19 junio, 2024

Las series españolas de 2024: Parte 5

El éxito de los true crime dirigidos por Carles Porta (1963, Vila-Sana) se ha consolidado con el estreno de esta miniserie que tiene la particularidad de abordar un caso al que ha estado siguiendo durante 27 años. Las cifras de audiencia aportadas por el canal autonómico catalán respecto a sus emisiones en la televisión lineal TV3 establecen una cuota de pantalla del 23,1% para el último episodio, emitido este lunes, con 642.000 espectadores de audiencia acumulada, incluso por encima del primer episodio, que alcanzó un 18% de cuota de pantalla y una audiencia acumulada de 509.000 espectadores. Es decir, más de lo que consiguen muchas producciones propias de RTVE en todo el territorio español. Esto se explica porque, frente a una cuota de fidelidad estándar del 50% que suelen tener las series, Tor (3Cat/atresplayer, 2024) ha alcanzado una fidelidad del 70%. Por su parte, en la plataforma de streaming 3Cat, esta docuserie ha logrado acumular 3.186.000 reproducciones, con algunos episodios como el primero, Un cadáver en Tor (T1E1), que continúa viéndose, registrando hasta ayer 780.000 espectadores. A nivel nacional, la serie se estrena el domingo 23 de junio en la plataforma atresplayer y próximamente lo hará en La Sexta, y quizás esta garantía de una doble emisión en streaming y en lineal pueda ser la razón por la que Atresmedia ha logrado los derechos de emisión, frente a otras plataformas como Movistar+, donde Carles Porta ha estrenado sus series anteriores Crímenes (Movistar+, 2020-) y Luz en la oscuridad (Movistar+, 2023). Pero Tor, sin embargo, es el proyecto más personal y ambicioso del conocido director catalán especializado en true crime. Esta historia que comienza con un asesinato en 1995 en un pequeño pueblo montañoso de Pallars Sobirà (Lleida), ha mantenido la atención del periodista desde que en 1997 realizara un reportaje de 30 minutos para TV3, y posteriormente le dedicó un podcast y el libro Tor. Tretze cases y tres morts (2017, Ed. La Campana), que en castellano se publicó como Tor. La montaña maldita (2019, Ed. Salamandra). Recientemente también se ha editado Tor. El fuego que no se apaga (2024, Reservoir Books, 2024), una versión literaria que está más relacionada con la serie.

Tor

Miniserie | Documental, 8x50' | 3Cat / atresplayer | ★★★★ 

Escrita y dirigida por Carles Porta

Realizada por Santi Baró


La crónica negra de este pueblo del Pirineo catalán recuerda a las tensiones que pudimos ver en la película As bestas (Rodrigo Sorogoyen, 2023), por citar un referente reconocible. Porque esta historia que gira en torno a la extraña muerte de Josep Montané, apodado Sansa, pero que está marcada también por otros dos asesinatos, incluye disputas territoriales, decisiones judiciales controvertidas, una posible inversión extranjera para construir unas pistas de esquí, una herencia envenenada y, sobre todo, unos personajes muy particulares: desde un grupo de hippies que habitaron algunas de las trece casas de las que estaba compuesto el pueblo hasta una especie de vaquero amenazante llamado Jordi Riba y apodado Palanca, que contaba con dos guardaespaldas igualmente siniestros, como se muestra en el episodio Palanca (T1E3). Como suele ser habitual en las producciones de Carles Porta, Tor es una serie que narra de una forma exhaustiva todos los acontecimientos e investigaciones que se han sucedido a lo largo de veintisiete años en una zona en la que ya durante la Guerra Civil hubo enfrentamientos entre la Guardia Civil y los maquis. Uno de los aciertos de la serie, con el que consigue mantener la atención, es la decisión de no llevar a cabo una narración cronológica, sino detenerse en cada episodio en personajes concretos, como en Los hippies de Tor (T1E2) o Rubén y los ingleses (T1E5), lo que le permite desarrollar diferentes líneas argumentales que se superponen en el tiempo, pero que ofrecen una visión más amplia de los numerosos acontecimientos que se sucedieron. Pero al mismo tiempo estos relatos acaban desembocando en el principal crimen no resuelto, el de Josep Montané, al que se regresa en todos los episodios. También ayuda la utilización de una maqueta que reconstruye el pueblo y sus habitantes, un recurso que recuerda a la docuserie sueca Reza, obedece, mata (SkyShowtime, 2021), con el que el maquetista Eduard Grau crea diferentes atmósferas que ayudan a la narración a ser más inmersiva y representa algunas de las descripciones que ofrecen los entrevistados evitando las recreaciones con actores. Esta maqueta de la montaña de Tor, por cierto, forma parte de la exposición Connectem. 40 anys de TV3 y Catalunya Ràdio, que se puede visitar en el DHub de Barcelona hasta el próximo 25 de agosto.

