Nuestra crónica del DOK.fest se centra en esta ocasión en el arte como reflejo de la vida, en la conexión entre la realidad y su representación. Desde la propia expresión musical de dos músicos geniales hasta la teatralización de la memoria, la influencia del cine en la transformación de sus protagonistas o la visión de las relaciones personales en una familia de artistas. Pero también conecta con la inauguración del Festival Documenta Madrid, que entre el 24 y el 29 de mayo se celebra de forma presencial, y entre el 30 de mayo y el 5 junio ofrece una parte de su programación a través de la plataforma Filmin.
DOK.music
En noviembre de 2013 el sello discográfico Blue Note lanzó la grabación del concierto que ofreció el músico de jazz Thelonious Monk en la Salle Pleyel de París el 15 de diciembre de 1969, en diferentes formatos, tanto en DVD como en doble LP, y unos años más tarde también en formato digital. Paris 1969 (2013, Blue Note Records) recoge la grabación realizada para la televisión francesa, además de algún material extra, como una incómoda entrevista con el pianista de jazz Henri Renaud, que por entonces dirigía y presentaba el programa de televisión Jazz portrait. Ambos se conocían desde hacía años y de hecho Renaud participó como consultor musical en la película Alrededor de la medianoche (Bertrand Tavernier, 1986) que tomaba su título de una de las composiciones más populares del músico norteamericano. En el libro Thelonious Monk: The life and times of an American original (2010), el escritor Robert D. G. Kelly describe la entrevista de la siguiente forma: "El escenario es relajado y Thelonius toca maravillosamente (...). En un momento, en medio de uno de los comentarios de Renaud, la cámara capta a Thelonius sonriendo. Puede que no entendiera la mayor parte del francés de Renaud, pero sabía que lo trataban con respeto. Estaba muy lejos del mundo de Columbia Records, de los críticos impacientes y de los fanáticos que clamaban por un cambio". Sin embargo, la realidad que muestra el documental Rewind & play (Alain Gomis, 2022), es bien distinta. El director de películas como Andalucia (2007) y Felicité (2017), que viene preparando desde hace años un documental sobre la vida de Thelonius Monk, encontró las grabaciones originales del programa, unas dos horas y media de metraje que muestran la incomodidad del músico con las repeticiones constantes y los comentarios poco respetuosos de Henri Renaud en algunos momentos.
DOK.fest Munich - Rewind & Play |
Rewind & Play se estrenó en el Festival de Berlín, obtuvo el Premio al Mejor Mediometraje en Hot Docs y es la película de inauguración del Festival Documenta Madrid. El subtítulo de la película, "It's not nice?" refleja en buena medida la imagen que representa de un artista tímido, escasamente hablador, que es sometido a una entrevista que parece buscar el estereotipo del genio musical sin prestar atención a su faceta humana. La frase hace referencia a un comentario de Henri Renaud después de pedir a Thelonius Monk que rememore el primer concierto que ofreció en el Festival de Jazz de París en 1954, a lo que éste contesta que se sintió algo desplazado y que ni siquiera le pagaron igual que a otros músicos que participaron. Henri Renaud le dice entonces al realizador Beranrd Lion que no incluya esta respuesta argumentado que no es "demasiado amable" ("it's not nice") con los organizadores del festival. Alain Gomis consigue, a través de estos fragmentos de archivo descartados, deconstruir la simplificación del músico para ofrecer la versión humana (el sudor después de una larga sesión de entrevista con continuas repeticiones, la respiración profunda del cansancio...) frente al intento de manipulación en una situación incómoda.
En otro momento de la entrevista, Henri Renaud pregunta a Thelonious Monk por qué decidió colocar su piano en la cocina de su casa, como queriendo extraer una respuesta filosófica o genial. Pero la justificación del músico es tan sencilla como mundana: "Porque era la única habitación de la casa donde cabía el piano". El documental redefine la figura que del músico pretende dar el programa de televisión, buceando en los gestos, las miradas, la incomodidad y el cansancio. Y consigue representar en las imágenes de esta entrevista difícil las características humanas del músico, al que vemos en otros momentos mucho más relajado cuando viaja en taxi con su esposa Nelly, o cuando espera en una sala antes del programa. Y donde ya se muestra como una persona poco habladora, tímido en sus encuentros con extraños, lo que refuerza la sensación de vergüenza ajena que provocan las intervenciones de Henri Renaud. En el concierto de París de 1969, el último que ofreció en la capital francesa, Thelonious Monk actuó con un cuarteto casi nuevo, tras la separación del bajo Larry Gales y el batería Ben Riley, sus habituales acompañantes. La entrevista grabada el 17 de diciembre, dos días después del concierto, se producía además en un momento complicado en la carrera del compositor. Pero este desencuentro, ofrecido por Alain Gomis en toda su crudeza, entre la reivindicación social y racial que ofrecía el músico y la remodelación simplificada que pretendía el entrevistador, proporciona una imagen muy clara de la manipulación de la representación pública. El director, que no interviene con elementos ajenos a las propias imágenes de archivo, pero ofrece sin embargo su propio punto de vista, como cuando ahoga los comentarios de Henri Renaud con la interpretación al piano de Thelonius Monk, como callando la superficialidad de las palabras con la profundidad de su expresividad musical.
