08 marzo, 2024

Las mejores series inéditas de 2024: Parte 1

La primavera llega a las plataformas de streaming con un gran número de estrenos, especialmente para cumplir la ventana de elegibilidad para los premios Emmy, que se cierra el 31 de mayo. Pero para los bolsillos de los suscriptores es un momento complicado en el que las continuas subidas de precios hacen cada vez más insostenible mantener varias suscripciones mensuales. Las plataformas han ido incrementando sus precios continuamente, con porcentajes que serían inaceptables en cualquier otro sector: Amazon aumentó un 150% la suscripción anual desde que se lanzó en 2016, y ahora introduce una nueva subida de 2 euros a los usuarios que no quieran publicidad. Netflix y Apple tv+ han subido un 50% los precios correspondientes a las tarifas que tenían en 2015 y 2019 respectivamente, mientras que Disney+ ha subido un 71% desde 2020. La compañía ha lanzado una campaña de promoción en su plan con anuncios hasta el 14 de marzo que parece una estrategia para cumplir el objetivo de suscriptores que tenía previsto para 2024, y que por el momento no ha conseguido. De camino, también rentabiliza los 75 millones de dólares que ha gastado en adquirir los derechos del concierto de Taylor Swift. A SkyShowtime le ha bastado poco más de un año en España para introducir su primera subida de precios, aprovechando la introducción del plan con publicidad. En cuanto a las plataformas españolas, Movistar+ ha aumentado un 43% el precio de su tarifa mensual para suscriptores no clientes de la compañía, Atresplayer Premium ha aumentado su tarifa individual un 40%, RTVE Play no tiene coste, pero ha introducido una tarifa para suscriptores internacionales, y Filmin era la única plataforma que había reducido su precio desde que se lanzó en 2010 por 10 euros mensuales, pero a partir del 28 de marzo subirá dos euros su tarifa actual, volviendo al precio con el que se inició. Curiosamente, la justificación común de las compañías (aparte de la socorrida inflación) es que con estas subidas de precios pueden invertir en mejores películas y series, cuando la tendencia reconocida por todas es precisamente la contraria: realizar una menor cantidad de producción y a su vez que resulte menos costosa. 
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El debate sobre la Inteligencia Artificial (IA) que se convirtió en uno de los principales escollos de las negociaciones de las productoras y streamers de Hollywood con los sindicatos de guionistas y actores el año pasado, lo que paralizó la industria durante seis meses, ha vuelto a centrar las conversaciones en Hollywood a partir de unas declaraciones de Tyler Perry, cuyas películas como Mea culpa (2024) triunfan en plataformas como Netflix, pero seguramente serían mejores si las escribiera una herramienta de IA. El millonario productor decidió paralizar una ampliación de 800 millones de dólares de sus estudios cinematográficos en Atlanta después de que la empresa OpenAI, responsable de la herramienta ChatGPT, publicara algunos ejemplos de su proyecto Sora, que es capaz de generar imágenes en movimiento de hasta 1 minuto de duración a partir de comandos escritos en texto (prompts). Tyler Perry se mostraba preocupado por la pérdida de empleos, aunque él mismo ha utilizado IA para efectos de maquillaje de envejecimiento realizados en postproducción en sus próximas películas. Aunque no está comercializada, Sora se ha convertido en el centro de un nuevo debate en los medios de comunicación de Hollywood. La tecnología virtual que permite rodar en todo tipo de escenarios sin necesidad de localizaciones en otros países ya la utiliza Jon Favreau en sus proyectos para Disney, pero la posibilidad de generar escenas a partir de texto es un paso importante. Jeffrey Katzenberg, fundador de la productora Dreamworks, decía en un panel de Bloomberg TV el pasado mes de noviembre que sus películas necesitaron más de 500 artistas de animación, pero que "dentro de tres años no será necesario ni el 10% de estos animadores". Si bien la tecnología está todavía en desarrollo, empresas como Google están trabajando en proyectos como Lumiere, que no solo genera videos a partir de texto, sino que puede modificar otros videos ya existentes. Algunos destacados analistas económicos de Hollywood han minimizado el impacto que esta tecnología pudiera tener a corto plazo, pero también es verdad que son los mismos que no vaticinaron un futuro brillante para el streaming. El problema para los sindicatos es que ellos pudieron negociar con las productoras y streamers, pero las que están generando estas herramientas son empresas tecnológicas, que no se ven afectadas por estos acuerdos. Las posibilidades de herramientas como Sora son impredecibles, y la propia OpenAI manifiesta su intención de ser vigilante, pero lanza una advertencia para evitar responsabilidades: "A pesar de investigaciones y pruebas exhaustivas, no podemos predecir todas las formas beneficiosas en que las personas utilizarán nuestra tecnología, ni todas las formas en que abusarán de ella". 