Carles Porta utiliza imágenes de archivo, grabaciones descartadas de su reportaje de 1997, entrevistas grabadas a lo largo de la investigación judicial y nuevas entrevistas realizadas para la serie, de manera que compone un mosaico que enriquece un relato complejo que toma como principal elemento metafórico el fuego que no deja de crecer, utilizando el fondo de las hogueras y las chimeneas rurales como un motivo permanente. Lo que diferencia a esta serie es su implicación personal, que le ha conectado a la historia prácticamente desde sus comienzos en TV3, de manera que él acaba formando parte del universo humano de Tor, alejado de su habitual papel como narrador que se distancia del relato. En este sentido, Tor funciona como un true crime modélico, una narración que no pierde fuerza en ningún momento y que siempre depara algunas sorpresas. Los dos últimos episodios se centran en nuevos hallazgos, de manera que la serie también trata de ser reveladora al margen de la investigación judicial. Aunque algunos elementos transmiten una sensación extraña, como una entrevista a través de webcam que fue un recurso muy utilizado durante la pandemia, pero que en una producción de estas características parece demasiado pobre, por mucho que el entrevistado se encuentre en el extranjero. Esta serie tiene algo de completista, de resumen final de una historia sobre la que todavía hay algunas preguntas importantes sin respuesta. Coproducida por Goroka, Ikiru Films, la productora de Saben aquell (David Trueba, 2023) y Segundo premio (Isaki Lacuesta, 2024), y True Crime Factory, fundada por Carles Porta, la historia parece abierta a otras posibilidades como la realización de una serie o película de ficción. La serie ha tenido especial cuidado en mantener ciertos acentos autóctonos como el pallarés que se habla en algunos testimonios de vecinos de Pallars Sobirà, respetando esta manera de hablar incluso en los subtítulos, en los que no se ha utilizado el catalán neutro, pero estas particularidades lingüísticas se pierden en la versión doblada al castellano que estrena atresplayer para todo el territorio nacional. Tor se puede considerar la serie más ambiciosa y redonda de Carles Porta y consigue crear un entorno tan fascinante como sorprendente, con un tono de western reforzado por la música de Eloi Caballé y Aleix Sans. Y por la utilización como tema principal de la canción "Mort, qui t'ha mort?", que Roger Mas incluyó en su álbum Totes les flors (2021, Satélite K), pero con arreglos nuevos que la acercan al tono más oscuro de la serie, tomando como referencia las intros de las diferentes temporadas de True detective (Max, 2014-). 

Lina. La mujer espectacular

Miniserie | Documental, 3x50' | Movistar+ | ★★★ 

Escrita y dirigida por Israel del Santo


Tras el éxito conseguido con Lola (Movistar+, 2021), el siguiente encargo de la plataforma a la productora 100 Balas, fundada por Enrique Arias 'Flippy' y Alejandro Flórez en 2015, aunque el primero abandonó la compañía en 2018, cuando pasó a formar parte de The Mediapro Studio, fue el de realizar otra miniserie documental sobre Lina Morgan, una de las actrices cómicas más populares de nuestro país, cuya trayectoria, igual que la de Lola Flores, también se desarrolló en paralelo con una profunda transformación en España, desde el tardofranquismo hasta la llegada de la democracia. De manera que la descripción de la carrera artística de la actriz y vedette es también un recorrido por cómo los españoles fueron cambiando progresivamente su manera de acercarse a los espectáculos cómicos, y cómo el cine y la televisión también reflejaron nuestra sociedad. Israel del Santo es un director especialmente capacitado para trazar estas narrativas paralelas entre el relato biográfico y la descripción general del país. Los comienzos de la artista madrileña se describen en el episodio La tonta del bote (T1E1), a través de su incorporación al cuerpo de baile de algunas revistas musicales, un género que triunfaba en los años cincuenta y sesenta, y que Andrés Peláez, director del Museo Nacional del Teatro, describe así: "La revista no era ni zarzuela ni musical, pero estaba camino de todo". Sin un físico comparable al de las vedettes, ella era colocada habitualmente en la última fila, pero su gestualidad cómica destacó tanto que Martín Colsada, el mayor productor teatral de España, la echó de su compañía y no permitió que trabajara en teatro. El documental ofrece una variada lista de entrevistados, algunos muy infrautilizados como Paco Mir o Albert Boadella, abundando en dos problemas importantes de los documentales hechos en España: la excesiva cantidad de entrevistados y la famositis, introducción de personajes populares que en realidad no tienen mucho que decir sobre el tema. 

