18 marzo, 2023

CPH:DOX 2023 - Parte 2: Eso que llaman hogar

Nuestra segunda crónica del Festival de Documentales CPH:DOX 2023 se centra en la definición de hogar desde diferentes perspectivas el hogar arrebatado por la violencia, el que se establece como un lugar de protección y sentido de humanidad, pero también el que se convierte en una amenaza para quienes reivindican su propia identidad. Un recorrido por cuatro documentales notables que se presentan estos días en la programación del festival.

Disturbed Earth

Kumjana Novakova, Guillermo Carreras-Candi, 2021 | Artists & Auteurs | ★★★★☆


En nuestra crónica anterior hablábamos de Francesca y el amor (Alba Sotorra, 2022), como una de las representaciones españolas en la programación de CPH:DOX 2023, que se completa con la presentación de la película Pacifiction (Albert Serra, 2022) dentro de la sección Parafictions, que recoge títulos en los que el límite entre el documental y la ficción es muy indefinido. Y hablamos ahora de Disturbed earth (Kumjana Novakova, Guillermo Carreras-Candi, 2021), que tuvo su estreno mundial en el Festival de Sarajevo 2021 y en España dentro de la programación del Festival de Gijón y el Festival Play-Doc. Kumjana Novakova reside en Sarajevo donde dirige la muestra de documentales Pravo Ljudski Film Festival, que fundó en el año 2016, mientras que el español Guillermo Carreras-Candi ejerce como productor ejecutivo de la plataforma dedicada a cortometrajes documentales Playground, pero también tiene una conexión especial con los Balcanes, a los que dedicó su largometraje Tragovi (2010), sobre la juventud de Bosnia. Este último proyecto colaborativo aborda las consecuencias de uno de los episodios más crueles de la guerra de la antigua Yugoslavia, cuando Srebrenica fue objeto de la matanza de más de 8.000 personas, una realidad que fue mostrada en la película Quo vadis, Aida? (Jasmila Zbanic, 2020). Pero el interés de los directores se encuentra más en la ciudad actual, un lugar desolado y silencioso que aún está habitado por supervivientes de aquel genocidio. La película aglutina distintos rodajes a lo largo de cuatro años entre 2015 y 2019, desde que Guillermo Carreras-Candi y el director de fotografía Diego Romero Suárez-Llanos grabaron imágenes del vigésimo aniversario del genocidio en el que se enterraron restos encontrados de cadáveres de personas asesinadas en 1995. Es la tierra removida del título, aquella en la que se descubren todavía mediante imágenes aéreas el lugar donde se encuentran las fosas comunes en las que se enterraron los cuerpos de las víctimas.

Srebrenica se convierte así en un escenario que sigue recordando por sí mismo aquella masacre, con edificios destruidos, con terrenos baldíos en los que la supervivencia no consiste ya en escapar de los enemigos, sino en tratar de conseguir comida. Tras este prólogo, la mirada se centra en las personas, concretamente en tres supervivientes: Srećko vive con su hermano Mića en una colina, en una casa construida después de la guerra en el mismo lugar donde nacieron y se criaron hasta que fueron movilizados en 1992 y su casa fue incendiada. Mirza vive con su esposa en Potočari, en el mismo sitio donde nació, pero tanto su hermano como la mayor parte de los miembros de su familia y la de su esposa fueron asesinados. Y la anciana Mejra de 84 años vive entre Potočari y Srebrenica, en la casa en la que contrajo matrimonio; ella es la única superviviente de su familia, cuyo marido e hijos fueron asesinados. Hay una tonalidad poética en el retrato de estos protagonistas, cuyas vidas cotidianas son retratadas desde la observación con cierta distancia. La mayor parte de ellos vive de lo que produce la tierra, porque en Srebrenica y sus alrededores no hay trabajo. Tampoco hay diálogos ni entrevistas, sino una serie de reflexiones cortas que aparecen en pantalla, primero escritas por Kumjana Novakova y después al parecer sacadas de los propios pensamientos de los protagonistas a través de su experiencia sobre la vida y sobre la muerte. Hay un tono melancólico, que le da a las imágenes también una cierta tonalidad fantasmal, lo que se manifiesta principalmente en las imágenes caseras de los protagonistas, que muestran celebraciones con familias alegres que ahora han desaparecido. Pero también en la introducción de archivos protagonizados por el general Ratko Mladic, responsable de la matanza y condenado a cadena perpetua en 2017 por crímenes de guerra. La elección de esos fragmentos de momentos relajados resulta especialmente significativa en el entorno de un lugar sepultado entre las sepulturas de los muertos. 

