24 noviembre, 2025

Las series españolas de 2025: Parte 9

Seguimos repasando las nominaciones de premios que se entregarán en el mes de diciembre, dando comienzo a la temporada de galardones en cine y televisión. La 31 edición de los Premios Forqué ofrece una panorámica de las posibles nominaciones a los Goya, con las películas Sorda (Eva Libertad, 2025) y Los domingos (Alauda Ruiz de Azúa, 2025) como principales nominadas, compartiendo la categoría principal con Maspalomas (Aitor Arregi, Jose Mari Goenaga, 2025) y Sirât (Oliver Laxe, 2025), y con ausencias notables como Romería (Carla Simón, 2025). En las tres categorías de series, introducidas en las últimas ediciones, los Premios Forqué han destacado a Poquita fe (Movistar Plus+, 2023-) con tres nominaciones: Mejor Serie, Actor (Raúl Cimas) y Actriz (Esperanza Pedreño). Con dos nominaciones, se encuentran Anatomía de un instante (Movistar Plus+, 2025), como Mejor Serie y Actor (Álvaro Morte) y Animal (Netflix, 2025), Mejor Serie y Actor (Luis Zahera). Pubertat (HBO Max, 2025) se ha quedado con una nominación como Mejor Serie y el resto de categorías de interpretación se han repartido entre Javier Cámara por Yakarta (Movistar Plus+, 2025), Candela Peña por Furia (HBO Max, 2025), Carolina Yuste por La canción (Movistar Plus+, 2025) e Ingrid García-Jonsson por Superstar (Netflix, 2025). Destaca la ausencia de series notablemente destacables este año como La suerte (Disney+, 2025), Cuando nadie nos ve (HBO Max, 2025), Su Majestad (Prime Video, 2025-) y hasta incluso Ena. La reina Victoria Eugenia (RTVE, 2023), que finalmente se ha anunciado para su estreno el 24 de noviembre, con el primer episodio, en el que la protagonista aún no habla español, doblado en el canal lineal y en la necesaria versión original subtitulada en RTVE Play. Pero la caótica programación de la serie la puede apartar de las posibilidades de nominaciones. 

También este fin de semana se han entregado en Oviedo los VII Premios Nacionales de Doblaje que reconocen el trabajo de los actores y actrices que realizan esta destacada labor. En las categorías de cine, la película La sustancia (Coralie Fargeat, 2024), distribuida por Elastica Film, ha hecho pleno, consiguiendo los tres premios principales: Javier Valdés como Director de Doblaje, Rosa Mª Hernández como Actriz de Doblaje y Ramón Langa como Actor de Doblaje. En las categorías de televisión, los ganadores han sido Albert Trifol, como Director de Doblaje en The boys (Prime, 2019-), donde también interpreta al personaje de Hughie Campbell; Laura Velasco como Actriz de Doblaje por dar voz a la psicóloga Briony Ariston en Adolescencia (Netflix, 2025); y Manuel Gimeno como Mejor Actor por interpretar al protagonista de Daredevil: Born again (Disney+, 2025). Los Premios del Público han sido para Alba Torrubia y Pablo Domínguez, y el premio a la Mejor Narración en Audiolibros para Raúl Llorens por En el amor y en la guerra (2025, Audible), de la novela de Ildefonso Falcones. También se han concedido premios para Juan Ignacio Ocaña por la Narración y Dirección de documentales como Planeta Azul II (BBC, 2017); Mejor Ajuste/Adaptación para Cecilia Santiago por Adolescencia (Netflix, 2025); Mejor Traducción para Mario Pérez por Cónclave (Edward Berger, 2024) y Mejor Doblaje de Canciones para Miguel Antelo por la excelente versión de "Desafiar la gravedad" en Wicked (Jon M. Chou, 2024). Premio especial "Voz en el corazón" para Elías Rodríguez, habitual narrador en las antiguas películas de Walt Disney, y Premio Atril de Oro para Ricardo Solans, inolvidable doblador de actores como Al Pacino, Robert DeNiro y Sylvester Stallone. 

Anatomía de un instante

Miniserie | Ficción, 4x45' | Movistar Plus+ |  

Creada por Alberto Rodríguez, Fran Araújo, Rafael Cobos sobre la novela de Javier Cercas

Dirigida por Alberto Rodríguez, Paco R. Baños

San Sebastián '25: Sesión Especial | Serielizados '25: Mejor Serie Española

Premios Forqué '25: Nominada Serie, Actor (Álvaro Morte)

Premios ASECAN '25: Nominada Serie, Dirección, Guión, Actor (Álvaro Morte)


Javier Cercas (1962, Cáceres) definía su novela Anatomía de un instante (2009, Ed. Random House) como "un ensayo en forma de crónica o una crónica en forma de ensayo", para describir el proceso seguido por la política española durante la Transición, tomando como punto de partida la imagen de tres personalidades que se mantuvieron firmes cuando se produjo el asalto al Congreso de los Diputados en 1981: el ex-falangista Adolfo Suárez, el comunista Santiago Carrillo y el militar Manuel Gutiérrez Mellado, a los que sitúa en el centro de la deriva hacia la democracia, incluso traicionando algunos de sus ideales originarios. En una de las escasas muestras de ficción política que se hacen en España, Anatomía de un instante (Movistar Plus+, 2025) se construye en cuatro episodios que obligan a concentrar notablemente las descripciones del libro, del que sigue su estructura, aunque incomprensiblemente no recoge los cinco capítulos en los que está dividido, de los que toma también sus títulos. En el libro de Javier Cercas se repiten algunas ideas que se colocan en la perspectiva personal de los personajes, como esa sensación de una conspiración constante alrededor de la figura de Adolfo Suárez, lo que en el traslado de las páginas a las imágenes se convierte en un uso repetitivo de la voz en off (Raúl Arévalo) que dirige al espectador, en el sentido positivo y negativo, por los entresijos de las reuniones políticas que encabezó Adolfo Suárez (Álvaro Morte) para eliminar el poder de los militares y reivindicar su deseo de convertirse en un presidente legitimado por las urnas. La voz en off es omnipresente, explica, corrige, muestra su punto de vista y hace comentarios entre diálogos para ofrecer un relato didáctico que parece claramente dirigido a los espectadores que desconocen buena parte de los acontecimientos. Javier Cercas hacía mención en su libro a una encuesta que concluía que una cuarta parte de los británicos creía que Winston Churchill era un personaje de ficción: "Recuerdo haberme preguntado cuántos españoles debían de pensar que Adolfo Suárez era un personaje de ficción, que el general Gutiérrez Mellado era un personaje de ficción, que Santiago Carrillo o el teniente coronel Tejero eran personajes de ficción". No iba mal encaminado, porque el propio Álvaro Morte ha comentado en algunas entrevistas que ni siquiera estudió la Transición española en su etapa educativa, lo que parece especialmente sorprendente. De aquellos polvos vienen estos lodos, y quizás por eso una serie como ésta resulta necesaria. Así que la voz en off no solo sirve para resumir y enlazar los acontecimientos convertidos en pequeños fragmentos, sino también para establecer un punto de vista sobre los personajes. Pero esto supone resumir tanto el relato que figuras como la de Manuel Gutiérrez Mellado (Manolo Solo) quedan desdibujadas, aunque se le dedique el episodio Un golpista frente al golpe (T1E3): por qué un militar que participó en el golpe franquista en 1936 se colocó en el lado de la democracia es algo que no se explica, más allá de la consideración de traidor que recibe por parte del estamento militar desde que forma parte del gobierno de Adolfo Suárez, con una personal inquina por parte de Jaime Milans del Bosch (Óscar de la Fuente), uno de los golpistas de 1981.  

Hay un permanente sentido lúdico en torno al juego político que se representa, no solo a partir del relato de un narrador que se revela al final como la voz de un joven periodista que representa a Javier Cercas, sino sobre todo a través de la presencia constante de la práctica deportiva, especialmente alrededor de Juan Carlos I (Miki Esparbé), al que se describe como una figura que se mantiene en equilibrio entre el poder militar y la transición a la democracia. Un partido de tenis o una clandestina partida de billar en Un falangista de provincias (T1E1) refuerzan esa idea del juego político, de los movimientos de piezas para conseguir mantenerse en la partida. Hay algunas elecciones musicales algo extrañas como "Livin' thing" (1976) de Electric Light Orchestra, y algunos paralelismos obvios como el de Adolfo Suárez con Julio Iglesias a través de la canción "Me olvidé de vivir" (1978), que debe estar de saldo porque también forma parte importante de la serie Yakarta (Movistar Plus+, 2025). Pero el mejor episodio es el que está dedicado a Santiago Carrillo (Eduard Fernández), Un revolucionario frente al golpe (T1E2), que describe el exilio del líder comunista y sus concesiones para conseguir que el partido fuera legalizado, frente a la rápida legalización del Partido Socialista. Igual que El hombre de las mil caras (2016), en el que colaboraron por primera vez Eduard Fernández y Alberto Rodríguez, el episodio está construido con ritmo y pulso dramático, y el encuentro entre Adolfo Suárez y Santiago Carrillo cuenta con una planificación que refuerza la delicada esencia de la negociación, la referencia a Paracuellos ("yo nunca di esa orden; di otras, esa no, jamás") o las condiciones para la legalización del PCE ("la monarquía, la unidad de la patria, la bandera bicolor"). El último episodio, Todos los golpes del golpe (T1E4), aunque lleva el título del cuarto capítulo de la novela, se distancia algo más de ella, centrándose en el fracaso del golpe de Estado y el juicio a los golpistas, para contar sus versiones desde sus propias voces, la del teniente coronel Antonio Tejero (David Lorente), la del teniente general Milán del Bosch (Óscar de la Fuente) y la del ex-secretario de la Casa del Rey, Alfonso Armada (Juanma Navas), mientras la voz del narrador les hace un juicio paralelo: "Era la primera vez que no mentía". La decisión más apropiada es que los actores no intenten adoptar las características de los personajes, sino hacer una interpretación de éstos, en el sentido más personal. Aunque Álvaro Morte lleva alguna prótesis, la gestualidad y la cadencia de la voz de Adolfo Suárez son incorporadas con naturalidad, mientras Eduard Fernández y Manolo Solo hacen sus propias versiones de sus personajes. Sobran algunos elementos añadidos, como el epílogo en el que Adolfo Suárez se encuentra con el rey: cuando se publicó la novela Suárez, Carrillo y Mellado estaban aún vivos. Ahora que se estrena la serie todos ellos han fallecido, Tejero con 92 años está gravemente enfermo y Juan Carlos I ha publicado unas memorias que no se las cree nadie. El libro de Javier Cercas es el que más unánimemente se ha considerado como el mejor relato sobre el 23-F que se ha escrito (no deja de ser significativo que se hayan publicado más libros sobre el golpe de 1981 escritos por periodistas que por historiadores). Anatomía de un instante quizás no sea la serie definitiva sobre el 23-F, pero al menos ocupa un espacio casi vacío dentro de las crónicas sobre la transición hacia la democracia que nunca han terminado de cuajar en el audiovisual español.

