Nuestro repaso a las series centradas en investigadores internacionales, se enfoca en esta ocasión en algunas producciones que no están protagonizadas por inspectores de policía o detectives privados, sino por periodistas, ese llamado cuarto poder que en muchas ocasiones ha realizado incursiones destacadas en los entresijos de la política y la sociedad. En la última serie del guionista Jack Thorne, habla de periodistas investigando prácticas ilegales de otros medios de comunicación en Gran Bretaña, mientras que en otra historia, una periodista amateur se adentra en las consecuencias del pasado dentro de una pequeña comunidad de Gales. También hablamos de la última adaptación del comisario Jules Maigret que creó George Simenon, de dos producciones peculiares que provienen de Corea del Sur y Alemania, y de dos series británicas: una que recupera a un investigador procedente de la literatura que ya tuvo su serie hace años y otra que, a pesar de sus buenas críticas, permanece inédita en España.
Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
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The hackLondresReino Unido-Australia, 2025 | Miniserie, 7x50' | ITV/Stan | ★★★☆☆Creada por Jack ThorneDirigida por Lewis Arnold |
El canal británico ITV ha asumido su condición de medio de servicio social para rescatar algunos de los escándalos de la sociedad británica en miniseries como Mr. Bates contra Correos (Movistar Plus+, 2024) o Contra la ley (Filmin, 2025), que tienen relación con la búsqueda de justicia. Reuniendo a un equipo habituado a este tipo de historias de denuncia, con Jack Thorne como guionista y Lewis Arnold como director, The hack (ITV, 2025) aborda los entresijos del mundo del periodismo para advertir sobre el uso de métodos controvertidos para vender periódicos. La historia tiene relación con las escuchas ilegales que llevó a cabo el periódico News of the World, propiedad de Rupert Murdoch, cuya revelación acabó con el cierre de este rotativo en 2008. Pero la denuncia sobre la corrupción en el periodismo sigue siendo actualidad: otro de los periódicos de la familia Murdoch, The Sun, se enfrenta habitualmente a denuncias de acoso y persecución ilegal por parte de actores como Hugh Grant, que llegó a un acuerdo económico el año pasado para no continuar con su demanda. The Sun también estuvo salpicado por las escuchas ilegales, pero en 2014 durante un juicio penal se declaró inocente a su editora Rebekah Brooks. El periódico utiliza habitualmente una estrategia legal para llegar a acuerdos de indemnización millonarios y así evitar ser investigado y juzgado en los tribunales. Al comienzo de esta miniserie, el periodista Nick Davies (David Tennant) acude a un programa de televisión para presentar su libro Flat Earth news (2008), advirtiendo sobre la deriva de la prensa británica: "La lógica del periodismo ha sido eclipsada por la lógica de la comercialidad", afirma. Posteriormente publicó otro libro, Ataque al Imperio (2014, Ed. RBA Libros), del que la serie toma parte de su título original, Hack attack, que ahora se ha reeditado en Gran Bretaña. Jack Thorne, que acaba de ganar dos premios Emmy por la miniserie Adolescencia (Netflix, 2024), es uno de los guionistas que mejor estructura sus historias, y en este caso propone siete episodios que en los primeros alterna dos tonos completamente distintos para contar dos investigaciones aparentemente desconectadas. News of the World (T1E1) cuenta cómo el periodista del periódico The Guardian es informado por un confidente apodado Mr. Apollo (Adrian Lester) de la práctica habitual de escuchas telefónicas ilegales por parte de periódicos sensacionalistas como News of the World, propiedad del magnate Rupert Murdoch (Steve Pemberton). Tiene un tono divertido, con rupturas de la cuarta pared en las que Nick Davies interpela directamente al espectador, para describir de una forma entretenida un relato que podría ser demasiado confuso, con nombres que se relacionan y que, sobre todo para los espectadores no familiarizados con la historia, resultan desconocidos. Esta narrativa se intercala con una investigación policial que comienza en El asesinato de Daniel Morgan (T1E2) con la detención del inspector David Cook (Robert Carlyle), para retroceder hasta 2002, cuando estaba investigando el asesinato del detective privado Daniel Morgan en 1987, lo que será el origen de una operación de escuchas encubiertas. Aunque uno de los sospechosos fue su socio Jonathan Rees (Andrew Whipp), cuya empresa Southern Investigations recibía pagos millonarios de News of the World, el caso no ha sido resuelto. La trama de David Cook se cuenta desde una narrativa más dramática, y aunque podría parecer menos atractiva que la principal, es bastante más clara y permite a Robert Carlyle componer un personaje cansado y decepcionado que es uno de sus mejores trabajos en los últimos años.