Lina. La mujer espectacular (Movistar+, 2024), sin embargo, adopta un planteamiento arriesgado que no siempre sale bien pero que ofrece una perspectiva original: contar la vida de Lina Morgan desde la mirada de los cómicos, de manera que el tono de la serie es humorístico y desprejuiciado, incluso cuando aborda temas más serios. La idea en este sentido es proponer a 17 intérpretes elaborar su propia versión de Lina Morgan, imitando una escena famosa de su trayectoria. Algunas son brillantes como Silvia Abril (si se hiciera un biopic de ficción sería una perfecta protagonista), mientras otras lo son bastante menos, y José Mota y Joaquín Reyes hacen lo de siempre. Pero es un planteamiento interesante que funciona gracias a un montaje paralelo en el que se mezclan las escenas imitadas y las que son representadas por los cómicos. José Sacristán y Manolo Zarzo aportan algunas experiencias personales, especialmente en los primeros años de la carrera de la actriz. En El pirata Morgan (T1E2) se aborda su primer éxito en televisión, principalmente interpretando a la hija de Juanito Navarro: "Ella siempre decía que lo pasó muy bien con él. Pero no es verdad. Juanito Navarro la explotó todo lo que pudo y luego la plantó", comenta Andrés Peláez. Y el productor José Luis Dibildos le dio su primer papel importante en cine, Soltera y madre en la vida (Javier Aguirre, 1969), a la que seguiría La tonta del bote (Juan de Orduña, 1970) que definió su humor cercano al clown y al slapstick, como lo define Pepe Viyuela. Aunque la película fue un fracaso en taquilla, la emisión en TVE la convirtió en un éxito absoluto. Uno de los aspectos interesantes de este episodio es cómo la progresiva popularidad de Lina Morgan fue paralela al desarrollo del destape en el cine, del que siempre se mantuvo alejada, aunque trabajó con actrices como Bárbara Rey, que recuerda una escena en La llamaban La Madrina (Mariano Ozores, 1973) en la que los actores participaron en una complicada secuencia de persecución de coches. 

El tono de humor de la serie permite abordar temas como la ideología política de Lina Morgan con cierta despreocupación, aunque Andrés Peláez la define como "más de derechas que la Divina Pastora". Pero incluso participó en una película tan singular como Una pareja... distinta (José María Forqué, 1974), en la que ella interpretaba a la mujer barbuda de un circo que tenía una relación con José Luis López Vázquez, que era un travesti. "Es una subversión máxima del momento que se vivía en España. Es una película trans", dice Mónica Gozalbo, autora de la tesis "Para una tipología de la actriz cómica del cine español", publicada en la Universidad de Valencia. El director teatral Lluís Pasqual define la técnica de Lina Morgan como "una cuestión de ritmo. Con Lina Morgan el público se reía cuando decía Buenos días, pero ella sabía exactamente en qué momento tenía que decir Buenos días". En La rompe-taquillas (T1E3) se muestra cómo sus primeros esfuerzos por convertirse en empresaria, creando su propia compañía teatral, fueron un fracaso, hasta que José María Íñigo presentó en TVE una escena musical de su espectáculo y el público comenzó a acudir. A Lina Morgan se la define en la serie como la primera mujer que compró un teatro, el famoso Teatro La Latina en la que representaba catorce funciones semanales, sucediéndose éxitos como Vaya par de gemelas (1981-1983), Sí al amor (1986) y El último tranvía (1987-1991). Pero en su vida personal se enfrentó a tragedias como la muerte de su hermano José Luis, víctima del SIDA, un fallecimiento que ella ocultó durante dos meses, aunque también se recuerda su intervención telefónica en un programa de ¡Hola Raffaella! que recaudaba fondos para los enfermos del SIDA, en el que habló sobre su hermano. El último contrato firmado por José Luis como manager de Lina Morgan fue el de la serie Hostal Royal Manzanares (TVE, 1996-1998), que sería también su último gran éxito. Como en Lola, en esta docuserie no se hacen muchos descubrimientos nuevos sobre el personaje, sino que se acerca con un tono desenfadado, proponiendo algunas ideas arriesgadas que no siempre dan buenos resultados, y con demasiados entrevistados que tienen poco que aportar. Pero como reflejo de una transformación social de España desde la perspectiva de los espectáculos humorísticos es una interesante aproximación que debería haber profundizado más. 

