Mientras que CPH:DOX se celebraba entre el 13 y el 24 de marzo, con extensión de proyecciones hasta el 4 de abril, casi en las mismas fechas tenía lugar el Festival de Tesalónica, entre el 7 y el 17 de marzo, con la eventual coincidencia de títulos. Pero el recibimiento de uno de ellos en particular despertó diferentes reacciones en ambos festivales. Stray bodies (Elina Psykou, 2024) es una coproducción de la reconocida directora griega que realiza un recorrido a través de mujeres que deben viajar dentro de Europa para reclamar el poder de decisión sobre sus cuerpos, reflejando la diferencia de criterios en la Unión Europea respecto a las políticas que están relacionadas con el aborto, la inseminación artificial o la eutanasia. Mientras que en Dinamarca las proyecciones han transcurrido con normalidad, abriendo un interesante debate en torno a uno de los temas principales de esta edición, la política del cuerpo, en Tesalónica la presentación estuvo rodeada de protestas y manifestaciones de bloques de la derecha, como si estuviéramos en los tiempos de Yo te saludo, María (Jean-Luc Godard, 1985). Aunque Grecia asegura derechos a las mujeres como la interrupción del embarazo y la fertilidad in vitro (FIV), estas políticas aún reciben un rechazo frontal de determinados grupos conservadores y religiosos, lo que se ha exacerbado tras la aprobación, hace tan solo un mes, del matrimonio entre personas del mismo sexo. También durante el festival, en una plaza del centro de Tesalónica, una turba de entre 150 y 200 jóvenes persiguió y humilló a una pareja transgénero, escupiéndole y lanzándole botellas, lo que provocó que días después se manifestaran miles de personas a favor de la comunidad LGBTIQ+. Uno de los aspectos más controvertidos de la película ha sido el diseño de uno de sus carteles, que muestra a una imagen parecida a la Virgen María embarazada y crucificada, diseñado por Nikos Pastras. Esta imagen llegó incluso al Parlamento griego cuando uno de los representantes del partido de extrema derecha Victoria expresó su rechazo a una representación blasfema, exigiendo que se restablezcan las leyes contra este tipo de manifestaciones artísticas, lo que fue calificado por la Asociación de Documentalistas Griegos como reflejo de "una mentalidad talibán". Precisamente uno de los aspectos interesantes de la película es la manera en que utiliza la figura de la Virgen María como símbolo de feminidad y la relación que establece entre estas políticas de control sobre el cuerpo femenino con la mentalidad predominantemente masculina impuesta por las religiones.
Stray bodiesElina PsykouGrecia, Suiza, Italia, Bulgaria 2024 | F:Act Award | ★★★★★Tesalónica '24: Mención Especial del Jurado, Mención Especial Amnistía Internacional |
Si hay una película que representa el tema de la política del cuerpo es este primer documental de la cineasta Elina Psykou (1977, Grecia), quien logró repercusión internacional con largometrajes de ficción como Son of Sofia (2017). Porque a través de lo que se ha llamado "turismo médico", aborda tres temas controvertidos que despiertan el debate en torno a las políticas que toman decisiones que en principio deberían ser individuales. Y pone de manifiesto la construcción de una Unión Europea con una estructura principalmente económica pero sin un concepto real de consenso político, aunque en algunos aspectos enarbole los derechos fundamentales como soporte del concepto de comunidad. Las protagonistas de Stray bodies (Elina Psykou, 2024) tienen que viajar dentro de Europa para poder reclamar su derecho a decidir sobre su propio cuerpo. La película comienza con un juego en el que la directora lanza palabras que deben ser respondidas con la primera idea que les venga a la mente. Robin, una de las mujeres a las que acompañamos, inmediatamente responde "asesinato" cuando se menciona la palabra "aborto". Y sin embargo, ella viaja desde Malta hasta Grecia para practicarse un aborto que está prohibido en su país, después de quedar embarazada tras una aventura nocturna. Pero uno de los aspectos más destacados de la película es cómo presenta las contradicciones, evitando adoptar una postura eminentemente activista, aunque reclamando el derecho individual a tomar determinadas decisiones, para presentar diferentes puntos de vista que invitan a la reflexión. La parte más difícil de la película es aquella que aborda la eutanasia, a través de Anastasia, una mujer que ha visto sufrir hasta la muerte a su madre debido a un cáncer cerebral y que intenta afrontar el trauma investigando sobre el suicidio asistido en Suiza, una práctica no legalizada en Grecia. La doctora que lleva a cabo este procedimiento en uno de los pocos países que lo permiten abiertamente, sin embargo expresa su opinión antiabortista: "En casi todo el mundo está permitido abortar un embrión sano, y sin embargo no está permitido que una persona que se encuentra al final de su vida, enferma y sufriendo, tome la decisión de acabar con su vida". La familia de Kiki, una mujer francesa que viajó a Suiza para llevar a cabo el suicidio asistido, permitió que se rodara el procedimiento de su muerte.