Hay que decir que The hack tiene uno de los más originales y divertidos resúmenes de los anteriores episodios que hemos visto últimamente, el habitual "Previously on The Hack". Aunque parezca que dividir la historia en dos investigaciones contadas en tonos diferentes podría resultar confuso y desequilibrado, el episodio Downing Street 10 (T1E5), las enlaza consiguiendo que el tono desenfadado del personaje de Nick Davies no contradiga el más serio de David Cook. Ambos han colaborado juntos antes, y la operación de escuchas encubiertas se acaba extendiendo a un uso poco apropiado, principalmente para espiar a personaje famosos y políticos cuyos secretos formaron parte de las exclusivas de News of the World y The Sun. La relación de Nick Davies con su editor Alan Rusbridger (un excelente Toby Jones a pesar de su peluca extraña), que apoya su investigación como ejemplo de periodismo independiente, aunque pueda suponer problemas para The Guardian, es uno de los soportes principales de la serie, al estilo de Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976). Mientras las implicaciones del periódico en los teléfonos pinchados se extienden a personajes famosos como Sienna Miller (Georgia Jay), la única que toma la decisión de confrontar a News of the World, y también tiene ramificaciones más abyectas como el hackeo del teléfono de una adolescente secuestrada, que comienza a investigarse en El móvil de Milly (T1E6). The hack juega con el doble significado de la palabra en inglés, que se refiere a hackear pero también a cortar, presentando a Nick Davies mientras prueba diferentes formas de comenzar a contar su historia, y ese tono juguetón proporciona agilidad pero no contribuye a hacer menos confuso el relato. El guión trata de abarcar tantos aspectos de la investigación que la información resulta a veces abrumadora en su exposición de acontecimientos y conexiones. También tiene una cierta tendencia a los comentarios irónicos que suenan como frases dogmáticas, y a una idealización de sus personajes, especialmente en el caso de Nick Davies, del que se hace alguna referencia a su infancia para explicar su tendencia a confrontar los abusos de poder, en un recurso demasiado tosco y fácil para un guionista como Jack Thorne. La serie plantea la complicidad de la sociedad británica y los estamentos de poder cuando muestra cómo el editor de News of the World, Andy Coulson (Mark Stobbart), acaba trabajando como director de comunicaciones del Partido Conservador durante el gobierno de David Cameron. Pero en su defensa del idealismo de un periodismo independiente, en una investigación que no recibió atención de otros medios durante mucho tiempo, The hack toma decisiones problemáticas que difuminan su pretendida representación de la realidad para establecer un sentido de la justicia y la verdad que parece más una imposición que una exposición.
Recientemente se ha estrenado en España la serie galesa La jueza Lewis (Filmin, 2024), que se desarrolla en la ciudad de Newport, aunque está rodada en inglés. Pero incluso las producciones habladas en galés están consiguiendo repercusión internacional, como hace unos años logró la miniserie No apagues la luz (S4C, 2022), que fue adquirida por Channel 4 para su estreno en Inglaterra y AMC+ para algunos mercados internacionales como España, aunque actualmente ya no está disponible. Aquella propuesta se desarrolló con un rodaje en dos versiones, galés e inglés, una práctica habitual en las producciones galesas que en España se ha realizado recientemente con el thriller juvenil vasco Desaparecido (Pr1meran/Netflix, 2025), en el que las escenas también se rodaron tanto en euskera como en español. Varios años después, la creadora Regina Moriarty ha recuperado el lugar donde se desarrollaba la historia de No apagues la luz, el pueblo ficticio galés de Llanemlyn, para contar otra investigación en la que únicamente repite el personaje de la periodista Caryl Huws (Siân Reese-Williams), que no era la principal protagonista de la serie. En este sentido, se podría considerar Y Golau: Dŵr (Still waters) (S4C, 2025) como un spin-off más que como una segunda temporada, y de hecho funciona como una miniserie independiente. En este caso, el regreso de Caryl al pueblo tiene relación con un reportaje en torno a la ampliación prevista de un embalse para llevar a cabo una reurbanización de la zona, contra la que se manifiesta un grupo de activistas ecologistas. La historia se repite, porque años atrás, en 1995, la construcción de una cantera también provocó manifestaciones de protesta, que acabaron con la muerte del joven activista Llŷr (Ieuan Evans), cuyo principal acusado fue su primo Rhys Owen (Mark Lewis Jones). En la actualidad, el regreso de la aspirante a periodista coincide con la salida de la cárcel de Rhys quien, debido al mal estado de salud de su padre, también se ve obligado a volver a una comunidad en la que muchos vecinos se niegan a saludarle o a servirle en un bar. El principal impulsor de la ampliación del embalse es el empresario Robert Davies (Robert Glenister), cuya nieta Mabli (Maeve Courtier-Lilley) se encuentra entre los principales manifestantes contrarios a ella, siguiendo el activismo de su madre Eve Davies (Nia Roberts), que en los noventa mantenía una relación con Rhys y su primo. Esta historia conecta con acontecimientos reales que han ocurrido en Gales, como la inundación del valle de Trywweryn para crear el embalse de Llyn Celyn en 1965, a expensas de la comunidad de Capel Celyn.