La personalidad de la cantante Cesária Évora sin embargo no permitía entrevistas impertinentes. Cuando le pregunta un periodista por los sueños que tenía, ella responde categóricamente: "No creo en los sueños, hazme otra pregunta". Es uno de los momentos que se recogen entre el material de archivo rescatado para la película Cesária Évora (Ana Sofia Fonseca, 2022), un retrato de la cantante caboverdiana que se acerca a sus momentos más íntimos. La directora portuguesa utiliza buena parte de las grabaciones caseras realizadas por uno de los músicos que acompañaron a Cesária Évora y por su manager, José da Silva, responsable de que la cantante pasara de ofrecer actuaciones en bares de Lisboa a protagonizar conciertos en el Carnegie Hall de Nueva York. El nombre de Cesária Évora estará siempre ligado a la popularidad del "morna", un género musical propio de Cabo Verde que tiene elementos de conexión con el fado, influyente durante la época de colonización portuguesa de las islas africanas. La mayor parte de las imágenes que se utilizan en el documental son de los últimos años de Cesária Évora, cuando ya era una artista internacionalmente conocida, porque no existen, o no se han encontrado, demasiadas referencias visuales de su juventud. Esto provoca cierto desequilibrio en el relato, que quiere ser ambicioso en una representación más íntima de la cantante, pero que no consigue equilibrar la falta de material aunque utilice las entrevistas o grabaciones recientes que tienen un aire poético.
DOK.fest Munich - Cesária Évora |
Sin embargo, uno de los principales aciertos del documental, ganador del Premio del Público en IndieLisboa, es la decisión de la directora portuguesa Ana Sofia Fonseca de usar solo el audio de las entrevistas realizadas a familiares o colaboradores, reservando todo el protagonismo visual a Cesária Évora, a la que se la denominaba la "diva de los pies descalzos", una costumbre que en realidad provenía del dolor que le provocaban en los pies cualquier tipo de calzado. El documental acierta en mostrar la fuerte personalidad de la artista quien, cuando alguno de los turistas que pasaban por su casa le pedían que cantara algo, ella les entregaba un CD y les decía: "Puedes escucharme aquí". Entre las imágenes más curiosas está una incómoda grabación junto al trovador cubano Compay Segundo, cuyo estilo musical no parece compaginar del todo bien con el de ella. José da Silva comenta que "ella no quería grabar con Compay Segundo. Me decía: "¿Por qué tengo que grabar con un señor tan mayor? Apenas puede mantenerse en pie". La versión de "Lágrimas negras" grabada por Cesária Évora y Compay Segundo se incluyó finalmente en el album Duets (2002, Dro East West), que sería el último disco publicado por el cantante cubano, que murió un año después. Cesária Évora es una película que se queda corta en su intento de transmitir aspectos más íntimos de la personalidad de la cantante, escasa en la visión de su pasado e incluso poco profunda en los últimos años en los que se la diagnosticó un trastorno bipolar y sufrió épocas de fuertes depresiones. Pero sí logra transmitir la relevancia de la cantante como representante de un estilo musical que se asienta en la "saudade" como elemento emocional, que en la lengua criolla caboverdiana se denomina "Sodade", el título de una canción de 1950 que Cesária Évora popularizó en su album Mis Perfumada (1992, Lusafrica).
DOK.horizonte
La representación de una obra teatral se convierte en un instrumento para recuperar la memoria en el documental peruano Esperaré aquí hasta oír mi nombre (Héctor Gálvez, 2021), que reflexiona sobre la necesidad de recordar el pasado para enfrentarse al futuro, pero que también aborda la relación entre la representación ficticia y las realidades que permanecen en forma de trauma. Los años 80 se consideran la "década perdida" en Perú, debido a la grave crisis económica provocada por la acumulación de deuda externa en toda Latinoamérica. Los disturbios sociales hicieron renacer la utopía de la revolución entre las zonas rurales, aprovechada por grupos terroristas como Sendero Luminoso para afianzarse en las montañas, bien por las simpatías de los campesinos, bien por las masacres cometidas en algunas poblaciones. El fuego cruzado entre los guerrilleros y las fuerzas militares colocó a muchas poblaciones de las montañas en medio de una guerra en la que los campesinos eran las víctimas. Hoy en día, los familiares de personas desaparecidas o descubiertas en fosas comunes sin llegar a ser identificadas, viven una angustia que las administraciones públicas son incapaces de solventar.