Silencio

Temporada 1 | Ficción, 3x25' | Movistar Plus+ |  

Escrita y dirigida por Eduardo Casanova

Locarno '25: Fuera de concurso 

Sitges '25: Sección Oficial Fantàstic


A partir de una propuesta de la asociación Apoyo Positivo, que desde 1993 se centra en la defensa de los derechos de personas afectadas por el VIH y su integración en la sociedad, la última obra de Eduardo Casanova (1991, Madrid) se sitúa entre la comedia esperpéntica y la reflexión social, producida sin apoyo de ninguna plataforma aunque impulsada por su selección en el prestigioso Festival de Locarno. Después ha competido en el Fantastic Festival en Estados Unidos y en el Festival de Sitges, y ha sido adquirida por Movistar Plus+ que ha decidido estrenarla el 1 de diciembre, Día Mundial del Sida, acorde con su estrategia de presentar sus proyectos en fechas significativas. La característica principal de Silencio (Movistar Plus+, 2025) es la libertad creativa que aporta un creador tan personal, aunque se pueden encontrar algunos elementos de puesta en escena que recuerdan a su anterior película, La Piedad (2022). El cine de Eduardo Casanova como director se mueve entre el desenfado queer de John Waters y la provocación de las películas de Gaspar Noé, incluso cuando sigue caminos tradicionales como el documental Al margen (2024). Ahora regresa a ese universo de fantasía y humor kitsch para presentar una historia en tres partes y en diferentes épocas que establece un paralelismo entre el vampirismo y la enfermedad, entre la peste y el sida, como una denuncia de la serofobia y un clamor en contra del silencio y de la marginalidad: "Tu enfermedad es indetectable, pero yo soy indetectable para la sociedad", dice Malva (Lucía Díez)) en el episodio Silencio (T1E3). El formato de la serie es prácticamente el de la duración de un largometraje, pero está contado en tres partes que se desarrollan en tres épocas diferentes, que comienza con un ejemplar del libro Nadie miraba hacia aquí. Un ensayo sobre arte y VIH/sida (2022, Ed. Continta me tienes), en el que Andrea Galaxina reflexionaba precisamente sobre la confluencia entre la pandemia del sida y el arte contemporáneo, en la medida en que éste se ha visto innegablemente influido por la última pandemia del siglo XX. Lilith (Mariola Fuentes) es la hermana mayor de una familia de vampiras que discuten en el siglo XIV, en plena pandemia de la peste negra, sobre el destino de la humanidad, reflexionando en torno a la disyuntiva de encontrar sangre humana sin contaminar o dejarse morir, como sugiere Verónica, frente a la negativa de sus hermanas Brianda (Leticia Dolera) y Ginebra (Carolina Rubio). Lilith sugiere que todas copulen con Felipe (Omar Ayuso), un joven que no está contaminado, para poder tener hijos sanos, pero Verónica está secretamente enamorada de él. La historia se repite siglos después, en 1989, en el que se desarrolla la segunda parte, Muera el amor (T1E2), en plena pandemia del sida, que contiene un número musical tan sorprendente y sangriento como refrescante, cuando Verónica es una anciana que recibe sangre sintética que consigue su hija Malva (Lucía Díez) en el mercado negro, ocultándole que está enamorada de Triana (María León), una yonqui a la que han diagnosticado VIH. Y finalmente Silencio (T1E3) se desarrolla en 2030 a través de una pareja que reflexiona sobre el ser humano y su relación con los vampiros, con una ligera referencia a la pandemia del Covid-19 y una escena de pasión amorosa subrayada por la canción "Piel de ángel" (1975) de Camilo Sesto, que habla de un amor prohibido que se ha interpretado como el reflejo de una relación homosexual, dentro de su disco Amor libre (1975, Sony Music).

Algunas de las constantes del lenguaje cinematográfico de Eduardo Casanova están en esta serie que utiliza con inteligencia los recursos modestos para crear sin embargo una puesta en escena cuidada y un maquillaje efectivo dentro de la estética kitsch de la historia, que hace uso de los elementos de los relatos clásicos de vampirismo, con escenarios góticos pero absorbidos por colores llamativos y vestuario de estilo barroco, muy inspirado por películas como Drácula de Bram Stoker (Francis Coppola, 1992), especialmente en ese contraste entre el blanco de las túnicas de las vampiras y el rojo de la sangre de sus víctimas. Pero la estética recargada de la historia, con primeros planos de besos sangrientos, chutes de heroína y cunilingus menstrual, es solo el trasfondo de una serie que habla desde una posición de fortaleza queer, en la que el universo vampírico permite hacer preguntas sobre la vida eterna en clandestinidad o el riesgo de una existencia más breve pero con libertad. Y sobre todo en torno a los silencios que provoca la permanencia de las supersticiones: después de siglos de existencia, las vampiras no tienen claro si es cierto que la exposición al sol las destruye o se trata solo de una leyenda que proviene de la mitología clásica vampírica. Precisamente, las narrativas que surgen alrededor del VIH han desaparecido de las historias que se cuentan en la actualidad, excepto cuando éstas hacen referencia a la pandemia de los años ochenta, como en las series Pose (Disney+, 2018-2021), Compañeros de ruta (SkyShowtime, 2023) o Las máscaras de oxígeno no caerán automáticamente (HBO Max, 2025). Pero la existencia de la serofobia pasa por la mordaza del silencio y por la ausencia del VIH, como si hubiera dejado de existir, representada en la serie por una manifestante a la que cosen los labios (María José Fuster). La marginalidad no solo está provocada por el miedo o la desconfianza, sino sobre todo por la negación de su existencia, lo que provoca el desconocimiento y las víctimas colaterales, temas centrales de una serie en la que destaca la música de Joan Vilà (1987, Barcelona), compositor de bandas sonoras para películas como Y todos arderán (David Hebrero, 2023). En su tono tragicómico, Silencio es una apuesta por la visibilidad y la necesidad de aprovechar nuestro tiempo, porque incluso los seres eternos como los vampiros acaban teniendo remordimientos. Con una segunda temporada ya escrita según ha afirmado Eduardo Casanova, aunque sin confirmar su continuidad, al menos hasta que termine de dirigir su próxima película, El gran cabrón (2026), la serie ha sido producida por Gamera Studios, una productora independiente fundada por Javi Prada que ha estrenado películas como Os reviento (Kike Narcea, 2023). 

El cuco de cristal

Miniserie | Ficción, 6x45' | Netflix |  

Creada por Jesús Mesas Silva, Javier Andrés Roig sobre la novela de Javier Castillo

Dirigida por Laura Alvea, Juan Miguel del Castillo


Una de las mejores decisiones que se han tomado en la adaptación de las novelas de Javier Castillo (1987, Málaga) ha sido la de trasladar la acción de sus historias a España, alejándose de su tendencia a situarlas en Estados Unidos, en un intento de hacerlas más anglosajonas. Si La chica de nieve (2020, Ed. Suma de Letras) y su continuación El juego del alma (2021, Ed. Suma de Letras) se desarrollaban en Nueva York, las respectivas traslaciones a la pantalla cambiaron el escenario a Málaga. Y así La chica de nieve (Netflix, 2023) y La chica de nieve 2: El juego del alma (Netflix, 2025) al menos aportaban una idiosincrasia más coherente con las historias que contaban. En el caso de El cuco de cristal (2023, Ed. Suma de Letras), se sitúa inicialmente también en Nueva York, desde donde se traslada a la pequeña ciudad de Steelville (Misuri) de una forma tan caprichosa como el recurso del trasplante de corazón y la necesidad de conocer al donante, que en realidad solo funciona como una justificación para partir del habitual escenario de un personaje externo dentro de una comunidad desconocida que está marcada por secretos y desapariciones. En este caso, el guión escrito de nuevo por Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig, traslada la acción al valle de Ambroz y la localidad de Hervás, en la provincia de Cáceres, lo que proporciona un escenario natural espectacular y podríamos decir que mucho más adecuado para este thriller de narrativa enrevesada. Como se indica al final de cada episodio, el Valle de Ambroz fue una las de zonas más afectadas por los incendios del pasado mes de agosto que arrasaron unas 25.000 hectáreas en Extremadura, de manera que algunos de los bosques que aparecen en la serie solo son cenizas en la actualidad. Hace tan solo unos días se solicitaban voluntarios para limpiar el cenipote, como se ha llamado a la acumulación de cenizas que se ha trasladado a los ríos, afectando gravemente al ecosistema. El cuco de cristal (Netflix, 2025), hace referencia a esta especie de aves que depositan sus huevos en los nidos de otras para que sean criados por otras hembras, en una estrategia reproductiva parasitaria. Clara Merlo (Catalina Sopelana) es una estudiante de medicina que recibe el corazón de Carlos (Roque Ruiz), y siente la necesidad de conocer la vida de su donante. Después de contactar con su madre, Marta (Itziar Ituño) decide trasladarse a la localidad de Hervás el mismo día que la familia va a depositar las cenizas de Carlos en el bosque, junto al hermano de éste, Juan (Alfons Nieto), que es Guardia Civil y tiene como compañero a Rafael (Iván Massagué), amigo personal de su padre Miguel Ferrer (Alex García), uno de los desaparecidos en la zona hace años. La acción mezcla dos líneas temporales que se desarrollan en la actualidad y en 2004, para relatar cuáles fueron las circunstancias que rodearon a la desaparición de Miguel, pero también se traslada más atrás, hasta 1979, en el Episodio 5 (T1E5). Esta estructura narrativa está heredada de la que tenía el libro, pero al menos la adaptación intenta eliminar buena parte de la trama enrevesada de la historia escrita por Javier Castillo, que transcurre en tres líneas temporales. E incluso elimina personajes como la madre de la protagonista, en parte sustituida por una amiga, que despejan la historia de las subtramas innecesarias que suelen inundar las novelas del autor malagueño.  

Pero El cuco de cristal no puede evitar la convencionalidad de su estructura y su tono de thriller recurrente que cae en algunos lugares comunes de este tipo de producciones. Hay una estética plana característica de las series de Netflix, cortadas por un mismo patrón de recursos visuales que son demasiado similares, un abuso de la puesta en escena redundante y de las tomas aéreas, narrativa fragmentada, ocultación de la información para mantener el suspense e incluso la utilización de diferentes puntos de vista, como en el Episodio 5 (T1E5), que cuenta parte de la historia ya narrada desde la perspectiva de otro personaje. Pero, a pesar de que hubiera podido ser simplemente un thriller convencional, hay algunos aspectos que la sitúan por debajo de esa condición. Al margen de ser el catalizador de la historia, en realidad el trasplante de corazón o la enfermedad de Carlos no tienen demasiada relevancia dentro de la trama, lo que les deja finalmente como simples recursos convenientes que no aportan nada relevante a la historia principal. La sustitución de la madre de la protagonista por su amiga tampoco resulta demasiado importante, más allá de establecer una conexión con el exterior, que sin embargo nunca se aprovecha para desarrollar algo más allá que la necesidad de que Clara exprese sus reflexiones, como si en realidad le estuviera hablando al espectador. La sobreexplicación a través de los diálogos perjudica a la historia, pero está en consonancia con la sensación de que los guionistas parecen pensar que necesitan subrayar algunos aspectos para que la audiencia que no presta atención o es demasiado torpe reciba el mensaje (también la sobreexposición de las fechas en las que se desarrollan los saltos temporales). Y el desenlace, que se distancia del que se describe en la novela, acaba siendo absolutamente perezoso, una especie de sucesión de casualidades que son más decepcionantes de lo que se podría esperar. También habría que pedirle a los directores de reparto españoles, en esta ocasión Patricia Álvarez de Miranda y Ana Sáinz-Trápaga, que no caigan en la tentación de elegir a los mismos actores para un determinado perfil de personajes si la intención es que la revelación final no sea previsible. Pendiente todavía la adaptación de La grieta del silencio (2024, Ed. Suma de Letras), tercera entrega de La Chica de nieve, Javier Castillo ha publicado este año El susurro del fuego (2025, Ed. Suma de Letras), que no sabemos si entrará dentro del compromiso con Netflix. El cuco de cristal está producida, como las anteriores, por Atípica Films, productora fundada en 2009 por Cristina Sutherland y José Antonio Félez (1953-2025, Madrid), productor de referencia en el cine español independiente, quien dio las primeras oportunidades a directores como Alberto Rodríguez. Ganador del Goya por El faro del sur (Eduardo Mignogna, 1998), El bola (Achero Mañas, 2000), La fuga (Eduardo Mignogna, 2001) y La isla mínima (Alberto Rodríguez, 2014), José Antonio Félez falleció el pasado mes de septiembre. 

