DOK.special
La revolución de 1979, que llevó al ayatolá Jomeini a tomar las riendas de Irán, también supuso la introducción de la Sharia, la ley islámica, que establecía exigencias de tipo social y cultural, entre ellas la prohibición de la transmisión de música a través de los medios de comunicación, y de todos los aspectos relacionados con ella, como el baile o la danza. Esto supuso la desaparición de la Compañía de Ballet Nacional de Irán, fundada en 1958 por el Ministerio de Cultura. La directora Sarvnaz Alambeigi (1978, Irán) encontró una grabación del ballet The tale of Scheherazade, que estaba basado en la recopilación de cuentos árabes Las mil y una noches (Ed. Editors), y estableció una conexión con los grupos de baile clandestinos que existen actualmente en Irán. El documental 1001 nights apart (Sarvnaz Alambeigi, 2021) construye su narración a través de la brecha generacional y cultural que ha supuesto la Sharia para un país que se coloca en un contexto mundial muy diferente al de finales de los setenta.
DOK.fest Munich - 1001 nights apart |
La película, que acaba de ganar en DOK.fest 2022 el Premio VFF a la Mejor Producción, sigue dos líneas principales: por un lado, un grupo de jóvenes bailarines que se reúnen en un lugar sin identificar tienen la oportunidad de visionar la grabación del ballet que interpretó la compañía, enfrentándose a una realidad idílica sobre la posibilidad de que existiera en algún momento un espacio para expresarse artísticamente. Algunos de ellos cuentan sus historias personales, que se identifican con su necesidad de bailar como manifestación de sus propios retos respectos a la identidad sexual, a la feminidad o a la libertad. La visión del país que tienen estos jóvenes obligados a ser autodidactas es muy diferente a la que tenían los componentes de aquella Compañía Nacional de Ballet. La mayor parte de ellos huyeron del país tras la prohibición, y ahora imparten clases de baile en Estados Unidos, como la bailarina Bahareh Sardani, o trabajan en el Scarpino Ballet de Rotterdam como el bailarín Behrooz Vasseghi. La idea que expresa la directora en la narración es la de reunir a estos dos grupos y sus diferentes visiones para recrear The tale of Scheherazade, pero algunos de los antiguos miembros de la compañía no desean volver a Irán, otros están demasiado ocupados, e incluso los dos fundadores son demasiado mayores para desplazarse.
La estructura del documental es demasiado sencilla, alternando las intervenciones de los bailarines actuales con las de los antiguos componentes de la compañía nacional, pero hay una interesante deconstrucción de la propia idea de la película conforme se van desarrollando los acontecimientos, de forma que asistimos directamente a la transformación de un proyecto cinematográfico desde una propuesta inicial ideal hasta una resolución menos ambiciosa. Sobre todo después de que las relaciones entre Estados Unidos e Irán se tensen, y sea imposible para los bailarines conseguir las visas para viajar al extranjero, la segunda posibilidad de reencuentro que se plantea. Pero, entre las revelaciones que hacen los diferentes protagonistas, es interesante sobre todo la dignidad con la que los bailarines underground asumen su propia felicidad dentro de un contexto que desde el exterior se representa como opresivo: "No somos víctimas", reivindican, "Estamos empoderados, apasionados y comprometidos en hacer lo que realmente nos gusta, a pesar de las condiciones en que tenemos que hacerlo". Su enfrentamiento a las normas se produce también en el terreno de la propia danza, en la que no tienen una formación profesional, principal razón por la que el coreógrafo iraní Ali Pourfarrokh, director artístico de la Alberta Ballet Company en Canadá y del Eglevsky Ballet en Nueva York, no acepta la invitación de trabajar con ellos. El documental se convierte así en una carrera de obstáculos que refleja, tanto como el compromiso con la danza de los bailarines underground, la difícil consecución de los sueños.