Ofrecemos ahora un recorrido, que iremos publicando a lo largo del año, por los estrenos recientes internacionales más destacados que hemos visto en los últimos meses, pero que permanecen inéditos en España. 

Los siguientes comentarios se basan en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Monsieur Spade ★★
AMC+, 14 de enero-18 de febrero
Estados Unidos, 2024 - 6x50'
Creada por Tom Fontana, Scott Frank
Dirigida por Scott Frank

Quizás en medio del debate sobre la capacidad de las nuevas tecnologías y las imágenes generadas por Inteligencia Artificial, las mejores propuestas provienen de la nostalgia y el tono clásico. Y en ese aspecto rescatar a una figura como Sam Spade de las páginas de la única novela que protagonizó, El halcón maltés (1930, Ed. Alianza Editorial), para crear una serie que reinventa al personaje pero que captura la esencia del cine negro es todo un acierto. El escritor Dashiell Hammett (1894-1961, Estados Unidos) aportó varios investigadores a la literatura policíaca, pero Sam Spade es el más conocido, aunque solo protagonizó la obra mencionada y otros relatos cortos publicados en la revista The American Magazine en 1932, que están recopilados en el libro Todos los casos de Sam Spade (2011, Ed. RBA). Muchos le consideran una evolución del Agente de la Continental, del que nunca se conoce su nombre, en la novela Cosecha roja (1929, Ed. RBA) pero, a diferencia de otros detectives, la característica principal de éste es su ambigüedad moral y su cinismo, que Humphrey Bogart representó a la perfección en El halcón maltés (John Huston, 1941), hasta el punto de estar estrechamente ligado a él en la memoria de los espectadores. De hecho, no ha habido más adaptaciones del personaje en el cine o la televisión, hasta ahora. George Segal interpretó a un supuesto hijo, también detective, en la parodia El halcón negro (David Giler, 1975) y Peter Falk dio vida a un alter ego, Sam Diamond, en la comedia Un cadáver a los postres (Robert Moore, 1976). La audacia de tomar al personaje más conocido del cine negro y reinventarlo en un retiro a principios de los años sesenta en un pequeño pueblo francés se debe a cuatro nombres de prestigio: los guionistas Scott Frank (1960, Florida), responsable de éxitos como Godless (Netflix, 2017) Gambito de dama (Netflix, 2020) y Tom Fontana (1951, Nueva York), creador de series como Oz (HBO Max, 1997-2003) y Borgia (Canal+, 2011-2014), el productor Barry Levinson (1942, Maryland), quien recientemente dirigió la película El superviviente de Auschwitz (2021) y el actor Clive Owen (1964, Reino Unido), a quien hemos visto en Asesinato en el fin del mundo (Disney+, 2023). 

En el prólogo del primer episodio se nos cuenta que Sam Spade (Clive Owen) llega a la pequeña localidad francesa de Bozouls (Francia) en 1955 con el encargo de llevar a una niña junto a su abuela, pero ésta se niega a ayudar, así que la deja en un convento de monjas cercano. En este lugar, sin embargo, el detective conoce a Gabrielle (Chiara Mastroianni), la dueña de un viñedo, con la que tiene una relación sentimental hasta que ella muere de cáncer. Tras heredar todas las propiedades de Gabrielle, Sam Spade decide retirarse en Bozouls adonde regresa en 1963, para encontrar a una adolescente Teresa (Cara Bossom) en el convento. Pero también ha vuelto Philippe Saint-André (Jonathan Zaccai), el supuesto padre de la niña, lo que coincide con el brutal asesinato de seis monjas. El instinto de investigador y sus conexiones con algunos personajes centrales le mantienen al tanto del caso, colaborando con el policía local Patrice (Denis Ménochet), quien no tiene muchos deseos de que un norteamericano meta las narices en sus investigaciones. Pero la historia está marcada por otros personajes como Marguerite (Louise Bourgoin), una cantante con la que Sam Spade comparte la propiedad de un pequeño club de jazz: "No hay mejor manera de vender alcohol que un bar lleno de almas tristes", dice el protagonista. Su marido es Jean-Pierre (Stanley Weber), un ex-combatiente de la guerra de Argelia, que también acaba de regresar al pueblo, mientras que los vecinos británicos Cynthia (Rebecca Root) y George Fitzsimmons (Matthew Beard) aportan un cierto sentido del humor. Aunque en realidad nadie es quien parece, sobre todo cuando un niño argelino que tiene un don especial despierta el interés de los principales servicios secretos.  