Dime tu nombre

Temporada 1 | Ficción, 6x50' | Prime |  

Creada por César de Nicolás, Alejandro Hernández, Hugo Stuven

Dirigida por Hugo Stuven

La última incursión de la plataforma de Amazon en el género de terror, después de series como Romancero (Prime, 2023) y películas como Apocalipsis Z (Carles Torrens, 2024) se adentra directamente en el subgénero de las posesiones y los demonios, introduciendo una variante en torno a la convivencia entre religiones y una mirada social que a veces se queda en algo puramente anecdótico, aunque algunas de las problemáticas del ficticio pueblo de Río Blanco se puedan reflejar en los acontecimientos recientes de Torre-Pacheco. La historia de Dime tu nombre (Prime, 2025) se sitúa en 1997, aunque realmente no se refleja demasiado en la puesta en escena, cuando en esta pequeña localidad se acepta que los temporeros marroquíes se instalen en la antigua aldea abandonada de Fuensanta. Algunos defienden la convivencia, como Sonia (Michelle Jenner), responsable de una ONG que apuesta por la integración y la reconstrucción de Fuensanta como un lugar de residencia para los trabajadores marroquíes, o el padre Ángel (Darío Grandinetti), el cura de Río Blanco de origen argentino que tiene un pasado complejo. Mientras otros como el empresario Rober (Raúl Arévalo), que trapichea con algunos marroquíes para comerciar con droga, o Carmen (Elena Rivera), que ha vivido una infancia traumática, encabezan la confrontación con los temporeros en un lugar que está rodeado de misterio. Rober es la ex-pareja de Sonia, de manera que su enfrentamiento es también una cuestión personal. Entre estas dos fuerzas locales que se contraponen, el imán Safir (Younes Bouab), se enfrenta a algo más antiguo que la religión: un mal que se esconde en los pasajes subterráneos de Fuensanta y que acaba atrapando a un niño. La serie se adentra en el terror de posesiones pero introduciendo el concepto del djinn, los demonios o genios que en la cultura árabe representan a fuerzas sobrenaturales que pueden ser positivas o negativas, pero que en este caso se utilizan como reflejo del mal. En la cultura islámica los djinn pueden adoptar formas humanas y convivir, incluso tener hijos, pero también tienen la capacidad de poseer a otros seres humanos y solo pueden ser extraídos a partir de un rito de exorcismo. De alguna manera, la serie simplifica su presencia bajo el concepto básico de fuerza demoníaca, pero al menos introduce una mirada diferente dentro del género de terror español. El polifacético director Hugo Stuven (1978, Madrid), que lo mismo dirige una película de supervivencia como Solo (2018) que documentales sobre ETA o Ángel Nieto, ha realizado también algunas incursiones en el género de terror con Anomalous (2016) o su próximo proyecto, el largometraje The nest (2026), también protagonizado por Michelle Jenner. Desde el punto de vista visual, maneja con soltura los resortes del género, aunque tiene cierta tendencia al efectismo y a los planos abiertos y las panorámicas aéreas que tratan de dar cierta trascendencia a la historia, pero alejan al espectador de una perspectiva más íntima alrededor de los personajes, lo que en determinados momentos puede contribuir a cierto distanciamiento emocional. 

Puede transmitir confianza la presencia entre los guionistas de Alejandro Hernández (1970, Cuba), un veterano escritor que ha colaborado con Alejandro Amenábar en películas como Mientras dure la guerra (2019) y El cautivo (2025), y su serie La Fortuna (Movistar Plus+, 2021), ganador del Goya por Todas las mujeres (Mariano Barroso, 2013) y responsable de series como La línea invisible (Movistar Plus+, 2020) y Los Farad (Prime, 2023-). Pero precisamente es el desarrollo de una historia que tiene en sus primeros episodios un tejido interesante como reflexión sobre la esencia del mal al margen de las creencias religiosas, lo que termina desvirtuando la propuesta inicial hacia una línea narrativa demasiado convencional. Hay personajes desdibujados como Rober que parece dar un impulso al planteamiento social en la primera parte pero al mismo tiempo parece estorbar cuando la historia se adentra directamente en el terreno sobrenatural, mientras que la profundidad que se pretende dar a Yousef, interpretado por el actor franco-marroquí Younes Bouab, al que hemos visto en el interesante thriller canadiense L'indétectable (ICI Tou.tv, 2025), se siente menos relevante de lo que se muestra al principio. Aunque se esté abordando el terror desde la presencia de un djinn, el enfoque de la historia se acaba centrando casi exclusivamente en la parte católica, con el padre Ángel tomando protagonismo. A pesar de sus seis episodios, Dime tu nombre da la impresión de ser más larga de lo que es, porque se detiene demasiado en tratar de explicar a los personajes, dedicando cada episodio a uno de los principales, pero al mismo tiempo dilatando el desarrollo de la historia principal y retrasando las revelaciones. Esta estructura puede ser coherente en otros casos, pero aquí da la impresión de estar interrumpiendo constantemente el desarrollo de la trama central, a la que se la intenta dotar de una tensión y un suspense que se pierde entre los trasfondos que se construyen a su alrededor. Dime tu nombre es una peculiar coproducción entre la productora española ESPotlight Media, fundada por el abogado Anxo Rodríguez en 2020 en colaboración con la productora norteamericana Legendary, en esta ocasión contando con la participación de Skybound Entertainment, la productora de toda la franquicia de The walking dead (AMC+, 2010-2022). La serie también está acompañada por la publicación de la novela gráfica Dime tu nombre (2025, Ed. Moztros), primera edición original de la editorial barcelonesa especializada en cómics, que no es una adaptación, sino que introduce una nueva trama que se desarrolla en 2025, pero está conectada tanto con la historia de 1997 como con sucesos ocurridos en Fuensanta en 1595. 

La casa nostra

Temporada 1 | Ficción, 14x30' | 3Cat |  

Creada por Dani de la Orden, Eduard Sola

Escrita por Dani de la Orden, Eduard Sola, Dani Amor, Oriol Pérez, Marta-Libertad Castillo

Dirigida por Dani de la Orden, Oriol Pérez

Versión original en catalán con subtítulos en castellano


La comedia se ha convertido en la tabla de salvación de esta temporada en la producción de series españolas, y en el recurso más recurrente para las televisiones autonómicas. Lo que no parecía tan claro es que 3Cat iba a recuperar el formato de la sitcom rodada con público veintiséis años después del estreno del primer episodio de la exitosa Plats bruts (3Cat, 1999-2002) y diecisiete años después de 13 anys... i un dia (3Cat, 2008-2009). Para ello ha reunido a dos de los guionistas más reconocidos en el terreno de la comedia, Dani de la Orden (1989, Barcelona), responsable de la película Casa en llamas (2024) y la reciente comedia romántica A muerte (atresplayer, 2025), y Eduard Sola (1989, Barcelona), que el año pasado estaba en todo y en todos los premios: ganador del Goya al Mejor Guión por Casa en llamas y co-guionista de Mamen Mayo (SkyShowtime, 2024) y Querer (Movistar Plus+, 2024), reunidos junto a Oriol Pérez, habitual colaborador de Dani de la Orden. La particularidad en este caso es que La casa nostra (3Cat, 2025-), de la que ya se está rodando una segunda temporada, se ha estrenado directamente en la plataforma de streaming sin pasar por la emisión lineal, una decisión que refleja el enfoque de los nuevos tiempos (España es junto a Polonia el único país de Europa donde se consume más streaming que televisión lineal), lo que también afecta al propio concepto de la serie: tramas menos arriesgadas, con un humor más blanco, personajes más empáticos y en general una tendencia a querer ser más asequible para todo tipo de público, lo que provoca que resulte más inofensiva que Plats bruts, en la que se refleja notablemente, pero al mismo tiempo menos incisiva y moderna. La historia recoge el clásico punto de partida de dos amigos que comparten piso, Miqui (Marc Rius) y Èric (Adrian Grösser), aunque en este caso no se centra en el problema de la vivienda como la segunda temporada de Poquita Fe (Movistar Plus+, 2023-). En realidad, el apartamento es un lujo: tres habitaciones, dos aseos y un alquiler de otros tiempos en el Eixample de Barcelona, una herencia de los padres separados de Miqui. Pero todo cambia cuando precisamente sus padres, Pilar (Llum Barrera) y Josep (Albert Ribalta), se les endosan en el piso para vivir con ellos. También están la vecina Berta (Paula Malia), un terremoto de labia y conocimiento, y la dueña del bar de abajo, Candela (Betsy Túrnez), que se convierte en el segundo lugar más transitado por los protagonistas. Las referencias a sitcoms norteamericanas también son evidentes, desde Friends (HBO Max, 1994-2004) hasta The Big Bang Theory (HBO Max, 2007-2019), aunque los diálogos hacen comentarios de humor interno algo obvios como: "En TV3 ya no se hacen series como las de antes" o "el amor es como las series: cuando se acaba pones otra... o vuelves a poner Plats bruts". También hay una trama protagonizada por un productor de TV3 en los episodios finales, para seguir haciendo chistes metanarrativos. 