Mrs. Hansen and the bad companions

Jella Bethmann, 2023 | Nordic:Dox | ★★★★☆

Mejor Documental Nordic:Dox


La historia de Inger Lise Hansen es una de esas crónicas de una cotidianeidad que se enfrenta a los arquetipos de la sociedad. A sus 80 años, ha convertido su villa de un pequeño pueblo de Dinamarca en un hogar para un grupo de inadaptados, esas "malas compañías" que menciona el título, que arrastran el estigma de las enfermedades mentales pero también la adicción a las drogas o un pasado en prisión. La casa de Inger tiene una especie de elegancia decadente que nos recuerda a aquella mansión decrépita que habitaban las primas de Jackie Onassis, madre e hija, en el documental Grey Gardens (Ellen Hovde, Albert Maysles, David Maysles, 1975). Después de levantarse de una cama situada en un amplio salón que ha convertido en espacio para que duerman tres personas más, vemos a la Sra. Hansen arreglarse el pelo en el espejo para transformarse en esa anciana amable cuya filosofía principal es pensar que todas las personas son buenas en el fondo. La directora Jella Bethmann, que es también encargada de la fotografía y montadora de la película, recorre con su cámara las estancias repletas de objetos que se amontonan en cada rincón, mostrando el interior de lo que sus habitantes denominan un hogar. El más permanente, y en el que más se centra el documental, es Martin Rasmussen, un ex-convicto que afirma que nunca ha vuelto a la cárcel desde que vive con Inger, pero que reconoce tener problemas para administrar el poco dinero que consigue. En un fragmento de la película, vemos cómo está ilusionado por haberse comprado un coche eléctrico para darse cuenta poco después de que no se puede permitir mantener un vehículo. 

Otros se han ido pero acaban volviendo después de un tiempo, como Tina Johansen, que intenta rehabilitarse de su excesiva afición al vodka, o Thomas Pedersen, que trata de recuperar las cenizas de su esposa para arrojarlas al río en una excursión que tiene un ambivalente tono de patetismo y dramatismo que refleja perfectamente la tonalidad general de la película. Otro de los acogidos por la Sr. Hansen es René Persson, que lleva 18 años viviendo en el sótano donde guarda todo tipo de pistolas de aire comprimido. En el centro principal se encuentra esta anciana que parece haberse convertido en una figura maternal para este grupo de personas que buscan un cierto sentido de protección, más psicológica que física. Y aunque la película no cuenta demasiado sobre la vida anterior de Inger, que solo se aprecia en viejas fotografías familiares llenas de polvo, ni en la razón por la que ha decidido renunciar al orden en su amplia villa, ofrece una conmovedora descripción del sentido de bondad y generosidad en el ser humano, que no está exenta de complicaciones. Es curioso ver la reacción de Inger cuando Martin le enseña un video en el que se ha grabado jugando con una pistola real a la ruleta rusa, solo porque algunos amigos le dijeron que no era capaz de hacerlo. Es una escena inquietante que muestra claramente las consecuencias de su inestabilidad psicológica, pero por parte de Inger solo recibe una pequeña reprimenda: "Podrías haber muerto", como una madre que acepta con resignación las travesuras de sus hijos. 

Los reflejos de esa casa decadente a través de pequeños detalles son utilizados también por la directora para marcar el paso del tiempo y el cambio de tono de Mrs. Hansen and the bad companions (Jella Bethmann, 2023), especialmente cuando la enfermedad hace acto de presencia y aparece una mirada más melancólica en el tercer acto. De alguna forma, cuando Inger tiene que realizarse diferentes pruebas médicas, es cuando se desestabiliza el grupo familiar, cuando se reflexiona sobre la vida y la muerte, y se toma consciencia de la inevitabilidad de un posible final. El peligro de que el epicentro de ese hogar que ha acogido a tantas personas repudiadas por la sociedad pueda desaparecer plantea un futuro incierto para todos, pero sobre todo expresa un profundo sentimiento de afecto que se representa en un bosque rodeado de niebla con Martin Rasmussen cantando "Love me tender" (1956), que Elvis Presley adaptó de una vieja canción sentimental de la Guerra de Secesión. Es un momento especialmente hermoso después de un viaje conmovedor que nos reconcilia con el ser humano. 