La pareja italiana formada por Katarina y Gaia tampoco pueden acceder a la inseminación in vitro (FVI) en su país, donde no está legalizada, de forma que viajan a Grecia para poder someterse a la reproducción asistida. Pero esta práctica también tiene detractores que la relacionan con la eugenesia, la reproducción humana selectiva a la que aspiraba el pensamiento nazi. La directora encuentra siempre el lado contrario de los temas que plantea, como cuando confronta las diferentes opiniones de dos personas con parálisis total que necesitan asistencia continua. Mientras una de ellas tiene la aspiración de terminar con su vida, un monje adopta una perspectiva religiosa sobre su propia condición como ser humano. Elina Psykou es posiblemente más rotunda en la representación de la iconografía religiosa, especialmente en el fragmento que acompaña a Robin, expresando la manera en que la perspectiva principalmente masculina del cristianismo es la que ha impulsado el control sobre las decisiones en torno al cuerpo femenino. E introduce un número musical en el que Robin baila en una iglesia mientras suena "Papa, don't preach" (1986), una canción de Madonna que también tiene diferentes interpretaciones, sobre una adolescente que le dice a su padre que está embarazada, pero se niega a abortar. Una mujer que lleva a cabo lo que en Italia se llama "turismo procreativo" (viajar al extranjero para someterse a técnicas de inseminación), menciona que en 2016 el Ministerio de Sanidad del gobierno italiano llevó a cabo una campaña apoyando la fertilidad que utilizaba carteles que se parecían a los de la Italia de Mussolini, con un mensaje parecido: "La mujer debe procrear como servicio a la patria". Stray bodies es una película compleja que sabe desplazarse a través de las contradicciones de una Europa que tiene diferentes agendas políticas en relación con el control del cuerpo, pero plantea una cuestión decisiva sobre por qué tienen que ser las decisiones políticas las que gestionen las decisiones personales.
Limits of EuropeApolena RychlíkováRepública Checa, Eslovaquia, Francia 2024 | F:Act Award / Human:Rights | ★★★☆☆ |
También aborda los desplazamientos dentro de Europa la nueva película de la directora Apolena Rychlíková (1989, República Checa), que es una especie de ampliación de The limits of work (2017), que utilizaba los reportajes que la periodista Saša Uhlová había publicado en una página web después de haber trabajado durante seis meses en los empleos más precarios de la República Checa, para hacer una reflexión sobre los trabajadores invisibles y la economía sostenida en la precariedad de un sector de la sociedad. Mientras estaba infiltrada dentro de esta dinámica de inestabilidad económica, se hizo más patente que las peores condiciones laborales las tienen los inmigrantes procedentes de otros países del Este, así que decidió convertirse en uno de ellos. Ya en colaboración con la directora, Limits of Europe (Apolena Rychlíková, 2024) sigue a Saša Uhlová mientra se infiltra como una inmigrante procedente de Eslovaquia en algunos trabajos que se ofertan en los márgenes de la legalidad, aquellos que afirma "contribuyen a la prosperidad de la Europa Occidental". Utilizando una cámara oculta colocada en sus gafas, la mayor parte del documental está construido visualmente como un reportaje periodístico que adopta el punto de vista en primera persona de la periodista infiltrada, mientras la propia Saša Uhlová narra su experiencia y las relaciones que establece con otros trabajadores. En Alemania, trabaja en una granja donde recoge espárragos y empaqueta verduras en una jornada laboral interminable en la que solo tiene una tarde libre para comprar en el hipermercado local. En cuatro semanas consigue 1.500 € y el ambiente, sobre todo formado por mujeres, no parece demasiado opresivo, pero el horario laboral es insostenible y algunas veces tienen que trabajar por las noches. Aunque tiene la estabilidad de su trabajo, al decidir desplazarse y dejar en su casa a su marido y sus cuatro hijos, de alguna manera ella también comienza a percibir la sensación de lejanía de su familia que experimentan los emigrantes: las llamadas por el móvil, las preguntas sobre qué estarán haciendo sus hijos, el deseo de regresar a la tranquilidad de su hogar.