Aunque la historia se desarrolla en una localidad ficticia, ésta se encuentra representada principalmente por el entorno de Llandovery, una pequeña ciudad de 2.700 habitantes situada en el condado de Carmarthenshire, donde se ha rodado la serie. Con un paisaje menos grisáceo que contrasta con la habitual imagen de los thrillers ambientados en Gales, el condado se ha enfrentado en las últimas décadas a un descenso progresivo de los habitantes que hablan la lengua galesa, con solo un 39,9% de la población en la actualidad. Aunque con menos contundencia dramática, el planteamiento de la historia puede recordar en algunos momentos a Sherwood (RTVE Play, 2022-) en cuanto a la reconstrucción de un acontecimiento del pasado que tiene relación con los conflictos internos de una sociedad que se enfrenta a las consecuencias de la transformación industrial. La cobertura que decide hacer Caryl Huws en torno a las protestas ecologistas se cruza con descubrimientos que tienen relación con el asesinato de Llŷr, mientras se amplía la mirada para ofrecer un retrato más comunitario de los habitantes de la zona. Eve Davies mantiene una relación íntima y secreta con el joven Hari Breckon (Tom Rhys Harries), el mejor amigo de su hija Mabli, lo que tiene consecuencias para el desarrollo de la historia, mientras Rhys descubre algunas implicaciones de su padre Bryn (Wyn Bowen Harries), ahora enfermo, en un atentado que se produjo en 1995. Al comienzo, Caryl es una presencia observadora que mira desde la distancia, como una especie de forastera, pero progresivamente se involucra en la ciudad y en las repercusiones de la investigación periodística que está llevando a cabo, mucho más trascendente que una historia personal, como le dice Rhys: "Caryl, esta historia no es sobre ti, sobre mi o sobre cualquier otro. Es sobre esta ciudad, esta comunidad. La gente tiene que saber qué ocurre cuando decisiones como la de Nantwen se dictan desde "arriba". Has visto el dolor que puede provocar". De manera que Still waters mezcla un desarrollo narrativo de thriller con una perspectiva que aborda las transformaciones sociales en las comunidades rurales galesas, y se podría decir que lo hace con mayor acierto que su predecesora No apagues la luz. También se beneficia de un buen reparto en el que destacan Nia Roberts y Mark Lewis Jones, que han trabajado juntos en otras series como Hidden (S4C, 2018-2022) o Los crímenes de Port Talbot (Acorn tv, 2023).
Hay personajes tan recurrentes en el cine y la televisión que cada época tiene su particular interpretación, y sin duda el comisario Maigret es uno de ellos, creado originalmente por el escritor George Simenon (1903, Bélgica-1989, Suiza), que posiblemente sea uno de los investigadores más veces llevado a la pantalla. La primera versión se produjo dos años después de que naciera el personaje en la serie de novelas cortas escritas para la revista Détective en 1930. La noche de la encrucijada (1931, Ed. Tusquets Editores) fue adaptada en la película La noche de la encrucijada (Jean Renoir, 1932), con el hermano del director, Pierre Renoir, interpretando al comisario. Después ha sido encarnado por actores como Jean Gabin, Charles Laughton, Richard Harris, Michael Gambon, y más recientemente Rowan Atkinson en una serie y Gérard Depardieu en una película. Y para el año que viene está previsto el estreno del largometraje Maigret et le mort amoureux (Pascal Bonitzer, 2026), con Denis Polalydès dando vida al comisario francés. Sin embargo, hay unanimidad en considerar como la mejor versión del personaje la que interpretó Bruno Cremer en la serie francesa Maigret (France 2, 1991-2005). La última adaptación en formato procedimental ha sido producida por Playground para el canal público norteamericano PBS, y tiene dos características que no son tan peculiares como podría parecer: está rodada en inglés y se desarrolla en la actualidad. Porque en realidad, se han producido más versiones británicas del personaje que francesas o belgas, cuatro series en total, y la mayor parte de las adaptaciones se han desarrollado en la época en la que se filmaron, e incluso las que recrean el pasado no reflejan el año de publicación. En total fueron 75 novelas y 28 relatos publicados entre 1930 y 1972. Maigret (PBS, 2025) está ambientada en París, aunque la mayor parte de la serie se rodó en Budapest, lo que a veces le da una textura demasiado aséptica a la representación de la ciudad, en unos exteriores que se filman en planos cortos y con recreaciones de un entorno francés. De hecho, los titulares de las noticias o los textos de los documentos se muestran en francés, no en el inglés en el que hablan los personajes. Pero en este sentido la serie parece olvidar que las características del protagonista no solo surgen de su personalidad, sino también de su entorno. Jules Maigret es tal como es, no únicamente por sus características psicológicas, sino también por la emblemática comisaría del número 36 de Quai des Orfèvres y por los bocadillos y la cerveza que toma en la cercana Brasserie Dauphine entre los interrogatorios. Hay una atmósfera alrededor del personaje que en la nueva adaptación se pierde entre una comisaría moderna y unos escenarios poco característicos. Pero al mismo tiempo, esta escasa reverencia al personaje provoca que la adaptación se permita cambiar elementos sin demasiado remordimiento, lo que también puede ser bueno. El creador de la serie, Patrick Harbinson, que viene de producir thrillers como 24 (Disney+, 2001-2010), Homeland (Disney+, 2011-2020) o La torre (HBO Max, 2021-2024), afirma no haber visto ninguna de las adaptaciones que se han hecho anteriormente, de manera que llega a la serie con una mirada parecida a la de muchos espectadores.
