de centro derecha Horizons. 

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Películas mencionadas:

The guilty se puede ver en Filmin, Movistar Plus+ y Prime Video.
Culpable, Enola Holmes, Hanna y Closer se pueden ver en Netflix.
Hoosiers: Más que ídolos se puede ver en Filmin y Prime Video. 
Los compañeros se puede ver en Filmin y Plex. 
Oleg, An education, El inocente, Oh, brother! y El ejercicio del poder se pueden ver en Filmin. 
El hombre de la cámara se puede ver en JustWatch tv.
Vincere se puede ver en Prime Video. 
Martin Eden, El halcón maltés y Anatomía de una caída se pueden ver en Filmin y Movistar Plus+.
BrooklynLa liga de los hombres extraordinarios y Birdman se pueden ver en Disney+. 
La isla misteriosa y el capitán Nemo se puede ver en FlixOlé.
The last black man in San Francisco se puede ver en SkyShowtime. 


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