Llegando ya a los últimos días del Festival CPH:DOX, todavía hay tiempo para muchas proyecciones hasta la clausura el domingo 24 de marzo, y nosotros seguiremos ofreciendo crónicas de su programación durante la Semana Santa, de manera que nuestro espacio seguirá abierto a numerosas reflexiones apasionantes en torno a las realidades que nos rodean. En la crónica de hoy nos acercamos a varias películas que se introducen en los rincones de la mente, a través de la permanencia del trauma provocado por un conflicto armado, el debate sobre los tratamientos en la salud mental, la representación de las realidades neurodivergentes y las consecuencias de las mayores tasas de suicidio en una región de la India.
The flatsAlessandra CelesiaFrancia, Bélgica, República de Irlanda, Reino Unido 2024 | Dox:Award | ★★★★☆CPH:DOX '24: Dox:Award Mejor Documental |
Después de más de veinticinco años del final oficial del conflicto entre católicos y protestantes en el Norte de Irlanda que se denominó The Troubles, y que tenía otras ramificaciones nacionalistas y políticas, quedan todavía muchas cicatrices, especialmente psicológicas. Da la impresión de que en la actualidad hay una cierta banalización de las consecuencias de ese conflicto, especialmente hacia los irlandeses que mantienen una posición de confrontación con Reino Unido. Una escena de este documental provoca una sonrisa, cuando una familia católica que está viendo por televisión el funeral de la reina Isabel II, en el momento en que suena el himno nacional de Reino Unido, se tapa los oídos o se vuelve de espaldas al televisor. Jolene, una de las personajes principales de la película, perteneciente a una generación que no ha vivido personalmente ese conflicto, les observa con estupefacción, comentando: "Solo es música". Pero esta escena contiene buena parte de la esencia que hace que el excelente documental The flats (Alessandra Celesia, 2024), sea una mirada especialmente acertada sobre la permanencia de un trauma del que es imposible desprenderse. Ya veíamos en la serie Blue lights (Movistar+, 2023) cómo un personaje secundario mantenía los recortes de periódicos en la pared del salón de su casa, y cuando le sugerían que dejara el pasado atrás, respondía: "No puedo olvidar. Simplemente no puedo". La directora Alessandra Celesia (1970, Italia) se centra en la comunidad que vive en los apartamentos de New Lodge, en Belfast, un edificio alto en una ciudad donde no los hay, situado en una zona desfavorecida que está infectada por el mercadeo de drogas. Y se enfoca principalmente en Joe McNally, un hombre que ha vivido de lleno el conflicto norirlandés, ha pasado por la cárcel y mantiene vivo el recuerdo del asesinato de su tío cuando él tenía 17 años. Él acude varios días a reuniones con Rita Overend, una terapeuta voluntaria en una asociación para prevenir el suicidio en una zona como el Norte de Belfast donde se produce la mayor tasa de suicidios de toda Gran Bretaña, especialmente entre gente joven.
A través de las sesiones de Joe como paciente de Rita, comprendemos el pasado y el trauma que todavía permanece en él. Un poco a la manera de Joshua Oppenheimer, hay una recreación del funeral de su tío, colocando un ataúd en el piso de Joe, y se reproducen de manera ficticia algunas escenas de su niñez, que protagoniza el adolescente Sean, un joven para el que the Troubles es solamente un eco de los recuerdos de sus mayores. Pero estas recreaciones no parecen ayudar especialmente, recuperando recuerdos familiares con su abuela que le provocan una agonía psicológica más profunda. También hay en su compleja reproducción del trauma algunos reproches hacia el IRA y su posicionamiento frente a la huelga de hambre que inició en 1981 Bobby Sands en la prisión donde cumplía condena, y que le costó la vida tras 66 días sin ingerir alimentos, provocando graves disturbios, pero marcando un punto de inflexión en el conflicto. Quizás provocado por estos recuerdos, Joe decide declararse él mismo en una tozuda huelga de hambre debido a la impotencia ante una degradación del barrio que las autoridades no parecen querer arreglar: "Reclamo mis derechos humanos". La directora trabaja de manera cercana con los protagonistas y evita ofrecer el punto de vista de los irlandeses unionistas para no caer en una visión que parezca demasiado "políticamente correcta" de manera artificial, y es una buena decisión. Más relajada es la parte que protagoniza Jolene, que canta en algunos bares, y a quien Alessandra Celesia conoció cuando trabajaba en una cafetería donde acudía el protagonista de su documental The bookseller of Belfast (2011). Ella es otra de las habitantes de New Lodge, pero sus traumas son más cercanos, tienen que ver con el abuso doméstico que sufrió por parte de su marido, a quien acabó disparando con una pistola del IRA. De alguna manera, esta comunidad de clase trabajadora de Belfast tiene que lidiar con la sombra constante de la violencia.
