Estas semanas se suceden las nominaciones a los premios que reconocen a las películas y series del año, como las de la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN), que desde hace algunas ediciones incluye categorías de formatos de series. En el terreno cinematográfico, Golpes (Rafael Cobos, 2025) consigue el mayor número de nominaciones con cinco: Mejor Película, Dirección Novel, Actor (Jesús Carroza) y Actriz (Teresa Garzón), y Música, mientras que el documental Un hombre libre (Laura Hojman, 2024) logra cuatro nominaciones: No ficción, Dirección, Guión y Música. Quedan empatadas en tres categorías Los tigres (Alberto Rodríguez, 2025), en Dirección, Guión y Música, y Los Tortuga (Belén Funes, 2024), en Película, Actriz (Mamen Camacho) y Música, mientras que Subsuelo (Fernando Franco, 2025) logra solo dos nominaciones en las categorías de Película y Dirección. En categorías de series, encabeza la lista Anatomía de un instante (Movistar Plus+, 2025) con cuatro: Mejor Serie, Dirección, Guión y Actor (Álvaro Morte). También como mejores series quedan como nominadas la docuserie Los oficios del cine (Canal Sur, 2025) y la segunda temporada de Una perra andaluza (Filmin, 2024-). Otras nominaciones incluyen también a la docuserie Una historia muy heavy (RTVE Play, 2025) en Dirección y Guión; la comedia musical La canción (Movistar Plus+, 2025), en Dirección; y Superstar (Netflix, 2025), que se conforma con la nominación como Actriz para Ingrid García Jonsson. Los Premios ASECAN solo nominan a los intérpretes y técnicos de origen andaluz o residentes en Andalucía, y se entregarán en una ceremonia el próximo 20 de diciembre en Sevilla.
Repasamos a continuación algunas series internacionales recientes estrenadas en otros países, desde Australia hasta Brasil, pasando por Irlanda y Bélgica, entre ellas algunas de las mejores producciones británicas de este año.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
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The death of Bunny MunroMiniserie | Sky | Reino Unido 2025 | 6x40' ★★★★★ Escrita por Pete Jackson sobre la novela de Nick CaveDirigida por Isabella EklöfFestival de Londres '25: Sesión EspecialFestival de Estocolmo '25: Stockholm Series
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En 2003, una serie de desastres se sucedieron alrededor del muelle oeste de Brighton, el conocido como West Pier: las tormentas de finales de 2002 provocaron el derrumbe de parte del muelle y la sala de conciertos, y en marzo de 2003 el pabellón y otras secciones fueron destruidos por un gran incendio. Solo dos meses después otro incendio redujo la sala de conciertos a cenizas, derrumbándose posteriormente durante una tormenta. El muelle de Brighton está considerado como un reducto de la época victoriana, y aunque se barajó la posibilidad de restaurarlo, finalmente la estructura de hierros ha quedado como una representación del pasado decimonónico entregado al deterioro progresivo que provoca el agua. Las imágenes fantasmagóricas de la sala de conciertos ardiendo y colapsando forman parte de los créditos de The death of Bunny Munro (Sky, 2025), introduciéndonos en una historia que también habla de decadencia y tiene algo de visiones etéreas. Basada en la segunda novela de Nick Cave, La muerte de Bunny Munro (2009, Ed. Malpaso), la serie recoge esa primera imagen que comenta el músico que se le vino a la cabeza cuando comenzó a escribir la historia: "Mientras escribía dos imágenes me venían a la mente. La primera era el West Pier en llamas. La segunda, los shorts dorados de lamé de Kylie Minogue que lució en el video de "Spinning Around". El guión original de la película comenzaba con eso: ese incendio y los shorts de Kylie Minogue superpuestos". Efectivamente, la creación de este relato sobre la pérdida y las adicciones comenzó como una propuesta del director John Hillcoat, que le sugirió a Nick Cave que escribiera otro guión después de trabajar juntos en La propuesta (2005). Cuando el proyecto no encontró financiación, el músico decidió escribirla como novela. La adaptación en formato de serie ha sido elaborada por Pete Jackson, guionista inglés que debutó con la excelente Somewhere boy (Filmin, 2022), y ahora está escribiendo una serie de acción real para HBO Max que dirigirá James Gunn, basada en la novela gráfica V de Vendetta (1980-2000), de Alan Moore y David Lloyd, publicada en España por ECC Ediciones, que hace unos meses se ha declarado en quiebra. Bunny Munro (Matt Smith) es un crápula, que utiliza su trabajo como vendedor de cosméticos para dar rienda suelta a su adicción al sexo, seduciendo a algunas de sus clientas, mientras su esposa Libby (Sarah Greene) sufre depresión y ninguno de los dos se ocupa realmente de su hijo de nueve años Bunny jr. (Rafael Mathé). Detrñas de una puerta se esconde una realidad que transforma la vida de ambos. A partir de entonces, Bunny debe hacer frente a su responsabilidad como progenitor, aunque no sea el mejor ejemplo para su hijo. En Family man (T1E1), cuando se siente asfixiado por las miradas acusatorias de los familiares de Libby en su funeral, su reacción instintiva es aliviar la presión haciéndose una paja en el cuarto de baño, para después tener una discusión a gritos con la madre de ella, Doris Pennington (Lindsay Duncan), quien rechaza hacerse cargo del joven Bunny: "El problema es que cuando le miro, solo te veo a ti. Y cuando te miro, solo puedo ver a mi hija sola, con miedo y rota. Cuando te miro, solo veo a mi pequeña ahorcada", dice Doris. A pesar del ambiente tóxico que rodea a los personajes, la serie tiene ese punto de humor que Pete Jackson ya demostró en su anterior proyecto, como cuando los servicios sociales acuden a entrevistar a Bunny, a quien no consideran un padre adecuado, y éste decide "secuestrar" a su propio hijo. Es un padre egocéntrico, que intenta mantener su propia identidad en orden, un hombre ensimismado y hedonista que se ve obligado a cuidar de un niño mientras recorre Brighton para acudir a reuniones de trabajo. Pero sobre todo es un viaje en el que Bunny Munro está cada vez más absorbido por el dolor de la pérdida y Bunny hijo comprenderá que la imagen idealizada de padre no es precisamente la de un héroe.
