Los artistas: primeros trazosFicción, 10x45' | ViX+ | ★★☆☆☆Creada por María Dueñas | Dirigida por Joaquín Llamas, Oriol Ferrer, Manuel Sanabria |
Entre las últimas producciones españolas para ViX Original, la única que por el momento ha sido anunciada para su próximo estreno en España, es esta primera incursión de la escritora María Dueñas (1964, Puertollano) en el guión original para el formato streaming, el primero de un acuerdo de acceso preferencial (first look) que ha firmado con ViX para desarrollar otros dos proyectos. Algunas de sus novelas han sido adaptadas como series, como El tiempo entre costuras (Atresmedia, 2013-2014) y La templanza (Atresmedia, 2021), pero en este caso la escritora ciudadrealeña ha abordado una historia original que se desarrolla en al actualidad, en torno al negocio del arte y en especial de las falsificaciones. Los artistas: Primeros trazos (Prime Video, 2023) reúne a la habitual pareja de delincuentes formada por dos personajes que aparentemente no tienen nada en común: Yago Vera (Maxi Iglesias) es el hijo del anticuario Juan Pedro Vera (Abel Folk), cuyo negocio familiar no pasa por su mejor momento, afrontando numerosas deudas., así que decide tomar la calle de enmedio y dedicarse a vender falsificaciones de cuadros a compradores poco avispados. Su encuentro casual con Catalina Guzmán (Ximena Romo) le hace pensar que es la compañera adecuada para llevar a cabo este negocio, dada su formación como experta en arte. Tras las primeras reticencias, ella se ve obligada también a unirse al negocio fraudulento para afrontar otra deuda que tiene su familia. A lo largo de los diez episodios de la serie, ambos tratarán con clientes, algunos menos incautos de lo que parecen, mientras el inspector Raúl Olazábal (Francesc Garrido) comienza a investigar sobre algunas recientes ventas de obras sospechosas.
Los resortes de la historia son sencillos, construyendo una típica comedia más o menos sofisticada de ladrones de guante blanco que a veces resulta ingeniosa aunque en otras ocasiones cae en el más absoluto de los tópicos, especialmente en la representación de los personajes latinoamericanos, como Marta Margarita (Laura Ramos), la esposa de un acomodado hombre de negocios que acaba de separarse. La serie abusa demasiado de los chistes sobre acentos, como cuando en Ojo por ojo (T1E5) uno de los colaboradores de Yago, Lucio Romero (Manolo Caro) se hace pasar por un hacendado mexicano, e incluso algún personaje como la gestora bancaria Gabriella Romero (Natalia Verbeke) tiene acento argentino, no se sabe muy bien por qué, uniéndose a la incomprensible tendencia de actores y actrices españoles poniendo acentos latinos. Entre los directores de la serie se encuentran Joaquín Llamas, director de Sequía (RTVE Play, 2022), Oriol Ferrer, que ha dirigido episodios de Entrevías (Telecinco, 2021-) y El internado: Las cumbres (Atresmedia, 2021-2023) y Manuel Sanabria, responsable de series como No te puedes esconder (Netflix, 2019), que aportan un ritmo adecuado a la comedia, a veces demasiado en piloto automático.
No hay mala química entre Maxi Iglesias y Ximena Romo, que ha sido recientemente una de las protagonistas de Señorita 89 (Starzplay, 2022-), otra de las series que permanecen inéditas en España, aunque también es cierto que el actor español no es especialmente habilidoso cuando se trata de interpretar situaciones de comedia, como cuando se tiene que disfrazar de otro personaje en el episodio Tregua (T1E6). Pero al menos los protagonistas están mejor perfilados que algunos de los secundarios, cuyas subtramas acaban desapareciendo a pesar de parecer que van a tener cierta importancia en el desarrollo de la historia, especialmente la que protagoniza Padrón (Óscar Santos), el dueño de un restaurante mexicano y antiguo jefe de Cata. O el propio inspector Raúl Olazábal, cuya historia pasada en relación con un antiguo falsificador de cuadros parece introducida de una forma demasiado forzada. Pero Los artistas: primeros trazos funciona como comedia entretenida sin grandes pretensiones, aunque sea utilizando recursos narrativos poco ingeniosos. La serie, que fue presentada en la pasada edición del FestVal de Vitoria, es una coproducción entre Isla Audiovisual, la productora de Historias para no dormir (Prime Video, 2021-), que también trabaja en el relanzamiento del concurso Un, dos, tres, responda otra vez (Twitch, 2023) a través de redes sociales, y 360 Powwow, que tiene sede en Miami. Ambas productoras también están desarrollando junto al canal colombiano Caracol TV la serie No llegaron solos, basada en la vida de Catalina de Erauso, conocida como La monja alférez.