DOK.panorama
En el año 2016 el coreógrafo Alain Platel (1948, Bélgica) estrenó con la compañía Les Ballets C de la B el espectáculo Nicht Schlafen (Sin dormir), que en España se ha podido ver en el Teatre Municipal de Girona y el Teatro Central de Sevilla, una reflexión con música de Gustav Mahler sobre los años que precedieron a la I Guerra Mundial. La intensidad de la coreografía mostraba en algunas escenas a los bailarines, todos hombres y una sola mujer, luchando entre sí de una forma violenta. Y estos momentos impactaron tanto a la directora Mirjam Devriendt (1961, Bélgica), que planteó al coreógrafo la posibilidad de hacer una película llevando la reflexión sobre la violencia a un terreno más general. De esta forma surge el documental Why we fight? (Mirjam Devriendt, Alain Platel, 2021), que es al mismo tiempo una crónica sobre la preparación y los ensayos del espectáculo Nicht Schlafen, y un planteamiento de la pregunta clave sobre el origen de la violencia, exponiéndola de una forma explícita a través de imágenes de peleas reales tomadas con cámaras CCTV, o de escenas impactantes como la muerte de la joven Neda después de ser alcanzada por un francotirador durante las revueltas de Teherán en 2009, que fueron difundidas a través de las redes sociales. Hay momentos especialmente crudos a lo largo de este documental porque muestran la violencia real.
DOK.fest Munich - Why we fight? © Cassette for timescapes |
En uno de sus hilos narrativos, la película establece diferentes entrevistas con algunos bailarines que formaron parte de este espectáculo, especialmente llamativo cuando la bailarina Bérengère Bodin (1980, Francia) cuenta cómo sus compañeros masculinos se mostraban al principio demasiado cautos cuando tenían que establecer contacto físico con ella en las escenas más violentas del espectáculo. Esta actitud muestra una representación de cierta debilidad femenina, que es negada por la filósofa Tinneke Beeckman (1976, Bélgica): "Creo que la violencia en las mujeres está subestimada. Es un error. Por ejemplo, cuando hablamos de las mujeres del ISIS, hay una especie de lamento o comprensión, como si no fueran totalmente responsables de sus actos". Respecto a la violencia experimentada de forma real, el bailarín TK Russell (1995, Congo) explica cómo le impactó ver la muerte de una persona por un disparo en su país de origen, mientras que Samir M'Kirech (1985, Francia), relata cómo el maltrato físico que sufrió cuando era niño lo recibió como un acto de amor. La reflexión sobre la confrontación innata del ser humano la muestra también el director de orquesta Teodor Currentzis (1972, Grecia) cuando afirma que "la humanidad no ha vivido ni un solo segundo sin guerra. Si lo piensas, desde el principio del ser humano hasta la actualidad ha habido guerras en diferentes países, con diferentes personas, sin una sola pausa".
Why we fight?, que se estrenó el año pasado en el International Film Festival Gent, precisamente lucha consigo misma para establecer una línea de pensamiento que a veces puede llegar a ser demasiado dispersa, como cuando incorpora escenas de manifestantes de partidos de extrema derecha, mezclando el asalto al Congreso de los Estados Unidos por seguidores de Donald Trump, con la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil o el auge de Vox en España, en contraste con las revoluciones sociales de los últimos años. En la última parte del documental hay una cierta visión sombría que está reforzada por el Adagio de la 9ª Sinfonía de Gustav Mahler, una obra considerada como su mejor composición, en la que se destilaban las tragedias que vivió en el último tramo de su vida, como la muerte de su hija mayor. Se establece una conexión entre la violencia del ser humano con la violencia de la naturaleza, mostrando una sobrecogedora secuencia de un oso polar persiguiendo a un osezno, ante los vanos intentos de la madre por defender a su hijo. Una metáfora de las pesimistas palabras de Marguerite Duras: "La verdadera democracia es vivir cada día su pérdida, la pérdida del mundo", que confronta el destino compartido por el hombre y cualquier especie.