La novela de Nick Cave (1957, Australia) tenía dos nombres femeninos como referentes: la mencionada Kylie Minogue y la modelo y actriz Avril Lavigne, que en la imaginación del protagonista representaba "
el puto Valhalla de todas las vaginas", lo que provocó cierta controversia que acabó con Nick Cave disculpándose públicamente con ambas. En este sentido, la adaptación como serie evita algunos de los pasajes más explícitos de la novela, aunque la directora Isabella Eklöf (1978, Suecia), conocida por películas como
Holiday (2018) y realizadora de la mitad de los episodios de las dos últimas temporadas de
Industry (HBO Max, 2020-) también introduce cierta sensualidad en la primera parte, que se va haciendo cada vez más sórdida conforme el viaje de Bunny se va introduciendo en el terreno de la pesadilla, como un encuentro con una joven drogadicta en
Dead man (T1E6). Pero el guión amplía su mirada hacia Bunny junior, quien a pesar de todo ve a su padre como una figura heroica, aportando cierto respiro dentro del viaje interior de la historia. A veces conversa con su madre Libby a quien ve como una especie de fantasma tranquilizador, y la serie aporta el reflejo de lo más cercano a una familia normal que ha conocido el joven Bunny cuando en
Con man (T1E4) le acoge en su casa Yvonne (Alice Feetham), una bailarina de striptease que es madre soltera, experimentando algo tan sencillo como un desayuno en familia. La novela está solo descrita desde el punto de vista de Bunny Munro, mientras que la serie muestra la mirada inocente de Bunny junior, que aporta el debutante Rafael Mathé con una naturalidad sorprendente, a pesar del ambiente sórdido en el que le introduce su padre. Mientras que Matt Smith incorpora un atractivo al protagonista que no tenía en el libro, donde el personaje era un tipo del que las mujeres a las que quería seducir se reían de él. El actor está acostumbrado a incorporar a personajes oscuros como en la serie
La casa del dragón (HBO Max, 2022-) o el musical
American psycho (2013) pero en este caso sus acercamientos seductores parecen menos patéticos, aunque sufra alguna humillación que le confronta con la mezquindad de sus acciones, que se retroalimenta con el dramatismo machista de su amigo Poodle (Johann Myers) en
Cocksman (T1E3). El recorrido por el Sur de Inglaterra mientras Bunny va perdiendo el contacto con sus clientas se introduce en una atmósfera de ensoñación en la que la única redención posible es la de Bunny junior, que puede cortar el contagio de mezquindad y abuso que ha transmitido al protagonista su padre, Bunny Senior (David Threlfall). El verano soleado de la costa de Brighton aporta cierta textura vibrante a
The death of Bunny Munro mientras el personaje se desplaza en un descapotable que sustituye al pequeño utilitario de la novela, aportando cierto respiro al personaje. Pero permanece una especie de aura trágica que está representada por la figura de un asesino en serie que aparece habitualmente en la televisión o en los periódicos que encuentra el protagonista a su paso, una oscuridad que la directora maneja como un elemento metafórico que se apropia de una atmósfera inquietante. Conforme el dolor de la pérdida se hace más evidente, el camino se vuelve más oscuro, hasta el episodio
Showman (T1E6) que adquiere un tono cercano a David Lynch, con Bunny Munro cantando frente a todas las mujeres a las que se ha follado, que son sus únicas espectadoras. Nick Cave tiene un cameo, compone junto a Warren Ellis la banda sonora e introduce su canción "Bright horses", del álbum
Ghosteen (2019, Ghosteen Ltd.), en un momento destacado de la historia. La serie captura esa mezcla de suciedad y ternura que transmitía la novela, pero tiene más empatía con el personaje principal, un tipo depravado y moralmente perdido que sin embargo descubre que tiene una conexión emocional con su hijo.