Monsieur Spade (AMC+, 2024) es una serie brillante, rodada en Bozouls, un pueblo francés situado en lo alto de un acantilado, que sirve como un perfecto escenario, alejado de la ciudad de San Francisco en la que el detective tenía su despacho (y a la que Clive Owen ha sugerido que podría regresar si hubiera una segunda temporada), para esta aventura de ritmo sosegado y diálogos pronunciados con ese tono de cine clásico que resulta decididamente literario, pero que está lleno de frases inteligentes. Porque la serie nada a contracorriente, aprovechando sus seis episodios para crear un entorno muy atractivo de personajes que tienen un trasfondo vital más profundo de lo que es habitual, y un cierto aire melancólico que está subrayado por la espléndida banda sonora de trompetas solistas del músico de origen guatemalteco Carlos Rafael Rivera. La colaboración de Frank Scott, que también se encarga de la dirección, y Tom Fontana construye un tipo de historia que se desenvuelve con calma, dejando adecuadamente cerradas todas sus tramas. También es cierto que puede provocar cierta confusión este entramado de personajes y sus relaciones, pero es un defecto del tipo de relatos acelerados a los que nos han acostumbrado en los últimos años, y de la forma en que vemos las series en la actualidad. Monsieur Spade necesita la implicación de un espectador que se deje llevar por los diálogos y que no esté pensando en la próxima serie que tiene pendiente. Es una invitación a escuchar en vez de oír, a observar en vez de solo mirar. Y tiene en Clive Owen, un actor que a pesar de haber sido nominado al Oscar por Closer (Cegados por el deseo) (Mike Nichols, 2005), necesitaba un personaje como éste, un Sam Spade que tiene un tono cínico y pronuncia palabras punzantes, y que se ve obligado a dejar algunos hábitos de detective clásico como fumar. El doctor Simon Pouchol (Vincent Nemeth) le anuncia que tiene un enfisema: "Deja de fumar ahora y vivirás 30 años. Si no, también vivirás 30 años pero con una máscara de oxígeno". La serie juega con los tropos del personaje, como la pistola y el característico sombrero que ahora tiene guardados en un armario, mientras alterna el inglés y el francés para hablar con sus vecinos: "He escuchado cuervos que tenían mejor acento", le dice Helena (Clotilde Mollet), la mujer que trabajaba para Gabrielle y ahora se ocupa de la casa. La serie se habría beneficiado, sin embargo, de menos subtramas, y tiene un desenlace algo descuidado, con demasiados personajes coincidiendo en los callejones de Bozouls y un final con actriz invitada que parece una resolución de un caso de Hércules Poirot. Pero eso no impide que Monsieur Spade sea una de las mejores series policíacas que se han estrenado en estos meses. 

Painkiller
 ★★★★
SVT, 26 de enero-2 de febrero
Suecia, 2023 - 6x28'
Creada por Johan Lundborg, Gabriela Pichler
Dirigida por Gabriela Pichler

Una de las producciones nominadas en los Nordisk Film & TV Fond, ha sido la primera incursión de la cineasta Gabriela Pichler en el formato de televisión, tras algunas exitosas películas como su debut Come duerme muere (2012) y su segundo largometraje Amateurs (2018). Escrita junto a su marido Johan Lundborg, que también se ha encargado de la fotografía, la miniserie Painkiller (SVT, 2024) aborda temas como la gentrificación, la emigración y el colapso de los servicios sociales en un país como Suecia. La historia transcurre en un barrio obrero de Gotemburgo que trata de resistir la invasión de grúas y de proyectos urbanísticos que en realidad solo servirán para desalojar a sus habitantes tradicionales, la mayor parte de ellos provenientes de familias inmigrantes. Dijana (Snezana Spasenoska) es una mujer jubilada procedente de los países bálticos que lleva más de cuarenta años en Suecia, contribuyendo a la creación de un estado del bienestar que ahora parece dar la espalda a la inmigración. Su hija Andrea (Dodona Imeri) es una artista que todavía vive con su madre, y que está preparando una performance en la que permanecerá colgada de una grúa durante doce horas. "Ocho años de estudios universitarios para esto", le dice su madre, que ha trabajado como limpiadora y sufre fibromialgia (dolor crónico). En cierto modo, Painkiller es una mirada satírica a la relación de la directora y guionista Gabriela Pichler con su madre, también una inmigrante que padece la misma dolencia.