Volver a caerFicción, 6x45' | Movistar+ | ★★★☆☆Escrita por Almudena Ocaña, Aurora Gracià Tortosa | Dirigida por Hari Sama |
Otra de las producciones recientes estrenadas en ViX+ que ha llegado a España es este remake de la miniserie australiana The beautiful lie (ABC, 2015), producida por EndemolShine Australia, que se inspiraba en la clásica novela Anna Karénina (1878, Ed. Alba Editorial) escrita por Léon Tolstói (1828-1920, Rusia), actualizando la historia pero siguiendo la narración original y el arco de los personajes. Aunque se trata de una producción mexicana, las responsables de escribir el guión son las españolas Almudena Ocaña, que ha escrito para Las chicas del cable (Netflix, 2017-2020), Toy boy (Atresmedia, 2019-) o Élite (Netflix, 2018-) y Aurora Gracià Tortosa, una de las guionistas de Instinto (Movistar+, 2019) y Valeria (Netflix, 2020-2023). La serie sigue el argumento de la obra original construyendo tres historias de amor que se desarrollan de forma diferente, centrándose sobre todo en Anna Montes de Oca (Kate del Castillo), una popular saltadora de trampolín que triunfó ganando una medalla en los Juegos Olímpicos y ahora está retirada del deporte junto a su marido Jandro Álvarez (Rubén Zamora), presidente del Comité Olímpico de México. Sin embargo, el encuentro con Vico Arimendi (Maxi Iglesias) está marcado por el impacto de un atropello mortal, que también es un reflejo de la tragedia que acompañará a una relación por la que Anna lo sacrifica todo.
Como en la novela, la historia central está acompañada por otras dos tramas paralelas. La de Oscar (Martín Altomaro), el hermano de Anna, cuya infidelidad acaba desestabilizando su relación con Dolly (Edwarda Gurrola). Ambos intentan reconstruirla reconociendo que ya no existe la pasión de antes y probando alternativas como una relación abierta. Por otro lado, Kiti (Lucía Gómez-Robledo), abandonada por Vico, encuentra la estabilidad emocional con Levin (Daniel Tovar), que siempre ha estado enamorado de ella, pero defendiendo su relación sin estar marcada por el compromiso y el matrimonio. Es una propuesta interesante de tres relaciones amorosas "no convencionales" en el contexto de un país tan tradicional y machista como México. de alguna manera, Volver a caer (Movistar+, 2023) encuentra la forma de trasladar el impulso de la culpabilización de la mujer desde el San Petersburgo de 1870 hasta el México actual. Cuando Anna pierde un contrato importante con una marca de cosméticos, su conversación con la directora de marketing, que ha sido su amiga pero no ha hecho demasiado para defenderla, demuestra que la tendencia al juicio paralelo está arraigada en la sociedad, incluso entre las propias mujeres. Hay por supuesto una referencia a los ataques a través de las redes sociales, especialmente cuando se difunde un video que revela la relación entre Anna y Vico, como en Intimidad (Netflix, 2022), pero que no se desarrolla lo suficiente.