Como toda sitcom, La casa nostra se va engrasando conforme avanza la temporada, y hay algún momento en el que la comedia encuentra mayor conexión con los espectadores que asisten en directo. Desde el episodio Nuestra magia (T1E7), los espectadores que asistían a la grabación del programa ya habían visto los primeros episodios, de manera que hay un mayor conocimiento de los personajes, lo que beneficia a la interacción con las situaciones cómicas, aunque sean tan de manual que a veces ni siquiera son demasiado graciosas, como la típica trama de la madre fingiendo que está enferma para ahuyentar a una novia de Èric con la que nunca había cortado, en Nuestras acciones (T1E11). La casa nostra no siempre hace gracia y a veces se le van algunas situaciones de las manos, cuando quiere ser algo más absurda, como en la trama del salón bursátil en Nuestras acciones (T1E11) o la introducción de un asesino a sueldo en Nuestro foie (T1E9). Como es habitual, actores invitados incorporan personajes en diferentes episodios, como Jordi Vilches, Silvia Abril, Álex Casanovas o Judit Martín, y hay algunas referencias a temas como os precios del alquiler, los pisos turísticos o lo difícil que resulta encontrar aparcamiento en Barcelona, que introducen algunas preocupaciones actuales que tampoco son tan locales. Los actores consiguen mantener el equilibrio de tono dentro de personajes que están definidos con rasgos superficiales, aunque la serie parezca a veces rozar el sarcasmo y otras acomodarse en las siempres recurrentes tramas de amores y desamores, parejas y ex-parejas, que mantienen la comedia en un ámbito complaciente. A guionistas como Dani de la Orden o Eduard Sola se les podría exigir una mayor finura en el desarrollo de tramas que fueran menos convencionales y réplicas más ingeniosas de lo que se puede encontrar en la serie. O al menos ser más arriesgados en la composición de unos personajes que son bastante menos necios que los de Plats bruts, en este empeño de la comedia actual por pretender que los espectadores empaticen con los protagonistas desde el primer minuto. A pesar de algunos diálogos precipitados, ciertas dinámicas funcionan bien, demostrando sobre todo las tablas de actrices como Llum Barrera y Betsy Túrnez, que consigue manejar con naturalidad algunas de las tramas más absurdas (el espacio del bar es el recurso para componer las reuniones más descabelladas). Y la introducción del humor negro en los dos episodios finales, Nuestro velatorio (T1E13-14) parece un recurso demasiado fácil para jugar con el enredo protagonizado por un muerto, que lejos de ser un homenaje a las comedias clásicas, funciona como un elemento de sitcom de manual. Al final La casa nostra termina siendo una comedia solvente, que provoca menos carcajadas que sonrisas, y que evita cualquier riesgo para resultar efectiva. 

Entrepreneurs

Temporada 1 | Ficción, 10x30' | Disney+ |  

Creada por Roberto Bodegas, Alberto Casado

Dirigida por Álex de la Iglesia, Rodrigo Ruiz-Gallardón, Adolfo Domínguez


Hay dos conceptos en el género de la comedia que esta serie tiene dificultades para conseguir: por un lado, debe provocar la risa o al menos la sonrisa; por otro lado, lo que funciona en videos de YouTube no tiene porqué funcionar igualmente en un formato mucho más complejo. Roberto Bodegas (1982, La Coruña) y Alberto Casado (1983, Madrid), guionista de programas como Sé lo que hicísteis la última semana (La Sexta, 2006-2011), crearon un concepto de sketches cómicos que se hicieron muy populares bajo el nombre de Pantomima Full. Y ahora se embarcan en su primera serie pero manteniendo un tipo de propuesta narrativa que no se diferencia demasiado de sus videos para redes sociales. Claramente influidos por The Office (BBC, 2001-2003) o al menos se detectan algunos de sus lugares comunes, Entrepreneurs (Disney+, 2025) traslada el subgénero del workplace series al estilo humorístico de sus creadores, lo que no termina de funcionar, porque se sostiene en una estructura de personajes que no es lo suficientemente sólida. La serie parte de una idea que es muy Pantomima Full: la de ridiculizar el postureo de los gurús de palabras vacías y los recursos de anglicismos para parecer más profesionales, a través de dos protagonistas inútiles: Gonzalo (Roberto Bodegas) es el hijo de un exitoso empresario, Bosco (Gonzalo de Castro), incapaz de conseguir que sus negocios funcionen, no porque estén basados en ideas peregrinas, sino porque es tan desprendido dentro de su seguridad económica que no sabe medir los riesgos de sus inversiones. Así que Bosco decide utilizar a su talentosa hija Julia (Aura Garrido), que viene de estudiar otro Master en el extranjero, para que controle a su hermano y consiga que, por una vez, un negocio suyo salga bien. En este caso, se trata de una oficina de coworking llamada No Comfort Zone en la que conviven diferentes profesionales con aspiraciones a ser entrepreneurs. Mientras que Jacobo (Alberto Casado) es un gurú del emprendimiento, como se define a sí mismo, pero en realidad se trata de un vendehumos que utiliza palabras vacías y plagia discursos de Steve Jobs, que él piensa que no conoce nadie, para crear sus propias charlas motivacionales. Inspirados precisamente en algunos de los videos cómicos que han publicado, Roberto Bodegas y Alberto Casado desarrollan los personajes principales a través de ideas sencillas que, sin embargo, acaban haciéndose repetitivas, sobre todo en el caso de Jacobo, ya sea tratando de difundir sus mensajes a un público más amplio en Pódcast (T1E4) o intentando alcanzar esa idea clave que se le viene a la cabeza, según él, cada dos años, en Idea revolucionaria (T1E9). Pero el principal problema es que este tipo de comedias que son en cierto modo corales, necesitan personajes secundarios que también desarrollen tramas interesantes, y es ahí donde buena parte de los aciertos de la serie se difuminan. 

Porque las subtramas que se introducen alrededor de los coworkers resultan, cuanto menos, poco efectivas: las dudas que tiene Cris (Victoria Martín) sobre su identidad sexual cuando conoce a Alex (Luna Zuazu), una emprendedora que acaba de llegar de Berlín, o la subtrama del diagnóstico de Pep (Aníbal Gómez) en Coaching (T1E7), que trata de hacer un comentario sobre el éxito basado en la fatalidad, no terminan de encontrar su espacio. Hay un desequilibrio también entre los actores profesionales y los amateurs, con la presencia de músicos como Luna Zuazu o modelos como Judith Fernández, o los propios comediantes Roberto Bodegas y Alberto Casado, que no se equilibran bien con actores como Luis Bermejo, que interpreta a Luis, un aburrido agente inmobiliario, o Kimberley Tell, que este mes estrena su papel protagonista en Ena. La reina Victoria Eugenia (RTVE, 2023), incorporando aquí a Gala, una artista algo repetitiva en su temática que acaba descubriendo sus capacidades como influencer en Bloqueo creativo (T1E8). Nacida como una propuesta de la productora Pokeepsie Films, fundada en 2014 por el matrimonio formado por Álex de la Iglesia y Carolina Bang, que desde 2022 está participada por Banijay Iberia, filial de la multinacional francesa Banijay, Entrepreneurs se beneficia de la participación de directores lo suficientemente solventes como para evitar la simple reproducción de sketches cómicos. El propio Álex de la Iglesia, seguidor de Pantomima Full, se encarga de los tres primeros episodios, mientras que Roberto Ruiz-Gallardón, habitual director de la productora, asume los cuatro episodios centrales y Adolfo Martínez firma los tres últimos. Esto permite mantener una coherencia formal y aportar cierta profundidad a la puesta en escena, aunque se desarrolle principalmente en el interior de No Comfort Zone (la serie se rodó en el Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM), en el barrio de Chueca). Curiosamente, este año ha habido otro acercamiento en tono irónico a la fauna que puebla las oficinas de coworking, en algunos episodios de la comedia catalana Vintage (3Cat, 2024-), que incluso resulta mucho más incisivo que lo que se plantea en esta historia. Porque Entrepreneurs quiere ser una mezcla entre el estilo desenfadado y un poco de colegueo que tiene Pantomima Full, con una comedia de personajes que puede recoger la esencia de clásicas comedias de oficina como Silicon Valley (HBO Max, 2014-2019), pero nunca se atreve a ir más allá en la excentricidad de sus personajes, quedándose en un acomodaticio término medio que camina en círculos alrededor de las mismas bromas. 

Nails

Temporada 1 | Ficción, 8x30' | SkyShowtime |  

Creada por Araceli Álvarez Sotomayor

Dirigida por Araceli Álvarez Sotomayor


La guionista malagueña Araceli Álvarez de Sotomayor se ha convertido este año en la parte más visible de ese tipo de comedias que posiblemente no consigan importantes premios, pero han alcanzado una gran popularidad. Después de una carrera como abogada en Marbella, a los 34 años se plantó en la escuela de Cristina Rota en Madrid para ser actriz, muy por encima de la edad de los habituales aspirantes a actores, pero su admiración por los hermanos Caballero, su amistad con Fernando Tejero y algo de suerte la acabaron llevando hasta la mesa de guiones de La que se avecina (Prime, 2007-), en la que trabajó desde la temporada 6 hasta la 13. Después llegaron otras colaboraciones con la productora Contubernio en El pueblo (Prime, 209-2023), Machos Alfa (Netflix, 2022-) y Muertos S.L. (Netflix, 2024-2026), hasta que decidió llevar a cabo sus proyectos en solitario y este año está relacionada con dos de las comedias más exitosas de la temporada: Sin gluten (RTVE Play, 2025), récord de audiencia en las emisiones lineales en TVE, de la que es co-creadora y guionista, y Animal (Netflix, 2025-), en la que ha ejercido como Jefa de Guiones. Pero su proyecto más personal ha sido Nails (SkyShowtime, 2025), en el que por primera vez ha conseguido tener el control completo, no solo como creadora y guionista sino también como directora, algo que en la industria audiovisual española no suele ser habitual cuando se trata de profesionales mujeres. El reciente informe "Las mujeres en el sector cinematográfico del largometraje español 2023" confeccionado por CIMA, que solo incluye la industria cinematográfica donde hay una menor brecha de género gracias a las obligaciones que imponen las solicitudes de ayudas públicas, ha detectado sin embargo que solo el 27% de las películas españolas estrenadas en plataformas durante 2023 estaban dirigidas por mujeres, frente al 73% de largometrajes dirigidos por hombres. Este proyecto nació como una propuesta que Araceli Álvarez de Sotomayor presentó a Contubernio, pero que no quisieron producir porque, según afirmaba ella misma en una entrevista, "me dijeron que había muchas series de mujeres" (El País, 22/10/2025). Pero finalmente ha conseguido desarrollarla como un Original de SkyShowtime, al que le suelen funcionar mejor las comedias que los dramas. En cierta manera, Nails se puede mirar como un reflejo cóncavo de Machos Alfa: si aquélla habla de una machoesfera que trata de adaptarse a las transformaciones dentro de una sociedad más igualitaria, pero tratando con ironía también las nuevas sensibilidades, en el caso de ésta se trata de cuatro mujeres que deciden renunciar al aparente rol de la supermujer que es capaz de compaginar su carrera profesional con su papel como madre y esposa, para adoptar directamente el rol de ama de casa. La iniciativa la lleva adelante Lina (Cristina Castaño), una ejecutiva que embarca en este proyecto a otras tres mujeres con las que suele coincidir en las sesiones de manicura, pero que pertenecen a entornos sociales diferentes: Marilís (Teresa Cuesta), Irene (Gracia Olayo) y Vanessa (Marimar Vega). 