El único servicio que le ofrece el Estado es una especie de taller de terapia para controlar el dolor, que comienza con unas sesiones de aceptación, aunque las participantes lo único que desean es que les den unas pastillas que les alivien. Rodada con un tono de humor irónico, la serie se centra sobre todo en la relación entre Andrea y su madre Dijana, la forma en que no terminan de entenderse pero al mismo tiempo conectan de una manera conmovedora. Cuando el programa de terapia se suspende precipitadamente porque deja de recibir subvenciones, Andrea intenta utilizar el arte de una manera terapéutica para su madre, o al menos distraerla lo suficiente como para que se olvide del dolor, primero esculpiendo una estatua de Dijana en uno de los episodios más divertidos de la serie, y más tarde haciéndole partícipe de su propia obra artística. Dodona Imeri es una actriz profesional que debuta con esta serie, mientras que Snezana Spasenoska es una inmigrante que trabaja en un restaurante y nunca había estado delante de una cámara. Pero ambas construyen unos personajes encantadores y divertidos. Dijana representa al estereotipo de esa madre de gran fortaleza, algo incrédula sobre las actividades de su hija, que incluso llega a defender al dictador Tito en una cena con otros emigrantes bálticos. Ella está siempre conectada por videollamada con sus familiares, aunque les dibuja una realidad algo diferente respecto a su hija, a la que susurra lo que tiene que decir cuando habla con ellas. Y protagoniza algunos momentos especiales en los que el humor deja paso a la emoción, como cuando escucha la canción "Griechischer Wein", una descripción de la nostalgia de los emigrantes griegos en Alemania que convirtió en un éxito el cantante Udo Jürgens en 1974. Andrea le dice que es una visión estereotipada de la emigración, pero acaba contagiada por la emoción. 

Painkiller tiene elementos de conexión con la representación de la clase trabajadora que ha venido haciendo Gabriela Pichler en sus largometrajes, y funciona perfectamente con un sentido del humor permanente a pesar de mostrar ciertas realidades complejas. Como cuando Hakan (Hasan Secilmis), un emigrante turco, decide que es el momento de regresar a su país, pero acaba volviendo a Suecia: "Allí ha cambiado todo. Me siento como un extraño". O cuando en el Episodio 5, Andrea lleva a Dijana a Skåneland, una paradisíaca región del sur de la península escandinava que sin embargo no se parece en nada a los recuerdos que tiene ella de cuando estuvo en 1978, la única vez que se ha tomado unas vacaciones. Quizás en algunos aspectos Painkiller no es demasiado sutil a la hora de transmitir sus mensajes, pero se trata de un retrato certero sobre la deconstrucción de una identidad propia en una ciudad como Gotemburgo que trata de transformarse perdiendo su propia personalidad, la que le han dado durante décadas los emigrantes llegados de otros países. Y lo hace utilizando el humor y el reflejo de una comunidad que tiene algunos matices cercanos a High Maintenance (HBO Max, 2016-2020), la serie de la que Gabriela Pichler se confiesa admiradora. 


De Grâce
 ★★★★☆
Arte France, 8-15 de febrero
Bélgica-Francia, 2023 - 6x52'
Creada por Maxime Crupaux, Baptiste Fillon
Dirigida por Vincent Maël Carmona 
Séries Mania '23: Mejor Actriz (Margot Bancilhon)

Cuando estamos a pocos días del comienzo de una nueva edición del Festival Séries Mania, que cubriremos con crónicas sobre el Foro profesional y su programación competitiva, ha coincidido este mes de febrero el estreno, casi un año después de su presentación en Séries Mania '23, de la producción franco-belga De grâce (Haven of Grace) (Arte, 2023), un thriller oscuro que se desarrolla en el puerto de El Havre, una localidad francesa situada en la región de Normandía. El protagonista de la historia es Pierre Leprieur (Olivier Gourmet), una figura respetada entre los estibadores, que sin embargo no consiguió ser elegido como responsable del sindicato, a pesar (o quizás por) prometer que iba a acabar con la complicidad de trabajadores del puerto en el tráfico de drogas escondidas en los contenedores. "Hace 500 años, marineros sorprendidos por una tormenta se refugiaron en el puerto, donde sobrevivieron al abrigo de las olas y el viento", explica Pierre como narrador: "Este lugar se llamó desde entonces Havre-de-Grâce (remanso de gracia)". Esta descripción del origen del nombre, también explica el empeño del protagonista por tratar de apartar a las redes de narcotráfico del puerto, una tarea difícil porque hay un grupo de estibadores que trabajan directamente para ellos, y porque el sindicato prefiere mirar hacia otro lado. Esta trama recuerda a otras historias destacadas como la magnífica segunda temporada de The wire (HBO Max, 2002-2008), que se desarrollaba en el puerto de Baltimore y pronto veremos la española Mano de hierro (Netflix, 2024), que tiene como escenario el puerto de Barcelona. El mismo día de su cumpleaños, en medio de una fiesta que le ha preparado su esposa Laurence (Astrid Whettnall), Pierre recibe la comunicación de que su hijo menor Simon (Panayotis Pascot) ha sido detenido por la policía cuando conducía un coche con droga en su interior, pero el coche pertenece a su hermano Jean (Pierre Lottin). De manera que ambos son acusados y tienen que ser defendidos por Emma (Margot Bancilhon), que además de ser su abogada también es su hermana. 