Volver a caer no puede evitar cierto tono de telenovela, pero el director Hari Sama, responsable de la premiada película Esto no es Berlín (2020) y del interesante thriller Toda la sangre (Starzplay, 2022-), mantiene un pulso narrativo lo suficientemente sólido como para que no sobresalgan los elementos melodramáticos. Incluso en los últimos episodios, los que oscurecen el tono para adentrarse en las consecuencias de la depresión, y en el uso del agua como un elemento constante en la vida de Anna, una representación de su propia personalidad. Cuando habla con Vico y le explica de qué forma el fondo de la piscina es un lugar de silencio para ella, que la aísla de todo el ruido de alrededor, está marcando el camino de sus decisiones, pero también la profunda distancia que en realidad hay entre ellos. Kate del Castillo, también productora de la serie, tiene un personaje del que sabe sacar partido, mientras Maxi Iglesias cumple su función de amante seductor sin demasiada profundidad y Rubén Zamora aporta personalidad, aunque su transformación de marido comprensivo a divorciado rencoroso empeñado en quedarse con la custodia de su hijo frente a la madre, parece demasiado forzada. Volver a caer es una co-producción entre EndemolShine Boomdog, división mexicana de la productora propiedad de Banijai y Cholawood Productions, fundada por Kate del Castillo y con sede en Los Angeles. Se trata de una de las producciones surgidas de un acuerdo de desarrollo entre Cholawood y Endemol.
Las invisiblesFicción, 8x45' | SkyShowtime | ★★☆☆☆Creada por Héctor Lozano | Dirigida por Menna FitéNominaciones Premios Iris '23: Actriz (Lolita Flores) |
Esta es una de las series más esperadas de esta temporada, creada por Héctor Lozano (1974, Sabadell), responsable de la excelente Merlí (RTVE Play, 2015-2018) y su secuela Merlí. Sapere Aude (Netflix, 2019-2021), y que este año también ha estrenado Bojos per Molière (TV3, 2023-). Pero Las invisibles (SkyShowtime, 2023) se aleja de los ambientes académicos de aquellas propuestas para centrarse en las camareras de piso de un hotel de la Costa Brava, ligeramente inspirada en la iniciativa de las denominadas Las Kellys, que en 2014 se asociaron para reclamar que sus contratos se ajustaran al convenio laboral de hostelería. A pesar de constituir entre un 20% y un 30% de la plantilla de los hoteles en España, ha sido un sector invisibilizado durante años. La serie comienza con la muerte de Pilar (Elena Irureta) de un infarto mientras limpia la suite nupcial, y ella se convierte en la narradora omnisciente de la historia, introduciendo elementos de fantasía, como unas coreografías musicales que no terminan de funcionar dentro de la trama. Esta narración de un personaje que no está presente refuerza la idea de las invisibilidades, más allá del trabajo de las camareras de piso, porque aborda temas relacionados con la feminidad, las clases sociales y las relaciones personales a través de protagonistas en un rango de edad que también suele ser invisible en las producciones de televisión.
La serie por tanto reivindica la madurez, pero haciendo que las protagonistas se enfrenten a esa idea del conformismo para, cada una a su manera, alcanzar cierto grado de rebeldía. Espe (Lolita Flores) se siente atrapada en un matrimonio con Juan (Alfonso Lara) que solo se sostiene sobre el cuidado de su nieto, mientras su hija está encarcelada, y encuentra en la infidelidad con Diego (Oriol Tarrasón) una forma de liberación. Mientras que Isabel (María Pujalte) es una mujer indecisa con las relaciones, que nunca termina de dar un paso adelante, y que se rebela a través de las reivindicaciones como trabajadora del hotel. El desarrollo de estos dos personajes impulsa la serie, que se sostiene con dificultad en otros más planos como la sindicalista Gladys (Yoshira Escárrega), quien a pesar de tener una relación de pareja estable con Alicia (Eva Martín), una exitosa abogada, se empeña en trabajar como camarera de piso "por vocación", lo que de entrada ya resulta poco creíble. Pero Gladys parece tener una función de reflejo laboral de la reivindicaciones de Las Kellys (que sirvieron como asesoras en la serie), sin ser un personaje realmente consistente.