© Kristoffer Archetti Stølen / TwentyOne PicturesThe Recovery ChannelEllen UgelstadNoruega 2023 | Human:Rights | ★★★★☆Nordic/Docs '23: Mención de Honor |
El pasado 13 de marzo se proyectaba esta película dentro del 55 Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que se celebra en Ginebra hasta el 5 de abril, lo que supone un paso importante para las complejas cuestiones que se analizan en el documental en torno a la salud mental, y sobre todo a la denuncia del uso de medidas de coerción que suponen una infracción de los derechos humanos. La directora Ellen Ugelstad (1973, Noruega) habla desde la experiencia de una familia que ha estado siempre relacionada con los temas sociales y clínicos: su padre era psiquiatra, su madre trabajadora social y su hermano menor Torstein vive con esquizofrenia desde hace muchos años. Esta perspectiva diversa desde el lado del paciente y el de los médicos le ha permitido tener una visión amplia de los temas relacionados con la salud mental, pero también le ha llevado a la conclusión de que los métodos utilizados con los pacientes traspasan los límites de los derechos humanos en muchas ocasiones, especialmente el uso de la coerción, un conjunto de técnicas que ha sido debatida desde hace varios años. La coerción puede implicar la contención física del paciente, la contención mecánica, la restricción química o farmacológica y el aislamiento. En 2017, Mental Health Europe (MHE) adoptó una posición sobre el artículo 12 de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CDPD), en la que apoyaba la transición de todos los servicios y la legislación de salud mental hacia prácticas totalmente consensuadas y libres de coerción. The Recovery Channel (Ellen Ugelstad, 2023) se plantea como parte de una trilogía que comenzó con Indian summer (2011), protagonizado por Torstein, y siguió con Making sense together (2018), presentando ahora varios ejemplos de medidas coercitivas a través de un híbrido que elimina la delimitación entre documental y ficción. Se propone en este caso un ficticio canal de televisión dedicado a la salud mental y presentado por la periodista Randi Isaksen (Turid Synnøve Rivertz Vatne), que muestra las diferentes realidades de los sistemas de tratamientos mentales defectuosos mientras ella misma trata de resolver la comunicación con su hermana Ylva (Valentina Alexeeva).
A lo largo de la película, se introducen piezas de noticias que se ofrecen en ese canal de televisión dedicado a la salud mental, que sin embargo parecen enfocarse en protagonistas y situaciones reales, como la existencia de un refugio para perros que han sufrido graves traumas psicológicos, al mismo tiempo que se incorporan escenas de ficción en las que la presentadora se enfrenta a la incertidumbre constante de la esquizofrenia de su hermana, llegando a comentar en reuniones de terapia: "Mi hermana me odia", lo que expresa de una manera particularmente dolorosa la impotencia de quienes tienen familiares que sufren enfermedades mentales, y cuya exposición pública corre el riesgo de la hospitalización forzada. Este planteamiento híbrido está lo suficientemente bien estructurado como para que nunca pierda el enfoque principal y establezca una narrativa comprensible, pero al mismo tiempo expone tantas problemáticas que puede perder parte de la efectividad de su mensaje. Las noticias que se introducen en el canal de televisión amplían la perspectiva, pero el tema central queda particularmente expuesto en la experiencia de Randi y su hermana. The Recovery Channel es especialmente efectiva cuando la ficción está directamente vinculada a la realidad, como en un largo monólogo de Tone Winnem, que trabaja en Hurdalsjøen Treatment Center, una clínica de recuperación que utiliza tratamientos alternativos sin el uso de psicofármacos. En esta clarificadora intervención, habla de su experiencia real describiendo las voces que escucha constantemente en su cabeza desde que era niña, de la incomprensión de la sociedad y de su experiencia con la salud mental en Noruega. The Recovery Channel es un documental que desafía las narrativas tradicionales al mismo tiempo que también plantea un desafío al espectador, lo que le convierte en una propuesta particularmente reflexiva sobre temas relevantes que debaten hasta qué punto la psiquiatría institucional se encuentra en un bloqueo en el que no tiene alternativas para el tratamiento de la salud mental. Aunque hubiera sido interesante saber más sobre esas posibles alternativas.