Queendom

Agniia Galdanova, 2023 | Next:Wave | ★★★★☆

Mejor Documental Next:Wave


Para la artista performance Gena Marvin, su hogar se ha convertido en el principal peligro para su vida. En un documental que la ha seguido durante cuatro años, entre 2019 y 2022, justo al comienzo de la invasión de Ucrania que se convirtió también en una amenaza para un determinado número de jóvenes rusos, se reivindica a través de sus creativos diseños y en recorridos a pie por las calles de Moscú ante la mirada curiosa pero también furiosa de los transeúntes. Queendom (Agniia Galdanova, 2023) se presenta de esta forma como un retrato que se amplía progresivamente hacia una mirada más colectiva, sin que realmente Gena Marvin se manifieste como una activista global en representación de un grupo de personas que no son aceptadas en su país, sino como una reivindicación de su identidad personal. A sus 21 años, ha decidido mostrar su transformismo y su no binarismo sin temor: "No me identifico con ningún género ni con ninguna tendencia sexual. Pero tampoco le tengo miedo a nada". Algo que podría parecer provocativo en algunas acciones como cuando reivindica su derecho a entrar en un parque público al que le niegan la entrada "por su seguridad" ya que se celebra un encuentro organizado por el ejército. Sin embargo, esta reivindicación del derecho a disfrutar como quiera de un espacio que es público revela al mismo tiempo la sinrazón de un Estado represivo. 

La directora Agniia Galdanova muestra en este documental producido por Igor Myakotin, nominado al Emmy por Bienvenidos a Chechenia (David France, 2020), algunas de las performances de Gena Marvin en grabaciones que la han hecho popular en las redes sociales, pero que habitualmente tienen un trasfondo de opresión y soledad, en espacios vacíos en los que se arrastra por el barro, o en los que camina perdida. Y sin embargo es reconocida en los ambientes artísticos, participando en una sesión de fotos para Vogue Rusia o en un desfile de moda en el que también su presencia desafía los cánones de la belleza de las modelos rusas. Su falta de temor se manifiesta cuando se enfrenta a quienes le miran con prejuicio, en un supermercado en el que los guardias de seguridad le invitan a salir porque está "molestando a los clientes", o discutiendo con una mujer que le increpa desde el balcón de su casa porque lleva plataformas. Algunos de sus amigos, sin embargo, manifiestan su terror por determinadas situaciones que han vivido envueltas en violencia, lo que sin embargo provoca una intención más contundente por parte de Gena Marvin de salir al día siguiente con uno de sus diseños por las calles o por el metro de Moscú. Pero esta reivindicación personal también tiene consecuencias como la expulsión de la Universidad en la que estudia. 

Los momentos más íntimos, y los más frustrantes, se producen cuando se relaciona con sus abuelos, con los que habla por teléfono desde Moscú o cuando regresa a su casa en Magadan, una ciudad de pescadores. Allí ayuda a su abuelo en las labores de pesca pero también vuelve a escuchar los comentarios que muestra la incomprensión sobre el tipo de vida que lleva o cómo está avergonzando a su familia. En realidad, parece haber un profundo sentimiento de amor por parte de sus abuelos, una especie de resignación que sin embargo, sobre todo por parte del abuelo, está llena de reproches, aunque traten de ser cariñosos, y de homofobia. El único momento en el que Gena expresa miedo realmente es cuando está a punto de producirse la invasión de Ucrania y trata de conseguir una visa para salir de Rusia antes de ser reclutado, consciente de que "entrar en el ejército supone la muerte para mí". Queendom es un retrato de una personalidad fuerte y valiente, que al mismo tiempo representa un activismo colectivo sobre la situación de la comunidad LGBTIQ+ en un país que ha dejado de ser un hogar para muchos jóvenes.  