En los últimos años, en paralelo con el crecimiento de las tendencias conservadoras, especialmente en los sectores más jóvenes de la sociedad, se ha producido también una tendencia denominada tradewives, en la que un determinado perfil de mujeres han tomado la decisión de volver a adoptar el papel de ama de casa tradicional, que se ocupa de las labores del hogar y el cuidado de los hijos en una pareja en la que es el marido el que sostiene económicamente el núcleo familiar. Muchas de ellas no son conscientes de que esta es una tendencia nacida desde ideologías supremacistas en Estados Unidos, como indicaba un artículo publicado en The Guardian sobre "el lado oscuro de las esposas tradicionales". Pero a pesar de ello, Araceli Álvarez de Sotomayor ha comentado que ella no intenta hacer política ni escribir una historia feminista, sino simplemente hablar de la libertad de la mujeres para tomar las decisiones que consideren más apropiadas con la forma de vida que desean. Este es uno de los elementos interesantes de una serie que plantea cómo este regreso al hogar acaba provocando más distorsiones en su relación con sus parejas (y sus hijos) que cualquier otra decisión, lo que indica también una cierta actitud acomodaticia en una sociedad que se ha acostumbrado a prescindir de las mujeres en los entornos familiares. Pero si bien la serie plantea algunas de estas cuestiones con habilidad, mantiene demasiado en un perfil caricaturesco a los personajes masculinos: Thiago (Fernando Tejero), Íñigo (Javier Antón), Arturo (Juanjo Cucalón) y Richi (Raúl Mérida). Si en Machos Alfa había una construcción de personajes femeninos demasiado simples, en Nails ocurre algo parecido, pero con los secundarios masculinos, como si las protagonistas necesitaran apoyarse en parejas idiotas para reivindicar sus propias personalidades. Pero la serie tiene problemas en otros aspectos más relevantes, especialmente en el terreno del entretenimiento y del humor, que no funciona adecuadamente, introduciendo tramas ridículas sobre relaciones de pareja que parecen sacadas de repeticiones de La que se avecina. Con una clara vocación de traspasar fronteras hasta el mercado latinoamericano, con la participación de la productora mexicana Telemundo y la actriz Marimar Vega, parece haber un intento de ser tan universal en el sentido del humor que acaba siendo impersonal. Nails es una comedia fallida porque no hace gracia, y porque sus protagonistas tampoco consiguen transmitir demasiada empatía: es difícil identificarse con personajes como Lina. Pero sobre todo porque, a pesar de que plantea una revolución femenina que se encuentra alejada de las propuestas feministas, termina resolviendo que la solución es, precisamente, abandonar el hogar y montar un negocio propio, lo que acaba resultando contradictorio con los planteamientos iniciales. Nails es la tercera serie producida en España por SkyShowtime como Original, después de Mamen Mayo (SyShowtime, 2024) y Matices (SkyShowtime, 2025), porque las otras provenían de acuerdos anteriores o eran adquisiciones. Está producida por Federation Spain, que es la filial de la multinacional francesa Federation Studios, y coproducida por Telemundo, que desde el año pasado está dirigido por el español Javier Pons. 


Silencio se estrena en Movistar Plus+ el 1 de diciembre. 
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

Sirât y Os reviento se pueden ver en Movistar Plus+.
La Piedad, Drácula de Bram Stoker y Solo se pueden ver en Netflix.
Al margen se puede ver en Filmin. 
El bola se puede ver en FlixOlé y Movistar Plus+.
La isla mínima se puede ver en HBO Max, Prime y SkyShowtime. 
Apocalipsis Z se puede ver en Prime. 
Mientras dure la guerra se puede ver en Movistar Plus+ y Tivify.
Casa en llamas se puede ver en 3Cat y Netflix.

17 noviembre, 2025

Las series inéditas destacadas de 2025: Parte 4

Estas semanas se suceden las nominaciones a los premios que reconocen a las películas y series del año, como las de la Asociación de Escritores Cinematográficos de Andalucía (ASECAN), que desde hace algunas ediciones incluye categorías de formatos de series. En el terreno cinematográfico, Golpes (Rafael Cobos, 2025) consigue el mayor número de nominaciones con cinco: Mejor Película, Dirección Novel, Actor (Jesús Carroza) y Actriz (Teresa Garzón), y Música, mientras que el documental Un hombre libre (Laura Hojman, 2024) logra cuatro nominaciones: No ficción, Dirección, Guión y Música. Quedan empatadas en tres categorías Los tigres (Alberto Rodríguez, 2025), en Dirección, Guión y Música, y Los Tortuga (Belén Funes, 2024), en Película, Actriz (Mamen Camacho) y Música, mientras que Subsuelo (Fernando Franco, 2025) logra solo dos nominaciones en las categorías de Película y Dirección. En categorías de series, encabeza la lista Anatomía de un instante (Movistar Plus+, 2025) con cuatro: Mejor Serie, Dirección, Guión y Actor (Álvaro Morte). También como mejores series quedan como nominadas la docuserie Los oficios del cine (Canal Sur, 2025) y la segunda temporada de Una perra andaluza (Filmin, 2024-). Otras nominaciones incluyen también a la docuserie Una historia muy heavy (RTVE Play, 2025) en Dirección y Guión; la comedia musical La canción (Movistar Plus+, 2025), en Dirección; y Superstar (Netflix, 2025), que se conforma con la nominación como Actriz para Ingrid García Jonsson. Los Premios ASECAN solo nominan a los intérpretes y técnicos de origen andaluz o residentes en Andalucía, y se entregarán en una ceremonia el próximo 20 de diciembre en Sevilla. 

Repasamos a continuación algunas series internacionales recientes estrenadas en otros países, desde Australia hasta Brasil, pasando por Irlanda y Bélgica, entre ellas algunas de las mejores producciones británicas de este año. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

The death of Bunny Munro

Miniserie | Sky | Reino Unido 2025 | 6x40' ★★★ 

Escrita por Pete Jackson sobre la novela de Nick Cave

Dirigida por Isabella Eklöf

Festival de Londres '25: Sesión Especial

Festival de Estocolmo '25: Stockholm Series


En 2003, una serie de desastres se sucedieron alrededor del muelle oeste de Brighton, el conocido como West Pier: las tormentas de finales de 2002 provocaron el derrumbe de parte del muelle y la sala de conciertos, y en marzo de 2003 el pabellón y otras secciones fueron destruidos por un gran incendio. Solo dos meses después otro incendio redujo la sala de conciertos a cenizas, derrumbándose posteriormente durante una tormenta. El muelle de Brighton está considerado como un reducto de la época victoriana, y aunque se barajó la posibilidad de restaurarlo, finalmente la estructura de hierros ha quedado como una representación del pasado decimonónico entregado al deterioro progresivo que provoca el agua. Las imágenes fantasmagóricas de la sala de conciertos ardiendo y colapsando forman parte de los créditos de The death of Bunny Munro (Sky, 2025), introduciéndonos en una historia que también habla de decadencia y tiene algo de visiones etéreas. Basada en la segunda novela de Nick Cave, La muerte de Bunny Munro (2009, Ed. Malpaso), la serie recoge esa primera imagen que comenta el músico que se le vino a la cabeza cuando comenzó a escribir la historia: "Mientras escribía dos imágenes me venían a la mente. La primera era el West Pier en llamas. La segunda, los shorts dorados de lamé de Kylie Minogue que lució en el video de "Spinning Around". El guión original de la película comenzaba con eso: ese incendio y los shorts de Kylie Minogue superpuestos". Efectivamente, la creación de este relato sobre la pérdida y las adicciones comenzó como una propuesta del director John Hillcoat, que le sugirió a Nick Cave que escribiera otro guión después de trabajar juntos en La propuesta (2005). Cuando el proyecto no encontró financiación, el músico decidió escribirla como novela. La adaptación en formato de serie ha sido elaborada por Pete Jackson, guionista inglés que debutó con la excelente Somewhere boy (Filmin, 2022), y ahora está escribiendo una serie de acción real para HBO Max que dirigirá James Gunn, basada en la novela gráfica V de Vendetta (1980-2000), de Alan Moore y David Lloyd, publicada en España por ECC Ediciones, que hace unos meses se ha declarado en quiebra. Bunny Munro (Matt Smith) es un crápula, que utiliza su trabajo como vendedor de cosméticos para dar rienda suelta a su adicción al sexo, seduciendo a algunas de sus clientas, mientras su esposa Libby (Sarah Greene) sufre depresión y ninguno de los dos se ocupa realmente de su hijo de nueve años Bunny jr. (Rafael Mathé). Detrñas de una puerta se esconde una realidad que transforma la vida de ambos. A partir de entonces, Bunny debe hacer frente a su responsabilidad como progenitor, aunque no sea el mejor ejemplo para su hijo. En Family man (T1E1), cuando se siente asfixiado por las miradas acusatorias de los familiares de Libby en su funeral, su reacción instintiva es aliviar la presión haciéndose una paja en el cuarto de baño, para después tener una discusión a gritos con la madre de ella, Doris Pennington (Lindsay Duncan), quien rechaza hacerse cargo del joven Bunny: "El problema es que cuando le miro, solo te veo a ti. Y cuando te miro, solo puedo ver a mi hija sola, con miedo y rota. Cuando te miro, solo veo a mi pequeña ahorcada", dice Doris. A pesar del ambiente tóxico que rodea a los personajes, la serie tiene ese punto de humor que Pete Jackson ya demostró en su anterior proyecto, como cuando los servicios sociales acuden a entrevistar a Bunny, a quien no consideran un padre adecuado, y éste decide "secuestrar" a su propio hijo. Es un padre egocéntrico, que intenta mantener su propia identidad en orden, un hombre ensimismado y hedonista que se ve obligado a cuidar de un niño mientras recorre Brighton para acudir a reuniones de trabajo. Pero sobre todo es un viaje en el que Bunny Munro está cada vez más absorbido por el dolor de la pérdida y Bunny hijo comprenderá que la imagen idealizada de padre no es precisamente la de un héroe. 