Hay un desequilibrio sorprendente en Las invisibles como "drama con momentos de humor", como la define Héctor Lozano, porque no termina de funcionar ni en un sentido ni en el otro. Sus toques de comedia resultan sosos, mientras que el perfil dramático acaba resultando demasiado discursivo, aunque acierte en su enfoque sobre la dificultad de alcanzar los sueños posibles desde el entorno de determinadas clases sociales, bien retratado a través de Marisa (Paula del Río), el único de los personajes jóvenes que realmente tiene un desarrollo sólido. Y, como suele suceder en los guiones de Héctor Lozano, hay que alabar la intención de dar profundidad incluso a personajes que podrían acabar siendo monótonos, como el de la antagonista. La gobernanta Mapi (Yaël Belicha) tiene un trasfondo mucho más complejo, a través de su pasado como camarera de piso y su relación con las trabajadoras más veteranas, aunque el guión pierde la oportunidad de establecer un posible paralelismo con la evolución de Gladys, que sin embargo se apunta pero nunca se desarrolla del todo. Por otro lado, la política de SkyShowtime de alargar las emisiones de la mayor parte de sus series (porque no tiene un catálogo de estrenos lo suficientemente amplio), perjudica en este caso a Las invisibles, que en el formato de episodio semanal pierde fuerza progresivamente.
Un cuento perfectoFicción, 5x45' | Netflix | ★☆☆☆☆Escrita por Marina Pérez | Dirigida por Chloé Wallace |
La tercera producción de Netflix que adapta una novela de Elísabet Benavent (1984, Gandía) tras Valeria (Netflix, 2020-2023) y el largometraje Fuimos canciones (Juana Macías, 2021), parece consolidar la buena relación entre la escritora valenciana y la plataforma internacional. Digamos que las novelas de Benavent parecen escritas para encajar con el perfil que a Netflix le funciona tan bien, el de la comedia romántica básica pero simpática. Al menos hay que reconocerle a los responsables de las adaptaciones que consiguen hacer a los personajes tan sosos y las historias tan irrelevantes como lo son las propias novelas. Esta nueva producción de Plano a Plano, la productora de Valeria, es el último ejemplo, basada en el libro Un cuento perfecto (2021, Ed. Suma) del que mantiene la mayor parte de sus elementos. El argumento se centra en la relación amorosa entre una joven de buena familia, Margot (Ana Castillo) y un chico de clase media, David (Álvaro Mel) que coinciden tras la separación de sus respectivas parejas e inician un viaje a Grecia plagado de tópicos y lugares comunes. Como la historia resulta insípida y previsible, Elísabet Benavent se inventó dos posibles finales, aunque la idea de abordar las consecuencias de tomar una decisión u otra nos recuerda a otros ejemplos más interesantes como la película Dos vidas en un instante (Peter Howitt, 1998) o, en un terreno mucho más dramático, a la estupenda serie Una y otra vez (Filmin, 2022). Curiosamente, aunque la historia adopta un punto de vista femenino, la decisión que precipita cada posible futuro corresponde al personaje masculino.
El principal problema de Un cuento perfecto (Netflix, 2023), al margen de que sus dos protagonistas son francamente insoportables, es que mientras el género romántico aborda reflexiones más o menos profundas sobre la naturaleza del amor, la idealización de la pareja o las tendencias obsesivas, esta historia no parece demasiado interesada en ir más allá de la estructura básica de las idas y venidas de dos enamorados que encuentran obstáculos para expresar sus sentimientos reales. Hay un planteamiento incluso demasiado superficial en la manera en que se refuerza la relevancia de la renuncia de Margot a su compromiso con Flippo (Mario Ermito) presentando a un personaje atractivo físicamente, en vez de perfilar un desarrollo con algo de profundidad. La propia novela de Elísabet Benavent se sostiene sobre los estereotipos (pobres alegres/ricos tristes), adoptando el punto de vista de los personajes femeninos, pero algunos de ellos son francamente ridículos en la serie, como cuando David invita a Margot a una fiesta en un pueblo. En su adaptación a la pantalla, escrita por Marina Pérez, guionista y productora ejecutiva de Valeria, la serie encuentra dificultades para sostenerse en interminables conversaciones entre Margot y David, especialmente en los episodios que se desarrollan en Grecia. Y aunque hacen un esfuerzo notable por transmitir simpatía, Anna Castillo y Álvaro Mel se envuelven en una falsa naturalidad que la directora debutante Chloé Wallace no parece saber cómo refrenar. Hay algunos recursos de dirección que resultan demasiado obvios, como las separaciones con primeros planos de las manos que se tocan sin querer despegarse, y en general la serie transmite una sensación de desgana que acaba siendo contagiosa.
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