Motherland

Alexander Mihalkovich, Hanna Badziaka, 2023 | Dox:Award | ★★★


Este temor por formar parte del ejército, esa comunidad destinada a defender una patria indefinida, se hace más contundente en el documental que presentan a competición los cineastas bielorrusos Alexander Mihalkovich y Hanna Badziaka. Al comienzo de la película se explican los antecedentes del relato que estamos a punto de ver, que se refieren a una práctica de abusos y novatadas a los reclutas que impuso el ejército soviético, denominada "dedovshchina", que significa novatada, pero que literalmente se traduce como "el reinado de los abuelos". Este ritual que se caracteriza por su extrema violencia se ha mantenido en los ejércitos de algunos de los países que pertenecieron a la Unión Soviética, como Bielorrusia. Y en un trabajo dotado de una mirada clarificadora y profundamente inquietante, se describen las consecuencias que algunas de estas novatadas han tenido en los hijos de madres como Svetlana, que busca justicia a través de un sistema administrativo que se convierte en cómplice de estos abusos. Su hijo murió según fuentes oficiales por suicidio, pero las heridas que tenía en su cuerpo levantaron las sospechas de Svetlana, especialmente después de encontrar a otras madres que también sufrieron pérdidas similares. Pero su intención de conseguir que los responsables sean llevados antes la justicia se encuentra con numerosos obstáculos sin que parezca tener un desenlace positivo. 

El otro protagonista de la película es Nikita, que representa precisamente a esos jóvenes a punto de ser reclutados para formar parte del ejército, los que presumiblemente sufrirán la dedovshchina. En Motherland (Alexander Mihalkovich, Hanna Badziaka, 2023), los directores muestran un entorno militarizado, con grandes carteles publicitarios sobre el honor y la patria, mientras se celebran actos públicos para conmemorar la heroicidad de los veteranos de guerra en el Día de la Victoria, con desfiles de tanques por las calles de la ciudad. Y sin embargo hay una cierta incredulidad frente a esta demostración de patriotismo gubernamental por parte del grupo de amigos de Nikita, cuando uno de ellos comenta: "Es un puto funeral, no hay nada que celebrar".  La película consigue crear una atmósfera opresiva, gracias a una excelente fotografía de Siarhiej Kanaplianik, quien trabajó en la anterior película de Hanna Badziaka, My granny from Mars (2017), y que utiliza predominantemente los tonos azulados, junto al diseño de sonido asfixiante creado por los noruegos Yngve Leidulv Sætre y Thomas Angell Endresen, que han trabajado recientemente en películas de género como Trol (Roar Uthaug, 2022) y Leave (Alex Herron, 2022). De forma que Motherland no solo se expresa a través de sus protagonistas sino también en una serie de capas cinematográficas que construyen un relato contundente. A lo largo de la película escuchamos fragmentos de cartas que están basadas en las cartas reales que envió el director Alexander Mihalkovich a su madre cuando realizó el servicio militar, lo que transmite otro nivel de comprensión de la realidad que se nos describe. 

La última parte del documental conecta con las protestas que tuvieron lugar en agosto de 2020 a raíz de la nueva reelección del político prorruso Aleksander Lukashenko como presidente, que ha estado en el cargo desde 1994. Las calles de la capital se llenaron esta vez de policías y militares para reprimir las manifestaciones, en las que la propia administración admitió haber utilizado fuego real para "defenderse". De alguna manera, estas imágenes rodadas en las propias manifestaciones y aportadas, entre otros, por un "director bielorruso anónimo en el exilio", según se indica en los títulos de crédito, reflejan esa cultura de la violencia que impregna no solo al ejército sino también a las fuerzas del orden, y que se ha heredado de la antigua Unión Soviética. Hay momentos de una brutalidad absoluta como el ataque de una manada de policías contra un coche en cuyo interior se encontraba una persona, una representación espeluznante de los resortes violentos de una dictadura disfrazada de democracia. 


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Películas mencionadas: 

Pacifiction se puede ver en Filmin. 
Francesca y el amor se puede ver en Movistar+.
My granny from Mars se puede ver en dafilms.com
Trol se puede ver en Netflix. 


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