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TrespassesMiniserie | Channel 4 | Reino Unido 2025 | 4x60' ★★★★☆ Creada por Ailbhe Keoghan sobre la novela de Louise KennedyDirigida por Dawn Shadforth
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Hay algunas historias que siguen la narrativa clásica de los dramas románticos, pero están construidas con una verosimilitud y una profundidad que traspasan los límites de su propia convencionalidad. Trespasses (Channel 4, 2025) es una historia de amor adúltero y secreto entre una profesora de origen católico y un abogado protestante en el entorno de los años setenta en una Irlanda del Norte que ya está totalmente envuelta en el conflicto de The Troubles. Pero está contada con una sensibilidad, está tan bien interpretada y construye con tanta credibilidad el ambiente asfixiante que rodea a la protagonista, que transmite constantemente la pasión y la clandestinidad en la que se envuelve esta historia de amor. Estamos en 1975, en un pequeño pueblo cerca de Belfast en el que sus habitantes se encuentran atrapados entre los checkpoints controlados por soldados británicos y las amenazas del IRA. Cushla Lavery (Lola Petticrew) es una profesora de primaria en una escuela católica en la que los jóvenes alumnos siempre tienen alguna historia que contar sobre un ataque o una detención ocurrida la noche anterior. El director Bradley (David Ganly) es un fanático que describe a los protestantes como demonios y desprecia a uno de los alumnos por formar parte de una familia mixta: el católico Seamie McGeown (Andrew Porter) y la protestante Mandy McGeown (Marya-Kate Page). Tanto, que Cushla se implica directamente con la familia, llevando al niño a su casa, en un barrio protestante en el que los McGeown están permanentemente acosados por unos y por otros. Ella también trabaja por las tardes en el pub de su hermano Eamonn (Martin McCann), que se suele llenar de soldados británicos y que desde el principio de la serie sabemos que quedará reducido a cenizas. También hay personajes carismáticos, como el borracho Jimmy McKenna (Lalor Roddy), que habla poco pero su borrachera le permite hacerlo más alto y más claro que los demás. Es el personaje que muestra con mayor certeza la realidad que les rodea, como la madre de Cushla, Gina Lavery (Gillian Anderson), una mujer viuda solitaria que solo tiene como acompañantes a su hija y las botellas de ginebra que ha escondido por toda la casa. Cuando aparece Michael Agnew (Tom Cullen) en el bar, un abogado protestante que está convencido de que ayudar a jóvenes católicos contribuirá a mantener la paz entre las dos comunidades, la atracción entre él y Cushla es inmediata, aunque está casado. De esta forma, comienzan una relación clandestina que es al mismo tiempo adúltera y peligrosa por el entorno en el que se desarrolla la historia. La gran fortaleza de esta serie es la descripción de ese ambiente en el que aquellos que querían seguir con sus vidas cotidianas sin involucrarse en la violencia permanente, estaban igualmente atrapados, siempre vigilados por los vecinos o juzgados por ayudar a quienes se suponía que no debían ayudar. Eamonn representa la figura del católico que siempre trata de mantenerse al margen del conflicto para tener abierto su pub, mientras Gerry Harkin (Oisin Thompson), un compañero de docencia de Cushla, sirve como tapadera para evitar las habladurías sobre su relación con Michael.
La primera vez que los amantes se encuentran a solas, suena la canción "Into the mystic", que Van Morrison incluyó en su álbum Moondance (1970, Warner Music), en la que la letra "demasiado tarde para parar ahora" cobra una especial significación, y a lo largo de la serie encontramos una cuidada selección musical, menos obvia de lo que es habitual, que refleja la época y a los personajes, desde Dusty Springfield hasta los irlandeses Horslips y Rory Gallagher, que Channel 4 ha recopilado en una Playlist. Trespasses es una adaptación del primer libro del mismo título de la escritora Louis Kennedy (1967, Irlanda), que en España publicó la editorial Catedral como Días de ceniza (2022), aunque actualmente está descatalogado. El guión de Ailbhe Keoghan, que ha trabajado en series como Hermanas hasta la muerte (Apple tv, 2022-), captura la paranoia de los amantes frente a la posibilidad de ser descubiertos, no solo por la clandestinidad de su amor, sino también por el riesgo de una relación casi prohibida en ese contexto de conflicto político-religioso. Pero son los personajes secundarios los que configuran con precisión esa atmósfera que se siente opresiva y que a veces solo a través de las miradas enturbiadas por el alcohol, permiten vislumbrar con claridad. Gillian Anderson, que también ejerce como productora ejecutiva, está magnífica como la viuda solitaria de lengua afilada que espera a Cushla todos los días como una necesidad de ser cuidada permanentemente, la familia McGeown está siempre amenazada, y entre ellos se encuentra su hijo Tommy (Conlaoch Gough-Cunningham), un joven cada vez más radicalizado. El conflicto atrapa envolviendo a unos personajes que se ven obligados a tomar partido, porque cuando se mantienen al margen acaban siendo sometidos al escrutinio público y acusados de traición por ambos bandos. Martin McCann, uno de los protagonistas de Blue lights (Movistar Plus+, 2023-) también refleja con talento a un hermano que siempre sabe cuándo callar para no levantar suspicacias. Cushla está cada vez más atrapada en ese ambiente opresivo, en el que la violencia se recrudece a su alrededor mientras sostiene la pasión de su relación romántica con Michael, que quizás es un personaje menos desarrollado, poco más que un guapo galán maduro que impulsa la historia. Pero es el trabajo de Lola Pettigrew, que ya el año pasado protagonizó la excelente miniserie ambientada en The Troubles, No digas nada (Disney+, 2024), la que una vez más aporta sensibilidad y contundencia a una protagonista cuyas relaciones siempre están marcadas por las tensiones entre católicos y protestantes. Es tan absorbente esta historia romántica en medio de un contexto de violencia, que los cuatro episodios que la componen se sienten escasos para acompañar a estos espléndidos personajes entregados a la transgresión de los límites morales, de clase y físicos que les rodean.
