Las actividades online de los festivales de cine nos llevan estos días a la 28ª Mostra Internacional de Films de Dones, un encuentro cinematográfico que tiene lugar cada año y que en esta edición se incorpora a ese triunvirato de festivales catalanes formado también por el D'A Film Festival y Docsbarcelona que, a través de la plataforma Filmin, han dado el paso hacia la edición en streaming. Como otros festivales internacionales que estamos cubriendo en nuestro blog, Vienna Shorts Festival, Krakow Film Festival y, próximamente, el prestigioso Annecy. Festival Internacional de Cine de Animación. Del 1 al 14 de junio se celebra esta Muestra Internacional de Cine de Mujeres que ofrece una selección de películas que no solo están dirigidas por mujeres, sino que también tienen una temática relacionada con el mundo de la mujer. Aprovechando esta oportunidad online, le dedicamos algunas crónicas en los próximos días.
Una de las protagonistas de la 28ª Mostra Internacional de Films de Dones es la escritora norteamericana Ursula K. Le Guin, una de las primeras creadoras de literatura de ciencia-ficción a la que se deben obras fundamentales como Historias de Terramar (Ed. Minotauro, 1968), en la que se basó la película Cuentos de Terramar (Gorô Miyazaki, 2006), y otras novelas que, con el paso del tiempo, iban incorporando temáticas reflexivas en torno a personajes femeninos con relevancia. Fallecida en 2018, la cadena de televisión PBS le dedicó el documental Worlds of Ursula K. Le Guin (Arwen Curry, 2018), como un reconocimiento a su trayectoria.
El documental se centra en entrevistas con la autora norteamericana en las que repasa parte de su obra literaria, junto a otros entrevistados como Margaret Artwood, Neil Gaiman o Michael Chabon, que la definió como "la escritora estadounidense más importante de su generación". Aunque el documental es un correcto recorrido por la vida y la obra de la Ursula K. Le Guin, resulta demasiado generalista y profundiza poco en aspectos que parecen relevantes, especialmente en las dificultades como escritora dentro de un género eminentemente masculino, y en la búsqueda de un lenguaje propio que eliminara todos los elementos arquetípicos de su creaciones. Las primeras obras de Terramar estaban protagonizadas por hombres, y sólo hasta el tercer o cuarto libro la escritora decidió incorporar un personaje protagónico femenino que no dependiera directamente de la influencia masculina. Como introducción al personaje, es una película adecuada, pero Ursula K. Le Guin necesita un documental que realmente profundice en su importancia dentro de la literatura norteamericana del momento.
Sección Panorámica
La Mostra Internacional de Films de Dones incorpora varias secciones que iremos descubriendo a lo largo de nuestras crónicas. La que podríamos definir como Sección Oficial nos presenta una selección de 8 largometrajes y 6 cortometrajes que se pueden ver en Filmin con franjas de visionado diferentes en algunos casos.
Meu nome é Bagdá (Caru Alves de Souza, 2020) es una producción brasileña que obtuvo el Gran Premio del Jurado en la Sección Generation 14plus del pasado Festival de Berlín. Es una historia que tiene como protagonista a una joven skater en la ciudad de Sao Paulo que vive con su familia y la ausencia del padre, y se enfrenta a una sociedad que sigue siendo machista y sexista. No se pueden evitar las comparaciones con Skate kitchen (Crystal Moselle, 2018), esa interesante radiografía de la juventud y en especial de las chicas adolescentes en un mundo masculino como el del skateboard en Nueva York.
No sabemos si de alguna forma esta película influyó en la directora de Meu nome é Bagdá, pero lo que está claro es que comparte una mirada femenina que de alguna forma pone sobre la mesa cierto sentimiento de desprecio por parte del sexo masculino. Sin embargo, lo que en Skate kitchen es una mirada sutil, que no necesita de artificios, en Meu nome é Bagdá se convierte en un instrumento de reivindicación de la solidaridad femenina un tanto burda.
Funciona bien la descripción de ese universo femenino (la madre y las hermanas de la protagonista, el grupo de personajes LGTBIQ, las compañeras skaters...), pero la incorporación de elementos externos que pretenden reforzar la opresión del sexo masculino (los policías, los hombres en el bar, los jugadores de fútbol, los propios skaters...) acaba siendo arquetípica y tosca. Es como si la directora no encontrara otra forma de lanzar su mensaje más que recurriendo a los tópicos del machismo, que posiblemente son reales en sociedades como Brasil, pero que se incorporan de un modo demasiado estereotipado. En este sentido, Skate kitchen acaba siendo más feminista, mientras que Meu nome é Bagdá pierde fuerza en su pretendido mensaje solidario.
En la Sección Panorámica también están presentes documentales como Niña mamá (Andrea Testa, 2019), que obtuvo la Mención Especial del Jurado en IDFA, Festival de Documentales de Amsterdam, y el Premio al mejor Mediometraje en Hot Docs, Festival de Documentales de Toronto. La directora se acerca a un grupo de adolescentes que visitan un hospital en distintas etapas de su embarazo. Un embarazo la mayor parte de las veces no deseado, que se produce en algunos casos en contextos de violencia doméstica. Con una fotografía en blanco y negro sensible y en cierto modo acogedora, las historias de estas jóvenes se suceden ofreciendo una radiografía de la sociedad argentina, aún reticente a la aceptación de la decisión personal respecto a temas como el aborto.