Desde el primer momento, De Grâce adopta un tono marcadamente oscuro y claustrofóbico, principalmente nocturno, que tiene cierto aire de drama operístico, con el uso en ocasiones del aria "El lamento de Dido" de la ópera Dido y Eneas (1689) de Henry Purcell, en uno de los momentos más destacados del episodio 2, y de tragedia griega con el inicio de cada episodio con la opresiva canción "Dirt on the ground" que Pyrit, nombre artístico del músico suizo Thomas Kuratli, incluyó en su album UFO (2015, Bookmakers Records). El destino fatal de la familia Leprieur atrapa a los personajes en una espiral de violencia, sobre todo cuando regresa el hermano del patriarca, Stephane (Philippe Rebbot), quien tiene un pasado intrigante. Los creadores Maxime Crupaux y Baptiste Fillon se encargan por primera vez de poner en marcha una serie, aunque el primero ha trabajado como guionista en producciones como Chérif (FR2, 2013-2019), que en España estrenó Calle 13. Pero el aspecto más destacado es la dirección de Vincent Maël Carmona (1980, Bretaña), ganador del César a la Mejor Ópera Prima por Los magnéticos (2021), con la que también participó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes. Su puesta en escena le aporta un tono de noir francés y rodea a los protagonistas de una atmósfera enrarecida en la que se percibe cómo el entorno familiar y laboral está a punto de desmoronarse, consiguiendo crear una historia claustrofóbica que inevitablemente acabará de forma violenta. 

Porque no solo el puerto, sino también el sindicato y la propia familia Leprieur acaban corrompidos por el tráfico de drogas, una forma de subsistencia que trata de contrarrestar la cada vez más peligrosa y enrarecida atmósfera, que representa un viaje que lleva directamente a los lugares más oscuros. Lo que además se refuerza con un secreto de Pierre Leprieur que no se revelará hasta que llega la tragedia, y que está relacionada con la ayuda que presta a la inmigrante Joy (Eliane Umuhire), que debe ejercer la prostitución para pagar la deuda que tiene con una proxeneta y poder recuperar su pasaporte. Esta subtrama, sin embargo, es la menos convincente de toda la miniserie, aunque es la que desmorona aún más la, ya de por sí frágil, unidad familiar. Pero cuando la serie adquiere el tono de thriller opresivo es mucho más efectiva, especialmente porque está solventemente interpretada por un reparto entregado a sus personajes trágicos. La actriz Margot Bancilhon, que interpreta a la hermana abogada con pocos escrúpulos, consiguió el premio de interpretación en Séries Mania '23, aunque nos gusta más el trabajo de Astrid Whettnall como la madre, una mujer fuerte que sin embargo acaba sobrepasada por los acontecimientos. 


Breathtaking
 
★★★★
ITV, 19-21 de febrero
Reino Unido, 2024 - 3x60'
Escrita por Rachel Clark, Jed Mercurio, Prasanna Puwanarajah
Dirigida por Craig Viveiros

Si el mes pasado hablamos del excelente drama Mr. Bates vs. The Post Office (ITV, 2024) por su repercusión social, la nueva apuesta en este sentido de la cadena de televisión británica es un acercamiento a los primeros días del coronavirus a través del trabajo de los enfermeros y médicos en primera línea. La serie está basada en el libro de no ficción de la Dra. Rachel Clark Breathtaking. Life and death in a time of contagion (2021), que denunciaba las discutibles decisiones que tomó el gobierno de Boris Johnson que afectaron al trabajo de los facultativos y seguramente provocaron muertes innecesarias. Ella ha ejercido como co-guionista junto al reconocido Jed Mercurio, productor de series como Line of duty (Netflix, 2012-2021) o Trigger point (Movistar+, 2022-) y el actor Prasanna Puwanarajah, al que hemos visto en series como The Crown (Netflix, 2016-2023). Centrada principalmente en la doctora Abbey Henderson (excelente Joanne Froggatt), una especie de alter ego de las experiencias reales de Rachel Clark, los tres episodios hacen un recorrido por los primeros días de la pandemia, ofreciendo una panorámica de la presión y el estrés continuo al que estuvieron sometidos los médicos, enfermeros y voluntarios, mezclándolos con imágenes de archivo de declaraciones en los medios de comunicación de los representantes políticos, que marcan el desarrollo temporal. La intención es la de analizar de qué forma algunas decisiones tomadas desde el Servicio Nacional de Salud (NHS) afectaron a su trabajo e incluso lo entorpecieron. En el episodio Containment (T1E1) los médicos se enfrentan a las órdenes de no realizar tests de coronavirus a los pacientes, aunque tuvieran síntomas, si estos no contaban con un historial de viajes reciente, a pesar de las advertencias que provenían de países como Italia, donde la pandemia se había extendido, de que el virus era muy contagioso. 