La novela de Nick Cave (1957, Australia) tenía dos nombres femeninos como referentes: la mencionada Kylie Minogue y la modelo y actriz Avril Lavigne, que en la imaginación del protagonista representaba "el puto Valhalla de todas las vaginas", lo que provocó cierta controversia que acabó con Nick Cave disculpándose públicamente con ambas. En este sentido, la adaptación como serie evita algunos de los pasajes más explícitos de la novela, aunque la directora Isabella Eklöf (1978, Suecia), conocida por películas como Holiday (2018) y realizadora de la mitad de los episodios de las dos últimas temporadas de Industry (HBO Max, 2020-) también introduce cierta sensualidad en la primera parte, que se va haciendo cada vez más sórdida conforme el viaje de Bunny se va introduciendo en el terreno de la pesadilla, como un encuentro con una joven drogadicta en Dead man (T1E6). Pero el guión amplía su mirada hacia Bunny junior, quien a pesar de todo ve a su padre como una figura heroica, aportando cierto respiro dentro del viaje interior de la historia. A veces conversa con su madre Libby a quien ve como una especie de fantasma tranquilizador, y la serie aporta el reflejo de lo más cercano a una familia normal que ha conocido el joven Bunny cuando en Con man (T1E4) le acoge en su casa Yvonne (Alice Feetham), una bailarina de striptease que es madre soltera, experimentando algo tan sencillo como un desayuno en familia. La novela está solo descrita desde el punto de vista de Bunny Munro, mientras que la serie muestra la mirada inocente de Bunny junior, que aporta el debutante Rafael Mathé con una naturalidad sorprendente, a pesar del ambiente sórdido en el que le introduce su padre. Mientras que Matt Smith incorpora un atractivo al protagonista que no tenía en el libro, donde el personaje era un tipo del que las mujeres a las que quería seducir se reían de él. El actor está acostumbrado a incorporar a personajes oscuros como en la serie La casa del dragón (HBO Max, 2022-) o el musical American psycho (2013) pero en este caso sus acercamientos seductores parecen menos patéticos, aunque sufra alguna humillación que le confronta con la mezquindad de sus acciones, que se retroalimenta con el dramatismo machista de su amigo Poodle (Johann Myers) en Cocksman (T1E3). El recorrido por el Sur de Inglaterra mientras Bunny va perdiendo el contacto con sus clientas se introduce en una atmósfera de ensoñación en la que la única redención posible es la de Bunny junior, que puede cortar el contagio de mezquindad y abuso que ha transmitido al protagonista su padre, Bunny Senior (David Threlfall). El verano soleado de la costa de Brighton aporta cierta textura vibrante a The death of Bunny Munro mientras el personaje se desplaza en un descapotable que sustituye al pequeño utilitario de la novela, aportando cierto respiro al personaje. Pero permanece una especie de aura trágica que está representada por la figura de un asesino en serie que aparece habitualmente en la televisión o en los periódicos que encuentra el protagonista a su paso, una oscuridad que la directora maneja como un elemento metafórico que se apropia de una atmósfera inquietante. Conforme el dolor de la pérdida se hace más evidente, el camino se vuelve más oscuro, hasta el episodio Showman (T1E6) que adquiere un tono cercano a David Lynch, con Bunny Munro cantando frente a todas las mujeres a las que se ha follado, que son sus únicas espectadoras. Nick Cave tiene un cameo, compone junto a Warren Ellis la banda sonora e introduce su canción "Bright horses", del álbum Ghosteen (2019, Ghosteen Ltd.), en un momento destacado de la historia. La serie captura esa mezcla de suciedad y ternura que transmitía la novela, pero tiene más empatía con el personaje principal, un tipo depravado y moralmente perdido que sin embargo descubre que tiene una conexión emocional con su hijo. 

Trespasses

Miniserie | Channel 4 | Reino Unido 2025 | 4x60' ★★★ 

Creada por Ailbhe Keoghan sobre la novela de Louise Kennedy

Dirigida por Dawn Shadforth

Hay algunas historias que siguen la narrativa clásica de los dramas románticos, pero están construidas con una verosimilitud y una profundidad que traspasan los límites de su propia convencionalidad. Trespasses (Channel 4, 2025) es una historia de amor adúltero y secreto entre una profesora de origen católico y un abogado protestante en el entorno de los años setenta en una Irlanda del Norte que ya está totalmente envuelta en el conflicto de The Troubles. Pero está contada con una sensibilidad, está tan bien interpretada y construye con tanta credibilidad el ambiente asfixiante que rodea a la protagonista, que transmite constantemente la pasión y la clandestinidad en la que se envuelve esta historia de amor. Estamos en 1975, en un pequeño pueblo cerca de Belfast en el que sus habitantes se encuentran atrapados entre los checkpoints controlados por soldados británicos y las amenazas del IRA. Cushla Lavery (Lola Petticrew) es una profesora de primaria en una escuela católica en la que los jóvenes alumnos siempre tienen alguna historia que contar sobre un ataque o una detención ocurrida la noche anterior. El director Bradley (David Ganly) es un fanático que describe a los protestantes como demonios y desprecia a uno de los alumnos por formar parte de una familia mixta: el católico Seamie McGeown (Andrew Porter) y la protestante Mandy McGeown (Marya-Kate Page). Tanto, que Cushla se implica directamente con la familia, llevando al niño a su casa, en un barrio protestante en el que los McGeown están permanentemente acosados por unos y por otros. Ella también trabaja por las tardes en el pub de su hermano Eamonn (Martin McCann), que se suele llenar de soldados británicos y que desde el principio de la serie sabemos que quedará reducido a cenizas. También hay personajes carismáticos, como el borracho Jimmy McKenna (Lalor Roddy), que habla poco pero su borrachera le permite hacerlo más alto y más claro que los demás. Es el personaje que muestra con mayor certeza la realidad que les rodea, como la madre de Cushla, Gina Lavery (Gillian Anderson), una mujer viuda solitaria que solo tiene como acompañantes a su hija y las botellas de ginebra que ha escondido por toda la casa. Cuando aparece Michael Agnew (Tom Cullen) en el bar, un abogado protestante que está convencido de que ayudar a jóvenes católicos contribuirá a mantener la paz entre las dos comunidades, la atracción entre él y Cushla es inmediata, aunque está casado. De esta forma, comienzan una relación clandestina que es al mismo tiempo adúltera y peligrosa por el entorno en el que se desarrolla la historia. La gran fortaleza de esta serie es la descripción de ese ambiente en el que aquellos que querían seguir con sus vidas cotidianas sin involucrarse en la violencia permanente, estaban igualmente atrapados, siempre vigilados por los vecinos o juzgados por ayudar a quienes se suponía que no debían ayudar. Eamonn representa la figura del católico que siempre trata de mantenerse al margen del conflicto para tener abierto su pub, mientras Gerry Harkin (Oisin Thompson), un compañero de docencia de Cushla, sirve como tapadera para evitar las habladurías sobre su relación con Michael.  

La primera vez que los amantes se encuentran a solas, suena la canción "Into the mystic", que Van Morrison incluyó en su álbum Moondance (1970, Warner Music), en la que la letra "demasiado tarde para parar ahora" cobra una especial significación, y a lo largo de la serie encontramos una cuidada selección musical, menos obvia de lo que es habitual, que refleja la época y a los personajes, desde Dusty Springfield hasta los irlandeses Horslips y Rory Gallagher, que Channel 4 ha recopilado en una Playlist. Trespasses es una adaptación del primer libro del mismo título de la escritora Louis Kennedy (1967, Irlanda), que en España publicó la editorial Catedral como Días de ceniza (2022), aunque actualmente está descatalogado. El guión de Ailbhe Keoghan, que ha trabajado en series como Hermanas hasta la muerte (Apple tv, 2022-), captura la paranoia de los amantes frente a la posibilidad de ser descubiertos, no solo por la clandestinidad de su amor, sino también por el riesgo de una relación casi prohibida en ese contexto de conflicto político-religioso. Pero son los personajes secundarios los que configuran con precisión esa atmósfera que se siente opresiva y que a veces solo a través de las miradas enturbiadas por el alcohol, permiten vislumbrar con claridad. Gillian Anderson, que también ejerce como productora ejecutiva, está magnífica como la viuda solitaria de lengua afilada que espera a Cushla todos los días como una necesidad de ser cuidada permanentemente, la familia McGeown está siempre amenazada, y entre ellos se encuentra su hijo Tommy (Conlaoch Gough-Cunningham), un joven cada vez más radicalizado. El conflicto atrapa envolviendo a unos personajes que se ven obligados a tomar partido, porque cuando se mantienen al margen acaban siendo sometidos al escrutinio público y acusados de traición por ambos bandos. Martin McCann, uno de los protagonistas de Blue lights (Movistar Plus+, 2023-) también refleja con talento a un hermano que siempre sabe cuándo callar para no levantar suspicacias. Cushla está cada vez más atrapada en ese ambiente opresivo, en el que la violencia se recrudece a su alrededor mientras sostiene la pasión de su relación romántica con Michael, que quizás es un personaje menos desarrollado, poco más que un guapo galán maduro que impulsa la historia. Pero es el trabajo de Lola Pettigrew, que ya el año pasado protagonizó la excelente miniserie ambientada en The Troubles, No digas nada (Disney+, 2024), la que una vez más aporta sensibilidad y contundencia a una protagonista cuyas relaciones siempre están marcadas por las tensiones entre católicos y protestantes. Es tan absorbente esta historia romántica en medio de un contexto de violencia, que los cuatro episodios que la componen se sienten escasos para acompañar a estos espléndidos personajes entregados a la transgresión de los límites morales, de clase y físicos que les rodean.

Leonard & Hungry Paul

Miniserie | RTÉ/BBC Northern Ireland | Reino Unido-Irlanda 2025 | 6x25' ★★★ 

Creada por Richie Conroy, Mark Hodkinson sobre la novela de Rónán Hession

Dirigida por Andrew Chaplin


El músico Rónán Hession (1975, Irlanda) ha publicado tres álbumes bajo el seudónimo de Mumblin' Deaf Ro, a los que él denomina storytelling songs (Canciones narrativas), el último de ellos, Dictionary crimes (2012, Rónán Hession), elegido por el periódico The Irish Independent como el mejor álbum irlandés del año, y nominado al Choice Music Prize. Sus discos se pueden interpretar como recopilaciones de pequeños relatos, por lo que parecía lógico que se produjera su debut como escritor con el libro Leonard y Hungry Paul (2019, Ed. Alpha Decay), que en España se ha publicado a principios de este año. El estreno de su adaptación en formato de serie, Leonard & Hungry Paul (RTÉ/BBC, 2025) ha sido uno de los más celebrados en este comienzo de temporada, porque traslada con sensibilidad ese mundo de vidas cotidianas y normalidad en el que viven Leonard (Alex Lawther) y su amigo Hungry Paul (Laurie Kynaston), cuyos primeros giros de guión tienen que ver también con cosas tan normales como enamorarse o perder a algún ser querido. Leonard tiene 32 años y trabaja como "escritor fantasma", cuya profesión consiste en escribir enciclopedias sin firma, y que ya desde niño resultaba indescifrable para sus educadores, según cuenta la narradora (Julia Roberts): "Su madre les explicaba cómo, al igual que su difunto padre, Leonard simplemente carecía de cara de sorpresa", tratando de justificar la aparente apatía del niño. La actriz norteamericana Julia Roberts es una gran admiradora del libro, y cuando escuchó que se estaba preparando una adaptación, quiso participar en ella, así que se reservó el papel de narradora, que aporta una calidez y una tranquilidad a la historia desde el principio, como si se tratara de un cuento infantil. Por su parte, Hungry Paul vive con su madre Helen (Helen Behan) y su padre Peter (Lorcan Cranitch), y disfruta de la familiaridad de la rutina, con el momento del desayuno en solitario como uno de los más disfrutables del día: "Un zumo de naranja, una taza de té con cuatro cucharadas de azúcar, tres cereales integrales, diez rodajas de plátano y nueve minutos tomando el té sin prisas". Cuando comienza la historia, Leonard, generalmente absorto en sus propios pensamientos, tiene un encuentro con la realidad cuando su madre fallece, y de alguna forma se refugia en sus partidas de parchís con Hungry Paul. Pero también conoce a Shelley (Jamie-Lee O'Donnell), una nueva interna extrovertida que sin embargo parece entenderle mejor que su propio jefe Mark Baxter (Paul Reid), quien no para de reducir las fechas límite de las entregas de las enciclopedias que escribe Leonard, aprovechándose de su dedicación. Leonard tiene un proyecto sobre una forma diferente de enseñar la antigua Roma, fuera de las habituales narraciones históricas, pero nunca está lo suficientemente seguro como para planteársela a su jefe. 