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Leonard & Hungry PaulMiniserie | RTÉ/BBC Northern Ireland | Reino Unido-Irlanda 2025 | 6x25' ★★★★★ Creada por Richie Conroy, Mark Hodkinson sobre la novela de Rónán HessionDirigida por Andrew Chaplin
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El músico Rónán Hession (1975, Irlanda) ha publicado tres álbumes bajo el seudónimo de Mumblin' Deaf Ro, a los que él denomina storytelling songs (Canciones narrativas), el último de ellos, Dictionary crimes (2012, Rónán Hession), elegido por el periódico The Irish Independent como el mejor álbum irlandés del año, y nominado al Choice Music Prize. Sus discos se pueden interpretar como recopilaciones de pequeños relatos, por lo que parecía lógico que se produjera su debut como escritor con el libro Leonard y Hungry Paul (2019, Ed. Alpha Decay), que en España se ha publicado a principios de este año. El estreno de su adaptación en formato de serie, Leonard & Hungry Paul (RTÉ/BBC, 2025) ha sido uno de los más celebrados en este comienzo de temporada, porque traslada con sensibilidad ese mundo de vidas cotidianas y normalidad en el que viven Leonard (Alex Lawther) y su amigo Hungry Paul (Laurie Kynaston), cuyos primeros giros de guión tienen que ver también con cosas tan normales como enamorarse o perder a algún ser querido. Leonard tiene 32 años y trabaja como "escritor fantasma", cuya profesión consiste en escribir enciclopedias sin firma, y que ya desde niño resultaba indescifrable para sus educadores, según cuenta la narradora (Julia Roberts): "Su madre les explicaba cómo, al igual que su difunto padre, Leonard simplemente carecía de cara de sorpresa", tratando de justificar la aparente apatía del niño. La actriz norteamericana Julia Roberts es una gran admiradora del libro, y cuando escuchó que se estaba preparando una adaptación, quiso participar en ella, así que se reservó el papel de narradora, que aporta una calidez y una tranquilidad a la historia desde el principio, como si se tratara de un cuento infantil. Por su parte, Hungry Paul vive con su madre Helen (Helen Behan) y su padre Peter (Lorcan Cranitch), y disfruta de la familiaridad de la rutina, con el momento del desayuno en solitario como uno de los más disfrutables del día: "Un zumo de naranja, una taza de té con cuatro cucharadas de azúcar, tres cereales integrales, diez rodajas de plátano y nueve minutos tomando el té sin prisas". Cuando comienza la historia, Leonard, generalmente absorto en sus propios pensamientos, tiene un encuentro con la realidad cuando su madre fallece, y de alguna forma se refugia en sus partidas de parchís con Hungry Paul. Pero también conoce a Shelley (Jamie-Lee O'Donnell), una nueva interna extrovertida que sin embargo parece entenderle mejor que su propio jefe Mark Baxter (Paul Reid), quien no para de reducir las fechas límite de las entregas de las enciclopedias que escribe Leonard, aprovechándose de su dedicación. Leonard tiene un proyecto sobre una forma diferente de enseñar la antigua Roma, fuera de las habituales narraciones históricas, pero nunca está lo suficientemente seguro como para planteársela a su jefe.
Esta serie pequeña, producida entre la televisión pública de Irlanda (RTÉ) y la británica BBC One Northern Irlanda, que se ha realizado en un corto espacio de tiempo, desde su rodaje el pasado mes de mayo hasta su estreno en octubre, transcurre con la cotidianidad en la que viven sus protagonistas, como una negación de los ritmo dinámicos de las series actuales, demostrando que el ritmo pausado, el relato tranquilo y las historias sencillas sí tienen cabida dentro de un panorama audiovisual demasiado entregado a los plot twists y los cliffhangers. Nada de eso se encuentra en Leonard & Hungry Paul, pero no es un obstáculo para que los personajes resulten entrañables y su normalidad acabe siendo especialmente agradable. La narradora no cuenta obviedades que podemos ver en pantalla, sino que resulta un apoyo a los pensamientos de personajes que a veces no siempre saben expresarlos. Hungry Paul, cuyo apodo nunca se explica, lo que acaba formando parte de esas peculiaridades que rodean a la historia, es poco menos que un incel, obsesionado con la tecnología, cartero a tiempo parcial y generalmente poco interesado en las relaciones románticas. La serie habla precisamente de la amistad masculina, de la vida tranquila jugando juegos de mesa y de las conversaciones rutinarias sobre conocimientos espaciales bajo las estrellas. Los guionistas Richie Conroy y Mark Hodkinson, que provienen de escribir series infantiles y juveniles como Torres de Malory (BBC, 2020-2025), crean un relato lleno de ternura que también es lineal, introduce algunos elementos de disrupción como una idea o un acercamiento amoroso, pero sin que distorsionen demasiado la cotidianidad de los protagonistas. Resulta todo tan amable y encantador que ni siquiera los actores principales, los estupendos Alex Lawther (1995, Inglaterra), al que hemos visto en Alien: Planeta Tierra (Disney+, 2025-) y Laurie Kynaston (1994, Inglaterra), al que vimos en
Una pequeña luz: Protegiendo a Ana Frank (Disney+, 2023), han recibido las habituales críticas a sus acentos irlandeses que suelen hacer los medios. Pero, aunque se podría decir que cuanto menos pasa en la historia, más agradable resulta permanecer junto a ella,
Leonard & Hungry Paul es una serie que aborda temas mucho más profundos de lo que parece. Como la novela, es una mirada optimista que responde sin dudarlo a la cuestión de si el mundo puede ser transformado por gente buena, los que no buscan el conflicto pero construyen, casi sin que se aprecie, pequeños pasos hacia una realidad más honesta, como pequeños actos de heroicidad cotidiana. Consigue hablar sobre la vida, la sencillez, la amistad, la pérdida y los sentimientos sin que apenas parezca que haga demasiado esfuerzo. Y encontrar este tipo de relatos en un panorama que parece empeñado en sorprender a cada minuto, acaba siendo un regalo maravilloso.
