22 mayo, 2020

Docsbarcelona: Festivales de cine en la encrucijada


La irrupción de una crisis sanitaria mundial que lo ha removido todo, ha supuesto para el cine un replanteamiento forzoso de muchas "normalidades" que ahora se cuestionan. El crecimiento exponencial del consumo de cultura online, o la adaptación de eventos hasta ahora presenciales a un formato digital, son algunos de los retos que se ha tenido que plantear la industria. Al igual que la exhibición tradicional en salas, esta crisis ha afectado de lleno al sector de los festivales de cine, provocando un debate, no ya solo en torno a la forma de reconvertirse, sino también a cuál es su función. Esta discusión se ha convertido en uno de los lugares comunes de los festivales de 2020, y especialmente en aquellos que decidieron dar el paso al formato online. 

El reciente festival suizo Visions du Réel, especializado en cine documental, tuvo una edición online, planteó en sus Industry Talks este debate, en el encuentro virtual Los festivales de cine en tiempos del coronavirus. La postura de los festivales de categoría A (Berlín, Cannes, San Sebastián, Venecia) ha estado siempre en contra de una versión online. La negativa de Thierry Frémaux, delegado general del Festival de Cannes, a incluir en su programación películas distribuidas por plataformas digitales como Netflix es ya conocida. Recientemente, en una entrevista concedida a El País, Thierry Frémaux afirmaba que "las plataformas son televisión"  y que "un festival online no es un festival". Paolo Moretti, Director Artístico de la Quincena de Realizadores, decía en el debate promovido por Visions du Réel que "no son los festivales los que tienen que plantearse una versión online, son los productores los que tienen que proponerlo". A Sergio Fant, del Comité de Selección del Festival de Berlín, el único que se ha celebrado con normalidad, le preocupa "qué vida comercial puede tener una película después de que se vea en un festival online. ¿Está condenada a verse en plataformas?".


Esta celebración de las salas de exhibición como el único reducto de las películas es, cuanto menos, algo cínica. Porque la realidad es que, como afirmaba Orwa Nyrabia, Director Artístico de IDFA, el más prestigioso festival de documentales que se celebra en Amsterdam, "el problema es que los documentales no tienen de hecho grandes oportunidades de exhibirse en salas de cine en iguales condiciones que películas de gran presupuesto". Emilie Bujès, Directora Artística de Visions du Réel, apuntaba que "un festival online no supone una distribución online. Nosotros hemos limitado los visionados del festival a solo 500 espectadores". 

Quizás la limitación sea el instrumento más adecuado para evitar susceptibilidades por parte de productores y distribuidores. Poner límites por geolocalización (que ya se está haciendo), pero también limitar el número de visionados o el tiempo que estén disponibles las películas online, como en Docsbarcelona, con una "ventana de exhibición" de solo 72 horas, son herramientas que en cierta manera consigue delimitar la excesiva visualización de películas que, teóricamente, van a tener una vida comercial fuera de las plataformas. 

Ayer tuvieron lugar dos mesas redondas que hablaban precisamente sobre esta dicotomía a la que se enfrentan los festivales de cine. FilmAnd y la Plataforma del Audiovisual Andaluz organizaban la mesa redonda virtual Festivales de Cine: Futuro y desafío, con la presencia de los directores del Festival de Cine Europeo de Sevilla, el Festival de Cine Español de Málaga, el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva y la Asociación de Festivales Audiovisuales de Andalucía. Precisamente el Festival de Málaga ha sido uno de los más reticentes a la hora de hacer una versión online, mientras que el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva se plantea, de cara a Noviembre, una versión híbrida entre presencial y online. Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga habla de que "lo presencial es esencial", y que "las salas de cine van a ser lugares seguros gracias a los protocolos sanitarios que se van a implementar". El Festival de Málaga, que se encontró con el estado de alarma y el confinamiento a solo tres días de su puesta en marcha, no ha querido oír hablar de cancelación, y ha ido adaptando su retraso a las circunstancias de la pandemia. Hasta que la fecha definitiva parece ser finales de agosto, pero sin eventos sociales, sin alfombra roja, con reducción de programación, sin secciones paralelas... ¿Tiene sentido celebrar un festival de cine presencial, del que se defiende siempre que es un "lugar de encuentro", con tantas limitaciones?. 