Atasco

Miniserie | Ficción, 8x30' | Prime Video | ★☆☆☆☆ 

Escrita y dirigida por Rodrigo Sopeña


Detectar el origen de esta serie no resulta demasiado complicado en cuanto aparecen (por separado) José Mota y Juan Muñoz, porque efectivamente su creador, Rodrigo Sopeña (1977, Gijón) ha venido trabajando como guionista con ellos desde que ambos formaban el dúo cómico Cruz y Raya, y posteriormente en la carrera en solitario del primero. De manera que Atasco (Prime Video, 2024) es una especie de versión ampliada de un programa especial de José Mota, con una lista muy extensa de actores y actrices invitados, no todos cómicos, lo cual se nota mucho en el resultado de los sketches, sobre todo en el caso de algunos intérpretes no habituados a la comedia como Álex García, que tiene que tirar de acento andaluz para pretender ser divertido. Es cierto que en España contamos con una larga tradición de actores de comedia, y de alguna manera la serie funciona como una muestra bastante palpable del talento más y menos veterano, con Antonio Resines, Jorge Sanz, Anabel Alonso, Manuel Manquiña o Magüi Mira, pero nunca ha sido tan evidente la necesidad de un buen director para extraer ese talento, aunque sea en personajes singularmente cortos. Y el conjunto de chistes puestos en escena a lo largo de los ocho episodios no encuentran casi nunca el punto de comedia adecuado, ni siquiera en la única historia que enlaza todos los episodios y que podría haber establecido un cierto desarrollo de personajes, la que protagonizan Edu Soto, María León y Carmen Ruiz. Por el contrario, Atasco cae en todos los tópicos, las caricaturas ridículas, las bromas previsibles y los chistes antiguos que se pueden esperar en una plataforma como Prime Video que abraza con tanto fervor la comedia española, llamémosla tradicional, con películas que parecen funcionarles muy bien incluso a nivel internacional, como Desmadre incluido (Miguel Martí, 2023), De perdidos a Río (Joaquín Mazón, 2023), Un hipster en la España vacía (Emilio Martínez-Lázaro, 2024) o Matusalén (David Galán Galindo, 2024). Digamos que Prime Video parece empeñada en estar haciendo catálogo para "Cine de barrio" del futuro. 

Un atasco en la entrada de Madrid, que posteriormente descubriremos que tiene un origen peculiar, se convierte en el planteamiento inicial para ir presentando diversas microhistorias que al menos no tienen un desarrollo irregular, porque son todas igual de sosas. Desde lo que consideraremos un homenaje a Mr. Bean, por ser generosos, con una mosca dentro de un coche, que se repetirá con una serpiente posteriormente, repitiendo fórmula a pesar de la brevedad de los episodios. Hasta sketches que sorprendentemente se sostienen en una conversación telefónica, como el que protagoniza Pedro Casablanc, un recurso algo simple para una serie que ya de por sí cuenta con un escenario limitado. Atasco nunca encuentra el ritmo adecuado de la comedia y casi siempre es convencional en el planteamiento de las microhistorias, desaprovechando el envidiable plantel de actores: nunca Toni Acosta ha estado tan poco divertida ni Gonzalo de Castro ha estado tan perdido, protagonizando un sketch que se sostiene en preservar una característica de su personaje que es evidente desde el principio, porque no está bien interpretado. Quizás lo único sorprendente de la serie es que no aparezca entre tantos actores Carlos Areces, el más recurrente de la comedia reciente española. Rodrigo Sopeña fue uno de los guionistas de La habitación de Fermat (Luis Piedrahita, Rodrigo Sopeña, 2007), una película que tenía al menos un planteamiento arriesgado, aunque no supiera desarrollarlo correctamente. Pero Atasco se parece más a Sin novedad (SkyShowtime, 2021), la endeble adaptación que él mismo dirigió de la serie australiana No activity (Stan, 2015), que también transcurría en el interior de un coche. Es una propuesta igualmente convencional y escasamente divertida, tan prescindible que ni siquiera el trasfondo como reflejo de una sociedad individualista la hacen más atractiva. 