Cuando comenzó el confinamiento por la pandemia del coronavirus, uno de los sectores más afectados fue el artístico, con el cierre de las salas cinematográficas y teatros, y las consecuentes cancelaciones de espectáculos. Entre ellos se produjo la cancelación de la puesta en escena de la coreografía estrenada por Pina Bausch en 1975 sobre la obra de Igor Stravinsky La consagración de la primavera (1913). La Fundación Pina Bausch es especialmente estricta a la hora de conceder permisos para que las piezas de la coreógrafa alemana sean representadas, pero en esta ocasión colaboró con la compañía Sadler's Wells y la École des Sables en Senegal para que un conjunto de bailarines procedentes de trece países africanos la pusieran sobre los escenarios. La coreografía iba a estrenarse el 20 de marzo de 2020 en Dakar, pero las autoridades senegalesas declararon el confinamiento. El último ensayo general se produjo en una playa y fue grabado por el cineasta Florian Heinzen-Ziob (1984, Alemania), y retransmitido en streaming durante julio de 2020. Actualmente, el espectáculo Dancing at dusk (2020) se puede visionar en la web de la Fundación Pina Bausch, y se estrenó mundialmente en los Teatros del Canal de Madrid en septiembre de 2021.
DOK.fest Munich - Dancing Pina |
Parte del rodaje que realizó el director alemán sobre los ensayos de esta representación se ha mezclado con los ensayos de Semperoper Ballet de otra coreografía de Pina Bausch, sobre la ópera de Christoph Willibald Gluck Ifigenia en Tracia (1779), para completar la película Dancing Pina (Florian Heinzen-Ziob, 2022), que pretende ser una celebración de la obra de la coreógrafa alemana, así como de la continuidad y contemporaneidad de su legado. A partir de las grabaciones originales que permanecen en los archivos de la Fundación que lleva su nombre, los coreógrafos Josephine Ann Endicott y Jorge Puerta Armenta en Senegal, y Malou Airaudo, Dominique Mercy y Clémentine Deluy en Alemania, desgranan los movimientos creados por Pina Bausch para expresarlos de la manera más aproximada posible. El documental no hace un acercamiento biográfico, sino que explora la influencia que ha tenido en las generaciones posteriores de bailarines, incluso en aquellos que ni siquiera conocían el trabajo de la coreógrafa. En este sentido, se aleja del documental Pina (Wim Wenders, 2011), que ya se centraba en la obra de la artista, en cuanto que realiza un acercamiento más intelectual, más reflexivo, aunque ciertamente nada novedoso en la estructura narrativa, que mezcla las intervenciones de algunos de los bailarines y de los profesores, algunos de ellos colaboradores director de Pina Bausch, con los ensayos de las representaciones. Quizás lo más interesante es cómo se transmite la dificultad de adoptar los movimientos de la coreógrafa, y la visión de la danza como un elemento para expresar la propia personalidad, más que como un conjunto de normas y reglas estandarizadas. La bailarina Sangeun Lee expresa su dificultad para encontrar un espacio dentro del mundo de la danza, dada su altura y su espalda ancha, que no encaja con los cánones de la bailarina tradicional, y que sin embargo encuentra en la obra de Pian Bausch la posibilidad de mostrarse sin limitaciones. Dancing Pina tiene, en su forma tradicional, una manera de exponer esta expresividad con singular acierto.
DOK.music
El director argentino afincado en España Sebastián Alfie (1971, Buenos Aires) tiene muy buen ojo para encontrar historias con atractivo humano. Después de su espléndido documental Gabor (2013), sobre su relación de amistad con el director de fotografía Gabor Bene, que se quedó ciego, ha dirigido la película Diego, el último adiós (2021), sobre el último año en la vida del futbolista argentino, y ahora presenta El káiser de la Atlántida (Sebastián Alfie, 2022), en torno la puesta en escena de la ópera El Emperador de la Atlántida (circa 1943), una historia en la que se entremezclan las experiencias personales de todos los que están implicados con la creación artística. La obra fue creada por el compositor Viktor Ullmann y el libretista Peter Kien durante su permanencia como prisioneros en el campo de concentración nazi de Terezín, donde los soldados alemanes permitían representaciones de teatro y música que creaban los propios prisioneros. Pero el tono satírico de la obra, que hacía una velada referencia a Adolf Hitler, provocó que fuera prohibida, permaneciendo en el olvido hasta que en 1975, tres décadas después de que sus autores murieran en Auschwitz, el músico y arreglista inglés Kerry Woodward la rescató para ser representada, siendo su estreno mundial en Amsterdam en diciembre de ese año.