La parte económica es fundamental. Thierry Frémaux confirmaba a El País que el seguro del Festival de Cannes no cubre su cancelación: "quién se lo iba a imaginar. Nunca, aparte de la cancelación de la primera edición en 1939, desde 1946 se ha dado esta situación. Y las pólizas de seguro son carísimas" (El País, 12/05/2020). Eso, en el caso de los grandes festivales, que tienen apoyos de patrocinadores privados. Pero la crisis del coronavirus también va a acabar con muchos festivales pequeños, que en su mayor parte dependen casi exclusivamente del apoyo financiero de los Ayuntamientos. Loles Peña, de ASFAAN, asociación que engloba principalmente a festivales de pequeño tamaño, confirma que "sabemos que algunos de los festivales no van a poder celebrarse este año, y posiblemente nunca más". 


Una de las sorpresas que nos hemos encontrado con esta crisis ha sido esa cierta falta de colaboración entre los festivales de cine. Es cierto que se ha hablado mucho entre directores de festivales, que de alguna forma el Festival de Cannes, que este año tendrá una presencia anecdótica en el circuito de festivales, parece que tendrá algunas líneas de difusión a través de San Sebastián y Venecia, y que se supone que la iniciativa We are one: A Global Film Festival, que nace del Festival de Tribeca, se publicita como una unión de grandes festivales. Pero finalmente, la sensación general es que cada muestra se organiza a su manera y no ha habido realmente iniciativas que hayan ido en la dirección de celebración de festivales conjuntos o fusión de programaciones, que hubieran sido una salida interesante, especialmente para aquellos festivales a los que la pandemia les ha pillado de lleno. 

Por eso es interesante que se organicen propuestas conjuntas, como las que ha nacido de la colaboración de Docsbarcelona, D'A Film Festival y L'Alternativa, Festival de Cine Independiente de Barcelona. El debate COVID-19: La nueva realidad de los festivales tuvo una primera parte durante la celebración online del D'A Film Festival, ayer continuó en Docsbarcelona, y en noviembre se clausurará en L'Alternativa, que teóricamente ya podrá celebrarse de forma presencial. José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián; Carlos Rodríguez Ríos, director del D'A Film Festival; Helena Alabart, productora ejecutiva de Docsbarcelona; Mirito Torreiro, programador del festival de Cine Español de Málaga; y Jaume Ripoll, director del Atlántida Film Festival, fueron los invitados a esta mesa redonda virtual. 

José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, uno de esos festivales de categoría A que, con el horizonte en el mes de septiembre, como la Mostra de Venecia, aún tienen serias inquietudes, afirmaba ayer que "la discusión debemos tenerla en torno al audiovisual, no sobre el COVID-19. Este debate sobre el futuro de los festivales es algo sobre lo que ya veníamos hablando desde hace tiempo". Pero lo cierto es que la pandemia ha acelerado esta reflexión: ¿Cuál es el valor de un festival de cine en la era de las plataformas digitales?. Y de nuevo se plantea la dicotomía entre festival presencial u online. Pero, ¿es el objetivo de un festival de cine la celebración social o la difusión de las películas? ¿Y no es la herramienta online la más adecuada para esta difusión?

La película Capone (Josh Trank, 2020) iba a ser estrenada en salas cinematográficas, pero debido al confinamiento, los distribuidores decidieron que tuviera un estreno VOD, y se han visto gratamente sorprendidos porque ha logrado recaudar 4 millones de dólares en solo 10 días. Es cierto que está lejos de los 100 millones que consiguió Trolls 2: Gira Mundial (Walt Dohrn, David P. Smith, 2020) en tres semanas pero, como se comenta en The Playlist (21/05/2020), el estreno en salas de una película independiente como ésta hubiera sido limitado, y difícilmente habría alcanzado las mismas cifras en una taquilla tradicional. Y hay que tener en cuenta también que, en el estreno online, la distribuidora retiene el 80% de la recaudación, mientras que en salas este porcentaje es del 50%.