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This is not a murder mysteryMiniserie | VRT | Bélgica 2025 | 6x52' ★★★☆☆ Escrita por Christophe Dirickx, Paul BaetenDirigida por Hans Herbots
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En el cuadro titulado La trahison des images (1929), el pintor René Magritte (1898-1967, Bélgica) ponía en duda la lógica del espectador al introducir una frase junto al dibujo de una pipa: "Ceci n'est pas une pipe (Esto es no es una pipa)", lo que teóricamente negaba la evidencia. En realidad, en esta obra precursora del arte conceptual lo que estaba proponiendo era su idea de que el arte es una imagen del pensamiento, porque efectivamente la imagen no es una pipa real, sino una representación de una pipa. Este cuadro se ha utilizado como elemento de promoción de la serie This is not a murder mystery (VRT, 2025), cuyo título también hace referencia al mismo, porque niega aparentemente el género en el que se incluye esta curiosa propuesta. También aporta un toque lúdico en el que se utiliza un encuentro real entre artistas surrealistas para crear una historia de misterio al estilo de Agatha Christie, lo que al final termina funcionando particularmente bien. Como se indica en los créditos iniciales, en 1936 el aristócrata Edward James invitó a varios representantes del surrealismo a su mansión de West Dean para organizar la Exposición Internacional de Arte Surrealista de Londres. De hecho, West Dean House, que se puede visitar, es un majestuoso edificio que incluye en su interior obras conocidas del surrealismo como el sofá con la forma de los labios de Mae West o el teléfono con forma de langosta, ambos de Salvador Dalí, quien dijo de Edward James que era "el más loco de todos los surrealistas juntos". Aprovechando este concepto de establecer un cuestionamiento, la serie juega con habilidad entre la ficción y la realidad para construir un whodunit en el que un asesino utiliza la representación de obras surrealistas para componer el escenario del crimen: "En el surrealismo siempre se establece una pregunta: ¿Es esto un sueño o una realidad? ¿Es una broma o una tragedia?", dice el mayordomo Archibald Jukes (Jonathan Delaney Tynan) a sus subordinados, que no entienden el significado de las obras expuestas, en el episodio El teléfono langosta (T1E3). Como decimos, la historia toma elementos de la realidad para configurar la ficción, de manera que reinventa a los personajes: la primera víctima del asesino es la artista surrealista Sheila Legge (Lauren Versnick), quien en la vida real vivió más allá de 1936, falleciendo en Francia por una neumonía en 1949. Este primer crimen reproduce el conocido cuadro de René Magritte Los amantes (1928), que representa dos rostros de perfil besándose con las caras tapadas por un velo, y los sucesivos crímenes también hacen referencia a obras artísticas de los invitados al encuentro. A la manera de Y no quedó ninguno (1939, Ed. Booket), título original restituido de la novela de Agatha Christie conocida hasta hace poco como Diez negritos, los asesinatos se suceden en una mansión que acoge esta reunión de artistas que tiene como anfitriona a Lord James (Aoibhinn McGinnity). La llegada de dos inspectores de Scotland Yard, el veterano John Thistlethwaite (Stephen Tompkinson), vestido con bombín como los cuadros de René Magritte, y su ayudante Mary Quant (Donna Banya) deciden aislar la mansión para descubrir al asesino. René Magritte (Pierre Gervais), Man Ray (Frank Bourke) o Salvador Dalí (Iñaki Mur) y su compañera Gala (Regina Bikkinina) forman parte de este grupo de posibles víctimas, que al mismo tiempo también son posibles sospechosos. El único artista ficticio es Nash Lesley (Oscar Louis Högström), creado a partir de características de la artista de performance francesa Nusch Éluard que había posado para Picasso, y la modelo guadalupeña Adrienne Fidelin, que fue pareja de Man Ray.