El formato que ha estrenado PBS a través de su colección Masterpiece Mystery! es de seis episodios de 45 minutos, con tres casos divididos en dos partes cada uno, por lo que podrían ser tres episodios de 90 minutos, y adaptan directamente obras originales de George Simenon. La primera investigación, The lazy bugler (T1E1-2), está basada en la novela Maigret y el ladrón perezoso (1961), que ya fue adaptada en el episodio 81 de la serie Les enquêtes du commissaire Maigret (ORTF, 1967-1990), con Jean Richard como protagonista. No dedica mucho tiempo a presentar a Jules Maigret (Benjamin Wainwright), al que ya encontramos como nuevo inspector jefe de La Crim, la unidad de delitos graves de la Policía Judicial de París, enfrentado a varios robos de bancos que apuntan en una dirección, aunque él tiene la certeza de que están relacionados con el delincuente Honoré Cuendet (Waleed Elgadi), lo que provoca su primer enfrentamiento con la fiscal Mathilde Kernavel (Nathalie Armin). Es un inspector más metódico que el original, pero al mismo tiempo se deja llevar por su instinto y por su lógica interna, y aporta un cierto toque de ironía que le hace un poco más cercano. El retrato de su esposa Louise Maigret (Stefanie Martini) no es el de una ama de casa que le espera en el hogar, aunque sigue siendo su confidente, pero resulta más activa, trabaja como enfermera psiquiátrica y a veces, como en la segunda investigación, también se implica en el caso. Maigret's failure (T1E3-4) adapta la novela Un fracaso de Maigret (1956), que fue llevada a la pantalla con el título Death of a butcher (T2E3) en la serie Maigret (BBC, 1960-1963), protagonizada por Rupert Davies, y también en las versiones de Jean Richard y Bruno Cremer. Es un caso destacado, porque presenta a Maigret cometiendo el error de no tomar en serio las amenazas de muerte que ha recibido el empresario millonario Ferdinand Fumal (Danny Kirrane). Ambos se conocieron en la infancia, pero esta adaptación propone una perspectiva interesante: mientras en la novela el joven Maigret sufrió el acoso de Fumal, en la serie es Maigret quien ejercía acoso escolar sobre Fumal durante su infancia. También se revela en el plano familiar que Louis y Maigret tienen dificultades para concebir un hijo, una novedad que ayuda a darle un tono más contemporáneo. En este doble episodio, el personaje comienza a consolidarse, pero más que como una adaptación de Jules Maigret, como un inspector jefe al estilo de los que hemos visto en muchas series británicas actuales. De hecho, a veces es fácil olvidar que se desarrolla en París porque no se incluyen demasiados lugares reconocibles.
La última investigación, Maigret comes home (T1E5-6), adapta la novela El caso de Saint-Fiacre (1932, Ed. Acantilado), que es una de las más recurrentes en la pantalla, desde la película Maigret en el caso de la condesa (Jean Delannoy, 1959), una de las que interpretó Jean Gabin, hasta la serie Maigret (Granada Television, 1992-1994), con Michael Gambon. Estos dos últimos episodios, dirigidos por David Evans, funcionan con una estructura más cercana a un largometraje de 100 minutos, planteando una historia compleja que comienza con el asesinato de Antoine Batille (Áron Forrai) en una calle oscura de París, y que acaba implicando a Maurice de Saint-Fiacre (Freddy Carter), hijo de la condesa Sophie de Saint-Fiacre (Rachel Shelley), la localidad en la que pasó su infancia Jules Maigret. La investigación le lleva de regreso a su antiguo hogar, donde se enfrenta de nuevo a los años en que un adolescente Jules Maigret (Anders Olof Grundberg) era educado por su padre (Ralph Berkin). Con una textura cinematográfica, la salida de París al ficticio pueblo de Saint-Fiacre permite que la serie respire con más secuencias en exteriores, y se acerque a temas personales relacionados con el protagonista. Maigret mantiene una dinámica bastante creíble en la resolución de los casos, aunque muchas veces surjan de deducciones que solo están en la cabeza del inspector, y funciona como un procedimental solvente aunque pierda parte del espíritu y la atmósfera del personaje original. A pesar de que la televisión pública PBS se encuentra en una crisis de financiación, acosada por la presión política de la administración norteamericana, que ha retirado la contribución estatal, la serie había sido renovada para una segunda temporada, que ya se está desarrollando.
