30 mayo, 2020

Vienna Shorts Festival (Parte 1): Cortometrajes para el confinamiento



Mientras está a punto de concluir la edición online de Docsbarcelona, cuya última crónica os ofrecemos mañana, comienza otra cita cinematográfica internacional cuyos organizadores tomaron la decisión de hacerla en versión digital. Vienna Shorts Festival es una muestra dedicada a los cortometrajes que ofrece cada año en la capital austríaca una selección de 300 cortos de ficción, documentales y de animación, y cuyos premios califican tanto para los Oscar como para los European Film Awards o los premios BAFTA. 

Este año Vienna Shorts Festival celebra, entre el 28 de mayo y el 2 de junio, una versión online por primera vez en su historia. La programación se estructura en cinco grandes Secciones: Oficial, Expedition, Expansion, Interaction y Attraction, mientras que en la zona de Industria tienen lugar diferentes coloquios online en torno a temas relacionados con los festivales de cine y con el audiovisual, como el que pudimos ver ayer: "Rules? What rules? How festivals deal with films online" (¿Reglas? ¿Qué reglas? Cómo manejan los festivales las películas online). En este panel de profesionales de diferentes festivales de cortometrajes como Glasgow Short Film Festival, Aspen Shortfest o Biennale di Venezia, se discutía sobre de qué manera los festivales online podían afectar a la trayectoria de determinadas producciones cinematográficas. 


John Canciani, del Kurzfilmateg Winterthur, festival de cortometrajes de la ciudad alemana Oberhausen, que celebró este año una edición online entre el 13 y el 18 de mayo, comentaba que: "No es necesario que los festivales castiguemos a los directores o a los agentes de ventas. Hay que estar abiertos a hacer excepciones en cuanto a estrenos mundiales cuando tienes una edición online de tu festival". Pero hay otros festivales que tienen reglamentos más cerrados. Es  el caso de la Biennale di Venezia, cuyo representante, Enrico Vannucci, es también el director del Be Short Now!, un festival de cortometrajes fundado hace dos años por el Festival de Cine de Gijón y el Torino Short Film Market que se celebra en esta ciudad italiana: "En el caso de la Biennale", comenta Enrico Vannucci, "no es posible que un cortometraje que haya tenido un estreno online pueda ser seleccionado. Ni siquiera en el caso de aquellos festivales sin visionados, pero que han anunciado su selección. Es una cuestión de etiquetas. La Biennale tiene sus propias reglas y no acepta cortometrajes que no sean estrenos mundiales". 

Por otro lado, las sesiones de networking entre profesionales proyectan unas posibilidades diferentes. En Docsbarcelona, por ejemplo, ha aumentado un 52% el número de financiadores respecto a ediciones anteriores. Enrico Vannucci afirma que "las reuniones presenciales son importantes, y el hecho de interactuar con los profesionales en diferentes momentos en un mercado presencial. Pero las posibilidades que te ofrecen los paneles online son importantes, porque no todo el mundo puede asistir a diferentes festivales de forma presencial. En este sentido, tenemos que repensar cómo va a ser la industria del audiovisual de aquí en adelante".  Por otro lado, las versiones online de los festivales también necesitan un mayor esfuerzo publicitario para atraer a los espectadores que ya no se desplazan específicamente a una sala de cine, sino que están en sus hogares con cientos de posibilidades a su alcance. Sanne Jehoul, del Glasglow Short Film Festival, que decidió posponer su celebración hasta el mes de agosto, comenta que "los departamentos de marketing tienen que hacer un esfuerzo por convencer a los espectadores de que es interesante ver uno u otro programa de cortos. Ese es un reto importante para un festival online". 

Vienna Shorts Festival se inauguró el pasado jueves con la programación de una serie de cortometrajes, destacando especialmente One (Anouk de Clercq, 2019), una reflexión sobre la solidaridad y la incomunicación a través de la imagen fija de una mujer que parece querer hablar a una gran audiencia. Por su parte, BBQ (Jeanne Meyer, 2019), es un cortometraje francés que nos habla de este estado de vigilancia continuo al que estamos sometidos, transformando nuestras vidas en una especie de videojuego estilo GTA. También en la ceremonia de apertura pudimos ver algunas obras clásicas como Powers of ten (Charles Eames, Ray Eames, 1977), narrado por el científico Philip Morrison, que comienza con una imagen de nuestro planeta desde el exterior, y va acercándose progresivamente en zoom hasta llegar a las microbacterias. Una excelente muestra de la insignificancia de nuestra existencia, que contaba con música de Elmer Bernstein. Y Tango (Zbigniew Rybczynski, 1981), cortometraje ganador del Oscar que es un curioso y divertido corto de animación que funciona perfectamente como ejemplo de contraposición del distanciamiento social. 