Ni una más

Miniserie | Ficción, 8x45' | Netflix | ★☆☆☆☆ 

Creada por Miguel Sáez Carral | Escrita por Miguel Sáez Carral, Isa Sánchez

Creada por Eduard Cortés, Marta Font Pascual, David Ulloa


Que el autor de una novela sea también el encargado de adaptarla en formato de serie o película es un riesgo que no siempre sale bien. El escritor Miguel Sáez Carral (1956, Madrid) publicó hace tres años el libro Ni una más (2021, Ediciones B), un relato protagonizado por una joven adolescente que experimenta un periodo de rebeldía enfrentándose a los micromachismos, pero también envuelta en un círculo donde las drogas y el sexo fácil acaban tomando protagonismo. El personaje de Alma (Nicole Wallace) tenía como referencia a la hija del autor de la novela, que trataba de ser un vehículo de reconciliación tras una etapa en la que estuvieron distanciados. Surgido a partir de su enfado como padre frente a este distanciamiento, poco a poco fue modificando la perspectiva para acercarse al punto de vista de su hija, lo que acabó resultando en una historia que describe a la generación Z en los tiempos del Me Too. Posiblemente si la historia se hubiera enfocado en la relación de Alma con su padre Pablo (Eloy Azorín) habría encontrado una descripción honesta y personal, pero el camino elegido, especialmente en la serie, es el de construir una especie de thriller juvenil en el que se desconoce la identidad de un violador que ha abusado de algunas jóvenes, mientras se traza la relación entre tres adolescentes con diferentes problemáticas. Por un lado, Greta (Clara Galle) comienza a tener una relación especial con Mer (Sara Rivero), una mujer adulta, mientras que Nata (Aïcha Villaverde) se abraza a la masculinidad tóxica que representa Alberto (Gabriel Guevara), en una subtrama de invasión de casas de lujo sin medidas de seguridad que resulta bastante inverosímil. Precisamente el trazo grueso de personajes como Alberto, que es un estereotipo claro, supone uno de los principales problemas de una serie que construye a los protagonistas como representaciones generales de ciertas ideas, en vez de darles un trasfondo más profundo. La propia combatividad verbal de Alma frente a los micromachismos de sus compañeros de clase la convierten en un vehículo de activismo feminista bastante superficial, cuyos diálogos parecen discursos panfletarios. Lo cual es sorprendente teniendo en el guión un punto de vista femenino como el de Isa Sánchez, que ha participado en series como El Ministerio del tiempo (RTVE Play, 2015-2020) o Segunda muerte (Movistar+, 2024). 

Pero independientemente de las flaquezas en el desarrollo de la historia y de unas interpretaciones bastante mejorables, especialmente cuando algunos personajes tienen momentos más dramáticos, como Berta (Teresa de Mera), hay algunos aspectos de Ni una más (Netflix, 2024) que resultan incluso contradictorios. Plantear una denuncia de la sexualización de los adolescentes, desde la descripción de abusos hasta las referencias a la pornografía, pero al mismo tiempo rodar las escenas de sexo como si fuera La pasión turca (atresplayer, 2024), utilizando todos los recursos de un erotismo rancio, resulta sorprendente porque cae precisamente en esa sexualización sobre la que se está alertando. La serie además es, por decirlo suavemente, bastante permisiva con las relaciones sexuales entre menores de edad y personas adultas, estableciendo no una, sino dos: la que mantiene Greta con Mer, que es claramente una relación de abuso pero que se justifica como un descubrimiento de la sexualidad por parte de la joven, y la que tienen Alma y David (José Pastor), incluso con escenas ridículas como cuando, después de haber follado con una menor de edad, él la invita a un viaje: "Vente conmigo. Esperaré a que tengas 18 años". A partir del episodio Berta (T1E6) la serie se centra más en la forma de desenmascarar al violador, pero justificando el acto de venganza personal con mensajes bastante discutibles, como considerar que una denuncia a la policía no sirve para nada. Es cierto que la serie adopta el punto de vista de las adolescentes, pero transmitir la sensación de que, cuando se produce un abuso sexual, poner una denuncia no solo no tiene consecuencias para el violador sino que puede resultar negativo para las denunciantes (Alma investiga otros casos de abusos previos en los que ocurre ésto) es, cuanto menos, peligroso. Miguel Sáez Carral ya adaptó una novela suya en la serie Apaches (atresplayer, 2015), y ha trabajado como guionista en producciones como Al salir de clase (Pluto TV, 1997-2002), Sin tetas no hay paraíso (Prime Video, 2008-2009) y, más recientemente, Las largas sombras (Disney+, 2024). En este caso, se trata de una producción de DLO Producciones, fundada por José Manuel Lorenzo en 2011, que este año está teniendo una actividad bastante prolífica, con el estreno también de la segunda temporada de El inmortal (Movistar+, 2022-), Las largas sombras (Disney+, 2024) y Segunda muerte (Movistar+, 2024), y el próximo estreno de El jardinero (Netflix, 2024).  