Una de las propuestas más sorprendentes de los últimos meses ha sido esta producción coreana que se estrenó en noviembre del año pasado y posteriormente ha sido distribuida internacionalmente por plataformas como Kocowa y Netflix en algunos territorios. Doubt (MBC TV, 2024), también conocida como Such a close traitor y como Traición cercana en Latinoamérica, es un thriller psicológico que plantea una historia intrigante protagonizada por Jang Tae-su (Han Suk-kyu), un reconocido perfilador de la policía y pionero en el análisis de la conducta criminal en Corea del Sur. Cuando participa en la investigación de un asesinato, comienza a tener dudas sobre la posible implicación de su hija Jang Ha-bin (Chae Won-bin), que había estado relacionada con la víctima. El comportamiento distante y a veces desafiante de ella, contribuye a acrecentar estas sospechas, pero plantea una incertidumbre en el perfilador, que se debate entre compartir su teoría con el sargento Lee Eo-jin (Han Ye-ri) o bien ocultarla, convirtiéndose en cómplice en el caso de que su hija haya sido partícipe en el crimen. Ambos mantienen una relación distanciada desde que viven juntos, tras la separación de su esposa Yoon Ji-su (Oh Yeon-soo). La familia se ha enfrentado al trauma de la muerte de su hijo menor, que murió en una caída por un acantilado, que Tae-su siempre ha sospechado que pudo ser provocada por su hermana, sometiéndola a interrogatorios en su habitación que en muchas ocasiones eran interrumpidos por su ex-esposa. La serie nació como un proyecto ganador en la convocatoria de guiones de 2021 organizada por el canal MBC TV, en el que la historia escrita por Han Ah-young convenció al jurado, entrando en desarrollo y producción durante tres años. Es especialmente interesante esta disyuntiva entre el deber como profesional y el deseo como padre que se plantea en el protagonista, interpretado con profundidad por el reconocido actor Han Suk-kyu, que este año ha estrenado otras serie, la comedia Shin's project (TVING, 2025). La historia está contada desde el punto de vista de Tae-su, y por tanto como espectadores hacemos los mismos descubrimientos que él respecto a su hija y los acontecimientos que rodearon al crimen, lo que provoca que nunca tengamos la perspectiva global, sino solo la que se circunscribe al protagonista, incluso cuando ya está avanzada la larga temporada de diez episodios de sesenta minutos, con un último episodio que alcanza la hora y veinte. Esto puede parecer frustrante, pero la serie tiene una capacidad para crear una atmósfera inquietante, que plantea continuamente preguntas, de manera que nunca resulta repetitiva y permite la incorporación de giros imprevisibles.
Hay que advertir que Doubt es un thriller psicológico que utiliza en todo momento la creación de un ritmo pausado para componer una atmósfera particular. El director Yeon-hwa Song es absolutamente fiel a esta premisa y elabora composiciones de planos absolutamente impactantes que contienen información sobre la psicología de los personajes, desde perspectivas traseras hasta el uso de la cámara lenta y la cámara en mano, o la utilización de encuadres en los que los protagonistas se adentran en la oscuridad. Hay una gran expresividad en la planificación que refuerza el carácter psicológico de la historia, que describe la incertidumbre a la que se encuentra sometido el protagonista, mientras la espléndida banda sonora del joven compositor coreano Park Se-joon subraya esta sensación de aislamiento a través de un cuarteto de cuerdas y de composiciones minimalistas que enfatizan la pesadumbre que rodea a los personajes, marcados por el trauma del pasado. La actriz Chae Won Been, que interpreta a Jang Ha-bin, transmite una mirada que provoca distanciamiento pero también escalofríos, especialmente en la relación con su padre. Pero esta propuesta eminentemente cinematográfica, con una iluminación cuidada hasta el detalle de las sombras, puede resultar lenta si se busca una puesta en escena más dinámica. Y los diez episodios de la serie pueden resultar demasiados si el espectador no se involucra del todo en la cadencia de una narrativa sosegada, a pesar de que tenga momentos impredecibles. Doubt finalmente plantea cuestiones sobre la manera en que las personas diferentes pueden ser juzgadas por su comportamiento, y de hecho hay alguna posibilidad de que Ha-bin pueda encontrarse en el espectro autista, algo que no se aclara directamente en la serie pero que se puede deducir. La serie no plantea respuestas completas, a pesar de que su desenlace cierra buena parte de los arcos narrativos, pero mantiene algunas incertidumbres que contribuyen a que la experiencia sea mucho más desafiante. No hay una resolución sencilla, sino que se apuesta por permitir al espectador que tome sus propias decisiones sobre determinados aspectos de la historia, lo que la convierte en una propuesta mucho más adulta y compleja.
El hecho de que esta miniserie esté basada en un libro de no ficción indica el punto de vista de la investigación que describe. El autor Walter Roth, que había sido portavoz de la policía durante la formación de una comisión especial que investigó el asesinato de varias jóvenes en 2016, se basó en este caso para escribir el libro SOKO Erle: Der Mordfall Carolin G. (2020), que ahora ha sido adaptado a la pantalla. Pero la serie transcurre en el pueblo ficticio de Buchingen, que se encuentra situado cerca de Brisgovia, en la región de Waden-Wurtemberg junto a los valles de la Selva Negra. La zona está considerada como la capital ecológica de Alemania, especialmente la ciudad de Friburgo, porque al contar con un clima generalmente templado y ser la zona donde más horas de sol hay en todo el país, cuenta con importantes recursos de energía solar, incluso barrios enteros como Vauban, que se sostienen a través de placas solares en todos los edificios. Spuren (Huellas) (ARD, 2025) no es por tanto el típico thriller de atmósfera nórdica, fría y oscura, sino que transcurre entre paisajes montañosos y espacios abiertos. La primera víctima es Stefanie Berghoff (Lara Kimpel), una joven que practica footing y es interceptada en medio del bosque en el episodio Un pueblo está buscando (T1E1), siendo su marido Tobias (David Richter) el primer sospechoso. Pero a su asesinato se añade la muerte de otra joven, Josephine, que también es agredida cuando se dirigía a su casa en bicicleta tras el ensayo en un coro. Ambos asesinatos se producen en zonas cercanas, por lo que las dos investigaciones se adjudican a una Comisión encabezada por la oficial Barbara Kramer (Nina Kunzendorf), que actúa en colaboración con el policía local Thomas Riedle (Tilman Strauẞ). Los superiores de ambos quieren que los casos se resuelvan pronto, por lo que se forma un equipo de unas cuarenta personas, pero lo cierto es que ni siquiera está claro si ambos crímenes han sido cometidos por la misma persona, porque responden a modus operandis diferentes, y la intervención de muchos voluntarios del pueblo para buscar a Stefanie en los primeros días acaba entorpeciendo más que ayudando a la policía. Spuren es un policíaco tradicional que sin embargo se diferencia en el enfoque; no se centra en descartar posibles sospechosos, sino en la descripción del trabajo minucioso de la policía, que en muchas ocasiones se aleja de los habituales interrogatorios para realizar una labor de oficina, comparando muestras de ADN o visionando cientos de horas de cámaras de seguridad. Esta forma de plantear la investigación desde una mirada más realista la hemos visto en series como la danesa The investigation (TV 2, 2020), la británica Los crímenes de Port Talbot (Acorn tv, 2023) o la sueca El rastro (Netflix, 2025). Pero este concepto presenta una labor de equipo más que la figura de un investigador solitario, y en muchas ocasiones Barbara Kramer funciona como una coordinadora desde su oficina más que como una investigadora que actúa sobre el terreno.