Esta serie pequeña, producida entre la televisión pública de Irlanda (RTÉ) y la británica BBC One Northern Irlanda, que se ha realizado en un corto espacio de tiempo, desde su rodaje el pasado mes de mayo hasta su estreno en octubre, transcurre con la cotidianidad en la que viven sus protagonistas, como una negación de los ritmo dinámicos de las series actuales, demostrando que el ritmo pausado, el relato tranquilo y las historias sencillas sí tienen cabida dentro de un panorama audiovisual demasiado entregado a los plot twists y los cliffhangers. Nada de eso se encuentra en Leonard & Hungry Paul, pero no es un obstáculo para que los personajes resulten entrañables y su normalidad acabe siendo especialmente agradable. La narradora no cuenta obviedades que podemos ver en pantalla, sino que resulta un apoyo a los pensamientos de personajes que a veces no siempre saben expresarlos. Hungry Paul, cuyo apodo nunca se explica, lo que acaba formando parte de esas peculiaridades que rodean a la historia, es poco menos que un incel, obsesionado con la tecnología, cartero a tiempo parcial y generalmente poco interesado en las relaciones románticas. La serie habla precisamente de la amistad masculina, de la vida tranquila jugando juegos de mesa y de las conversaciones rutinarias sobre conocimientos espaciales bajo las estrellas. Los guionistas Richie Conroy y Mark Hodkinson, que provienen de escribir series infantiles y juveniles como Torres de Malory (BBC, 2020-2025), crean un relato lleno de ternura que también es lineal, introduce algunos elementos de disrupción como una idea o un acercamiento amoroso, pero sin que distorsionen demasiado la cotidianidad de los protagonistas. Resulta todo tan amable y encantador que ni siquiera los actores principales, los estupendos Alex Lawther (1995, Inglaterra), al que hemos visto en Alien: Planeta Tierra (Disney+, 2025-)  y Laurie Kynaston (1994, Inglaterra), al que vimos en Una pequeña luz: Protegiendo a Ana Frank (Disney+, 2023), han recibido las habituales críticas a sus acentos irlandeses que suelen hacer los medios. Pero, aunque se podría decir que cuanto menos pasa en la historia, más agradable resulta permanecer junto a ella, Leonard & Hungry Paul es una serie que aborda temas mucho más profundos de lo que parece. Como la novela, es una mirada optimista que responde sin dudarlo a la cuestión de si el mundo puede ser transformado por gente buena, los que no buscan el conflicto pero construyen, casi sin que se aprecie, pequeños pasos hacia una realidad más honesta, como pequeños actos de heroicidad cotidiana. Consigue hablar sobre la vida, la sencillez, la amistad, la pérdida y los sentimientos sin que apenas parezca que haga demasiado esfuerzo. Y encontrar este tipo de relatos en un panorama que parece empeñado en sorprender a cada minuto, acaba siendo un regalo maravilloso.

This is not a murder mystery

Miniserie | VRT | Bélgica 2025 | 6x52' ★★★ 

Escrita por Christophe Dirickx, Paul Baeten

Dirigida por Hans Herbots


En el cuadro titulado La trahison des images (1929), el pintor René Magritte (1898-1967, Bélgica) ponía en duda la lógica del espectador al introducir una frase junto al dibujo de una pipa: "Ceci n'est pas une pipe (Esto es no es una pipa)", lo que teóricamente negaba la evidencia. En realidad, en esta obra precursora del arte conceptual lo que estaba proponiendo era su idea de que el arte es una imagen del pensamiento, porque efectivamente la imagen no es una pipa real, sino una representación de una pipa. Este cuadro se ha utilizado como elemento de promoción de la serie This is not a murder mystery (VRT, 2025), cuyo título también hace referencia al mismo, porque niega aparentemente el género en el que se incluye esta curiosa propuesta. También aporta un toque lúdico en el que se utiliza un encuentro real entre artistas surrealistas para crear una historia de misterio al estilo de Agatha Christie, lo que al final termina funcionando particularmente bien. Como se indica en los créditos iniciales, en 1936 el aristócrata Edward James invitó a varios representantes del surrealismo a su mansión de West Dean para organizar la Exposición Internacional de Arte Surrealista de Londres. De hecho, West Dean House, que se puede visitar, es un majestuoso edificio que incluye en su interior obras conocidas del surrealismo como el sofá con la forma de los labios de Mae West o el teléfono con forma de langosta, ambos de Salvador Dalí, quien dijo de Edward James que era "el más loco de todos los surrealistas juntos". Aprovechando este concepto de establecer un cuestionamiento, la serie juega con habilidad entre la ficción y la realidad para construir un whodunit en el que un asesino utiliza la representación de obras surrealistas para componer el escenario del crimen: "En el surrealismo siempre se establece una pregunta: ¿Es esto un sueño o una realidad? ¿Es una broma o una tragedia?", dice el mayordomo Archibald Jukes (Jonathan Delaney Tynan) a sus subordinados, que no entienden el significado de las obras expuestas, en el episodio El teléfono langosta (T1E3). Como decimos, la historia toma elementos de la realidad para configurar la ficción, de manera que reinventa a los personajes: la primera víctima del asesino es la artista surrealista Sheila Legge (Lauren Versnick), quien en la vida real vivió más allá de 1936, falleciendo en Francia por una neumonía en 1949. Este primer crimen reproduce el conocido cuadro de René Magritte Los amantes (1928), que representa dos rostros de perfil besándose con las caras tapadas por un velo, y los sucesivos crímenes también hacen referencia a obras artísticas de los invitados al encuentro. A la manera de Y no quedó ninguno (1939, Ed. Booket), título original restituido de la novela de Agatha Christie conocida hasta hace poco como Diez negritos, los asesinatos se suceden en una mansión que acoge esta reunión de artistas que tiene como anfitriona a Lord James (Aoibhinn McGinnity). La llegada de dos inspectores de Scotland Yard, el veterano John Thistlethwaite (Stephen Tompkinson), vestido con bombín como los cuadros de René Magritte, y su ayudante Mary Quant (Donna Banya) deciden aislar la mansión para descubrir al asesino. René Magritte (Pierre Gervais), Man Ray (Frank Bourke) o Salvador Dalí (Iñaki Mur) y su compañera Gala (Regina Bikkinina) forman parte de este grupo de posibles víctimas, que al mismo tiempo también son posibles sospechosos. El único artista ficticio es Nash Lesley (Oscar Louis Högström), creado a partir de características de la artista de performance francesa Nusch Éluard que había posado para Picasso, y la modelo guadalupeña Adrienne Fidelin, que fue pareja de Man Ray.

La serie surgió en 2018 como una idea de Christophe Dirickx y Matthias Lebeer, quienes imaginaron una historia de misterio en la que René Magritte sería el investigador principal, pero después apareció la decisión de situarla dentro de esta reunión de 1936. Aunque en la serie la exposición de obras surrealistas se desarrolla también en la mansión, por cuestiones narrativas, en la realidad se exhibieron en el centro de Londres. Hans Herbots (1970, Bélgica), que ha dirigido series como La serpiente (Netflix, 2021) y Objetivo: París (Movistar Plus+, 2024), es el director principal, aunque Matthias Lebeer ejerce como co-director en los episodios centrales. Y utiliza visualmente algunos conceptos instaurados por la obra de René Magritte, como el llamado repoussoir, una técnica que consiste en situar a los personajes en primer plano a un lado para que la vista del espectador se dirija hacia los elementos del fondo. Hay continuos y divertidos guiños a las obras surrealistas, en la composición de las imágenes o en el diseño escénico, de manera que refuerza ese sentido lúdico. Pero también es cierto que da la impresión de que no termina de aprovechar del todo las posibilidades que le ofrecen los conceptos y las ideas del cuestionamiento de la realidad y la exploración del subconsciente que plantea el surrealismo, y la decisión de evitar secuencias oníricas o imágenes de fantasía, acaba siendo sustituida por el recurso fácil del psicoanálisis, con la aparición de Sigmund Freud (Stefan Sattler), para explicar a los personajes desde las consecuencias del trauma. Lo que parece algo decepcionante en una serie que pretende explorar precisamente un estilo artístico que se hace preguntas sobre la propia realidad. Los guionistas Christophe Dirickx y Paul Baeten parecen más interesados en el juego del misterio, pero eso también provoca que This is not a murder mystery también se quede en una propuesta sustancialmente artificial. Entre los invitados también se encuentran Lee Miller (Florence Hall) y Max Ernst (Mike Hoffmann), pero las ideas visuales se limitan a los bombines y las nubes de René Magritte, que está interpretado con cierta melancolía por el actor belga Pierre Gervais. Por su parte, el español Iñaki Mur (1993, Barcelona), al que hemos visto en Citas Barcelona (Prime, 2015-2024) y La agencia (Telecinco, 2025), incorpora a un Salvador Dalí egocéntrico, que a veces aporta un toque humorístico por sus extravagancias, aunque fuerza tanto el acento que en la versión original a veces resulta difícil entenderle. This is not a murder mystery es una producción belga, afianzada por la alianza New8, que asegura la emisión en ocho televisiones públicas europeas, y de hecho está hablada en inglés principalmente. Aunque está ambientada en West Dean, se rodó en la isla irlandesa de Curraghmore, donde solo se había rodado anteriormente Barry Lyndon (Stanley Kubrick, 1975), pero ese paisaje neblinoso aporta una cualidad visual aún más intrigante. El desenlace es adecuado y se divierte jugando con los tópicos de este tipo de misterios, e incluso da pie a una posible continuación. Teniendo en cuenta que el grupo de surrealistas que se reunió en Inglaterra volvió a congregarse y a exponer en ciudades como Nueva York, París y Tokio, hasta que se disolvió en 1946, hay posibilidades de regresar con otros misterios en otros escenarios. 