Es un documental que, en poco más de una hora de duración, transmite cierto sentimiento de desafección de la sociedad por estas madres adolescentes. Las conversaciones en las que ellas son las protagonistas (la figura de las psicólogas permanece en segundo plano, solo mostrada a través de sus voces y sus preguntas), dejan ver sentimientos encontrados en la decisión de tener un hijo, en la madurez de ser madres, o en la difícil resolución de dejar a sus bebés en adopción. La directora sabe encontrar los momentos de mayor conexión con las protagonistas, que parecen casi inconscientes de la grabación. La cámara casi permanece escondida a veces, como para dejar un espacio de intimidad. Es una película dolorosa, que deja al descubierto la vulnerabilidad de la maternidad, pero sobre todo, la dificultad de ésta en un contexto de incomprensión.
Por su parte, The archivetters (Megan Rossman, 2018) se acerca con corrección al nacimiento de Lesbian Herstory Archives, la colección más grande del mundo dedicada a material relacionado con el lesbianismo. Este archivo nació en Nueva York hace 40 años en una pequeña habitación y poco a poco se convirtió en una colección imprescindible para la reivindicación del colectivo de lesbianas en Estados Unidos. El documental de Megan Rossman realiza una visión general de la historia de este archivo a través de sus fundadoras, pero sobre todo reflexiona sobre cómo ha cambiado el activismo LGTBIQ, y cómo afrontan las pioneras de este activismo el cambio generacional o la irrupción de las nuevas tecnologías, que en cierto modo hacen infructuosos este tipo de espacios de conservación. es un documental con ciertas maneras televisivas, muy tradicional en su concepción formal, que resulta mas interesante por su contenido.
No sabemos si de alguna forma esta película influyó en la directora de Meu nome é Bagdá, pero lo que está claro es que comparte una mirada femenina que de alguna forma pone sobre la mesa cierto sentimiento de desprecio por parte del sexo masculino. Sin embargo, lo que en Skate kitchen es una mirada sutil, que no necesita de artificios, en Meu nome é Bagdá se convierte en un instrumento de reivindicación de la solidaridad femenina un tanto burda.
Funciona bien la descripción de ese universo femenino (la madre y las hermanas de la protagonista, el grupo de personajes LGTBIQ, las compañeras skaters...), pero la incorporación de elementos externos que pretenden reforzar la opresión del sexo masculino (los policías, los hombres en el bar, los jugadores de fútbol, los propios skaters...) acaba siendo arquetípica y tosca. Es como si la directora no encontrara otra forma de lanzar su mensaje más que recurriendo a los tópicos del machismo, que posiblemente son reales en sociedades como Brasil, pero que se incorporan de un modo demasiado estereotipado. En este sentido, Skate kitchen acaba siendo más feminista, mientras que Meu nome é Bagdá pierde fuerza en su pretendido mensaje solidario.
En la Sección Panorámica también están presentes documentales como Niña mamá (Andrea Testa, 2019), que obtuvo la Mención Especial del Jurado en IDFA, Festival de Documentales de Amsterdam, y el Premio al mejor Mediometraje en Hot Docs, Festival de Documentales de Toronto. La directora se acerca a un grupo de adolescentes que visitan un hospital en distintas etapas de su embarazo. Un embarazo la mayor parte de las veces no deseado, que se produce en algunos casos en contextos de violencia doméstica. Con una fotografía en blanco y negro sensible y en cierto modo acogedora, las historias de estas jóvenes se suceden ofreciendo una radiografía de la sociedad argentina, aún reticente a la aceptación de la decisión personal respecto a temas como el aborto.
Es un documental que, en poco más de una hora de duración, transmite cierto sentimiento de desafección de la sociedad por estas madres adolescentes. Las conversaciones en las que ellas son las protagonistas (la figura de las psicólogas permanece en segundo plano, solo mostrada a través de sus voces y sus preguntas), dejan ver sentimientos encontrados en la decisión de tener un hijo, en la madurez de ser madres, o en la difícil resolución de dejar a sus bebés en adopción. La directora sabe encontrar los momentos de mayor conexión con las protagonistas, que parecen casi inconscientes de la grabación. La cámara casi permanece escondida a veces, como para dejar un espacio de intimidad. Es una película dolorosa, que deja al descubierto la vulnerabilidad de la maternidad, pero sobre todo, la dificultad de ésta en un contexto de incomprensión.
Por su parte, The archivetters (Megan Rossman, 2018) se acerca con corrección al nacimiento de Lesbian Herstory Archives, la colección más grande del mundo dedicada a material relacionado con el lesbianismo. Este archivo nació en Nueva York hace 40 años en una pequeña habitación y poco a poco se convirtió en una colección imprescindible para la reivindicación del colectivo de lesbianas en Estados Unidos. El documental de Megan Rossman realiza una visión general de la historia de este archivo a través de sus fundadoras, pero sobre todo reflexiona sobre cómo ha cambiado el activismo LGTBIQ, y cómo afrontan las pioneras de este activismo el cambio generacional o la irrupción de las nuevas tecnologías, que en cierto modo hacen infructuosos este tipo de espacios de conservación. es un documental con ciertas maneras televisivas, muy tradicional en su concepción formal, que resulta mas interesante por su contenido.
Niña mamá se puede ver en Filmin hasta el 7 de junio.
Meu nome é Bagdá y The archivettes se pueden ver en Filmin hasta el 14 de junio.
Meu nome é Bagdá y The archivettes se pueden ver en Filmin hasta el 14 de junio.
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