Hay una visceralidad en la representación de esta experiencia de los médicos que a veces enturbia el desarrollo de los personajes y de una trama que parece una sucesión de ejemplos de cómo las decisiones tomadas en los despachos se confrontaban con la realidad que se vivía en los hospitales. Pero algunas flaquezas narrativas no enturbian la capacidad de Breathtaking (ITV, 2024) para ser conmovedora y aterradora al mismo tiempo. Y de recordarnos algunas imágenes reconocibles, como al final del episodio Delay (T1E2) cuando la Dra. Henderson observa a personas en las calles aplaudiendo al servicio sanitario, ese reconocimiento ciudadano que sin embargo hemos visto que finalmente no se ha concretado en una valoración adecuada de su trabajo, sometido a pesar de la experiencia de una pandemia mundial, a posteriores recortes presupuestarios y despidos. La serie es contundente en su mensaje, como en la entrevista que concede la protagonista a un medio de comunicación: "Creo que ha habido muertes por COVID en residencias, en hospitales, en ambulancias que son consecuencia directa de un confinamiento tardío e incompleto". Una frase que podría trasladarse a otros países como España, pero que en Gran Bretaña tiene un mayor impacto por la actitud negacionista de Boris Johnson al comienzo de la pandemia, cuando se recuerda en la serie que afirmaba haber estrechado la mano a pacientes en hospitales (meses después acabaría convirtiéndose en uno de los afectados). O decisiones controvertidas como la de permitir reuniones familiares en Navidad, lo que provocó un nuevo repunte de los contagios. 

El enfoque de cada episodio en algunos pacientes, a la manera de los habituales procedimentales médicos, permite sin embargo una mayor identificación con la historia, y algunas decisiones visuales del director Craig Viveiros son impactantes, como mostrar las cicatrices que las mascarillas provocaban en los rostros de los médicos. Hay momentos especialmente sobrecogedores, como cuando en Mitigation (T1E3) las órdenes superiores impiden la operación de un paciente para extirparle un tumor, simplemente porque todas las camas de postoperatorio están reservadas para enfermos de coronavirus. Sabemos que en el mundo se han producido aproximadamente 7 millones de muertes por COVID, pero lo que no sabremos nunca es cuántos fallecimientos han sido daños colaterales, en pacientes que no han muerto por la enfermedad sino por no haber podido ser atendidos correctamente debido al colapso de los hospitales. Esa es una realidad terrible que Breathtaking pone de manifiesto de una manera que provoca impotencia, dando paso también a la representación de las oleadas de negacionismo absurdo: "Esas personas que menciona pueden y deben hablar sobre sus puntos de vista y su propia experiencia. Pero lo que no pueden hacer es negar mi realidad. Porque si enferman y tienen que acudir a un hospital, entonces mi realidad se convierte en la suya". 

The way
 
★★★★
BBC One, 19 de febrero-4 de marzo
Reino Unido, 2024 - 3x60'
Creada por James Graham, Michael Sheen, Adam Curtis
Dirigida por Michael Sheen

El último drama estrenado por BBC se ha convertido en una de las series más divisivas en lo que llevamos de año, siendo calificada como un "desastre" por unos y como una "propuesta rompedora" por otros. Lo que al menos la sitúa en un lugar interesante en el que el grado de implicación con la historia depende de la intención del espectador de dejarse llevar por uno de los más originales planteamientos visuales que hemos visto recientemente. La historia comienza haciendo referencia a una muerte por accidente en la planta siderúrgica de Port Talbot (Gales), lo que provocará otros acontecimientos que conducen a una revuelta por parte de los trabajadores, que se hace cada vez más grande hasta que todo Gales acaba siendo aislada por el ejército. Se trata de una colaboración curiosa entre el actor Michael Sheen, que en esta ocasión ejerce como director, el escritor James Graham y el director de documentales Adam Curtis. Y la mezcla de talentos acaba dando como resultado una serie extraña y fascinante al mismo tiempo, especialmente en un primer episodio que es lo más arriesgado que se ha hecho en televisión en mucho tiempo. Michael Sheen es conocido por sus actividades relacionadas con la ayuda a las personas sin hogar. En 2019, participó activamente en la organización de la Copa Mundial para Personas sin Hogar en Cardiff, pero la falta de financiación provocó que decidiera vender sus dos casas en Estados Unidos e Inglaterra para que el encuentro benéfico se pudiera celebrar. A partir de entonces, Michael Sheen ha vuelto a vivir en su Gales natal y se ha declarado "actor sin ánimo de lucro", con la intención de dedicar el dinero que gana a organizaciones benéficas como las que él mismo ha fundado. Este regreso le enfrentó a la realidad de las fábricas siderúrgicas de Port Talbot,  y a partir de ahí nació una historia en la que implicó a James Graham (1982, Reino Unido), creador de series como Quiz, el escándalo de "¿Quién quiere ser millonario?" (ITV, 2020) y Sherwood (Filmin, 2022-), y también de Adam Curtis (1955, Reino Unido), un reconocido documentalista que ha ganado 4 premios BAFTA TV a lo largo de su carrera, y que introduce muchos elementos de archivo para construir narrativas que reflejan la realidad. 