Este tratamiento casi documental no elimina la tensión de la investigación, que está reforzada por la constante presencia del paso del tiempo, no solo por algunas actuaciones a contrarreloj sino también por la indicación constante de los días que han pasado desde que ha comenzado la labor de búsqueda. Y refleja la capacidad de sacrificio de los miembros de este equipo, en un compromiso que les lleva a dedicar horas a repasar en el ordenador, de manera manual, los datos de 50.000 empleados de una compañía para detectar alguna anomalía que encaje con las fechas en las que se cometieron los asesinatos. Spuren, que se ha estrenado en Australia y Gran Bretaña bajo el más convencional título The Black Forest murders, no se apoya en las persecuciones o el trabajo de campo exclusivamente, sino que se detiene en los detalles y la posibilidad de que cualquier dato consultado pueda descubrir una nueva pista cuando se ha repasado más de una vez, o cómo circunstancias medioambientales como la llegada de polvo sahariano a la atmósfera de la ciudad en un día concreto, puede servir para descartar a algún sospechoso. Pero también afronta, dentro de su perspectiva realista, los problemas presupuestarios y de jurisdicción a los que se enfrenta la policía: en el episodio Lluvia de sangre (T1E3), los dos agentes alemanes establecen una colaboración con el policía austríaco Marcel Hanschitz (Carl Achleitner) porque es posible que un asesinato ocurrido hace cuatro años en Austria pueda tener alguna relación con el caso que investigan. Pero se sienten impotentes porque no pueden recibir toda la ayuda que necesitan, ya que en aquel país el caso ha sido cerrado. Y cuando llega el día 101 de la investigación, reciben la orden superior de desmantelar la Comisión SOKO porque no ha alcanzado resultados claros en la investigación. Estos elementos sirven para que la serie mantenga el suspense a pesar de que tenga un enfoque más realista, y realmente nunca pierde el interés del espectador, especialmente en La noche más larga (T1E4), un buen episodio de tensión a cargo del experimentado director Stefan Krohmer (1971, Alemania), que se encarga de toda la temporada. En cierto modo, el visionado de Spuren es como ver a una persona resolviendo un puzzle, encontrando piezas que encajen adecuadamente y descartando otras que no pertenecen a la imagen que se quiere crear. Pero es una propuesta lo suficientemente satisfactoria que nos acerca a una mirada más realista del trabajo policial.
Ya hablamos en nuestro anterior repaso a las series de investigadores, de la recuperación de un personaje protagonista de un procedimental recordado por los aficionados más veteranos, la nueva Bergerac (U&Originals, 2025), y en esta tendencia a volver a personajes basados en novelas que ya fueron adaptados a la pantalla, otra propuesta ha sido actualizar a los protagonistas de los libros de la escritora Elizabeth George (1949, Ohio). Desde su debut con Una gran salvación (1988, Ed. Jentas), la autora norteamericana ya presentó al inspector Lynley y a la sargento detective Barbara Havers en relatos policíacos que se desarrollan en Gran Bretaña, a los que ha dedicado más de una veintena de libros, el último publicado bajo el título Something to hide (2022). Aproximadamente la mitad de ellos fueron adaptados en las dos primeras temporadas de la serie Los misterios del inspector Lynley (BBC, 2001-2007), aunque en las cuatro temporadas siguientes se escribieron historias originales. Esto ha permitido un margen importante de novelas que pueden recuperarse para lo que podemos considerar un reboot del personaje, que actualiza las historias para situarlas en nuestros días pero manteniendo la esencia de sus protagonistas. Lynley (BBC/BritBox, 2025) aporta una nueva perspectiva en esta adaptación llevada a cabo por el veterano guionista Steve Thompson (1967, Inglaterra), que ha trabajado en series como Sherlock (Prime Video, 2010-2017) y Vienna blood (Movistar Plus+, 2019-2024), y recientemente fue el creador de la miniserie Prime target (Apple tv+, 2025). Con un formato de temporada corta de cuatro episodios, pero con una duración de una hora y media cada uno, la serie traslada a la pantalla investigaciones que provienen de las novelas originales, comenzando con A place to hide (T1E1), adaptación del libro El refugio (2003), que es el decimosegundo de la colección. De manera que la presentación del primer encuentro entre los dos protagonistas se lleva a cabo en una historia distinta a la de las novelas. La particularidad de estos personajes se encuentra en la diferencia social: Thomas Lynley (Leo Suter) es un aristócrata educado en Oxford, mientras que la sargento Barbara Havers (Sofia Barclay) es una policía de familia obrera de segunda generación de inmigrantes, lo que ofrece dos perspectivas diferentes respecto a la forma de abordar los casos. Lynley ha sido asignado al Equipo de Incidentes Mayores de Three Counties, que está dirigido por Brian Nies (Daniel Mays), un inspector jefe que en el pasado tuvo algún enfrentamiento con él, al que todavía guarda rencor, lo que utiliza en su actual puesto como su superior. La sensación que transmite Lynley desde el principio es que, viniendo de una familia aristocrática, su dedicación a la policía es más un capricho que una vocación, pero su perspicacia le convierte en un investigador especialmente hábil para resolver los casos.