Esta identificación acaba siendo el eje principal de la película, más allá de la denuncia de las condiciones laborales de los emigrantes que ya son conocidas. Su ausencia se hace más patente cuando su padre fallece en 2021 mientras ella está en el extranjero. Saša Uhlová es hija de Petr Uhl, un conocido periodista y activista, encarcelado en los años setenta y uno de los firmantes de la conocida Carta 77, un manifiesto por los derechos humanos que se convirtió en el primer núcleo de resistencia contra el régimen comunista. La periodista sufre en persona algunas de las carencias afectivas y la ausencia de la familia a las que otros desplazados parecen estar acostumbrados. Después de intentar infructuosamente encontrar trabajo en Inglaterra, donde tras el Brexit muchos negocios no aceptan trabajadores sin documentación en regla, la periodista pasa unos días en Manchester, en una habitación de 20 m2 en la que se alojan 14 personas, solo ocupada por literas. Lo llamativo no son tanto las precarias condiciones de vida como la permanencia durante varios años de algunos de sus ocupantes. Finalmente acaba trabajando en un hotel en Irlanda donde la carga laboral es inhumana, con solo tres camareras de piso que a veces incluso tienen que hacer horas extras sirviendo cenas en el restaurante. Es la definición literal de explotación laboral, pero otros emigrantes se consuelan pensando que en sus países de origen trabajarían en las mismas condiciones pero ganando mucho menos. Finalmente, en Marsella consigue trabajo en una agencia que ofrece asistencia a ancianos en sus casas. En realidad, al margen de la dificultad para cumplir con el horario por la distancia que separa los apartamentos, parece un trabajo decente comparado con los anteriores, e incluso acaba sintiendo cercanía hacia una de las ancianas, a la que visita también fuera de su horario laboral. Lo que Limits of Europe revela no es tanto la precariedad laboral de los emigrantes, que no es nada nuevo, sino la existencia de un sistema que está construido para permitir la precariedad, convirtiéndola en parte del propio engranaje de la sostenibilidad económica. Estos trabajadores invisibles son piezas de un puzzle que crea explotación laboral porque la necesita.
Los llamados hoteles del amor quizás son más conocidos dentro del contexto de la sociedad japonesa, como una prolongación de los antiguos salones de té donde los clientes se encontraban con las prostitutas. Pero también son frecuentes en algunos países de Latinoamérica, especialmente Brasil, donde se conocen como moteles, y que crean una especie de arquitectura del sexo, diseños de habitaciones que se adaptan para conformar un entorno romántico o directamente sexual, con jacuzzi, servicio de habitaciones e incluso elementos de sadomasoquismo según las preferencias de los usuarios. Se trata de lugares discretos a los que se accede desde un garaje particular, que en principio podríamos imaginar como un espacio utilizado para las infidelidades o la prostitución, pero que la directora enfoca más hacia parejas tradicionales que parecen hacer un uso muy generalizado en Brasil. Rachel Daisy Ellis ha trabajado principalmente como productora, fundando la compañía Desvia Produções junto al director Gabriel Mascaro, con la que ha producido películas como Rojo (Benjamín Naishtat, 2018), Divino amor (Gabriel Mascaro, 2019) o Noche de fuego (Tatiana Hazo, 2021), abordando temas relacionados con el sexo en largometrajes de ficción como Pornomelancolía (Manuel Abramovich, 2022). Ella misma se presenta al comienzo de la película en una de esta habitaciones contando cómo una cita en la que la pareja no se presentó, dio lugar a la idea de la realización de Eros (Rachel Daisy Ellis, 2024), una exploración sobre cuáles son los perfiles de los clientes de estas habitaciones, pero enfocado sobre todo a parejas consolidadas. Seis de ellas se convierten en directores de sus propios relatos, manejando una cámara con la que graban sus encuentros, y estableciendo ellos mismos los límites respecto a lo explícito que se muestran sus cuerpos y sus relaciones sexuales.
Pero lo que podría parecer un mosaico de prácticas sexuales, en realidad se revela como una aproximación a las relaciones humanas, porque los protagonistas también graban sus conversaciones en torno a su propia relación de pareja, y se expresan los roles incluso a través del manejo que hacen de la cámara. Uno de los hombres graba a su mujer tratando de ocultar las partes íntimas de ella, atribuyéndose él la decisión sobre lo que se muestra; en una habitación con elementos de sadomasoquismo, la parte femenina ejerce la sumisión frente a la masculina, o en un juego en el que se incluye un confesionario, se establece como fantasía de una joven tener relaciones sexuales con otra chica y su novio. Pero es especialmente interesante descubrir qué suponen estos moteles para determinadas parejas. Una de ellas, especialmente creyente, menciona que en su círculo religioso están vistos como lugares de pecado, que pueden conducir a la infidelidad y la lujuria, pero para ellos es el único lugar donde pueden encontrar la intimidad que necesitan, más que en su casa con sus hijos: "Un motel es indispensable para la vida de una pareja", llega a decir ella. Una pareja de jóvenes homosexuales conversan sobre cómo el motel es el único lugar que encuentran para estar solos, habitualmente rodeados de un ambiente también muy religioso. Aunque quizás los momentos más emocionales son aquellos en los que los protagonistas se expresan ante la cámara. Una joven transexual cuenta cómo quería tener una vida de pareja "normal", estudiar y trabajar, pero una amiga le dijo: "Las travestis no estudian. Las travestis son putas". Ella misma ejerció la prostitución y después de ser detenida ahora afronta la expulsión del país: "Nuestros cuerpos, nuestras identidades, no son respetadas. Esta política loca". Los dos últimos protagonistas son un hombre de cincuenta años que tiene una cita con una prostituta pero prefiere pasar casi todo el tiempo hablando de sí mismo y sus adicciones, y un hombre que ha decidido ir al motel solo, "desnudo en cuerpo y alma". Lo que revela también el tipo de soledades que se pueden encontrar en estos moteles del amor.