En el primer Programa de la Sección Oficial, "Closeness and distance" hemos visto algunos estrenos interesantes: La chamade (Emma Séméria, 2019) habla del amor adolescente con singular tacto y empatía; Eyes on the road (Stefanie Kolk, 2019), es un corto holandés que propone una conversación a tres entre chicas que viajan en un coche, en torno al abuso sexual que ha sufrido una de ellas, y que pone de manifiesto la percepción sorprendente que se puede tener sobre estos hechos. Mientras que All the fires the fire (Efthimis Kosemund Sanidis, 2019) es una singular producción griega que se centra en la temporada de caza de aves y cómo el comportamiento de éstas afecta a los cazadores. 

Mémorable (Bruno Collet, 2019)

Vienna Shorts Festival también dedica una Sección a lo que ellos llaman "Favorites", en el que se incluye un "Best of the best" que aglutina algunos de los cortos más premiados en la última temporada. Ahí podemos ver obras espléndidas como Mémorable (Bruno Collet, 2019) que debería haber sido el corto ganador del Oscar este año, porque es muy superior a cualquiera de los otros nominados. Con una técnica de animación extraordinaria, muestra la degeneración de un hombre que sufre demencia. Por su parte, Qu'importe si les bêtes meurent (Sofia Alaoui, 2019) es una coproducción franco-marroquí, ganadora del Premio Internacional en el Festival de Sundance, que introduce elementos de ciencia-ficción en un pequeño poblado de beduinos. Rodado con gran pulso por la directora, es una historia singular y original. Stay away, be ready (Pham Thien An, 2019), que ganó el Illy Prize en el Festival de Cannes  se centra en un cruce de una calle de Saigón y muestra en plano secuencia una escena cotidiana, llevando la mirada del espectador a través del sonido en diferentes sujetos de la acción, en un ejercicio estilístico excelente. 

Por su parte, Lonely rivers (Mauro Herce, 2019) es un corto documental español que ganó en el Festival de Cine de Gijón. Mauro Herce, es un director de fotografía reconocido, y lleva un año espléndido, ya que hace unos meses ganó el Goya a la Mejor Fotografía por su trabajo en la película O que arde (Oliver Laxe, 2019). A través de diferentes sesiones de karaoke, conocemos a un grupo de trabajadores cuyo esfuerzo diario parece encontrar el único lugar de descanso en una pequeña habitación donde cantan temas populares. Poco a poco, el director nos muestra en pequeños detalles cuál es el trabajo de estos hombres.  

The fall (Jonathan Glazer, 2020)

Una de las secciones más canallas del festival es Late night, una selección de cortometrajes que se programan cerca de la medianoche, y que tienen en común diferentes lecturas del terror y el fantástico. Entre ellos destacamos The fall (Jonathan Glazer, 2020), corto del director de Under the skin (Jonathan Glazer, 2013), que se presentó en exclusiva en la plataforma de cine independiente MUBI. Es una interesante reflexión sobre una sociedad dividida que bebe de la obra de Francisco de Goya para establecer una pesadilla kafkiana. Whiteout (Lance Edmans, 2019), juega bien com el suspense cuando una pareja que viaja en un coche se encuentra con un personaje extraño en mitad de la carretera. Por su parte, Karv (Oskar Lehemmaa, 2019) es una producción de Estonia que también introduce una lectura muy cercana a "La metamorfosis", y nos advierte de que no nos fiemos de los crecepelos supuestamente milagrosos. Y Killing small animals (Marcus Svanberg, 2020) nos presenta desde Suecia una historia macabra sobre una mujer cuya psicosis se va acrecentando, y tiene una textura y una puesta en escena que lleva el gótico hasta sus últimos extremos. 





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