Máscaras de oxigênio não cairão automaticamente

Miniserie | HBO Max Latam | Brasil 2025 | 5x50' ★★★ 

Creada por Patricia Corso, Leonardo Moreira sobre una idea de Thiago Pimentel

Dirigida por Marcelo Gomes, Carlo Minêm

Festival de Berlín '25: Berlinale Series Market Selects

Cinema Jove '25: Luna de Valencia Mejor Serie | Premio del Jurado Joven


Una de las producciones brasileñas más destacadas de esta temporada es esta crónica de los primeros años de la pandemia del SIDA desde la perspectiva brasileña, pero manteniendo una mirada crítica también como reflejo de la tardía y equivocada gestión sanitaria de Brasil en la reciente pandemia del Covid-19. Tanto en los años 80 como en 2020, la primera reacción de las autoridades fue la negación y la pasividad, envuelta en desinformación, para posteriormente adoptar medidas de aislamiento y estigmatización. En una escena del episodio Vida (T1E1), un pasajero de un vuelo menciona lo paradójicos que son los folletos de seguridad de los aviones, en los que las personas que se encuentran en peligro, esperando que se suelten las máscaras de oxígeno para salvarles la vida, están dibujadas con rostros sonrientes. Lo que refleja en parte la forma despreocupada con la que muchos recibían las noticias de la propagación de los contagios de VIH, sin pensar que pudiera afectarles. Pero, como el título de la serie indica, en este caso esperar que la lucha contra la enfermedad llegara de manera espontánea era inútil, y fue el impulso propio de la comunidad homosexual el que encontró soluciones en muchos casos. Como el de un grupo de azafatos y azafatas que, en la vida real, decidieron conseguir el primer tratamiento de AZT en Estados Unidos e introducirlo de contrabando en Brasil, donde no estaba regulado su uso. Mientras que el AZT comenzó a utilizarse en algunos países desde 1987, Brasil no lo aprobó hasta 1993. Mascaras de oxigênio não cairão automaticamente (HBO Max, 2025) se basa en esta historia real para abordar los primeros años de la enfermedad y reflejar la percepción con la que fue recibida al principio. Envuelta en el estigma de la muerte, muchos jóvenes ni siquiera hablaban de ella, y por eso cuando Pantera (Verónica Valentino), una veterana mujer transexual, acepta el destino terrible del VIH positivo, le pide a Raul (Ícaro Silva) que no oculte la causa de su muerte, sino todo lo contrario, que hable del SIDA de manera abierta para que los jóvenes tomen conciencia de su gravedad. Fernando (Johnny Massaro) es uno de estos jóvenes despreocupados que tiene una vida que muchos podrían envidiar, especialmente en una época en la que viajar en avión era prohibitivo económicamente para muchos brasileños. Él, sin embargo, trabaja como azafato en la compañía Fly Brasil junto a su amiga Lea (Bruna Linzmeyer), y lleva una vida hedonista y promiscua, aunque mantiene una relación algo más estable con el popular futbolista Caio (Igor Fernandez), quien no se considera homosexual, como le deja claro a Fernando en el episodio Canto de Oxóssi (T1E2) cuando le dice: "No soy un desviado como tú". 

Fernando puede parecer un personaje arquetípico de la representación homosexual, pero este es el propósito de la serie al tener como protagonista a una persona joven que disfruta de todo lo que necesita hasta que el VIH pone en peligro esa aparente perfección de su vida personal. Pero la historia también quiere evitar la percepción inicial de que se trataba de una pandemia que afectaba solo a la comunidad LGBTIQ+, presentando a otros personajes, algunos heterosexuales, que también deben enfrentarse al rechazo que provoca estar contagiado con el VIH, como el hijo de un piloto. Los primeros episodios de Mascaras de oxigênio... contienen altas dosis de homoerotismo que reflejan el deseo y la búsqueda del placer, que sin embargo se rompe con la aparición de la infección. Desde la mirada contemporánea y el conocimiento actual del desarrollo de la enfermedad, es impactante ver algunas de las reacciones que provocaba, como la incertidumbre sobre las formas de contagio que se mantuvo durante mucho tiempo a pesar de que la información médica era transparente. La serie creada por Patricia Corso y Leonardo Moreira sobre una idea original de Thiago Pimentel, no pretende tener solo una función más o menos informativa y educativa sobre una enfermedad con la que, a finales de 2024, convivían más de 40 millones de personas en el mundo. Por el contrario, es una aproximación emocional que en algunos momentos puede ser difícil de contemplar ante el dolor y la confusión que aparecían como un impacto en las vidas de muchas personas. El AZT, a pesar de sus duros efectos secundarios, fue uno de los primeros retrovirales que conseguía mantener el contagio sin desarrollarse. En el segundo episodio, Fernando toma la decisión de transportar este tratamiento en su maleta para venderlo entre los círculos sociales más ricos, y así conseguir dinero para adquirir más y al mismo tiempo poder ofrecerlo de forma gratuita entre la comunidad con menos recursos: "El Robin Hood de los gays", como le define Raul. La serie aborda la dimensión política y social que supuso el SIDA a través de la hipocresía de personajes secundarios como un policía que tiene relaciones con Raul pero al mismo tiempo participa en redadas en las que se dan palizas a transexuales. Dotada de una especial capacidad para conmover, Mascaras de oxigênio... también se beneficia del efecto de la nostalgia, que transmite a través de una selección de temas populares de la música pop de los ochenta e imágenes de archivo de la época. Es una crónica que en cierto modo llena un vacío en la cinematografía brasileña que no ha abordado el tema del SIDA excepto en títulos concretos como Os primeiros soldados (Rodrigo de Oliveira, 2021), una película también protagonizada por Johnny Massaro. Pero la serie conecta asimismo, en una medida menos contundente, con el excelente retrato en forma de biopic sobre el cantante Ney Matogrosso que ha hecho la película Sangre latina: La balada de Ney Matogrosso (Esmir Filho, 2025), como un retrato de la rebeldía individual que se envuelve en el impulso colectivo. 

The last anniversary

Miniserie | AMC/BBC One | Australia-Estados Unidos 2025 | 6x52' ★★★ 

Creada por Samantha Strauss sobre la novela de Liane Moriarty

Dirigida por John Polson


La escritora Liane Moriarty (1966, Australia) ha conocido la adaptación de varias de sus novelas con resultados dispares, en series como Big little lies (HBO Max, 2017-2019), Nine perfect strangers (Prime, 2021-2025) y Un revés inesperado (SkyShowtime, 2024), que conforman casi siempre una mirada a la familia y a las diferencias de clases sociales. Su segundo libro, The last anniversary (2005), no publicado en España, se enfoca precisamente en un núcleo familiar en el que las mujeres ocupan el centro, son las que impulsan los recuerdos y las tradiciones. Pero cuando la periodista Sophie Honeywell (Teresa Palmer) recibe la noticia de que Connie (Angela Punch McGregor), la abuela de su ex-novio Thomas (Charlie Garber), le ha dejado en su testamento una casa familiar en la remota isla de Scribbly Gum, ella lo asume como una oportunidad para comenzar desde cero. Sin embargo, cuando llega a esta isla, el recibimiento por parte de la familia no es tan acogedor como podría esperar, y es considerada como una intrusa de la que nadie entiende por qué ha recibido esta generosa herencia. Sobre todo cuando comienza a investigar la misteriosa desaparición de una pareja y su bebé ocurrida hace 50 años, lo que ha convertido a la ficticia isla de Scribbly Gum en un lugar que atrae el turismo de los true crime. Pero estas visitas también mantienen económicamente el negocio de Enigma Munro (Helen Thomson), quien declara con orgullo en los tours guiados que la bebé desaparecida es ella. A partir de este punto de partida, la historia construye un entorno familiar en el que mujeres toman protagonismo: la inicialmente hostil Veronika (Danielle Macdonald) es nieta de Connie y vive con sus padres Ron (Jeremy Lindsay Taylor) y Margie (Susan Prior), pero a pesar de la desconfianza del principio, ayuda a Sophie en su investigación. La hermana de Connie, Rose (Miranda Richardson) es una solterona que prefiere mantenerse al margen de la historia familiar, mientras que su sobrina Grace (Claude Scott-Mitchell), hija de Enigma, ha sufrido un embarazo traumático junto a su marido Callum (Uli Latukefu), con quien Sophie tuvo una aventura en el pasado. Dentro de este ambiente familiar, por supuesto, hay secretos, medias verdades y misterios que se irán desvelando a lo largo de los seis episodios, pero el drama adaptado por la guionista australiana Samantha Strauss, que trabajó en la primera temporada de Nine perfect strangers y es la creadora de la exitosa miniserie Vinagre de manzana (Netflix, 2025), es lo suficientemente sólido como para mantener el interés. Ella ejerce como Jefa de guionistas, mientras que los episodios se reparten entre escritores como Sara L. Walker, guionista de The twelve (Binge, 2022-), versión australiana, que escribe los episodios 3 y 6, Giulia Sandler el episodio 4 y Greg Waters, guionista de Ghosts: Australia (Network 10, 2025) el episodio 5.

Aunque no interviene como actriz, Nicole Kidman ejerce como productora ejecutiva, mostrando de nuevo su interés por expandir la literatura de Liane Moriarty, mientras los guiones desarrollan varias tramas de relaciones familiares que pueden parecer convencionales pero conforman un núcleo de fortaleza femenina que resulta notable. El tratamiento de temas como la depresión postparto que sufre Grace es impecable, abundando en los aspectos psicológicos sin victimizar a un personaje que se siente incapaz de ejercer como madre con su bebé, mientras la investigación periodística sobre el pasado en la isla aporta ese toque de thriller que parece que necesitan todos los dramas en la actualidad. Pero sobre todo consigue que las relaciones entre este grupo de mujeres funcione con una veracidad refrescante, aunque los lectores del libro critican que la serie ha efectuado numerosos cambios e introducido tramas alternativas. La protagonista, Sophie, interpretada por Teresa Palmer con una complejidad que se aleja del pasteloso romanticismo obvio de Mix Tape (Movistar Plus+, 2025), se construye como una mujer que trata de encontrar su sitio, no solo en una isla que no visitaba desde hace años, sino en su propia perspectiva de vida. Danielle Macdonald, a la que hemos visto recientemente en las dos temporadas de El turista (HBO Max, 2022-2024), aporta un toque más desenfadado con el empeño de Veronika en crear un pódcast y su emparejamiento como investigadora con Sophie. Pero son sobre todo los personajes maduros, interpretados por tres grandes actrices, los que configuran el soporte principal de la historia. Helen Thomson, muy divertida como la madre de la protagonista en Colin de cuentas (Movistar Plus+, 2022-) aporta matices a Enigma, mientras que Miranda Richardson incorpora profundidad a Rose, un personaje que intenta mantenerse en segundo plano, ambas con la sombra de los secretos guardados por Connie, interpretada por la veterana Angela Punch McGregor, habitual del cine australiano desde que ganó el premio AFI a la mejor Actriz Secundaria por Newsfront (Philip Noyce, 1978). La historia mezcla el presente con la línea temporal del pasado, cuando el periodista Billy Thrumm (Jacob Warner) llega a la isla para contar la historia de Baby Munro y acaba enamorándose de Connie, a través de flashbacks inteligentemente insertados por el director John Polson (1965, Australia). No son intrusivos, sino que aportan matices a las respuestas secas de Rose, un personaje que a veces recuerda a June Hart (Sigourney Weaver) en Las flores perdidas de Alice Hart (Prime, 2023). Y las cenas familiares son brillantes, con sus comentarios afilados y sus conflictos intergeneracionales: "Vuestra generación es demasiado complicada con todo", dice Enigma en un encuentro revelador en el Episodio 2 (T1E2). La canción "Riverside", incluida en el álbum Philharmonics (2010, PIAS) de Agnes Obel, suena en los títulos iniciales de una historia fascinante sobre los secretos y los desafíos de un grupo de mujeres. 

Golpes se estrena en salas de cine el 5 de diciembre. 
The death of Bunny Munro se estrena en SkyShowtime el 30 de enero de 2026.
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):

Los Tortuga se puede ver en Movistar Plus+.
Un hombre libre se puede ver en Filmin. 
Barry Lyndon se puede ver en Filmin y Movistar Plus+.
Sangre latina: La balada de Ney Matogrosso se puede ver en Netflix.