La serie surgió en 2018 como una idea de Christophe Dirickx y Matthias Lebeer, quienes imaginaron una historia de misterio en la que René Magritte sería el investigador principal, pero después apareció la decisión de situarla dentro de esta reunión de 1936. Aunque en la serie la exposición de obras surrealistas se desarrolla también en la mansión, por cuestiones narrativas, en la realidad se exhibieron en el centro de Londres. Hans Herbots (1970, Bélgica), que ha dirigido series como La serpiente (Netflix, 2021) y Objetivo: París (Movistar Plus+, 2024), es el director principal, aunque Matthias Lebeer ejerce como co-director en los episodios centrales. Y utiliza visualmente algunos conceptos instaurados por la obra de René Magritte, como el llamado repoussoir, una técnica que consiste en situar a los personajes en primer plano a un lado para que la vista del espectador se dirija hacia los elementos del fondo. Hay continuos y divertidos guiños a las obras surrealistas, en la composición de las imágenes o en el diseño escénico, de manera que refuerza ese sentido lúdico. Pero también es cierto que da la impresión de que no termina de aprovechar del todo las posibilidades que le ofrecen los conceptos y las ideas del cuestionamiento de la realidad y la exploración del subconsciente que plantea el surrealismo, y la decisión de evitar secuencias oníricas o imágenes de fantasía, acaba siendo sustituida por el recurso fácil del psicoanálisis, con la aparición de Sigmund Freud (Stefan Sattler), para explicar a los personajes desde las consecuencias del trauma. Lo que parece algo decepcionante en una serie que pretende explorar precisamente un estilo artístico que se hace preguntas sobre la propia realidad. Los guionistas Christophe Dirickx y Paul Baeten parecen más interesados en el juego del misterio, pero eso también provoca que This is not a murder mystery también se quede en una propuesta sustancialmente artificial. Entre los invitados también se encuentran Lee Miller (Florence Hall) y Max Ernst (Mike Hoffmann), pero las ideas visuales se limitan a los bombines y las nubes de René Magritte, que está interpretado con cierta melancolía por el actor belga Pierre Gervais. Por su parte, el español Iñaki Mur (1993, Barcelona), al que hemos visto en Citas Barcelona (Prime, 2015-2024) y La agencia (Telecinco, 2025), incorpora a un Salvador Dalí egocéntrico, que a veces aporta un toque humorístico por sus extravagancias, aunque fuerza tanto el acento que en la versión original a veces resulta difícil entenderle. This is not a murder mystery es una producción belga, afianzada por la alianza New8, que asegura la emisión en ocho televisiones públicas europeas, y de hecho está hablada en inglés principalmente. Aunque está ambientada en West Dean, se rodó en la isla irlandesa de Curraghmore, donde solo se había rodado anteriormente Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975), pero ese paisaje neblinoso aporta una cualidad visual aún más intrigante. El desenlace es adecuado y se divierte jugando con los tópicos de este tipo de misterios, e incluso da pie a una posible continuación. Teniendo en cuenta que el grupo de surrealistas que se reunió en Inglaterra volvió a congregarse y a exponer en ciudades como Nueva York, París y Tokio, hasta que se disolvió en 1946, hay posibilidades de regresar con otros misterios en otros escenarios.
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Máscaras de oxigênio não cairão automaticamenteMiniserie | HBO Max Latam | Brasil 2025 | 5x50' ★★★★☆ Creada por Patricia Corso, Leonardo Moreira sobre una idea de Thiago PimentelDirigida por Marcelo Gomes, Carlo MinêmFestival de Berlín '25: Berlinale Series Market Selects
Cinema Jove '25: Luna de Valencia Mejor Serie | Premio del Jurado Joven
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Una de las producciones brasileñas más destacadas de esta temporada es esta crónica de los primeros años de la pandemia del SIDA desde la perspectiva brasileña, pero manteniendo una mirada crítica también como reflejo de la tardía y equivocada gestión sanitaria de Brasil en la reciente pandemia del Covid-19. Tanto en los años 80 como en 2020, la primera reacción de las autoridades fue la negación y la pasividad, envuelta en desinformación, para posteriormente adoptar medidas de aislamiento y estigmatización. En una escena del episodio Vida (T1E1), un pasajero de un vuelo menciona lo paradójicos que son los folletos de seguridad de los aviones, en los que las personas que se encuentran en peligro, esperando que se suelten las máscaras de oxígeno para salvarles la vida, están dibujadas con rostros sonrientes. Lo que refleja en parte la forma despreocupada con la que muchos recibían las noticias de la propagación de los contagios de VIH, sin pensar que pudiera afectarles. Pero, como el título de la serie indica, en este caso esperar que la lucha contra la enfermedad llegara de manera espontánea era inútil, y fue el impulso propio de la comunidad homosexual el que encontró soluciones en muchos casos. Como el de un grupo de azafatos y azafatas que, en la vida real, decidieron conseguir el primer tratamiento de AZT en Estados Unidos e introducirlo de contrabando en Brasil, donde no estaba regulado su uso. Mientras que el AZT comenzó a utilizarse en algunos países desde 1987, Brasil no lo aprobó hasta 1993. Mascaras de oxigênio não cairão automaticamente (HBO Max, 2025) se basa en esta historia real para abordar los primeros años de la enfermedad y reflejar la percepción con la que fue recibida al principio. Envuelta en el estigma de la muerte, muchos jóvenes ni siquiera hablaban de ella, y por eso cuando Pantera (Verónica Valentino), una veterana mujer transexual, acepta el destino terrible del VIH positivo, le pide a Raul (Ícaro Silva) que no oculte la causa de su muerte, sino todo lo contrario, que hable del SIDA de manera abierta para que los jóvenes tomen conciencia de su gravedad. Fernando (Johnny Massaro) es uno de estos jóvenes despreocupados que tiene una vida que muchos podrían envidiar, especialmente en una época en la que viajar en avión era prohibitivo económicamente para muchos brasileños. Él, sin embargo, trabaja como azafato en la compañía Fly Brasil junto a su amiga Lea (Bruna Linzmeyer), y lleva una vida hedonista y promiscua, aunque mantiene una relación algo más estable con el popular futbolista Caio (Igor Fernandez), quien no se considera homosexual, como le deja claro a Fernando en el episodio Canto de Oxóssi (T1E2) cuando le dice: "No soy un desviado como tú".