The stimming poolNeurocultures Collective, Steven EastwoodReino Unido 2024 | Autofiction | ★★★★☆ |
Hay algunos artículos interesantes sobre cómo los comportamientos estimulantes son herramientas muy adecuadas para las personas neurodivergentes. Aquellas que tienen un trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) pueden permanecer más tiempo sentadas sobre un cojín oscilante o prestar más atención si al mismo tiempo manejan un juguete que mantenga ocupadas sus manos. A muchas les resulta más fácil dormir si hay luces proyectadas en el techo o tienen música ambiente. La estimulación puede suponer una liberación sensorial y sirve para relacionarse con un mundo que nunca está tranquilo, por lo que prevenir el stimming puede causar angustia, y esta acumulación interna o falta de regulación/información a menudo estalla en una crisis. Ese es el concepto principal de la película The stimming pool (Neurocultures Collective, Steven Eastwood, 2024), que trata de reproducir mediante representaciones visuales la manera en que las personas neurodivergentes se enfrentan a la sociedad. Así, por ejemplo, hay un plano general fijo del interior de un pub lleno de gente en el que no es posible centrarse en una escena determinada, y se reciben continuos estímulos auditivos pero todos mezclados. Mediante la introducción de bits de animación, con líneas y puntos se muestra de qué manera la atención se difumina en diferentes espacios, pero sin que pueda permanecer en un punto determinado. La película se elabora por tanto a partir de secuencias que podríamos considerar de carácter experimental, pero que son una representación de la manera en que el mundo se presenta ante un sector de la sociedad. El proyecto está de hecho dirigido por el llamado Neurocultures Collective, formado por cineastas neurodivergentes: Benjamin Brown, Georgia Bradburn, Sam Chown-Ahern, Robin Elliott-Knowles y Lucy Walker ofrecen una experiencia singular que parte de reuniones en las que han planificado la manera de introducir un amplio abanico de representaciones de su realidad.
La idea de la piscina de estimulación (stimming pool) surge de un concepto que describe Sam Chown-Ahern en una de las escenas de la película como una piscina en la que se celebra una rave para personas autistas, cada una de ellas con unos auriculares personalizados que les ofrezcan los estímulos que necesitan. Porque, aunque se trata de un trabajo colectivo, el principal mensaje de este proyecto es la individualidad de cada una de las personas neurodivergentes, de manera que no se puede establecer un sistema común para todos. Robin Elliott-Knowles ama las películas de serie B y dirige su propio club de cine. Sam Chown-Ahern completa cuestionarios y se somete a una prueba de seguimiento ocular. La artista de performance An(dre)a Spisto interpreta a una oficinista que camina con tapones azules en los oídos, tratando de lidiar con su entorno, y cuando llega a su casa practica estímulos para eliminar el estrés que le provoca caminar por la calle o viajar en metro. La joven Lucy Walker, a la que no vemos su rostro, dibuja un libro ilustrado que cuenta la historia de su perro Chess (fallecido hace unos meses) al que imagina como un superhéroe que cuida a las personas con discapacidad. Los autores son también los protagonistas de esta película que propone al espectador una apertura de su percepción hacia formas poco conocidas de enfrentarse al entorno. El valor de The stimming pool es que no estamos asistiendo a las experiencias de sus protagonistas contadas desde el exterior, sino que son ellos mismos los que nos introducen en sus propias realidades. El artista audiovisual Steven Eastwood, que estrenó su película Island (2018) en el Festival de Rotterdam y fue nominado a los British Independent Film Awards, ha servido junto al director de fotografía Gregory Oke, que recientemente trabajó en Aftersun (Charlotte Wells, 2022) para dar cohesión al trabajo de los cineastas implicados. The stimming pool es una película que forma parte de Autism Through Cinema, un proyecto de investigación colaborativa que dirigió Steven Eastwood entre 2018 y 2023 junto a la doctora Janet Harbord, Alex Widdowson y David Hartley.