En esta línea se manifiesta Carlos Rodríguez Ríos, director del D'A Film Festival, que hace unas semanas celebró una edición online, aumentando el número de espectadores de los 20.000 que suele tener en su formato presencial a los 214.000 visionados que tuvieron este año en la plataforma Filmin. "Cuando se habla de que las películas tienen que verse en las salas de cine, hay que tener en cuenta que el 80% de la programación del D'A Film Festival no va a encontrar sitio en las salas". 

Efectivamente, el discurso del cine en salas como fundamental que tienen directores de festivales como Thierry Frémaux, esconde algo de hipocresía. Porque lo que no hacen los festivales de cine es garantizar la difusión en salas cinematográficas de las películas que programan. Y tampoco debería ser necesario. El objetivo de los festivales de cine, ya sea online o presencial, es el de dar a conocer películas que de otra forma quedarían en el olvido. Y ni aún así. Jaume Ripoll, uno de los fundadores de Filmin y director del Atlántida Film Festival (festival pionero en España como propuesta online), afirma que "la mayor parte de las películas que pasan por los festivales de cine se acaban olvidando. La oferta audiovisual es muy amplia". 

En la última edición del D'A Film Festival, ese espléndido híbrido documental-ficción que es My mexican bretzel (Núria Giménez, 2019) consiguió el Premio del Público, y aunque ya pasó por una Sección paralela del Festival de San Sebastián el año pasado, ha sido su éxito online el que le ha llevado a conseguir distribución en salas (para el próximo otoño posiblemente). 

José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, lo tiene claro, sin embargo: "No se concibe un festival como el de San Sebastián si no es presencial.". Pero en su palabras encontramos también algunas ideas interesantes: "Si hay que cancelar el festival, se cancela y no pasa nada. Esa idea de que no se puede cancelar un festival de cine bajo ningún concepto me preocupa. Los festivales no somos los protagonistas. A veces nos damos más importancia de la que tenemos". En cierto modo, ahí está la respuesta a festivales como Cannes o Málaga, que han tenido esa obsesión por celebrarse a toda costa. 

Y eso a pesar de que, como afirma el propio José Luis Rebordinos, y con el mes de septiembre aún lejano, "este año vamos a pasar de 178.000 espectadores que tuvimos en 2019 a, como mucho, unos 60.000. Vamos a tener un porcentaje de público del 30% con respecto a una edición normal". 

Repensar los festivales de cine es una tarea necesaria e inevitable, aunque haya ciertas reticencias. José Luis Rebordinos, director del Festival de San Sebastián, plantea un futuro incierto para los festivales tal como los conocemos: "Hay que acabar con esa idea de los festivales de estrenos absolutos. De esos van a quedar dos o tres. Lo que hay que impulsar son los circuitos de festivales, conseguir unas vías por las que las películas puedan tener una difusión antes de llegar a las salas de cine. Por ejemplo, San Sebastián-Toronto. Las películas son las protagonistas, no los festivales de cine". 

Los planes del Festival de Cannes, el más reticente ante la difusión online, son los de dar a conocer una selección de películas a finales del mes de junio, que después se mostrarían en festivales de todo el mundo: "Será un 'Cannes hors les murs'. Iremos a Toronto, Deauville, Angoulême, San Sebastián, New York, Busan e incluso al Lumière Festival de Lyon, un festival de cine clásico y contemporáneo. Y con Venecia queremos ir más lejos y presentar películas conjuntamente" (Screendaily, 11/05/2020). En realidad, lo que Thierry Frémaux propone es, de facto, un Festival de Cannes virtual que estaría presente en otros festivales. Al final, van a acabar estando todos de acuerdo. 




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