Fernando puede parecer un personaje arquetípico de la representación homosexual, pero este es el propósito de la serie al tener como protagonista a una persona joven que disfruta de todo lo que necesita hasta que el VIH pone en peligro esa aparente perfección de su vida personal. Pero la historia también quiere evitar la percepción inicial de que se trataba de una pandemia que afectaba solo a la comunidad LGBTIQ+, presentando a otros personajes, algunos heterosexuales, que también deben enfrentarse al rechazo que provoca estar contagiado con el VIH, como el hijo de un piloto. Los primeros episodios de Mascaras de oxigênio... contienen altas dosis de homoerotismo que reflejan el deseo y la búsqueda del placer, que sin embargo se rompe con la aparición de la infección. Desde la mirada contemporánea y el conocimiento actual del desarrollo de la enfermedad, es impactante ver algunas de las reacciones que provocaba, como la incertidumbre sobre las formas de contagio que se mantuvo durante mucho tiempo a pesar de que la información médica era transparente. La serie creada por Patricia Corso y Leonardo Moreira sobre una idea original de Thiago Pimentel, no pretende tener solo una función más o menos informativa y educativa sobre una enfermedad con la que, a finales de 2024, convivían más de 40 millones de personas en el mundo. Por el contrario, es una aproximación emocional que en algunos momentos puede ser difícil de contemplar ante el dolor y la confusión que aparecían como un impacto en las vidas de muchas personas. El AZT, a pesar de sus duros efectos secundarios, fue uno de los primeros retrovirales que conseguía mantener el contagio sin desarrollarse. En el segundo episodio, Fernando toma la decisión de transportar este tratamiento en su maleta para venderlo entre los círculos sociales más ricos, y así conseguir dinero para adquirir más y al mismo tiempo poder ofrecerlo de forma gratuita entre la comunidad con menos recursos: "El Robin Hood de los gays", como le define Raul. La serie aborda la dimensión política y social que supuso el SIDA a través de la hipocresía de personajes secundarios como un policía que tiene relaciones con Raul pero al mismo tiempo participa en redadas en las que se dan palizas a transexuales. Dotada de una especial capacidad para conmover, Mascaras de oxigênio... también se beneficia del efecto de la nostalgia, que transmite a través de una selección de temas populares de la música pop de los ochenta e imágenes de archivo de la época. Es una crónica que en cierto modo llena un vacío en la cinematografía brasileña que no ha abordado el tema del SIDA excepto en títulos concretos como Os primeiros soldados (Rodrigo de Oliveira, 2021), una película también protagonizada por Johnny Massaro. Pero la serie conecta asimismo, en una medida menos contundente, con el excelente retrato en forma de biopic sobre el cantante Ney Matogrosso que ha hecho la película Sangre latina: La balada de Ney Matogrosso (Esmir Filho, 2025), como un retrato de la rebeldía individual que se envuelve en el impulso colectivo.