De manera que The war (T1E1), el poderoso primer episodio de The way (BBC, 2024) contiene todos estos elementos, mezclando imágenes documentales con una textura casi apocalíptica, subrayada por la música experimental de Cian Ciaran, para contar una historia que hace referencia a la transformación de la siderurgia en ciudades que dependen de ella como Port Talbot, el peligro de los inversores extranjeros que compran fábricas para desmantelarlas y la revolución sindical que la evolución de los acontecimientos acaba provocando. Pero también tiene en común con Sherwood, y en este aspecto el trabajo de James Graham parece haber influido especialmente, la conexión con el pasado, reflejando la relación de las fábricas con antiguos monasterios a través de la figura de monjes con capucha roja que se convertirán en un símbolo para la rebelión, la espada fabricada con el primer acero forjado en la ciudad o los relatos tradicionales que terminan haciéndose realidad. "Hay quien dice que si la llama que sale de la chimenea de la fábrica se apaga, todo el pueblo se derrumbará", le dice Geoff Driscoll (Steffan Rhodri) a un grupo de niños a los que cuenta el pasado histórico de Port Talbot. Y, efectivamente, cuando la llama se apaga es cuando estalla el caos y los enfrentamientos, que se convierten en una realidad distópica en la que la familia Driscoll acabará teniendo un especial protagonismo. Geoff es el representante sindical que parece demasiado confiado en un fondo de inversión asiático, su ex esposa Dee (Mali Harries), que mantiene el espíritu de la disidencia, su hijo Owen (Callum Scott Howells), que trapichea vendiendo drogas y haciéndose fotos sexuales para aplicaciones de citas, y la hija mayor Thea (Sophie Melville), que es agente de policía.  

Quizás porque el primer episodio es tan contundente, los dos restantes funcionan con menor capacidad de fascinación, pero mantienen un buen nivel. Sobre todo cuando convierte a la familia Driscoll en refugiados dentro de su propio país, teniendo que buscar la manera de traspasar la frontera cerrada por el ejército como si fueran inmigrantes ilegales, lo que aporta una perspectiva diferente sobre una familia occidental que adopta las estrategias de supervivencia de cualquier familia de refugiados. Hay tantas buenas ideas en la serie que no todas terminan de estar bien desarrolladas, especialmente cuando la explosión visual del principio se detiene y la sorpresa del planteamiento se asienta, lo que también provoca que se desarrolle de una manera más convencional, con un perseguidor siniestro al que llaman The Welsh Catcher (El Cazador Galés) (Luke Evans). Pero al centrarse en la dinámica familiar, con algunos apuntes relacionados con hijos ilegítimos y reproches del pasado (que se manifiestan con la aparición del padre de Geoff, interpretado por Michael Sheen, como una figura fantasmal), The way pierde algo de fuerza. Pero elabora interesantes reflexiones sobre el poder de los Estados, sobre las políticas de inmigración y sobre la falta de humanidad frente a situaciones extremas con las que solo es posible identificarse cuando rozan nuestras cómodas vidas burguesas.   

In her car
 ★★★★☆
SVT/NRK/ZDF/FTV/SRF, 21 de febrero
Ucrania, 2024 - 10x35'
Creada por Eugene Tunik
Dirigida por Eugene Tunik, Arkadii Nepytaliuk

El segundo aniversario de la invasión de Rusia en Ucrania, que comenzó oficialmente el 24 de febrero de 2022 ha regresado a la actualidad una guerra que el ataque de Israel a Gaza ha dejado en un segundo plano en los últimos meses. En el Festival de Berlín, también sacudido por las referencias políticas, hemos comentado películas como The editorial office (Roman Bondarchuk, 2024) y de cara a los Oscar parte como favorita en la categoría de Mejor Documental 20 días en Mariupol (Mstyslav Chernov, 2023), aparte de otros acontecimientos colaterales como la sospechosa muerte de Alexei Navalny, protagonista de la ganadora del Oscar el año pasado, Navalny (Daniel Roher, 2022). Y en torno a este aniversario se han estrenado algunas series que se rodaron en 2023, claramente enfocadas a su difusión internacional en estas fechas, como Ucrania: Los que se quedaron (Movistar+, 2023) y la que nos ocupa este mes. También coproducida por televisiones públicas nórdicas, In her car (NRK, 2023) está principalmente impulsada por la productora francesa Gaumont, y se ha estrenado simultáneamente en varios países europeos, como Alemania, Francia, Suiza y los países escandinavos. En cierta manera, tiene un planteamiento similar a Los que se quedaron, enfocándose principalmente en cómo el estallido de una guerra afecta a personas normales, y sus diez episodios (de los que se han estrenado cinco) se estructuran de una manera casi antológica, con diferentes historias, pero que en este caso tienen un denominador común. La psicóloga Lydia ha decidido utilizar su coche para transportar a aquellos que lo necesitan a diferentes fronteras que les permitan salir del país, lo que refleja en la serie las historias personales de sus pasajeros en cada episodio, con especial énfasis en los traumas psicológicos que la guerra les ha provocado. En este sentido, la propuesta se parece también a la serie En terapia (HBO Max, 2008-2021), pero en vez de desarrollarse en una consulta, lo hace en la carretera. Lydia sufre estrés postraumático y tiene la necesidad de averiguar por qué el autobús en el que viajaba su hermana fue tiroteado, lo que se convierte en una trama horizontal de la serie. 