La llegada de este grupo de teatro itinerante supone un acontecimiento para pueblos campesinos en los que nunca se ha visto ninguna representación teatral, pero también les enfrenta de nuevo a unos acontecimientos que muchos no quieren recordar. El director Héctor Gálvez (1974, Perú) realiza una nueva incursión en la memoria de la violencia tras sus anteriores documentales Lucanamarca (2008) y NN: Sin identidad (2014), pero ahora utiliza los códigos cambiantes del teatro para reflejar la historia de las desapariciones delante de quienes las vivieron. De ahí surge también la constatación de que el conflicto permanece, después de tantos años, como cuando uno de los actores cuenta que alguien se acercó a él y le confesó, en secreto, que muchos en el pueblo sabían dónde estaba su familiar desaparecido, pero que no querían contarlo. La segunda parte de la película se desarrolla durante la representación teatral en una escuela que había servido en los años ochenta como centro de torturas, pero ya no ante quienes experimentaron el trauma sino ante los niños que solo han oído hablar de ello. Se explora la idea de que el dolor pueda permanecer aún, de que la huella emocional haya sido transmitida. Cuando uno de los niños siente curiosidad por el mundo del teatro, expresa su idea de que deberían representar obras "más alegres". Pero su entrevista también es el punto de inflexión de la película, una conversación aparentemente sin importancia que introduce la necesidad de intervención del director, a través de la voz en off, y que deja a un lado la representación de la ficción teatral para introducirnos en la realidad de los familiares a los que la administración no puede, o no quiere, dar respuestas sobre la identidad de los cuerpos encontrados en una fosa común. Y es en ese momento en el que Esperaré aquí hasta oír mi nombre conecta directamente con NN: Sin identidad, una película que el propio Héctor Gálvez definía como "una historia de fantasmas".
DOK.international
La directora Helena Třeštíková (1949, Chequia) fue protagonista de una retrospectiva en la edición pasada de DOK.fest. Una de las más relevantes realizadoras de películas documentales, practica lo que ella denomina "time-lapse documentary", retratos de personajes seguidos a lo largo de décadas que es una especie de encapsulamiento del tiempo en el que sus protagonistas crecen, maduran, cometen errores y luchan, con las transformaciones sociales y políticas de la República Checa como telón de fondo. René (Helena Třeštíková, 2008) es uno de los títulos más destacados de su filmografía, ganador del premio del Cine Europeo al Mejor Documental, y se centra en la trayectoria de un hombre que, a pesar de su alto nivel intelectual y su interés por la literatura y la escritura, terminaba siempre pasando largos períodos de tiempo en la cárcel. La relación entre René y Helena Třeštíková ha tenido también altibajos, como cuando ella descubrió que le había robado en su propia casa. La directora comenzó a grabar a su protagonista en 1989, cuando éste solo tenía 18 años, y casi veinte años después estrenó la película. Ahora ha estrenado en la sección Masters de IDFA su continuación, René - The prisoner of freedom (Helena Třeštíková, 2021), que comienza justo en el momento en el que la anterior película se presentaba en festivales, con la presencia del propio René, convertido después en una especie de personaje popular en Chequia, al que le solicitan entrevistas y le invitan a programas de televisión.
DOK.fest Munich - René - The prisoner of freedom |
El equipo de la directora, que suele producir en paralelo grabaciones de diferentes personajes, sigue a René a través de este periodo de popularidad que se acaba pronto, y de su regreso a una vida de supervivencia durante otro período de tiempo que llega hasta 2020. El cine de Helena Třeštíková plantea interesantes reflexiones sobre la implicación del director en las vidas de los protagonistas a los que retrata durante tanto tiempo, la forma en que la cámara influye en los comportamientos y en qué medida las propias personas retratadas se convierten en personajes que tienen elementos de ficción construida a través del relato cinematográfico. De alguna manera se puede intuir que la atención mediática provocada por la película de 2008 pudo contribuir a la necesidad de René de intentar llevar una vida "normal", fuera de la prisión, con una cierta estabilidad económica, lo que él denomina "un típico burgués checo". Pero a lo largo de los últimos trece años también se producen recaídas, relaciones rotas y negocios ruinosos. La directora permanece siempre a poco distancia del protagonista, marcando las conversaciones que han formado parte de 32 años de seguimiento y de relación personal (Helena Třeštíková ha ayudado a la publicación de algunos libros escritos por René). Pero permanece también un cierto tono de melancolía, una sensación de inquietud incluso cuando el protagonista parece haber encontrado la estabilidad emocional y económica. Solo hay finales amargos para personas como René, incrédulo con las promesas de los políticos, casi negacionista con la pandemia, bebedor y fumador de marihuana, representación de una rebeldía para la que la libertad también es una forma de encarcelamiento.