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The last anniversaryMiniserie | AMC/BBC One | Australia-Estados Unidos 2025 | 6x52' ★★★★☆ Creada por Samantha Strauss sobre la novela de Liane MoriartyDirigida por John Polson
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La escritora Liane Moriarty (1966, Australia) ha conocido la adaptación de varias de sus novelas con resultados dispares, en series como Big little lies (HBO Max, 2017-2019), Nine perfect strangers (Prime, 2021-2025) y Un revés inesperado (SkyShowtime, 2024), que conforman casi siempre una mirada a la familia y a las diferencias de clases sociales. Su segundo libro, The last anniversary (2005), no publicado en España, se enfoca precisamente en un núcleo familiar en el que las mujeres ocupan el centro, son las que impulsan los recuerdos y las tradiciones. Pero cuando la periodista Sophie Honeywell (Teresa Palmer) recibe la noticia de que Connie (Angela Punch McGregor), la abuela de su ex-novio Thomas (Charlie Garber), le ha dejado en su testamento una casa familiar en la remota isla de Scribbly Gum, ella lo asume como una oportunidad para comenzar desde cero. Sin embargo, cuando llega a esta isla, el recibimiento por parte de la familia no es tan acogedor como podría esperar, y es considerada como una intrusa de la que nadie entiende por qué ha recibido esta generosa herencia. Sobre todo cuando comienza a investigar la misteriosa desaparición de una pareja y su bebé ocurrida hace 50 años, lo que ha convertido a la ficticia isla de Scribbly Gum en un lugar que atrae el turismo de los true crime. Pero estas visitas también mantienen económicamente el negocio de Enigma Munro (Helen Thomson), quien declara con orgullo en los tours guiados que la bebé desaparecida es ella. A partir de este punto de partida, la historia construye un entorno familiar en el que mujeres toman protagonismo: la inicialmente hostil Veronika (Danielle Macdonald) es nieta de Connie y vive con sus padres Ron (Jeremy Lindsay Taylor) y Margie (Susan Prior), pero a pesar de la desconfianza del principio, ayuda a Sophie en su investigación. La hermana de Connie, Rose (Miranda Richardson) es una solterona que prefiere mantenerse al margen de la historia familiar, mientras que su sobrina Grace (Claude Scott-Mitchell), hija de Enigma, ha sufrido un embarazo traumático junto a su marido Callum (Uli Latukefu), con quien Sophie tuvo una aventura en el pasado. Dentro de este ambiente familiar, por supuesto, hay secretos, medias verdades y misterios que se irán desvelando a lo largo de los seis episodios, pero el drama adaptado por la guionista australiana Samantha Strauss, que trabajó en la primera temporada de Nine perfect strangers y es la creadora de la exitosa miniserie Vinagre de manzana (Netflix, 2025), es lo suficientemente sólido como para mantener el interés. Ella ejerce como Jefa de guionistas, mientras que los episodios se reparten entre escritores como Sara L. Walker, guionista de The twelve (Binge, 2022-), versión australiana, que escribe los episodios 3 y 6, Giulia Sandler el episodio 4 y Greg Waters, guionista de Ghosts: Australia (Network 10, 2025) el episodio 5.
Aunque no interviene como actriz, Nicole Kidman ejerce como productora ejecutiva, mostrando de nuevo su interés por expandir la literatura de Liane Moriarty, mientras los guiones desarrollan varias tramas de relaciones familiares que pueden parecer convencionales pero conforman un núcleo de fortaleza femenina que resulta notable. El tratamiento de temas como la depresión postparto que sufre Grace es impecable, abundando en los aspectos psicológicos sin victimizar a un personaje que se siente incapaz de ejercer como madre con su bebé, mientras la investigación periodística sobre el pasado en la isla aporta ese toque de thriller que parece que necesitan todos los dramas en la actualidad. Pero sobre todo consigue que las relaciones entre este grupo de mujeres funcione con una veracidad refrescante, aunque los lectores del libro critican que la serie ha efectuado numerosos cambios e introducido tramas alternativas. La protagonista, Sophie, interpretada por Teresa Palmer con una complejidad que se aleja del pasteloso romanticismo obvio de Mix Tape (Movistar Plus+, 2025), se construye como una mujer que trata de encontrar su sitio, no solo en una isla que no visitaba desde hace años, sino en su propia perspectiva de vida. Danielle Macdonald, a la que hemos visto recientemente en las dos temporadas de El turista (HBO Max, 2022-2024), aporta un toque más desenfadado con el empeño de Veronika en crear un pódcast y su emparejamiento como investigadora con Sophie. Pero son sobre todo los personajes maduros, interpretados por tres grandes actrices, los que configuran el soporte principal de la historia. Helen Thomson, muy divertida como la madre de la protagonista en Colin de cuentas (Movistar Plus+, 2022-) aporta matices a Enigma, mientras que Miranda Richardson incorpora profundidad a Rose, un personaje que intenta mantenerse en segundo plano, ambas con la sombra de los secretos guardados por Connie, interpretada por la veterana Angela Punch McGregor, habitual del cine australiano desde que ganó el premio AFI a la mejor Actriz Secundaria por Newsfront (Philip Noyce, 1978). La historia mezcla el presente con la línea temporal del pasado, cuando el periodista Billy Thrumm (Jacob Warner) llega a la isla para contar la historia de Baby Munro y acaba enamorándose de Connie, a través de flashbacks inteligentemente insertados por el director John Polson (1965, Australia). No son intrusivos, sino que aportan matices a las respuestas secas de Rose, un personaje que a veces recuerda a June Hart (Sigourney Weaver) en Las flores perdidas de Alice Hart (Prime, 2023). Y las cenas familiares son brillantes, con sus comentarios afilados y sus conflictos intergeneracionales: "Vuestra generación es demasiado complicada con todo", dice Enigma en un encuentro revelador en el Episodio 2 (T1E2). La canción "Riverside", incluida en el álbum Philharmonics (2010, PIAS) de Agnes Obel, suena en los títulos iniciales de una historia fascinante sobre los secretos y los desafíos de un grupo de mujeres.
Golpes se estrena el 5 de diciembre en salas de cine.
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):
Los Tortuga se puede ver en Movistar Plus+.
Un hombre libre se puede ver en Filmin.
Barry Lyndon se puede ver en Filmin y Movistar Plus+.
Sangre latina: La balada de Ney Matogrosso se puede ver en Netflix.
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