Nudes (Nus)

Miniserie | Ficción, 9x20' | 3Cat | ★☆☆ 

Adaptada por Ainhoa Bolaños, Aleix Mestre

Dirigida por Carmen Aumedes, Carlos Villafaina, Sofía Farré


Mucho más interesante en el tratamiento de la sexualidad de los jóvenes relacionada con las redes sociales es esta adaptación de la serie noruega Nudes (NRK, 2019), que en España estrenó SundanceTV, y que está teniendo una trayectoria internacional, si bien no tan amplia como Skam (NRK, 2015-2017), pero sí utilizando una estrategia parecida. Más que a través de la distribución de la serie original, de la que está en producción una segunda temporada, la propuesta de la televisión pública noruega es vender el formato para que se adapten las historias a las características propias de la juventud en diferentes países. Y así han surgido en los últimos años Nudes Italia (2021, RAI Fiction) y Nudes Francia (Prime Video, 2024), que estuvo presente en la pasada edición de Berlinale Series Market. La versión catalana Nudes (Nus) (3Cat, 2024) es la primera serie de ficción producida por Vértigo Films, ha sido adaptada por Ainhoa Bolaños y Aleix Mestre y se puede ver en la plataforma de streaming 3Cat con subtítulos en castellano. Este remake traslada la misma estructura de la serie original, contando tres relatos diferentes que ocupan cada uno de ellos tres episodios, y que están relacionados con la difusión de fotografías sexualizadas entre los jóvenes, pero también con las consecuencias que puede provocar la distribución de estas publicaciones a través de entornos externos. Si la serie noruega ofrecía una mirada algo superficial, pero tratando de ofrecer una perspectiva menos tradicional de víctimas y culpables, la propuesta catalana mantiene ese desequilibrio en los relatos, pero aportando algunas modificaciones. Sofía (T1E1/3), dirigida por Carmen Aumedes, tiene como protagonista a una joven de 17 años que experimenta su primer encuentro sexual, pero descubre al día siguiente que ha sido grabada y se ha difundido un video de ese momento. La historia aborda cómo la vida de Sofía (Clara Doyen) se convierte en una pesadilla, a pesar de que sus amigos, especialmente los masculinos, le dicen que el video se olvidará pronto. La vergüenza y cierto sentimiento de culpa se convierten en un obstáculo para hablar con su padre y denunciar la difusión de estas imágenes, una acción tipificada como delito por tratarse de una menor de edad. La historia sigue fielmente el relato original y está bien interpretada, pero tiene problemas de ritmo, demasiado enfocada en la incertidumbre de la protagonista. 

La segunda parte, Álex (T1E4/6), dirigida por Carlos Villafaina, nos ha parecido siempre la más interesante desde la versión original, porque se coloca en el lado del perpetrador, un joven que no es consciente de las consecuencias que sus acciones pueden provocar hasta que comienza a sentir él mismo sus efectos, hasta el punto que en la versión francesa le dedican cuatro episodios, uno más que al resto de las historias. En este caso, Álex (Marc Soler) es un actor de 19 años al que acaban de nominar a los Premios Gaudí, pero que recibe la llamada de la policía para que comparezca en un interrogatorio. Su móvil ha sido localizado como el origen de una grabación que podría llevarle a ser acusado de difusión de pornografía infantil. En este caso la versión propone un relato más ambiguo en el que no sabemos realmente si Álex es el culpable (afirma que le robaron su móvil en una fiesta), pero introduce un elemento interesante sobre el nivel de responsabilidad entre quien graba a escondidas y quien difunde las imágenes. Mientras que en el resto de las versiones, el protagonista es claramente el responsable, pero no tiene consciencia de haber hecho nada ilegal, en este caso la indeterminación de la culpabilidad aporta algo de suspense, y es una buena idea presentar al personaje como un joven que representa una cierta masculinidad menos tóxica, pero que igualmente puede caer en errores fatales, cuando se equipara él mismo como víctima frente a Miriam (Marta Sans), la auténtica víctima que ha sido grabada sin consentimiento.