Agencia Freak - El káiser de la Atlántida |
El káiser de la Atlántida, estrenado en el Festival de Málaga y proyectado también hace unas semanas en BAFICI, se acerca a una nueva puesta en escena arreglada por Kerry Woodward y dirigida por el director de escena argentino Gustavo Tambascio, para su estreno en el Teatro Real de Madrid en 2016. El propio Tambascio, que falleció en Madrid en 2018, expresaba un dilema ético a la hora de enfrentarse a una obra como ésta, que fue creada en un campo de concentración y tenía como protagonista a un emperador que representaba la opresión, especialmente porque el director de escena había sido víctima de la represión de la dictadura en Argentina. "Para mí es una obra que plantea un dilema ético y un dilema moral de primer orden", afirma. Sebastián Alfie consigue hilvanar bien los diferentes hilos narrativos, desde la mirada histórica a la creación de la obra en medio de un campo de concentración, utilizando imágenes de archivo y animaciones, hasta los propios ensayos de la ópera y el trabajo musical del director de orquesta Pedro Halffter, pasando por la experiencia del músico Kerry Woodward a la hora de rescatar y estudiar la obra. Y trata con delicadeza uno de los aspectos más curiosos y controvertidos. En los años setenta se hizo muy popular la espiritista Rosemary Brown, quien afirmaba que numerosos compositores fallecidos como Claude Debussy, Franz Liszt o Frédéric Chopin no solo contactaban con ella sino que le dictaban nuevas creaciones musicales. Rosemary Brown es de por sí un personaje fascinante, cuyos cientos de composiciones, supuestamente dictadas por estos grandes músicos, incluso han sido interpretadas en salas de concierto. Aunque para muchos musicólogos se trata solo de modificaciones de piezas conocidas de los compositores, y el profesor de psicología John Sloboda llegó a afirmar que "se trata del caso más convincente de composición inconsciente".
Kerry Woodward contactó con Rosemary Brown para intentar establecer conexión con el espíritu de Viktor Ullmann, y aun en la actualidad afirma que durante varias sesiones la médium conectó con el músico, quien agradeció a Woodward el rescate de su obra e incluso dictó algunas de las directrices para una representación más fidedigna. Pero Sebastián Alfie, de forma inteligente, no abunda demasiado en estas afirmaciones, imposibles de demostrar, aunque deja alguna escena para el recuerdo, como cuando Kerry Woodward y Gustavo Tambascio hablan de estas apariciones, y éste último concluye: "Me gustaría ser un creyente, a veces, porque estas cosas me impresionan mucho". Como curiosidad, un comentario en los Film Talks que el Festival DOK.fest publica en su canal de YouTube, afirma ser la ex-esposa de Kerry Woodward, comentando que ellos conocieron a Rosemary Brown después del estreno de la obra en 1975, pero que sus sesiones influyeron en posteriores arreglos. Pero el aspecto más complejo de la puesta en escena son las reflexiones que provoca en todos los implicados, tanto actores como directores de orquesta o musicales, en torno a la forma en la que desde un campo de concentración pudo crearse una ópera de cámara que introducía elementos de humor y de ironía. Y cómo la supervivencia se agarra a los elementos más creativos para construir una realidad diferente.
Best of Fests
Una de las películas incluidas en la competición DOK.international es 1970 (Tomasz Wolski, 2021), que pone en escena a través de animación con marionetas, una serie de grabaciones de los servicios secretos de la Polonia comunista. Precisamente, uno de los principales damnificados por la situación política de su país fue el director Andrzej Żuławski, cuya formación en Francia hacía que muchos le vieran como un extranjero en su propio país, y cuya película El diablo (Andrzej Żuławski, 1972) fue prohibida por el gobierno polaco. Pocos años después, sobre todo tras el gran éxito internacional de su segundo filme, que había dirigido en Francia, Lo importante es amar (Andrzej Żuławski, 1975), fue invitado por las autoridades polacas a regresar, dándole la posibilidad de filmar su proyecto más ambicioso, la adaptación de una trilogía de novelas de ciencia-ficción escrita por su bisabuelo, que se convertiría en Sobre el globo de plata (Andrzej Żuławski, 1977-1988), una película visionaria que se rodó el mismo año que se estrenaba en todo el mundo La guerra de las galaxias (George Lucas, 1977), coincidiendo en su condición de grandes proyectos de mundos futuristas, pero en dos entornos culturales muy diferentes. Escape to the silver globe (Kuba Mikurda, 2022), que está nominado en las categorías de Mejor Documental, compitiendo con 1970 (Tomasz Wolski, 2021) y Mejor Montaje para los Premios Eagle del Cine Polaco, aborda los problemas que surgieron durante el rodaje de la película, que el viceministro de Asuntos Culturales Janusz Wilhelm, interrumpió, ordenando que se quemaran todos los materiales.
