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Romi
Temporada 1 | Ficción, 6x70' | Prime Video | ★★★☆☆ Creada por Iker AzkoitiaEscrita por Iker Azkoitia, Pau Bacardit, Efrén Tarifa, Almudena Vázquez, Alberto Úcar
Dirigida por Inés ParísFestival de Cine de Ourense '25: OUFF Series
South International Series Festival '25: Sección Oficial Ficción
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Una de las conclusiones del último estudio elaborado por GECA y presentado en la última edición de
Iberseries & Platino Industria, que comentamos en nuestras crónicas, es la excepcionalidad de dos países europeos como España y Polonia, dentro de un contexto general en el que la ficción está sobre todo impulsada por las televisiones lineales. Pero la industria audiovisual española se ha visto totalmente absorbida por la llegada del streaming y, al contrario que en el resto de Europa, son las plataformas las que se han apoderado de la producción de series, dentro de un panorama en el que las televisiones (privadas y públicas) parecen no encontrar el espacio para desarrollar una cierta estabilidad en la producción. Esto no quiere decir que las televisiones convencionales no produzcan series, pero incluso aquellas que lo hacen como Atresmedia, la que más producción propia estrena en España, no tienen como objetivo llegar a sus canales lineales, sino ocupar el contenido de su plataforma de streaming atresplayer. Algunas de las estrategias de las televisiones en realidad terminan subrayando esta dependencia del streaming: RTVE presentó la comedia
Sin gluten (RTVE Play/Prime Video, 2025), pero ha acabado estrenándose completa en Prime Video una semana después, mientras que Mediaset, que perdió hace años el impulso que supuso para la ficción española, ha realizado una extraña maniobra colocando un solo episodio de
Romi (Prime Video, 2025) en su plataforma Infinity mientras la serie completa también se estrenaba en Prime Video sin apenas promoción. No está claro en qué consiste la estrategia, pero lo cierto es que acaba encaminando a las series a un espacio intermedio que las perjudica. De hecho, el formato de
Romi es claramente de prime time, con episodios de más de una hora de duración que encajan mejor en la televisión lineal que en el streaming, y un género procedimental sin demasiadas complicaciones que tiene perfil de televisión en abierto. La propuesta del debutante creador Iker Azkoitia fue finalista en 2020 del Máster Showrunners que viene desarrollando desde hace varios años Mediaset con la ESCAC, y después ha tardado cuatro años en producirse a través de Mandarina Producciones, que recientemente también ha estrenado
Furia (HBO Max, 2025). Alineándose con la última tendencia de incorporar protagonistas de diversidad en las series policíacas, como las británicas
Reunion (BBC, 2025) y
Code of silence (ITV, 2025), esta serie española tiene como personaje principal a Romina Goitia (María Cerezuela), una joven que quedó sorda cuando era niña debido a una explosión que acabó con la vida de su padre, lo que funciona como trama horizontal. Debido a su discapacidad auditiva, ha desarrollado una especial habilidad para interpretar los microgestos que a veces contradicen a la comunicación verbal, lo que le permite ser especialmente efectiva en su trabajo como detective en la agencia Kodea que dirige Martín (Asier Etxeandía). De manera que las investigaciones procedimentales de cada episodio se mezclan con las dudas que rodean a la muerte de su padre Bixente, estableciendo un entorno intergeneracional con su madre Alaia (Natalia Millán), inspectora de la Ertzaintza, y su abuela Garbiñe (Elena Irureta).