El último relato, Ada (T1-E7/9), dirigida por Sofía Farré, es el más convencional a través de una joven de 13 años que comienza a conocer a un chico con el que contacta por las redes sociales, y con el que se intercambia algunas fotos eróticas, para descubrir posteriormente que la identidad del joven no es real. Ada (Lola Navarro) se enfrenta entonces a la extorsión, siendo obligada a pagar una cantidad de dinero a cambio de eliminar sus imágenes de determinadas páginas pornográficas. Aunque es la historia más previsible, hay que destacar la interpretación de la joven Lola Navarro, que aporta los matices de la incertidumbre y el miedo que experimenta su personaje, muchas veces sin diálogos porque, de nuevo, se enfrenta ella sola a esta circunstancia. En un debate sobre la serie con los directores, que se puede ver también en 3Cat, Sofía Farré señalaba una idea interesante: "Lo que me sorprendió cuando entrevisté a jóvenes de 13 y 14 años es que el paradigma de las redes sociales ha cambiado mucho en estos años. Ahora ellos no publican posts en Instagram, sino que utilizan los highlights, que son menos permanentes. Y se tapan las caras cuando se hacen mirror selfies, pero al mismo tiempo ofrecen cuerpos más sexualizados. Es algo raro, porque son conscientes de que ese material puede ser utilizado, pero también sexualizan más sus cuerpos". Nudes (Nus) (3Cat, 2024) tiene las imperfecciones que tenía la versión noruega, pero ofrece tres perspectivas interesantes sobre la manera en que las redes sociales distorsionan la experiencia de la sexualidad entre los adolescentes, con una mirada mucho más reflexiva. 

Segunda muerte

Miniserie | Ficción, 6x50' | Movistar+ | ★☆☆ 

Creada por Agustín Martínez | Dirigida por Óscar Pedraza, Álex Rodrigo 


El nuevo thriller rural que se estrena este mes lleva la firma de Agustín Martínez (1975, Lorca), autor de algunas novelas adaptadas a la pantalla como Monteperdido (2017, Ed. Plaza & Janés), que se trasladó a la televisión como La caza. Monteperdido (RTVE Play, 2019), recientemente adaptada en Francia en la serie Rivière perdue (TF1, 2024), y que posteriormente se convirtió en una trilogía en la que su autor continuaba la historia de Sara Campos al margen del libro. Agustín Martínez también es uno de los tres escritores que bajo el seudónimo de Carmen Mola publicaron las novelas protagonizadas por la inspectora Elena Blanco, que han sido llevadas a la pantalla en las series La novia gitana (Atresplayer, 2022) y La red púrpura (Atresplayer, 2023), y co-creador de Feria. La luz más oscura (Netflix, 2022). De manera que el estilo de esta serie policíaca está bien definido por su precedentes, especialmente por La caza, en la utilización de los entornos naturales para servir como un trasfondo que es al mismo tiempo atractivo pero también asfixiante. Segunda muerte (Movistar+, 2024) es un thriller ambicioso que puede recordar a la primera temporada de Rapa (Movistar+, 2022-2024) y que esta vez utiliza los paisajes de Cantabria como una geografía que envuelve a los protagonistas para resultar cada vez más un espacio del que no es posible escapar. Bien aprovechadas por los directores Óscar Pedraza y Álex Rodrigo, las aldeas pasiegas del valle del Miera se convierten en un escenario particularmente misterioso para los primeros momentos de la historia, cuando la auxiliar de policía Sandra Ortiz (Georgina Amorós) descubre el cadáver de Juliana Cobián, una mujer que había sido enterrada siete años atrás. Sandra Ortiz tiene una memoria fotográfica única que la lleva a ser perspicaz en una investigación en la que se ve cada vez más involucrada, lo que le permite utilizar en el Episodio 5 el Teorema de Bayes, una teoría de la probabilidad muy utilizada en las herramientas de Inteligencia Artificial, para resolver determinadas pistas. A Sandra la vemos por primera vez en un edificio de oficinas en Madrid mirando hacia el horizonte, y pronto descubrimos que renunció a una brillante carrera profesional en una multinacional tecnológica para regresar a Liérganes (Cantabria) y dedicarse a su hijo de seis años Daniel, aunque a lo largo de la serie casi nunca la vemos ejerciendo de madre. 