DOK.fest Munich - Escape to the silver globe |
Aunque no están claras las razones de esta nueva prohibición, quizás motivada por el trasfondo religioso de la película, la teoría que más se defiende en el documental es que se trataba de una medida de fuerza del ministro, que unos meses después murió en un accidente aéreo. Especialmente cuando al mismo tiempo se estaba rodando una de las películas más representativas del cine polaco del momento, El hombre de mármol (Andrzej Wajda, 1977). De hecho, Kuba Mikurda (1981, Polonia) está convencido de que la producción de esta última tuvo influencia en el destino de Sobre el globo de plata, y se dan circunstancias curiosas como el hecho de que la actriz Krystyna Janda trabajara en ambas producciones, teniendo que desplazarse desde Cracovia hasta la costa Báltica y viceversa en diferentes momentos. Este conflicto artístico entre el maestro Andrzej Wajda, mucho más diplomático, y el alumno más subversivo Andrzej Żuławski marcó también el cine que se hacía en Polonia en aquella época. Y el documental se centra en este aspecto: "Quería derribar, de alguna manera, a estas dos películas de peso pesado de su propia relevancia, y poder trabajar con sus imágenes para confrontarlas", afirma Kuba Mikurda.
El conflicto artístico y político es uno de los elementos principales de Escape to the silver globe, pero también se aborda el conflicto entre el artista y el hombre, a través de la relación de Andrzej Żuławski y su esposa e hijos. O, mejor dicho, de la no-relación que existía entre ellos. Precisamente uno de los entrevistados en el documental es el controvertido director Zawery Żuławski, hijo de Andrzej Żuławski, que realizó hace unos años la película Bird talk (2019), un guión inédito de su padre, aunque actualmente está más enfocado en proyectos de series como el reciente thriller El deshielo (HBO Max, 2022-). Zawery Żuławski nunca ha ocultado la sensación de no haber tenido una relación estrecha con su padre, y su ex-esposa, la actriz Małgorzata Braunek, se separó de él precisamente cuando comenzó el rodaje de Sobre el globo de plata, afirmando que estaba más comprometido con el arte que con su familia. Esta separación influyó en la realización de su siguiente película, La posesión (Andrzej Żuławski, 1981). Aunque se ordenó la destrucción de los materiales rodados hasta el momento de la interrupción, casi un ochenta por ciento de la historia, unos años después se encontró el metraje, y Andrzej Żuławski pudo concluirla. Pero la imposibilidad de contar con los mismos actores, el paso del tiempo y la necesaria reconstrucción de los decorados hizo imposible completar las secuencias faltantes, que el director sustituyó con imágenes grabadas en las calles de una Polonia que ya había perdido la imposición de la ideología comunista, mientras su voz en off describe las escenas faltantes. Sobre el globo de plata se estrenaría finalmente en 1988, y actualmente se puede visionar en una versión restaurada en 2K. Crónica de una época y de una figura decisiva en el mundo del cine, Escape to the silver globe consigue equilibrar los aspectos políticos y los personales en un cineasta rodeado de conflictos, gracias a un destacado trabajo de montaje al que Iza Pająk aporta más énfasis en las emociones personales, mientras que Laura Pawela construye una fluidez en la estructura de las diferentes capas narrativas gracias a su experiencia como artista audiovisual, dando relevancia a la que es, quizás no una de las mejores películas de Andrzej Żuławski, pero sí una de las más singulares de las últimas décadas.
Lo importante es amar se puede ver en Filmin y MUBI.
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