Best of Fest
Podríamos haber incluido Jane by Charlotte (Charlotte Gainsbourg, 2021) en nuestra crónica dedicada a los fantasmas, porque es un documental en el que la presencia de los ausentes es permanente, especialmente la de Serge Gainsbourg, segundo marido de Jane Birkin y padre de Charlotte, y de Kate Barry, la hija que tuvo Birkin con su primer marido, el compositor John Barry, que murió en 2013, a los 46 años, tras caerse desde la ventana de su apartamento en París. De hecho, en el último album publicado por la cantante y actriz franco-británica, Oh pardon! Tu dormais... (2021, Verve) aborda de manera directa el dolor por la muerte de su hija, en temas como "Ghosts", que está muy influido por el estilo musical de Serge Gainsbourg. Pero este retrato que ha querido hacer Charlotte Gainsbourg de su madre, que se presentó en el Festival de Cannes 2021 y que también se ha estrenado en España, es asimismo una mirada a la vejez, a la transformación del cuerpo y a la cercanía de la muerte. En septiembre del año pasado Jane Birkin, de 74 años, sufrió una forma leve de derrame cerebral, y en cierta manera esta película refleja con anticipación ese sentimiento de amargura que provoca la conciencia de la vejez. Aunque es algo inconsistente en sus recursos visuales, la primera incursión de Charlotte Gainsbourg en la dirección es una aproximación íntima que básicamente está compuesta por conversaciones entre madre e hija, que establecen algunos momentos decisivos en su relación.
DOK.fest Munich - Jane by Charlotte |
Jane Birkin tuvo tres hijas de tres padres diferentes, una especie de equilibrio consciente: Kate Barry es hija de John Barry, Charlotte es hija de Serge Gainsbourg y Lou Doillon es hija del director Jacques Doillon. De sus tres maridos, del que guarda peores recuerdos es de John Barry, con el que se casó cuando tenía 19 años, y al que califica como una "persona engreída". Cuando se separaron, después de tres años y antes del nacimiento de su hija, los padres de Jane Birkin sintieron cierto alivio: "Ellos sabían que John Barry había estado casado dos veces, que tenía dos hijos, que era un mujeriego, con una personalidad muy seductora, pero también muy egoísta", comenta la actriz. La película se rodó en parte durante la gira Birkin/Gainsbourg: Le Symphonique (2017, Warner Music France), que Jane Birkin dedicó a versiones sinfónicas de canciones de Serge Gainsbourg, por lo que la presencia de sus recuerdos es más significativa, especialmente cuando visitan el antiguo apartamento del cantante, que permanece en buena medida tal como estaba cuando murió en 1991 de un ataque al corazón. También con fotografías de sus amantes como Catherine Deneuve o Brigitte Bardot, a la que dedicó la canción "Je t'aime... moi non plus" (1967), pero que fue Jane Birkin quien la popularizó cuando la grabó después de que se iniciara su relación en el set de rodaje de Slogan (Pierre Grimblat, 1969), y posteriormente en la película Te amo... pero yo no (Serge Gainsbourg, 1976).
Hay una presencia constante de Serge Gainsbourg en la película, no solo por la evidencia de su condición de marido y padre de las dos protagonistas, sino por la influencia de su personalidad y de su música. Pero la película pretende ir más allá del peso masculino en sus vidas, y de hecho solo están presentes Jane, Charlotte y Jo, una de las hijas que ha tenido esta última con su marido, el director Yvan Attal. Tres generaciones femeninas que representan tres miradas diferentes entre madres e hijas. La representación de estas relaciones se muestra, sin embargo, demasiado fragmentada, incapaz de transmitir del todo esa conexión que se les supone. Y el documental funciona mejor como exploración de las incertidumbres y las vulnerabilidades de Jane Birkin (su pánico escénico, su adicción a las pastillas, su insomnio, su amargura frente a la certeza del paso del tiempo...). A pesar de que concluye con un abrazo entre Jane y Charlotte, Jane by Charlotte es una aproximación que a veces resulta demasiado distante.
Rewind & Play se proyecta el 24 y el 28 de mayo en Documenta Madrid.
Jane by Charlotte se puede ver en Filmin.
Felicité se puede ver en MUBI.
Andalucia se puede ver en Filmin.
René se puede ver en dafilms.com.
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