La serie maneja bien la diferencia de criterio entre los dos personajes: Lynley es más directo y seco, y en algunas ocasiones no tiene reparos en saltarse los procedimientos policiales, mientras que Havers suele establecer una mayor cercanía con los interrogados para extraer información, y está más entregada a las normas policiales porque se ve obligada a justificar sus actuaciones por su género y por su procedencia. Lo que también influye en la percepción que tiene hacia Lynley como el ejemplo de una Gran Bretaña que impulsa a los privilegiados para allanarles el camino hacia cualquier puesto de responsabilidad. Él representa una especie de herencia social que le permite encontrar puertas abiertas en todo momento, un privilegio que está constantemente reflejado en los trajes caros que utiliza o en el coche deportivo que conduce. Pero conforme se desarrollan los casos sus diferentes estilos se revelan como complementarios, de manera que combinados permiten un acercamiento desde puntos de vista distintos, y Havers comprobará que Lynley puede llegar a ser un compañero comprometido y solidario. La serie sin embargo no llega a ser tan memorable como podría, perdiendo a veces la oportunidad de elaborar un desarrollo más profundo sobre los personajes, tanto los principales como los secundarios. A pesar de que algunos episodios se desarrollan en un trasfondo interesante, como en With no one as a witness (T1E4), que adapta el libro Sin testigos (2005), explorando una comunidad religiosa que ayuda a personas sin hogar, donde se comete un asesinato. Aunque se apunta cierto recelo de Barbara Havers respecto a la religión, hay poco desarrollo del tema. Incluso en el caso de Thomas Lynley, solo conocemos de su vida privada una relación que mantiene con Helen (Niamh Walsh), una agente inmobiliaria, que no parece demasiado relevante. Pero los episodios de 90 minutos permiten ampliar las historias y conducir a desenlaces muy diferentes de lo que parecen al principio, como en This body of death (T1E2), basado en el libro Cuerpo de muerte (2010), en el que la desaparición de Gemma Hastings (Eleanor O'Brien) parece un caso de acoso que sin embargo deriva hacia implicaciones familiares relacionadas con el pasado. Lynley reinterpreta al personaje con una actualización solvente, reforzada por el porte erguido del actor Leo Suter, al que hemos visto en Vikingos: Valhalla (Netflix, 2022-2024) y recientemente en La novia (Prime Video, 2025), aunque prioriza un mayor ritmo frente a una mayor profundidad en torno a los temas que aborda. A pesar de que la historia se desarrolla en localidades inglesas, la serie ha sido rodada completamente en Irlanda, algo parecido a lo que ocurría con Inspectora Ellis (Filmin, 2024-) o con Los Hardacre (Movistar Plus+, 2024)
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Karen PirieFife - Glasgow (Escocia) / La Valeta (Malta)Reino Unido, 2022-2025 | Temporadas 1-2, 3x90' | ITV | ★★★★☆Creada por Emer Kenny basada en los libros de Val McDermidDirigida por Gareth Bryn |
A pesar de que habitualmente las series de investigación británicas suelen llegar a España, quedan algunas asignaturas pendientes con títulos destacados inéditos, especialmente la veterana Unforgotten (ITV, 2015-), posiblemente la mejor serie de este género realizada en los últimos años, o Karen Pirie (ITV, 2022-), que acaba de estrenar su segunda temporada, realizada más de tres años después de la primera, que obtuvo una gran acogida de crítica y audiencia. La serie está basada en las obras de la escritora Val McDermid (1955, Escocia), que cuenta con varias colecciones dedicadas a investigadores como Karen Pirie, protagonista de seis novelas desde Un eco lejano (2003), que fue adaptada en la primera temporada, hasta Still life (2020). Todas se han editado en España, aunque en la actualidad solo está publicada La primera piedra (2018, Ed. Catedral). La autora está considerada como una de las representantes del denominado Tartan Noir, el género policíaco que se desarrolla en Escocia, y que tiene una textura caracterizada por cierta melancolía y oscuridad, abordando aspectos relacionados con las incertidumbres humanas, como la redención o la condenación, muy influido por autores extranjeros como Robert Louis Stevenson. Aunque Val McDermid considera como su novela preferida la obra Matar a un ruiseñor (1960, Ed. Lumen), escrita por Harper Lee, de la que estos días se publica en España una nueva edición. En la primera temporada, la sargento detective Karen Pirie (Lauren Lyle) es asignada a un departamento de casos fríos, investigaciones que no fueron resueltas en su momento y se han retomado por algún hallazgo nuevo. En realidad, es una forma de mantener ocupada a esta detective novata con cierta tendencia a la