© Leena Patoli / Clin d'Oeil FilmsMarching in the darkKinshuk SurjanBélgica, Países Bajos, India 2024 | Human:Rights | ★★★☆☆ |
Si al principio mencionábamos las altas dosis de suicidios en un entorno urbano de Belfast, una realidad menos conocida pero con implicaciones igualmente profundas se produce en la región de Maharashtra, que está considerada la de mayor índice de suicidios en la India. En diciembre de 2023, el gobierno regional reportó 2.366 suicidios solo entre enero y octubre, y se calcula que más de 400.000 agricultores se han suicidado en los últimos veinte años. La mayor parte de ellos son víctimas colaterales del calentamiento global, los bajos precios y la especulación en torno a la agricultura, y en muchos casos se quitan la vida ingiriendo los mismos pesticidas que les han provocado un endeudamiento insoportable. Pero el director Kinshuk Surjan, nacido en la India pero afincado en Bélgica, no está tan interesado en analizar el entorno socio-económico de estas muertes, sino que centra su mirada en la realidad que viven las viudas que han perdido de manera temprana a sus maridos, pero también su sustento principal. Muchas son incluso repudiadas por las familias de ellos, que las consideran en ocasiones responsables de su muerte, y con las deudas traspasadas a su economía. Sin embargo, la película plantea desde el principio una interesante pregunta que podría ser objeto de un estudio sociológico: si los agricultores se quitan la vida agobiados por las deudas, ¿por qué las mujeres a las que se traspasan esas deudas raramente se suicidan? Y a lo largo de Marching in the dark (Kinshuk Surjan, 2024) de alguna manera se intenta encontrar una respuesta observando a estas viudas que, efectivamente, están rotas por el dolor y a veces se sumen en la depresión, pero al mismo tiempo tienen un sentimiento de resistencia que las conduce a apostar por la vida en vez tomar el camino de la muerte. La historia tiene como protagonista a Sanjivani, una joven de 33 años con dos hijos, Kara y Babli, que viven en la aldea de Ambajogai, Maharashtra. Su marido se suicidó en 2016, pero ella ha mantenido un espíritu de resistencia que la ha llevado a estudiar, y está a punto de conseguir un título universitario.
Uno de los principales soportes de Sanjivani ha sido la ONG Manaswini, un grupo de apoyo a las mujeres que han enviudado en la zona, y en la que acaba implicándose cada vez más. Aunque la propia realidad que describe y la oscuridad que se indica en su título puede reflejar una sensación de lamento, Marching in the dark es una película que apuesta por la esperanza y la luz, tratando de resaltar los aspectos positivos. Como el hecho de que en una región donde las mujeres no forman parte de la vida pública y ni siquiera pueden realizar transacciones bancarias sin el permiso de sus maridos, Maharashtra es también la tierra donde surgieron las primeras mujeres progresistas, como Savitribai Phule, que está considerada la madre del feminismo indio, después de convertirse en la primera mujer profesora del país en el siglo XIX. La película no obstante ofrece testimonios que son desgarradores, a través de las conversaciones que mantiene Sanjivani con otras jóvenes viudas, que expresan el repudio que sufren por parte de sus familias. Tomando como referencia las composiciones del trabajo del fotógrafo Sebastião Salgado (1944, Brasil), protagonista del documental La sal de la tierra (Juliano Ribeiro Salgado, Wim Wenders, 2014), se establece un equilibrio de claroscuros en un documental que es conmovedor en algunos momentos y esperanzador en otros. Ofrece un interesante punto de partida para la reflexión, aunque a veces se echa en falta una mirada mucho más amplia hacia un tipo de economía que está sometida continuamente a la venta de productos con pérdidas, aunque el gobierno indio establece unos precios mínimos que en realidad nunca se cumplen. El director Kinshuk Surjan ha manifestado que está preparando una especie de continuación de Marching in the dark, pero centrada en uno de los hijos de Sanjivani.
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Películas mencionadas: Aftersun se puede ver en MUBI.
La sal de la tierra se puede ver en Prime Video.
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