El personaje principal está interpretado por la reconocida actriz Anastasiya Karpenko, quien ganó el premio de interpretación en el Festival de Locarno 2022 por la película How is Katia? (Christina Tynkevych, 2022). El creador Eugene Tunik se convirtió en uno de esos conductores que utilizaban sus propios coches para trasladar a las personas a las fronteras, porque las estaciones de trenes y de autobuses estaban abarrotadas. Y la idea se convirtió en una historia que habla de la guerra desde el punto de vista psicológico, rodada entre marzo y octubre de 2023, con la dificultad de estar obligados a respetar el toque de queda, o la necesidad de encontrar escenarios que estuvieran cerca de refugios anti-bombardeos. La serie intenta ofrecer una panorámica de experiencias que seguramente han salido de la realidad, aunque como suele suceder en estos casos, es irregular en el interés que despiertan, pero todas tienen en común un planteamiento más íntimo en el que no se escuchan bombas ni disparos, pero la atmósfera está marcada por la amenaza constante. En el primer episodio, Two sisters (T1E1), Lydia recoge a Olga (Khrystyna Fedorak) en una estación de autobuses camino de Járkov, y cuando se detienen a descansar, cerca del lugar donde Sophia Loren rodó Los girasoles (Vittorio De Sica, 1970), las noticias comunican que la invasión rusa ha comenzado. A lo largo del viaje, Olga cuenta a Lydia que, aunque su cuñado eligió a su hermana para casarse, en realidad ambos eran amantes, lo que desemboca en una situación dramática y cómica al mismo tiempo en medio de la boda. En The princess who could not read (T1E2), Dmytro (Igor Koltovskyy) el propio marido de Lydia, le pide que lleve a su novia Inga (Olena Oleynikova) a la frontera de Polonia, y a pesar de la tensión del ambiente, ésta le cuenta cómo los separatistas en Lugansk la separaron de su madre en 2014.  

Los mejores episodios son, sin embargo, los que abordan temas más conflictivos y por tanto más complejos, como en Fox the sly (T1E4), en el que el pasajero es Mykyta (Mykhailo Dziuba), un ex deportista que quiere ir a la frontera de Moldavia, pero sin decirle a Lydia que su intención es comprar documentación falsa para poder huir de un país en el que los hombres están obligados a incorporarse al ejército. Mientras que Boy-the-violin (T1E5) está protagonizado por Tetyana (Olena Hall-Savalska), una anciana que quiere reunirse con su nieto antes de que éste sea enviado al frente, a pesar de que ella lo rechazó cuando descubrió que era homosexual. Las historias particulares forman una estructura narrativa que se vincula adecuadamente, aunque algunas relaciones parezcan demasiado forzadas, como cuando se sugiere que puede haber algún tipo de responsabilidad por parte de Dmytro en la muerte de la hermana de Lydia. Pero en general es una interesante propuesta que nos acerca a la guerra desde una perspectiva más humana, y que sabe mostrar de manera sutil una evolución del conflicto que se refleja a través de los lugares por los que pasa el coche de la protagonista. Hay un recorrido hacia una atmósfera cada vez más asfixiante que convierte a las carreteras principales en lugares peligrosos, y a los puestos de control en barreras que interrumpen el camino como la guerra ha interrumpido las vidas de sus protagonistas. Y en este sentido In her car consigue, incluso más que Ucrania: Los que se quedaron, profundizar en la idea de cómo las ruinas de las ciudades representan en cierto modo la destrucción psicológica de sus ciudadanos.  


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Películas mencionadas: 

Un cadáver a los postres se puede ver en Filmin y Movistar+.
El superviviente de Auschwitz se puede ver en Prime Video. 
Closer se puede ver en Netflix.
Come duerme muere, Amateurs, 20 días en Mariúpol y How is Katia? se pueden ver en Filmin.
Los girasoles se puede ver en Acontra+ y Tivify.

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