El trauma que ha provocado la ausencia del padre/marido/hijo marca la relación entre las tres mujeres que forman el núcleo familiar, mientras las peculiares estrategias que utiliza Romi en sus investigaciones a veces chocan con los métodos policiales que representa su madre. A nivel procedimental, los casos no son demasiado complejos, como la desaparición de un empresario en Romi (T1E1) o el robo dentro de una familia que acaba de repartir una herencia en Hoy, mañana y siempre (T1E4), lo que también permite la incorporación de algunos actores veteranos como Mercedes Sampietro en el episodio mencionado o Miguel Rellán en Seres queridos (T1E5), aunque a veces se sienten demasiado desaprovechados. Uno de los problemas de Romi es la acumulación, en parte debido a su propio formato, de manera que en un mismo episodio se solapan la trama horizontal, la trama procedimental y las subtramas de relaciones entre los personajes. No funciona mal el equipo que forma Romi con la becaria Nerea (Edurne Azkarate), pero introducir una atracción sentimental no correspondida parece excesivamente enrevesado entre tantas líneas argumentales, lo que suele ser una debilidad de las series de prime time, que necesitan cubrir más de una hora de duración en cada episodio. El elemento principal que distingue a esta historia que, por lo demás, se mueve en terrenos bastante convencionales, tratando de mezclar el tono de thriller con el drama familiar, es la discapacidad auditiva de Romi, pero ésta no funciona como un impulso narrativo sino en muchas ocasiones solo como una característica particular del personaje, que además sirve como excusa para haber desarrollado una habilidad especial. El hecho de que Romi disponga de un implante coclear, más sofisticado que el habitual audífono, hace que ella decida en qué momento apagarlo o encenderlo, de manera que Romi solo es sorda cuando al guión le conviene, mientras que el resto del tiempo oye y habla con absoluta normalidad. Precisamente, es interesante cuando la trama procedimental se desarrolla en un contexto relacionado con la discapacidad auditiva, como en el episodio Sigilosa (T1E3), en el que la responsable de una asociación de personas sordas es asesinada, porque permite incorporar algunos comentarios sobre las diferentes percepciones de la sordera. Iker Azkoitia ha introducido también la discapacidad auditiva en obras teatrales como El grito de la tortuga (2019), por lo que el tema está tratado evitando lugares comunes, aunque quizás construye un personaje principal demasiado borde en los primeros episodios, bien incorporado por María Cerezuela, ganadora del Goya a la Mejor Actriz Revelación por Maixabel (Icíar Bollaín, 2021), que tiene una relación improbable con Leo (Jon Olivares), un informante de la policía, lo que parece demasiado rebuscado y conveniente en algún episodio. Pero Romi camina con seguridad por el género procedimental, acercándose progresivamente a la investigación principal en los últimos episodios como en Agur, Aitatxo (T1E8), con algunos giros interesantes, y con un reflejo de Bilbao que se aleja del tradicional tono oscuro.
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El refugio atómico
Temporada 1 | Ficción, 8x60' | Netflix | ★☆☆☆☆ Creada por Álex Pina, Esther Martínez LobatoEscrita por Lorena G. Maldonado, David Oliva, David Barrocal, Humberto Ortega
Dirigida por David Barrocal, J.M. Cravioto, Jesús Colmenar |
La última serie de Álex Pina (1967, Pamplona) y Esther Martínez Lobato (1976, Soria) es claramente la mayor decepción de este año, si es que se podía esperar algo positivo de los responsables de
Sky rojo (Netflix, 2021-2023) y
Berlín (Netflix, 2023-). Pero viniendo precedida de su ambiciosa propuesta, de la construcción del mayor escenario de rodaje en el Centro Europeo de Producción de Netflix en Tres Cantos (Madrid), de la utilización de producción virtual por primera vez en una serie española y de una historia ambientada en un refugio postapocalíptico, podía esperarse que, aunque terminara siendo lo mismo de siempre, al menos tuviera calidad de producción. Pero la propuesta decepciona desde el principio, con un diseño q
ue recuerda tanto a series como Fallout (Prime Video, 2024-) que parece directamente un plagio, y con una trama que resulta, dentro de las historias absurdas que suelen presentar sus creadores, todavía más ridícula. El refugio atómico (Netflix, 2025) no parece provenir de una idea original, sino de un prompt de Inteligencia Artificial en el que se han metido referencias de otras series y contenidos de otras producciones de Vancouver Media. El planteamiento puede ser atractivo, con un búnker para millonarios preparado para aislarles de los efectos de un ataque nuclear, especialmente diseñado para la comodidad de los privilegiados que han podido permitirse pagar una cuantiosa cantidad de dinero como reserva sin derecho a devolución. Pero justamente coinciden en el mismo búnker dos familias relacionadas y también enfrentadas. El narrador del prólogo, al estilo característico de Vancouver, es Max Varela (Pau Simón), un joven que se enamora de Ane Falcón (Mónica Mara), pero un accidente de tráfico acaba con ella en el cementerio y con él en la cárcel. Como Álex Pina ya nos contó cómo es la vida carcelaria en Vis a vis (Netflix, 2015-2019), se muestra rápidamente la transformación de Max desde un joven acosado a un musculoso acosador, y justo cuando sale de prisión, su padre Rafael (Carlos Santos) le lleva a otra, Kimera Underground Park, donde debe convivir con su abuela cachonda Victoria (Montse Guallar) y con los familiares de Ane: su padre Guillermo Falcón (Joaquín Furriel), su madrastra Mimi (Agustina Bisio) y su hermana Asia (Alicia Falcó), la más agresiva con Max, lo que en las series de Vancouver ya sabemos que significa que inevitablemente desembocará en una relación sentimental. A cargo del búnker se encuentran los hermanos Minerva (Miren Ibarguren) y Ziro (Álex Villazán), quienes en el giro de guión del final del episodio Volver del infierno (T1E1), dejan claro al espectador que El refugio atómico no pretende ser Silo (Apple tv+, 2023-) sino, una vez más, La casa de papel (Netflix, 2017-2021).