insubordinación, en un tipo de casos de los que no se espera que resuelva nada, y con un subordinado, el agente Jason Murray (Chris Jenks), al que todos conocen como Mint, más esforzado que aparentemente talentoso. Pero la dedicación de Karen Pirie es más intensa (y molesta) de lo que su superior Simon Lees (Steve John Shepherd) habría esperado, así que se producen ese tipo de enfrentamientos tan habituales en este tipo de historias. Lo interesante en este caso es que la serie no evita las consecuencias que provocan algunas de las decisiones que toma su protagonista, a veces perjudiciales para otras personas. Y eso hace que el personaje sea más complejo de lo que suele ser habitual, más alejada de la detective que tiene razón en todo. En la primera temporada, Karen Pirie se ocupaba de reabrir la investigación sobre el asesinato en 1996 de la camarera Rosie Duff, apuñalada tras una noche de fiesta en St. Andrews, que ahora ha vuelto a despertar la atención debido a un podcast presentado por Bel Richmond (Rakhee Thakrar), que pasa de ser una molestia a convertirse en una aliada. Los primeros sospechosos fueron tres estudiantes que habían acudido a esa fiesta, pero la detective descubre que la investigación original estuvo contaminada por un enfoque sexista hacia la víctima, en relación con su vida sexual, de la misma forma que su propio trabajo es infravalorado por una mirada condescendiente. Hay una escena en la primera temporada en la que Karen se encuentra en un ascensor rodeada solamente de hombres, que recuerda a la famosa escena de Jodie Foster en El silencio de los corderos (Jonathan Demme, 1991).
La serie tiene en sus dos temporadas una estructura de tres episodios de 90 minutos, que en algunas televisiones se divide en seis episodios de 45 minutos, pero se centra solo en un caso, de manera que el desarrollo de la investigación es lento e intrincado, desviándose a veces por ramificaciones que alcanzan un punto muerto, pero que reflejan algunos aspectos interesantes de las estructuras de poder dentro de la policía. La historia se desarrolla en un distrito ficticio que en la serie se denomina East Rotheswell Head, pero principalmente está rodada en la ciudad de Fife, el concejo unitario más habitado de Escocia, y en los alrededores de la ciudad de St. Andrews, entre ellos alguna zonas de castillos como Birkhill, donde se desarrolla parte de la primera temporada En la segunda temporada, los escenarios se extienden hasta Malta e Italia, aunque esta última también se rodó en las calles de Malta, que se ha convertido en un país recurrente para los policíacos ingleses, como Los misterios de Madame Blanc (Acorn tv, 2021-). Esta nueva temporada comienza con Karen Pirie ascendida como inspectora detective a cargo de la Unidad de Casos Históricos, ahora centrada en el secuestro sin resolver de la heredera petrolera Catriona Grant (Julia Brown) y su hijo pequeño Adam, que se produjo en 1984. Su abuelo Sir Broderick Grant (James Cosmo), por supuesto, tiene algunos secretos ocultos que podrían tener relación con el caso, y protagoniza algunos enfrentamientos con Karen Pirie que elevan la tensión de la investigación. La Unidad de Casos Históricos se ha ampliado con la incorporación de nuevos agentes como Isla Stark (Saskia Ashdown), que sirve al jefe Simon Lees como una espía para averiguar cuántas veces Karen Pirie se salta el reglamento para conseguir sus objetivos. La serie está llena de lugares comunes y convencionalismos del género policíaco, pero los utiliza con habilidad alrededor de un personaje principal que no es nada convencional. Karen Pirie puede ser en ocasiones muy impulsiva, mantiene en secreto su relación sentimental con el sargento Phil Parhatka (Zach Wyatt) y posiblemente es la detective que menos cuida su aspecto externo, vistiendo siempre con chaquetas que parecen varias tallas mayores y camisas poco favorecedoras. Aunque se esfuerza algo más en esta segunda temporada, nunca falta la riñonera que no combina con nada. Karen Pirie ha sido creada por la actriz Emer Kenny (1989, Inglaterra), a la que hemos visto en series como The curse (Channel 4, 2022), y que también se reserva el personaje de River Wilde, antropóloga forense y buena amiga de la protagonista. Se trata de un policíaco que funciona con la eficacia de los dramas bien escritos, sobre todo centrados en los personajes, aunque a veces pueda resultar algo torpe en la planificación de las persecuciones por las calles de Malta.
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Películas mencionadas (disponibles en la fecha de publicación):
Todos los hombres del presidente se puede ver en Filmin.
El silencio de los corderos se puede ver en Filmin, Movistar Plus+ y Prime Video.
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