La arquitectura alrededor de los cuerpos es uno de los temas centrales de la filmografía del matrimonio de directores formado por Ilia Bêka (1967, Italia) y Louise Lemoine (1981, Francia) cuya obra completa fue adquirida en 2016 por el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York para su exposición permanente. En películas como 24 Heures sur place (2014) o Tokyo ride (2020) se acercan a los seres humanos pero desde la perspectiva de su entorno. Su última obra cinematográfica se presentó el año pasado en una versión de 37 minutos como parte de la exposición en la Royal Academy de Londres dedicada a los arquitectos suizos Herzog & de Meuron, quienes diseñaron el edificio del Centro de Rehabilitación REHAB en Basilea, construido para dotar al propio diseño arquitectónico de una función como parte del tratamiento: hay aberturas en el techo de las habitaciones para que los pacientes puedan contemplar el cielo, una granja con animales que también sirven como soporte de las terapias, grandes ventanales que dan la sensación de apertura... El centro está especializado en el tratamiento de enfermedades neurológicas y paraplejias, y posiblemente uno de los aspectos más sorprendentes se encuentra en la juventud de muchos de sus pacientes, que no llegan a la treintena: Abdelrahman sufrió una parálisis repentina en Budapest, donde los médicos no encontraban explicación hasta que viajó a Suiza y se le diagnosticó el síndrome de Guillain-Barré, un trastorno en el que el sistema inmunitario ataca los nervios; Dave y Ciara tuvieron un accidente de tráfico en el que él quedó paralizado de un lado del cuerpo; Patrick practicaba todo tipo de deportes hasta que tuvo un accidente de alpinismo, cayendo desde una altura de 30 metros. La película alterna las historias humanas y los tratamientos innovadores que se practican en la clínica, que estimula las actividades manuales y el contacto terapéutico con los animales, con una mirada hacia esa arquitectura que forma parte también de la terapia.
Pero Rehab (from Rehab) (Louise Lemoine, Ilia Bêka, 2023) es una propuesta más personal en la que Louise Lemoine, a través de textos en pantalla, cuenta su propia experiencia en diferentes centros de rehabilitación en los que estuvo su padre discapacitado, que ella recuerda como "las peores habitaciones de mi vida". De manera que la película también es un testimonio vital en el que la directora se pregunta cómo habría sido la vida de su padre si hubiera tenido la posibilidad de acceder a un centro como éste: "Le dieron una esperanza de vida de 10 años y casi los alcanza, pero me pregunto cuánto más podría haber vivido si hubiera sido tratado aquí". Los textos sobre negro plantean reflexiones que comparan el diseño con la discapacidad: "Como la arquitectura, la discapacidad lucha contra la gravedad. Un enfrentamiento entre el cuerpo y su propio peso". Mientras que a los relatos humanos les dejan un espacio de observación y de proximidad, con los directores interactuando con ellos, la mirada hacia los entornos del edificio se hace más lúdica, apoyándose con música clásica y a veces jugando, como en la secuencia en la que plantea que "los cuerpos en movimiento, vistos del revés, parece que están bailando", mostrando travellings por el edificio con la imagen volteada. La pareja de directores franco-italianos tiene una especial capacidad para extraer un tono poético de los reflejos de la arquitectura, y conectarlos con la percepción de la humanidad. En Rehab (from Rehab) consiguen crear una película que es al mismo tiempo conmovedora, divertida y poética, confrontada con la experiencia real de la directora, con un punto de vista de esperanza sobre la capacidad del ser humano para afrontar los retos que le impone su propio cuerpo.
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Películas mencionadas: Yo te saludo, María y Son of Sofia se pueden ver en Filmin.
Rojo se puede ver en Acontra+ y Filmin.
Divino amor se puede ver en Filmin y Prime Video.
Noche de fuego se puede ver en Netflix.
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