Así que nos encontramos de nuevo con la estructura de flashbacks que nos cuentan los antecedentes de los personajes y el plan maestro elaborado por Minerva y Ciro, que tiene tantos agujeros que si el refugio tuviera los mismos, no serviría para una mierda. Tanto es así que, cuando ocurre un accidente dentro del búnker, deben recurrir a Asia, estudiante de medicina, para atender al herido, porque al parecer no hay médicos en el refugio. Entre los despropósitos de la historia, que termina derivando hacia las habituales líneas narrativas sobre relaciones sentimentales, infidelidades y sexo soft que suele caracterizar a las series de Vancouver Media, no es fácil encontrar cuáles son los temas que quiere abordar. Hay algunas referencias a las clases privilegiadas, la ambición y la insolidaridad, pero son demasiado superficiales. Minerva, que es una especie de villana de comedias de Mike Myers al estilo Austin Powers (Jay Roach, 1997), manifiesta claramente su animadversión hacia los millonarios: "Si alguien me pregunta si odio a los ricos, la respuesta es sí. Con toda mi alma. El sueño americano no existe; si naciste como una rata morirás como una rata. Y cuando nos cansamos de que nos humillen, montamos un par manifestaciones y quemamos tres contenedores. Y nos vamos rapidito a casa porque mañana tenemos que trabajar", dice Minerva en Odio a los ricos (T1E3). Es el mismo tipo de discurso que elaboraba El Profesor (Álvaro Morte) en La casa de papel, pero ahora en boca de la antagonista. La lucha contra un sistema invisible se convierte en la representación del poder económico sometido, pero las reflexiones en torno a la escalera social son tan superficiales como irrelevantes. El refugio atómico pretende entretener, y si para ello necesita sacrificar la coherencia está dispuesto a hacerlo, pero también desaprovecha algunas posibilidades que ofrece el propio guión, desde la participación de la IA Roxan (voz de Michelle Jenner) hasta esa microsociedad en la que los privilegios ahora son compartidos a un mismo nivel. Por el contrario, prefiere decantarse por una especie de alto culebrón con personajes extremos que tienen un punto de ironía pero que nunca encuentran un tono equilibrado y homogéneo. Hay algunos que parecen caricaturas y otros que rozan el esperpento.
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Zoomers
Temporada 1 | Ficción, 6x30' | Prime Video | ★★★☆☆ Creada por Federico Mayorca, Guillermo Van DreïEscrita por Luis Gamboa, Zebina Guerra, Andrea Torrano, Federico Mayorca, Guillermo Van Dreï
Dirigida por Óscar PedrazaFestVal '25: Sesión Especial
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La plataforma Prime Video ha encontrado dos caminos de éxito en España: las comedias juveniles y las comedias familiares, convirtiéndola en una especie de plataforma de contenido muy característico de las televisiones lineales. La última aportación a este entorno proviene, sin embargo, de la productora colombiana Dynamo, fundada en 2006 por Andrés Calderón, que desde su oficina en Madrid ha llevado a cabo algunas producciones destacadas como el largometraje
Malnazidos (Alberto de Toro, Javier Ruiz Caldera, 2020), pero sobre todo está implicada en proyectos latinoamericanos ambiciosos como
Narcos (Netflix, 2015-2017) y
Cien años de soledad (Netflix, 2024-2026). Aunque por el momento solo se ha estrenado en España,
Zoomers (Prime Video, 2025) parece tener una proyección al menos latinoamericana, porque incluye a populares actrices y actores mexicanos como Azul Guaita, protagonista de
Como agua para chocolate (HBO Max, 2025) y Cosmo Elio González. Desde el título, la serie juega con la contraposición de la generación de los
baby boomers, nacidos en un mundo analógico para tener que adaptarse a las nuevas tecnologías, utilizando el término