El regreso de Sandra ha supuesto una decepción para su padre Tello Ortiz (Karra Elejalde), un agente de la UCO retirado de 61 años y al que recientemente han diagnosticado un principio de demencia senil. La investigación sobre la aparición del cadáver de Juliana, que parece haber tenido una "segunda muerte", y un posterior asesinato se convierte en una forma de mantener vivas sus capacidades antes de que la enfermedad comience a hacer desaparecer sus recuerdos, y también una cierta reconexión con su hija Sandra, para la que nunca ha sido un padre cercano. El otro vértice de la historia es Castro Sañudo (Joel Bosqued), padre del hijo de Sandra, que permanece en prisión después de haber sido condenado a siete años por tráfico de drogas. Su salida de la cárcel y el intento de conectar con su hijo Daniel, para quien resulta un desconocido, no consigue dar cierta profundidad a un personaje que simplemente parece ser utilizado como un elemento conveniente para determinados recursos de guión. Porque, efectivamente, Segunda muerte es un thriller que utiliza los frecuentes giros de guión para tratar de mantener la atención del espectador, especialmente a partir del tercer episodio, que obliga a los protagonistas a implicarse más en una investigación paralela a la que llevan a cabo los guardias civiles Irene Puebla (Paula Morado) y Juan Navarro (Antonio Navarro). Pero la serie comparte algunos de los problemas que tenía la trilogía de La caza. Monteperdido, especialmente una tendencia a complicar tanto la trama que en realidad nunca parece enfocada en un camino concreto.

El guión de Agustín Martínez e Isa Sánchez, que también ha participado en la miniserie Ni una más (Netflix, 2024), se enfoca en la relación entre Sandra y su padre Tello, pero los personajes nunca se sienten lo suficientemente desarrollados. Hay una cierta tendencia a utilizar algunos elementos de una manera conveniente, como el diagnóstico de demencia senil de Tello, que tiene importancia o no dependiendo de lo que sirva a la trama, y que nunca parece tener demasiada trascendencia dentro de la historia, sobre todo porque hay algunos aspectos del personaje que resultan demasiado previsibles. En Segunda muerte permanece una línea temática principal en torno a la relación entre los padres y los hijos: Tello respecto a Sandra, Castro respecto a Daniel o el regreso obligado de Claudia Cobo (Aria Bedmar), otro personaje conveniente con escaso desarrollo, en relación con su padre, el doctor Cobo. Pero siempre es el thriller el que empuja la historia, obligando a los personajes a tomar decisiones que están más impulsadas por avanzar la trama policíaca que por la coherencia de sus acciones. En un momento de la historia, los protagonistas siguen los consejos de Tello, que no parece el personaje más confiable teniendo en cuenta su diagnóstico de demencia senil pero, como decimos, este elemento se utiliza por conveniencia. De manera que el thriller acaba predominando como género y enturbiando el drama, sobre todo debido a una cierta obsesión por acabar todos los episodios en cliffhanger. Georgina Amorós interpreta de una manera convincente a su personaje, aunque Sandra sufra cierta falta de desarrollo, mientras que Karra Elejalde aporta algunos matices a Tello, un poco en modo Jonás de Kepler Sexto B (Alejandro Suárez Lozano, 2023), pero peor dirigido. En los últimos años, los escritores españoles han adoptado una cierta apropiación de género haciendo que sus protagonistas sean femeninos, sobre todo por razones de marketing, pero adoptando una mirada androcéntrica en la descripción de éstos. Segunda muerte sigue esa tendencia sin poder evitar la sensación de que Sandra no tiene tanta consistencia como personaje, lo que desemboca en un thriller que pierde por el camino las posibilidades que proponía en su planteamiento. 


Tor se puede ver en 3Cat y se estrena en atresplayer el 23 de junio. 
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Películas mencionadas: 

As bestas se puede ver en Netflix.
Saben aquell se puede ver en Movistar+. 
Soltera y madre en la vida y Desmadre incluido se pueden ver en Filmin y Prime Video. 
La tonta del bote se puede ver en Movistar+. 
La llamaban La Madrina se puede ver en FlixOlé. 
Una pareja... distinta se puede ver en FlixOlé y Movistar+. 
De perdidos a Río, Un hipster en la España vacía, Matusalén y La habitación de Fermat se pueden ver en Prime Video. 


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