zoomers para designar a la Generación Z, también conocida como los nativos digitales, que sin embargo se han enfrentado a grandes transformaciones, como las crisis económicas o la pandemia del coronavirus, en un mundo que parece plagado de acontecimientos negativos y con un futuro poco esperanzador. Este grupo de estudiantes del campus universitario de Salamanca comienzan su etapa universitaria hacia la edad adulta durante la post-pandemia, lo que también subraya la necesidad de recuperar las relaciones sociales que en cierto modo se perdieron durante el confinamiento. Javier (Biel Rosell) es un joven desubicado que ha comenzado sus estudios de Marketing en un Colegio Mayor, mientras continúa con sus sesiones de terapia online debido a un trauma que se irá desvelando a lo largo de la temporada. La serie se centra principalmente en su relación con Martina (Azul Guaita), en una especie de historia romántica que sin embargo describe una relación algo tóxica, rodeados de otros estudiantes como Andrés (Cosmo Elio González), el compañero de residencia de Javier, que solo se dedica a sus redes sociales y apenas sale de la habitación, o Lorena (Berta Castañé), que tiene su propio tutorial de cuidados personales, lo que sirve a la serie para introducir el product placement de una marca de maquillaje que también es la patrocinadora de la emisión, incluyendo dos cortes publicitarios para destacar que podemos ver la serie sin publicidad, gracias a su publicidad (¡!). Pero si bien la historia trata de evitar algunos lugares comunes de este tipo de historias juveniles que transcurren en un centro de enseñanza en el que los protagonistas se relacionan con mayor o menor afinidad, en realidad no consigue hacerlo. Impulsada por esta especie de atmósfera de tragedia que suele envolver a la Generación Z, se abordan temas como la salud mental y el suicidio, que en España es la segunda causa de muerte entre los jóvenes por detrás de los accidentes de tráfico. Lo que da lugar a algunas secuencias extrañas, como un intento de equilibrar una situación dramática con el fondo de la catedral de Salamanca, en una especie de postal turística con trasfondo trágico en el episodio
Movidas (T1E6), que resultante francamente inquietante.
En este sentido,
Zoomers trata de evitar ser considerada como el tipo de series juveniles sexualizadas al estilo de
Élite (Netflix, 2018-2024) y sus sucedáneos, con Javier diciéndole a su amigo Víctor (Mauro Vélez): "
Ahora que hemos perdido la virginidad los dos, lo de follar está sobrevaloradísimo". Pero si no cae en estos tópicos, abraza completamente otros, de manera que al final nunca llega a ser lo distintiva que parece pretender. Por mucho que trate de construir personajes y relaciones más cotidianos, usando el humor sin ser del todo una comedia, el dibujo de protagonistas como Martina, que trata de destacar en sus estudios para alcanzar la independencia de su familia adinerada, lo hemos visto en numerosas ocasiones, y situaciones como la escena del ascensor durante una fiesta de fin de año en
Expandiendo horizontes (T1E3) o la lista que elabora Javier de objetivos por alcanzar durante su primer año universitario, que sirve para estructurar la temporada en diferentes meses a lo largo del curso, resulta otro de esos lugares comunes.
Zoomers está creada por Federico Mayorca y Guillermo Van Dreï, este último también guionista de la miniserie
Itxaso (Netflix, 2024), el punto de partida de la historia es la idea de describir a una juventud que está creciendo en medio de constantes momentos de inestabilidad, aunque le falta una mirada crítica para reflexionar sobre hasta qué punto esa misma juventud es la responsable de afianzar esta falta de equilibrio, contribuyendo a una involución ideológica que parece acercarnos peligrosamente hacia los errores del pasado. Hay algunos apuntes de sensibilidad social, como una manifestación animalista organizada por el rebelde João (João Bettencourt), pero en general los temas que trascienden el entorno estudiantil no son abordados con demasiada profundidad, como queriendo situarse en una posición cómoda que no trate cuestiones demasiado complejas. Algunos personajes adultos se introducen en la historia como los
boomers que contrastan con los
zoomers, como Marcela (Itziar Atienza), la madre de Carla (Luna Bengoechea), que establece un triángulo amoroso un poco forzado con Andrés, o el profesor Fernando (Héctor De Miguel (Quequé)), que aporta un alivio cómico. Bajo la dirección del veterano Óscar Pedraza, la historia mantiene un ritmo constante, pero no consigue trascender del todo. En una interesante reflexión, Javier llega a culpar a otras series como
Euphoria (HBO Max, 2019-) y
Élite de haber distorsionado la realidad a su generación, pero desde luego
Zoomers no es la propuesta diferente que va a conseguir solucionar este problema. El Making Of hace un interesante paralelismo entre los personajes de la ficción y la experiencia real de algunos estudiantes en Salamanca.
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